De tal Palo, tal astilla. - Observatorio de Justicia y Género

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De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades hacia la Equidad
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Licda. Alejandrina Germán Ministra de la Mujer Licda. Carmen Durán Directora de Educación en Género Alexandra Maldonado Directora de Comunicación Carolina Alvarado Revisión Técnica Daniel Cruz Corrección de Estilo Consultores Larry J. Madrigal Walberto Tejeda Este texto es el resultado de una consultoría del Ministerio de la Mujer con el auspicio de Junio del 2012 Ministerio de la Mujer
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Índice
Presentación Introducción Indicaciones metodológicas Cuidados metodológicos para procesos grupales Los equipos facilitadores Las mujeres leyendo en masculinidades Unidad 1: El modelo hegemónico de Masculinidad Hombres de verdad o la verdad sobre los hombres Tema 1: Las huellas de la masculinidad Tema 2: Matatán, pechú y macana El modelo hegemónico de masculinidad Tema 3: Marcados digitalmente. La inteligencia del sistema Tema 4: “De tal palo, tal astilla”. Ni perfecto, ni único, ni divino Unidad 2: Las apariencias engañan. Los dispositivos de la masculinidad De cómo nos vamos haciendo hombres Masculinidades: de cómo nos vamos haciendo hombres Tema 5: “Hijo de gato, caza ratones”. Cuestión de género Tema 6: “¡E’to ta’ pa’ hombre!” Las palabras con las que aprendemos Tema 7: “¡Te compro tu novia!” La pasión danzaria y la masculinidad Tema 8: “El que se casa, casa quiere” El espacio de nuestro descanso y placer Unidad 3: La prevención de la violencia de género Con cada golpe, perdemos todos Con cada golpe perdemos todos Masculinidad hegemónica y violencia de género Tema 9: Masculinidad, poder y violencia Tema 10: Hombres jóvenes y masculinidad La transmisión generacional. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Unidad 4: Las mujeres y la masculinidad Tema 11: Las mujeres y la masculinidad hegemónica. Tema 12: Diálogos intergenéricos. Referencias y recursos Masculinidades Bibliografía general Recursos en la Internet Recursos audiovisuales 110 111 126 134 136 141 142 Ministerio de la Mujer
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Presentación
El Ministerio de la Mujer, con el auspicio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), presenta a la sociedad dominicana el instrumento pedagógico “De Tal Palo, Tal Astilla” estrategias en masculinidades para la Equidad. En la realización de este trabajo participaron dos investigadores de sólida formación y amplia experiencia en investigación social y en particular en la realización de estudios de género referidos al tema sobre masculinidades: Larry J. Madrigal y Walberto Tejada. Para el Ministerio de la Mujer uno de los ejes prioritarios de influencia en educación y formación en materia de Género lo constituye el involucramiento de ciudadanos y ciudadanas de toda la sociedad dominicana en la búsqueda de las identidades y en la afirmación de valores y conductas que contribuyan a cambiar la situación de desigualdad, exclusión y distorsión en las relaciones entre hombres y mujeres. Esta propuesta educativa y pedagógica es un aporte más que desde el Ministerio de la Mujer persigue impulsar la construcción de relaciones entre las personas basadas en la justicia, la equidad de género y el respeto a los derechos humanos. Cada uno de los temas contenidos en el presente trabajo propicia la conexión con la realidad personal, el análisis de género, la discusión de los conocimientos construidos, la reflexión y el aprendizaje de conceptos: El manual De tal palo, tal astilla . Estrategias en Masculinidades para la Equidad se desarrolla en base a estrategias ampliamente utilizadas en América Latina y en nuestro país a partir de experiencias que permiten establecer los aspectos comparativos, en el entendido de que la dialéctica construcción – des-­‐construcción de saberes es un factor coadyuvante de la transformación y superación que persigue el proceso reeducativo. La investigación y la formación en masculinidades es de mucha importancia, prioridad y actualidad en tanto que el curso que siguen los procesos de desarrollo de la sociedad dominicana demanda cada vez más asumir con De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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responsabilidad los roles y compromisos de los hombres y mujeres que somos los protagonistas de la construcción de una sociedad sustentada en la igualdad y la equidad de género como condición para la paz. Un aspecto prioritario es la promoción y formación de educadoras y educadores para desarrollar estrategias que respondan a la necesidad de promover los cambios estructurales del sistema patriarcal que distorsiona el proceso educativo y generar las aptitudes y conductas transformadoras de la conciencia colectiva. Los datos y los testimonios que han servido de base para la elaboración del presente texto impactan por lo novedoso del propósito de situar en el centro del problema el tema de la masculinidad. La masculinidad como un conjunto de características, valores y comportamientos que una sociedad impone, estandariza y legitima cómo deben sentir, pensar y comportarse los hombres. Esa masculinidad asignada, identificada como masculinidad hegemónica actúa en todos los planos: en lo individual y en lo colectivo, en lo subjetivo y objetivo, en lo cotidiano personal y en lo público. Tomar conciencia de esta situación es vital para poder iniciar los cambios, desatar acciones transformadoras desde lo personal hasta lo ideológico, involucrando las relaciones familiares, de trabajo, las instituciones y toda la cotidianidad. Este libro, que desde el esfuerzo sostenido del Ministerio de la Mujer presentamos a la sociedad, constituye un aporte valioso a los estudios pioneros sobre masculinidades. Contiene informaciones, estrategias metodológicas y conceptuales encaminadas a superar los estereotipos y las conductas que expresan la cultura del machismo como limitante de una vida sin violencia, de equidad, de paridad y de paz como espacio de dignidad para las dominicanas y los dominicanos del siglo XXI. Licda. Alejandrina Germán Ministra de la Mujer Ministerio de la Mujer
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Introducción
Ante la mirada de los tremendos colores de este mar Caribe desde Dominicana, la metáfora del oleaje fuerte y rotundo de ese mismo mar chocando contra la dura pared de las rocas marinas sobre las que Santo Domingo está construida, se nos hace patente y provocadora a los autores de este instrumento pedagógico. Quisiéramos proponer imágenes de esta metáfora para provocarles en este tema todavía nuevo, pionero y por ello poco explorado de las masculinidades. Surge la pregunta: ¿qué hacemos cuando la ola de la conciencia de género nos ha revolcado? M. Baltodano (2007) dice que “es un revolcón de la dimensión de un tsunami, que nos obliga a reconstruir pieza por pieza nuestra identidad de género, nuestra forma de ser y estar en el mundo. Pero es un revolcón que se va dando de a poco, dándonos respiros para cuestionarnos, para revisarnos, para volvernos a confundir y para luego volvernos a poner en pie”. Con esta metáfora decimos que el llamado a la conciencia viene de distintas fuentes y en distintos momentos y que la revisión de nuestras certezas en género es un proceso prolongado… tan largo como la vida misma. Con la metáfora queremos también reflejar que el proceso no es lineal, sino que a ratos es ondeado como el oleaje, porque en la búsqueda de la coherencia y la equidad, por momentos nos vemos repitiendo lo que tanto deseamos cambiar. Los contenidos abordados a lo largo de este instrumento se han estructurado siguiendo una inteligencia pedagógica que parte de la observación del contexto de realidad y la discusión crítica de conceptos en la teoría de género, hasta la implementación de acciones en familias, grupos, comunidades e instituciones, a través de la construcción sistemática de conocimientos y habilidades, observación de creencias, actitudes y comportamientos, validación de estrategias de cambio, individuales y colectivas. Somos conscientes de la necesidad de construir propuestas pedagógicas que potencien y faciliten procesos en los que niños, jóvenes y hombres adultos De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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sean alentados a superar el machismo. Nuestra experiencia nos informa que la educación popular, aplicada a la propia subjetividad, es de suma importancia para la desarticulación de actitudes, valores y comportamientos machistas, aportando a la construcción de relaciones entre las personas, basadas en la justicia, la equidad de género y el respeto a los derechos humanos. Si bien es cierto que no podemos esperar cambios estructurales en un sistema patriarcal, que lleva siglos de acumulación y perfeccionamiento, también lo es que no podemos esperar que por sí mismo cambie hacia la equidad. Conscientes de nuestros pequeños poderes y capacidades, puestos en alianza con otros y con otras, podemos generar fuerzas transformadoras, con la conciencia de que para remover el todo, requerimos mover una por una sus partes. En esa línea de alianzas que comienza a remover piezas clave de ese todo que nos abruma, la primera apuesta gubernamental del área centroamericana y del Caribe que conocemos es la del Ministerio de la Mujer de la República Dominicana, a través de su Equipo de Educación. La ministra de Estado, Alejandrina Germán, ha dicho públicamente que “En el caso de la violencia de género e intrafamiliar, por ejemplo, no es posible trabajar en su prevención si no trabajamos unidos y unidas, hombres y mujeres que en última instancia serán los y las protagonistas de la construcción de una sociedad cimentada en la igualdad y la equidad como condición para la paz. Un aspecto prioritario será la promoción y formación de educadores y educadoras en condiciones de desarrollar estrategias (…), tomando en cuenta que respondan a las especificidades de los contextos de los que forman parte”*, palabras que adquieren un sentido urgente ante la ola de violencia generalizada de la coyuntura particular del país, recuperando esfuerzos y aliento para salir adelante. No es la primera vez que la República Dominicana toma la delantera en este tema. Ya desde 1989, la ciudad de Santo Domingo asistió al lanzamiento del libro pionero sobre masculinidades, publicado en América latina y Caribe. Fue el ya clásico, “Hombres: placer, poder y cambio” de Michael Kauffmann. Parecería que desde entonces las cosas no han cambiado mucho y que deberíamos rendirnos a la historia. Lejos de ello, este instrumento es posible gracias a la labor de pica-­‐piedra que esfuerzos como ese lograron comprometer. Ministerio de la Mujer
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Ver las altas rocas a la orilla puede ser una imagen sobrecogedora, sobre todo cuando los celajes de la tarde iluminan el choque de las olas y revuelven la postal romántica que hemos introyectado con las películas, las canciones y los demás productos culturales. Esas rocas como acantilado están asociadas a las ideas de dureza, resistencia, permanencia, robustez… base necesaria y segura sobre la cual podemos edificar y construir sin peligro, con la seguridad de algo que siempre ha estado ahí y que no tiene razón aparente para moverse o cambiar. Sin embargo, una mirada más atenta y de cerca de ese mismo acantilado nos conduce a constatar que la estructura que le configura en realidad no es monolítica y unificada, está hecha de innumerables piezas, unidas las unas con las otras de una manera perfecta a lo lejos, pero muy porosa y llena de fracturas cuando se la ve de cerca. Si escarbamos un poco más, nos damos cuenta de que aunque podemos tocar la superficie y remover un poco la tierra acumulada sobre los agujeros y pendientes, no podemos remover gran cosa de la estructura. Necesitamos herramientas que ayuden a nuestras manos y a nuestra voluntad de escarbar. De hecho, ya se han cortado grandes trozos de acantilado para fabricar piezas de albañilería, ladrillos con los cuales se construyen casas lejos del mismo acantilado, ya en la ciudad, mostrando la belleza y al mismo tiempo el origen de esas piezas, mudos recordatorios de la dureza sobre la que andamos. Así, hemos encontrado además que desde hace tiempo el mar esculpe esos acantilados con la fuerza de su oleaje. A veces es tan fuerte el oleaje, que se puede ver cómo se desprenden porciones importantes que durante años han estado expuestas a su influencia. Al igual que las herramientas, ese oleaje nos permite tomar conciencia de que las rocas existen situadas y no son inmutables. Pero el oleaje y las herramientas necesitan ser verificadas constantemente, no sea que al construir sobre las rocas un hermoso malecón o un centro comercial para turistas, y no viéndoles más, creamos que ya no existen, o, se nos haga natural su supuesta ausencia y comencemos a actuar como si no existieran… aunque caminemos sobre ellas constantemente. Por ahora no se trata de tumbar ningún acantilado. No podemos. Pero sabiendo de su existencia y su estructura, quizá podamos deconstruirlo de a poquitos y usarlo para los fines actuales de nuestra conciencia ciudadana. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Dar valor, no para mantenerlo, sino para transformar el significado que le asignamos. Podemos incluso ver más allá y descubrir cómo el oleaje nos lleva, real o imaginariamente, hasta playas diferentes, donde se hacen otras relaciones entre los elementos. En esas, hay que ir despacio, no sea que el oleaje devenido en tsunami, cual “sospechómetro” que detecta desde los más íntimos terremotos interiores hasta los cataclismos sociales, se nos descomponga y vayamos a la deriva en un mar de sinsentidos. Desesperados, los náufragos se aferran a lo que sea. Pero convencidos, nuestros pueblos taínos primero y africanos después, pudieron resistir navegando por esos mares y conectar islas y pueblos. Muchos murieron, pero quienes quedaron, sobrevivientes, hijas e hijos de múltiples colores, están contemplando el mar y transformando poco a poco la realidad a través de sus descendientes. ¡Esa es nuestra fundada esperanza! Larry J. Madrigal. Walberto V. Tejeda. Programa de Masculinidades. Centro Bartolomé de las Casas (San Salvador, El Salvador, C.A.). Santo Domingo de Guzmán, 2010. * Discurso de la Lic. Alejandrina Germán, “Cultura De Paz; Nuevas Propuestas Metodológicas”. Hotel Matum, Santiago de los Caballeros, 6 de noviembre del año 2008
Ministerio de la Mujer
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Indicaciones metodológicas
Siguiendo una metodología validada ampliamente en diferentes contextos de América Latina y en la misma República Dominicana, cada uno de los temas sugeridos en este instrumento pedagógico propicia la conexión con la realidad personal, el análisis de género del entorno, la discusión del conocimiento adquirido, la reflexión personal, el aprendizaje de conceptos y pequeñas propuestas de acción transformadora. Este diseño parte de la validación local realizada previamente a la redacción, que incluyó revisión bibliográfica en el país, entrevistas a informantes clave, talleres de validación con hombres y mujeres y trabajo de campo en varios puntos del país. Ante todo, en la utilización del lenguaje, cada vez que se utiliza el género gramatical masculino, nos estamos refiriendo intencionalmente sólo a los hombres. Hablamos en primera persona, incluyéndonos los autores como parte involucrada. Cuando nos referimos a hombres y mujeres lo hacemos explícitamente utilizando género gramatical femenino y masculino. En ningún caso las mujeres son subsumidas bajo expresiones masculinas. El diseño pedagógico propone diversas metodologías como: ejercicios de auto-­‐observación, trabajo de campo, lecturas sugeridas, historias de vida, discusión conceptual, con el objetivo de provocar la integración vital de los nuevos contenidos, tanto en la propia vida como en los contextos socioculturales de quien lee. Este manual propone cuatro unidades de sentido con sus respectivos temas. El título, ni ingenuo, ni casual, pretende llamar la atención sobre el contenido de una manera creativa y provocadora. El propósito, indica la propuesta de aprendizaje para quien lee. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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La propuesta metodológica de los temas Cada tema se organiza en dos partes, una exploración personal y otra grupal. En la primera parte, personal, se vive primero sintetizando despacio y previamente al grupo, en los siguientes momentos: Tocando el Género: es la primera actividad clave Género:
de la reflexión de género con la cual se pretende provocar un proceso de aprendizaje y transformación a partir de la realidad personal o el entorno, involucrándose y sintiéndose parte. Des -­‐ aprendiendo: aprendiendo: ideas que circulan, conceptos manipulados, interpretaciones sexistas que articulan nuestras experiencias vitales, son discutidas y confrontadas con la realidad, usando el análisis de género desde diversas experiencias (historias de vida) y saberes (con referencias bibliográficas). Genera/acción: Genera/acción: actividad propuesta para ser desarrollada en las esferas personal, doméstica, escolar o comunitaria y que requiere de creciente participación y compromiso para medir los impactos que genera. Aprendiendo: Aprendiendo: aprendiendo pautas para la síntesis personal, esta sección invita a retomar las experiencias suscitadas por las metodologías y las articula con conceptos clave en género y masculinidades para el proceso personal de reflexión y síntesis personal, para el apoyo de actividades en el aula y para futuras referencias docentes y profesionales en diálogo y crítica propositiva. 
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Segunda parte, grupal, lo reflexionado y sintetizado en la primera parte, es puesto en común a un grupo. Quien o quienes facilitan, han revisado primero la primera parte. Generando Estrategias: Estrategias: recomendaciones metodológicas puntuales sobre las ideas y técnicas del tema, sustentadas en una idea central que las articula. Cada facilitador o equipo usa su creatividad y trayectoria para diseñar concretamente el compartir de las lecturas y ejercicios. A veces se incluye la explicación de una técnica o dispositivo más concreto. Propuestas Metodológicas: Metodológicas: organizada en tres momentos de proceso que responden al propósito definido, se puede modificar y adaptar, es una guía, una orientación que debe ser contextualizada a cada situación. Cuadro de registro: registro: que señala aprendizajes y compromisos, tanto del grupo como del equipo facilitador. No habría que dejar pasar esta oportunidad valiosa para registrar los cambios a lo largo del proceso. æ
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Cuidado s metodológicos para procesos grupales Cuando trabajamos en procesos vivenciales estamos como frente a un espejo, confrontándonos con nosotras y nosotros mismos. Esto quiere decir que acompañar a otra persona requiere estar consciente de la propia biografía. En este instrumento se asume la perspectiva de la autosanación y de la distinción entre la subjetividad de quienes participan y nuestro poder como facilitadores y facilitadoras. 
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De modo que “acompañar” en la perspectiva de la autosanación, como bien propone la terapeuta holandesa Yosé Höhne-­‐Sparborth, tiene que ver con “estar presente” frente a la otra persona, casi siempre hombres, destinatarios finales de este instrumento, muchas veces “sin hacer nada”, intentanto simplemente estar en sincronía. Querer ayudar puede resultar una tarea fácil pero tremendamente invasiva. Como hemos sido socializados en un mundo muy racional y moralista, sentimos culpa cuando no ayudamos. Especialmente algunas mujeres, por su socialización como “servidoras” de los demás, sienten mayor culpa en este punto, que aumenta cuando se trabaja con grupos de hombres. Es importante poner atención a “mis” propias trampas en el trabajo de acompañamiento, tanto como no evadir el autocuidado y atender las propias cargas. Trabajar en el acompañamiento necesita cuidar de la propia sanación. Ambientación  Es vital para la sanación propiciar un ambiente de confianza, comodidad y seguridad para las personas bajo su responsabilidad y cuidado. Esto es mejor hacerlo con anticipación para tener serenidad frente al grupo. No correr a última hora con detalles logísticos.  Tomar conciencia del tiempo con el que cuenta para la jornada en relación con el número de participantes. En procesos vivenciales en género y masculinidades debemos contar con los tiempos y momentos para abrir proceso, provocar con las metodologías preparadas, trabajar los resultados de la provocación y cerrar proceso, que no puede quedar abierto. No se vale provocar con un ejercicio si no vamos a tener el tiempo prudencial para sacarle provecho y cerrar prudentemente. Cada momento y ejercicio nos enriquece y potencia si lo vivimos plenamente.  Aprovechar la expresión simbólica del grupo para crear una instalación al centro del lugar de reunión que por sí misma pueda dar vida al grupo. Esto puede ser un trozo de tela de color rojo, De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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naranja, amarillo o verde con una vela encendida, una planta en macetera o flores. Al inicio es mejor una instalación sobria, porque los hombres, en general, hemos sido socializados para interpretar como algo ajenos estos códigos de ambientación. Proceso personal y grupal  Introducir al grupo en el enfoque del proceso y la responsabilidad que cada una y cada uno tiene para asumir su proceso personal y colectivo, por ello estimulamos a expresarse en primera persona (“yo siento”, “yo creo”, “yo hice esto”, etc.). Esto permite a cada persona asumir el momento y lo que pasa internamente frente a los discursos. Esto puede ser gradual. Es importante tener en cuenta que hemos sido socializados y hemos aprendido muy bien a sublimar las emociones, a impersonalizar los discursos, a generalizar implicando a las y los demás.  Pedimos al grupo respetar el proceso de la otra persona y no interrumpirlo. Cada persona tendrá su momento para compartir y necesitará de la sincronía del grupo.  Sugerimos vivamente dar a las personas la oportunidad de externar sus emociones. Estar bien no significa reprimir emociones, al contrario, es muy dañino para nuestra salud mental. Una vez la persona desahoga su situación, podemos, con mucho tacto y guiándose por la propia intuición, preguntar ¿necesita algo? ¿Qué quiere usted hacer? Casi siempre las personas nos dicen por dónde acompañar. Nos podemos ayudar haciendo algunas preguntas tales como: ¿qué siente? ¿Dónde lo siente?, evitando preguntas que lleven a una respuesta racional. La facilitación y los cuidados  No correr por el vaso de agua y el pañuelo facial cuando las personas están llorando o abren su emocionalidad. Estas acciones no facilitan el proceso de las personas, más bien les hacen daño. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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 Cuidar siempre al grupo que acompaña sin hacer cortes bruscos en cualquiera de los momentos. Si ocurriera una invasión de algo (como ruidos) o de alguien (una persona extraña al proceso, entra al espacio), procure sostener al grupo. Puede hacer uso del arte de la improvisación incorporando al proceso los ruidos o la presencia externa simplemente mencionándolos.  Aunque los grupos serán fundamentalmente de hombres, prever siempre una persona del equipo para acompañar a las niñas y los niños (esto significa preparar programa para ellas y ellos). Casi siempre en nuestros contextos habrá más de una niña o niño, especialmente cuando participan mujeres. Aquí el rol de género en el que han sido socializadas las mujeres “cuidadoras de los y las otras” es importante tenerlo en cuenta para no generar estrés. Los equipos facilitadores Para procesos grupales es deseable acompañar en equipo, dos o tres personas. En grupos de 25-­‐30 personas máximo, dos hombres y una mujer o dos mujeres y un hombre. Insistiendo en la necesidad de que haya hombres como facilitadores. Hombres y mujeres que primero han experimentado y procesado los ejercicios, las ideas, las investigaciones de género, conscientes de que se trata de un proceso de sensibilización, donde el juego, el compartir y la escucha, la propia experiencia, son la puerta de entrada. El modelo de sesiones que se propone no pretende la fabricación de nuevos hombres en serie según los deseos de personas en particular. Partiendo del enfoque integral en masculinidades, que bebe de la rica tradición latinoamericana y caribeña de educación popular, se parte de la capacidad de cada persona para develar, a partir del análisis de la propia vida, contexto, entorno social y condición de género, las condiciones en las que se ha formado como persona y en el caso de los hombres, como varón en una sociedad que le asigna privilegios. Recomendamos iniciar con sesiones sólo de hombres. Si ocurre la reunión mixta, tome en cuenta que probablemente los hombres tendrán más De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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resistencia que las mujeres a hablar de privilegios de género. La mayoría de hombres se sienten convocados y motivados si las primeras reuniones son sólo con hombres y sólo hacia el final de un proceso pueden abrirse diálogos o actividades mixtas con mujeres. El equipo facilitador proveerá de la confianza, la paciencia y la escucha necesarias para los cambios en términos prácticos y estratégicos. La educación popular tiene como fin la transformación de la realidad y en esta guía ello significa revisar todos los ámbitos cotidianos y las actitudes personales en las relaciones con las mujeres y con otros hombres. Un elemento importante que influye en el proceso vivencial que propone el enfoque integral en masculinidades es la percepción de confianza en otros hombres. Por ello es importante ubicar a hombres con procesos de género y masculinidades que puedan ofrecer su presencia, participación y testimonio. No buscamos hombres perfectos, sino hombres honestos y abiertos a los cambios. La capacidad de transformación de cada hombre está relacionada con su vida interior e influida por su contexto familiar y social. Junto a la propia subjetividad y creencias reconocemos una serie de obstáculos objetivos que hay que considerar a la hora de motivar al cambio: muchos hombres están fuertemente preocupados por las eventuales burlas, acusaciones de ser homosexual, llamados a la tradición por parte de líderes, chismes de la comunidad, cosas que vienen no sólo de otros hombres, sino también de mujeres, muchas veces de su círculo más cercano. Si estos obstáculos son reconocidos y expresados, el camino para superarlos se allana y puede haber soluciones colectivas y de mutuo apoyo. Los cambios en los procesos con hombres sobre masculinidades no son fáciles ni rápidos. Sus indicadores no son los bonitos discursos, ni las acciones políticamente correctas frente al equipo facilitador. Los cambios se validan día con día, cuestan mucho esfuerzo y a veces vienen con preguntas incómodas y rupturas dolorosas. Pero una vez iniciados, ya no se detienen y buscan consolidarse con hombres y mujeres aliadas. Nuestra esperanza es que los equipos, más que “salir del compromiso”, estén dispuestos a permanecer en él, como aliadas y aliados de mucha cercanía. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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Las mujeres en mascu linidades
La entrada pedagógica de este instrumento plantea involucrar a los hombres tanto jóvenes como adultos, asumiendo con plena conciencia y agradecimiento el profundo y poderoso legado de muchas mujeres pioneras que pusieron las bases del enfoque de género y continúan desarrollándolo. La experiencia y trayectoria educativa, tanto entre mujeres como con hombres, nos ha demostrado la importancia del trabajo diferenciado por géneros a la hora de iniciar procesos de sensibilización en los que la dimensión personal, la densidad de las experiencias y la conciencia de proceso apuntan a dar pasos firmes y sin prisas. Por ello es más importante que los hombres tengan espacios, tiempos y lenguajes propios para abordar problemáticas complejas en las que a menudo tienen un grado de responsabilidad muy claro y directo en el mantenimiento de las inequidades. A veces, ambientes mixtos de género pueden provocar culpabilizaciones o personalizaciones que aunque justificadas no conducen a cambios, sino a mayores resistencias de los hombres. Las mujeres con interés por el tema de las masculinidades y la prevención de la violencia encontrarán gran utilidad en acercarse a este mundo de deconstrucción y des-­‐aprendizaje de los hombres, por ello compartimos algunas lecciones aprendidas sobre los procesos de masculinidades con enfoque integral, validados en grupos mixtos y con mujeres aliadas de estos procesos en varios países, muchas de las cuales son interlocutoras actuales de compañeros en procesos de reflexión de género.  Lectura al revés: los hombres en procesos de género y masculinidades hemos aprendido a “leer al revés”, lo cual significa hacer un esfuerzo por encontrar referencias en nuestra propia vivencia de hombres de De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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las experiencias que comparten las mujeres, sin olvidarnos de nuestra posición “de poder” que culturalmente se nos atribuye a los hombres. Muchas compañeras reportan que pueden hacer lo mismo, buscando en sus experiencias personales aquellos referentes parecidos o contiguos a lo que cuentan los hombres, imaginando y poniéndose en su lugar, sin olvidar su posición de mujeres.  Alianzas: los compañeros que entran a procesos de género con enfoque integral en masculinidades buscan mujeres cualificadas en género con las cuales compartir y retroalimentar su proceso, entendiendo que son sus aliadas. Con la lectura de este instrumento las mujeres pueden resultar muy beneficiadas de invitar a un compañero cercano, del ambiente laboral o la familia, a leer de manera conjunta, explorando con respeto y confianza las propias socializaciones, de ser mujeres y de ser hombres en nuestros contextos socioculturales. El regaño, la queja y las acusaciones son parte del proceso histórico de conciencia, pero no son el primer paso ni el propósito de este instrumento.  Fundamentación teórica: muchas compañeras reportan gran afán en entender las razones para involucrar a los hombres y las necesidades particulares que requiere ese trabajo debido a que todavía hay muchas resistencias a este tipo de trabajo y varias corrientes de trabajo con hombres que usan nombres similares con enfoques distíntos. Ya que no son pocos los hombres que también quieren profundizar teóricamente a partir de su vivencia, es bueno detenerse en la bibliografía puntual y general que se ofrece, alertando de no caer en la trampa de las razones y argumentos como estrategia pedagógica, sino ubicar la fundamentación teórica en el proceso vital que la origina.  Responsabilidad propia: Especialmente en los primeros momentos y temas, la recomendación directa es trabajar entre pares, los hombres con otros hombres. En procesos mixtos, las compañeras están invitadas a protegerse y vivir su propio proceso, sin tutelar el proceso de los hombres y sin sentirse responsables de los cambios de ellos. El enfoque integral en masculinidades busca construir alianzas con las mujeres, no cargarlas con más responsabilidades. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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 Diálogos intergenéricos: siempre son beneficiosos los diálogos honestos, respetuosos y continuos entre mujeres y hombres que hacen procesos de cambio. Del mismo modo que no se puede exigir cambios personales cuando no se ha cambiado desde lo propio, nadie es conducido a cambiar a nadie, pero sí a posibilitar la interacción concreta y nueva entre los géneros, darse cuenta de la realidad vigente y explorar cambios posibles. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad.
