Las Revoluciones Liberales Durante los primeros años del siglo XIX, como reacción a la labor conservadora de la restauración, en Europa surgieron movimientos de carácter revolucionario. Estos movimientos se sustentaban en la defensa de las ideas liberales y nacionales proclamadas por la revolución francesa y aplastadas por el Congreso de Viena; en la lucha de la burguesía por el poder político, y en el clima de descontento que reinaba entre las clases populares a consecuencia de las malas condiciones económicas y de desigualdad social existente. Quienes deseaban “restaurar” el sistema combatido por la revolución francesa de 1789 intentaban dar marcha atrás en la historia, pero esta intención era vana, ya que la Revolución y la época napoleónica no pasaron inútilmente. Las Revoluciones liberales tienen tres grandes ideales: - Búsqueda del desarrollo del hombre en sus libertades. Los movimientos que establecen constituciones, división de poderes y limitación de poderes. - Deseo de sufragio universal como fruto y expresión de esa voluntad popular, que es la única que puede generar leyes. - Libertad desde el punto de vista económico para que no haya ningún tipo de interferencias. Revoluciones Liberales 1820 Van a ser llamadas Revoluciones Mediterráneas porque muchas de ellas se desarrollan en el sur. Tienen un marcado corte liberal. Se intentan aplicar los principios del liberalismo entremezclados en algunos casos con la independencia y el nacionalismo. Tienen como precedente próximo la Constitución española de 1812. Un rasgo característico de estas revoluciones es la presencia de militares que intentan dar un giro en sus países hacia actitudes más liberales. Tomando como referencia el año 1830 podemos distinguir dos etapas: Hasta 1830 mantiene la defensa de unos principios de carácter burgués, democrático y republicano. Lucharán contra las monarquías, etc. Después de 1820 tienen un carácter más social. Estas Revoluciones nacieron en España. Tienen dos focos: en la península y en Alemania. Estos piden una reforma liberal. En las universidades de Alemania se llega a la conclusión de que hace falta una monarquía constitucional. Mientras, en España se produce un pronunciamiento a favor del restablecimiento de la Constitución de 1812, derogada por Fernando VII en 1814, cuando fue restaurado en el trono, siguiendo con una política absolutista; reimplantó la Inquisición y con ella, la intolerancia religiosa. Planteándose así la lucha entre liberales y serviles. La corona española estaba preparando un ejército al mando de Rafael de Riego, para mandar a América por las sublevaciones de éstos, pero este ejército se sublevó luego de dos años de preparación, el día 1º de enero de 1820. El rey Fernando VII simuló aceptar los hechos y juró obedecer la nueva constitución, pero pidió ayuda a otros países; con esto se reunió un congreso internacional reunido en Verona, que acordó la intervención en España, pero fueron aplastados por un ejercito enviado por los Borbones franceses, apoyado por los serviles. Luego de esto, Fernando ordenó que ejecutaran a Rafael Riego y sus ayudantes. Este pronunciamiento es copiado por otros países: Portugal e Italia. En Portugal el general de ejercito se pronuncia pidiendo una constitución. En los Estados Pontificios de Italia se provoca el levantamiento de campesinos, este hecho también es imitado por su entorno. Se piden unas series de reformas que modernicen la situación, exigiendo que las constituciones fuesen iguales a las españolas La aparente victoria de los liberales españoles propagó las ideas revolucionarias a Italia. Este país era, en 1815, según la famosa frase de Metternich, simplemente una “expresión geográfica”. Era un conjunto de estados independientes. Austria poseía el reino de Lombardia – Venecia y ejercía gran influencia en los asuntos de la mayor parte de los estados. En todos los lugares había censura de prensa y represión policial de cualquier intento de agitación liberal. Al igual que en España, la burguesía liberal formó sociedades secretas, conocidas localmente como los “carbonarios”, pues sus miembros se tenían que reunir en los bosques, como si fueran carboneros. Con todo, ante las noticias de la insurrección española, oficiales del ejercito en Nápoles condujeron a sus tropas a la revuelta en julio de 1820, y su líder, el general. Pepe, obligó a Fernando I de Nápoles a aceptar una constitución democrática similar a la española. El temor de Metternich era que la revolución se extendiera a través de toda Italia. En 1820 los emperadores de Austria y Rusia, el rey de Prusia y los representantes británicos y franceses se reunieron en el congreso de troppau, en Silesia. Metternich consiguió que el zar apoyara la idea De intervención armada, a pesar de la posición de Castlereagh (secretario británico de asuntos exteriores) Y del delegado francés, que vieron en ello un movimiento para incrementar la influencia austríaca en Italia. En el congreso de Laivach se acordó la intervención armada. Las tropas austríacas dispersaron a la fuerza del general Pepe y entraron en Nápoles: La constitución fue abolida y los líderes liberales ejecutados. Mientras tanto, el fermento revolucionario se había propagado entre los estudiantes y militares de Lombardia, con el objetivo de liberar su estado de la dominación austríaca. El rey, Víctor Manuel I, restaurado en el trono por las potencias aliadas de 1814, y abdicó en favor de su hermano Carlos Félix (1821). Este pidió ayuda a los austríacos, que derrotaron fácilmente a las fuerzas liberales en novara. En Grecia mientras tanto se vivía una realidad parecida, la península de los Balcanes se halaba bajo el poder del imperio otomano, es decir, los turcos. Para los griegos no era fácil sentirse dominados por este imperio, ya que tenían diferente idioma, raza y cultura. Fue por esto