1 * B.-MUJER Y DEPORTE (I,II,III,IV //V,VI) Autor: ADRIANO LOPEZ.- Profesor Emérito de la UCA.Medicina. Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte.Magíster en Bioética Médica. Académico. Colegiado de Honor. Sumario: I.- Introducción. II.-La mujer y su cuerpo. III.- El papel del deporte en la nueva concepción de la imagen femenina. IV.- La mujer en/y los deportes. // **V.- La mujer y los Juegos Olímpicos: Historia. 1.- Primera parte. 2.- Segunda parte. 3.- Los Juegos Olímpicos Modernos yVI.- Mujeres atletas: “La triada de la mujer atleta” Cádiz, 2010-11-20 Firmado: Prof. Adriano López 2 I.- INTRODUCCIÓN: Al desarrollar este tema nos hacemos una doble pregunta interrelacionada: lo que la mujer representa para el deporte y el verdadero significado del deporte para la mujer. Que procuraré desarrollar a modo de introducción. Sabemos que estereotipos y patrones culturales marcan condicionantes en las niñas desde una infancia muy temprana. Esto hace que se espere de ellas un menor rendimiento y predisposición hacia el deporte. Las diferencias en este aspecto no son solamente biológicas sino que se ven incrementadas por estas pautas culturales. La imagen del cuerpo femenino, la relación de las mujeres con ésta por una parte y con el deporte por otra, también están determinadas por estereotipos que aún se mantienen a pesar del avance de la mujer en casi la totalidad de las actividades y le crea una dependencia de la identidad femenina y sus roles con este "verse" como mujer. Las mujeres aún deben autoelaborar una imagen propia teniendo en cuenta sus propios deseos y su propio modo de vivir su cuerpo y su vitalidad. ¿Las mujeres eligen el deporte como actividad propia o lo hacen para demostrar que en ese campo tradicionalmente masculino también pueden desarrollarse? Patrones y acervos culturales indican un papel masculino y uno femenino diferenciados y pautados según épocas, usos y costumbres. Sin embargo el ser mujer puede atribuirse, por una parte, al sexo biológico pero también por otra, a la identidad femenina con el rol que la sociedad espera quiera desempeñar. Los estereotipos y patrones culturales marcan ya una condicionante respecto a las niñas desde la infancia más temprana; estos tratos diferenciados, (ejercidos por quienes son los responsables de la socialización: padres, docentes, entrenadores), hacen que se vayan cultivando las identidades tanto en las niñas, como también en los niños. Por esto, se espera de las mujeres una diferencia en cuanto a rendimiento, expectativas de éxitos, menor aptitud para la agonística o arte de la lucha atlética, la competencia, el entrenamiento, y por el contrario, mayor aptitud para la creatividad e intelectualidad, y la sensibilidad. Estos patrones hacen que la identidad de la niña se desarrolle bajo esas pautas, y aunque con la modernidad han ido perdiendo poder, aún hoy influyen en la elección, predisposición, interés, y actitud frente al deporte. Es decir: la mujer representa para el deporte, no lo que ella pueda desempeñar como atleta o 3 simple practicante, sino lo que, por lo regular, la sociedad espera de ella sobre la base de un modelo preconcebido de comportamiento. El rendimiento deportivo está marcado no sólo por las diferencias biológicas, sino que se incrementan con las diferencias psicológicas, sociológicas y culturales vivenciadas por las mujeres, marcadas y reglamentadas por la sociedad con pautas diferenciadas para hombres y mujeres. Las mujeres desarrollan el mismo interés por los deportes que los hombres, al igual que en otras tantas actividades y profesiones; sin embargo, (y los números de las estadísticas realizadas son claros), aún no practican deporte en el ámbito competitivo, como competencia, tanto como sus congéneres masculinos, y por su parte, la psicología asegura que se debe a la diferencia que tienen las mujeres respecto al significado de la búsqueda del éxito y del rendimiento. Las mujeres tienden a lograr el éxito sobre la base del dominio y mejoramiento personal. En tanto los hombres buscan el resultado frente al oponente. En este último siglo pasado las mujeres se acercaron en mayor proporción a la actividad deportiva, al igual que a todos los demás campos sociales ocupados por hombres; quienes fueron las pioneras en la participación deportiva competitiva se identificaron con los patrones masculinos y ostentaban características más competitivas y de rendimiento que las demás mujeres, (seguimos hablando siempre en términos de patrones ya gestados con anterioridad). Estas iniciadoras, abrieron un camino hacia esas actividades deportivas pero no lograron que las demás mujeres se identificaran con sus principios de comportamiento deportivo o competitivo, por el sólo hecho que no eran cánones a seguir dentro de una identidad propia de la feminidad que la mujer en esos momentos intentaba forjar. El deporte como tal, siempre ha valorado el éxito, el mejor, el campeón. La medición exacta de tiempos y marcas, el rendimiento máximo, el entrenamiento para la búsqueda del mejor resultado y todas las ciencias aplicadas trabajan en pos de ello. Ese es el espíritu del deporte: más rápido, más alto, más fuerte. Lo que se debería analizar es lo siguiente: si las mujeres que se acercan a la práctica deportiva lo hacen por estar de acuerdo con esos valores y modelos que se cultivan alrededor de las competencias, ó si la búsqueda del éxito del mejor tiene valor dentro de la nueva identidad femenina que no deja de 4 mutar acorde avanzan los tiempos. II.