Alo YII. f P K . K I O O I C O 1*míelo» tle • l i l T K i l E S U * MOJlAl<IKM F s u s c r l c l o a . Ka F i n u r a * , trimestre. F a e r a . i tem. D K . . . . . . 2'-'>0 id KEDACION Numero suelto f» finarlos. N(> 0.1) II!) I I ' I I V U B Y EQUIVOCA v e n I N • IMITACION it«S LO* -i 'de \ C I U 5 » I T * O » S CB I C O U T B S líl vfp.lilar.» -i» *Co»nSU Cu. M A » 'kXDOKk* H m'oren. V» 11 fi-) \¡ ÍUoa-i letreros ij adornos (LÍ ir.1T» ;IT!M!'II«. J U N T A S u n l a o u f t l e r t a las nos pmmus y p o r « I a d j u n t o SRU.O <IU Í2 LA C0MPAÜIÀ COLONIAL. Tifias las íiiísss que se celebrarán cada media hora, FERNANDO de ellas y encomendarle í» Dios. vesado, muchos obreros que á ellos se dedicaban vieron cerrados sus medios de adquirir él sustento, y agolarse en poco tiempo los escasos ahorros que su previsión les hiciera acumular en dias más felices, han dado vida h. una institución hoy más estendida en los grandes centros de población, y que es como la carcoma que roe «I corazon de 'os infelices à quienes sujeta entre sus férreos lazos. Nos referi- mos a las cajas de préstamos, moderna carátula con que han cubierto su rostí o los usureros antiguos, poniendo asi su persona al abrigo del desprecio, si no de jas iras populares con que en tiempos no muy remotos eran tratados esos seres que resumían cuanto de innoble y re** pugnante tiene la explotación inicua del hombre por el hombre. En otros tiempos había en casi todas Biblioteca de Figueres de algun valor y se lleva á desaparecido ha la caja de préstamos con la nocente ilusión de po- cambiado derlo rescatar algun dia. El prestamista de forma: el usurero antiguo era el gusa- examina minuciosamante una & una las no que se arrastraba entre infecto lodo; prendas que se le presentan y ofrece por perdido ellas una exigua cantidad que en la ma- su repugnancia, es la crisálida que ha yor parte de casos no llega á la cuarta dejado el capullo de la odiosidad que la parle de su valor. Entrega aquella canti- envolvía y se presenta à la vista como dad después de rebajar de ella el impor- un ser filantrópico necesario vida te de una mensualidad ó interés antici- del obrero y como un complemento á su pado dé la cantidad prestada; y este in- felicidad y bieneslár. terés anticipado unido á lo que percibe á la esperaba presta- á Sus vlnlirn,i< en y las devoraba á la luz la caja por custodia y ahñacenaje se ele- va al tipo enorme de 6 3 ' 1 5 por ciento anual. ¡Interés horrible,capaz por si solo de absorber el mayor Y de lo¿ capitules! esos:¡intereses deben satisfacerse moribunda de agonizante candil ó nau- con puntualidad y siémprepor anticipa- seabunda candela; hoy do, so pena de ver entronizado en desaparecer de la lujoso Salou, defendido por férréa verja, caja y perdeise en el insondable abismo las aguarda para devorarlas á la esplén- de la subasta pública la prenda empe- dida luz del S'd. ó á la poco menos v i t a ñada. mi- le nombraba con voz tenue como un so- desgracia de tener que recurrir á la caja cuyo trato todos plo la casa mal lila ó la càsa del os ífe- de préstamos, rioe> «iifícil asegurar que todos esquivaban, ro: hoy no hay necesidad de nombrarla; antes pero h quien en ciertas ocasiones,cuantió ella misma ostenta en empeñado, trascurrirán algunos la desgracia y la que rechina ei• l-re los hierros del balcón, durante cuyo tiempo, ban à la puerta de una familia, se apre- el nombre con exactitud inexorable las semaíia? y suraba ésta á visitar en su tugurio á al- préstamos. hóian, cuyo saludo merced á las cuales paba como vampiro insaciable. Y aún hay mhs. Cuándo uno tiene la raban tocios de reojo, r a , la industria y el comercio lian atra- ria, hácese un lío con lodo lo que queda del mechero de gas; antes b ?