Chile y el General Contreras Por el Sub

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Chile y el General Contreras
Por el Sub-Brigadier
Dada las distintas, y muchas veces erradas, interpretaciones que existen
en el Nacionalsocialismo Chileno acerca de lo ocurrido en NueStro país
durante los setenta y ochenta, la Revista Nuestra Voz quiere presentar su
postura frente a la figura de uno de los líderes patriotas que dedicó tantos años
a combatir el judeo-marxismo: el brillante Brigadier General don Juan Manuel
Contreras Sepúlveda. Da vergüenza ajena que ciertos "camaradas" critiquen la
obra del Gobierno Chileno (1973-1990) con una postura en nada diferente a la
de un comunista o un democretino. Nadie que se diga Nacionalsocialista sería
partidario del modelo económico que los Friedman Boys impusieron en
NueStra Nación, menos aún comparándolo con el cual NueStra Ideología sacó
a otra gran nación, Alemania, de un caos similar o peor al legado por el judío
S.A. Gossens. Pero fue justamente a ellos, a los secuaces de Friedman, a
quienes el General Contreras y esa suerte de Orden de Caballería que creó y
dirigió, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), combatió desde un
comienzo. Lamentablemente para el País, el General perdió esa batalla.
Manuel Contreras proviene de una familia de tradición castrense. Es uno
más de los Chilenos nacidos en una cuna militar que han dado tantas
satisfacciones a la Patria: Carrera, Bulnes, Baquedano, Viaux, Souper,
etcétera. Hijo y nieto de militares, de veteranos de la Heroica Gesta del
Pacífico, y hermano de un almirante de destacada participación en la
Liberación de 1973, al igual que él, el joven Contreras no dudó en seguir la
carrera militar. Pero, antes de eso, hay un revelador detalle que ningún
Nacionalsocialista puede dejar pasar: ya en su niñez en Osorno, el niño
Contreras admiraba los desfiles de la Hitler Jugend y del NSDAP-CHILE por las
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calles de esa ciudad. En la Escuela Militar, se distinguió por sus calificaciones y
méritos militares, obteniendo el cargo de Brigadier Mayor de una compañía de
reclutas, a los que forjó en una estricta disciplina prusiana imperante en
NueStro Ejército por esos años (Hoy, ya no estamos tan seguros). Desde sus
tiempos de cadete, el General Contreras demostraba esa personalidad
implacable y un duro carácter que no le hacía temblar la mano para dictaminar
sus órdenes. El puño acerado, empuñado e inflexible que se transformó en el
distintivo de la DINA, era en realidad el espíritu del General, creador y único
director que tuvo. Es bastante sugerente el parecido de este símbolo Chileno
con el de una de las divisiones SS, como hacemos notar al inicio de esta nota.
En su carrera de oficial del arma de Ingenieros, demostró unas
capacidades de mando y liderazgo y dotes de líder casi religiosas, lo que sería
fundamental para el espíritu de cuerpo que imperó en los cuatro años de esa
Hermandad Guerrera que fue la DINA. Gozaba de alto prestigio con sus
superiores, pero especialmente con sus subalternos, respecto de los cuales era
severo, exigente - sobre todo en los estudios -, pero de trato sencillo, afable,
campechano. Nunca exhibió prepotencia ni cólera; hablaba con voz suave y
serena compostura. Conocía a todos y cada uno de sus hombres, y a las
familias respectivas; y se ocupaba enérgicamente de solucionar los problemas
personales que les afectaran. Lo idolatraban. Por él, irían (y llegado el
momento efectivamente fueron) a cualquier parte. Aceptaban, incluso, que les
hiciese emplear sus horas libres en obras sociales: pintar una escuela,
construir un camino, etc. Siempre fue admirador de la Falange española cuyo
himno, Cara al Sol, lo impresionó enormemente por sus sones místicos,
cuando la escuchara en los funerales del Caudillo en España, en una formación
de miles de falangistas con sus camisas azules y brazo en alto en el Valle de
los Caídos. Se llegó a hablar de “Contrerismo” al interior de Ejército, por el
conflicto de lealtades que surgió entre sus hombres cuando la DINA llegó a su
fin, entre otros motivos, por la presión de Washington, la cual el Presidente
Pinochet no fue capaz de contrarrestar, lamentablemente. En más de una
ocasión, los seguidores de Contreras, “contreristas”, motivados por su lealtad,
pidieron al General que se tomara el poder. Pero Contreras jamás se rebelaría
contra la Junta, porque Su Honor se Llama Lealtad. Antes, durante la
desastrosa UP, destacó Contreras por la energía para mantener el orden
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contra viento y marea, fuesen la oposición (paro de los camioneros), las
fuerzas obreras pro-judío Gossens (allanamientos en busca de armas) o
quienes amenazaran la tranquilidad pública. En 1973, Manuel Contreras
Sepúlveda era Coronel de Ejército y dirigía la Escuela de Ingenieros, con sede
en el ex balneario de Tejas Verdes, Santo Domingo, a la boca misma del río
Aconcagua. Con gran rapidez, eficiencia, Patriotismo y con un actuar temerario
y decidido, su guarnición fue la primera de todo el país en controlar la situación
y neutralizar a la upelientería durante el Día de la Liberación Nacional.