- LA MUJER Y SU CUERPO: La relación de la mujer con su propio cuerpo debe ser uno de los puntos que más ha variado desde la incursión de la mujer en el mundo visible para la sociedad. Antes no disponía de su cuerpo para sí, debía dedicarse a la maternidad y la imagen de su cuerpo se medía con otros valores ya que éste era precisamente el único papel que la sociedad le tenía reservado. Desde la llegada de la mujer a la educación, la investigación y demás ciencias, la noción de la imagen corporal ha ido variando a tal punto que parecería que la mujer ha retomado el control de su propio cuerpo. ¿Pero es realmente así o estamos asistiendo a otra pauta cultural con la que no todas las mujeres pueden identificarse? La imagen de mujer ideal se mide por la belleza, delgadez “esbelta” y juventud, su búsqueda hace que todas las ciencias y artes trabajen para que esto pueda concretarse. Así, por esta razón sucede que la industria "femenina" abastece al mercado con productos de belleza, tratamientos varios, alimentos de bajas calorías, medicamentos para adelgazar, para no envejecer, anticonceptivos, tratamientos antiestrés, tratamientos psicológicos y por supuesto quirúrgicos que cada vez comienzan a aconsejarse desde edades más tempranas, por exigencia social y para no llegar a edades mayores con el consecuente aumento de riesgo. El logro de esta belleza y los productos que la garantizan ofrecen a la mujer juventud, seguridad, libertad, autonomía, omitiendo las consecuencias negativas que podrían tener para la salud y el bienestar. La imagen femenina ideal es aquella que ha pasado por el quirófano, se ha hecho cirugía embellecedora, se sacrifica tomando “productos varios”, aparenta 30 años menos de los que tiene y además ¡se divierte! Y esto debe lograrse cueste lo que cueste. Y llegamos así a nuestro gran tema: el deporte. Que por supuesto, es una actividad que ni por aproximación se asemeja a aquello con lo que la sociedad espera que la mujer se identifique. La actividad física femenina entonces, es aquella que puede hacerlas más lindas, más flacas y esbeltas, y más jóvenes y encima les promete ¡diversión! Así surge una elección de mujeres, niñas y jóvenes por el fitness, gimnasio con ejercicios dirigidos selectivamente, natación, la danza, el trote o la carrera lenta, bicicleta, golf, padel, badminton, tenis, korfball ó balonkorf, deporte en el que intervienen 5 cuatro mujeres y cuatro hombres en cada equipo y parecido el baloncesto, ejercicios en el agua, etc. buscando fundamentalmente conservar o mejorar la belleza de su cuerpo. En este aspecto las mujeres han ido adelantándose en este camino a los hombres, hoy lo que se espera de la mujer es que tenga una imagen corporal impecable, que esté radiante y que soporte el trajín de la vida diaria con el maquillaje intacto. Llevado al deporte, todos conocemos alguna atleta, gimnasta, nadadora y especialmente tenistas, cuyos atractivos físicos igualan e incluso superan sus demostradas capacidades deportivas en competiciones televisadas. Aunque parezca increíble, los hombres no están exentos, de esta "exigencia" social, entre los populares, muy conocidos, especialmente deportistas mediáticos y algún torero de éxito. Tanto hombres y mujeres por igual son esclavos de la "buena presencia". El ser humano se identifica con la imagen que crea tengan de él, lo que motiva a la "aceptación" por parte del individuo de los caprichos sociales de apariencia y comportamiento. Esa será su propia imagen y en esa búsqueda trabajará. Esto tiene verdadero peso independientemente de la actividad que se realice en cualquier ámbito. El deporte parecería no cumplir con el objetivo de mejorar esta imagen para que sea aceptada por la sociedad, en especial la de la mujer, por cuanto lo que se espera del trabajo físico deportivo es el desarrollo de una gran masa muscular, la masculinización y la manifestación de patrones de conductas características del sexo masculino. III.-EL PAPEL DEL DEPORTE EN LA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA IMAGEN FEMENINA: Habría que analizar el concepto de deporte y cómo es concebido por la mayoría de la sociedad, y desde ese punto de vista ver quienes realmente hacen deporte. Si consideramos deporte "a toda aquella actividad que se realiza con el fin de buscar una competencia", seguramente la balanza se inclinaría a favor de los hombres, desde la participación en Juegos Olímpicos, torneos organizados institucionalmente, partidos que se llevan a cabo en el barrio, en la canchita del chalet, en la playa, polideportivo o con el grupo de amigos, compañeros de trabajo o estudio. Los hombres que se encuentran para jugar por el resultado, a simple vista son más que las mujeres. Pero: ¿todo esto corresponde a la definición deporte? 6 Otra pregunta sería: ¿Deberíamos considerar deporte a toda actividad que requiera un “compromiso corporal en la que tenga lugar un gasto de energía”, (aunque esta sea algo menor al gasto que pueda hacer mi vecino pateando la pelota con sus amigos) o, por ejemplo, pasear diariamente a mi perro un buen trecho? El deporte es sinónimo de una preparación, un entrenamiento, a fin de poder llegar a una determinada competencia con una ganancia física, técnica y táctica, que ayude a llegar al máximo rendimiento. Las demás actividades físicas (aerobics, danza, tae-bo -ejercicios asociados al boxeo-, bicicleta, ejercicios en piscina), tienen la similitud de la preparación para lograr una preparación y mejorar nuestra condición, nuestra salud o, por que no, nuestra belleza. Los deportes recreativos, que no persiguen el rendimiento máximo y que por lo tanto no requieren una severa preparación deberían estar alineados en una categoría propia y no mezclados con el deporte de representación, error que generalmente se comete en la realización de alguna encuesta para determinar si la población realiza deporte o no, quienes lo hacen, dónde y