El Clarí-n de Chile El Comandante Jaña autor Eduardo Contreras* 2009-07-21 23:45:04 Fue en el exilio que conocÃ- al compañero EfraÃ-n Jaña Girón, teniente coronel del ejército chileno; era uno de los encuentros en Ciudad de México de la Organización de Militares Democráticos de América Latina (OMIDELAC) que funcionó durante largo tiempo. Eran los años de dictaduras militares feroces en el continente y a la par, no eran pocos los oficiales dignos de diversos institutos castrenses de América Latina que buscaban formas de contribuir al debate para la recuperación democrática en nuestros paÃ-ses. En 1985, el Centro de Estudios Militares de América Latina inició en la capital azteca la publicación de los “Cuadernos del Cemal― que dirigió Jacinto Nazal y que, tres años después, cedió su paso a la revista del Centro de Estudios Militares General Carlos Prats, dirigida por el capitán Raúl Vergara y cuyo subdirector fue el comandante Alamiro Castillo, ambos oficiales de la Fuerza Aérea perseguidos por la dictadura. En el primer número de esas publicaciones, que contribuyeron con calidad y amplitud a la difusión de un debate serio acerca del tema militar, se publicó la ponencia “Prats, el militar― que el comandante Jaña habÃ-a expuesto en un seminario internacional auspiciado por universidades, centros de estudios y la Casa de Chile en México. Figuras militares de todos los paÃ-ses latinoamericanos participaron de ese evento, varios de los cuales cumplen hoy importantes funciones en gobiernos democráticos del continente. EfraÃ-n Jaña era apreciado por su modo directo de plantear sus argumentos y su claridad absoluta acerca del papel del gobierno norteamericano y de los ejércitos nacionales en la tragedia latinoamericana. Nos enorgullece haber sido su amigo. Cuando el golpe en Chile, el teniente coronel de ArtillerÃ-a Efrain Jaña Girón, miembro de Estado Mayor, profesor de Academia militar, oficial constitucionalista, con asiento en Talca, era el encargado del Regimiento de Montaña Nº16 y jefe de la plaza. Militar, pero no asesino, se negó a disponer la muerte de nadie y no integró el Consejo de Guerra que dispuso el cobarde fusilamiento de Germán Castro, el intendente socialista de Talca, padre de 5 pequeños hijos. Jaña era conocido además como un oficial muy cercano a Prats. Sobradas razones para que Arellano Stark, el miserable chacal de la “caravana de la muerte― lo destituyera a su paso por esa ciudad, el 30 de septiembre de 1973, por "incumplimiento de deberes militares" y lo reemplazara por el segundo comandante del regimiento, teniente coronel Olagier Benavente Bustos. Jaña fue sometido a Consejo de Guerra, torturado por sus pares y condenado a tres años de prisión. Años más tarde, de regreso al paÃ-s, integró junto al coronel Fernando Reveco y varios otros, el grupo de militares que se querellaron contra Pinochet y Arellano. Este soldado cuyo compromiso con su pueblo se acrecentó con los años, ha muerto. El viernes 10 fue enterrado en Reñaca con honores militares; sus méritos profesionales fueron destacados por un capitán de ejército al mando de una pequeña delegación, en tanto que sus hijas que viajaron desde Holanda resaltaron su lealtad a la legalidad y al pueblo, su sufrimiento en prisión y su calidad humana. Ninguna calle llevará su nombre, no al menos por ahora. Con unas FF.AA. todavÃ-a no liberadas del todo de la herencia de la dictadura, de seguro que ni en los cuarteles ni menos en público el Comandante en Jefe del Ejército no hablará de su hombrÃ-a y rectitud ni le señalará como ejemplo de soldado del pueblo y demócrata insobornable. Los medios de comunicación al servicio de los grandes intereses no le llamarán “general del pueblo― como han llamado a quien encabezó una represión que costó vidas valiosas en democracia. No se hablará de Jaña ni de tantos otros uniformados constitucionalistas, lo que serÃ-a tan necesario en un tiempo como el presente, cuando lo de Honduras puede ser algo más que un hecho aislado. Pero este coronel sÃ- tiene quien le escriba. Es su pueblo que le aprecia y le recordará siempre. * Publicado originalmente en El Siglo (17/julio/2009), se reproduce en ClarÃ-n.cl con autorización del autor. http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 19 November, 2016, 23:43