37 LATERCERA Domingo 12 de abril de 2015 el Presidente Castro –y él estará de acuerdo- tenemos diferencias significativas entre nuestros dos países”, reconoció Obama. Sin embargo agregó: “Los Estados Unidos miran hacia el futuro. Nosotros no queremos estar atrapados en la ideología, por lo menos yo no lo estoy. Me interesa el progreso y me interesan los resultados”. Sólo segundos después de finalizada la intervención del Presidente norteamericano, fue el turno de Castro, quien sonriente inició su discurso: “Ya era hora de que yo hablara aquí a nombre de Cuba”, dijo entre medio del aplauso cerrado de todos los presentes. Junto a esto, el mandatario cubano adelantó que había solicitado extender su intervención por más del tiempo acordado para cada Presidente. “Hablaré más de ocho minutos por lo que me deben de las seis cumbres en las que me excluyeron”, aseguró. La exposición de Castro finalmente se extendió por más de 49 minutos. En su alocución, el Presidente repasó con tono firme el detalle de la relación de Cuba con Estados Unidos, país que sindicó como el responsable de más de 50 años de agravios. Sin embargo, en este punto –y ante la sorpresa de los presentes- Castro declaró: “Pido disculpas al Presidente Obama y a otros por expresarme así, yo mismo le dije que la pasión se me sale por los poros cuando de la revolución se trata. Le pido disculpas porque el Presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad en nada de esto, como los diez (Presidentes) anteriores. Todos tienen deudas con nosotros menos el Presidente Obama”, aseguró. Sus elogios al Mandatario estadounidense no quedaron ahí: “En mi opinión, el Presidente Obama es un hombre honesto. Admiro su origen humilde y creo que su forma de ser obedece a ese origen humilde”. Los analistas concuerdan que desde el 17 de diciembre pasado, día en que se anunció el restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Washington, se han realizado avances sostenidos. Las negociadoras, Roberta Jacobson de Estados Unidos y Josefina Vidal de Cuba, se han reunido tres veces, dos de ellas en La Habana. Altos funcionarios de los dos países han dialogado sobre Derechos Humanos.b ENTREVISTA GUSTAVO MOHME COLUMNA DIRECTOR DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE LA PRENSA María Elena Alvarez Desde la VII Cumbre de Las Américas, el director de la Sociedad Interamericana de la Prensa, Gustavo Mohme, realiza una crítica a lo que califica como una actitud pasiva por parte de los gobernantes de la región respecto de la restricción de la libertad de prensa en Venezuela, Ecuador y Cuba. P ¿Por qué la SIP decide participar de esta cumbre? R Lo que queremos poner es el acento en el tema de la libertad de expresión como un eje fundamental para el desarrollo de hoy. El despliegue periodístico que hay acá es impresionante. Presidentes como Maduro, o cualesquiera, pueden venir, declarar, cuestionar, criticar y esto va a ser divulgado. No obstante, en sus países, sus ciudadanos no reciben la información que se está dando acá plenamente. P ¿Cuáles han sido las gestiones específicas de la asociación en este encuen- tro? R Enviamos una carta a cada Presidente y a sus cancilleres. Paralelamente estamos haciendo una invocación al presidente Raúl Castro para que en el marco de la apertura que se están dando con las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos se contemple el ingreso de una misión de la SIP a Cuba. P ¿Cómo evalúa lo que sucede en Venezuela actualmente? R La situación es dramática. Nuestra invocación es a todos los gobernantes para que no permanezcan callados, no pueden ampararse en soberanías. P ¿Cree que la postura de los Mandatarios de la región ha sido pasiva? RSiempre se habla de la soberanía de los países y eso ha sido siempre una especie de hito en el tema. Yo creo en la soberanía pero no creo en esta cuando se están vulnerando derechos universales. Un inesperado encuentro en la Cumbre de las Américas marco de la Cumbre de las Américas, según un tweet enviado por una asesora de Maduro y según la Casa Blanca duró sólo algunos minutos. Maduro había pedido la reunión durante la sesión plenaria de la VII Cumbre de las Américas. En su discurso dijo que tendía “la mano” a Obama, pero que primero Washington tenía que “reconocer la independencia y soberanía” de Venezuela. “Si no reconocen nuestra revolución seguirán estrellándose en el mismo muro de aislacionismo”, sostuvo. Como segunda condición para establecer el diálogo, Maduro instó a Obama a “derrocar” el decreto con el que EE.UU. considera a Venezuela una “amenaza”. A su juicio, el decreto es “desproporcionado, irracional” y “hay que buscar los caminos diplomáticos, jurídicos para eliminarlo”. Estados Unidos ya aclaró que declarar a Venezuela como “amenaza” para su seguridad nacional era un requisito legal necesario para imponer sanciones sobre funcionarios de ese país a los que acusa de violar los Derechos Humanos. Maduro exigió además que EE.UU. desmonte “la maquinaria militar” que aseguró tiene establecida en su embajada en Caracas “donde se han preparado golpes de estado”. Por