Documentación complementaria

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Documentación complementaria
Conceptos básicos para el desarrollo de la actividad:
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Género dramático. Tiene como esencia la tensión, el conflicto, la lucha que ocasiona el choque de ideas, pasiones e intereses. El texto está concebido para ser representado en un espacio teatral, donde el texto no
es más que un código más. No hay narrador, sino que son los propios personajes encarnados por actores reales quienes, mediante diálogos y acciones, van construyendo una historia. El conflicto teatral siempre se representa en presente ("hic et nunc" = aquí y ahora teatrales). Su medio expresivo puede ser la prosa, el verso o
ambos a la vez. Por lo general, la obra dramática está dividida en actos (unidad de representación con un espacio y un tiempo comunes habitualmente) y éstos en escenas (divisiones internas de los actos producidas por las
variaciones de personajes). La obra dramática tiene forma dialogada sin narrador, salvo en las introducciones
de los actos donde se hace referencia al espacio (decorado, accesorios, iluminación, etc.) llamadas acotaciones
y en unas indicaciones sobre cómo debe ser interpretada cada réplica, generalmente entre paréntesis, que se
denominan didascalias.
Principales subgéneros. Tragedia es un texto dramático, de personajes nobles dominados por fuertes pasiones o por un funesto destino, en el que el conflicto de un héroe contra la adversidad o las normas establecidas termina en catástrofe. Drama es un texto dramático de conflictos no tan agudos y desenlaces menos
rígidos que los de la tragedia. En el siglo XVII recibió el nombre de tragicomedia. Comedia es un género dramático que representa el lado festivo y alegre de la realidad, que versa sobre acciones de la vida cotidiana y
que termina con un desenlace feliz o cómico. Hay también una serie de subgéneros menores. Entremés es una
pequeña obra dramática que se representaba en los entreactos de una obra mayor. Tiene carácter cómico y
personajes populares, y su objetivo es divertir al espectador. Sainete se denomina a una obra teatral, generalmente cómica, de ambiente y personajes populares, en uno o más actos que, al contrario que el entremés, se
representa en función independiente. Auto sacramental es un texto dramático de tema religioso y personajes
alegóricos, que tiene como fin la exaltación de la Eucaristía. Farsa es una pequeña obra dramática, generalmente en un acto, con personajes caricaturescos. Además, hay unos subgéneros dramático-musicales (ópera,
zarzuela, opereta, revista). Y otros géneros llamados paratetrales (el mimo, las sombras chinescas, los títeres o
guiñol, teatro negro o de cámara negra, variedades ...).
Esquema de la comunicación literaria del teatro (más compleja que en otros géneros).
a) Comunicación externa, esto es, la que se establece a partir de la publicación de cualquier texto literario.
Autor
------- ➡
emisor
Obra dialogada
Lector.
------------ ➡
---------
obra dramática
receptor
b) Comunicación interna, que es la que se establece en el propio texto. Son las voces que se identifican textualmente.
1. Del texto sin representar o teatro leído. El lector recrea un conflicto a través de los diálogos de los personajes y las indicaciones (acotaciones y didascalias) del autor:
Personajes
Conflicto
dialogado
Personajes
------- ➡
------------ ➡
---------
emisor
obra dramática
receptor
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2. De la representación. Como todo texto teatral aspira a ser representado, la comunicación interna se complica muchísimo. En primer lugar, tenemos un emisor interno no visible ni textual pero perceptible, puesto que integra y coordina todos los códigos teatrales, que es el director y su equipo. Influido por el anterior, está el emisor interno visible y textual encarnado por los actores y actrices, quienes a través de sus
diálogos y acciones van desarrollando el conflicto ante otros actores y actrices, que conforman el receptor interno de la obra teatral. Por último, están los espectadores, receptor externo, que se asoman al conflicto a través de la ”cuarta pared” o ”pared de cristal” (verdaderos ”voyeurs”) con una actitud pasiva1.