por qué. Otro error es considerar como deportes femeninos a las actividades recreativas, de gimnasio, las caminatas, la danza, la gimnasia modeladora y cuanta actividad surja de la moda mercantilista que promete hacer una imagen "como la que vos querés". Hoy en día siguen rigiendo los mismos valores arcaicos basados en fundamentaciones superficiales contra los cuales la mujer lucha constantemente, aquellos que marcaban a la mujer como un ser falto de voluntad, dependiente, inseguro, con falta de perseverancia para el trabajo y con cierta ineptitud para la actividad y rendimiento físico. Por lo tanto, para mantenerse con una imagen apta debe consumir aquellas actividades que no requieran "sacrificio" físico, ni "esclavitud"; para lo cual es más sencillo pasar por el quirófano, el dietista, la clínica de belleza y tener un personal trainer (entrenador-asesor-masajista) que no permita cansarnos y nos haga desaparecer las grasas sin hacer crecer demasiado los músculos, que realizar una actividad física o deportiva que reclame voluntad y constancia ya que estos son los valores que no les corresponden por considerarse masculinos. Hoy ya se acepta que la mujer sea inteligente, pueda entrar de lleno al mundo y actuar a la par de los hombres, pero con un cuerpo perfecto y con una imagen de sí misma aceptable para los demás, con la esclavitud que 7 significa el cuidado de lo exterior. No se le permite liberarse de la dependencia de cómo se ve su cuerpo, con las excepciones que a todos se nos ocurre. Seguramente podría esperarse que estos cánones de belleza física, dinamismo corporal, delgadez sin músculos definidos, sin arrugas, vayan evolucionando, teniendo como protagonista a la mujer y a lo que ella quiere de sí misma respetando los deseos y realidades a los que quiera llegar. Que la imagen de la mujer sea autoelaborada teniendo en cuenta sus propios deseos y su propio modo de vivir su cuerpo y su vitalidad, buscando la forma física, la belleza y la autoestima. Las mujeres que se dediquen al deporte de alto rendimiento tendrán los valores que respondan a esa actividad, dentro de las características y requerimientos necesarios sin ser vistas como más o menos femeninas por haber ingresado a ese coto considerado aún de un ámbito netamente varonil. A pesar de los avances de la mujer que ha ido dejando de lado los estereotipos se sigue insistiendo en el mantenimiento de éstos. Aún se trata a las deportistas en forma diferenciada respecto a los hombres, en especial por los medios de comunicación que se ocupan de remarcar la relación del deporte con la vida personal, familiar y profesional, destacando el poco tiempo disponible que les deja esta búsqueda de logros deportivos para que las deportistas logren "ser mujer" y cumplir con los papeles de madre, novia o esposa, amistades y estudio o trabajo. En resumen: El deporte competitivo debe ser considerado como una actividad más entre las demás, en la que la mujer pueda desarrollarse al igual que los hombres, como en la política, las ciencias, y todas las demás actividades, con igualdad de oportunidades para lograr los mejores resultados. Y la imagen de los deportistas debe ser eso simplemente: un o una deportista que intenta lograr lo mejor de sí mismo, al igual que la mayoría de los seres humanos. Lograr salud y condición física, en concreto. 8 IV.- LA MUJER EN/Y LOS DEPORTES: Los deportes son los parientes ricos de la “ludomotricidad”; dicho de otra manera, desde tiempos inmemoriales los miembros de la especie humana, sabemos que la actividad corporal, física, es fuente de placer, de diversión, que puede materializarse en un juego: si a este conjunto infinito de formas de motricidad le llamamos ludomotricidad (para diferenciarlo claramente de la vertiente laboral, la ergomotricidad), podemos avanzar en su compresión y distinguir dos grandes conjuntos de juegos: los “juegos tradicionales” y los “deportes”. Con claridad conceptual, se puede llegar a hacer un análisis minucioso de los rasgos de esos dos subconjuntos: el juego tradicional es mucho más variado estructuralmente; el deporte, desde su relativa “pobreza”, propone modelos de relación muy concretos que no siempre son susceptible de promover conductas de solidaridad y compañerismo tan apreciadas por los pedagogos y eticistas. Se sabe que los juegos deportivos (tradicionales o institucionalizados) son un elemento clave de la cultura: las prácticas que promueven se construyen sobre códigos que ligan los rasgos internos de la actividad con los rasgos externos de la situación. Por ejemplo, no es difícil admitir que existen juegos de niños y juegos de niñas, es algo que recuerdo porque yo mismo viví y recuerdo; de igual modo, no es difícil aceptar que existen deportes más aristocráticos que otros, ya que es algo que está en el ambiente, que se oye en la calle. Más allá de las evidencias y de las verdades, lo que es indiscutible es que las relaciones sociales se articulan sobre códigos que tiene por contenido actividades físicodeportivas, juegos o deportes, que nos llevan a ubicar al otro en una clase o fracción de clase determinada en función de a qué juega; del mismo modo, cuando se reivindica el papel educador y culturizador de los juegos tradicionales se hace sobre la base del conocimiento que de uno mismo, los demás y el entorno promovían en forma de juegos infantiles, por la ubicación de los mismos en el sistema de las practicas aconsejadas por la tradición. Llegados a este punto, debemos preguntarnos por la relación (conflictiva, se supone) que existe entre la mujer, las mujeres, y el deporte, los deportes, sobre lo que no aspiro más que al planteamiento de cuestiones que orienten posibles debates. 