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Unidad
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El modelo hegemónico
de Masculinidad
Hombres de verdad
o la verdad sobre los hombres
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Hombres de verdad
o la verdad sobre los hombres 1
Lectura de ubicación
Muchos de nosotros, hombres, hemos sido cuestionados en algún momento de nuestras vidas sobre nuestro parecido o no a lo que la sociedad manda a los hombres: el modelo deseado y promovido de ser hombre, “el hombre de verdad”. Quizá nos hayamos preguntado o nos hayan preguntado “si somos hombres de verdad”. Seguramente también habremos respondido, pública o privadamente, con miedo, violencia o inseguridades o con aplomo, voz fuerte y mando, que somos hombres de verdad. Pero ¿qué significa esta expresión? ¿Cuál es “la verdad sobre los hombres”? Esa verdad tiene que ver con el significado de ser hombres y cómo llegamos a serlo. No se trata de abordar lo que escuchamos por todas partes, a veces con hipocresía y mentira, sobre la fuerza, el poder y la inteligencia de los hombres. Tampoco de hacer “página roja” para hablar de asesinatos y crímenes en donde los hombres son los principales protagonistas. Pero los hombres estamos involucrados en múltiples situaciones cotidianas que están haciéndonos daño, a nosotros, a las mujeres y al medio que nos rodea. 1 “Hombres de verdad o la verdad sobre los hombres”, fue el título que Patricio Welsh y Xavier Muñoz, dieron a la Guía de Reflexión con grupos de hombres en temas de género y masculinidad (CIIR, Managua, 2004); producto sistematizado de procesos formativos iniciados en la República Dominicana, El Salvador, Honduras, Perú y Ecuador. Patricio Welsh ha sido el pionero de los trabajos profeministas con hombres en la región centroamericana. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Según el estudio conducido por CIPAF2, en la República Dominicana, sólo en la sala de emergencia del Hospital Darío Contreras, las cifras revelan que de 36.810 casos atendidos (2008), más de la mitad, es decir, 25.870, fueron hombres. Las cifras aumentan cuando se detalla el tipo de accidente: en motocicleta, 6.225 de hombres, frente a 1.164 de mujeres; armas de fuego, 1.147 de hombres, frente a 81 de mujeres; pedradas, 317 frente a 70; automóviles, 2.862 frente a 865, entre otras. Y las cosas no terminan ahí: de todas las muertes violentas reportadas, 91.62% corresponden a hombres, siendo la mayoría de edades entre los 18 y 35 años. Del total de suicidios reportados, 297 de 346 corresponden a hombres. ¿Qué está pasando con los hombres, especialmente los jóvenes? ¿Es todo esto una situación normal? ¿Debemos resignarnos a que si siempre fue así, así seguirá siendo? Muchos comportamientos dañinos de los hombres afectan la vida cotidiana, pero también están a la base de muchos asuntos que tocan las instituciones públicas y privadas, los espacios y el territorio nacional, el imaginario colectivo sobre la identidad y la nacionalidad e inclusive la religión y la espiritualidad. Por ejemplo, el Informe sobre Desarrollo Humano (2008) recalca los factores culturales que limitan las oportunidades laborales tanto a hombres como a mujeres en virtud de empleos asociados al sexo3. Y cuando las mujeres tienen el doble de probabilidades de permanecer desempleadas y devengar la mitad del salario de un hombre, los hombres también somos afectados porque nuestras hijas, pareja, familiares y colegas son esas mujeres. No se trata, 2
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CIPAF. Quehaceres. “El machismo mata”. Año XXVIII Número 3 Noviembre 2008, p. 15. PNUD. Desarrollo humano, una cuestión de poder. Informe de Desarrollo Humano 2008. p. 263. Ministerio de la Mujer
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desafortunadamente, tan sólo de cifras y números, sino de la felicidad y el futuro que compartimos con ellas. ¿Puede decirse que los hombres estamos involucrados en esas cifras, factores y descripciones tan desalentadoras? Si así fuera, ¿cómo funciona y qué podríamos hacer para superarlo? Hace tiempo se acuñó la expresión “los hombres como factor de riesgo”4. Ha llegado la hora de singularizar la expresión para proceder a cambiarla. Es un asunto no sólo de justicia y dignidad con las mujeres, con otros hombres y con nuestro ambiente, sino con cada uno, consigo mismo. En los temas que vienen compartimos y reflexionamos sobre las bases que sustentan ese riesgo en que los hombres nos hemos convertido. Una vez identificado, ese riesgo es fácilmente criticable, más no por ello asumido por todos de igual manera y más difícil aún cambiarlo cuando se ve las enormes dimensiones del modelo en el que se inserta y las consecuencias históricas que ha tenido y está teniendo para la vida humana. 4
La expresión viene de Benno de Keijzer, investigador mexicano, quien la plantea en: “El varón como factor de riesgo. Masculinidad, Salud Mental y Salud Reproductiva”, en Esperanza Tuñón (coord.), Género y salud en el Sureste de México, ECOSUR y UJAD, Villahermosa, 1997. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
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Las huellas de la masculinidad
Exploración personal
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Propósito
Ubicarse personalmente en el sistema de las relaciones de género para entender su origen, su funcionamiento y sus implicaciones sobre las esferas de la vida desde el enfoque de Género y Masculinidades. 
Tocando el género
1. Utilizamos hojas de papel del color que nos gusta. Doblaremos para formar cuatro esquinas. 2. Con un bolígrafo escribimos sobre las caras del cuadrante que hemos formado, las respuestas a cada una de las cuatro esquinas (ver diagrama). 3. Colocamos la tarjeta en el pecho y por unos momentos ponemos nuestra atención a lo que recordamos: imágenes de personas queridas, conflictos, problemas, historias de familia. Nos preguntamos: ¿cómo influyeron los hombres en toda esta historia? ¿Cuál es mi
nombre
oficial/legal?
¿Qué significa mi
nombre y quién lo
decidió?
¿Cómo me siento ¿Qué nombre uso
con mi nombre?
en mis relaciones?
¿Cómo me
gustaría el
nombre?
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Des-aprendiendo
El asunto de las masculinidades no aparece de manera gratuita en el contexto de las sociedades contemporáneas; más allá de sus condiciones particulares de desarrollo, es un tema que arrastra la conexión con la globalización, los impactos de los movimientos sociales que reivindican los derechos y la dignidad humana, la revolución cultural de la sexualidad y el cuerpo (corporalidad y corporeidad), el reclamo por la consolidación de un Estado Social de Derecho, el rechazo a todas las formas de violencia, como también la significación de las tendencias del individualismo moderno. En otros términos, podría considerarse que la emergencia y presencia de este campo temático en los discursos y prácticas sociales e institucionales, se constituye en el corolario de las El asunto de las profundas transformaciones culturales y sociales masculinidades provocadas por los movimientos feministas y por la no aparece de exigencia de construir una sociedad justa, democrática e manera gratuita incluyente desde la diversidad y la diferencia. en el contexto de las sociedades En ésta perspectiva y en correspondencia con las palabras de Charles Taylor “Para saber quiénes somos, contemporáneas necesitamos saber de dónde venimos”, el lugar social de lo masculino expresa una trama, una trayectoria de movimiento: del silencio incuestionable y el rechazo a la duda en torno al poder absoluto del padre, a la superioridad sagrada del hombre, al privilegio y el honor de la identidad masculina y al prestigio otorgado por su pertenencia identitaria, se pasa a un escenario que confronta la sacralización del poder patriarcal, el dominio masculino y la superioridad del varón. Se marca un derrumbe del pedestal sagrado y se hace visible un cierto sabor de victimario y se asoma al tiempo de la “democratización de los afectos”, a la búsqueda de una equidad participativa, al acceso y movilidad sin ninguna clase de distinción ni diferenciación, bajo el principio de la inclusión sin discriminación por razones de género, orientación sexual, pertenencia étnica, cultural, partidista o religiosa. En otras palabras, se arrastra la urgencia de construir un escenario de ejercicio ciudadano, de responsabilidad compartida y de dignificación de lo humano. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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En las tradicionales normas de organización familiar, los lugares de los integrantes de la familia estaban puestos y distribuidos desde los lineamientos jerárquicos del padre; la conexión entre ellos estaba mediada por cuatro exigencias: LA PRECEDENCIA (el orden familiar precede a los individuos), la SUPERIORIDAD (el padre varón como representante del orden familiar se encuentra por encima de los demás, de sus preferencias, “vale más”), LA EXTERIORIDAD (la sabiduría, la capacidad de elección y decisión del nombre está en el padre y en los adultos) y EL PRIVILEGIO (de la pertenencia masculina como guardián y protector de lo femenino). Estas exigencias operan como dispositivos de distribución de la potencia de actuar y marcan la configuración de las relaciones familiares, para instituir la simetría o disimetría. Se produce el reconocimiento de la diferencia como justificación y legitimidad de la desigualdad. Padre, hombre, varón, adulto, proveedor económico y figura de mando se constituye en el punto de referencia de la escala de prestigio y conector de las actuaciones y simbolizaciones de la familia. Pero en la línea de la complementariedad, el soporte de la disimetría se encuentra en la madre, la mujer, lo femenino, lo dependiente y la figura de la obediencia. María Cristina Palacio. La pregunta por las Masculinidades. Centro Bartolomé de las Casas, San Salvador, 2008.
Genera/acción
1. Recupera y lee de nuevo las cuatro esquinas de tu vida. 2. Al reverso de las cuatro esquinas, escribe lo que sabes sobre esas preguntas, tratando de ver el papel o influencia que tuvieron las mujeres cercanas a ti, en esas dimensiones. 3. Comparte con una persona amiga o colega de trabajo estos hallazgos y toma nota de sus reacciones. ¿Qué has aprendido sobre género? Ministerio de la Mujer
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
Aprendiendo: Las huellas de la masculinidad
Las huellas de la masculinidad tradicional están impresas en nuestros cuerpos, en nuestros nombres, en nuestros comportamientos aprendidos, en la más profunda intimidad de nuestro sentir, pensar y creer. En un largo proceso de socialización, es decir, de aprendizaje a partir de las personas y el ambiente que nos rodea, fuimos educados para ser hombres, los hombres que en determinado contexto se valoran como tales, con valores y contradicciones, pero con un sustrato común que nos permite identificarnos como hombres hechos y derechos en un determinado grupo humano. Es el imaginario masculino que compartimos en nuestro contexto, en contacto con la generación antecedente y transmitiéndola a las generaciones siguientes. Sería muy difícil que alguien pueda decir que no estuvo influenciado por el imaginario de lo masculino con que se mueven los grupos humanos. Aun en el caso de los grupos familiares donde los hombres adultos no han estado presentes, las figuras masculinas se hacen presentes como referentes (tu padre, tu abuelo, tu tío, tu padrino), como mandatos heredados que configuran decisiones y territorios (“esta casa la dejó papá”, “este apellido viene de lejos”, “en mi familia los hombres tienen carácter”) e incluso como ausencias bien marcadas (“¿quién es tu papá?”, ¿dónde está tu padre?”, “él ha sido como mi padre”). La huella de la masculinidad puede ser rastreada también en las mujeres, no sólo a través del mismo mecanismo del nombre, sino a partir de una socialización que actúa por diferenciación y negación desde la niñez, que en algunos casos lleva a que sean las mujeres las que educan, promuevan y hasta sustituyan a las figuras masculinas en los ambientes considerados de mando, poder y decisión. Heredar ese imaginario, rastrear sus huellas, tomar conciencia de esa historia personal, nos conecta con relaciones más amplias que compartimos socialmente y nos abre a la posibilidad de cambiar la vivencia y el significado que le damos, para modificar la transmisión que hacemos. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Exploración grupal
Generando estrategias
1. Las cuatro esquinas de la vida es un ejercicio que puedes realizar en grupo, con la anotación de que el compartir se hace en parejas o tríos, donde cada quien cuenta su sentir, sus descubrimientos. 2. Es importante dedicar tiempo a escuchar al otro, para hablar de estas cosas que muchas veces no han sido abordadas en otros momentos; la escucha resulta provechosa sin juzgar, sin aconsejar, sin interrumpir. 3. Las lecturas pueden ser utilizadas por quien facilita para provocar con preguntas, colocar propuestas, tener bien consolidadas las ideas fuerza de este primer momento. La escucha activa es muy importante; ella involucra mirada, cuerpo, atención, dedicación al otro durante los minutos que abre su experiencia. Ministerio de la Mujer
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
Ruta Metodológica para la acción grupal
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
2
Matatán, pechú y macana:
el modelo hegemónico
Exploración personal
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Propósito
Identificar el modelo hegemónico de masculinidad, sus características físicas y emocionales, la relación con la sociedad patriarcal y su concreción sociocultural en la República Dominicana. 
Tocando el género
Vamos a explorar desde la realidad personal el modelo hegemónico de Masculinidad. Necesitaremos dos papelógrafos, cinta pegante y un marcador. Debes buscar a alguien que te ayude. Ministerio de la Mujer
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1. Une con cinta pegante los dos papelógrafos, a lo largo. 2. Acuéstate sobre el papel. La persona que te ayuda dibujará tu silueta con el marcador, tranquilamente y sin prisa. Consciente de todas tus emociones, recuerdos o imágenes mientras lo hace. 3. Cuando termine, quédate a solas, contempla tu silueta y obsérvala, intentando recordar los momentos más cercanos a la niñez o juventud donde te diste cuenta del significado de ser hombre y cómo ocurrió, recordando todas las impresiones que te surjan. 4. Escribe o dibuja sobre tu silueta lo que consideras son las características físicas y emocionales con que te reconocen como hombre. 
Des-aprendiendo
“Correctos, firmes, impecables, con cara seria cuando están ejerciendo sus funciones y con una divertida sonrisa cuando están fuera de ellas”. Así comienza un reportaje sobre la tropa de “soldaditos de la ciudad”, un grupo de niños formados por el Ayuntamiento del Distrito Nacional para ejecutar campañas de limpieza y ornato de la ciudad. En las fotos que acompañan al artículo, se ve los niños en perfecta formación vestidos con uniformes militares y con las más serias caras que se pueda imaginar. Estos niños reciben entrenamiento que incluye visitas a campamentos militares, garantizando que aprendan que la autoridad se ejerce desde la fuerza, la rectitud y la inexpresividad. Como se puede apreciar, la iniciativa está repleta de símbolos de la masculinidad hegemónica. Y uno se pregunta, ¿es que para lograr la conciencia ciudadana es necesario “jugar” con las imágenes de la fuerza? ¿No sería posible que se creara la conciencia a partir de imágenes positivas de la niñez? ¿O es que el Ayuntamiento piensa que la única forma de que entendamos los dominicanos y las dominicanas es a través de la fuerza, el dominio y el control? Poner a un niño en uniforme militar es el equivalente de acelerar su proceso de formación para la masculinidad dominante y agresora. Recordemos que vivimos en una civilización que valora la destrucción sobre la vida y que la prueba de eso está en las astronómicas cantidades de dinero que se invierten en la industria armamentista a nivel mundial. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Glorificar el uniforme militar como un símbolo de los valores cívicos es el equivalente a plantear que los seres humanos sólo se relacionan con respeto bajo la amenaza de la represión militar. ¿Es este el mensaje que queremos transmitirles a nuestros hijos e hijas? Poner a un niño
(…) Los hombres no nacieron siendo seres agresivos e en uniforme
indolentes. Al igual que las mujeres, los hombres militar es el
nacimos con todas las capacidades para ser seres equivalente de
humanos íntegros, pacíficos y solidarios. Sin embargo, acelerar su
tan pronto comenzamos a interactuar con nuestro proceso de
entorno, se nos enseña a asumir una coraza de fuerza formación para
que será la responsable de garantizar todo un conjunto la
de privilegios a lo largo de nuestra vida. Así, se nos masculinidades
enseña que llegaremos a ser los jefes de la casa, los dominante y
jefes en el trabajo, los jefes en la política, siempre y agresora.
cuando nos ajustemos al patrón de comportamiento diseñado para el dominio masculino. Ángel Pichardo Almonte. “Nuestros mejores soldaditos de plomo” (fragmento). En: Lucero Quiroga et al. Sobre vivencias. Cuatro casos de violencia contra la mujer y su relación con el sistema de protección en Santo Domingo. Centro de Estudios de Género, INTEC y PNUD, Santo Domingo, 2009. p. 176. Genera/acción
Reflexiona sobre las características físicas y emocionales que la sociedad dominicana exige para ser hombre. Haz un esfuerzo por situarte en lo que se dice común y cotidianamente, en pasillos, la calle y los grupos. No se trata de lo que tú piensas, sino de lo que percibes y escuchas, aunque quizá no te guste. Intenta ser directo, recordando palabras, imágenes, símbolos. Toma una hoja de papel o un pliego de papelógrafo, marcadores y cinta pegante, dibuja esas características (no es necesario ser buen dibujante, sino ser lo más gráfico posible) colocando palabras de tu reflexión alrededor. Compara con tu propio dibujo. Reflexiona el parecido y diferencias. Ministerio de la Mujer
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
Aprendiendo: la masculinidad hegemónica
La masculinidad es un conjunto de características, valores y comportamientos que una sociedad impone como el "deber ser de un hombre". Existe una manera estandarizada, aceptada, reproducida y legitimada que define cómo deben sentir, pensar y comportarse los hombres. Dicta las normas de lo que está permitido y de lo prohibido. Esa masculinidad asignada es identificada como masculinidad
m asculinidad hegemónica. hegemónica. Esa masculinidad impuesta, no es escogida, crecemos en ella, vivimos con ella, luchamos por ella. Impone una manera rígida de comportarse, basada en aspectos de poder, violencia y una supuesta, siempre lista, capacidad a las relaciones sexuales. Para los hombres estas son características obligadas que hay que mostrar para reafirmar constantemente que se es un hombre. Entre algunos de los atributos que el hombre debe poseer para ser considerado “verdadero hombre” se menciona: ser poderoso, fuerte, rudo, competitivo, dominante, triunfador, seguro de sí mismo. Es decir: un matatán, un pechú y un macana. Además, como lo masculino debe ser lo contrario de lo que se considera femenino, el hombre tiene prohibido manifestar emociones como la ternura y la delicadeza, o sentimientos de debilidad como el llanto, el miedo y la inseguridad. La masculinidad hegemónica actúa de maneras obvias que podemos encontrar en el consenso social de quienes nos rodean, pero también, y más delicada e inteligentemente, de maneras sutiles, casi imperceptibles y por ello muy efectivas, que tocan incluso nuestros sueños, nuestras alegrías y la manera como vemos nuestro ambiente. Es relativamente fácil tachar a algunos hombres de machistas porque se les ve muy identificados con las características físicas y emocionales, con algunos roles sociales y rasgos de identidad que el modelo valora, pero es más difícil observar ese machismo cuando está en uno mismo y cuando ha tomado formas elegantes de operar, de tal modo que actúa impunemente. También es difícil para algunas mujeres detectar cómo actúa en ellas el modelo hegemónico con rasgos machistas que les configura su actuar, su De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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pensar, su creer. La masculinidad no es sólo la conducta de personas aisladas, ni sólo la decisión personal de querer ser exitoso con el modelo, sino también una estructura ideológica que determina la manera de ver las relaciones, la cultura, el mundo, desde donde se decide, emite y modela esa conducta. La masculinidad hegemónica actúa en todos los planos: en lo individual y en lo colectivo, en lo subjetivo y objetivo, en lo cotidiano personal y en lo público político. Afecta lo que decimos, lo que jugamos, las cosas que construimos e investigamos y cómo las hacemos, el cuerpo que somos, pero que decimos tener o querer, las creencias y hasta la mismidad, es decir, aquello que creemos firmemente, la más íntima convicción personal. Tomar conciencia de este plano tan fundamental es vital para poder iniciar cambios, para desatar acciones transformadoras, desde lo personal hasta lo más ideológico, pasando por las relaciones, el trabajo, las instituciones. Negar o suavizar el modelo no ayuda, tampoco pretender cambiarlo con sólo nuestra decisión personal. Los cambios inician con nuestra insatisfacción e incomodidad con este modelo, pero el camino a los cambios es largo y requiere perseverancia, alerta y mucha creatividad. Ministerio de la Mujer
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Exploración grupal
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Generando estrategias
1. El dibujo del modelo hegemónico de masculinidad es una herramienta muy efectiva para tomar conciencia de que el machismo no es sólo una decisión personal, sino una estructura que se nos impone a los hombres desde todas las esferas sociales. Hay que hacer preguntas clave: ¿qué altura tiene este modelo? ¿cuál es su color de tez, de ojos? ¿cómo viste, qué cosas usa? ¿cómo es su modo y presencia? 2. Es muy apropiado detectar el modelo en dos momentos distintos aunque conectados: la verificación personal a través del dibujo de la propia silueta y el gráfico grupal de las características físicas y emocionales que la sociedad exige a los hombres. Ambos momentos son muy fuertes e intensos y es muy recomendable crear un clima sin interrupciones, observadores externos o distractores como celulares y relojes. 3. Para ambientar un poco a la vivencia del modelo, proponemos el ejercicio “la rueda de fuerza”, el cual no es una dinámica de animación, sino una herramienta para verificar grupalmente la socialización en el modelo hegemónico. 

