JEAN-MICHEL COUSTEAU COUSTEAU POR: ÁNGELA POSADA-SWAFFORD* FOTOS: OCEAN FUTURES SOCIETY BOCAS BOCAS JEAN-MICHEL COUSTEAU ES LA ESTAMPA VIVA DE SU PADRE, EL LEGENDARIO CAPITÁN DEL CALYPSO , JACQUES-YVES COUSTEAU, EL EXPLORADOR MÁS FAMOSO DE LOS SIETE MARES. JEAN-MICHEL Y EL RESTO DE LA FAMILIA TOMARON LA ANTORCHA DEL CAPITÁN Y HOY MANTIENEN VIVA SU OBSESIÓN POR PROTEGER Y CONOCER LOS SECRETOS DE LOS OCÉANOS. ESTA ES LA HISTORIA PRIVADA DE UNA FAMILIA DE LEYENDA. 92 F EF EBRE BR ERO RO 2013 20 1 2 F E BR E RO 2 01 3 93 JEAN-MICHEL COUSTEAU Faltan tres horas para la inauguración de la conferencia anual de la Sociedad de Periodistas Ambientales, con una audiencia de mil miembros de la elite de la prensa especializada del mundo y funcionarios ambientalistas del gobierno estadounidense. Es un momento histórico para Jean-Michel porque será la primera vez que la familia entera del matrimonio original entre Jacques-Yves y Simone Melchoir aparezca en público –esto es, los hijos de Jean-Michel, Fabien y Céline; y sus sobrinos, Alexandra y Philippe Jr., hijos del fallecido Philippe, su hermano menor–. Jean-Michel ha decidido que este es el momento de pasarle oficialmente la antorcha del trono náutico a esta tercera generación de príncipes Cousteau, mostrando su apoyo por las causas y organizaciones ambientalistas que cada uno de ellos ha abrazado, y tal vez para zanjar viejos malentendidos en este lado de la familia. Mucho menos conocidos que el abuelo o el padre, los cuatro primos han sabido llevar en alto el vistoso legado de JYC, y cada cual, a su manera, se ha convertido en un “nouveau Cousteau”. BOCAS No es fácil ser el hijo del icónico, controvertido e idealizado Capitán del Calypso, cuya formidable personalidad impregnaba todo el ecosistema familiar como el halo de un dios mayor. Jean-Michel se ha pasado la vida encontrando su propia identidad fuera de la luminosidad de supernova de su padre. Primero, labrando su propio camino como arquitecto marino. Y después, forjando su reputación como ambientalista, educador, productor cinematográfico y explorador. Su nuevo libro Mi padre, el capitán, mi vida con Jacques Cousteau, es un homenaje de admiración a la carrera de su padre, pero también un recuento muy honesto sobre él y su relación familiar. ¿Cómo era realmente Jacques-Yves? Mi padre era un hombre con muchas personalidades, muchos estados de ánimo. Pero eso es así con todos los grandes hombres, ¿cierto? Conocemos la máscara pública, pero es la cara privada la que revela el verdadero carácter: el del hombre que emerge cuando las cámaras no están filmando. Claro que tenía sus fallas. Y vaya si tuvimos nuestros desacuerdos. Pero esas fragilidades no lo hacen menos un símbolo, y es el símbolo el que perdu- 9 4 F E BR E RO 2013 ra. Era un hombre impaciente, que podía ser obstinado, apasionado y generoso, todo en exceso. No aceptaba un “no” de nadie y amaba la eficiencia. Mantenía su distancia y no siempre era cálido con sus amigos más cercanos. Pero al mismo tiempo tenía tal determinación y tal carisma que siempre lograba sus objetivos. Tampoco perdía los estribos. En las expediciones, cuando la tripulación cometía errores, él prefería alejarse, ver las cosas con perspectiva, y decir “mañana a las seis hablamos de esto”. A mí también me lo decía, y uno sabía que le venía el tirón de orejas. Y, además, vivió a bordo del mítico Calypso. Philippe y yo pasábamos allí las vacaciones de verano. Y estuvimos muchas horas limpiando la cocina y fregando el piso de cubierta. El Calypso era un viejo dragaminas británico fuera de servicio que le pertenecía