Sociedad La generación del

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Domingo. 12 de mayo de 2013 • LA RAZÓN
Sociedad
Juan Vidal
Madero
RELEVO
GENERACIONAL
NUEVO MILENIO
JUAN VIDAL / Diseñador, premio al
«The Me Me Me
Generation»
En un reportaje algo duro,
la revista «Time» no duda
en calificar a los jóvenes
actuales como «vagos y
narcisistas», dependientes
de las nuevas tecnologías
y las redes sociales.
talento «Vogue Who’s on Next»
«SER INDIVIDUALISTA CURTE,
APRENDES A EQUIVOCARTE»
Su creatividad y buen hacer con la aguja le permitieron el pasado jueves hacerse
con el Vogue Who’s on Next. «Creo que no soy muy diferente a mis compañeros de
generación. Es cierto que podemos ser individualistas. Esto tiene una doble lectura.
Por un lado, si te equivocas, lo haces tu solo con todo lo que implica. Pero, por otro,
te curte y te permite controlar aquello que haces. Trabajamos el doble que otras
generaciones, es lo que hace la lucha por la supervivencia», explica Vidal.
LOS PERDIDOS
La generación del
Atrapados en la apatía
El término «Generación X»
se usa para las personas
nacidas en los 70. También
se conoce como la
generación perdida, pues
han vivido los mayores
cambios de la sociedad
actual, el paso de las
dictaduras a la
democracia, la idea de
familia, el rechazo a la
religión...
EL EGO SUBE
La generación del «Yo»
Así se bautizó a los
nacidos en el «baby
boom» de los 50 y 60. Se
lOs presentaba como
hombres y mujeres
inquietos en búsqueda de
la autorrealización.
«Yo Yo Yo»
J. V. Echagüe / E. Montalbán
MADRID- ¿«Generación Y»? ¿«Generación Millenials»? ¿Qué etiqueta les «colgamos» a los jóvenes
actuales? Es más: ¿hay necesidad
de otorgarle una? La revista «Time»
ha dado un paso al frente, sobre
todo ahora que la llamada «Generación X» sobrepasa los 40 años. Su
portada es elocuente: la «Generación del Yo Yo Yo» –«The Me Me Me
Generation»–. De esta forma, se
refiere así a la también llamada
«Generación Millenials», los nacidos entre el 1980 y 2000. Han crecido inmersos en la era digital, al
amparo de nuevos modelos sociales, bajo una mayor prosperidad
económica y con más preparación
académica que sus padres. El artículo de «Time», escrito por Joel
Stein, los califica de «vagos y narcisistas». E incluso deja ver que la
incidencia de los trastornos de
personalidad es tres veces más alto
en los jóvenes de 20 años que en la
generación que ahora tiene 65
años en adelante. Aparte, conside-
ra que tenemos que tener «miedo
de ellos», pues «la revolución de la
información les ha otorgado la
tecnología para competir contra
grandes organizaciones».
El nombre de «Yo Yo Yo» no deja
de ser un guiño a la «Generation
Me», término con el que se bautizó
a aquellos nacidos durante el
«baby boom» –entre 1946 y 1964–.
Un nombre dado por unas aspiraciones a la autorrealización. Ahora,
según Stein, esta tendencia se habría multiplicado. ¿Anda «Time»
en lo cierto?
«Ser joven en el mundo anglosajón es muy diferente a serlo en
España», apunta Pau Marí-Klose,
sociólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza. «Hay experiencias
de transiciones a la vida adulta que
no tienen nada que ver entre España y EE UU. Los itinerarios educativos son muy diferentes. Y aparte
de las altas tasas de abandono escolar, también hay problemas de
inserción laboral, otros modelos de
familia...», añade.
