132 BOLETÍN DE LA R E A L SOCIEDAD ESPAÑOLA busca de insectos, en lo que no tuvo gran fortuna. Reunidos, continuamos hasta el caserío de los Ensebres ó Encebres, en donde D. Demetrio Sanchiz nos comunicó datos de mucho interés respecto al Cabezo de la Sal, que ya teníamos á la vista. Con extremada cortesía se ofreció á a c o m p a ñ a r n o s á visitar el cercano b a r r a n co, á condición de que todos nos sentásemos después á su m e s a , obligándonos así á aceptar u n a atención con otra, de las que q u e damos s u m a m e n t e reconocidos. Según el Sr. Sanchiz, el barranco penetraba profundamente en el Cabezo hasta l l e g a r á un punto del que no se podía pasar. En el suelo se había encontrado m i n e r a l atraíble por u n i m á n y algunas otras curiosidades. U n a media h o r a invertiríamos en ir desde su casa de los Ensebres hasta la entrada del barranco, pequeño cauce de las aguas pluviales que abre su álveo entre masas de aluviones antiguos formados principalmente con materiales triásicos. El lecho del barranco entre multitud de granos de yeso, caliza y alguno que otro cristal de cuarzo, suele presentar hojitasde d i g i s t o fácilmente reconocible. No es difícil encontrar algún cristalino romboédrico de esta especie, y D. José Andreu me entregó u n bellísimo y pequeño cristal encontrado con otros en u n a depresión del b a r r a n c o . Empezamos á encontrar también trozos de u n mineral obscuro de facies romboédrica, hasta que Benlloch recogió u n gran cristal algo deformado que representa u n romboedro basado ó tronco de romboedro de medianas dimensiones. La primera impresión fué la de que habíamos encontrado Teruelita, y en esta creencia he estado hasta que el ensayo que hemos practicado en el Instituto nos ha demostrado que no existe nada de cal en el m i n e r a l citado. Más cierta parece la presencia de la Magnesia y, sobre todo, del óxido ferroso, por lo que creo que se trata de u n a Breunerita que lleva interpuesta ó mezclada cantidad de yeso, por lo que la efervescencia se efectúa con extraordinaria lentitud. Recogida u n a pequeña cantidad de arena del b a r r a n c o , separé después, m e d i a n t e la bar r a i m a n t a d a , u n a cantidad proporcionalmente m u y g r a n d e de Magnetita, próximamente u n 7 ú 8 por 100, q u e m e hizo pensar en la enorme cantidad de este m i n e r a l q u e se desprendería de las rocas del Cabezo. U n a segunda excursión verificada en Octubre me hizo comprender que la cantidad de Magnetita es g r a n d e en el fondo de las depresiones del lecho del b a r r a n c o por efecto de su m a y o r densidad, mientras q u e en el resto del álveo apenas se notan pequeños g r a n o s . Recogida u n a g r a n cantidad de esta are-