La Rueda de fuerza
El grupo de hombres que hace este ejercicio será advertido de que no habrá intervención del facilitador sino hasta el final. Nos organizamos en un círculo, que será la rueda, donde todos se entrelazan por los brazos. A la señal, la rueda comienza a moverse, tratando todos de romper la unión por otro lado que no sea el suyo. Si alguien se suelta o es obligado a hacerlo, sale del ejercicio y sale también quien estaba de ese mismo lado entrelazado con él y así sucesivamente hasta que queden dos o tres, quienes podrán decidir quién es el ganador a través de una prueba de fuerza. Cuando todo haya terminado, se motivará a un plenario con preguntas sobre el desarrollo del ejercicio, el grado de fuerza, los favoritos a ganar, las estrategias y trampas, la aparente solidaridad o competencia. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Ruta Metodológica para la acción grupal
Aprendizajes:
Compromisos:
Ministerio de la Mujer
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tema
3
Marcados digitalmente:
La inteligencia del sistema
Exploración personal
➠
Propósito
Detectar las marcas hegemónicas y sus efectos con los cuales el sistema patriarcal legitima el modelo hegemónico de masculinidad en cada hombre concreto y en los mecanismos con los que se reproduce socialmente. 
Tocando el género
Trabajaremos con la fotografía de un monumento representativo del folclor dominicano: el lechón de Santiago. Necesitarás tiras de papel, cinta pegante y marcador. 1. ¿Qué características masculinas hegemónicas te parece que transmite el “lechón de Santiago”? 2. Escribe en una tira de papel cada característica que identifiques. 3. En un momento de reflexión, ubica en tu propio cuerpo las características que transmite el modelo hegemónico de masculinidad, adhiriéndolas en el lugar que real o simbólicamente creas tú que se aloja esa característica; ¿se parecen a las del lechón? De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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4. Camina un poco con esas características pegadas: ¿qué sientes? ¿Cómo crees que te ves con ellas? ¿Si las quitaras, desaparecerían de tu cuerpo? 
Des-aprendiendo: no todos somos iguales
Aunque no todos los hombres somos iguales, la construcción social de la masculinidad hegemónica y el sistema machista tienen una inteligencia efectiva, basándose y sustentándose en dos aspectos fundamentales: Todos asimilamos el ejercicio del poder de dominio y control como atributo intrínseco de la masculinidad; todo hombre vive su heterosexualidad de manera obligatoria y dominante, desvalorizando la sexualidad de las mujeres (misoginia) y la de personas homosexuales (especialmente hombres). Ambos aspectos están presentes en todos los hombres y condicionan mucho de sus relaciones con las mujeres y con otros hombres. Fuerza física: permite dominar, controlar y ejercer poder. Es un mandato social que los hombres debemos ser fuertes, resistentes, estar siempre a la ofensiva, duros, rudos, tenaces, arriesgados y violentos “cuando sea necesario”. Se considera que la fuerza es una atribución exclusiva de los hombres. Un hombre que demuestra debilidad no es hombre, es sujeto a ser discriminado, sufrir burla y rechazo porque lo débil es asociado a femenino. Inteligencia racional: Los hombres debemos ser decididos. Tomamos decisiones porque somos capaces de pensar y razonar. A partir de esta creencia se considera que los hombres tenemos mayor responsabilidad y capacidad para encargarnos de trabajos relacionados con ciencias, cultura y política. Libertad: el principal atributo del poder es la libertad. La libertad es al poder lo que el brillo es al oro. Derecho exclusivo de hombres: libertad de movimiento social, de asumir o no la responsabilidad paterna, familiar, social y sobre todo, la libertad sexual. Patrick Welsh y Xavier Muñoz. Hombres de verdad o la verdad sobre los hombres. Londres, CIIR, 2004. pp. 5-­‐6. Ministerio de la Mujer
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g
Genera/acción
Haz un recorrido por tu sector o por las calles de tu ciudad o pueblo. Rastrea imágenes, monumentos, propaganda de productos o partidos en las que creas que se transmiten mensajes visuales a los hombres sobre las características del modelo hegemónico de masculinidad. Identifica cuáles son y recuérdalas o anótalas. Cuando vuelvas a casa, compara con tu propia exploración personal y si lo deseas, repite el ejercicio de las tiras agregando más aspectos. Reflexiona sobre cómo esas características se van haciendo cuerpo y piel. 
Aprendiendo
Hemos comenzado a identificar uno de los más fuertes dispositivos del modelo hegemónico: las marcas hegemónicas. Estas hegemónicas.
marcas son características físicas y emocionales, roles asumidos socialmente, altamente valorados por el sistema bipolar de los géneros. Nacemos con algunas de ellas, otras son adquiridas o construidas. Tener marcas y mostrarlas implica una posición de supremacía no sólo frente a las mujeres, sino frente a otros hombres. Hablamos de marcas porque aunque el modelo se presenta como un todo alcanzable y deseado, en la práctica van tomando valor a la manera de muchas etiquetas separadas que juntas provocan un efecto, pero capaces de funcionar con la presencia de sólo algunas de ellas. Se lucha para alcanzarlas, se sufre para configurarse en torno a alguna o varias de ellas. Estas marcas son profundas, digitales, tan determinantes que se confunden con la propia piel, llegando a convertirse en pautas de identidad, en marcadores de género que miden la masculinidad y en torno a las cuales se configura el cuerpo, la psique y la identidad. Las marcas envían un mensaje de socialización exitosa al entorno, diciendo “hombre hegemónico”: inteligente, fuerte, alto, racional, genital, activo. Las marcas son construidas socialmente a partir de datos fisonómicos (altos, rubios, blancos) o aprendidos (autoritario, pelión, enojado, tramposo). De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Exploración grupal
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Generando estrategias
1. Para realizar el ejercicio de las marcas se requiere de un ambiente especial, sin interrupciones ni entradas tardías de quienes no hayan estado desde el principio. Aunque ayuda mucho una música suave, de un solo instrumento, como piano o música oriental (por ejemplo meditación zen), lo mejor es el puro silencio. 2. Es buena idea si cada quien ha traído el dibujo de su silueta y se recuesta sobre ella para meditar en silencio sobre las marcas. Esta meditación puede ser conducida por el facilitador pidiendo recordar los rasgos del modelo dibujado grupalmente y los del modelo personal. Se ofrece una guía al facilitador. 3. El plenario debe abundar en lo que cada quien sintió, más que en la enumeración de marcas que identificó. Insistir en este punto siempre es vital. 

Meditación grupal
Primera parte: Cada quien busque situarse recostado encima de su propia silueta. Ayuda mucho cerrar los ojos y respirar normal aunque conscientemente, como contando las respiraciones. Durante unos minutos, vamos a recordar el proceso de elaboración de la silueta, del modelo grupal, de las características que salieron. Vamos a nombrar, muy despacio, algunas y a cada una, buscamos si me aplica. Al terminar, usamos la imaginación para visualizarme acostado sobre la silueta. Segunda parte: cuando nos incorporemos, las tiras de papel y la cinta pegante ya estarán listas al centro de la sala. Vamos escribiendo “marcas hegemónicas” que identifico como mías, en tiras de papel, tantas como necesite, una marca por cada tira de papel, pegándolas en aquel lugar del cuerpo en que real o simbólicamente las sienta con más fuerza. Caminamos despacito por la sala, leyendo y sintiendo, agregándonos otras. Finalizamos sentados en el piso, contando nuestra experiencia y lo que descubrimos. Ministerio de la Mujer
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Tercera parte: arrancamos una por una las marcas que pegamos sobre el cuerpo y hacemos un montoncito al centro. Preguntamos al grupo qué hacer simbólicamente con ellas, de modo que este momento quede grabado en la conciencia y también sanado. 
Ruta Metodológica
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
4
“De tal palo, tal astilla”:
Ni perfecto, ni único, ni divino
Exploración personal
➠
Propósito
Sensibilizar sobre la necesidad y urgencia del proceso de deconstrucción del modelo hegemónico de masculinidad, a partir de la categoría “fracturas” identificada en las propias experiencias y en el análisis del entorno social. 
Tocando el género
Contemplando tanto la silueta personal que elaboraste antes, como el dibujo del modelo hegemónico de masculinidad y quizá revisando tus anotaciones sobre los modelos al exterior, reflexionamos: 1. ¿Qué características físicas y emocionales tuyas NO concuerdan con el modelo hegemónico? 2. ¿Cómo has vivido esas características? ¿Qué otras cosas sientes que te definen como persona y como hombre y sin embargo NO concuerdan con el modelo hegemónico de masculinidad? 3. ¿Qué influencia tienen sobre TU masculinidad esas características? Ministerio de la Mujer
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Des-aprendiendo: las fracturas del modelo
Desde el modelo hegemónico de masculinidad se mide e interpreta a los hombres. Si tal modelo es un patrón de medida, no todos los hombres tienen éxito en adecuarse a esas medidas, inclusive físicas, con las que se mide su masculinidad. Siempre se nos muestra algunos hombres que sí aparecen configurados exitosamente y que validan el modelo para todos los demás. Sin embargo, la realidad cotidiana nos va indicando que ese modelo no es perfecto ni uniforme. Son muchos los hombres que al hacer un análisis crítico de género de ese modelo hegemónico descubren que no caben y que lo que deberían ser marcas de origen, en ellos son fracturas, es decir, fallos de socialización en el modelo hegemónico de masculinidad. La maquinaria ideológica y cultural que hace posible la configuración hegemónica de los hombres genera también hombres con fisuras y fracturas. Son hombres “fracturados” que pese a todos los esfuerzos de configuración salieron “defectuosos” del proceso de producción cultural de los géneros. Estos hombres fracturados son posibilidad de cambio porque muestran que el modelo no es perfecto, no es uniforme, no es infalible. Por cada marca del modelo existe una fractura, una por cada hombre que no logró adquirir las tan ansiadas marcas del modelo y por el modelo. Estos hombres no adquirieron esas marcas no siempre por no querer, por la voluntad personal, sino por nacimiento o por socialización. Son fracturas porque el modelo hegemónico las interpreta como tales y no tienen valor en su contexto de dominación. Las fracturas pueden ser tan simples como una fisura o tan complejas y abiertas como un abismo, dependiendo del grado de rechazo del modelo y su cercanía a lo considerado femenino, que para el modelo es inferior, es subordinado. Larry José Madrigal. Guía Pedagógica en Masculinidades. Un aporte a la escuela para la educación en género. Centro Cultural Poveda, Santo Domingo, [2010]. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Genera/acción
Profundiza personalmente las marcas y los hallazgos del ejercicio inicial de este tema. Imagina un dibujo en el que tuvieras que graficar cada una de las características que definen la manera concreta de masculinidad que has configurado contigo mismo. ¿Qué dibujo “modelo” resultaría?, ¿qué cosas haces o sientes de tu ser hombre que no aparecen en el modelo hegemónico de masculinidad?, ¿resulta contradictorio identificar marcas y fracturas habitando el mismo ser humano?  Aprendiendo
No es fácil enfrentar la crítica social cuando personalmente nos reconocemos como hombres fracturados frente al modelo hegemónico. Al reconocer las fracturas con las que vamos caminando por la vida, hacemos el sentido contrario que cuando reconocimos las marcas. No vamos a ser premiados por mostrar deficiencias de modelo y fallas que, en algunos incluso son verdaderas grietas, porque el modelo nos ha enseñado que son debilidades, cosas de mujeres, algo que no debemos tener o al menos no mostrar. Ser fracturado no es chistoso, ni recompensa socialmente, al menos a una primera vista. Muchos han invertido la vida entera en ocultar, disfrazar o disimular fracturas tras las marcas hegemónicas que sí tienen. ¿Significa esto que sin un modelo hegemónico de ser hombres, dejamos de ser hombres? No, la experiencia personal de muchos hombres, pasados y presentes, nos lo confirma. Seguimos siendo hombres aunque no quepamos con todas las marcas y bajo todas las medidas impuestas por el modelo, incluso viviendo la paradoja, dolorosa y crítica, de tener marcas que cohabitan con fracturas. Fracturas y marcas nos hacen hombres diferentes, no modelos creados en serie, sino seres únicos, con posibilidades de cambiar. Ministerio de la Mujer
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La fractura fractura es una categoría de análisis crítico frente al modelo hegemónico que nos puede ayudar y potenciar personal y grupalmente para realizar cambios. No es posible deconstruir el modelo hegemónico, ni de la noche a la mañana, ni tampoco en todos los hombres. Aunque la inconformidad personal, la rebeldía y conciencia de no ser el modelo tal cual es impuesto genera conciencia, sólo por no estar de acuerdo, no se generan los cambios; pero sí podemos generar cambios concretos en nuestro entorno, que puedan ir haciendo posible nuevas relaciones entre los géneros. Las fracturas nos permiten develar los mecanismos perversos del modelo hegemónico para mostrarlo como lo que es: una poderosa maquinaria de configuración, pero ni perfecta, ni única, ni divina. Aunque se nos pinte como un robusto árbol de raíces profundas, comparación por demás acertada, los palos resultantes del mismo se astillan, se rompen, tienen una duración finita. De sus restos podemos reconocer de dónde vienen, sus astillas hablan de la fortaleza y origen, pero también nos muestran que tal pretensión de permanencia e inmovilidad puede ser deconstruida y transformada. La mayoría de nosotros nos hemos encontrado con la paradoja de identificar muchos rasgos dominantes, violentos, queridos y asimilados por el entorno como rasgos muy masculinos y al mismo tiempo con rasgos que forman parte íntima de nuestra personalidad, de nuestra vida, que hemos tenido que esconderlos porque al ser mostrados resultan criticados, desvalorizados o francamente condenados. Muchos probablemente hemos encontrado cómo en nuestras relaciones, se valora aspectos y datos de nuestra persona de los que o no tenemos conciencia de cuándo y cómo lo adquirimos (“tan ordenadito”, ser analítico, caballero, “tan dueño de sí que nunca pierde el control”, “tanto que sabe”) o los hemos desarrollado conscientemente (“los hombres no deben llorar”, “cuando doy la mano, muestro quién soy”, “quien pega primero, pega dos veces”, “entre más mujeres, más hombre”). De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Lo más triste es que hasta los datos biológicos con los que nacemos, la fisonomía, adquiere rango de marca y fractura, según sea la interpretación social conforme al modelo. De tal suerte, se valora más la tez clara, el pelo “bueno”, la altura, la esbeltez, los ojos claros y se ve como defecto, mala suerte o “huella de clase” la piel oscura, el pelo “malo” o la baja estatura. Se trabaja incluso para que esos datos genéticos parezcan diferentes, sea por obra de las tecnologías de la belleza y la gracia de los gimnasios o sea por la interpretación correctiva: “no es mulato, es indio claro”, “mi abuela era rubia y de ojos azules”, “soy el más pequeño de la familia, todos son altos”. De ese modo, se crea un mecanismo de conversión de las fracturas en mal disimuladas marcas hegemónicas. Se ignora así el poder transformador de la diversidad que evidencian las fracturas: el modelo hegemónico de masculinidad ha sido creado socialmente y ni es único, ni perfecto, ni divino. Exploración grupal
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Generando estrategias
1. Igualmente que con las marcas, para realizar el dibujo de las fracturas se requiere de un ambiente especial sin interrupciones ni entradas tardías de quienes no hayan estado desde el principio con mucho respeto por cada participante. Como se sabe, lo mejor es el puro silencio. Sugerimos vivamente usar la misma silueta que cada quién se dibujó antes y escribir sobre ella con otro color de marcador, agregando aspectos y detalles, colores y rasgos, quizá objetos y símbolos. 2. Ayuda mucho contemplar los dibujos y siluetas que el grupo haya podido realizar o que se haya obtenido de otros grupos y procesos. La contemplación consiste en observar, reflexionar su aplicación o no en la propia persona y estimular la identificación de aquello que el modelo NO valora. 3. El plenario debe abundar en lo que cada quien sintió y descubrió, más que en la enumeración de fracturas que identificó. Escuchar, no juzgar, no preguntas morbosas. Insistir en este punto siempre es vital. El final es clave para transmitir esperanzas de cambio, pudiéndose hacer creativamente un acto, símbolo u oración de VALORACIÓN de las fracturas. Atención: las fracturas no son “defectos” o “fallos morales”, sino rasgos poco valorados en los hombres según el modelo hegemónico de masculinidad. Ministerio de la Mujer
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Ruta Metodológica para la acción grupal
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Unidad
2
Las apariencias engañan.
Los dispositivos de la
masculinidad
De cómo nos vamos haciendo hombres.
Ministerio de la Mujer
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Masculinidades:
de cómo nos vamos haciendo hombres 5
Se da por sentado que la socialización de género de los hombres, que genera roles asumidos vitalmente y continuamente reforzados (como la expresión “todos los hombres son iguales), es irreversible y a lo menos, tan difícil de cambiar, que no vale la pena apostar por ella. Mantener posiciones tan absolutas puede hacer más fuerte la resistencia a cambios sostenibles y seguir legitimando como natural o divino un aprendizaje vital, pero no inmutable. La reflexión sobre el género y la manera cómo los hombres y las mujeres vamos construyendo el género desde el nacimiento, en el seno del núcleo que se constituye en familia, ha sido bastante estudiado. Aunque es cierto que la familia deviene en el primer escenario de socialización para la nueva criatura, incluso antes del nacimiento (“si es niña, rosado; si es varón, azul”), cuando enfocamos la mirada en las masculinidades aparecen situaciones particulares que matizan la creencia de que es la familia la que define en última instancia la identidad de género6. En primer lugar, muchos conceptos de familia que determinan políticas, prácticas y abordajes de análisis, todavía son deudores de una visión romántica de familia nuclear, centrada en el padre, donde papá, mamá e hijo (en este orden) son la típica fotografía que se promueve. Ni todas las familias están constituidas de este 5 A partir de un escrito previo de Larry José Madrigal en: Guía pedagógica en Masculinidades. Un aporte para la educación en genero en la escuela. Fascículo 1. Centro Cultural Poveda, Santo Domingo, [2010] y del mismo autor, la conferencia “Masculinidades, el acantilado y las olas”, para el Seminario de Masculinidad del Centro de Estudios de Género, INTEC, Santo Domingo, noviembre 2009. 6
Maria Cristina Palacio. La pregunta por las masculinidades. Centro Bartolomé de las Casas, San Salvador, 2008. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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modo, ni tampoco en todas los padres asumen un rol activo en la crianza de la prole, sea por ausencia práctica en el hogar o porque se entiende que no es su responsabilidad. La masculinidad se va configurando no por influencia del padre presente, sino muchas veces por un padre ausente y por lo que el entorno social espera y reproduce. En segundo lugar, en el contexto latinoamericano y caribeño, las familias cambian. Sólo en República Dominicana, en las zonas urbanas, el 31.2% de los hogares tiene a una mujer sola como jefa de hogar, mientras que en la zona rural, son el 21.7% de los hogares7, siendo el Distrito Nacional el porcentaje más alto del total (33%). Vale destacar que el porcentaje de niñas y niños que viven con su padre y madre es de 56%, siendo de 25% quienes viven sólo con la madre y de 4%, sólo con el padre. Casi un 14% no vive ni con la madre ni con el padre. Estas cifras evidencian diversidad de modelos familiares ampliados, cambiantes, negociados, no siempre por elección, muchas veces por ausencia del padre o por su presencia intermitente. Por ejemplo, los hogares constituidos por hermanas-­‐niñas que actúan como madres, por abuelas, por múltiples referentes masculinos y femeninos (tíos y tías, abuelos y abuelas, primos y primas). Por esta línea de análisis vemos que se derrumba el ideal de sagrada familia regentada por un padre responsable, y aparece la connotación de familia como el lugar de una única y profunda emocionalidad que provee mecanismos de poder y de control desde la trampa de los afectos (Palacio, 2008). La investigadora colombiana María Cristina Palacio dice que la trampa de los afectos opera vía la manipulación psicoafectiva (“si 7
Encuesta Nacional Demográfica y de Salud, 2002. pp. 18-­‐20. Ministerio de la Mujer
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me quieres, harás esto…”, “aquí mando yo”), esconde al sujeto como agente de elección individual (“la familia por encima de todo”, “el honor de la familia”), subsume sus intereses en la homogeneidad familiar (la armonía, el bienestar y la felicidad familiar), niega las individualidades y subjetividades (porque dice que son alteraciones o transgresiones al poder del padre), configura las personas (control y regulación del cuerpo, para que responda al ejercicio del poder, ya sea desde quien domina o como subordinado) e impone y obliga a una “responsabilidad” (el trabajo como control social y legal). Todo esto no significa la muerte de la familia o la ausencia definitiva de los hombres en ella. Por el contrario, muestra la urgencia de trabajar en otros escenarios, de la mano con la familia, para que los hombres asuman en ella roles de cuidado de la prole y conformación de identidad. Los dispositivos de género Desde un enfoque de género, ser hombre no es cuestión sólo de sexo biológico, sino de la manera de construir la identidad y las relaciones sociales articulándolas en dos polos, masculino y femenino, según los datos biológicos visibles, especialmente genitales, interpretados al nacer. Es el género asignado. Así, según nacemos con pene, somos etiquetados como hombres y se nos asigna un patrón de vida, un modelo socialmente definido, aceptado y transmitido de comportamientos, valores y expectativas para ser hombres. Esa masculinidad legitimada y esperada construye el género de los hombres. La masculinidad así construida, trascendiendo culturas y geografías, y asumiendo rasgos propios locales, va siempre unida a De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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determinadas cualidades, sobre todo asociadas con la fuerza, la violencia, la agresividad, la potencia, la inteligencia y la idea de que es necesario estar probando y probándose continuamente que se "es hombre" y que se ha logrado alcanzar el modelo definido y deseado de ser hombre en un contexto social determinado. Este modelo definido no admite contrapuntos o alternativas, prevalece, se convierte en estereotipo. Es el modelo hegemónico de masculinidad. La socialización en el modelo hegemónico es fuerte y permanente, con una inteligencia que se actualiza. Actúa a través de dispositivos, los cuales son cualquier procedimiento social a través del cual un individuo y colectividad aprende, transmite y transforma los componentes de género que conforman la subjetividad. Estos dispositivos de género corresponden a muy variados escenarios, dinámicas y acciones sociales, desde la vida cotidiana hasta las instituciones y la ideología. Los dispositivos de género tienen una fuerza muy grande en todos los espacios y en la escuela adquieren formalidad, ya que en ella se promueve valores y transmite contenidos. El modelo hegemónico actúa de manera tan sutil que lo consideramos natural y hasta deseado, aun sin darnos cuenta de que existe como tal. Sus expresiones más brutales y evidentes son rastreadas fácilmente, pero las sutiles son las peores por su elegancia y cinismo. GPS: los dispositivos en el territorio cotidiano En el lenguaje de los jóvenes actuales han entrado para quedarse algunas palabras que tienen que ver con la internet, la navegación y la tecnología. Uno de ellos, conocido por su acceso en los teléfonos Ministerio de la Mujer
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celulares y por google earth, es "GPS" (global positioning system), el sistema que nos permite saber con bastante exactitud el punto de la Tierra en el que nos encontramos. La metáfora con la que funciona el GPS nos ha permitido desarrollar una herramienta metodológica para mostrar lo que otros instrumentos pretendidamente objetivos y exactos no nos muestran, esto es, Gender Positioning System, nuestro propio GPS, un sistema de posicionamiento de género. Con nuestro GPS, los jóvenes aprenden que analizar la realidad con enfoque de género no tiene que ver solamente con denuncias (muy legítimas, por cierto) de algunas mujeres acerca de la supremacía política y cultural de los hombres, sino con cada detalle de la vida cotidiana que hacemos. Los jóvenes son animados y entrenados a pensar los espacios físicos en que se mueven con la clave: ¿qué espacios son masculinos y cuáles femeninos? Analizan escenarios cotidianos como el hogar, la escuela, el play, la guagua, la fábrica, la iglesia, una calle, y hasta estructuras más complejas como una universidad, un barrio o una plaza comercial. Discusiones y a veces indagaciones de campo son objetivadas en maquetas de cartón donde se representa a mujeres y hombres. Los resultados son sorprendentes: cada rincón que se logra objetivar en la maqueta muestra como regla general a los hombres en los espacios más ¿Qué espacios
abiertos, más amplios y más valorados y a las son masculinos
mujeres en los espacios más cerrados, más y cuáles son
pequeños y menos valorados. Cuando se hace femeninos?
