l ¿Necesitas la presencia de los hermanos en Cristo para poder hacerle presente hoy? SOMOS EL PUEBLO DE LA PASCUA Somos el pueblo de la Pascua, Aleluya es nuestra canción, Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón. Gloria a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador, gloria al Espíritu divino: tres Personas y un solo Dios. El Señor ha vencido al mundo, muerto en la cruz por nuestro amor, resucitado de la muerte y de la muerte vencedor. (Himno de la Liturgia de las Horas) XIV Domingo del Tiempo Ordinario Is 66, 10-14c l Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz. Sal 65 l Aclamad al Señor, tierra entera. Gál 6, 14-18 l Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. Lc 10, 1-12. 17-20 l Descansará sobre ellos vuestra paz. El ha venido a hacernos libres con libertad de hijos de Dios, El desata nuestras cadenas; alegraos en el Señor. Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación, no han escuchado la noticia de Jesucristo Redentor. Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor, mensajeros del Evangelio, somos testigos del Señor. Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad www.diocesispalencia.org medios@diocesispalencia.org Dominicas Contemplativas Palencia dominicaspalencia@dominicos.org 7 Julio ¿Has escuchado la invitación de Jesús a ser misionero en el ambiente en que vives? ¿Y si tu misión estuviera “un poco más allá”, lejos de tu familia, de tu casa, literalmente sin talega ni alforja...? l Descansará sobre ellos vuestra paz D espués de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”. Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad. Los setenta y dos volvieron con alegría, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». de manifiesto las condiciones para seguirle: el desprendimiento, la pobreza, y la confianza. P l Evangelio de este domingo debemos leerlo teniendo en cuenta el del domingo pasado, e incluso el anterior, porque este año estamos escuchando una lectura continuada del Evangelio según San Lucas. Recordemos: Jesús decide emprender la subida a Jerusalén, que sabe que es el lugar donde va a llevarse a cabo su “ascensión”, es decir su pasión, muerte y resurrección. Y el domingo pasado veíamos cómo renuncia a la violencia ante aquellos que no le reciben -porque “no he venido a condenar, sino a salvar”- y pone ues bien, hoy llega, para los discípulos, el momento de “las prácticas”: “¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos”. La tarea de la Evangelización es urgente: “no os detengáis a saludar a nadie por el camino”. Jesús parece que tiene prisa en que se anuncie su llegada. Los envió “a los pueblos y lugares donde pensaba ir él”. Los envía de dos en dos: ¡qué importante es tener cerca a los hermanos, sentirnos “comunidad predicadora”! Y el desprendimiento que anunciaba el domingo pasado -en la teoría- es ahora radical: “ni alforja, ni talega, ni sandalias”. Con estas premisas, los discípulos marchan, y vuelven con un éxito rotundo. ¿Dónde está el secreto? “Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones”. Lucas 10, 1-12. 17-20 E E ncontramos en este una especie de “premonición” de la misión evangelizadora que se le encomendará a la Iglesia después de Pentecostés. Con la particularidad que esta misión se encomienda no solo a los doce, sino a los “setenta y dos”. Es decir, que todos los bautizados estamos llamados a ser estos obreros de la mies, que cada vez es más abundante. Y el equipaje con que se nos envía no son tratados teológicos, ni programas o discursos minuciosamente preparados, ni actas de congresos o capítulos, ni nada parecido: la experiencia de haber convivido con Jesús y el poder que Él nos otorga. Es lo que se le anunció también a Pablo: “La fuerza se realiza en la debilidad. Te basta mi gracia!”. ónde hemos dejado aparcada u olvidada la “alegría porque vuestros nom¿ta elDmandato bres están inscritos en el cielo”? No es necesario tener muchos dones: basde Jesús y la potestad que se nos ha dado. Lo demás, vendrá por añadidura. ¿Cuándo empezamos…?