Luego de la Liberación Militar del 11 de septiembre de 1973, se hizo
urgente un combate a fondo contra los antipatrióticos partidos de izquierda que
habían dado señas de cierta preparación militar. Esto había presentado
rápidamente un problema a las Fuerzas Armadas: los servicios de inteligencia
de cada rama actuaban con escasa coordinación. La necesidad de tener un
organismo centralizado, que respondiera directamente al poder político
ejecutivo y que pudiera recoger la información dispersa, se hizo evidente.
Ningún alto oficial puso objeción a ese diagnóstico en aquellos tensos días.
Enumerar los logros de la DINA sería largo. Basta recordar la
neutralización (casi desaparición) del MIR, los "guevaristas" del PS, dos
comités centrales del PC y tantos otros enemigos confesos de la Patria. En
esos años (1974-78), el General gozó una posición privilegiada y muy cercana
al Capitán General. Pero, lamentablemente, Contreras tenía los enemigos a su
costado y no de frente. Y estos adversarios terminaron por doblarle la mano al
Presidente Pinochet, el que siempre tuvo los intereses de CHILE por sobre las
individualidades, procediendo erradamente en este caso. Recalquemos que el
entonces coronel Manuel Contreras Sepúlveda fue el hombre más indicado
para dirigir la DINA. No tenía par ni en la Armada ni en la FACH, donde los
jefes de servicios de inteligencia no eran especialistas. Tampoco en el Ejército,
donde nadie superaba su innato don de mando y capacidad de organizar
servicios y redes de Inteligencia. Otro factor importante fue su lealtad al
Presidente Pinochet, la que mantiene hasta hoy, tras su condena en Punta de
Peuco. Un hombre así debe tener, y efectivamente tuvo, tantos enemigos como
amigos.
¿Quiénes fueron estos enemigos? Pues bien, un movimiento que se
había originado en la U. Católica, el gremialismo, se erigió desde un comienzo
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como el bastión civil del Gobierno Chileno, ante la poca preparación y escasez
de otras alternativas, como la nacionalista, que contaba con las lógicas
simpatías uniformadas. Estaban influenciados por el tradicionalismo español y
hasta sentían admiración por José Antonio Primo de Rivera. Quizás por
afinidad de clase, terminaron traicionando sus principios conservadores y se
alinearon junto a los Friedman Boys. Ambos grupos provenían, o eran afines, a
la clase alta. Recordemos que en CHILE alguna vez hubo aristocracia, de gran
actuación en tiempos de Portales y, más atrás, en el Proceso de
Independencia. Era de origen europeo, mayoritariamente castellano-vasco.
Pero ya a fines del siglo XIX, la clase dirigente se mutó en burguesía cada vez
más judaizada y las cabezas principales fueron los banqueros judíos Matte,
Ross, Eastman y Edwards, los mismos que sabotearon al autoritario y gran
Presidente don José Manuel Balmaceda. Volviendo a los gremialistas y
Friedman Boys, éstos pertenecían a esta clase, ya degenerada, y no tardaron
en aliarse. Constituyen la génesis de la actual UDI. Atrás quedaron los genes
guerreros vascones y godos. Fueron absorbidos por la savia marrana. El líder
gremialista, Jaime Guzmán, alguna vez bien inspirado, traía la traición en su
sangre: es nieto de una EDWARDS MATTE, doblemente “elegida”.
Este nuevo contubernio fue conocido como el sector “blando” del
régimen. Son los mismos que han renegado del Presidente Pinochet, que
hablan de “derechos humanos”, de “pluralismo”, de “tolerancia”, y todos esos
conceptos aparentemente buenos, pero estipulados textual o tácitamente en
los Protocolos de Sión, e implantados en el vocabulario popular por los
traidores a la Patria de siempre. Los aún fieles o agradecidos al Capitán
General son los militares de antaño, los veteranos del combate con los
marxistas, los nacionalistas y nosotros, los Nazis. Porque, a pesar de nuestra
aversión al libre mercado, Nuestro Honor se Llama Lealtad, y somos leales a
quien extirpó el cáncer judeo-marxista, reconstruyó Chile, implantó el orden y la
disciplina y levantó los sentimientos patrióticos en el pueblo: el Presidente
Augusto Pinochet Ugarte.