una aproximación a la demanda de recursos que cada uno de esos espacios requiere nos encontramos con que los hombres generan una mayor demanda de recursos y consumo, encontrando que los impactos sobre el entorno son más drásticos, rápidos y continuos. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Los estudios de género y feministas nos han mostrado que las mujeres y los hombres tenemos diferentes maneras de estar en el mundo, sin quitar por ello la carga que la humanidad en su actual estado de desarrollo y en conjunto, ha puesto sobre el planeta. Pero todavía hace falta una mirada de género desde los propios hombres, no como revanchismo teórico y político, sino como miradas necesarias que completen el panorama. El GPS no sólo nos permite ubicar concretamente a los hombres, sino descubrir diferentes posiciones en el mundo que interpretamos. Al igual que “las mujeres”, no es cierto que “los hombres” puedan ser metidos en una categoría absoluta, como si todos fueran iguales en sus condiciones económicas, el acceso a recursos, el poder político y la formación en valores y cultura. • El GPS también nos descubre los dramáticos impactos a muchas mujeres pobres que son cabeza de hogar y único sostén de muchas familias, especialmente en las periferias empobrecidas de nuestras grandes ciudades. En RD, según el IDH, hasta un 36.1% de las mujeres en edad escolar desertaron por unión o matrimonio, embarazo u obligación de cuidar a hermanos y hermanas menores8, contra hasta un 82.7% de hombres que declaran desertar por tener que trabajar, no tener recursos o simplemente porque “no les gustaba”9. • Un 51% de la fuerza laboral profesional y técnica está en manos de mujeres, pero éstas perciben solo el 43% de los ingresos de los hombres10, ocupando RD el lugar general 8
PNUD. Informe de Desarrollo Humano, RD 2008. “Desarrollo Humano, una cuestión de poder”. p. 467. 9
ibidem. De más análisis requieren los datos sobre deserción debida a “problemas infraestructura escuelas” y “no posee acta de nacimiento”, cuya diferencia porcentual entre mujeres y hombres es de casi 2.7%. 10
ibidem. p. 436. Índice de Potenciación en Género, que mide la desigualdad entre mujeres y Ministerio de la Mujer
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53 (entre 93; 0,559) en el IPG y el 13 de 23 en AL en el IDG11, teniendo mayores tasas de alfabetización y matriculación que los hombres, pero un ingreso económico final de $4,907 contra $11,465 de los hombres. • Según Diario Digital, en RD, hasta 50,000 niñas y jóvenes entre 15 y 19 años quedan embarazadas cada año. • En los primeros cuatro meses de 2007 sólo en Santiago tres mil 400 adolescentes se convirtieron en madres12. Pero también el GPS nos revela algunos contrastes evidentes: mientras que el 2% de las personas más ricas del mundo tienen más de la mitad de la riqueza, la mitad más pobre de la población adulta del mundo es dueña de apenas un 1%, pero de todo ello apenas el 1% de la propiedad legal y formal del mundo está en manos de mujeres, lo cual incluye casas, autos, empresas de transporte, fábricas e industrias. Y no podemos ver muchos hombres pobres en el dato que la mayor parte de la riqueza está concentrada en Norteamérica, Europa y los países de altos ingresos del área de Asia y el Pacífico -­‐como Australia y Japón, que en conjunto tienen el 90% de la riqueza global. Si los esfuerzos de educación y desarrollo comunitario ofrecen interpretaciones, metodologías e intervenciones sociales que tocan integralmente la realidad, es decir, que se mueven en los cuatro cuadrantes, aumentan las posibilidades de sensibilización y acción conjunta de los hombres en asuntos de interés común. Hombres hombres (en términos de oportunidades). 11
Ibidem. p. 435 Índice de desarrollo relativo al Género, que mide la desigualdad entre mujeres y hombres (en términos de capacidades). 12 consultado 24/02/09 en: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/275751.dificil-­‐
situacion-­‐de-­‐madres-­‐en-­‐al.html y http://www.diariodigital.com.do/articulo,37792,html
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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que experimentan procesos personales y colectivos de sensibilización en género y masculinidades, están más abiertos luego a sensibilizarse sobre otros temas que establecen vínculos con el modelo hegemónico de masculinidad y sus posibilidades de superación o sobrevivencia. A menudo los hombres que después de un proceso de sensibilización en masculinidades descubren que están muy lejos del modelo y que no tienen muchas marcas hegemónicas disponibles, descubren también estrategias cotidianas de sobrevivencia y adaptación que pueden ser muy útiles cuando se colocan en el panorama global de estrategias alternativas de un mundo cambiante y son un significativo aporte para la seguridad humana vivida cotidianamente en medio de tantas inseguridades. Estas estrategias cotidianas no están suficientemente estudiadas, permanecen escondidas o clandestinas bajo la práctica supuestamente mayoritaria de los patrones de comportamiento del modelo hegemónico de masculinidad. Hombres que desarrollan conciencia sobre su autocuidado y el cuidado de los y las demás en su entorno, en una perspectiva integral que trasciende la noción de cuerpo y familia como propiedad, están dispuestos a desarrollar también una visión personal que incluye el cuidado del ambiente como un acto compasivo de cuidado de la casa común. Ministerio de la Mujer
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tema
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“Hijo de gato, caza ratones”,
cuestión de Género
Exploración personal
➠
Propósito
Entender la categoría sexo-­‐género como el principal dispositivo de diferenciación e inequidad en el sistema patriarcal, que ubica en posiciones binarias, asimétricas y contradictorias a hombres y mujeres. 
Tocando el género
Para profundizar un poco más en las claves de interpretación de la masculinidad y sus posibilidades de transformación, trabajaremos el significado de ser hombre en la sociedad dominicana, muy conscientes de los imaginarios de clase, los prejuicios de género, las contradicciones raciales. Necesitaremos periódicos viejos, tijeras, pegamento, hojas de papel. 1. Con la pregunta, ¿qué significa ser hombre en…? La casa, la calle, el trabajo, la política… Buscamos en los periódicos imágenes que ilustren la pregunta, aplicándolas a cada ámbito sugerido y las recortamos. 2. Las clasificamos y pegamos en hojas de papel, según sea el ámbito. 3. De nuestra observación, anotamos al margen palabras clave sobre los roles esperados en cada ámbito concreto. 4. De la observación de las imágenes, reflexiona ¿cuáles son las características comunes de los roles asignados y transmitidos de los hombres? De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Des-aprendiendo
La comprensión del género ha hecho entender que la creación de hombres y mujeres a partir de cuerpos de varones y hembras es una “construcción cultural de la diferencia sexual”: un género que se dispone socialmente sobre los datos fisiológicos evidentes: el sistema sexo/género. Aunque hay algunos trabajos antropológicos previos, la diferenciación amplia entre sexo y género aparece en la obra del psicólogo clínico Robert Stoller (1968) quien, a partir del estudio de trastornos de la identidad sexual, plantea que la asignación y la adquisición sociales de la identidad son más determinantes que las cargas genética, hormonal y biológica. El género es una categoría que comprende tres instancias básicas: la asignación de género con base en la apariencia externa de los genitales en el momento del nacimiento, la identidad de género que se establece entre los dos y tres años y el rol de género que resulta de las “normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino”... Al intentar descifrar el lugar de la opresión de las mujeres, de las minorías sexuales y de algunos aspectos de la personalidad de los seres humanos, la antropóloga Gayle Rubin (1975) denomina ese lugar... como el sistema sexo/género. [Ella] distingue “entre la capacidad y la necesidad humana de crear un mundo sexual y los modos opresivos en que se han organizado los mundos sexuales”; propone entonces el sistema sexo/género como un término neutro que indica que en él “la opresión no es inevitable, sino que es producto de las relaciones sociales específicas que lo organizan”. Carlos García. Edugénero. Herramientas conceptuales. Bogotá, Universidad Central, 2003. Fascículo 1, p. 8. Ministerio de la Mujer
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Genera/acción
Si el sistema sexo-­‐género es una conformación social, construida, aprendida y reproducida de los seres humanos, que nos organiza en géneros ¿qué significa ser mujer en la sociedad dominicana? Observa otra vez los ámbitos que analizaste con los recortes y anotaciones e intenta hacer un listado de ideas al reverso de cada ámbito sobre esta pregunta. Al final, analiza nuevamente: ¿el significado es diferente, complementario, opuesto?, ¿qué valor se le asigna a uno y a otro? 
Aprendiendo
Los seres humanos somos clasificados aun antes de nacer en hombres y mujeres, según un patrón establecido de características genéticas, físicas, hormonales y otras más, que determinan el sexo. El sexo asignado reconoce ciertas capacidades biológicas y fisiológicas, tales como: gestar y amamantar, presencia de genitales externos (pene y testículos o clítoris) e internos (trompas de Falopio, útero, etc.). A partir de la asignación del sexo comienza a operar toda una maquinaria socio cultural, que va desde las personas hasta las creencias. Esa maquinaria construye sobre la base biológica toda una serie de actitudes, aprendizajes, comportamientos, características que socialmente se cree que debemos tener por ser de un sexo u otro. No nacemos con todas esas cosas, sino que las aprendemos y consolidamos a lo largo de toda la vida, tanto por decisión personal (“quiero esto o aquello”), como por habitar en estructuras sociales complejas de las que muchas veces perdemos conciencia (“la sociedad así lo manda”). Cuando hacemos referencia a todas aquellas cosas que aprendimos desde la más lejana De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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infancia como propias de los niños y otras, propias de las niñas, comenzamos a tocar la categoría “Género”. Al montaje de las características aprendidas (“género”) sobre las características hereditarias con que nacemos, se le llama sistema “sexo/género”. Sobre las características biológicas con que nacemos se montan otras características culturales, emocionales y hasta físicas. A veces se consideran biológicas algunas características (como el esculpir los músculos, rasgos por cosmética deseada), que aunque son aprendidas, se presentan como naturales, genéticas y hasta inmutables. A manera de ejemplo, recordemos algunos rasgos presentes en nuestras vidas, que podemos distinguir como datos biológicos y características aprendidas13 en la tabla de sexo y género. Podríamos complementar con más datos, según sean las fuentes médicas, antropológicas y sociales a la que tengamos acceso. Los datos biológicos que no escogemos Ella (Mujer)
Él (Hombre)
Vulva Matriz Ovarios/ovulación Menstruación Capacidad para anidación de óvulo fecundado Capacidad de Gestación (embarazo) Glándulas mamarias Pene Testículos/escroto Producción de espermatozoides/semen Próstata Algunas características genéricas (lo que aprendemos) Ella (Femenina) Sentimental Creativa Honesta Fiel Delicada Él (Masculino) Racional Valiente Emprendedor Infiel Rudo 13
Larry José Madrigal. Guía Pedagógica en Masculinidades. Un aporte para la educación de género en la Escuela. Centro Cultural Poveda, Santo Domingo, [2010]. Ministerio de la Mujer
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Cariñosa Hacendosa en el hogar Responsable Ingenua Detallista Débil y temerosa Llorona Poco expresivo Haragán para lo doméstico Irresponsable Morboso Tosco Fuerte y audaz No llora Exploración grupal
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Generando estrategias
1. Los temas de esta sección son abundantes en su hacer y generosos para la reflexión grupal. Hay que preparar bien los tiempos, materiales y el lugar de realización, para que sean experiencias lúdicas, divertidas y de gran aprendizaje para los hombres participantes. Si hay tiempo suficiente y un clima entretenido, los hombres estarán más dispuestos a cuestionar y aprender nuevos contenidos. 2. Para la elaboración de los significados de ser hombre, puede ampliarse el número de ámbitos o situaciones a trabajar, por ejemplo, añadiendo: la Iglesia, la política, las relaciones sexuales, la escuela, la universidad, etc. Lo importante es concretizar en roles, funciones, comportamientos que se espera de los hombres en determinado ámbito o situación. 3. Un mecanismo recurrente en los grupos es la descalificación posterior de los contenidos que se ha elaborado, sea porque “esos periódicos o revistas que nos dieron no son de aquí”, “sólo nos dieron la sección de sociales” o sea porque “los medios de comunicación reflejan los intereses de los poderosos”, entre otros reportes. Quien facilita podría comentar dónde se ubican los lugares de distribución de esos medios, quiénes lo consumen y el acceso a ellos en la vida cotidiana, como construcción de un imaginario social más allá de nuestras preferencias. 

Significados
El significado de ser hombre se concretiza en cada situación de una manera diferente, aunque correspondiente y nunca contradictoria al modelo. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Ruta Metodológica
Aprendizajes:
Compromisos:
Ministerio de la Mujer
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tema
6
“¡E’to ta’ pa’ hombre!”.
Las palabras con que aprendemos
Exploración personal
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Propósito
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Tocando el género
Comprender el poder performador del lenguaje en la identidad masculina hegemónica, sus mecanismos sexistas y sus posibilidades de transformación genérica. Hacemos un pequeño rastreo personal que requerirá de cinta pegante, marcadores y tiras de papel. Este es un ejercicio que requiere de mucha sinceridad, sin hipocresías y moralismos, detectando especialmente lo que ocurre en los espacios donde están sólo hombres. 1. Recordamos frases, dichos o refranes que tengan que ver con imágenes femeninas o masculinas aplicadas a situaciones de la vida, por ejemplo de ganar-­‐perder, la sexualidad, por ejemplo: “Si tú sabe colá café, cuélame...”, “no es lo mismo un metro de encaje negro…”, “tenía que ser mujer”, “Blanca pa’ engendrá, negra pa’ gozá”). Anotamos una expresión por cada tira de papel. 2. Cuando tengamos bastantes expresiones, las agrupamos según situaciones (de la casa, de la escuela, de los juegos, de la sexualidad, etc.) y analizamos las más relevantes con la pregunta: ¿qué significa realmente tal frase en los círculos de hombres? ¿Por qué se usa esa imagen femenina o masculina? ¿Quién las dice y en qué situación? Anotamos los hallazgos. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Des-aprendiendo
Cuando el habla cotidiana es asumida conscientemente, podemos llevarnos más de una sorpresa: no las de risa y burla, morbo y picardía, sino sorpresa de un dispositivo que entrena, ensaya y legitima el sexismo a través del lenguaje. Con las expresiones coloquiales, callejeras, informales y lúdicas, especialmente las referidas a los aspectos de la sexualidad, la valoración de los géneros, los roles asignados a mujeres y hombres, situaciones como el ganar y perder, aprendemos mucho sobre género y sobre aquello que el modelo hegemónico de masculinidad valora y lo que descalifica. Dichos, refranes y expresiones populares –no El habla
por populares, menos dichas en los ambientes cotidiana
“educados” o de gran poder adquisitivo-­‐ asignan a las ensaya y
mujeres papeles degradantes, posiciones de debilidad, situaciones de sumisión, torpeza o seducción y hasta legitima el
responsabilidad y culpa ante situaciones vitales. Esas sexismo
mismas expresiones asignan a los hombres fuerza y potencia, iniciativa y capacidad de propuesta, transformación, liderazgo y disculpa por los problemas. Aunque hay expresiones soeces, muy gráficas y explícitas, muchas de ellas sólo son entendidas en el contexto de la complicidad masculina y aparentemente se refieren al consenso social más amplio y tradicional, aunque en un significado más profundo sean resignificadas a lo sexual. Por otro lado, también existen muchas expresiones con las que crecemos, aprendidas desde muy niños, que nos enseñan a descalificar a los hombres que no quepan en los mandatos del modelo hegemónico. Estas expresiones suelen ir acompañadas de gestos, miradas de amenaza o advertencia, sanción de los hombres mayores y aprobación de muchas mujeres del entorno. En principio, esas expresiones, fuertes y muy explícitas, no aluden a certezas sobre las prácticas sexuales de un hombre concreto sino a la amenaza por sospecha de que si tiene determinados comportamientos o asume roles Ministerio de la Mujer
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asociados a lo femenino, será calificado de “pájaro”, “cundango”, “partío” y por lo tanto excluido de toda posibilidad de ser reconocido como “hombre de verdad”. La celebración y alboroto provocado por la expresión referida es también síntoma de éxito y aceptación del que lo dice por parte del grupo que escucha y entiende el significado. Veamos algunos ejemplos, reportados, en talleres de masculinidades recientes con grupos de hombres; no aquellos más obvios, sino algunos cifrados por las conversaciones “entre hombres”: Sobre las mujeres Expresión Significado consensuado por el grupo “Qué bueno tá’ este pa-­‐í”. Las mujeres hablan cuando las gallinas mean. La carne no está en el palo por falta de gato Al corazón de la auyama sólo lo conoce el cuchillo. Si como camina cocina, guárdame el concón. Coge brillo cadenita que tu moho llega. ¿Por qué las mujeres van de blanco en su boda?... Para hacer juego con los electrodomésticos. Mujer avión (“aterriza donde quiere”). Ahí viene la guagua. Cotorra vieja no aprende a hablar. Rubia aunque sean locas. El pene para la vulva. Las mujeres nunca hablan. Si a esa mujer se le ofrece sexo, ella cede. Si una mujer aguanta el sufrimiento es buena. La forma de caminar de ella anuncia el erotismo al hacer el amor. Entre más vieja, la mujer debe cuidarse y estar más bonita para su hombre. La mujer se hace cargo de las cosas del hogar. Mujer fácil al sexo que se acuesta con cualquier hombre. Todo el mundo se monta en ella. No te cases con una mujer vieja porque ya viene aprendida. Si tiene atributos de blanca, hay que aguantarle todo. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Expresión Sobre los mismos hombres Significado consensuado por el grupo “De cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán”. “Ó tó toro o tó vaca”. ¿Por qué el hombre viste de negro en su boda? Porque va a enterrar lo que más quiere. Ese más tarde que nunca pide un hombre por atrás. A ése le dieron agua de clavelito. Los arquitectos son pájaros. Muchacho consentío, muchacho partío. “Eto ‘tá pá hombre”. Hombre mamita. Si te acuestas conmigo te enseño dónde es que el maco tiene la manteca. “¿Naciste sábado? ¿por qué? ¡Te dieron ñapa”! No importa la edad del hombre, puede responder con potencia en lo sexual. O son machos o son hembras. Se alude al acto sexual penetrativo como lo más importante del matrimonio. Por las actitudes que muestra se convertirá en homosexual. A ese hombre lo domina la mujer y no es hombre de verdad. No fueron ingenieros por no ser tan hombres, ni son decoradores por cobardes. Si a un muchacho lo tratan con delicadezas se convierte en homosexual. Algo muy difícil o muy riesgoso, sólo los hombres lo pueden resolver. Un hombre cobarde, afeminado, que lo mandan las mujeres, que no tiene coraje. Después de tener relaciones ella sabrá el hombre entero que tiene. Un hombre con genitales muy grandes. Genera/acción
Haz tiempo para investigar un poco más sobre el lenguaje de género. Trasciende el habla cotidiana para explorar en periódicos, en discursos, en la literatura dominicana clásica. Orienta tu investigación con la sospecha activada en el significado profundo que se asigna a los géneros. Puedes utilizar las siguientes pistas: 1. ¿Cuál género gramatical se utiliza en los textos que lees? (“Nosotros”, “Nosotras”, “El hombre dominicano”). ¿A quiénes alude en una situación y en otra? 2. Busca la connotación o significado diferente que se da a expresiones según apliquen a hombres o a mujeres, cambiando el género, por ejemplo: Ministerio de la Mujer
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Masculino “un hombre cualquiera” “un hombre de la calle” “un hombre público” Femenino “una mujer cualquiera” “una mujer de la calle” “esa mujer es una zorra” Significados 3. Investiga el “tono de género” que se usa en los ambientes mixtos, es decir, la entonación, el modo, las palabras acompañadas de gestos o tocamientos, que utilizan los hombres para referirse a otros hombres y para referirse a las mujeres. Ejemplos: cuando saludamos, en un pleito, cuando queremos pedir algo, cuando corregimos. 
Aprendiendo
El habla es un acto corporal. Aparte de requerir la laringe, los pulmones, la boca, todo lo que se dice no sólo pasa por el cuerpo, sino que es una cierta presentación del cuerpo. Y nuestros cuerpos, integralmente hablando, han sido modelados desde el nacimiento por los moldes de género, seamos o no conscientes de ello: hablamos en un género, nos referimos a ciertas cosas con género, valoramos con género masculino o femenino ciertas cosas, situaciones o realidades, incluso expresamos nuestro mundo interno, aun sin hablar, con gestos y posiciones, es decir con otros lenguajes, impregnados con un sello de género. El lenguaje performa -­‐entrena, ensaya-­‐ nuestras acciones, remodela nuestras opciones, cancela mundos o abre otros. El lenguaje modela nuestra forma de comunicar: impositiva, egocéntrica, machista o afectiva, limitada, corporal, solidaria. El lenguaje es otro poderoso dispositivo de género que ha sido De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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utilizado para discriminar a las mujeres, tanto en la forma en que la lengua común y los usos lingüísticos cotidianos suelen tratarlas como en la manera en que se les enseña y aprenden a usar el lenguaje. Ambos procedimientos transmiten la idea de un hombre hegemónico como medida de las cosas y ocultan la participación femenina en la vida, imponiendo una imagen de lo femenino como oculto, delicado y lindo. Entre los fenómenos donde se ha encontrado con más frecuencia manifestaciones sexistas figuran: • Desequilibrio en las formas de tratamiento que señalan la falta de independencia que se atribuye a la mujer, así como las diferencias de estatus (términos que marcan el estado civil de la mujer como "señora"/"señorita” pero no con “señor"; "Señora de Peña" en cambio no se usa la partícula “de” para “Señor Peña”). • Diminutivos. Uso frecuente del nombre y sus diminutivos para la mujer (“Martita”), frente al uso del apellido para designar al hombre: “Aquino”). • Descalificación: fenómenos que imponen a la mujer una imagen descalificadora como duales aparentes (con distinto significado: para masculino, elogioso; para femenino, peyorativo: "es un zorro"/"es una zorra"), como vimos más arriba. • Vacíos léxicos, para referirse a ciertas cualidades y actividades, presentándose un problema cuando el referente es una mujer (si el presidente es "hombre de estado"… qué se dice de la presidenta; si existe la "caballerosidad"… qué se dice de las damas). • Insultos y elogios que atribuyen el universo de lo positivo al género masculino y el universo de lo negativo al género femenino ("ser todo un hombre" frente a una mujer como elogio y, a un hombre: "pareces toda una mujer" como insulto). • Refranes sexistas. Hay muchas expresiones que, de maneras sutiles, casi imperceptibles e inteligentes y por ello muy efectivas, tocan incluso nuestros sueños, nuestras alegrías y la manera cómo vemos nuestro ambiente. Es relativamente fácil tachar a algunos hombres de machistas porque se les ve muy identificados con las características físicas y emocionales del modelo hegemónico de masculinidad, con algunos roles sociales y rasgos de identidad que el modelo Ministerio de la Mujer
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valora, pero es más difícil observar ese machismo cuando está en uno mismo, cuando hemos recibido cierta educación y cuando ha tomado formas elegantes de operar, como las del lenguaje, de tal modo que actúa impunemente. Exploración grupal
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Generando estrategias
1. El análisis del lenguaje de género, en sus diferentes modalidades, es una enriquecedora fuente de conciencia, de posibilidades para los cambios, de compartir en confianza y de crear vínculos muy concretos para animar a los hombres en pro de la equidad. Hay que preparar bien una reunión sobre este tema, recopilando material de periódicos, discursos, libros u otras publicaciones. 2. Para sesiones con análisis del lenguaje de género necesitamos un poco más de tiempo, que hay que prever avisando a los participantes. Especial atención requiere el momento de rastrear las expresiones, refranes o palabras de contenido sexista que utilizamos en la vida cotidiana, pues un grupo sin mucha confianza tiende a olvidar, corregir o autocensurarse. 3. Sin imponer el significado, quien facilita pregunta, provoca, contrasta significados, compara expresiones, traslapa de género ciertos giros, todo para que el grupo se cuestione y descubra la lógica sexista del lenguaje de género. 

Expresiones sexistas
Indagar acerca del lenguaje sexista implica recrear la vida cotidiana, más allá de los discursos y las poses políticamente correctas. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Ruta Metodológica para la acción grupal
Aprendizajes:
Compromisos:
Ministerio de la Mujer
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tema
7
“¡Te compro tu novia…!”
La pasión danzaria y la masculinidad
Exploración personal
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Propósito
Analizar el dispositivo de la música popular como expresión que legitima y reproduce el imaginario de género vigente en la sociedad que refuerza el modelo hegemónico de masculinidad. 
Tocando el género
En este ejercicio de acercamiento al dispositivo de la música popular, utilizaremos el famoso merengue “Te compro tu novia” (del álbum “América sin queja”, 1993) del reconocido músico dominicano Ramón Orlando Valoy. Seguramente la hemos escuchado tanto, que suena con sólo mencionarla, pero vamos a utilizar su letra y mirarla con lentes de género. 1. Escucha el merengue (si te es posible) leyendo la letra original de la canción (ver a continuación). 2. Anota en una pequeña lista lo que la canción dice sobre las características de “la novia” que se desea “comprar”. 3. Analiza los personajes que aparecen en la canción. ¿Entre quiénes se establece el diálogo?, ¿cuáles son los roles en que aparecen las mujeres? De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Te compro tu novia/ pues tú me has dicho cómo es ella/ y me gustó la información. Te la compro/pues nunca he tenido suerte/ con las que he tenido yo. Te compro tu novia / no voy a regatear el precio / ni de pronto el valor. Te la compro / no creo que saldría cara / ni aunque cueste un millón. Pues tú me has dicho / que es linda y apasionada / y es buena y adinerada / no cela, nunca por nada / y sabe hacerlo todo en la casa. No sale ni a la esquina / no habla con la vecina / no gasta y economiza / y todo lo resuelve tranquila. Véndela, véndela / o dile a su madre que me fabrique otra igualita. Véndela, véndela / si quiere una mía / por ella te las cambio toditas. Te compro tu novia. 