Director
y equipo
Actores
Conflicto
dialogado
representado en
”aquí y ahora”
con los 13 códigos.
Actores
Espectador
------- ➡
------------ ➡
----------- ➡
------------ ➡
------------
representación
teatral
receptor
interno
receptor
externo
emisor interno
emisor
no visible
interno
ni textul
visible y textual
Esquema (de T. Kowzan) sobre "los códigos teatrales" de la representación teatral: reproducido en el desarrollo de la actividad.
El conflicto dramático: acciones y personajes. Los elementos más controvertidos de todo el análisis son los personajes y sus acciones. En primer lugar debemos establecer la frase actancial básica o predicado base de un
espectáculo, lo que quiere decir que debemos identificar, en forma de frase con sujeto, verbo y complementos,
la acción principal o conflicto primario de la obra. Determinado este predicado, el primer concepto que es preciso definir es el de actante, para no confundirlo con el de personaje. Un actante puede ser una abstracción, un
personaje colectivo o una agrupación de personajes. Por otra parte, un personaje puede desempeñar funciones
actanciales diferentes. Por lo tanto, un personaje es siempre una entidad mayor y más compleja que el actante.
Por ejemplo, el niño chivato, que es un personaje, es dos actantes (tiene dos funciones actanciales): sujeto de la
acción y destinatario o beneficiario de la misma. Ubersfeld (1989: 48-49) define qué es un actante de la siguiente manera: ”Un actante se identifica, pues, con un elemento (lexicalizado o no) que asume en la frase básica del
relato una función sintáctica...” Nos encontramos, por consiguiente, con sujeto (quién desea al objeto y su
actuación), objeto (el actante que intenta conseguir el sujeto, es decir, qué quiere conseguir), destinatario
(quién se beneficia de la acción del sujeto o quién la padece), oponente (quién se opone bien al sujeto, bien a
los deseos y acciones del mimo) y ayudante (quién ayuda al sujeto) con funciones sintácticas claras y con un
remitente (“destinateur”) con otra menos visible (especie de “complemento de causa”, esto es, por qué o por
quién se genera el deseo en el sujeto o por qué o por quién emprende sus acciones). El esquema clásico de Greimas quedaría esquematizado de la siguiente forma:
Remitente D1
Destinatario D2
Sujeto S = matrimonio ➡ Objeto O
Ayudante A
Oponente Op
1
En el teatro actual, se tiende a romper ese efecto de cuarta pared y a interactuar con el público integrándolo
en la representación.
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Pongamos un ejemplo, simple e inventado, para entender todos estos términos. Luis (Sujeto) ama (flecha
del deseo) a Patricia (Objeto), riquísima aristócrata, que, al final, le corresponde y huye con él momentáneamente para casarse finalmente con el consentimiento de su padre. Luis y Patricia son así los beneficiarios de la acción (Destinatario). Todo comenzó desde el momento en que don Genaro, padre de Luis
(Remitente), aristócrata endeudado pero orgulloso de su estirpe, desvela a Luis su linaje noble al verle apesadumbrado por un amor imposible en pleno Barroco. A este amor se opone el padre de Patricia, don Jesús
(Oponente), que le ha prohibido cualquier contacto con Luis, al que considera un plebeyo indigno de su
hija, hasta que lee una carta de Luis y comprueba que proviene de una familia noble y reconocida. Anteriormente, la hermana de Patricia, Luisa (Ayudante), ha servido de intermediaria llevándoles cartas de amor
que propician la huida de los enamorados. Evidentemente el esquema de este ejemplo, donde cada personaje asume una función actancial clara, no es fácil de encontrar en una obra dramática donde los matices, las contradicciones de los personajes, etc. los colocan a la vez en distintas casillas. El reto interpretativo de cada lector o espectador teatral será identificar y completar este análisis actancial sin marginar ningún matiz ni contradicción. Así, los actantes se distribuyen por parejas posicionales o lugar que ocupan en