Desgraciadamente, en España
La etiqueta «ni ni» se queda
corta. Nativos digitales,
individualistas... ¿Cómo
definir a los jóvenes más
preparados de la historia?
contamos con el exponente de la
«Generación Yo Yo Yo»: la «Generación Ni-Ni», que ni estudia ni trabaja. Pero Klose lo quiere poner en
contexto. «Su magnitud se ha exagerado. Buena parte de estos jóvenes tienen responsabilidades domésticas: cuidan a sus padres, de
su casa... Si de verdad se contabilizara a los jóvenes que ni estudian,
ni trabajan, ni se esfuerzan por
encontrar trabajo, el resultado sería insignificante», afirma. De hecho, por su experiencia, percibe a
una juventud «que hace un esfuerzo enorme por formarse» y en la
que no hay más pasividad que en
generaciones anteriores.
Falsos estereotipos
Para el sociólogo Antonio López,
catedrático de Trabajo Social y Servicios Sociales de la UNED, los estereotipos sobre la juventud son
falsos, pues se usan para crear un
sentimiento de culpabilidad sobre
los jóvenes. «Se quiere proyectar
una imagen única de la juventud,
pero en realidad se trata de un co-
lectivo muy heterogéneo». López
responde así a las acusaciones que
tildan a esta generación, nacida en
los años 80 y 90 del siglo pasado, de
vaga, egoísta, superficial, individualista o acomodada. «Puede ser
verdad que muchos jóvenes sean
así, pero también lo es que otros
muchos representan todo lo contrario: son trabajadores, emprendedores, con ganas y bien formados»,
y no sólo se ocupan de su propio
bienestar personal. «Clasificar generaciones sin precisar detalles es
un eslogan, no un conocimiento
científico. No se puede culpar a los
jóvenes y decirles que no se quieren
mover. Puede ocurrir, pero no se
puede generalizar».
Con todo, el estallido de la crisis
no ha ayudado, ni mucho menos,
a cambiar la imagen negativa que
muchas veces se muestra de la
juventud. «No es cierto que los jóvenes prefieran quedarse cómodamente en casa de sus padres y
no quieran emanciparse. Hay
mucha voluntad de emancipación, pero hay pocas posibilida-
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LA RAZÓN • Domingo. 12 de mayo de 2013
monimoleskine.wordpress.com
BEATRIZ JURADO
Presidenta de Nuevas
Generaciones del PP
«LAS REDES
SOCIALES NOS
REFUERZAN»
¿La generación más
individualista? «Es
cierto que nuestra
sociedad impone el
individualismo y lo
colectivo queda en un
segundo plano. Pero no
es menos cierto que la
sociedad española, en
estos momentos
difíciles, ha demostrado
que es solidaria. Y mi
experiencia en el PP es
que cada vez contamos
con más afiliados»,
explica Beatriz, que ve
claro que las nuevas
tecnologías sí definen
en parte su ser y hacer.
«Para nosotros no es
algo nuevo. Somos
nativos digitales. Las
redes sociales permiten
reforzar tu “yo”
individual». Pero, ¿están
acomodados? «Sólo los
jóvenes con fuerza y con
iniciativa cambiarán el
futuro».
des». Y la culpa parece no ser sólo
de la falta de empleo. «El mercado
de trabajo está muy complicado,
pero además, las políticas sociales
para jóvenes son inexistentes», explica este experto, que ha sido
coautor, junto a Almudena Moreno
y Sagrario Segado, del estudio «La
transición de los jóvenes a la vida
adulta. Crisis económica y emancipación tardía», de la Obra Social La
Caixa. «Su recurso fundamental es
su propia familia; ni siquiera acuden a los Servicios Sociales», dice.
Relaciones virtuales
A pesar de todo, López reconoce que
ese concepto ligado a la «Generación Yo Yo Yo» viene dado por el tipo
de sociedad en la que vivimos. Según este experto, parte de este
efecto puede explicarse viendo la
forma en que los jóvenes, nativos
digitales, –también los adultos– hacen uso de la tecnología y se relacionan a través de las redes sociales.
«Facebook es el lugar donde te presentas ante los demás para que te
vean. Si una persona tiene 5.000
amigos en las redes sociales, en
realidad no son amigos, son mirones», afirma Antonio López. «Internet es maravilloso, pero a la vez, una
parte importante de cómo nos relacionamos viene dada por cómo nos
mostramos. Es una autoventa con-
tinua. No es ni bueno, ni malo. Es
como funciona, con aspectos positivos y negativos», dice.