Des-aprendiendo
En tiempos relativamente recientes en República Dominicana el merengue ha devenido en producto altamente comercial, sumamente elaborado en su estructura musical y enriquecido por los medios técnicos con que se ejecuta. Es fuente indispensable de diversión en el país y, en consecuencia, un formidable vehículo para transmitir y proponer valores, creencias y opiniones de toda naturaleza al pueblo dominicano. Sabedores de eso, los políticos tienen en el merengue a uno de los más conspicuos vehículos de transmisión en sus campañas. Así, los elementos de diversión (…) vienen a cumplir una doble función social: por un lado son instrumentos al servicio de la recreación y, por el otro, son un medio para comunicar experiencias, evaluar actitudes y dirigir la atención de la audiencia hacia objetivos específicos. Ministerio de la Mujer
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¿Rechazan las mujeres dominicanas estos merengues y sus contenidos? Tales merengues [“La Pastillita”, de Jossie Esteban y la Patrulla 15; “Anjá Juan”, de Kinito Méndez; “El Venao”, Ramón Orlando Valoy], no sólo no son rechazados sino que las mujeres no parecen prestar atención a su discurso y a los prejuicios en su contra que actualizan continuamente. Buena parte de las personas (hombres y mujeres) entrevistados a fin de saber su opinión al respecto consideraron que se trata de bromas inocuas cuya finalidad es divertir. Los texto-­‐merengues aquí considerados son un reflejo de los prejuicios contra la mujer que subyacen en importantes sectores de la sociedad dominicana (…), y si tomamos en cuenta que ese discurso es repetido no sólo en merengues sino en bachatas y otras expresiones, entonces es posible que tengamos que convenir en que se trata de algo que merece atención personal e institucional. La abrumadora y entusiasta acogida brindada en su momento a los merengues aquí considerados de seguro tienen mucho que ver con la calidad de los intérpretes y los formidables arreglos musicales, pero probablemente esa acogida también revela cuán preparada está la sociedad para recibir el discurso en cuestión. Esto apunta a una comunión indudable entre autores, audiencia y discurso, lo cual es un éxito también de comunicación. Con su masivo respaldo a tales temas—manifiesto en ventas masivas y difusión persistente en los medios—la sociedad, una sociedad “pensada en masculino”, aparentemente sugiere a compositores qué escribir para ser exitosos y qué ella está esperando de ellos, de ahí la permanente actualización de un discurso que es socialmente compartido y colectivamente construido. El psicólogo Luciano Ferdinand(…) ha advertido que probablemente los hombres dominicanos (…) “no han sido capaces de aceptar el cambio rápido ocurrido” en las últimas décadas. “La incorporación masiva de la mujer al trabajo ha dejado al hombre sin un elemento que definía su identidad”, el de abastecedor o proveedor, lo que probablemente se traduce en un incremento de la violencia contra la mujer. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Así, en cierto modo, la persistencia y apoyo masivo a los merengues mencionados y su discurso junto con la persistencia de altas tasas de violencia contra la mujer en la sociedad dominicana pueden estar reflejando una reacción negativa de una parte importante de la comunidad masculina a la creciente participación de la mujer en las decisiones familiares y en la sociedad. Probablemente, todo lo dicho aquí fuera irrelevante si no existiera un contexto en el cual decenas de mujeres son asesinadas cada año. En 2006 fueron asesinadas 158 y en 2007 fue asesinada una cantidad similar. (…) Cada año se presentan decenas de miles de denuncias de maltratos de hombres contra mujeres en las fiscalías del país. Si a esto se agregan los traumas causados a los niños y niñas afectados, la cantidad de huérfanos resultante cada año y lo que esto representa en términos de acumulación de daños sociales cada año tenemos que llegar a la conclusión de que estamos ante un fenómeno de proporciones escandalosas. De todos modos, no hay razón para atribuir a los autores de los textos-­‐
merengues aquí analizados ninguna otra intención que la de realmente alegrar la vida de la gente mediante la realización de su arte. Lo que pretende este trabajo es demostrar que hay un ambiente, un contexto en el cual se “auto-­‐justifica” el discurso a que hemos hecho referencia. Vale decir, que existen las condiciones sociales en que se auto-­‐explica ese discurso prejuiciado en contra de la mujer en República Dominicana; un discurso que acusa a la mujer de ser responsable de los males del hombre y que, por tanto, divide a la sociedad en dos partes antagónicas (hombre-­‐
mujer) en lucha porque en una se intuye la lealtad y en la otra se percibe todo lo contrario. De hecho, se trata de una distorsión de la realidad y una desviación de la discusión de problemas fundamentales de la sociedad. No es de extrañar que en un contexto semejante cada año (…), mueran decenas de mujeres asesinadas por sus compañeros. Ramón Tejeda. Prejuicios en el discurso. Una aproximación socio-­‐lingüística a tres merengues dominicanos. En: www.perspectivaciudadana.com.
Ministerio de la Mujer
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Genera/acción
Escucha los merengues mencionados en la lectura: “La Pastillita”, “Anjá Juan”, “El Venao”. Escuchándolos, anota las ideas sobre género que te surjan, ahora que conoces otros puntos de vista sobre esas canciones. Pregunta a mujeres de tu entorno cercano, si conocen la canción, si les gusta y si alguna vez han reparado en lo que dice. Si tienes oportunidad, comenta sobre las ideas que se comparten aquí. 
Aprendiendo
Como bien ha explicado Darío Tejeda en su libro La Pasión Danzaria14, “en el Caribe, la relación entre música y baile es automática, directa, inmediata o espontánea... expresa la cultura de un pueblo”, y asimismo podríamos decir, que también lo es entre música y construcción cultural de los géneros. La música, como expresión artística, toca el alma y los sentidos, mueve los cuerpos y las ideas y, muchas veces sin ser conscientes de ello, nos forja identidad y valores, crea recuerdos vívidos y nos evoca instantes fuertes de nuestra propia vida. Pero también se sabe que la música expresa y crea una emotividad social. Darío Tejeda recuerda: “Al expresar la identidad colectiva de una comunidad humana, o sea sus formas de sentir, pensar y actuar, la música incide en las conductas sociales, con lo cual ejerce una función ideológica determinada en el marco de las sociedades concretas”. Como hemos visto en el ejemplo de merengues contemporáneos, la música popular es un poderoso dispositivo de género que reproduce, legitima y recrea el modelo hegemónico de masculinidad y de feminidad, asignando superioridad al hombre, en diferentes vertientes de letras y consagrando esa superioridad inclusive en la iniciativa de los pasos convenidos, los íconos musicales del momento y los volúmenes de ventas. Darío Tejeda, La pasión danzaria. Academia de Ciencias de la República Dominicana, Santo Domingo, 2002. pp. 14.24.27 14
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Aunque el análisis de la música como dispositivo de género puede hacerse con cualquier género musical y en cualquier geografía, para la República Dominicana los géneros de mayor proyección internacional han sido el merengue y la bachata en los que son hombres los que transmiten ideas sobre el amor, la sexualidad, la competencia con otros hombres, la traición y la venganza. Estos géneros trascienden clases sociales, generaciones e incluso nacionalidades, difundiendo también sus discursos de género. La presencia de mujeres como protagonistas es reciente, de los años sesenta, apareciendo antes y después, como piezas accesorias en el coro, modelaje o como bailarinas, si se quita las extraordinarias excepciones tipo Milly Quezada. Para el caso del aprendizaje sobre el amor, los hombres de la música transmiten mensajes sobre el origen étnico, la posición social y las características físicas exteriores, según parámetros dramáticamente parecidos a nuestras constataciones del modelo hegemónico de masculinidad y feminidad. El propio autor de “La Pasión Danzaria” nos dice: “[en cuanto a origen étnico] se prefiere el color ‘blanco’, lo que se produce bajo el influjo de las revistas de moda, el cine y la televisión. Los publicistas así lo han entendido y contribuyen a reforzar esa actitud. Se prefiere a la gente adinerada, de poder y con buen [e]status social. Los aspectos físicos personales son los preponderantes, ‘buen’ cuerpo, ‘lindo’ rostro, pelo ‘bueno’, según criterios prejuiciados y en gran parte raciales”. Lo anterior no significa condenar la música –como tristemente se intentó en varios momentos históricos, por ejemplo, por las élites económicas hasta inicios del siglo XX– o limitarla a propaganda política, como en la época de Trujillo, cuando se “limpió” el merengue de “impurezas” con grandes orquestas, nombres de dictadura y letras apologéticas. Se trata de tomar conciencia de que es en estos dispositivos donde mejor funciona la Ministerio de la Mujer
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configuración vigente que impide avanzar hacia la equidad, que sigue legitimando la violencia –que no por sutil deja de serlo– y que muestra imágenes exageradas o caricaturizadas del hombre dominicano. También existen nuevas generaciones de cantantes, hombres y mujeres, que expresan nuevos ritmos, lenguajes y temas, aunque el ser joven no es garantía de mudar el imaginario social de género que coloca al hombre como medida y como centro. La pasión danzaria no tiene por qué cesar o ser combatida, sino las ideas estáticas sobre los hombres y las mujeres. Si las ideas que conforman el imaginario cambian, la música lo expresará. Exploración grupal
æ
Generando estrategias
1. El tema de la música y la masculinidad es inagotable y puede ser abordado con otros géneros musicales, tanto de la República Dominicana como del Caribe en general o del continente americano. Para el caso, conviene indagar previamente las letras de las canciones, datos sobre sus intérpretes y algunas explicaciones sobre palabras o expresiones que puedan no ser entendibles para una audiencia local. 2. El análisis de género de la música popular requiere de buen sonido para escuchar la canción que se quiere profundizar. Repetirla dos veces es deseable, tanto para captar los doble sentido del lenguaje, como para evocar recuerdos, situaciones, imágenes del propio registro personal de los participantes. 3. La mayoría de los temas y sus letras pueden ser encontrados en versiones de vídeo en los sitios de internet consagrados a tal efecto. Si se escoge trabajar con un vídeo musical, hay que cuidar no perder el enfoque de análisis de la música, recordando el modelo hegemónico de masculinidad que pretendemos rastrear en este dispositivo. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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

Música y Recursos
Puede ayudar al tema utilizar los discursos musicales de intérpretes mujeres como Milly Quezada (y la fase con “los Vecinos”), Míriam Cruz, Aridia Ventura, Fefita La Grande, la India Barahonera, Mélida la Sufrida, por citar del repertorio clásico de los años setenta y algunas todavía con gran vigencia. También las primeras bandas femeninas como “Las Muchachas”, “Las Chicas del Can”, “Las Canelas”, “Gladys Keros y Orquesta”, “Las Chicas del país”, “La Media naranja” y “Las Mandarinas”. Aparte del excelente estudio, ya citado, de Darío Tejeda, “La Pasión Danzaria”, existen folletos del mismo autor sobre el merengue y la bachata, y un libro sobre Juan Luis Guerra y la 4:40. Con los datos aportados por el estudioso de la música dominicana, se trata de hacer crítica con lentes de género al modelo hegemónico de masculinidad. Ministerio de la Mujer
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
Ruta Metodológica
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
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“El que se casa, casa quiere”:
El espacio de nuestro descanso y placer
Exploración personal
➠
Propósito
Identificar los mecanismos de transmisión del modelo hegemónico de masculinidad en la casa y las relaciones que se establecen desde ella, a través de la configuración espacial, temporal y de roles de sus integrantes, especialmente en los tiempos y actividades de descanso y ocio. 
Tocando el género
Vamos a explorar un poco más la realidad personal, esta vez mirando la casa, el espacio donde pasamos nuestros más largos momentos. Necesitaremos hojas de papel, lápices y una cinta métrica y haremos un “mapa de género”. 1. Da un recorrido, real o imaginario, por toda tu casa, dibujando un mapa en una hoja de papel, lo más fiel posible acerca de la ubicación de los espacios y las cosas. 2. Identifica: ¿cuáles espacios son del hombre/los hombres de la casa? ¿cuáles son de la mujer/las mujeres de la casa? Nos referimos a aquellos espacios donde habitualmente se está o se hacen las cosas, no tanto a prohibiciones de transitar por ellas. 3. Indica en el mapa –con un color o símbolo– aquellos espacios considerados “del hombre” y con otro color, aquellos “de las mujeres”. Reflexiona en clave Ministerio de la Mujer
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de género: ¿qué nos dice esta configuración del espacio según género? ¿Quizá algunos espacios son asignados a cada género según ciertas horas del día o la noche? ¿Quién decide y por qué? 
Des-aprendiendo
La división sexual del trabajo determina que el trabajo doméstico sea fundamentalmente tarea de mujeres, ya sea de la esposa-­‐ama-­‐de-­‐casa, las hijas, otra mujer de la red familiar, o una mujer que realiza el trabajo por paga. Observamos así cómo la estratificación social que alimenta la plusvalía y confina a la mujer a los salarios más miserables, se apoya en la estratificación sexual, en la subordinación de la mujer al hombre, que hace de ellas las sirvientas del grupo doméstico. A su vez, esta estratificación sexual en la familia es reforzada por la economía de mercado, así como por las ciencias económicas correspondientes a este sistema, que hacen “invisible” la producción de las mujeres. Una serie de cambios en las economías latinoamericanas han contribuido a la inserción creciente de las mujeres al mercado laboral, especialmente en el sector informal, entre ellos los relacionados con la urbanización acelerada; las crecientes tasas de escolaridad femenina; el aumento en el número de mujeres jefas de hogar; y, sobre todo, la crisis económica, que obliga a un mayor número de mujeres en familias nucleares a aportar un ingreso al hogar. Aunque muchas veces las propias mujeres no están conscientes de su rol como trabajadoras, ni de la importancia de su aporte económico al hogar, éste, más que un complemento a la contribución del marido, es un elemento indispensable para la supervivencia familiar. Si bien los ingresos femeninos son considerablemente menores a los masculinos, el hecho de que las mujeres destinen la totalidad de los suyos al hogar, mientras los maridos guardan para sí una parte importante de lo que ganan, nos dice que la contribución de cada uno dista mucho de ser proporcional a sus ingresos. Cuando analizamos las estrategias de supervivencia de las mujeres vemos que, en la mayoría de los casos, sus actividades productivas generadoras de De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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ingreso caen dentro del mercado informal y se caracterizan por ser una extensión del trabajo doméstico: hacer una comida para vender, atender un colmado, lavar y planchar ropa por paga, venta ambulante de sus propios productos y servicio doméstico en casas privadas. Senaida Cansen y Cecilia Millán. Género, trabajo y etnia en los bateyes dominicanos. Santo Domingo, INTEC, 1991. pp. 24-­‐25 y 150. Genera/acción
1. Observa tu mapa de género y revisa otra vez: checa todos los espacios (el baño, el rincón de atrás, el corredor, la esquina de las matas, etc.), pero especialmente aquellos que tú tomas para el descanso (p.e. el sofá frente a la tele). Vuelve y corrige o complementa en tu mapa de género. 2. Pregunta a la gente de tu entorno familiar sobre lo que identifican como lugar de las mujeres y lugar de los hombres. 3. Pregúntate: ¿porqué asignamos género a estos espacios? ¿Dónde aprendimos que era así? ¿Qué tipo de cosas se hace en esos espacios? ¿Qué decimos nosotros a nuestros hijos e hijas sobre estos espacios? ¿Cómo actuamos en ellos ? 
Aprendiendo
La socialización de género toca de cerca el espacio y el tiempo que utilizamos día tras día en todas las actividades. Desde niños y niñas nos educan para sentir como propios algunos espacios y tiempos y otros para sentirlos ajenos. A los hombres se nos educa en el exterior, en el campo, en la calle, en la mesa de dominó, sintiendo como propios ciertos espacios aun dentro de la casa: el sofá grande frente a la televisión, ese lado de la cama, la silla en la cabecera de la mesa o bajo el cuadro. Las mujeres toman la silla más cercana a la cocina y el lado de la cama que da a la pared. El baño y la cocina son territorio de las mujeres y el garage y cuarto de herramientas, de los hombres. Ministerio de la Mujer
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En el contexto mencionado, los hombres son socializados para ser amos de lo público y de las relaciones que ahí se propician, mientras la mujer es la dueña del espacio privado, cuya principal manifestación es el “hogar, dulce hogar”, donde debe estar limpio, oler rico, siempre debe haber comida y una greca lista y las visitas deben ser bien atendidas. Los espacios público y privado son contrapuestos en el modelo hegemónico machista, pero se presentan muchas veces como complementarios, amparados en supuestas naturalidades u orígenes sagrados. Una consideración es que se ha tolerado la salida de las mujeres al espacio público, pero no se ve del mismo modo el ingreso de hombres al espacio privado-­‐
doméstico (“es que él me ayuda”, “es un mantenido, no trabaja”, “Hijo, no friegues los platos”, “a ese lo manda la mujer”). Lo aprendido en el hogar es reproducido y legitimado en casi todos los espacios físicos en los que nos movemos, agregándole roles y funciones generizadas, legitimaciones del porqué sí o porqué no deben estar unos y otras. Uno de los primeros espacios donde reproducimos y reforzamos ese aprendizaje de género es la casa y los hombres especialmente lo aprendemos directamente de la combinación espacio y tiempo: cuántas horas dedicamos al descanso, al ocio, supuestamente en familia, pero en realidad separado cuando vemos la televisión y alguien tiene que preparar la comida o limpiar o cocinar. Los modelos masculinos con que crecemos, que no solamente están dentro de la casa, nos enseñan a jugar dominó, a dedicar tiempo para el juego, a conversar y salir, a dejar “para después” el cuidado de la casa y nuestras cosas. El dispositivo espacial-­‐
temporal-­‐funcional nos configura y “corrige” cuando crecemos y ya casados, “casa quiere”, por si acaso traemos aprendizajes de origen que sean diferentes. Poco a poco el modelo configura el espacio amplio a los hombres, el reducido y restringido a las mujeres. Quien obedece esos guiones de género recibe estímulos y reconocimientos por parte de las relaciones cercanas, quien no, recibe censura y culpa. Los hombres aprendemos a correr, subir, bajar, gritar profundo, meter puño, mover, competir, empujar, levantar. Las niñas aprenden a modelar, callar, gritar agudo, correr de lado o poco, meter uñas, estar, inmovilizar, no estorbar. La medida de los espacios, los tiempos y la asignación que se hace a los géneros se desplaza desde la casa hacia el entorno cercano: la calle, el sector, la escuela, la Iglesia, los colmados, el supermercado, la ciudad entera, las instituciones y los centros de trabajo. Si el resultado del mapa de género de la casa es que los espacios centrales y más públicos son espacios masculinos, a pesar de que la mujer permanece más tiempo en ellos, habría que medir en términos de importancia y centralidad otros espacios cotidianos como los espacios para el deporte (¿cuáles son los espacios de los hombres y cuáles los de las mujeres? ¿Lo que se juega, involucra a los hombres o a las mujeres? ¿Si involucra a los dos géneros, cuál tiene mayor convocatoria?) Y la recreación (las peleas de gallos, los colmados, los parques y plazas). De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Exploración grupal
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Generando estrategias
1. El mapa de género es una herramienta muy útil para detectar espacios concretos de género dentro de la casa y generar reflexión sobre su utilización, los tiempos en los que se usa (de mañana, al mediodía, por la noche, etc.) y la importancia real o simbólica que se le asigna (el centro, el lugar más importante, el más concurrido, etc.). 2. El mapa de género se puede ampliar para construir mapas de tres dimensiones (con altura y grosor) como una “maqueta de género”, utilizando láminas de durapax o cartulina, cortadas con un cutter para formar paredes, techos, espacios, colocando dentro de las mismas chinchetas de dos colores diferentes, un color para los hombres, otro color para las mujeres. 3. Para la reflexión grupal del espacio y género es posible trasladar la reflexión a espacios públicos de ocio, descanso y deporte o paseo (parque de sector, una parroquia, la zona de un elevado, una gallera, cierto campo de juego de una escuela, el play del sector, etc.). Lo importante no es exactitud arquitectónica, sino agudeza y crítica para detectar el espacio y género en cada situación y reflexionar sobre su origen, cómo se vive y justifica y qué posibilidades de cambio podrían tener. 

Ojo críticoMapa
con TODOS
los espacios
de género
o GPSde la escuela, no se vale
generalizar.
Entre más
cercano
el lente
más
específica
hora que señalamos,
El mapa de género es yuna variación de la laherramienta que hemos mucho
llamado “GPS” (Gender Positioning System, por sus siglas en inglés) que usa la mejord(¿a
esa hora en elglobal patioapara de atrás
hay
varones
ogmujeres?,
¿quién
metáfora el posicionamiento revelar los datos de énero, espacio cuida
físico y poder.
normalmente esos grados?, en las aulas, ¿dónde se sientan las mujeres
y
dónde los varones?). Discute los hallazgos y intenten pensar cómo
podría
modificarse la asignación de espacios para mujeres y hombres.
3. Un mecanismo recurrente en los grupos es la descalificación posterior de los contenidos que se ha elaborado, sea porque “esos periódicos o revistas que nos dieron no son de aquí”, “sólo nos dieron la sección de sociales” o sea porque “los medios de comunicación reflejan los intereses de los poderosos”, entre otros reportes. Quien facilita podría comentar dónde se ubican los lugares de distribución de esos medios, quiénes lo consumen y el acceso a ellos en la vida cotidiana, como construcción de un imaginario social más allá de nuestras Ministerio de la Mujer
preferencias. 89
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Ruta Metodológica para la acción grupal
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Unidad
3
La prevención de la
violencia de género
Con cada golpe perdemos todos
Ministerio de la Mujer
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Con cada golpe perdemos todos.
