La plaza nacional Su historia Los gremios de comercio de la ciudad, se agrupaban ocupando los soportales de madera y adobe de la plaza. Es por ello que los arcos que constituyen los soportales llevan grabados los nombres de los antiguos gremios: el soportal de los tejedores de paños, el de los zuecos o el soportal del trigo. Aquí se administraba la justicia y se situaba la picota que fue destruida durante la Revolución y más tarde remplazada por una cruz. La ciudad estaba administrada por los Cónsules de la Casa Comuna situada en una esquina de la plaza. Las fachadas medievales de la plaza fueron devastadas por dos incendios en 1614 y 1649. Gracias a la generosidad del rey, dos años más tarde se aborda la reconstrucción, pero habrá que esperar hasta principios del siglo XVIII para que esté terminada. Esta vez, el arquitecto reconstruirá las dobles hileras de soportales con ladrillos así como las fachadas de las casas, todas ellas diferentes, diseñadas al gusto de los propietarios. La fachada norte cuenta con un cuadrante solar en el que figuran los meses del año. Los edificios son profundos y disimulan bonitos patios interiores que inundan de luz el interior de las viviendas. Hoy en día Recientemente se han llevado a cabo importantes obras de restauración, restituyendo a este harmonioso y homogéneo conjunto de fachadas, su caché de antaño. Desde hace muchos años, se viene desarrollando dentro la plaza un mercado cotidiano así como la Feria de Antigüedades. Durante la temporada veraniega, las altas fachadas de la plaza sirven de marco excepcional para la celebración de espectáculos.