9 Sobre el asunto de la mujer y los deportes, cabe preguntarse hasta qué punto se puede afirmar que existen deportes no aptos para las mujeres. Si echamos la vista atrás, y nos fijamos en un ejemplo tan recurrente como significativo, la presencia de las mujeres en los Juegos Olímpicos de la Era Moderna ha sido creciente. Desde los JJOO de 1896 en Atenas, en los que no estuvieron, a las mujeres les ha estado permitido participar en cada vez más especialidades olímpicas: algunas de ellas como la carrera de maratón o el triple salto han sido de muy reciente incorporación; otras, como el décatlon o el boxeo les siguen estando vetadas. ¿Se puede negar que socialmente haya deportes más masculinos que otros? En realidad, sí que existen deportes más femeninos que otros, hasta el punto de que la gimnasia rítmica es exclusivamente para mujeres, y que en la gimnasia artística hombres y mujeres sólo comparten los aparatos de suelo y salto. La pregunta a la que debemos responder es si mantener estas diferencias es mantener una discriminación negativa hacia las mujeres. Volvamos la vista al segundo aspecto sobre el que se pueda reflexionar: el derecho a la elegibilidad para participar en competiciones de cualquier tipo. Las Olimpiadas vuelven a ofrecernos ejemplos válidos: en un principio sólo se podía ser amateur; sensu contrario, los JJOO estaban vetados para los profesionales, normativa heredada del deporte ingles, tan estimado por Coubertin, en el que ciertos campeonatos de golf o tenis se denominaban “Abierto” (Open) precisamente porque permitían la participación de los profesionales. Hace ya tiempo que eso cambió, aunque no la exigencia de poder demostrar la pureza de sangre.¡Qué paradoja! En un mundo moderno que avanza desbocado hacia lo simbólico, el Olimpismo ha sustituido la pureza de sangre simbólica por la real, el abolengo por el ¡hematocrito¡. En cualquier caso, nos interesa darnos cuenta de que es uno de los rasgos de las competiciones deportivas el marcar unas reglas de elegibilidad por medio de las cuales se asegura una uniformidad en los participantes y en las competiciones, ya sea por razón de edad, peso, clase social o sexo. No ha hecho falta decirlo hasta ahora para que estuviera en la mente de todos: hombres y mujeres compiten por separado, excepto, claro está, en aquellas modalidades mixtas como el korfball. ¿Es esto discriminativo para las mujeres? ¿Es inevitable? Pensemos en otra actividad, motriz pero no deportiva, que se tiene por machista pero que no impide a las mujeres jugar como los hombres: hablemos de toros. El ejemplo de Cristina Sánchez y otras menos conocidas, son ejemplos de cómo en nuestra fiesta (llena de tradición, cultura y belleza) no hay distingos reglamentarios entre hombres y 10 mujeres. Otra cosa es, claro, como lo viven los protagonistas y los espectadores. El mundo deportivo, por el contrario, difícilmente admite estas situaciones. Tomemos por caso la polémica surgida cuando el conocido golfista francés Jean Van de Velde, ha asegurado que intentará clasificarse para el British Open “femenino” si finalmente se permite que las mujeres puedan intentarlo en el masculino. Ya ha habido mujeres en campeonatos de hombres; Annika Sorestam lo hizo por invitación; seguro que hay mujeres que pueden derrotar a algunos hombre. Sin embargo, el meollo de la cuestión sigue sin ser abordado: ¿es el sexo una variable legítima, aceptable, para decidir quién puede competir y quién no? ¿Es el sexo, masculino o femenino, un rasgo pertinente en la catalogación de los jugadores? Las dos cuestiones que se han planteado tienen, en definitiva, una misma base: si hombre y mujeres, “humanes” masculinos y femeninos, somos esencialmente distintos más allá del Derecho y, en consecuencia, si considerar que hombres y mujeres deben actuar por separado es una discriminación para alguno de ambos. Otro ejemplo, para terminar: el ingreso en la Facultad de CC de la Actividad Física y el Deporte de la UPV-EHU, pasa por la superación de unas pruebas físicas valoradas numéricamente. Hasta ahora, que yo sepa, nadie ha denunciado que las chicas tengan un baremo diferente y que, en igualdad de marca, conceden mayor puntuación a una mujer en comparación con un varón. ¿Es esto una discriminación? Por supuesto. Pero, ¿es ofensiva para alguien? No lo parece, ¡ni tan siquiera para las mujeres aspirantes! ¿Se podría afirmar que mantener semejante sistema no es más que una manera de perpetuar las condiciones sobre las que se adquieren comportamientos discriminativos y actitudes negativas hacia la mujer? En fin. Estoy seguro de que estas y otras cuestiones saldrán a la luz intermitentemente y que serán debatidas. En definitiva, el deporte, por su gran impacto social y por su institucionalización, no es solo el reflejo de la sociedad, sino que ayuda a transmitir sus valores. Por esta misma razón, las decisiones que se tomen sobre el deporte estarán orientadas por creencias extradeportivas, sobre quienes somos y qué nos hace similares y diferentes. La práctica deportiva separada será vista como discriminativa si ser hombre o mujer es visto como un rasgo diferenciador. Por esa razón, puede ser más aclarador una argumentación ad absurdum: ¿se le debería permitir a Van de Velde participar en el British femenino? 11 V.-LA MUJER Y LOS JUEGOS OLIMPICOS Lo esturiaré, dada su extensión, y por separar los Juegos Olímpicos “históricos” y los Juegos Olímpicos “modernos”, en varios apartados. A.-HISTORIA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS A.1.