Masculinidad hegemónica
y violencia de género
La masculinidad hegemónica ha estado asociada a la idea de que es necesario probar y probarse continuamente que se "es hombre" y, que se ha logrado alcanzar el modelo definido de ser hombre. Este modelo definido no admite contrapuntos o alternativas, prevalece, se convierte en idea fundante: es la masculinidad hegemónica; y es desde este modelo que se mide e interpreta a los hombres. Pero si es un patrón de medida, no todos los hombres tienen éxito en adecuarse a esas medidas, inclusive físicas, con las que se mide su masculinidad. Esta masculinidad hegemónica no pretende solamente moldear rasgos y posicionamientos sociales, sino incluso conformar física y psicológicamente los cuerpos de los hombres. Es el entrenamiento por el poder. Se supone que todos los hombres deben conformarse a ese modelo hegemónico que dicta hasta la manera de sentir. Se trata de un entrenamiento corporal dentro de estructuras que facilitan la asimilación, perpetuación y multiplicación de un modelo para que siga siendo hegemónico15. Según el modelo hegemónico de masculinidad, los encuentros entre los hombres están trabajados por el poder, la competencia y el conflicto potencial. Evidentemente, no se excluye la capacidad para establecer relaciones de compañerismo, cooperación, lealtad y afectividad, pero estas ocurren en el marco de las relaciones de poder y significa sobreponerlas al juego del poder. Desde la niñez 15
Larry José Madrigal. Desacralizar la violencia. Buscando estrategias de cambio para superar la violencia de género en procesos educativos en El Salvador. En: Larry José madrigal y Walberto Tejeda (eds). Acercándonos a las masculinidades. Recopilación de aportes en Género y masculinidades. Centro Bartolomé de las Casas, San Salvador, 2007. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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los hombres aprendemos a darnos a respetar, a responder a las agresiones y a defendernos tanto física como verbalmente; a demostrar invulnerabilidad, valor y control. Quien no lo hace, sufre mecanismos de sanción, exclusión, burla y corrección. Los hombres somos educados en un ambiente en el que se nos exige la afirmación constante de esos atributos definitorios de la masculinidad, sea de maneras físicamente explícitas, sea de manera consideradas educadas o elegantes. Las exigencias de lo masculino son muchas, existiendo variaciones en la forma de demostrarlo que dependen de la clase social, religión, grupo de edad, condición física y mental y de los grupos de referencia (tales como los grupos de trabajo, instituciones educativas, las iglesias, el vecindario y los grupos de pares). Esta masculinidad hegemónica, construida, legitimada y reproducida, asume un ejercicio muy concreto del poder, que incluye una localización también concreta en cuerpos físicos de hombres y mujeres y en relaciones y escenarios donde el poder se ejerce. En el modelo hegemónico, las mujeres son interpretadas y construidas con poder menor, inferior, débil, suave, limitado. Los hombres son construidos con poder mayor, superior, fuerte, duro e infinito. Este último poder masculino puede –y de hecho genera– violencia a muchos niveles, pero especialmente como medición de fuerzas ante poderes masculinos o como demostración de superioridad ante poderes que se interpreta como débiles. ¿Por qué de esta violencia? Más allá de explicarla –lo que se ha hecho abundante y lúcidamente desde la critica feminista–
desbancando mitos cientificistas o reduccionistas que plantean su origen por patologías, por dependencia al uso de drogas o alcohol como causante, se trata de avanzar hasta enfoques más integrales que nos permitan ver la violencia ejercida por los hombres en Ministerio de la Mujer
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relación con variables multicausales, producto del modelo masculinos hegemónico que determinan la familia y la sociedad. Estos factores afectan incluso el cuerpo de los hombres, de modo tal que la violencia es viable como procedimiento para resolver conflictos y ejercer el poder. Peor aún, en su proceso de socialización de género, en la construcción de la masculinidad hegemónica, los hombres incorporamos creencias, valores y actitudes que en su configuración más estereotipada constituyen una especie de mística masculina perversa y hegemónica: restricción emocional, homofobia, modelos de control, poder y competencia, placer falocéntrico, obsesión por logros y éxitos, lo masculino como norma, norma en la que mantener la imagen de macho ante la mirada de otros, es crucial. No basta con nacer hombre, sino que hay que crecer, esculpirse, modelarse, entrenarse para ser hombre: un pollito precisa de afilar el pico y las garras y de juego en juego, ir tomando fuerza para vencer a los otros en el combate real de la vida. Esta misma violencia de origen, violencia en la socialización y construcción, es generada por el modelo hegemónico y forma una identidad basada en procesos personales donde se encuentran simultáneamente el hiperdesarrollo del yo exterior (hacer, lograr, actuar) y la represión de la esfera emocional. Así se entrena la psique en un constante autocontrol para regular la exteriorización de sentimientos de afecto, ternura, debilidad, tristeza, placer, temor, amor... como el mecanismo de preservar la identidad masculina. No es casual que cueste tanto trabajo en los procesos de masculinidad lograr que los hombres participantes expresen lo que sienten y no lo que piensan. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Diversas autoras y autores han enfatizado el hecho de que en ese proceso psicológico de construcción de la identidad masculina, ésta se apoya básicamente en el mandato de “diferenciarse de lo femenino”. A esto contribuye un factor estructurante de nuestra cultura, como lo es la homofobia. Interesante además notar cómo muchas mujeres, como estrategia de lucha, han tenido que asumir estos mismos mecanismos, masculinizándose hegemónicamente, para lograr ser consideradas par, en la relación con los hombres y en el ejercicio del poder con y/o sobre otras mujeres16. Vale decir que cuando nos referimos a estas violencias en los hombres, no hablamos de violencia “masculina”, en el sentido de creer que se nace con ella. Primero, porque la expresión “violencias de los hombres” precisa el problema y ubica la responsabilidad en hombres concretos. Segundo, no hay ninguna evidencia de que la violencia sea algo inevitable biológicamente o que haya causas biológicas para la violencia. La expresión “violencia masculina” es una naturalización de la violencia. Tercero, remueve la ambigüedad que se puede crear con suponer que existe algo masculino en la violencia y que sería parte de otra violencia mayor. Cuarto, reconoce la pluralidad de las violencias ejercidas por hombres17. No hay duda, cuando vemos globalmente la evidencia disponible, de que los hombres son los principales agentes de la violencia en el mundo contemporáneo18 y que los patrones hegemónicos de conducta masculina, ampliamente difundidos, con su apoyo. Las mujeres como grupo son el principal objetivo de ciertos tipos de violencia; los hombres son, como grupo, el principal objetivo de 16
Marcela Lagarde. Claves Feministas para la negociación del amor. Puntos de Encuentro. Managua, 2001. 17
Bob Connell. Masculinidades, violencia y paz. En: CIPAF, Quehaceres (Año XXVIII, Número 3, Noviembre 2008), Santo Domingo. 18
H. Ferguson et al. Poniendo fin a la violencia de género: un llamado a la acción global para involucrar a los hombres. ASDI, Estocolmo, 2005. Ministerio de la Mujer
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otros tipos de violencia, personal e institucional. Pero estos patrones están enlazados; la violencia dirigida a otros hombres es parte del proceso que reproduce la violencia en general y ésta violencia sostiene a la violencia contra las mujeres. Las violencias de los hombres se pueden explicar con la famosa tríada de la violencia: violencia hacia sí mismos, violencia hacia los otros hombres y una gran parte, violencia hacia las mujeres (en cuanto ejercicio de poder)19, que ahora para muchos grupos que trabajan con hombres, ya es un cuarteto: se añade la depredadora conquista del entorno, la degradación violenta del medio ambiente. La violencia de género es una responsabilidad política de los hombres. Oponerse a la violencia es un asunto político crucial para los hombres, que implica reconocer la propia violencia, reconocer que “lo personal es político” y ejercitar esa convicción para prevenir la violencia de género, en el contexto de las causas profundas de la violencia social que sufrimos cada día. 19
Michael Kauffman. Las siete P’s de la violencia de los hombres. En: CIPAF, Quehaceres (Año XXVIII, Número 3, Noviembre 2008), Santo Domingo. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
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Masculinidad, poder y violencia
Exploración personal
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Propósito
Reflexionar sobre las implicaciones violentas del modelo hegemónico de masculinidad para el desarrollo humano de mujeres y de hombres. 
Tocando el género
Para entrar con este tema, requerimos tener la mayor cantidad de productos que hemos elaborado en las reflexiones sobre el modelo hegemónico de masculinidad: modelos, silueta, dispositivos. 1. Hacemos un esfuerzo por reflexionar a partir del camino recorrido: ¿qué ventajas y beneficios garantiza el modelo hegemónico de masculinidad a los hombres? 2. Pensando en nuestra propia familia y la gente cercana ¿qué consecuencias tendrá para el desarrollo de las mujeres este modelo hegemónico de masculinidad? 3. Tomando en consideración el balance de libertad, movilidad, independencia, inteligencia, autoridad, asignado por el modelo hegemónico a los hombres, ¿qué consecuencias tiene el machismo para el desarrollo de los propios hombres? Ministerio de la Mujer
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Des-aprendiendo
Para administrar el fenómeno de la violencia de género debemos abordar tanto las causas como los efectos. Encontrar una causa original de esa violencia ya es imposible. Sin pretender ser universales para una única explicación mundial, la evidencia nos muestra que dos factores están siempre presentes: la masculinidad y las relaciones de género. Es decir, el comportamiento violento de los hombres. La atención creciente al problema de los hombres y la violencia revela la importancia del ambiente en el cual los hombres son socializados, en las ideas y convicciones que los sostienen, en las imágenes y consensos culturales a las cuales los hombres están expuestos desde el nacimiento. Pero esto mismo nos lleva a una feliz esperanza, no ingenua, por cierto: la construcción del modelo hegemónico de masculinidad que genera violencia de género no es inmutable, es profundamente ideológica, ha cambiado en el devenir del tiempo, no es igual en todas las situaciones y latitudes y quizá, lo más importante, no es uniforme en la actualidad, ni para todos los hombres dentro de una población homogénea de hombres ni para todas las edades en diferentes contextos. Si desde niños aprendemos cómo ser un hombre de nuestros padres, madres, profesores, mentores, amigos y otras fuentes, incluida la televisión y las películas, podríamos hablar de “aprender el modelo”. Los niños juegan con armas de fuego, aviones y otros juguetes violentos, participan en "deportes de contacto" que glorifican la violencia y la capacidad de superar al otro equipo, se convierten en ejecutivos empresariales potentes, destruyendo a sus competidores y exaltando la agresividad, o se asocian a los ejércitos y sirven a sus países atacando los estados o grupos de personas "enemigas". Este aprendizaje provoca altos costos públicos, por más ganancias reportadas al nivel personal o corporativo. Si el modelo hegemónico y violento puede ser aprendido, significa que puede ser “desaprendido”. No hablamos de algo fácil, a corto plazo o que ya disponga de estrategias claras. Pero hay que insistir que no es algo inevitable, biológico o divino. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Larry J. Madrigal. De cómo los pollitos se convierten en gallos de pelea. Seminario sobre Masculinidad y Violencia. INTEC, Santo Domingo, noviembre 2009. Genera/acción
Tomando en cuenta tanto los espacios privados como los públicos (hogar y sector, educación, salud, participación política, etc.), intentamos visualizar a modo de balance, las ventajas y beneficios, las consecuencias y las pérdidas del poder que el modelo hegemónico de masculinidad nos asigna a los hombres. Haz una lista a dos columnas, intentando hacer este balance por género hombres y mujeres. Reflexiona sobre cómo este balance se convierte en un contexto favorable para el ejercicio de la violencia por parte de los hombres. 
Aprendizaje
Ante la violencia de género, es urgente y necesario prevenir. La prevención de la violencia de género es una dimensión todavía poco trabajada en sus profundas consecuencias, más aun cuando se le aborda desde un enfoque integral de las masculinidades. Si hemos insistido en el modelo hegemónico de masculinidad y los dispositivos hostiles y sutiles con que éste funciona exitosamente, aprendidos y reproducidos en diferentes dimensiones de la vida de hombres y mujeres, la prevención para reducir la violencia de género tiene que tocar todos esos aspectos que favorecen la violencia de género. Prevención significaría trabajar primeramente con los hombres: en sus ideas y convicciones profundas, en sus habilidades, conocimientos, creatividad y experiencia, en su salud. Esto no significa dejar de lado las importantes acciones en la dimensión más empírica de la investigación, cuantificación y sanción del fenómeno (leyes, mediciones, políticas y acciones gubernamentales), ni mucho menos la absolutamente importante Ministerio de la Mujer
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construcción cultural de los significados de las violencias de los hombres. Pero, hablando desde un enfoque integral de masculinidades, muy poco cambiará en la situación de violencia de género sólo con leyes, políticas o impactos mediáticos. Es preciso tocar la subjetividad, el alma, la sensibilidad cotidiana para creer que es posible crear otras formas. Prevención, hablando en sentido práctico, vendría a significar no quedarnos esperando a que haya una denuncia por agresión para tomar cartas en el asunto. Prevención vendría a significar que queremos tocar las causas profundas que generan violencia de género, por más grandes, difíciles o monstruosas que puedan ser. Prevención de la violencia de género implica ubicar responsables específicos, abordar la cuestión del poder y asegurarnos de proteger a sobrevivientes que ya sufren violencia de género para concentrarnos en la reducción de la misma. Aunque algunos enfoques son más eficaces que otros, la experiencia de varios lugares del mundo en las cuales se involucra a los hombres nos confirma que es clave la participación de múltiples sectores y comunidades enteras. Cuando se aborda la violencia de género desde todos los ángulos, la posibilidad de la prevención se hace una realidad, se crean redes sociales para asegurar que las víctimas de violencia consigan la atención y la protección que necesitan, y que menos mujeres caigan en sus grietas. La creación de estas redes incluye la integración de la prevención y atención de la violencia en los sistemas y servicios existentes, así como el diseño de nuevas respuestas. Las respuestas sociales a la violencia de género se han centrado en servicios de atención de salud, asistencia para las víctimas, campañas de sensibilización e información en los medios de comunicación, respuestas legales, estudios y conferencias sobre el agresor y el fenómeno y convenciones internacionales. Podríamos ir promoviendo y realizando respuestas en educación inicial y escolar, intervenciones comunitarias de observación y legitimación de nuevos consensos culturales y sociales, programas basados en grupos religiosos y, aunque ubicado al final del espectro de prevención, programas de intervención con agresores, para superar el confinamiento y sanción penal e incorporar la rehabilitación. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Exploración grupal
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Generando estrategias
1. El análisis de la violencia de género nunca inicia por la culpabilización, ataque o emplazamiento de los hombres participantes en una sesión. Se trata de invitar a observar la propia vida, identificando las ventajas y desventajas que otorga el modelo hegemónico de masculinidad y sus consecuencias. 2. Ayuda mucho ubicar personalmente el asunto, a través de la experiencia vivida o conocida de violencia, como con la familia y las relaciones cercanas. 3. Ante todo, y especialmente en este tema, la pretensión nunca es correr para alcanzar en un par de horas lo que se ha construido durante tanto tiempo y que hipócritamente el imaginario social condena, pero al mismo tiempo alienta y legitima. Avanzan con paso seguro, con una o dos ideas firmes, hace mucho más impacto que entender de golpe categorías y cifras. 
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Recursos
Como apoyo pedagógico al tema, puede buscarse recursos audiovisuales que permitan acercarse al tema paulatinamente. Entre estos hay vídeos educativos y películas que circulan comercialmente. Algunos de los más conocidos: “Despierta Raymundo, Despierta” (Brasil), “Una vez fuimos guerreros” (Nueva Zelanda), “Te doy mis ojos” (España), “Solo contra sí mismo (El Mal)” (Suecia). El lenguaje del cine y el vídeo puede despertar fuertes emociones a partir de los propios recuerdos y vivencias de los participantes. Siempre es recomendable el momento de plenario en el que más que explicar o cuestionar se insiste en los sentimientos que se experimentó con la película o después de ella, animando a la confianza y la escucha, sin emitir juicios de valor o aconsejar. Luego se recomienda algún ejercicio físico para relajar los músculos, sacar energía y poder procesar la información en otro clima. Ministerio de la Mujer
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Ruta Metodológica
Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
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Hombres jóvenes y masculinidad.
La transmisión generacional
Exploración personal
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Propósito

Tocando el género
Reconocer la existencia de hombres sobrevivientes y su importancia como estrategia de superación del modelo hegemónico de masculinidad en su vertiente de transmisión intergeneracional. Lee la lectura sugerida a continuación, intentando usar no solo lentes de género, sino la mirada generacional para reflexionar sobre las siguientes preguntas: 1. ¿Qué nos dice sobre el aprendizaje intergeneracional del modelo hegemónico de masculinidad? 2. ¿Qué factores hacen posible hombres diferentes, sensibles al género? 3. ¿Es posible que los hombres cambien a una vida sensible a la equidad de género? 4. ¿Qué podemos hacer para hacernos más sensibles a la equidad de género desde las masculinidades? Ministerio de la Mujer
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El profesor Kenny Medina20. “Yo he vivido la discriminación en carne propia, hasta con algunos maestros, que por ser profesor de educación física creen que no pienso, que no tengo capacidad de estudio”, cita el profesor Kenny Medina, un popular joven maestro de la escuela Matilde Cuevas, de Muchagua (Cambita). Kenny recuerda que desde pequeño sintió el poder de ser diferente, de no dejarse llevar por lo que los demás hacían, aunque esto le costara la censura de varios de sus amigos varones y de las niñas que le rodeaban. “Aunque desde muy joven me preocupé por un buen estado físico, por hacer mucho deporte, por sobresalir y competir, me di cuenta de que lo importante no estaba en anular a otros, sino en buscar soluciones cooperativas, de equipo, para vencer los problemas de la comunidad... a muchos no les gustaba y me criticaron: necio, incrédulo. Pero yo creo esto: ‘tú vas a subir, no bajándome a mí, sino por tus propios esfuerzos, y eso hago”. Kenny se crió con su madre y tuvo una infancia difícil marcada por la violencia. “Reconozco figuras femeninas fuertes que me configuraron el carácter y por eso quizá soy terco, pero reconozco cuando me equivoco”. Kenny es cristiano y cree en el altruismo como acción de vida, comenzando por su propio cuidado personal, su entorno doméstico. Ayuda a conseguir material deportivo, organiza torneos para el entretenimiento de la juventud. “Es una búsqueda espiritual que toca todo lo que uno hace”. Kenny cree mucho en la educación física como adecuación y desarrollo del cuerpo de los y las estudiantes para capacitar su labor futura: “a veces se cree que educación física es sólo para hacer deporte o perder el tiempo, pero el cuerpo es nuestra herramienta para vivir mejor, para cambiar las cosas, y necesitamos un cuerpo sano y bien coordinado; todos podemos hacerlo, no sólo los atletas”. “Lo que a mí me faltaba era un enfoque de género. Con la experiencia de los 20
Larry José Madrigal Rajo. Guía pedagógica en Masculinidades. Un aporte a la escuela para la educación en género. Centro Cultural Poveda, Santo Domingo, [2010]. Fascículo 3. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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temas de masculinidad, me di cuenta de que yo mismo estaba discriminando a las muchachas cuando aceptaba lo que todos dicen, que son delicadas, que no se pueden esforzar mucho. Yo sabía que sí podían porque tuve compañeras de estudio muy capaces, pero te dejas llevar por lo que dice la gente”. Ha organizado con los y las estudiantes juegos diferentes para involucrar a muchachas y muchachos en actividades físicas de desarrollo de coordinación, trabajo en equipo y resistencia física, incluyendo visibilizar a las mujeres en el baseball. “Yo había visto que no se promueve una equidad, sólo los hombres aparecen como fuertes y campeones; pero he cultivado amigos y compañeros de trabajo que son diferentes y no se dejan llevar por creencias”. Uno de sus últimos proyectos fue investigar a la mujer detrás del nombre de la escuela: buscó y encontró a la profesora Matilde Cuevas y, dando a conocer su labor pionera, ha ayudado a valorar a esa maestra. “No hay recursos, las escuelas están en lugares pobres, no hay infraestructura ni material, pero se puede hacer cambios con cosas sencillas si se tiene el apoyo de la comunidad”. Kenny es muy crítico y nota el machismo entre sus colegas, hombres y mujeres, y lo dice de frente, aunque aprendió también a reír y dar el ejemplo: “Ser así no pinta fortuna, pero tiene un buen nombre. Tal vez la siguiente generación ya pueda ser diferente”. Genera/acción
1. A partir del testimonio del profesor Medina, selecciona una situación de la realidad donde pudiera hacerse un análisis de dispositivos de género, aplicándolo a los hombres jóvenes. Por ejemplo: La música: el reggaeton. La calle: las plazas comerciales. Los estudios: la universidad. Las relaciones: el noviazgo. Lo laboral: el primer empleo. 2. Para cada situación, las preguntas clave son: ¿Cómo se vive los mandatos del modelo hegemónico de masculinidad? Ministerio de la Mujer
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¿Cómo se transmite, cómo se aprende el modelo hegemónico en las nuevas situaciones? ¿Cuáles son los dispositivos que funcionan en cada campo? ¿Qué elementos de cambio y qué elementos de continuidad o actualización encontramos? 
Aprendiendo: juventud y machismo
En el caso de los hombres jóvenes, la construcción de sus identidades de género posee un fuerte arraigo inconsciente en el período preescolar, un refuerzo durante el crecimiento y un estallido en el tiempo de vida juvenil. Todavía en el tiempo de vida adulta –socialmente así definido– es posible que esas identidades tengan modificaciones y ajustes a propósito de nuevas búsquedas o experiencias fortuitas que cada sujeto vive. Esta mirada hace énfasis en el carácter procesual y sin fin de la construcción de identidad. En cuanto a la socialización de género, lo que se constata es la ausencia de modelos de identificación masculina, que sean tangibles para los niños que para suplir esta ausencia se acercan e identifican con modelos de masculinidad lejanos y que están socialmente construidos: futbolistas, héroes de dibujos animados, galanes de telenovelas, artistas, etc., que aparecen como imágenes idealizadas e inalcanzables. La identificación con ellos lleva a tratar de ser algo que nunca podrá ser. De esta manera la identidad masculina en formación está relacionada con aquello que no es: no existe un referente claro masculino y también lo femenino o las mujeres constituyen una negación: lo que no se debe ser. Debe considerarse además que estamos en un contexto que desvaloriza e invisibiliza lo femenino y da poder y autoridad a lo masculino. Posteriormente en el mundo juvenil, la tendencia a la autonomía de la familia por parte del hombre le permitirá dar cuenta de una prueba permanente a la que será sometido: de-­‐mostrar que es hombre. Por ello la violencia, la sobreexaltación de los caracteres considerados masculinos, la lejanía de todo aquello considerado como débil o pasivo y la inclusión de la mentira como elemento que permite fantasear e inventar permanentemente el ideal de ser hombre. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Un alcance importante es respecto de la mentira, ya que ella actúa como mecanismo para la construcción de la masculinidad y al mismo tiempo es manifestación de ella. Las mentiras serían el dispositivo que acompaña toda la vida a los hombres y que les permite dar cuenta de una cierta necesidad compulsiva, permanente y obsesiva de estar afirmando esa virilidad: siempre dispuesto al sexo, agresivo, activo, no me duele, no me interesa, lo importante está afuera. El problema es tanto la creación de las mentiras como que los hombres necesitamos creer en ellas para sentirnos seguros de lo que construimos. La necesidad de la mentira devela la fragilidad en la construcción de la masculinidad, por su alto nivel de dependencia de la aprobación y aceptación de otros y otras. En este proceso el grupo de hombres jóvenes en la calle constituye el espacio privilegiado para esta demostración. Será en ese lugar social en que cada joven podrá construirse para otros y ganar aceptación y prestigio. Los cambios corporales llevarán a la necesidad de afirmación y redefinición del proceso identitario vinculado a los cambios corporales y a la ebullición de los impulsos sexuales. Los jóvenes acentúan su machismo, su oposición con el mundo de los adultos y adultas y el peso de los semejantes se acrecienta: fuerza física, exponer conquistas femeninas y mostrar agresividad conforman algunos de los componentes principales. La violencia en el mundo juvenil tiene entre otros factores causales esta necesidad de demostrar fuerza y control por parte de los hombres, que bajo la lógica de “no dejarse llevar” y de manejar la situación, recurren a la violencia como forma de resolución de conflictos. El grupo de la calle se constituye en el espacio para la socialización de la masculinidad y de sus expresiones machistas más radicales: irresponsabilidad, [no] domesticación, conquista, descuido y desprecio por los quehaceres domésticos. Ministerio de la Mujer
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En este grupo se establecen los ritos de pasaje de la masculinidad entre los que se cuentan las peleas, las masturbaciones colectivas y, hasta hace un tiempo, la primera ida al prostíbulo, que hoy ha tomado otras variantes incorporando directamente relaciones con muchachas de cierta cercanía como competencia ante sus amigos. De esta forma la masculinidad es una permanente prueba de autoafirmación y de demostración a los ojos de los demás de la virilidad heredada por los caracteres sexuales y la hombría construida con dolor y esfuerzo. Las identidades masculinas son el premio al fin del combate, el triunfo sobre las pruebas, la superación del límite difícil de identificación de los cambios corporales. Klaudio Duarte Quapper. Cuerpo, Poder y Placer. Disputas en hombres jóvenes de sectores empobrecidos. www.escuelaequinoccio.org. Exploración grupal
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Generando estrategias
1. El análisis de los mecanismos de transmisión puede hacerse con imágenes de periódicos y revistas que hablan del campo seleccionado (escuela, calle, plaza, etc.) o también con varias canciones en géneros musicales contemporáneos que aborden esas situaciones. 2. Este tema NO está diseñado para ser abordado con niños o jóvenes de menos de 20 años, sino más bien para que los hombres jóvenes y adultos conozcan y tomen conciencia de los dispositivos de transmisión generacional del modelo hegemónico de masculinidad. 3. Es muy deseable, sin embargo, que siempre que sea posible se indague con hombres jóvenes acerca de los lugares, las situaciones, los protagonistas, los momentos, en los que los dispositivos escogidos están funcionando. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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
Ruta Metodológica
Ministerio de la Mujer
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Aprendizajes:
Compromisos:
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Unidad
4
Las mujeres y las
masculinidades
Fundamentación estratégica
Ministerio de la Mujer
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tema
11
Las mujeres
y la masculinidad hegemónica
Exploración personal
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Propósito
Fundamentar la necesidad del trabajo en género con hombres desde una perspectiva vivencial y en procesos educativos para la prevención de la violencia de género. 
Tocando el género: masculinidades y feminismo.
