Gracias Señor, Gracias por este llamado que nos haces, Gracias

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GRACIAS
POR PERTENECER A LA FRATERNIDAD SEGLAR
Gracias, Señor. Gracias por este llamado que nos haces. Gracias por
regalarnos el milagro del amor en la persona de san Agustín, fiel seguidor de tu
Palabra .
Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, y por el bautismo nos
configuramos con Cristo y somos llamados a la santidad. Así es como nace
entre tantas familias religiosas la Orden Agustino–Recoleta, inspirada en el
espíritu de san Agustín. El fin del cristiano es la caridad, y san Agustín nos urge
con este gran precepto del Amor: “Ante todo queridos hermanos, amemos a
Dios, después también al prójimo, porque estos son los mandatos principales
que se nos han dado”. “Si quieres amar a Cristo, extiende tu amor por todo el
mundo”.
A eso hemos sido llamados y aquí estamos Señor. Nuestra fraternidad no
es más que un grupo de personas que compartimos la fe, la esperanza y la
caridad, y en el que queremos hacer de la oración personal y comunitaria no
sólo un acto de piedad, sino un estilo de vida. ¿Quién dice que ya sabemos lo
suficiente para ser esto o aquello?. ¿Quién lo determina?…
Nosotros sabemos que la formación agustino–recoleta seglar es un proceso
que comprende toda la vida, desde que damos el paso de la donación a esta
orden religiosa. Muchas personas en esta parroquia nos sentimos parte de esta
familia de agustinos recoletos. Es ese carisma del gran san Agustín el que nos
mueve, el que nos anima y lo sentimos en cada uno de los frailes agustinos que
han ido pasando por esta parroquia de Nuestra Señora de Buenavista.
Hoy nosotros: Miguel,Maricarmen,Vicky, Mariángeles, Fuensanta, Nieves,
Ana, Miguel y una servidora, hacemos esta promesa que nos compromete, que
nos exige. Y puede parecer difícil y complicado, y hasta podemos sentir temor
de si somos capaces o no de vivir esta espiritualidad agustiniana. Pero nos
preguntamos: ¿y no es el Espíritu Santo el que nos llama a la santidad?; ¿y no es
ése el primer mandamiento: amar a Dios y después al prójimo? En nuestro
prójimo, en nuestro hermano: ahí es donde se vive el amor fraternal, y es eso lo
que nosotros intentamos vivir y queremos que sea nuestro estilo de vida.
Y ¿qué cosa más hermosa le podemos pedir al Señor que vivir un amor
fraternal?
Nosotros estamos convencidos del amor que Dios nos tiene, del amor que
Dios nos regala y que nos da a todos.
Ahora nosotros pasamos a formar parte de esta Comunidad religiosa en
su tercera orden. Hemos querido hacer esta promesa de entrega y fidelidad
para sentir una vez más el amor de Dios en nosotros, para avivar la fe y la
confianza en la bondad del Espíritu Santo, que nos llena con su Gracia. Para
sentir la fraternidad nos basta vivir la fe, la esperanza y la caridad. Pero, siendo
realistas, somos conscientes de la falta de fe tan generalizada en la familia y en
la sociedad, y esto nos produce una gran tristeza.. Pero esta tristeza no debe
impedirnos escuchar el llamado de Dios, para ser obreros en su viña.
Tenemos que avivar y fortalecer la fe en Jesús, llenarnos de su amor y
buscarlo sin descanso. Tenemos que pedir y luchar para mantener y hacer
crecer ese amor infinito a los hermanos que Dios pone en nuestro camino.
En la fraternidad seglar nos llenamos de la vida y ejemplo de san Agustín.
En ella nos inspiramos, y es para nosotros un testimonio de amor, donación, fe,
caridad y conversión. Aquí tenemos el momento y el lugar para orar y
profundizar en nuestra fe, compartiendo el carisma de san Agustín, que es vida
hoy y siempre.
Señor, hoy estamos dando un paso importante, un paso muy grande.
Nuestra fe se fortalece, se aviva, se crece, y queremos ser espiga de semilla
agustiniana. Te damos gracias por llenar de amor y fuerza a santa Magdalena
de Nagasaki, patrona de la Fraternidad Agustiniana. Son estos ejemplos y
testimonios de entrega a Dios, los que nos enseñan a entender el misterio y ser
fieles a la Palabra.
Señor, ante ti están nuestra fuerza y nuestra debilidad, nuestra ciencia y
nuestra ignorancia. Danos constancia para seguir buscándote y no dejarnos
llevar por el desaliento. Eres nuestra única esperanza. Haz que tengamos
siempre presente tu amor, que te comprendamos y te amemos.
Nosotros, los que hoy hemos hecho esta promesa de fidelidad y amor en
esta orden religiosa agustino-recoleta, queremos darle las gracias a esta gran
familia que, repartida por todo el mundo, nos va llenando de amor, de entrega
y de ejemplo. En esta familia encontramos cariño, acogida, apoyo, estímulo. Son
muchos los momentos de nuestras vidas que están marcados por esta donación.
Hoy sentimos muy cercanos, en nuestro recuerdo y corazón, a los que nos
han dejado su amor y su vida el tiempo que Dios ha querido que tengamos
entre nosotros.
Gracias a nuestro padre Provincial y a todos aquellos que han estado
acompañándonos en esta ceremonia tan especial para nosotros. Gracias al
grupo de jóvenes que nos ha animado con su alegría y su cariño, y gracias a
todos los presentes, compañeros fraternos de otras parroquias, amigos de esta
parroquia de Nuestra Señora de Buenavista y a los distintos grupos de
catequesis. Y un abrazo muy fuerte a nuestra familia, nuestros hijos e hijas.
Gracias de todo corazón por acompañarnos: éste es el mejor regalo del Señor.
Y nuestro agradecimiento muy especial al padre Fermín Salvatierra,
nuestro párroco, que nos ha animado, que ha sido un luchador para que este
acto de fe y entrega se hiciera realidad y que lo vivamos hoy, aquí y ahora. En el
tiempo que hemos tenido de compartir, hemos recibido ilusión, ánimo y
esperanza para que seamos parte de la Fraternidad Seglar.
Aquí estamos. padre Fermín. Que Dios le bendiga por ser un testimonio
fiel de la espiritualidad agustino-recoleta. Gracias por brindarnos con su
ternura y sencillez esta esperanza de vivir como hermanos.
Maricela Valles, miembro de la Fraternidad Seglar de Getafe.
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