CAMPUS DE VERANO CAMPUS DE VERANO LÚDIC A LA VISTA ¿Todavía no has decidido qué hacer con tu hij@ este verano?, ¿o quizás ya has resuelto inscribir a tu hijo a un campus de verano pero no sabes cuál es la mejor opción?. ¿Estás preocupado porque tienes que trabajar y no has encontrado un campus de verano que sea lúdico-educativo y sobre todo que te inspire confianza?. Estao son muchos de los dilemas que comparten mamas y papas los meses previos a las vacaciones escolares. Hoy no voy a escribir con tecnicismos propios de una agencia de animación ni siquiera voy a hablar con la voz de padre/madre. Hoy voy a escribir como “antiguo usuario de un campus de verano”. Hoy me gustaría compartir con vosotros mi historia personal y ver si con ella puedo contribuir a arrojar luz sobre los beneficios que reciben los niñ@s al asistir a un buen campus de verano. ERASÉ UNA VEZ UN CAMPUS DE VERANO QUE ME HIZO MUY FELIZ Erasé una vez una época ya lejana donde los campus de verano se llamaban todavía campamentos infantiles. Era un tiempo donde casi todas las mamas eran amas de casa a tiempo completo, donde tener 3 o 4 hermanos era habitual, donde no existía el universo virtual de los video-juegos, consolas y tabletas. Pudiera parecer a primera vista que muchas cosas eran diferentes, pero en realidad la esencia era muy parecida: éramos niñ@s y compartíamos con los niñ@s de hoy las mismas características intrínsecas de esta etapa madurativa del ser humano: un gran excedente de energía, baterías inagotables para jugar, una mente prodigiosamente flexible para aprender, una sonrisa eterna en la cara y unos ojos inocentes a la hora de analizar la vida. Yo recuerdo que me mandaron a mi primer campamento de Verano (hoy campus de verano). Era un campus infantil residente, es decir que pernoctábamos allí. Nos reunimos niños y niñas de todas partes de España. No nos conocíamos de nada sin embargo al cabo de unos días ya nos jurábamos amistad eterna (tal era el grado de complicidad y juego que el Campus de Verano generaba). Y es que el programa del campus de verano era bien intenso. En pie a primera hora de la mañana y listos para una batería de divertidas actividades deportivas, bailes del mundo, manualidades, juegos de pista, ghymkhanas y veladas nocturnas Yo entonces no percibía nada más que el juego, sin embargo algo más profundo debieron idear los gestores del campus de verano pues quedaron grabados a fuego en mi mente slogans tan potentes como “compartir es vivir”, “el mejor amigo es aquel que nos hace mejores”, “abre tu tienda al mundo”, “aunque por fuera somos diferentes, todos somos iguales”… Recuerdo que en el campus de verano me enseñaron a respetar la naturaleza, a recoger papeles, a ser consciente del uso de los plásticos, a reciclar…Recuerdo que a través del juego por equipos me transmitieron lo importante de integrar a todos los compañer@s, a deducir que el trabajo por equipo es importante y que el resultado depende de la suma de los esfuerzos. En los campus de verano me premiaron por comportamientos que pasaban desapercibidos en el colegio como la creatividad, la tolerancia, el buen rollo y el compañerismo. Vaya por Dios, parece ser que ese campus de verano de 15 días me formó en VALORES que todavía hoy mantengo y que al final han resultado tan importantes o más como resolver una ecuación de segundo grado o saber la fecha exacta de la Revolución Francesa. Recuerdo que lloré amargamente el último día de mi primer campus de verano. Recuerdo que había hecho amigos de todas partes de España, que aunque habíamos pasado juntos dos semanas para mí eran colegas del alma porque habíamos compartido experiencias emocionantes ocurrían en mí día a día. que no Es verdad que la amistad se diluyo pronto. Era un tiempo sin móviles ni correos electrónicos y mantener el contacto implicaba el arduo trabajo de redactar a puño y letra y trasladarte a un buzón para mandar la carta física. Sin embargo estos amigos efímeros del campus de verano cumplieron su función. Ellos junto a los monitores y coordinadores del campus de verano me enseñaron, entre otras muchas cosas a: * Ser más autónomo y no depender exclusivamente de papa y mamá. * Sociabilizarme con otros niñ@s. * Desarrollar mi talento creativo. * Perder la vergüenza y atreverme a exponerme en público sin miedo a una mala nota o comentario. *Trabajar en equipo respetando e integrando a los demás miembros de mi grupo. Han pasado muchos años pero todavía me emociono cuando hablo de mi experiencia en mi primer campus de verano. A este siguieron muchos más. Fueron experiencias únicas, irrepetibles que me hicieron crecer jugando y demostrarme que la “letra con juego entra”. Quizás allí se plantó la semilla de mi amor por la animación infantil. Quizás la felicidad que estos campus de verano me generaron, hicieron que me sintiera obligado a duplicar esta experiencia y permitir que otros niñ@s la pudieran vivir. Con este espíritu más toda la técnica aprendida durante 15 años de trabajo en el mundo de la animación infantil, he planteado los Campus de Verano de Lúdic. Mi deseo, mi sueño es que tu hij@ pueda vivir en primera persona un campus de verano singular, una experiencia única llena de juego, diversión y educación en valores. Mi deseo es hacer feliz a tu hij@ como un día otros campus de verano hicieron conmigo. ¿Te gustaría que tu hij@ viviera una experiencia parecida a la mía? Si esa así llámame y estaré encantado de informarte sobre los detalles de los 6 campus de verano organizados por Lúdic para este verano 2016. Ya lo tenemos todo listo. Ya podemos decir “Campus de Verano Lúdic a la vista”.