Frente al orden de la dominación masculina se puede identificar un amplio espectro de estructuras de género y de vivencias de la masculinidad. En un extremo podemos encontrar posiciones que están completamente dominadas por una lógica falocéntrica, es decir, centrada en el pene y su capacidad de erección (el “falo”), en la penetración que incorpora –nunca mejor dicho: hace cuerpo– los modelos masculinos dominantes asimilándolos y asumiéndolos sin fisuras, sin cuestionarlos, tratando incluso de mejorarlos. Estas posiciones siguen siendo una fuente inagotable de violencia física y psíquica ejercida contra las mujeres y contra los mismos hombres. En el otro extremo encontramos perspectivas que ponen en cuestión esa lógica y esos modelos, denunciando la injusticia que sostienen y poniendo en cuestión los fundamentos ideológicos de su dominación o los imaginarios De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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sociales que la justifican. Lo interesante es constatar que al medio hay una gama muy amplia de masculinidades que se complejiza si se relaciona género con categorías fundamentales en el análisis sociopolítico actual: clase, raza, edad, orientación sexual, por citar algunas de las más conocidas. En la práctica se entrecruzan estas categorías, dando la posibilidad de hablar de masculinidades –en plural– y no sólo de “masculinidad” –en singular– como pretende un discurso dominante de masculinidad. Se trata de masculinidades conscientes de su dimensión política. Algunos estudios contemporáneos sostienen que los cambios operados en las estructuras de producción mundial y en las ideas políticas actuales crean las condiciones para el término de un período histórico de dominio establecido por el modelo del hombre-­‐centro-­‐medida, surgiendo el momento propicio para la aparición de movimientos reivindicadores de otras masculinidades. Es cierto que hoy en día existen condiciones propicias a los cambios, pero hay que estar alerta porque se puede llegar a legitimar nuevos modelos excluyentes, a través de la formación de movimientos dogmáticos e ideológicos que no buscan la equidad y la justicia genérica, sino reivindicar un supuesto pasado o prácticas de los hombres que “sí son buenas”, extirpando “lo malo” y manteniendo finalmente el esquema bipolar de asignación de géneros, sin que cambie el fondo de supremacía-­‐subordinación de las relaciones de poder. No todo discurso de masculinidad toma en cuenta la reflexión y práctica de los movimientos de mujeres ante la equidad y los derechos humanos, ni mucho menos las reflexiones feministas y de género y sus aportes críticos. Al hablar de lo masculino es indispensable hablar de lo femenino en el sentido histórico, reconociendo la construcción cultural y el aprendizaje social en el que mutuamente se implican. Vivimos en un mundo mutuamente imbricado para los géneros. Ministerio de la Mujer
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El feminismo en cuanto reflexión crítica del género nos ha permitido reflexionar sobre lo femenino en el sentido de construcciones históricas y sociales en las que los géneros han sido colocados como subordinados y superiores, basándose en datos biológicos para crear ideologías que sostengan esas construcciones. La construcción en los discursos feministas actuales de un sujeto feminista, político y activo, que aboga por la igualdad de oportunidades para las mujeres y reconstruye las ideologías legitimadoras de su subordinación, es un tema altamente estratégico de la teoría feminista de cara a la acción y a la transformación social. El feminismo, en algunas de sus principales corrientes, ha influido de una manera sólida en el surgimiento de movimientos de reflexión y práctica de masculinidades alternativas. La influencia se registra no solamente en ideas y teorías, sino en prácticas transformadoras que iniciaron con mujeres de base y pronto tomaron demanda de trabajar con los hombres. Esta influencia no viene en el sentido de movimientos de revancha, sino en el sentido de aprendizaje, de diálogo, de intercambio crítico y fructífero, de rebelarse ante un modelo único de masculinidad impuesto por la ideología dominante y que tantos costos ha ocasionado a hombres y mujeres. El reto del sujeto feminista es la diversidad existente entre las mujeres, manifiesta por las diferencias de raza, etnia, clase, orientación sexual, edad, religión, pasado histórico, etc. Es la conciencia crítica de avance ante un feminismo que se pensaba blanco y heterosexual, uniforme y alternativo, en el sentido de opción entre dos opuestos, uno patriarcal y el otro feminista, sin distingo de la diversidad de sus sujetos. El acierto de esta crítica se extendió entre los feminismos del mundo y ha generado un gran avance en la teoría feminista y en las relaciones entre las mujeres. Ahora puede hablarse con propiedad de feminismos, en plural, diversificando la mirada analítica desde la realidad compleja de mujeres afrodescendientes, latinoamericanas y caribeñas, indígenas y desde enfoques integradores. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Muchos hombres toman la decisión de cambiar o simplemente de aceptar las fisuras del modelo hegemónico, gracias a la acción, por un lado, de mujeres cercanas, amigas y críticas, que facilitan la labor de autoconocimiento y, por otro, de las propias experiencias. Ello no conduce necesariamente a una masculinidad alternativa, o a una “nueva masculinidad”, como única opción a la hegemónica, sino más bien a asumir la diversidad existente de las masculinidades, en un proceso transversal desde la interioridad de cada hombre hasta los discursos ideológicos y los imaginarios. Plantear una alternativa única puede hacernos caer otra vez en el combate bipolar, de donde el mismo modelo sale fortalecido, por ganar al contendiente o por cooptarlo. El modelo hegemónico se actualiza rápido e inteligentemente, constante y ampliamente. Además, no se trata de erigir hombres en superhéroes, príncipes azules o perfectos ángeles, sino hombres que por su humanidad están dispuestos al cambio y movimiento para el beneficio global. Afortunadamente, en el contexto latinoamericano y caribeño, estamos participando de numerosos esfuerzos que involucran a los hombres en la justicia de género. Estos hombres, aliados con muchas mujeres, están mostrando cómo entre los hombres existe una interesante diversidad no visible y no siempre reconocida en el enfoque de género y los trabajos con mujeres. Estos esfuerzos son todavía pioneros y pequeños frente al tamaño de la tarea transformadora de las inequidades de género y no siempre son bien conocidos, tanto por las organizaciones y entidades que velan por la promoción de enfoques de género en el desarrollo, como por mujeres y hombres que han comprometido muchos esfuerzos en ella. Vale la pena conocer un poco más de cerca el funcionamiento de este sistema basado en el sexo para construir los géneros, desentrañar sus mecanismos de configuración en los hombres y confirmar las sospechas verificadas en nuestras prácticas: el modelo hegemónico de masculinidad es una realidad construida y muy efectiva, con enorme poder de reproducción y Ministerio de la Mujer
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una inteligencia que se actualiza, pero ni es único, ni es perfecto, ni es eterno. Genera/acción
¿Cómo entiendes la relación entre el feminismo y las masculinidades? ¿Cuál es tu opinión sobre el concepto clave “masculinidades”? ¿Cómo podemos beneficiarnos mujeres y hombres de un abordaje en masculinidades? ¿Cómo puedes apoyar la reflexión en género de los hombres? 
Aprendiendo: prevención y masculinidades
Ante la violencia de género, es urgente y necesario prevenir. La prevención de la violencia de género es una dimensión todavía poco trabajada en sus profundas consecuencias, más aun cuando se le aborda desde un enfoque integral de las masculinidades. Si hemos insistido en modelos finitos y construidos que pueden aprenderse y que tocan integralmente diferentes dimensiones de la vida de hombres y mujeres, podemos colocar crucial y estratégicamente la prevención como ineludible para reducir la violencia de género. Prevención significaría trabajar primeramente con las personas involucradas: en sus ideas y convicciones profundas, en sus habilidades, conocimientos, creatividad y experiencia, en su salud. Esto no significa dejar de lado las importantes acciones en la dimensión más empírica de la investigación, cuantificación y sanción del fenómeno (leyes, mediciones, políticas y acciones gubernamentales), ni mucho menos la absolutamente importante construcción cultural de los significados de las violencias de los hombres. Pero, hablando desde un enfoque integral de masculinidades, muy poco De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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cambiará en la situación de violencia de género sólo con leyes, políticas o impactos mediáticos. Es preciso tocar la subjetividad, el alma, la sensibilidad cotidiana para creer que es posible crear otras formas. Prevención, hablando en sentido práctico, vendría a significar no quedarnos esperando a que haya una denuncia por agresión para tomar cartas en el asunto. Prevención vendría a significar que queremos tocar las causas profundas que generan violencia de género, por más grandes, difíciles o monstruosas que puedan ser. Prevención de la violencia de género vendría a ubicar responsables, ser específicos y específicas, abordar la cuestión del poder y asegurarnos de proteger a sobrevivientes que ya sufren violencia de género para concentrarnos en la reducción de la misma. Aunque algunos enfoques son más eficaces que otros, el enfoque integral y la experiencia de varios lugares del mundo, en los cuales se involucra a los hombres, nos confirman que es clave la participación de múltiples sectores y comunidades enteras. Cuando se aborda la violencia de género desde todos los ángulos, la posibilidad de la prevención se hace una realidad, se crean redes sociales para asegurar que las víctimas de violencia consigan la atención y la protección que necesitan, y que menos mujeres caigan en sus grietas. La creación de estas redes incluye la integración de la prevención y atención de la violencia en los sistemas y servicios existentes, así como el diseño de nuevas respuestas. Las respuestas sociales a la violencia de género se han centrado en: servicios de atención de salud, asistencia para las víctimas, campañas de sensibilización e información en los medios de comunicación, respuestas legales, estudios y conferencias sobre el agresor y el fenómeno y convenciones internacionales. Podríamos ir promoviendo y realizando respuestas en educación inicial y escolar, intervenciones comunitarias de observación y legitimación de nuevos consensos culturales y sociales, programas basados en grupos religiosos y, aunque ubicado al final del espectro de prevención, programas de intervención con agresores, para superar el confinamiento y sanción penal e incorporar la rehabilitación. En este sentido integral, la prevención vendría a tener por lo menos cuatro Ministerio de la Mujer
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niveles (Massolo, 2005: 11), no consecutivos ni exclusivos, sino más bien simultáneos: la prevención situacional, primaria, secundaria y terciaria son las líneas rectoras y prioritarias del papel y reto de los gobiernos locales, en el terreno de la violencia de género vinculada a la seguridad ciudadana. La prevención sería la respuesta intersectorial a la multicausalidad de la violencia, en cualquiera de sus formas y escenarios. Prevención situacional La prevención situacional tiene que ver con aquellos elementos de la cultura que son retomados por los medios de comunicación social, por el Estado y por las instituciones civiles, que al ser reproducidos, legitimados y reconstruidos, validan o invalidan las formas violentas, los roles tradicionales y la inequidad entre los géneros. Implica una nueva producción simbólica en el entorno, especialmente dirigida a los hombres, que supere una matriz que permite, tolera o legitima la violencia, a través de publicidad, sermones, espacios deportivos o cualquier otro mecanismo que incida en el entorno, hasta una matriz que propone y legitima otros patrones de comportamiento no violento y equitativo. Prevención primaria Es el centro de la prevención y el escenario de largo plazo. Tiene menos impactos inmediatos, pero mayores ganancias a largo plazo, sostenibles y verificables. Se intenta reducir la probabilidad de aparición de la violencia de género, favoreciendo la transformación de los factores de riesgo (roles de género inequitativos, autoritarismo familiar, aprendizaje de la violencia), así como diseñar estrategias para hijos de hombres que ejercen violencia. La prevención primaria busca fomentar un ambiente social e individual de respeto y tolerancia, de valores sociales y de conducta personal que favorezca que los conflictos se transformen de maneras no violentas. Las escuelas formales, las Iglesias, las asociaciones vecinales y actores locales son clave. Programas orientados específicamente a los hombres jóvenes, en el entramado de un contexto profeminista de equidad de género y aliado con De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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acciones de redistribución de poder (desde las esferas domésticas hasta las más públicas) son de una ayuda e impacto importante para ir generando cambios en la subjetividad, los comportamientos y la cultura. Estos programas pueden estar dentro de instancias del poder simbólico (iglesias, cofradías, grupos juveniles), político (instancias gubernamentales locales, municipalidades, policía, etc.), socio-­‐educativo (escuelas, clubes) y económico (organizaciones no gubernamentales, empresas locales, etc.). Valga decir que lo simbólico tiene un poder intangible muy real: aquello que decimos a través de imágenes, acciones, silencios y muchas otras cosas, de alto contenido político, cultural, religioso y que vistos y expresados en el entorno refuerzan o debilitan los consensos sociales. Esto también incluye un fuerte contenido de promoción de la salud desde las unidades de salud o esfuerzos sanitarios locales, fomentando el desarrollo de comportamientos cooperativos, cuidadosos, corresponsables y presenciales de los hombres en todas las actuaciones sociosanitarias y a través de módulos específicos en las actuaciones perinatales, de salud sexual y reproductiva, pediátricas y de cuidado de otras personas. Prevención secundaria En este nivel se aborda estrategias de intervención para hombres en riesgo (previolentos) o con manifestaciones iniciales de violencia psicológica o física, como aquellos pertenecientes a gremios masculinos y hombres en crisis por sentimientos de pérdida de poder, hombres con tendencia a la posesividad, al "descontrol", impulsividad o ensimismamiento, que puedan estar en riesgo dentro del modelo masculino hegemónico. En estos hombres jóvenes y adultos, cuyos comportamientos hay que tomar muy en serio como indicadores de riesgo, es posible detectar los activadores de su violencia. De la mano con la prevención primaria, la prevención secundaria busca proteger a sobrevivientes y garantizar sus derechos, detectando precozmente la violencia de género ya presente, interviniendo rápida y eficazmente -­‐antes y no después de las violencias graves-­‐ con hombres que ejercen violencia de todo tipo y acompañando procesos mucho más específicos (grupos de apoyo, terapia personalizada, vigilancia policíaca, medidas cautelares, etc.). Ministerio de la Mujer
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Prevención terciaria En este nivel que es sumamente especializado, con procesos de corto plazo y probablemente de mayores impactos mediáticos, pero mucho más caro en todos sus recursos, lo que se intenta es reducir los efectos graves de la violencia de género y evitar recaídas en agresores. Se buscan programas de recuperación y rehabilitación con los denunciados y privados de libertad que, habitualmente en casi todos los países con experiencia en el tema, se realizan fuera del sistema sanitario, en programas independientes que para ser exitosos, deben estar estrechamente coordinados con el sistema judicial. En todos los niveles de prevención que se ha descrito, es sumamente importante la participación del Estado, tanto a nivel nacional como en los gobiernos locales. Se trata que oficial y prácticamente se evidencie el compromiso social de personas y colectividades. A nivel del Estado Las políticas de prevención deberían asegurar el fortalecimiento de todos los mecanismos disponibles para la protección de sobrevivientes de la violencia de género y generar otros para trascender la prevención secundaria y terciaria, invirtiendo recursos de largo plazo en la prevención primaria y situacional. Evidentemente, esto requiere de cuerpos jurídicos más explícitos y con mecanismos concretos de presión y seguridad presupuestaria. La responsabilidad cívica, especialmente de la fuerza pública, en temas de prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas tanto en el espacio privado como en el público se convierte en un asunto vital, no sólo porque la opinión pública sigue reportando que la primera instancia estatal a la que se recurre en caso de violencia de género es la policía, sino porque la policía dispone de amplios recursos y presencia para incidir en los consensos sociales y culturales de la violencia de género. Es claro que debe retomarse la demanda social de las organizaciones de mujeres por incrementar el número de mujeres oficiales específicamente dedicadas a la atención de los casos de violencia contra las mujeres y las niñas De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Quizá el más delicado y poco asumido trabajo con el Estado radica en desarrollar programas específicos de prevención para adolescentes y niñas, a través del sistema educativo nacional y de dependencias que promueven el desarrollo cultural y deportivo a nivel no formal. Esto no significa, en primer lugar, acciones o pericias técnicas de colocación de contenidos, sino asegurar mecanismos para que las y los autores involucrados en la educación (docentes, estudiantes, padres y madres de familia, gobierno) perciban la importancia de la prevención, generen estrategias y acciones pertinentes, realicen cambios en sus respectivas áreas y validen finalmente modelos que recojan esa experiencia a nivel oficial y permanente. No menos importante, es asegurar, a través de otras dependencias estatales, centros de atención a mujeres maltratadas y sobrevivientes, infraestructura adecuada, transporte público seguro y la promoción de más mujeres en puestos clave, incentivar programas de paz y convivencia comunitaria que lleven explícito el tema de prevención de la violencia de género y crear programas especiales para hombres violentos. A nivel local En el nivel municipal, se busca implementar políticas municipales de seguridad ciudadana con enfoque de género, que capaciten a quienes tienen bajo su responsabilidad la formulación y puesta en marcha de políticas públicas dirigidas a la protección de los derechos humanos, la participación y ciudadanía plena de las mujeres y a la formación de la juventud. Iniciativas municipales como la asignación de recursos a acciones de prevención de violencia de género, mediante licitaciones o convenios con la sociedad civil, parecen mostrar grandes impactos. Proximidad institucional Lo anterior implica una premisa fundamental y quizá polémica: la proximidad institucional; es decir, desde la perspectiva de la sociedad civil organizada –
por ejemplo campañas de prevención de la violencia de género– cualquier acción del Estado o gobierno local va acompañada de la presencia activa y propositiva de cuantos sectores y actores confluyan en el genuino interés y voluntad de reducir, idealmente erradicar, la violencia de género en el ámbito privado y público. Ministerio de la Mujer
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La coordinación y cooperación, horizontal y vertical (no burocráticas) son criterios de actuación indispensables y fundamentales. Ningún gobierno local puede por sí solo enfrentar y responder eficazmente al complejo problema y reto de la violencia de género, así como a ningún otro problema y reto de las complejas sociedades urbanas locales en un mundo impactado por los cambios de la globalización. Involucrando a los hombres El enfoque integral de masculinidades nos puede ayudar a crear una definición conceptual dinámica para pensar las conexiones entre hombres, género y violencia, ubicando esas conexiones en las esferas de la acción/aplicación (la realidad), diálogo/proceso (la cultura), auto-­‐
crecimiento/reflexión (la interioridad) (Hochachka, 2005: 25). Un enfoque integral de masculinidades en la prevención se construye con enfoques existentes que enfrentan componentes exteriores de desarrollo (tales como la seguridad económica, la toma de decisiones y la autoridad; la capacidad técnica y social, la administración de recursos naturales), para integrar componentes psico-­‐culturales “interiores” (tales como el bienestar comunitario y familiar, capacidad moral y emocional, conciencia y visión del mundo, la valoración de las mujeres como protagonistas). Esta integración es cada vez más necesaria y oportuna. Utilizando este enfoque de manera transversal en nuestros procesos de género y masculinidades, los resultados muestran una creciente colaboración y autoreflexión en donde los objetivos económicos se mezclan con la preocupación por la equidad, la prevención de la violencia de género y otros asuntos aparentemente aparte, como el medio ambiente. Este cruce de enfoques da énfasis a los cambios individuales y colectivos en cuanto a la visión del mundo y al sistema de valores, que tienen un profundo impacto en cómo una comunidad o sociedad funciona como un todo. Este enfoque plantea que avanzar hacia el desarrollo sostenible de la prevención, implica cambios en nuestras visiones del mundo, desde nuestro enfoque personal hacia una visión más conectada con “otros y otras”. A medida que la propia esfera de auto-­‐preocupación comienza a trascender y a incluir más allá de las propias necesidades inmediatas del egocentrismo (persona) De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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entonces se transforma en sociocentrismo (sociedad), donde además nos preocupamos de nuestro grupo, nuestra comunidad y nuestra sociedad, deseando llegar a una legítima y genuina preocupación por la humanidad (mundocentrismo). Ser capaces de apreciar la perspectiva de “otros” (un fenómeno de la racionalidad) ya sea de una vecina agredida, una mujer desconocida, miembros de otra familia, otras naciones, y hasta otras especies, posibilita las acciones solidarias y de cooperación. Fomentar la integración y coordinación de estas “otras” perspectivas es necesario para satisfacer necesidades complejas y abordar problemas interconectados, como la violencia de género. En el caso de los hombres, esto es vital para considerarla como asunto que nos afecta directamente, y no como un problema “de ellas”. Es por ello que entendemos que las normas culturalmente dominantes de la masculinidad hegemónica que fortalecen a los hombres para usar la violencia, limitan las decisiones, seguridad y conductas de las mujeres y las jóvenes, pero también de los hombres. Resumiendo algunos de los principales hallazgos con este enfoque integral, podemos decir que: • La construcción de un modelo hegemónico de masculinidad afecta y por tanto se aborda desde dimensiones empíricas y cuantitativas, culturales y cualitativas, subjetivas y espirituales. Afectan a personas y colectividades, interior y exteriormente. • Ya que sabemos que las conductas y normas de género son dichas y aprendidas, no son genéticas o naturales (aunque en algunos casos se vean predispuestas o activadas por factores biológicos), podemos decir que nos dejan opciones disponibles para mujeres y hombres que varían de sociedad en sociedad. Sabemos también que las normas de género van cambiando conforme el tiempo y que no son uniformes entre generaciones de una misma época y sociedad. • En todas las sociedades y culturas existen hombres y modelos no siempre visibles de masculinidades no violentas y con posibilidades mayores de cambio y multiplicación. • La violencia de género está relacionada con los sistemas de poder Ministerio de la Mujer
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asimétricos que son los que oprimen a las mujeres, a las generaciones más jóvenes y a ciertos grupos de hombres. En estos sistemas, son hombres los mayores beneficiados. • Hay diferentes grupos de hombres que tienen diferentes experiencias de poder y violencia. Muchos hombres son oprimidos en sí mismos, por el racismo, la xenofobia, o la explotación económica. La violencia que ésta opresión produce en las vidas de los hombres puede servir al propósito de la dominación y control, exactamente como la violencia de los hombres lo hace con las mujeres. Desarrollando una respuesta integral La violencia de género y el complejo sistema que la apoya está entretejida en todos los niveles que hemos descrito, apoyándose y fortaleciéndose. De este modo, la prevención de la violencia de género será más exitosa en cuanto articule mayores niveles de coordinación para involucrar a los hombres y, desarrolle mayores trabajos en todas las dimensiones para sostener su cambio. Lecciones aprendidas Procesos específicos de sensibilización con hombres, en género, masculinidades y prevención de la violencia de género (PVG) resultan más efectivos, sostenibles y de impacto en espacios formativos que trabajen sistemáticamente en procesos y no en encuentros puntuales. Esto incluye desde el nivel más básico, hasta funcionarios públicos y académicos. Los procesos desde la cultura, tienen mayor aceptación y reducen la deserción si emplean como puertas de entrada metodológica elementos subjetivos de la cultura local como mitos, costumbres, lenguaje cotidiano, el juego y la corporalidad, iniciando con la vida cotidiana y la responsabilidad personal. Los esfuerzos de prevención deben incorporar mensajes, estrategias y modelos que tengan sentido en cada contexto cultural, creando indicadores locales de cambio personal, comunitario y político, en ese orden, teniendo en cuenta la realidad y cultura local. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Es de vital importancia el seguimiento local de instancias e instituciones comprometidas en la prevención de la violencia de género, el desarrollo de las mujeres y/o el desarrollo comunitario, acompañando y apoyando el peculiar proceso de cambio de hombres en la comunidad, que tiene sus propias características, que es lento y es difícil y parte, en cierto modo, al revés que el de las mujeres: desde la vida cotidiana de la casa, la comunidad y el trabajo. Trabajo entre pares. Los procesos educativos en género y masculinidades con hombres aumentan su incidencia e impacto cuando son realizados por hombres para hombres. Sin embargo es vital que estos espacios se desarrollen en el contexto de encuentros con las acciones proequidad con las mujeres. Desarrollar posteriormente espacios complementarios con personal mixto o mujeres de las instituciones contrapartes o de entidades locales, para sensibilizar sobre el tema y las alianzas generadas por el proceso de los hombres, aumenta las posibilidades de seguimiento y cambio sostenido en los elementos culturales y religiosos. Trabajar con comunidades concretas al nivel local, como socias y no como beneficiarias, en la prevención de la violencia de género, reconoce que existen esfuerzos pequeños, no siempre visibles, pero efectivos, de modelos alternativos no violentos. Hay hombres y jóvenes con diferentes experiencias de violencia y opresión que pueden ser multiplicadores futuros de cambios. Detectar hombres adultos y jóvenes que ya están siendo o pueden ser agentes de cambio (por diferentes razones de socialización) y no sólo como parte del problema, ayuda mucho a acciones más efectivas y auténticas. Esto implica capacidad, motivación y responsabilidad para el cambio. Algunos de estos hombres pueden ser figuras públicas o de cierta fama, que auténticamente estén dispuestos al cambio o vivan ya formas diferentes no violentas de masculinidad, para fungir como modelos posibles de cambio. Recibir mensajes alternativos a la violencia de género, puede ayudar a reaccionar en un sentido positivo, rescatando el papel que pueden ejercer los hombres y los jóvenes en la prevención. Esto significa rescatar prácticas, mensajes, acciones, ya presentes, diferentes y no violentas, enfatizando los beneficios de prevenir, para todos y todas. Ministerio de la Mujer
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El Estado y los gobiernos municipales tienen un importante rol que ejercer en la prevención, pero ese papel no debe limitarse a la reacción o presión de la sociedad civil. Su rol debe orientarse a la propuesta de leyes, políticas, programas y acciones que retomen el cambio profundo en la cultura de la violencia y la participación de los hombres en ella. Algunos de los escenarios más influyentes son la educación formal, los espacios no formales de la convivencia social y la actuación de los personajes públicos de mayor presencia en la vida social (personalidades, docentes, personal sanitario, policías). Finalmente, surge la pregunta con preocupación sobre los costos de la violencia de género, para cruzarlos con hallazgos en otras dimensiones, como el desarrollo interior de la persona, el cambio individual y la cultura. Existe un brillante estudio de un eminente economista sueco, Stefan De Vylder, que hace un intento global por cuantificar esos costos de las violencias “masculinas”. Quizá algunos de sus principales hallazgos sean los grandes costos económicos que generan esas violencias y la conclusión de la imposibilidad de cuantificar los costos intangibles más graves de ellas, como el dolor y el sufrimiento. Pero quizá lo verdaderamente interesante sea su frase: “Es importante preguntarnos cuánto nos cuesta la violencia de género, pero quizá más atrevido sea preguntarnos cuánto nos está costando no prevenirla” (De Vylder 2005, 128). De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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tema
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Diálogos intergenéricos
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Propósito
Fundamentar estrategias de sensibilización, diálogo y trabajo realizadas por mujeres y hombres en acciones intergenéricas para la prevención de la violencia. 