la tabla del conflicto (sujeto/ objeto/ remitente/ destinatario) y oposicionales o actitud que adoptan ante el
conflicto (ayudante/ oponente). La pareja básica de todo relato dramático es la del sujeto-objeto. La primera dificultad reside en concretar textualmente cuál es el sujeto, al menos, el principal: “La determinación
del sujeto sólo puede hacerse en relación con el objeto” (en Ubersfeld; 1989:56). Entre sujeto y objeto se
traza la flecha que indica el sentido de la búsqueda del sujeto. En propiedad, por lo tanto, habrá que hablar
de un eje sujeto-objeto. Un elemento importante en este análisis actancial es la denominada flecha del
deseo. Esta flecha determina a la vez un querer (amor por Patricia, en nuestro ejemplo) y un hacer (enviarle cartas de amor con ayuda de Luisa, proponerle la huida...) que impulsa la acción dramática. Las relaciones actanciales, que se muestran relativamente autónomas, se materializan en diversos triángulos actanciales. 1.- En el llamado triángulo activo, la flecha del deseo orienta y determina el sentido de la función
del oponente. Se instauran dos soluciones: a) El oponente del sujeto se opone a la persona, no al deseo. Es
un adversario existencial que amenaza al sujeto en sí mismo, procurando su desaparición. Sería un enemigo personal (es el caso de nuestro ejemplo). Y b) Se trata de un triángulo claramente conflictivo en el que
el oponente se opone al deseo del sujeto hacia el objeto. Sería el oponente como rival. 2.- El triángulo
”psicológico”. Este triángulo explica la caracterización ideológica y psicológica de la relación sujeto-objeto.
En nuestro ejemplo, el origen noble de Luis alienta su amor por una mujer de la aristocracia, cosa de lo
contrario impensable en una sociedad estamentada y clasista. 3.- El triángulo ideológico. Supone el retorno de la acción a lo ideológico, explica de qué manera la acción está hecha en dar un sentido a su desenlace. En el ejemplo propuesto, basado en los textos barrocos, la acción preserva el orden social. 4.- Modelos múltiples: muy frecuentes.
Conflicto:. Juan Carlos Torrego, coord. (2000:11) lo define de la siguiente forma: “El conflicto es un hecho inherente a la interacción humana porque la diferencia de opiniones, deseos e intereses son inevitables entre las
personas. Ello no significa que su consecuencia natural sea la violencia, la destrucción o el empeoramiento en
las relaciones sino que también puede convertirse en elemento positivo que permita la evolución y transformación de las relaciones entre las partes hacia un mayor acercamiento, comprensión, respeto e incluso colaboración. Depende de cómo se aborden los conflictos el que éstos puedan resultar negativos, destructivos o bien
convertirse en una oportunidad para aprender más acerca de uno mismo y de los demás”. Los conflictos
(2000:37-42) son situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son incompatibles o son percibidos como incompatibles. En
ellos, juegan un papel muy importante las emociones y los sentimientos y la relación entre las partes puede
salir robustecida o deteriorada en función de cómo sea el proceso de resolución.
Análisis de conflictos. (2000:37-42). En primer lugar, habrá que determinar sus elementos. Existen elementos relativos a las personas como quiénes son los protagonistas, su relación de poder, las percepciones que
tienen del problema, lo que sienten, sus posiciones, los beneficios o intereses, sus necesidades materiales e
inmateriales y los principios y valores subyacentes. Por otro lado, aparecen los elementos relativos al proceso que son la dinámica del conflicto (conflicto latente, polarizado ...), relación y comunicación entre las
partes y los estilos de enfrentamiento al conflicto (básicamente, competición, evitación, acomodación, compromiso y colaboración). Por último, están los elementos relativos al propio problema, esto es, el meollo y
la tipología del conflicto (de relación/comunicación, conflicto de intereses y necesidades, y de preferencias,
valores y creencias).
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