último, el mandatario venezolano condicionó el diálogo con Obama a que EE.UU. tome “medidas legales para detener la conspiración” en su contra “desde Miami, desde Florida”, desde donde -señaló- se habría planificado su propio asesinato”.b Las oportunidades de esta Cumbre Silvio Rodríguez y su hijo en polos opuestos Papa Francisco pide un “diálogo sincero” En su editorial de ayer, el diario The New York Times dice que esta Cumbre tiene el potencial de ser más que retórica y drama. Las políticas del Presidente Obama han “abierto oportunidades para relacionarse de forma diferente con vecinos que antes eran rechazados”. El trovador cubano, Silvio Rodríguez, en representación de la delegación oficial de su país, realizó un concierto en la Universidad de Panamá. Su hijo, Silvito “El Libre”, por el contrario, se presentó en un acto de la Asociación Proarte Libre, opositora al régimen cubano. El Papa Francisco pidió ayer un “diálogo sincero” entre los mandatarios que participan en la Cumbre de las Américas. Al tiempo que reclamó que se afronten “con realismo” los problemas del continente, como la desigualdad y la inmigración. Cristina Cifuentes En un acto sorpresivo, el Presidente Barack Obama se reunió en privado con su homólogo Nicolás Maduro, luego de que el mandatario venezolano lo invitará a dialogar y en medio de un conflicto que se ha profundizado en los últimos días por las sanciones que Estados Unidos impuso en contra de siete altos funcionarios de Venezuela. “El Presidente indicó el firme apoyo estadounidense a un diálogo pacífico entre las partes dentro de Venezuela. Reiteró que nuestro interés no está en amenazar a Venezuela, sino apoyar a la democracia, la estabilidad y la prosperidad en Venezuela y la región”, señaló un comunicado de la Casa Blanca, citado por la agencia Associated Press. La reunión ocurrió en el DATOS CLAVE El Castro que negoció con Washington R Por Alcibíades Hidalgo AÚL Castro vivió en Panamá el momento por el que será recordado en lo adelante. Y no es que hayan faltado sucesos trascendentes en la larga vida de quien en 1955 sumó al Che Guevara a la aventura que lo convertiría en mito, o negoció en el Kremlin con Nikita Kruschev, la instalación en Cuba de los cohetes que llevarían al mundo al borde de la guerra nuclear. Pero todo aquello transcurrió bajo el brazo de su hermano mayor. En verdad, no creo que llegue a saberse con certeza si en algún momento de su prolongado ocaso Fidel Castro, en un susurro entre hermanos, haya impulsado al heredero a buscar la paz con el enemigo. Ciertamente no parece así, a juzgar por la mezquindad y tardanza de su apoyo a la política de apaciguamiento y también por los ánimos apocalípticos que sigue transpirando en sus reflexiones. Pero en la Cuba de hoy el tono pragmático de Raúl Castro desplazó definitivamente los delirios anteriores. Hay otro amo que ya cruza a su antojo las puertas antes cerradas de Punto Cero, aunque no se atreva a cumplir las promesas de reformas económicas. Una promesa que sí ha cumplido Raúl Castro ha sido la de no permitir, al menos hasta el momento, la aparición de un Mijail Gorbachov cubano. Atrás quedaron las simpatías iniciales poco disimuladas hacia la perestroika y el glasnot. Tras los funerales de Konstantin Chernenko en 1985 - la tercera muerte de los ancianos líderes soviéticos que abrió las puertas a Gorbachov—compartí la espera de turismo político en las montañas de Tayikistán, que Raúl Castro debió observar para conocer los planes de quien terminaría presidiendo la desaparición de la Unión Soviética, luego de tratar inútilmente de reformarla. La intransigencia del hermano mayor, el naufragio de aquel experimento, y las experiencias compartidas hasta hoy por los antiguos maestros de la KGB que conspiraron contra los cambios liberalizadores, condicionan la actuación de un Raúl Castro que tras casi una década en el poder resiste toda reforma sustancial y aspira a morir con las botas puestas, aunque para ello tenga que estrechar la mano de Barack Obama en Panamá. Washington, por su parte, lee la ecuación a su manera. La desaparición del “fantasma cubano”, como le llamó el colombiano Juan Manuel Santos en Panamá al viejo diferendo, abre las puertas de una nueva política hacia América Latina. Para su negociación secreta con La Habana, que estima parte crucial de su legado, Barack Obama esquivó muchos escollos internos que aún pueden pasar factura. Pero en definitiva, como dijo en una reveladora entrevista a la radio pública de EE.UU., siempre sería una política hacia un país que no representa una amenaza, que puede ser cambiada de no dar resultados. En privado, en Washington, se habla sin embargo del beso de la muerte para el castrismo. Una encuesta en Cuba afirma que el primer presidente negro de Estados Unidos duplica la popularidad de cualquiera de los dos hermanos Castro. Imposible pensar que la isla será la misma en lo adelante, aunque para ello Obama deba besar un moribundo y Raúl Castro, cuando llegue su día, abandone el desvencijado trono con un sabor dulce entre los labios. Ex secretario político de Raúl Castro.