Aprendiendo
Encontrarse en algún recodo de la vida con la dimensión analítica del género es entrar por una pequeña puerta, para descubrir que tras ella existen muchas otras por las que hay que pasar para tener una panorámica completa de lo que significa género, que nos desafía a continuas reconstrucciones de viejas formas de pensar, sentir y actuar. Bien podría ser que el traspaso de uno o dos umbrales sea suficiente para marcar un cambio vital, pero la riqueza de la perspectiva de género queda aprisionada y sesgada. El punto de entrada al universo del género puede ser cualquiera, pero la salida sólo se alcanza tras haber cruzado las puertas de las esferas ideológico-­‐
culturales, institucionales, actitudinales y relacionales. Se puede despertar la sensibilidad de género al descubrir contradicciones personales, pero si no logramos analizar los orígenes culturales de esas contradicciones, nos habremos quedado en el importante pero limitado espacio de lo personal. Bien podría ser que se descubran las inequidades de género en el análisis social, pero si no se tocan las injusticias acomodaticias de la cotidianidad, nos Ministerio de la Mujer
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podemos quedar en la retórica y no alcanzar una transformación más profunda que toque la subjetividad. Mediatizando las esferas de lo personal y lo ideológico-­‐cultural nos cruzamos con las instituciones que se vuelven tan intocables, o con las actitudes y valoraciones tan arraigadas que nos hacen reaccionar espontáneamente con los viejos patrones aprendidos. Por tanto, el estudio del género obliga a hacer el recorrido crítico completo de cómo las sociedades estructuradas por el género han sido permeadas por la ideología patriarcal, una ideología que rebasa los constructos sociales sobre los sexos. Igualmente, el análisis de género nos conduce por un recorrido paradigmático completo de cómo hacer la reconstrucción social y personal. Este recorrido se llama transversalidad, tanto en su ruta crítica como reconstructiva. De lo integral a lo transversal En la experiencia pedagógica sobre el género —o entrenamiento de género— la visión transversal del género y el enfoque género-­‐inclusivo son fundamentales para hacer conciencia de que el mundo construido y por construir es responsabilidad compartida de hombres y mujeres. Esta forma de abordaje previene resistencias y culpabilizaciones históricas y abre el camino para el diálogo, vuelca la mirada hacia lo perdido y lo por ganar comunitariamente. El enfoque de género es holístico, o integral, porque su perspectiva abarca la compleja realidad cultural. La integralidad del género se puede ver desde lo subjetivo, es decir, centrado en la persona en su condición de género; o también, el género puede analizarse culturalmente, es decir conectado con otras categorías. Desde el género como categoría social es posible analizar crítica y reconstructivamente todas las esferas de la vida, desde la cotidianidad más cercana al ser humano hasta los planteamientos ideológicos que sustentan la cultura circundante. Lo holístico del género permite ver al ser humano en todas sus dimensiones. Permite a las personas verse en medio del entramado de condiciones y planos sociales, es decir, les permite verse en su subjetividad, como generadores y receptores de cultura, creadores y herederos de una subjetividad marcada culturalmente. De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Por otro lado, el género se conecta con las categorías de clase, etnia y generación. En todas ellas el análisis del poder sirve de piedra angular para encontrar afinidades y luchas comunes en el proceso de reconstrucción social. Ya no es posible hacer un estudio completo de las inequidades en una u otra categoría, sin que aparezcan las otras como eslabones de múltiples opresiones. Se elude la integralidad de las categorías sociales si nos quedamos en el predominio de una sobre las otras, cayendo en el riesgo del reduccionismo. Estos dos ángulos de la integralidad del análisis de género ponen de manifiesto lo complejo de la subjetividad y la cultura. La mirada integral a la cultura estructurada por el género nos hace descubrir una diversidad, que no es más que la interacción de los condicionamientos sociales. Uno de esos condicionamientos es el de género. Pero dentro del género mismo existe una diversidad, marcada por otras condiciones sociales y porque en cada persona el género va cambiando con el tiempo. Por tanto, la diversidad mirada desde el género va más allá de las diferencias sexuales y de las condiciones de género. Es una diversidad que incluye a otras condiciones sociales: las de generación, clase, raza, subculturas, organizaciones sociales, etc. No es una diversidad que miramos desde afuera, sino que ésta nos condiciona y por lo tanto hemos subjetivado, incorporando en nuestra propia situación vital las condiciones como sujetos genéricos, etarios, étnicos y clasificados socialmente. En el análisis de la diversidad interna no podemos ignorar la variable del sexo, además de las condiciones sociales, antropológicas y psicológicas. El sexo como sexualidad debe verse también desde una perspectiva bio-­‐psico-­‐
social, pues evoluciona a lo largo del ciclo de vida. Tanto el sexo —que aporta el morfismo sexual y corporal— y el género —que se produce en el contexto socio-­‐cultural— se complementan y se influyen mutuamente para conformar la identidad plural que hemos venido reconociendo. Los estudios científicos de generología reconocen el polimorfismo sexual que se desarrolla psicosocialmente en identificaciones que sintetizan lo sexual y lo genérico. A este último proceso se conoce como reflexividad.21 21
Juan Fernández (coordinador): Género y Sociedad (Cap. 1, “El posible ámbito de la generología”), Ediciones Pirámide, Madrid, 1998. Ministerio de la Mujer
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Por lo tanto, podríamos afirmar que la diversidad se da en una doble vía. Es intrínseca a la subjetividad, en tanto las personas están marcadas por su condición de género, clase, generación y etnia. Se trata aquí de una diversidad hacia lo interno, que moldea una subjetividad integrada por múltiples rasgos que resultan en una identidad plural que nos permite posicionarnos en el mundo. En la otra vía, nos desplazamos en una realidad cultural que agrupa a las personas según sus diferencias, con condiciones socio-­‐culturales atribuidas a cada rasgo distinto; diferencias que son socialmente exaltadas y contrapuestas. En este caso se trata de una diversidad externa y entre todos y todas, que se mueve en el plano de lo relacional. Hasta aquí hemos retratado un marco cultural en sepia, es decir, sin las tonalidades de una realidad social que por un lado puede ignorar lo diverso, homogenizando, analizando las categorías en abstracto, o anulando la diversidad a través del lenguaje. Por otro lado, la negación de la diversidad se hace al exaltar lo distinto como antagónico, a partir de un prototipo dominante que excluye lo otro distinto. En el juego de poder lo distinto se des-­‐iguala aún más. La crítica al no reconocimiento de una diversidad incluyente se hace desde el principio de la transversalidad. Son los sujetos y las sujetos que se apropian de la diferencia como fuente de riqueza cultural —y no como condición para la discriminación— quienes plantean una nueva forma de convivencia, de mutua aceptación, de traspasar fronteras y dialogar entre diferentes pero iguales. El reconocimiento de la diversidad amplía el lenguaje, nos hace hablar en plural y con inclusividad, nos hace ver más semejanzas que diferencias, nos obliga a vivir la experiencia y no tan sólo abstraerla con supuestos de lo que es la otra o el otro distintos, nos conduce a romper estereotipos y a variar las percepciones. El rompimiento con la desigualdad antagónica se produce si nos autoasumimos como diversos interna y externamente. La práctica de la transversalidad se vive entonces interna y externamente. El practicar la transversalidad interior —en lenguaje de género— es descubrir lo que tenemos de masculino y femenino, según los términos culturales, sin negar, denigrar o exaltar ninguna de sus características. Pero igualmente De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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podemos reconocer nuestra transversalidad interior cuando reconciliamos lo adulto con lo juvenil, cuando armonizamos las propias raíces étnico-­‐
culturales, y cuando descentralizamos la riqueza como fuente de seguridad y dominio. En este sentido nos vamos produciendo transversalmente como sujetos, para no quedarnos sujetos y sujetas de las asignaciones culturales que homologan o contraponen lo distinto. El auto-­‐asumirse transversalmente es emprender el camino de la reconstrucción como sujetos intrínsecamente plurales y diversos. Sólo la sintonía con nuestra diversidad interna nos permite conectarnos con las y los otros diversos. Así estaríamos practicando una transversalidad externa, al encontrar puntos de encuentro entre los condicionamientos sociales por género, generación, clase y grupos étnicos. La práctica transversal nos permite analizar lo que se comparte (las semejanzas) o lo que no se comparte (las diferencias), sin jerarquizarlas o eliminarlas, sino recreando un mundo diverso y dignificante. La transversalidad por lo tanto es una ética de convivencia que orienta al ser humano en su percepción de sí mismo y en el relacionamiento con los demás. La transversalidad es una actitud que se concreta en la vida misma, promoviendo la equidad en la diferencia, desalienando las partes negadas dentro de sí y conectándose con la otredad sin temor o control. La transversalidad es un principio que podría fundamentar proyectos, pero que no adquiere su verdadera dimensión en tanto no se convierta en una práctica de vida. Si analizamos algunos de los temas que plantea la teoría de género, tales como las identidades, los cuerpos, los roles, las relaciones inter-­‐genéricas o intra-­‐genéricas y las formas de participación social, observamos cómo los estándares patriarcales se ponen de manifiesto en los ámbitos sociales que dan sustento a la lógica de género. Así logramos hacer visible la transversalidad en los temas y encontrar un punto de entrada para trabajarlo a nivel teórico y práctico. La transversalidad se puede aplicar pedagógicamente, cuando los ámbitos sociales se analizan horizontalmente atravesando los diferentes temas, observándose una consistencia entre ellos. Por ejemplo, a nivel de las Ministerio de la Mujer
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instituciones sociales (anillo del Exosistema), se da una secuencia, que muestra la correlación en los diferentes temas: En el trabajo con las organizaciones sociales los puntos de partida son aquéllos donde la experiencia ha sensibilizado la conciencia y podemos hacer contacto para aprehender la realidad. En el análisis y en la formación, cualquier ámbito social de los aquí señalados puede ser ese punto de partida, ya sea el personal (Microsistema), el institucional (exosistema), el actitudinal (mesosistema), o el mundo de las ideas (macrosistema). Sin embargo, el punto de partida es sólo la entrada para engranar el resto de ámbitos por donde pasa la conciencia de género. La visión, la formación, el diagnóstico y la planificación con perspectiva de género deben abordarse desde la transversalidad para hacer la transformación completa. Por eso, en términos pedagógicos, el género no puede quedarse sólo como un tema aislado, sino que es parte integral de cualquier otro tema de formación, especialmente en las organizaciones sociales. La transversalidad externa de la que hemos hablado anteriormente, donde la sintonía se da entre categorías sociales por sus propias condiciones opresoras, emerge de una raíz común que es a la vez androcéntrica, de hegemonía cultural, adultocéntrica, antropocéntrica frente a la naturaleza, patriarcal y sacrificial, globalizante y mercantilista, y violenta. El análisis horizontal del marco ideológico deriva en instituciones que prolongan las diversas formas de categorizar la opresión. El resultado De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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microsistémico es la alienación en sus diferentes expresiones. Mas la transversalidad no sólo se da en la opresión sino en la esperanza, cuando el principio ético se hace práctica de vida. Las sintonías nacidas de la opresión se transforman en identificaciones solidarias. La democracia de género El análisis crítico a la Lógica de Género debe ir acompañado por la propuesta de la Democracia de Género. Cuando hay conciencia de democracia, las dicotomías de género empiezan a desvanecerse. No se puede pensar con equidad de género sin intentar vivirla. Aunque se dan, resultan insostenibles las dobles-­‐vidas en los espacios públicos y privados. Por lo tanto, la esquizofrenia social de la lógica de género debe plantear alternativas en el campo de la formación, si no, recaemos en la culpabilización y la victimización. La crítica sin alternativa es vana. La categoría de género nos ofrece el instrumento para el análisis crítico, pero el género es también paradigmático y nos provee la posibilidad de posicionarnos de manera alternativa frente a la lógica opresora. Otro aspecto de la transversalidad en la formación es la inclusividad de género, es decir, un abordaje conjunto de hombres y mujeres. El análisis de la lógica de género como la alternativa paradigmática de la democracia de género implica la participación de los hombres en los estudios de género. El diagnóstico de estos años de feminismo y género han demostrado que el avance de la transformación social con equidad de género requiere de coresponsabilidad para asumir —por parte de los hombres-­‐ y para permitir -­‐
por parte de las mujeres— una construcción teórica, institucional y de convivencia conjuntamente. Muchas defensas y resistencias se diluyen cuando los hombres participan en la formación de género. Asimismo se reduce la tendencia a la victimización que tienen algunos de los discursos feministas. El asumirnos como sujetos históricos -­‐hombres y mujeres-­‐ es re-­‐escribir la historia con equidad… conjuntamente. Mireya Balrtodano. La transversalidad del Género. En: Larry Madrigal y Walberto Tejeda. Aproximándonos a las Masculinidades. Centro Las Casas, San Salvador, 2008. Ministerio de la Mujer
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De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Referencias y recursos
Masculinidades
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Referencias y recursos
Bibliografía general
La producción teórica en género, especialmente aquella inspirada en las diversas corrientes del feminismo contemporáneo, es en estos momentos casi imposible de rastrear en toda su amplitud. Su importancia actual es relevante no sólo por su alta calidad y novedad, sino por la variedad de contextos, metodologías y temáticas, presentes en casi cualquier escenario de investigación, docencia y acción social. Dentro de esta producción tiene lugar la reflexión en torno a las masculinidades, en cuanto estudio de la condición de los hombres, sus comportamientos y pautas de acción, las construcciones sociales en las que se sustenta y estrategias de acción para generar cambios. No tan extensos y conocidos, mucho menos aceptados, los estudios de las masculinidades están teniendo un fuerte impacto en las Teorías de Género y las diferentes disciplinas con las que se implica: pedagogía, psicología, sociología, antropología. Desde los primeros estudios surgidos en Australia en la década de los setenta, hasta los últimos estudios metodológicos latinoamericanos y las sesiones especiales de Naciones Unidas en torno al tema, estos estudios están abriendo nuevos escenarios e identificando las fracturas del modelo hegemónico de ser hombre, para revelar masculinidades diferentes, diversas y plurales. Esta bibliografía es básica y arbitraria, siguiendo criterios de selección desde América Latina que pretenden formar una biblioteca básica en masculinidades. Incorpora en su mayoría libros disponibles en castellano y portugués, que pueden ser adquiridos o consultados en librerías grandes y bibliotecas especializadas de universidades o centros de estudio. Se registra algunos artículos que han devenido en clásicos e importantes. Esta lista de recursos no incluye materiales audiovisuales, algunos muy relevantes y novedosos, porque tal esfuerzo de registro requiere de un esfuerzo extra a este cometido Sometemos su necesidad para futuros esfuerzos y retroalimentación con docentes de todo el país. Los recursos se clasifican en cinco áreas: género y masculinidades, religión y masculinidades, una selección de artículos accesibles en castellano, tanto en publicaciones diversas como en internet y un apartado final de fuentes en inglés. Reseña por igual, la obra de hombres y mujeres, del continente u otras latitudes, todas con el denominador común de tratar las masculinidades de manera más específica. Finalmente, es preciso hacer dos puntualizaciones. Primero, tal y como ocurre en cualquier disciplina de conocimiento, no todo lo que aparece bajo la denominación “estudios de las masculinidades” o “masculinidad” hace referencia a la misma línea De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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teórica, sistema, opciones metodológicas o políticas y mucho menos (muchas veces ausente) práctica social de cambio. Segundo, surge con evidencia la todavía tierna e incipiente producción teórica latinoamericana caribeña en género y masculinidades, especialmente en lo que a su intersección con pedagogía liberadora se refiere. Todavía lo poco que hay tiene un cariz demasiado internacional desde agencias de desarrollo, intenciones descontextualizadas de la realidad dura y cambiante de ambiente empobrecidos y cierta rigidez didáctica que afecta sobremanera un tema de por sí flexible, inteligente y constantemente en cambio. La literatura en inglés es mucho más amplia y hay algunos títulos clásicos en el tema, como los de Robert Connell y Michael Kaufman. No por ello, lo disponible en castellano es menos relevante. Género y masculinidades
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http://www.jornada.unam.mx/2000/04/06/ls-­‐kaufman.html KIMMEL, Michael, “Homofobía, temor, vergüenza y silencio en la identidad masculina”, en Masculinidad/es, poder y crisis, Santiago/Chile, Isis Internacional, 1997, pp.49-­‐62 _______________, “La masculinidad y la reticencia al cambio”, en Letras S, abril 8 de 1999: http://www.eurowrc.org/06.contributions/3.contrib_es/12.contrib_es.htm MONTESINOS, Rafael, “Cambio cultural y crisis en la identidad masculina”, en La masculinidad, aspectos sociales y culturales, Quito, Abya Yala, 1998, pp.119-­‐143 REYES, Francisco, “La masculinidad como una construcción simbólica -­‐ Reflexiones para ayudar a reencantar nuevas maneras de ser masculino”, en Mandrágora, Sao Bernardo do Campo, vol.12, 2006, pp.93-­‐112 REYES, Francisco, “Masculinidad y teología”, en Caminos, Cuidad de Habana, vol.26, 2002, pp.44-­‐49 REYES, Francisco, “Principios teológicos y ministerialidad en Pablo -­‐ Un aporte desde la perspectiva de género masculino”, en Voces del Tiempo, Guatemala, vol.34, 2000, pp.35-­‐
48 RINCÓN, Germán, “Los hombres lloran -­‐ Masculinidad tonta, superficial y suicida”, en Utopías, Bogotá, vol.80, 2000, pp.2-­‐6 SLOAN, Tod y REYES, Rubén, “La desconstrucción de la masculinidad”, Santiago de Chile, FLACSO, disponible en: http://www.eurosur.org/FLACSO/apuntesmasc.htm VÁSQUES, Oscar, “Género hegemónico y cultura, el modelo de masculinidad en la cultura popular”, Santiago de Chile, Red de Masculinidad/FLACSO VICENT MARQUÉS, Joseph, “Varón y patriarcado”, en Masculinidad/es, poder y crisis, Santiago/Chile, Isis Internacional, 1997, pp.17-­‐30 Ministerio de la Mujer
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Recursos en la Internet
Aunque recientes, como se ha señalado, existe ya una extensa red de recursos, sobre todo en inglés, a los que puede tenerse acceso por Internet www.un-­‐instraw.org/en/index.php?option=content&task=view&id=910&Itemid= El Programa de Masculinidades, de Centro Bartolomé de las Casas (El Salvador) provee de artículos, técnicas pedagógicas, vídeos, enlaces y fotografías, aparte de diferentes informaciones para hombres en procesos de masculinidades desde el enfoque Integral: www.escuelaEquinoccio.org Artículos del pionero en la reflexión de masculinidades, Robert Connell, a partir de los seminarios ofrecidos en el Instituto de Investigación y Entrenamiento de Naciones Unidas para el avance de la mujer (INSTRAW) Seminarios, ponencias y bibliografía en inglés -­‐ http://www.xyonline.net/ Uno de los mejores sitios de descargas de recursos variados y abundante bibliografía en masculinidades y asuntos relacionados -­‐ www.brad.ac.uk/acad/dppc/gender.html . La serie “Hombres, masculinidades y relaciones de género en el desarrollo”, lanzados por el Centro de Programación y Desarrollo de Bradford, Universidad de Bradford, Reino Unido -­‐ www.undp.org/gender/programmes/men/men_ge.html El sitio dedicado a “Hombres y equidad de género” del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (PNUD) www.unfpa.org/modules/intercenter/role4men/index.htm www.popcouncil.org/ppdb/men.html Sitios del Fondo de Población de Naciones Unidas, con numerosos artículos de excelente calidad, relacionados con masculinidad, sexualidad y población -­‐ www.unicef.org/reseval/pdfs/ROMfinal.pdf y www.unicef.org/reseval/malesr.htm. Dos sitios de UNICEF que enfocan masculinidades, paternidades y roles familiares www.man-­‐net.nu/engelsk/start.htm Más recursos en los sitios: • www.rolstad.no/iasom/ www.vix.com/pub/men/index.html • http://kolectivoporoto.blogspot.com/ (Chile) • http://eme.cl/ (Chile) • http://heterodoxia.org.es/ (España) •
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www.mensstudies.com/home/main.mpx
www.michaelkaufmann.com
De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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Contexto Recursos audiovisuales
• “Despierta Raymundo, Despierta” (Brasil, 1984). Esta producción brasileña ayuda a poner en evidencia las identidades de género y los roles de género, mediante un ingenioso argumento que invierte los roles y funciones tradicionalmente asignadas. El video sobre la vida de Raimundo sirve de introducción y reflexión sobre las características de la masculinidad hegemónica y machista. Motiva a manifestar emociones y posturas frente a la equidad, desde el sentir de cada participante. Pasos sugeridos Alerta Generalmente este vídeo • Hacemos una breve introducción y contextualización en la que impacta mucho la se explique que el vídeo fue realizado hace 15 años en Brasil, sensibilidad de los que se debe tener en cuenta el sentido de algunas palabras que hombres por lo que se generan confusión por su traducción y que se debe estar atento recomienda después a todos los detalles por más insignificantes que parezcan (p.e. la realizar un ejercicio de canción que hay al inicio y al final). meditación o un pequeño ritual que ayude a • Invitamos a ver el video en silencio y así permitir que todos desahogar tensiones para nos concentremos en el desarrollo de la trama. cerrar el momento. • Cuando se llega al episodio de la pelea en la cama entre Marta y Raimundo, se detiene el video y se le pregunta a los asistentes: ¿qué es lo que sigue después de esta discusión y pelea entre los protagonistas? Se registra las respuestas puntuales y se continua viendo el video hasta el final. Se registra las reacciones ante el desenlace. • Compartimos todos nuestros sentimientos ante lo visto. • Se invita a discutir sobre lo sucedido en el video. • Se hace algunos énfasis (sino salieron en la discusión), a manera de pregunta: p.e. ¿de quién es la responsabilidad de la planificación familiar?, ¿la fuerza es una característica masculina?, ¿porqué se usa la violencia? Entre otras. Desahogar tensiones para cerrar el momento. Ministerio de la Mujer
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• “Yo, tú, ellos” (Brasil, 2000). Contexto La película brasileña “Eu-­‐tu-­‐Eles” (2000, original portugués), es una laureada creación del famoso director Andrucha Washington. La película se ambienta en el sertão, una región del nordeste de Brasil de tierra seca y dura, campos extensivos de caña, un sol muy intenso y gente solitaria. La gente tiene que ser muy fuerte física y espiritualmente para sobrevivir en esta región. La protagonista es Darlene, una muchacha de campo que ha sido engañada por un hacendado del que espera un hijo y tres hombres: Ozías, José y Ciro, personajes que van entrando poco a poco en su vida. Entre Darlene y los tres hombres terminarán formando una familia diferente, movida por las circunstancias y los condicionamientos sociales. Orientaciones para el compartir. Alertas La película está hablada en portugués. Es buena idea aclararlo para no confundir al público con la expectativa de entender los diálogos. Hay un elemento religioso presente en toda la trama: la Iglesia vacía, la religiosidad popular, los nombres bíblicos de los hombres, en contraposición a los nombres de los hijos. Recomendamos valorar la inserción laboral de Darlene: jornalera que tiene que trabajar incluso en su embarazo. Doble jornada: casa y trabajo. . Preguntas: ¿Qué escenas nos impactaron más y por qué? ¿Podemos recordar a los principales personajes en torno a Darlene? ¿Por qué Darlene va incorporando en su vida a esos hombres? ¿Cómo es la paternidad que cada uno de los hombres desarrolla? . Reflexión: Darlene es una muchacha sufrida y golpeada por el sistema patriarcal, con una gran capacidad de sobrevivencia y de resistencia, que hace surgir su alegría y libertad. Los hombres que va encontrando son socializados de diferente modo por la sociedad, que espera de ellos un rol definido. Los hombres son diferentes y cumplen diferentes papeles de paternidad en la trama. La paternidad se presenta en varias dimensiones: biológica, legal, de cuidados parentales. Paternidad: ¿qué nos informa esta película? ¿qué es lo que define la paternidad? De tal Palo, tal astilla. Estrategias en Masculinidades para la Equidad
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“El closet” (Francial, 2000).
[Una película de Alain Poiré, dirigida por Francis Weber, Francia, 2000.] Contexto
El closet (original: “Le Placard”, en francés) , utiliza elementos propios de la comedia como la introducción de un elemento desestabilizador –a supuesta homosexualidad del protagonista-­‐ que permite abrir una serie de equívocos de carácter cómico; o como una puesta en escena– en especial de la fábrica de preservativos para mezclar imágenes de la masculinidad políticamente correcta, sea esta heterosexual u homosexual, pero aceptando los márgenes sociales. La patética cadena de acontecimientos parece abocar al Alerta personaje al salto al vacío desde su balcón, pero la intervención de Balone, su nuevo vecino, lo impide con bastante sentido del La escena inicial es humor. Tras oír la historia de Pignon le propone que se haga altamente significativa pasar por homosexual para mantener su trabajo. Así, se desvelan los prejuicios frente a la masculinidad diferente, frente a la hora de describir a a las fisuras evidentes de algunos hombres. Aparecen vigilantes, François Pignon y su incluidas algunas mujeres y los mecanismos de alerta para situación personal. El evitar rebeldes. hecho de ser el único desplazado de la foto Orientaciones para el compartir * ¿Quiénes son los principales tipos de hombres que identificamos? * ¿Qué sucede con esos tipos ante la estrategia “salir del closet” de Pignon? *¿Cuáles son las reacciones de las mujeres presentes en la situación de Pignon? * ¿Cómo se pone en crisis el modelo, según la estrategia de Pignon? El closet hace alusión a la expresión “salir del closet”, puesta en boga por el movimiento gay. de la empresa indica su condición de marginado en el entorno laboral. Es importante notar la polaridad dramática entre Pignon y Santini (G Depardieu), pero no agotarse en ella, sino identificar otros tipos de hombres en la película. . Ministerio de la Mujer
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