«Estamos inmersos en una sociedad consumista y aspiracional,
en la que te identificas por lo que
puedes conseguir o llegar a ser»,
apunta. Y esas aspiraciones de los
jóvenes son, por lo general, bastante altas. «Experimentan como
propio el nivel de vida de sus padres, y ésa es una expectativa difícil
de alcanzar, más si cabe en tiempos
de crisis», apunta el sociólogo. De
ahí que en ocasiones se relacione
una mayor prevalencia de los trastornos narcisistas con la juventud,
si bien López cree que esta circunstancia no es, ni mucho menos, exclusiva de este grupo poblacional.
«Todo viene dado dado por el
modelo de consumo y sociedad de
la imagen, que busca el bienestar y
las sensaciones inmediatas e idolatra todo lo juvenil. De ahí que luego
los adultos opten, por ejemplo, por
la cirugía estética o por llevar una
ropa más juvenil. Se busca reproducir el modelo de los jóvenes, su
atractivo, energía vital o estilos de
vida». Por eso, no cree que el egoísmo, el individualismo o la superficialidad sean una norma general en
los jóvenes. «Son características de
los jóvenes, pero también de los
adultos», asegura.
Yo, mí, me, conmigo
Javier Quintero
EL EXPERTO
Psiquiatra y director de PSIKIDs
S
i bien no es fácil generalizar, es clave
entender la importancia que tiene el
contexto a la hora de explicar ciertas
características comunes a las diferentes
generaciones. En este sentido la «Generación Y» creció en un mundo marcado por
los cambios, la prosperidad económica y el
desarrollo tecnológico. Lo han tenido todo
y de todos, y a pesar de haber visto cómo sus
padres han tenido que esforzarse para conseguir las cosas, no necesariamente ellos
han llegado a interiorizar ese camino. Se han
formado bien, incluso mejor que algunas
generaciones pretéritas. Son agiles y flexibles, con lo que los cambios no suponen una
amenaza y están dispuestos a asumir retos,
pero no sacrificios.
MÓNICA DE TOMÁS
Periodista, modelo y blogger
«DE VAGOS, NADA. TRABAJO DE SOL A SOL»
«Generalizar siempre es un error». Es la premisa de Mónica de Tomás al
analizar el reportaje de «Time». «No me veo reflejada ni identifico a mi
entorno. De vagos nada. Trabajamos más allá de lo que se nos pide en el
caso de los “freelance”, con una flexibilidad impensable en otros
tiempos», explica esta periodista que se mueve como pocos en las redes
sociales. «Estar presente en Twitter exige una presencia constante. Y eso
hace que seamos proactivos». Este esfuerzo tiene su recompensa.
Mónica es referente entre las blogueras de moda, además de embajadora de la firma Tag Heuer. «También se nos tacha de superficiales. No es
así. Precisamente la blogosfera es un espacio que ayuda a expresar tus
ideas, una libertad que no te dan otros medios de comunicación».
Su comunicación es predominantemente virtual. Se han incorporado a las nuevas
tecnologías y las redes sociales desde el
primer momento y esto ha determinado
su estilo de comunicación, obviando la
parte no verbal de la misma, y otorgando
más importancia a los «emoticonos» que a
las emociones. Esto tiene como resultante
una interferencia en la capacidad de empatizar con el otro, con sus sentimientos y
también con sus necesidades.
En este contexto se explica con facilidad
que la personalidad se desarrolle centrado
en uno mismo, distante de las necesidades
emocionales del otro, con un marcado
hedonismo y con dificultad para asumir
sacrificios personales, lo que en definitiva
caracteriza al Trastorno Narcisista de la
Personalidad, que además incorpora otros
rasgos como la exigencia de admiración
por el entorno, grandioso sentido de uno
mismo, excesiva preocupación por una
fantasía de éxito ilimitado y creencia de «ser
especial».
Los adultos de hoy, fueron los jóvenes
ayer y los jóvenes de hoy serán los adultos
del mañana. Aprendamos de nuestra historia, es responsabilidad de todos propiciar el
mejor ambiente de los posibles para favorecer el mejor desarrollo de los probables.
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