Jaime Guzmán fue la cara visible de la oposición “lateral” al General
Contreras. Sus motivos: las holocuentoides “violaciones de DD.HH.”, pero,
sobre todo, los intentos de la DINA de contrarrestar el modelo económico
judaico, a través de su Departamento Económico. Propiciaban una economía
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nacionalista tendiente al autarquismo, contraria a los Planes de Sión (Friedman
y sus secuaces). Guzmán reprochaba la “brutalidad” de la DINA. Es la vieja
postura cobarde y artera de algunos pechoños y obispos, que dejan el combate
a otros, para no ensuciarse las manos, y después critican, desconociendo el
rigor de toda guerra y enfrentamiento armado y revelando su poca hombría y
virilidad, tan presentes en NueStra ideología Nazi. Guzmán era célibe y
numerario del Opus-Judei, ese ente religioso de capitalistas judaicos,
abundante de Mattes, Délanos y otros descendientes de marranos.
Unos de los principios básicos sobre los que nuestro General formó la
DINA fue la Lealtad. Existen algunos antecedentes que señalan la práctica
entre miembros de la DINA de ritos guerreros míticos, como el uso de runas y
celebraciones de solsticios y equinoccios. Sabido es que la DINA intentó
agrupar a diversos grupos Nazis y nacionalistas chilenos para contrarrestar la
dañina influencia del sector “blando”, en consecuencia con la primera
declaración de principios de la Junta Militar de Gobierno que se declaraba
textualmente NACIONALISTA. El General contactó también a camaradas
extranjeros, de valerosas acciones en Alemania, Italia y España, para nutrir
nuestra escena nacionalista.
¿Es a este Militar Chileno, cuya labor es tan palpable y real, al cual
ciertos pseudo-Nazis ignoran, olvidan o, peor aún, rechazan? Mientras algunos
esperaban “el término de la Edad Oscura”, los hombres de la DINA arriesgaban
su pellejo combatiendo las huestes judeo-marxistas.
El General Contreras dio muchos años una lucha contra el poder judicial,
titereteado por la masonería, por los insólitos e injustos cargos del Caso
Letelier, ese doble agente y artero marxista que conspiraba contra CHILE. Tras
estar varios años recluido en un recinto militar ad-hoc (no corrió la suerte del
Gral. Viaux, a quien Contreras apoyó, tras el “Tacnazo”, cuando el mestizo
judío Frei lo encerró en la putrefacta cárcel pública), Manuel Contreras ahora
“goza” de un arresto domiciliario en un condominio, afortunadamente rodeado
de militares. Todavía le pena un proceso por la desaparición de David
Silberman Gurovich, un judío marxista nortino. Durante estos años, cada vez se
fue quedando más solo, todo por haber combatido por su Patria. Su Ejército, el
mismo de su familia por generaciones, lo ha olvidado. Sólo militares retirados,
como el valeroso General Eugenio Videla, siguen apoyándolo y defendiéndolo.
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Pseudo-nacionalistas, "camarellis" y autodenomimados "nacis" (ojo con la "c")
lo comparan en crueldad con el criminal Alessandri Palma, por los sucesos del
5 de septiembre. Lo he leído con estupor en algunos artículos. Una cosa es
crueldad cobarde y otra es eficiencia para combatir enemigos de la Patria. El
General Contreras es un Patriota, y no uno cualquiera. Ahí están sus obras, su
idealismo, su consecuencia. Lo han tratado de vincular a las drogas, a la
inmunda CIA (¡sus propios verdugos!) y han insultado a su familia. Chile le
debe mucho, al igual que al Presidente Pinochet. El General Contreras es de
los que combaten contra la usura, contra las entelequias judaicas como la
democracia, de los que admiran al Führer y a la Falange.
Finalmente, debo acotar que resulta lamentable la falta de respaldo de
las FF.AA. y la “derecha” hacia la DINA. Los logros del Gobierno Chileno se
deben en gran parte a la labor de limpieza realizada por la Dirección. El
problema presentado por la inferioridad de rango de Contreras con respecto a
los generales jefes de inteligencia de las F.F.A.A. fue casi insignificante si se
compara con la gran obra que la DINA realizó. Los problemas operativos entre
DINA y los otros organismos (Direcciones de Inteligencia, Investigaciones,
Carabineros, Comando Conjunto) fueron un obstáculo superable para una de
las misiones generales de estas corporaciones: derrotar al marxismo armado y
dejar que el país siguiera progresando.
La DINA aniquiló a los enclaves izquierdistas armados como PC, PS,
MIR, etc. Sin la DINA, el país no hubiera contado con la tranquilidad necesaria
para salir del hoyo en que se encontraba, luego del desastre de la U.P. Para
las F.F.A.A. y todo buen Chileno, los marxistas son “humanoides”, como los
definiría el Almirante Merino. Luego, no cabe defendérseles "derechos
humanos", ese nauseabundo caballito de Troya de la judería internacional.
Recordemos la famosa frase del general Leigh tras la Liberación Militar: “Hay
que extirpar el cáncer marxista”.
Pronto publicaremos la verdad sobre el caso Letelier. Hay mucho que
decir.
¡SALVE, GENERAL MANUEL CONTRERAS SEPÚLVEDA!
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