entonces a Loel Guinness, el de la cerveza, y quien se lo “alquiló” a mi padre por un franco al año. Mi papá quería a ese buque como si fuera una mujer. Incluso le hablaba. Y mi madre, de muchas formas, era más capitán del Calypso que mi padre. Era su casa y estaba a cargo de la logística de a bordo y le dio al buque su personalidad, haciendo que todo el mundo se EL CALYPSO ERA UN VIEJO DRAGAMINAS BRITÁNICO FUERA DE SERVICIO QUE LE PERTENECÍA ENTONCES A LOEL GUINNESS, EL DE LA CERVEZA, Y QUIEN SE LO “ALQUILÓ” A MI PADRE POR UN FRANCO AL AÑO. Fue JYC quien dio la voz de alarma acerca de la inevitable crisis ambiental de la Tierra treinta años antes de que nadie quisiera escucharlo. Y me enorgullece que supo convencer a las Naciones Unidas de adoptar su Declaración de los Derechos de las Generaciones Futuras, y de declarar a la Antártida como un continente protegido. JYC fue inventor (recuerde que no solo coinventó el regulador de buceo, sino el primer hábitat submarino y los primeros sumergibles de investigaciones); fue también poeta, visionario y comunicador sobresaliente. Yo lo admiré profundamente desde que era niño, y recuerdo que me decía “algún día, JeanMichel, tú y yo iremos a explorar los océanos”. Usted tuvo el privilegio de descubrir el mundo submarino con su propio tanque de buceo antes que cualquier otro niño de su generación. Incluso antes de eso, Philippe y yo atesorábamos el poco tiempo que pasábamos con papá en Francia (él estaba en inteligencia naval, en operaciones secretas), cuando los cuatro íbamos a bucear frente a la casa en Sanary-sur-Mer, no muy lejos de Marsella. Los cuatro éramos como un banco de peces. JYC y mi mamá eran los pescados grandes y nosotros dos, los pescaditos. Y llegó el momento en que nuestra transformación fue completa: estábamos más cómodos en las profundidades que en tierra firme. A los siete años papá me puso el tanque y me dio un empujón por la borda. Alucinante. Esa vez exploramos una cueva justo frente a nuestra casa, la misma que visitamos hace poco con mis hijos para rendirle homenaje en un documental complementario del libro. Desde ese primer día, bucear se había convertirdo en parte de mi ADN. CAPITÁN JACQUES COUSTEAU sintiera cómodo y apreciado. Calypso era la base de operaciones de nuestra familia, era nuestro núcleo, y fue mi escuela “real”. Philippe y yo odiábamos tener que regresar al colegio en tierra firme porque nos perdíamos de las aventuras. La verdad era que yo no me imaginaba que el buque se volvería tan famoso. ¿Cómo fue que escogió su carrera, arquitectura marina, un campo que para entonces no existía? Digamos que yo quería nadar en mis propias aguas. Para desilusión de mi madre (que era hija de un almirante), la carrera naval no me llamaba la atención. Cuando JYC inventó el hábitat submarino experimental Conshelf I (abreviación de “plataforma continental”), yo decidí que lo que quería era construir casas submarinas, y quería hacerlo por mí mismo. Lo contradictorio es que mi padre, pionero de la habitabilidad submarina, pensaba que el mío era un ideal lejano. Finalmente me gradué como arquitecto, pero la vida me llevó por otros rumbos. Rumbos tales como encargarse de la logística de producción de los documentales para la cadena ABC, El mundo submarino de Jacques Cousteau. ¿Qué recuerda con más adrenalina? Cuando debutó el primer programa, en 1967, nuestra vida cambió. Mi padre era bien conocido en Europa y en los círculos de buceo. Pero ahora, la familia entera pasaría a formar parte de cada hogar americano, y teníamos que preproducir, filmar y posproducir varios