-Primera parte: En la antigua Grecia los relatos de mujeres deportistas son escasos. Dependiendo de la polis, por ejemplo en Atenas, las mujeres raramente practicaban algún deporte. En Esparta, sin embargo, el deporte era un aspecto importante de la educación. Asimismo los romanos consideraban que un ejercicio liviano como por ejemplo la carrera y juegos de pelota eran saludables también para la mujer. Las mujeres, a diferencia de los hombres, no participaron en los Juegos, incluso no les estaba permitido asistir a los Juegos como espectadoras. Como en toda regla, habo excepciones, ya que algunas mujeres de la nobleza obtuvieron un victoria en los Juegos Olímpicos en la modalidad de carreras de caballos. En esa época eran proclamados campeones los propietarios y no los jockeys. La primera vencedora conocida fue la princesa KANITSKA, a quien su hermano Angesa I incitó para que participara con sus caballos. KANITSKA ganó dos veces incluso ella misma alzó el trofeo de sus caballos, haciéndose famosa en el mundo entero, y siendo proclamada una heroína. Incluso después de su muerte se construyó y dedicó un santuario en su honor. “Yo Cyniska, descendiente de los reyes de Esparta, coloco esta piedra para recordar la carrera que gané con mis rápidos pies, siendo la única mujer de toda Grecia en ganar”. Esta frase, según Pausanias, historiador y geógrafo griego, esculpida en la base de un monumento de Olimpia, es una evidencia sobre la exclusión de los mujeres de la práctica deportiva en la antigua Gracia, de la misma manera como lo eran de casi toda la vida pública (Susan J. Bandy, Doctora en Filosofía, Universidad de Semmelwesis, Budapest-Revista Olímpica Abril-Mayo 1999), lo que contradice la noticia de que corrieran sus caballos. 12 Después de la princesa espartana otras mujeres ganaron las carreras Olímpicas de caballos; mucha de ellas pertenecieron a la casa de los Ptolemis. La reina Berenike I, madre de Ptolemy II, Arsinoe su hermana y a su vez su mujer y la princesa Berenke Syra, su hija, todas ellas, consiguieron victorias Olímpicas en esta modalidad. Belsestuche, la mujer del rey egipcio PTolemy II ganó en el año 268 a.C. la carrera con tiro de cuatro caballos y en el 264 a.C. la de tiro de dos potros que se celebró entonces por primera vez. En la Época Romana el deporte femenino se propagó gracias a la imposición de la gimnasia como parte de la educación de los estudiantes. A partir del segundo siglo d.C en otros Juegos Panhelénicos hubo competiciones destinadas exclusivamente a las mujeres e incluso llegaron a organizar ellas mismas sus propios juegos locales. Algún mosaico Romano muestra a tres mujeres practicando las disciplinas de salto, disco y carrera como parte de una competición del Pentatlón. Es evidente que el deporte femenino se propagó de manera generalizada en la época Romana. (Sicilia Piazza Armenina.) En Pausiano 5.6.7-8 figura la historia de una madre llamada Kallipateira (o Pherenike) perteneciente a una familia de atletas que se vistió como un entrenador y acompañó a su hijo a la competición. Afirma que según la Ley de Elis: Cuando vas por el camino de Scillus a Olimpia hay, después de cruce del río Alpeio una montaña con un acantilado. Se llama el monte Typaeum y según la ley de Elis se arrojará por este precipicio a cualquier mujer que sea sorprendida presenciando los juegos Olimpicos u ose estar a este lado del río Alpeio durante los días prohibidos a las mujeres”. No obstante ninguna mujer fue apresada excepto Kallipateira (Pherenice). En traducción de Pausianas: Entonces a todos los entrenadores, para acceder al recinto, se les solicitaba la prueba de desnudez. En un intento de llegar a la zona de entrenadores una mujer disfrazada de hombre tuvo que enseñar sus partes y fue atrapada. Kallymera pensó que era una falsa leyenda y se jugó su muerte, fue arrojada desde el acantilado del Monte Typaio por estar al otro lado del río Alpeio. En resumen, se cree que muy pocas mujeres tuvieron la posibilidad de presenciar los Juegos Olímpicos ya que la normas de los Juegos lo prohibían estrictamente.”No hubo mujeres físicamente presentes ni como espectadoras ni en competición”. 13 Por otra parte, los Juegos de la Hearia eran exclusivamente femeninos, en los que se hacían carreras pedestres. En la lista de las especialidades se pueden ver las distancias. Estos juegos se celebraban en el estadio de Olimpia pero en fechas diferentes a los Juegos Olímpicos. A.2.- Segunda parte: Según Pausanias, historiador griego, es una evidencia indudable la exclusión de las mujeres de la práctica deportiva en la antigua Grecia, de la misma manera como lo eran de casi toda la vida pública. (Susan J. Bandy, - Revista Olímpica Abril-Mayo 1999). No obstante, en Grecia subsiste el recuerdo de mujeres deportistas que participaban en juegos públicos. A este respecto comenta Viñuales: “La creencia, muy extendida, de que en la civilización griega prevalecía la guerra y los deportes masculinos es, en parte, un error proyectado al pasado desde nuestro propio mundo.” Un ejemplo se ilustra en el relieve de mármol encontrado del siglo I. Aunque curiosamente en ciertas regiones las conductas evidencian la permanencia de costumbres matriarcales. En referencia de A.Blanco (1986): “La mujer doria gozaba de una libertad de movimientos incluso para hacer deporte completamente desnuda, que escandalizaba a los demás griegos“. A la época pregriega pertenece la Tespíada/Diosa Hipodromea, adorada en su Templo Hipodromión, que dio nombre al mes Hipodromios / julioagosto “mes de carreras de caballos”, y al lugar para la carrera de équidos: Hipódromos. Y a varias heroínas llamadas Hipodamía “Domadora de Équidos” (Damia “Domadora” e hippos = équido, yegua), profesión típica femenina entonces, que participaban en carreras de carros de équidos; y las Deidamias. Entre ellas, puedo citar a: Hipodamía, princesa deificada, que instituyó los juegos