Tan pronto el viajero entra al Casco Antiguo se siente latir la

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La Torre F&F, mejor conocida como “el tornillo”, todo un ícono de la ciudad.
más fuertes podrán degustar la comida panameña callejera a precios
muy económicos.
Después de caminar con el fuerte calor y la humedad en su máxima
expresión, el viajero debe buscar
La rana dorada, una cervecería artesanal que calmará su sed y le dará
más energía para recorrer las calles
que han sido declaradas patrimonio
de la humanidad por la UNESCO.
Preciosos balcones afrancesados
atestan los segundos pisos del
Casco Antiguo, entre tendederos
y objetos curiosos el explorador
queda extasiado por un mágico
surrealismo. Sin duda un paraíso
para fotógrafos y amantes de la alta
cocina, con una variedad infinita de
restaurantes, bares y heladerías
artesanales.
El Casco Antiguo está hecho
para explorarse a pie, siempre se
descubrirán rincones ocultos y algún restaurante con una propuesta
interesante. Un sitio que el viajero
no debe perderse es la Iglesia de
San José, que tiene un retablo bañado en oro, cuenta la leyenda que el
altar fue pintado de negro por unos
monjes para protegerlo del saqueo
de los piratas. El Teatro Nacional es
otro de los recintos que se deben visitar para admirar sus ricos detalles
arquitectónicos.
Una parada obligada es la exclusa de Miraflores, donde se puede
apreciar el canal de Panamá. Tiene
una longitud de 65 kilómetros y
cuenta con múltiples exclusas he-
Tan pronto el viajero entra
al Casco Antiguo se siente
latir la verdadera Panamá, lo
primero que llama la atención es el gran mercado de
mariscos con su imponente
vista de la bahía
Las ruinas de Panamá La Vieja
chas para elevar los barcos hacia el
lago Gatún y así acortar las distancias de navegación entre el océano
Pacífico y el mar Caribe, esta obra
es una maravilla de la ingeniería
naval. Su ampliación recién terminada le permite recibir barcos más
grandes y una mayor afluencia. Si
se sigue de frente por la carretera
852 se llega hasta Gamboa, una
pequeña aldea en medio de la selva
que se construyó para albergar a los
empleados de la zona del canal. Su
majestuosa entrada entre bambús
le da la bienvenida al viajero.
De regreso en Panamá se pueden visitar la ruinas de Panamá
La Vieja, vestigios de los primeros
asentamientos de la ciudad, y visitar su mercado de artesanías en
busca de las famosas “molas”; textiles coloridos con diversas formas
abstractas. Si aún le queda energía,
el viajero puede subir el cerro Ancón y disfrutar del atardecer con la
mejor vista de la ciudad. 
Instagram: @rafaelblando
Folclor en Punta Pacífica
SIGLO NUE V O
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