programas simultáneamente. Yo era el de avanzada. Entonces tenía que estar un paso adelante, un país adelante, una aventura adelante. Así que un día, al comienzo de la filmación de la serie, llegué a Sur América a preparar la expedición del lago Titicaca. Y, sin hablar el idioma, tuve que ingeniármelas para hacer arreglos de transporte de dos sumergibles, los cuales esperaba poder meter en un tren hasta el lago Titicaca, a BOCAS Es mi hija”, anuncia alegremente Jean-Michel Cousteau cuando contesta su teléfono móvil. Estamos en una suite del hotel InterContinental de Miami, con amplios ventanales que dan a la bahía Biscayne. Casi tan delgado como su padre, el explorador Jacques-Yves Cousteau, fallecido en 1997, JeanMichel viste pantalones beige y camisa verde pálida, y tiene el cabello y la barba más blancos que nunca. A sus 73 años, es la estampa del explorador-patriarca de la Primera Familia de los mares. Una imagen que le viene bien para la ocasión de esta noche. Su acento en inglés es mucho menos marcado que el del legendario ‘“JYC’” (pronunciado yic). Pero el gálico “tono Cousteau” es inconfundible. F E BR E RO 2 01 3 95 JEAN-MICHEL COUSTEAU 12.650 pies de altura. ¿Se imagina eso? ¡Submarinos a 3.855m de altura! No había nadie para recibirlos del otro lado, nadie que entendiera lo que yo necesitaba. Esa expedición fue increíble porque íbamos en busca de tesoros arqueológicos en el lago, y lo que descubrimos fue la existencia de un género nuevo de rana acuática. Había millones de ellas: ranas que viven a casi 100m de profundidad sin nunca tener que salir a respirar porque su piel absorbe el oxígeno del agua. Mientras que otros niños iban a Disneylandia, los cuatro nietos del comandante comulgaban con focas y delfines o aprendían a manejar el Calypso. Al igual que el abuelo, todos usan el medio fílmico para continuar con el legado familiar. Su libro pone a su madre, “La Bergére” (la pastora), en un pedestal, pero también enfatiza su honda desilusión al respecto de la infidelidad de su padre, quien durante largos años tuvo una segunda familia en relativo secreto. ¿Cómo se enteró de ello? Yo prefería hacer caso omiso de los rumores de su infidelidad, aunque era difícil pasarlos por alto. Un día que me recogió en el aeropuerto de Los Ángeles conducía un convertible que claramente no era suyo, sino de una actriz de cine a la que veía desde hacía algunos años. Una tarde, después de la muerte de Philippe, nos encontramos a almorzar en París, y me dijo “Jean-Michel, tengo que decirte que estoy teniendo un affair. Mi primera reacción fue intentar no reír. Esa no era ninguna revelación. El golpe vino cuando añadió que ella estaba esperando un bebé. Durante años mi madre permaneció digna y en silencio, negándose a ver lo que era obvio. Y por el resto de sus días papá vivió una charada, viviendo dos vidas, en dos mundos y con dos corazones. Eso fue lo que escribí en el libro. CÉLINE COUSTEAU hija menor de Jean-Michel: “Hemos heredado un legado increíble. Pero lo importante es lo que hagamos con él. CauseCentric amplifica las voces de organizaciones e individuos que implementan soluciones a los desafíos ambientales”. CAUSECENTRIC PRODUCTIONS www.causecentric.org FABIEN COUSTEAU hijo mayor de Jean-Michel: “Espero el día en que las noticias ambientales sean algo más que una mención casual en los diarios”. PLANT A FISH www.plantafish.org PHILIPPE COUSTEAU hijo menor de Philippe: “Ser un Cousteau exige más que un certificado de nacimiento. Earth Echo busca que la juventud tome acción para restaurar y proteger el agua de nuestro planeta”. EARTH