en Olimpia de Elis, incluidos en las fiestas “Heraeas” en honor de la Diosa Hera Olimpia en los que las jóvenes disputaban premios en carreras. Ella fue la primera que alcanzó un premio en carreras a pie (en otra versión suponen que la primera vencedora fue Cloris). Las vencedoras alcanzaban una corona. De los nombres de las Diosas Niké (Nico) y Nemea deriva el de los vencedores de 14 los juegos nemeónicos (a los cuales se les daba corona de apio) y otros se llamaban hierónices / hierónicos (de hieros = sagrado y Niké = Victoria). En Olimpia tenía un Santuario llamado Hipodamión, en el que se celebraban fiestas “Hipodamias”. Otra Hipodamia, era hija del Rey de Elida, Oemen/Enomao, que fingiendo buscar un esposo para ella, propuso concurso de carro de équidos y los perdedores morían. Al fin alcanzó la victoria y su mano Pelops/ Pélope, al que aportó como dote una colina de La Elida [el mito es paralelo al de Atalanta: ambas princesas de un reino cuyo trono se heredaba por vía matrilineal y el trono lo ocupaba el esposo: son por tanto “Dadoras de Soberanía” en la época de transición al patriarcado]. En el caso de Pelops/Pélope, alcanzó la victoria y su mano al competir en la carrera con Enomao y fraudulentamente estropearle el carro. Después se casó con Hipodamia, y dio su nombre al Peloponeso. Y para perdonar su traición y el asesinato de su suegro, se dice que instituyó los juegos olímpicos en honor de Zeus. En realidad en principio los Juegos Olímpicos, “Olimpíadas”, se celebraban en Olimpia; la Élida cada cuatro años en honor de la Diosa HERA OLIMPIA en la primera luna llena tras el solsticio de verano del 21de junio. Formaban parte de las fiestas “Heraeas” instituidas por Hippodamia, y eran presididas por las Sacerdotisas Olimpíadas. Lo que evidencia que Pelops sustituyó “machistamente” los juegos instituidos por la princesa Hipodamía y celebrados en honor de la Diosa Hera Olimpia, por los juegos en honor de Zeus. En un principio, en las “Olimpíadas” participaban las jóvenes, pero con el tiempo adquirieron un carácter totalmente machista. A los espectáculos las mujeres casadas no podían ni siquiera asistir, ya que de hacerlo se las castigaba con la ¡pena de muerte!. Aunque aún la Sacerdotisa Elea, de la Diosa Demeter, tenía derecho a ocupar un lugar de honor. Y todavía mujeres solteras podían entrar y salir libremente de los espectáculos y podían participar en carreras y aspirar a los premios. Se sabe que en el año 464 a.C., la espartana Cynisca disputó el premio de la carrera en Olimpia conduciendo un carro de cuatro équidos y lo ganó. Y curiosamente fue “Atalanta”, de La Arcadia, la que se convirtió en “una atleta”, palabra que deriva de su nombre, la que dio nombre a todos los practicantes de ejercicios “atléticos”. 15 Referente a la Historia de los Juegos Olímpicos, recordemos, en resumen, que los primeros Juegos Olímpicos tuvieron lugar en el año 770 a.C. En los mismos, Juegos Olímpicos de la antigua Olimpia en Grecia sólo intervenían los hombres como participantes y como espectadores, como ya he comentado. También que se celebraban unos juegos en honor a Hera en los que participaban las mujeres. A.3.-Los Juegos Olimpicos Modernos. Los juegos olímpicos modernos se iniciaron en Atenas, 1896, por sugerencia y con la coordinación del Barón de Coubertin. Desde entonces se realizan cada 4 años, con contadas excepciones (I y II Guerra Mundial). Las olimpíadas modernas han generado un movimiento mundial basado en el deporte y en la sana competencia, enmarcados en innumerables hechos anecdóticos que hacen de la historia del olimpismo mundial algo interesante y ameno para ser leído. Origen Se tiene conocimiento que hace aproximadamente tres mil años, hacia el 776 antes de Cristo en la ciudad de Olimpia, antigua Grecia, se reunían atletas de diferentes regiones para competir en las diversas modalidades deportivas de la época. De los atletas se esperaba el mejor desempeño para orgullo de su ciudad natal. A cambio se les proclamaba como héroes, colocándoles una corona hecha de ramas de olivo, cortadas con un cuchillo especial por un joven de 12 años, que como condición debería tener sus padres vivos. Los vencedores al llegar, atravesaban un hueco hecho en la muralla de su ciudad, con el fin de ser cerrado después de su paso para evitar que el triunfo escapara de la ciudad; los campeones ofrendaban su trofeo al dios Zeus. A partir de ese momento la manutención del atleta corría a cargo del municipio por el resto de sus días. La práctica deportiva era realizada sin ropa y con los píes descalzos. Se excluían las mujeres y les era vedada su participación como espectadoras. Cualquier violación a la norma se pagaba con la muerte. Sin embargo, una madre orgullosa de la participación de su hijo y disfrazada con una túnica, entró en forma clandestina para observar su participación. Al ser descubierta se le llevó a la corte donde fue 16 perdonada por ser la madre de un campeón olímpico. En la temporada de los juegos se mantenía una tregua sagrada en todo el país llamada EKECHEIRI dándosele al evento una connotación de paz y armonía que no podía ser violada bajo ninguna circunstancia. Como evidencias gráficas sobre los juegos de la antigüedad se encuentran algunas artesanías etruscas donde se plasmó al atleta compitiendo en diferentes disciplinas deportivas. Casi 20 siglos después el Barón de Coubertin, proveniente de una familia de la aristocracia francesa, en una visita realizada al estadio Olímpico de Grecia, tuvo la brillante idea de reiniciar los juegos que se realizaban en la antigua ciudad de Olimpia. El Barón, hombre que a pesar de la presión de su familia cambió la carrera militar por la docencia, con estudios de