Mauro Ferreira La contemporaneidad de la brasileña música Martinho da Vila 130 tambolireo de comparsas-afro como Olodum se fundieron con la cadencia del “reggae” y crearon el “samba-reggae”, ritmo que es célula-máter de la música genéricamente rotulada como “axémusic”. Analizada con preconcepto dentro de su propio país de origen, por ser producto de la inspiración de compositores negros, la “axé-music” tuvo su fuerza diluida en el Brasil por la industria fonográfica – que desgastó el repertorio de los compositores bahíanos en sucesivos y descuidados discos en vivo – pero su ritmo impera en las laderas de Bahía y el sonido de sus tambores retumba en los cuatro rincones del Mundo. Astros como Paul Simon y Michael Jackson ya reclutaron el tambolireo del Olodum. Y Daniela Mercury – la cantante que propagó con más énfasis la música bahíana a partir de los años 90 - desarrolla sólida y progresiva carrera internacional. Bahía aún da las cartas en el mercado nacional – si es tenido en cuenta el origen de íconos de la MPB como Caetano Veloso, Gilberto Gil y João Foto: Mario Thompson Fruto de la semilla tropicalista plantada en 1968, en movimiento liderado por Caetano Veloso y Gilberto Gil, la música brasileña contemporánea tiene hoy dejo universal. Referencia mundial del padrón estético desde que la “Bossa Nova” agregó al samba elementos del jazz, a partir de 1958, la música brasileña interacciona cada vez más con los sonidos universales sin perder sus características básicas. João Gilberto volvió al Carnegie Hall, en junio, para celebrar los 40 años del célebre concierto que popularizó en aquel escenario americano, en escala mundial, la vieja “bossa”, pero la MPB – sigla que sella la producción fonográfica nacional desde los años 60 – ya representa a los ojos del Mundo mucho más que el samba sincopado de João Gilberto, Tom Jobim y Cia. Tierra natal de João Gilberto, Bahía es también el mayor granero de esa interacción de la música brasileña contemporánea con el Mundo. Fue allá que el Gilberto, además del éxito popular de los intérpretes de “axémusic”, como cantante Ivete Sangalo – pero el dejo universal de la música brasileña, se hace oír en cada rincón del Brasil. En Recife, el fallecido Chico Science hizo historia en los años 90 cuando, a bordo de su grupo, la “Nação Zumbi”, reprocesó el “maracatu”, ritmo nativo, con lenguaje pop. Nacía el Mangue Beat, o Mangue Bit, como también es llamado el movimiento más influyente de la música brasileña en la última década. El remontar del éxito de Science, otros grupos profundizaron su receta – es el caso de “Mundo Livre S/A” – y la escena musical de Recife fue revitalizada, con el surgir de muchas bandas y repercusión en todo el Brasil y hasta en el exterior. Fenómeno semejante al de Pernambuco, pero aún restricto al Espíritu Santo, sucedió más recientemente en Vitória, la capital del Estado. El grupo “Casaca” arrastra multitudes estimadas en 30 mil personas para sus shows. La receta, en el caso, es tocar el “congo” (tradicional ritmo “capixaba”) con el mismo lenguaje pop con que Chico Science puso en onda al “maracatu”. Atenta al fenómeno “capixaba”, la grabadora multinacional Sony Music contrató al grupo “Casaca”y está lanzando en escala nacional el segundo disco de la banda, en la esperanza de proyectar la Foto: Mario Thompson Chico César 131 versión pop del “congo”en todo el Brasil. Mientras, el Maranhão se vuelve la Jamaica nacional y de allá exporta el “reggae”de grupos como “Tribo de Jah”. Debido a estos fenómenos locales, segmentación y pluralidad se volvieron las palabras-llaves de la música brasileña contemporánea. El mercado musical trabaja hoy con diferentes tajadas de público. Si el samba aún da el tono en los quintales de Río de Janeiro, con mucha repercusión en las pagodas armadas en São Paulo, la música gaucha continúa estricta a Río Grande do sul, Estado caracterizado por la autosuficiencia e independencia de su mercado local. Y es esa pluralidad que 132 Chico Science Foto: Mario Thompson permite el surgimiento de compositores como el paraibano Chico César y el pernambucano Lenine. Ambos condimentan las matrices de los ritmos nordestinos con “molho”(salsa) pop/electrónico y, no por acaso, Chico César y Lenine son dos de los artistas con mayor éxito en el exterior. También hace suceso en el exterior una cantante carioca que supo como nadie, sonar universal cantando samba, balada, pop y cualquier ritmo. ¿Su nombre? Marisa Monte, una de las campeonas de las ventas en el mercado fonográfico brasileño. En el ala pop, fortalecido en el mercado contemporáneo desde 1982, cuando el estallido de la Blitz abrió el mercado para el rock nacional, la repercusión externa es bien menor. Tal vez por el hecho de la mayoría de los grupos reproducir en su sonido la estética universal del rock. Pero es innegable la importancia en la escena nacional de grupos como “Titãs”,“Barão Vermelho” y “Paralamas do Sucesso”, esta la primera banda a mezclar ritmos brasileños con “reggae” y “rock”, ya en 1986. Los grupos de rock desempeñaron, a partir de los años 80, el papel revolucionario hecho por la estupenda generación revelada en los años 60, cuando despuntaron nombres como Chico Buarque, Edu Lobo, Paulinho da Viola, Milton Nascimento (estrella casi solitaria en el cielo minero), Martinho da Vila y los ya citados Caetano y Gil. Hoy, estos compositores producen de forma menos provechosa y, no es raro que se dediquen a proyectos revisionistas, pero es esencial la importancia de ellos para la construcción y solidificación de la música brasileña contemporánea. A los ojos del Mundo, el Brasil es cada vez más reconocido por su producción nacional. Y este reconocimiento ya no se limita a lo visual exótico de Carmen Miranda o al golpeteo de la “Bossa Nova”, que bebió en las aguas del jazz americano y, por eso, fue rápidamente asimilada en los Estados Unidos. La música brasileña contemporánea hoy tiene identidad propia y, al incorporar tonadas pop, esta rica música nacional, lejos de diluirse, queda cada vez más fuerte para conquistar el Mundo. Mauro Ferreira, 37 años, es periodista, crítico e investigador musical. Actúa en el Mercado desde 1987. Fue reportero y crítico de MPB del diario carioca “O Globo” de 1989 a 1997, año en que fue invitado a ingresar en el diario carioca “O Dia”, donde firma hasta hoy la columna “Estúdio” , sobre novedades del medio musical. Paralelamente, Mauro hace críticas de discos para la revista “Isto é Gente”, de circulación nacional. 133