ECHO INTERNATIONAL www.earthecho.org ALEXANDRA COUSTEAU hija mayor de Philippe: “Blue Legacy quiere que la gente hable sobre el agua, que ponga el tema sobre la mesa de forma sencilla pero profunda”. HERMANO DE JEAN MICHEL 1940 – 1979 Y desde entonces, usted tomó la antorcha, y en 1999 creó a Ocean Futures Society, que no tiene nada que ver con la Sociedad Cousteau, que dirige Francine Triplet, la otra compañera de su padre. Exactamente. Verás, papá acuñó la frase “la gente protege lo que ama”. Y yo la completé con el lema de Ocean Futures: “Si tú proteges los océanos, te proteges a ti mismo”. En Ocean Futures hacemos tres cosas: uno, producimos documentales, que les llegan a millones de personas. Dos, educamos a la gente de forma más directa: los Embajadores del Medioambiente es un programa interactivo al aire libre en varios países, en hoteles famosos, en buques, etc., donde se aprenden desde principios básicos de ecología hasta conceptos avanzados de sostenibilidad. Otros programas se llaman Arrecife Sostenible y Amazonas Sostenible, patrocinados por donaciones privadas a través de las cuales la gente adopta un país. Entonces usamos ese dinero para producir materiales educativos para los niños de ese país y enseñarles acerca de su propio ecosistema, su conexión con la selva o el océano, etc. La tercera cosa que hacemos yo la llamo Diplomacia: conectar con tomadores de decisiones en gobiernos o industrias e intentar dialogar con ellos. Tratamos de pasarles el mensaje de que la suya es una misión a corto plazo en sus cargos. La nuestra, como ambientalistas, es a largo plazo. Entonces, ¿cómo tender un puente entre ambas misiones? Nunca los señalamos con el dedo. Pero sí les mostramos el drama de lo que sucede lejos de sus ojos. ¿No fue eso lo que hizo en 2006 en la Casa Blanca? ¡Así es! Le mostramos al presidente George Bush un documental alucinante que filmamos en las islas hawaianas. Y él se conmovió tanto que declaró un parque nacional sumergido de 2.000 km de largo, más grande aún que el Gran Arrecife de Australia. Para mí esa fue la mejor esperanza. La prueba de que incluso si uno trata con gente que no tiene la reputación de importarle el medio ambiente, si uno tiene la información correcta, ellos pueden tomar las decisiones apropiadas. Y eso fue lo que pasó con el presidente Bush. Cuando su padre dirigió el Museo Oceanográfico de Mónaco, en 1957, usted era muy joven, pero con todo, logró hacer cerrar la nueva exhibición de delfines. ¿Por qué lo hizo? Porque me di cuenta de lo que les pasaba después de que los sacaban del Mediterráneo y los ponían en una piscina, negándoles la libertad. Había tres tipos de delfines. Unos que se rehusaban a aceptar su nuevo ambiente. Otros lo iban aceptando gradualmente, y un tercer grupo estaba en medio de las dos posiciones. Le tomé especial cariño a un delfín en particular, y este a mí. Pero entonces comencé a notar que algo andaba mal. Estaba inactivo, cuando antes era un animal alegre. Una mañana lo vi muerto. La pobre criatura se había estallado el cráneo contra la pared de la piscina. Para mí estaba claro que se había suicidado. El suceso fue una dura lección, y desde ese día me erizo cuando veo delfines en acuarios. ¿Cómo ve nuestra relación con el ecosistema marino, a nivel mundial? Hablemos de dinero. Eso es algo que interesa a todo el mundo. Tenemos un capital, que es el planeta Tierra. Estamos sacando más capital del que hay en la cuenta bancaria. Más nos vale no dejarnos ir a una bancarrota. Por ejemplo, en el mar estamos cultivando los animales equivocados. Tome el salmón, para