<u cubil se las poblaciones un hombre à quién l a * grandes crisis que la agricultu- ción de sus semejantes coya sangre chu- un zaquizamí Se suplica & los parientes, amigos y conocidos se sirvan asistirá alguna y LOS M O N T E P I O S . 39. mis/a; antes P A S A D O S . C o m u n i c a d o s . V precios módicos y convencionales. llamaba usurero, hoy se llamà D E TRAVER y No se devuelve ningún «riginal. ra no dar lugar à la sospecha. Antes se se dirán en T Las Cajas de Préstamos número « O F I C I A » 4 n m i e i o s Y hasta el nombre ha cambiado pa - desdé las cinco de sufragio del alma ¡1c S U S V . el usurero molerno, sin haber la manaría del limes Tí del corriente, en la Iglesia parroquial D. A ile nuestra sociedad: solo parecidos v S l V C.>L'>XIVL * > r-.soóoiw* »or M\UC\ KN PHOIMKDir) (le C Este sér odioso no ha a COMPAÑIA COLONIAL de Madrid. TM 3USirrias i >?I it InS /ÍM I i ï J S Í S S ADMINISTRACION, Calle del /'alan, I ' C ):,') S I U . L KHC POR L0_ MENOS UNA VIÜ C VI)\ SEMANA. 2 p-setas . ' H A T S í S t l desesperación llama- honorífico labrada (?) muestra de Caja de l'erò si el usurero al convertirse en todo el mundo para implorar un socorro prestamista ha cambiado de forma, no que nunca se les negaba,mientras tuvie- ha pérfido sus instintos; anie.s bien, agu- se la casita de sus padres, ó el huerto zando su ingenio ha abierto en su sér una que cuidaban sus hijos que Respondiese nueva vía á lin de tragar, gargantúa in- déla exigua cantidad que Se les saciable, cuanto se presente recatándose procu- Y no era raro, sino muy común ver al podo tiempo, cOmO el desgraciado que habia cai<lo entre las garras de su verdugo, debatiéndole entre los lazos que le aprisionaban como la mosca entre la lela en que la Envuelve al alcance de su mano. Nada está libre de su vora- raba, la araña, iba perdiendo el huerto que cuidaban sus hijos y la casita donde nacieron sus padres, y ver engrosar el capital y la hacienda de aquel cu\o saludo se esquivaba y cuyo trato jra menospreciado, liste sér innoble, este sér despreciado, á quien nadie amaba pero h quien lodus temían, era el usurero que vivía de la explota- cidad"? líeiías, la ha meses, caja contará h^Sta los dias que medien entre la última de tas horas de la noche, que ptieda recuperar lo 'que edificios, herramientas, muebles, vestidos, libros, joyas, todo lo paga y el plazo fatal, y cuando el reloj suene la última campanada, anunciase la venta y el subastador público espone la cautiva pren ia, y pregona su precio y la cede al mejor postor, que al llorársela, lleva consigo la postrera esperanza de quien se despidió de eila quizás lloran lo. To lo en la caja de préstamos es [re- devora, lodo lo engulle, y ja y de lo que pulsivo, t pesar del lujo y confort cae entre sus garras! pocas veces vuelve reina en ella; al poder de su primitivo dueño; no por- labios delgados y barba puntiaguda,pó- que se funda ó destruya en poder del mulos salientes y frente deprimida,basta prestamista, sino porqué ¡as condiciones los robustos armarios en cuyos profundos para la devolución son tan terribles, qué senos se encierran como en archivo tris- casi nunca pueden cumplirse. tísimo, mudas historias de miserias y d e - di-sde el prestamista que de cuando la desgracia <e sesperaciones. Hasta la p a p e l e t a en q u e cierne sobre una familia y se halla con se estiende el esplolador contrato eu ( i o t a todos s i s recursos agota los, y el ham- encarnada, parece estar escrita bre se hace sentir,) si no el hambre una sangre de las victimas que al necesidad no menos exigente y perenlo- en la estancia fatal a l g u n v a m p i r o ÍP¥T~ En efecto: con t a penetrar