que en 1821 los patriotas griegos se levantaron en armas para lograr su independencia. Fueron apoyados por Francia, Rusia e Inglaterra. Al unir fuerzas lograron derrotar a los turcos, pero tuvieron que pasar muchos años y muchas negociaciones diplomáticas para que en 1830 se reconociera la independencia de Grecia. Este fue el primer paso del desmembramiento del imperio otomano. América estuvo hasta 1776 en manos de potencias europeas: España, Portugal, Francia, Holanda y Gran Bretaña. Había gran variedad racial, pero los que comenzaron el proceso de emancipación fueron los criollos, que poco a poco se impregnaron con las ideas del liberalismo, la burguesía local comenzó a tener más aspiraciones. Con la caída de la monarquía española en 1808 se comenzaron a desatar los movimientos revolucionarios en países como: México, Ecuador, Chile, Colombia, Venezuela y el Río de la Plata. Hubo una constante lucha entre España y los países americanos, muchas de estas terminaron con emancipaciones políticas y grandes logros, como el de Brasil que se separó de Portugal en 1822. Estados Unidos se formó como tal dentro de esta época. El liberalismo vivido en EEUU era planteado como democracia. Querían implantar un sistema que se basara en la defensa de la libertad. El liberalismo pasa a conjugarse como la filosofía de la clase burguesa, es decir, se preocupó solamente de la libertad para lo burgueses. Las clases sociales más bajas buscan su libertad frente a ese liberalismo. En Rusia se produce la revolución decembrista (1825). Tiene rasgos comunes: estalla en defensa de los principios liberales. Se encuentran igualmente presentes los militares y las asociaciones secretas. A la muerte de Alejandro II se producen dificultades para su sucesión. Recae la corona en su hermano Nicolás, de marcado carácter absolutista. La van a organizar jóvenes oficiales que desde 1817 participaban en sociedades secretas. Se establecen las sociedades secretas de una manera clara: Sociedad del norte, pretende una monarquía constitucional; Sociedad del sur, con ideas republicanas. El levantamiento fracasa como consecuencia de la participación de las tropas leales a Nicolás. Fracasa también por una falta de unidad. No habían concretado ni pormenorizado los pasos a seguir. Se despreocupan de las masas populares, no hay programa, no hay comunicación a las gentes ni solicitan su colaboración. Revoluciones liberales de 1830 Bélgica es un punto muy importante dentro de la revolución. Era un territorio de Austria la cual se lo regala a los propios belgas. Su función es la de ser un estado tapón. Esta sometida a muchas tensiones propiciadas por los enfrentamientos al meter en " el mismo saco " a dos ideologías distintas: Holanda y Bélgica. La una protestante, la otra católica... El elemento de ruptura entre ambas es la actividad económica. En Holanda hay poca burguesía comercial. En Bélgica hay una pequeña burguesía comercial más endeble, más dedicada al proteccionismo. La burguesía belga se levanta queriendo implantar un gobierno provisional. No obstante, el problema está en que el conflicto interno pasa a ser un conflicto internacional. Hay países que ayudan a Bélgica, como Francia e Inglaterra. En contraposición nos encontramos con los países que no quieren que esa separación se haga factible: Austria - Hungría y Rusia que ven el problema transladable a "su propia casa". Finalmente y para evitar cualquier conflicto, se reúnen todos los países en un Congreso en el que se decide aceptar la nacionalidad de Bélgica aunque obligándola a ser neutral. En Francia, luego de que volviera el régimen monárquico autoritario, la gente se reveló, estaban cansados de ser inferiores a los nobles y aristócratas. Las calles se cubrieron de barricadas, las banderas blancas de la monarquía borbónica fueron arrastrados por el barro. El rey Carlos X huyó de la ciudad, se refugió en Inglaterra y asumió Luis Felipe I el 9 de agosto de 1830. Este rey estuvo apoyado por la burguesía, prometió respetar la constitución, con el sufragio restringido, la alta burguesía y la nobleza quedaron al mando hasta 1848. Conclusión Es evidente que el sistema de la restauración quedó quebrado tras e triunfo revolucionario en Francia y Bélgica. A partir de 1830, había en Europa tres monarcas que no eran legítimos: Otón en Grecia, Leopoldo en Bélgica y Luis Felipe en Francia. Además es un hecho a tener en cuenta la presencia en las calles, reivindicando principios democráticos y soluciones para los crecientes problemas sociales, de la clase media y baja. Estas reivindicaciones nacionalistas, liberales y sociales e mantuvieron vivas hasta la nueva oleada revolucionaria de 1848. El éxito inicial de los movimientos revolucionarios duró poco tiempo, pero lograron demostrar que el “antiguo régimen” no podría ser restaurado fácilmente. En Francia, Luis Napoleón Bonaparte. Sobrino de Napoleón, triunfó en las elecciones y con un golpe de Estado (diciembre 1851), se hizo proclamar emperador con el nombre de Napoleón III: inauguraba con ello el segundo imperio. En el resto de los estados, las constituciones fueron abolidas. Las trascendencias de los movimientos revolucionarios e 1830 son: - La independencia belga rompió los acuerdos de Viena y demostró su debilidad. La unión entre las grandes potencias se debilitó en el problema belga. La caída de los Borbones en Francia alteró el principio de legitimidad que aspiraba asegurar la continuidad dinástica de las monarquías reinantes. Bibliografía - Historia universal Educación media; Patricia Jiménez, Diana Salgado, Fernando Soto; editorial Santillana - Manual de la revolución francesa y el imperio (lectura dada en clases). - Historia Universal, tomo XV; Luis Palacios Balueños; Instituto Gallach de librería y ediciones. - Historia Universal, tomo IV; Biblioteca Temática nauta; ediciones Nauta, S.A.