mencionar uno. Necesitamos diez kilos de peces salvajes para alimentar un kilo de salmones. Así las cosas no funcionan. Ya lo hicimos en tierra firme, y aprendimos que no sirve, y por eso no cultivamos tigres para el consumo de carne. No estamos hablando del medio ambiente. Esta es una cuestión administrativa. También es una cuestión de comunicaciones. Gracias a que cada vez más personas, no importa qué tan pobres sean, tienen acceso a la información proveniente de cualquier punto del globo, ya no hay fronteras. Las fronteras son algo absurdo. Nunca he visto a una ballena con un pasaporte debajo de la aleta. Pero tengo esperanzas porque veo que los nuevos ambientalistas son niños y jóvenes. Y las cosas buenas que están pasando las están impulsando estos jóvenes. Como por ejemplo sus propios hijos y sobrinos, a quienes usted está pasando ahora la antorcha del trono de las profundidades, de la misma forma en que JYC lo hizo con usted. Lo cierto es que cada uno de ellos está abrazando su propia causa ambiental. Así es. Cada uno tiene su nicho. Ya sea protegiendo el agua dulce, los manglares y peces, pasando la voz, o identificando personas y comunidades entregadas a causas ambientales cruciales. Este es un gran momento para mí personalmente. Solo tengo que mirar a los ojos de Céline y Fabien (mis dos hijos), y Alexandra y Philippe (los hijos de Philippe) para saber que la misión que comenzamos con Jacques-Yves Cousteau sigue en pie, y por eso les quiero pasar el bastón. Pienso que quizás nadie podrá llenar los zapatos del Cousteau original. Pero tanto Philippe y yo, como sus nietos, nos hemos parado sobre sus hombros para llegar más lejos. BOCAS BLUE LEGACY www.alexandracousteau.org PHILIPPE COUSTEAU Alto, fuerte y bien parecido, su hermano Philippe era el heredero natural del legado de aventura de Cousteau. Fue la coestrella de sus documentales en los años sesenta y setenta. Mientras usted establecía una familia en tierra firme y producía la logística detrás de las cámaras de los documentales, Philippe era el explorador osado que piloteaba giroscopios y avionetas, rompiendo los corazones de las televidentes con su barbada sonrisa. ¿Cuál fue el momento más duro tras la muerte de su hermano en ese accidente de avioneta sobre el río Tajo en Portugal, en 1979? Philippe y yo éramos muy distintos en algunas cosas y muy iguales en otras, pero mi padre estaba orgulloso de la licencia de piloto de Philippe, porque su sueño también había sido volar [un accidente de automóvil durante su juventud se lo impidió]. Así que hacía caso omiso del temerario e impetuoso arrojo de mi hermano. Un año casi se ahoga filmando ballenas desde el aire. La llamada terrible llegó el 28 de junio. Nos dijeron que la avioneta que comandaba, con ocho personas a bordo, se había roto en dos al caer al río. Los pasajeros y el copiloto fueron hallados ilesos, pero una de las hélices se había separado, matando a Philippe en el acto. Su esposa Jan estaba embarazada con Philippe Jr. Mi padre colapsó. No tuvo fuerzas para identificar el cuerpo, así que fui yo. Casi no puedo atreverme a mirar. Pero lo hice. Su cuerpo estaba arruinado. Le quité la argolla de matrimonio de la mano. Ese día mi padre se encerró en su cuarto y murmuraba que todo había terminado, pero en cambio mi madre fue muy fuerte. Papá me dijo que si yo no acudía en su ayuda, lo abandonaría todo. Entonces yo terminé vendiendo todos los negocios que tenía y cerrando todos los proyectos. Pero, francamente, me gustaba ser necesitado. BOCAS LOS “NOUVEAUX” COUSTEAU 9 6 F E BRE RO 2013 F E BR E RO 2 01 3 97