derecho y su ideología siempre enmarcada dentro de la igualdad social, entendió que la actividad deportiva de aquel entonces era solo privilegio de las clases adineradas de la Gran Bretaña. Consideró entonces la necesidad de masificarla dentro de toda la población, reconociendo sus beneficios en el desarrollo de madurez, nobleza, capacidad de trabajo y bienestar físico que generaba el esfuerzo y la sana competencia. Aliados a esa idea estaban los avances tecnológicos de la segunda mitad del siglo XIX, con el invento de los buques a vapor y el telégrafo, situación afortunada que acortaba las distancias entre los diferentes continentes. Hacia el año 1894, el Barón de Coubertin dio origen al movimiento olímpico mundial, al convocar a 14 países creándose el primer Comité Olímpico Internacional (COI), con sede en la prestigiosa universidad parisina de la Sorbona. Dentro de ese contexto académico se adjudicaron los primeros juegos olímpicos de la era moderna a la ciudad de Atenas en reconocimiento histórico a los juegos de la antigüedad. En el mismo congreso fue elegido el primer presidente del COI, cargo asumido por el griego Demetrios Bikelas, mientras que el “Barón del Deporte” como se le llamó a Coubertin, ocupó el cargo de secretario general. A pesar de las dificultades políticas y financieras que afrontó la organización y gracias a diferentes aportes económicos, especialmente el de un acaudalado comerciante griego llamado George Averof, residente en Alejandría, el cual aportó un millón de dracmas para la construcción del estadio olímpico, se logró la inauguración de los juegos por el rey Jorge l 17 en el año 1896 en el monumental estadio olímpico de Grecia y ante 70.000 espectadores. En ellos participaron 311 atletas de 11 países y a pesar de los reveses de la mayoría de los atletas griegos, el humilde panadero Spiridon Louis consiguió el triunfo en la Maratón de 42 kilómetros. La prueba, una de las más prestigiosas de la competencia olímpica, fue diseñada recordando la gesta heroica del soldado ateniense que en la antigüedad y después de la batalla, recorrió la misma distancia entre el valle de Maratón y Atenas para anunciar la gran noticia del triunfo de los atenienses sobre los persas. Al terminar su recorrido, cayó muerto por la fatiga y el cansancio. Pierre de Coubertin el creador de los Juegos Olímpicos modernos, se opuso hasta su muerte a la participación de las mujeres, en los mismos. Las primeras mujeres que compitieron en un acontecimiento olímpico fueron las francesas Filleaul Brohy y Marie Ohnier, que lo hicieron en el deporte de croquet, en los Juegos Olímpicos de París de 1900. (Sólo participaron siete mujeres de un total de 1.066 deportistas). La tenista Charlotte Cooper, de Gran Bretaña, fue la primera mujer que ganó un campeonato, en tenis individual en 1900. Hubo alguna presencia femenina en los JJOO de Londres, 1908. Pero fue en Amsterdam, en 1928, donde finalmente tuvieron lugar los verdaderos comienzos olímpicos de las mujeres con cerca de 300 deportistas –casi 10 por ciento del total– y sobre todo con su participación en el deporte rey, el atletismo, de Betty Robinson y Lina Radke. ¿Por qué el creador de los Juegos Olímpicos Modernos no permitía la participación de las mujeres en la Competición deportiva? ¿Acaso pretendía él “protegerlas”? O sería su formación sexista o como dice Yves Boulonne en la Revista Olímpica de Febrero-Marzo de 2000, al referirse a que es el hogar el espacio del cual la mujer no debe alejarse so pena de que su moral sufra las consecuencias; el hombre le reconoce deberes más que derechos: "Es la ley de la casa, esa fue la imagen dominante de la madre que Coubertin recibió durante su educación escolar, y ésa fue también la imagen de la mujer que le presentó la ciencia francesa de la época". Cabe preguntarse por Coubertin, su época, su clase, su educación y sobre todo su vasto conocimiento del pueblo griego, lo que muy seguramente lo influyeron para mantener su posición discriminatoria. A manera de inventario podría también preguntarse ¿qué papel social jugaba la mujer en el mundo en 1800? . 18 Coubertin, muy a su pesar ve cómo la mujer empieza a participar en los Juegos Olímpicos de 1900 en número no superior a 24 y en cinco deportes. En los Juegos de la XXVII Olimpíada en Sydney, las mujeres competieron en 25 de los 28 deportes incluidos en el programa. El 38% de los 10.382 atletas inscritos, fueron mujeres. En toda la historia de los juegos Olímpicos Modernos (de 1900 a 1996) de Verano, el porcentaje de participación femenina fue del 17,55% (13.988), sobre un total de 79.702 hombres; mientras que en los Juegos de Invierno (de 1908 a 1998) fue del 21,85% (2.908) sobre un total de 13.310 participantes. Y dos mujeres inauguran Sydney 2000: La nadadora australiana Kevin Berry, da el relevo de la antorcha olímpica a Miriam Wyzenbeek. El crecimiento significativo comenzará en 1976 con 20 por ciento de mujeres en los Juegos; el 25 por ciento en 1988; y el 35 por ciento en Atlanta. Los Juegos de Sydney del año 2000 marcaron un gran paso hacia la igualdad entre las mujeres y los hombres en los Juegos Olímpicos, tras los progresos ya realizados en Atlanta. En los Juegos de Verano de 2004, en Atenas, la cuna de los juegos olímpicos, 4.329 mujeres, un 40,7 por ciento de la totalidad de los atletas, compitieron y establecieron un récord de participación femenina en las Olimpiadas. Y las deportistas siguen participando con mejor preparación, en cada evento olímpico. ¡Citius, Altius, Fortius! ========= ===== 19 VI.