Alzheimer Muchas personas experimentan olvidos o retrasos leves de memoria, que son parte del proceso normal de envejecimiento. Todos tenemos dificultad ocasional para recordar una palabra o el nombre de alguien. Sin embargo, una persona con la enfermedad de Alzheimer u otros tipos de demencia, encontrará estos síntomas cada vez más frecuentes y graves. Por ejemplo, cualquiera de nosotros podría olvidar dónde colocamos nuestras llaves del vehículo. Una persona con la enfermedad de Alzheimer puede colocar las llaves en un lugar inusual, como el refrigerador. O, él o ella no pueden recordar para que se usan las llaves. La enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente en los ancianos y a medida que esta enfermedad neurológica progresa los adultos mayores pueden: • Volverse confusos y olvidar frecuentemente los nombres de personas, lugares, citas y hechos recientes. • Experimentar cambios de humor. Pueden sentirse tristes o enojados, asustados o frustrados por su aumento en la pérdida de la memoria. • Volverse más introvertidos porque perdieron la confianza o tienen problemas de comunicación. A medida que la enfermedad progresa las personas con Alzheimer necesitarán más apoyo de aquellos que cuidan de ellos. Con el tiempo necesitarán ayuda en todas sus actividades diarias. Aunque existen síntomas comunes de la enfermedad de Alzheimer, es importante recordar que cada persona es única. En general, puede ser el momento de solicitar una evaluación por un médico calificado para determinar si la pérdida de memoria u otro síntoma en usted o un ser amado, está: 1) aumentando en frecuencia o gravedad; 2) interfiriendo con las actividades diarias; 3) haciendo una impresión en sus amigos y familiares. Para la promoción y prevención de éstas y otras enfermedades neurológicas, se propone una serie de ejercicios que se pueden realizar en la vida cotidiana, ejercitando nuestro cerebro y estimulando nuestra mente. ¿Por qué? Porque favorece a nuestra calidad de vida, evitando grandes costos para las familias y la sociedad de aquellas personas que padecen enfermedades neurológicas. Especialistas en la temática recomiendan ejercicios que pueden adaptarse a la vida diaria que motivan la activación de la función de nuestro cerebro y nuestra mente: Bañarse con los ojos cerrados, por lo menos una vez a la semana: sólo con el tacto, localice el jabón, shampoo, ajuste la temperatura del agua, etc. Esto con el fin de reconocer nuevas texturas y potencializar los sentidos. Usar la mano que sea menos hábil: la izquierda para los diestros, o la derecha para los zurdos; para escribir, comer, cepillarse los dientes, peinarse, abrir un cajón, manejar el mouse del computador, abrir y cerrar la llave del agua, etc. Hacer ejercicios con los dedos de las manos: unir la yema del pulgar con los demás dedos y repetir varias veces. Esto ayuda a que los dos hemisferios cerebrales se conecten. Movimientos cruzados: sentado en una silla, levante la rodilla derecha y tóquela con la mano izquierda, y viceversa. Se aconsejan series de 10 repeticiones. Cambiar la ubicación de las cosas: al saber dónde está todo, la mente construye un mapa y se evita esfuerzos. Caminar de espalda, puede ser en la casa donde no haya peligros. Usar el reloj en la mano contraria a la que normalmente lo usa. Vestirse con los ojos cerrados. Estimular el paladar con cosas diferentes: cuando cene en un restaurante o en casa de un amigo, trate de identificar los ingredientes utilizados en el plato que está comiendo. Concéntrese en los sabores sutiles. Luego verifique sus percepciones con el mozo o con su amigo. Leer en voz alta. Ver las fotos al revés, de cabeza para abajo. Mirar la hora en un espejo. Cambiar de ruta para ir de la casa al trabajo. Haga las cuentas mentalmente en el supermercado y luego compárelas con el resultado al pagar. Estos ejercicios, ponen en funcionamiento nuestro cerebro porque proponen romper la rutina. Que las actividades sean rutinarias, hace que el cerebro no trabaje mucho, gaste poca energía y no aprenda nuevas habilidades. Además no fabrica proteínas que favorecen la protección de las neuronas, células específicas de nuestro cerebro, que favorecen a las funciones cerebrales como la memoria. ¿Pero qué es la memoria? La memoria es una de las funciones de nuestro cerebro y puede ser de “largo plazo” o de “corto plazo”. Esta última, sirve para guardar 6 o 7 datos. Ejercitémosla: Un truco para expandirla es segmentar la información. Para recordar un número de 9 dígitos, dividilo en grupos de 3, por ejemplo. Conocé qué tipo de memoria tenés más desarrollada: si es la visual, apoyate en imágenes. Si es la auditiva, repetí para vos lo que deseás recordar. Utilizá varias vías para recuperar la información: Cuando olvidaste una palabra, recurrí a un sinónimo. Los crucigramas y juegos de letras ayudan a agilizar la mente. Hacé una cosa por vez. Esto ayuda a focalizar la atención. Cuando entrés en un cuarto lleno de gente tratá de estimar rápidamente cuántas personas hay a tu derecha y cuántas a tu izquierda. Mirá una película y explicale la trama a quien no la haya visto. ¡Animate e intentalo! Lic Balmaceda Carolina. MP: 62177