- MUJERES ATLETAS: “Síndrome de la triada de la mujer atlética” En capítulos aparte, he comentado con detenimiento todo lo referente a “Mujer y Deporte”. Ahora, incorporado a mi revisión sobre “Deporte y Salud”, comentaré someramente el llamado “Síndrome de la triada de la mujer atleta”, dirigido especialmente a la mujer que hace atletismo con dedicación suficiente o como profesional. ¿Qué es la triada de la mujer atleta? La “triada de la mujer atleta” es un trastorno que comprende tres síndromes clínicos detectables en la mujer atleta: 1) Se afectan sus hábitos alimentarios. 2) Se alteran sus períodos menstruales. Y 3) La resistencia de sus huesos se resiente. Si una mujer atleta presenta esta triada sintomática puede padecer la llamada “Triada de la mujer atleta”: es que ha dejado de comer normalmente. Sus períodos menstruales han desaparecido o se han vuelto irregulares. Y también puede tener osteopenia u osteoporosis: enfermedad que hace que sus huesos sean débiles y frágiles. Sin tratamiento, la pérdida de la resistencia de los huesos puede durar para siempre, y complicarse en cualquier momento. ¿Cuáles son los factores de riesgo para la triada de la mujer atleta? Ser una atleta competitiva. Practicar deportes que requieran que controle su peso con frecuencia. No tener tiempo para compartir con sus amigos pues el deporte consume todo su tiempo libre. Hacer más ejercicio de lo necesario para su deporte. Ser empujada por su entrenador o por sus parientes para ganar a toda costa. ¿Cuáles son los síntomas de la “triada de la mujer atleta”? Algunos síntomas de la triada de la mujer atleta son la pérdida de peso, la ausencia o 20 la irregularidad de sus períodos, la fatiga y las fracturas por esfuerzo, como ya señalé más arriba. ¿ Se debe preocupar por esto una mujer deportista todavía joven? Siendo una atleta, si le falta el período durante más de tres o cuatro meses esto debe hacerle sospechar la presencia de un déficit en la resistencia de sus huesos, con sus consiguientes peligros, a pesar de no ser senil ni tener la menopausia. Debe consultar con su médico, preferentemente Especialista en Medicina Deportiva. Cómo se diagnostica la triada de la mujer atleta? Su médico le hará un interrogatorio completa y un examen físico. Le debe preguntar acerca de sus períodos, patrones de ejercicio que realiza y hábitos alimentarios que realiza. También debe preguntarle si toma medicamentos tales como píldoras anticonceptivas, laxantes o píldoras para adelgazar de cualquier naturaleza, o incluso dopantes. ¿Cómo se trata la triada de la mujer atleta? Su médico le aconsejará acerca de cambiar la forma como usted come y como hace ejercicio. Después de hacer unos pocos cambios, ordenandolos correctamente es muy posible que sus períodos regulares regresen. De lo contrario, podría proponerle e indicarle la necesidad de tomar algunos medicamentos, tales como píldoras para el control de la natalidad, por su contenido hormonal, u hormonas (como estrógeno y progesterona) para hacer que su cuerpo deje de perder más resistencia en los huesos. ¿Cómo se puedo prevenir la aparición de “la triada de la mujer atleta”? Comiendo una dieta nutritiva y bien balanceada. Haciendo ejercicios en cantidades más moderadas, y en todo caso controlados. Informando a su médico acerca de cualquier cambio en su período menstrual. 21 El Médico Especialista en Medicina de la Educación Física y Deporte es el indicado para regular su género de vida, su preparación deportiva y alimentación, para evitar lesiones o enfermedades debidas al deporte, incluida la “triada de la mujer atlética”. Cádiz, 2010-01-10 Firmado: Adriano López. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Huizinga, J. (1987). “Homo ludens”. Ed. Alianza, Madrid. Mosterín, J. (1978). “Racionalidad y acción humana”, Alianza, Madrid. Parlebas, P. (2001). “Juegos, deporte y sociedad. Léxico de praxiología motriz”, Paidotribo, Barcelona. FUENTES: Gilman, David (1993). Athletics and Mathematics in Archaic Corinth: The Origins of the Greek Stadion. Philadelphia: American Philosophical Society. Raschke, Wendy J.,1987 (ed.): The Archaeology of the Olympics: the Olympics and Other Festivals in Antiquity. Madison, Wisconsin: Wisconsin University Press, 1987 The Olimpics Games in the ancient Greece Nicolaos Yalouris, Atto Szimeck, Ekdotike Anthenon Athens Greece 1982. =========== 22 – ¿ 23 El crecimiento comenzará en 1976 con 20 por ciento de mujeres en los Juegos, 25 por ciento en 1988 y 35 por ciento en Atlanta. Los Juegos de Sidney del año 2000 marcaron un gran paso hacia la igualdad entre las mujeres y los hombres en los Juegos Olímpicos, tras los progresos ya realizados en Atlanta. En los Juegos de Verano de 2004, en Atenas, la cuna de los juegos olímpicos, 4.329 mujeres, un 40,7 por ciento de la totalidad de los atletas, compitieron y establecieron un récord de participación femenina en las Olimpiadas. Y las deportistas siguen participando con mejor preparación cada día, en cada evento olímpico. ¡Citius, Altius, Fortius! REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS… Tourdieu, P. (1998). “La distinción: criterios y bases sociales del gusto”, Taurus, Madrid. Etxebeste, J. (2001). París V, París. Huizinga, J. (1987). “Homo ludens”. Ed. Alianza, Madrid. Mosterín, J. (1978). “Racionalidad y acción humana”, Alianza, Madrid. ebas, P. (2001). “Juegos, deporte y sociedad. Léxico de praxiología motriz”, Paidotribo, Barcelona. FUENTES: Gilman, David (1993). Athletics and Mathematics in Archaic Corinth: The Origins of the Greek Stadion. Philadelphia: American Philosophical Society Raschke, Wendy J.,1987 (ed.): The Archaeology of the Olympics: the Olympics and Other Festivals in Antiquity. Madison, Wisconsin: Wisconsin University Press, 1987 The Olimpics Games in the ancient Greece Nicolaos Yalouris, Atto Szimeck, Ekdotike Anthenon Athens Greece 1982. 24