México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 57 MARÍA EN CHIMALISTAC. CONSTANCIA LITERARIA EN FEDERICO GAMBOA HIRAM BARRIOS Nuestra vida social concede demasiada importancia a la política Leonardo Martínez Carrizales “T Introducción odos se complacen con las imitaciones”. Tal es, para Aristóteles, la explicación al fenómeno de mímesis. Imitar para entender la realidad. 1 Pero a la luz de los objetos que nos interesan, es decir, de aquéllos que nos configuran como una sociedad heredera de un caudal cultural diverso, la imitación de la “realidad” — entendida en términos “sociales”— que se deduce de nuestros textos2 no tiene que ser, forzosamente, reflejo más o menos apodíctico de los avatares de nuestra historia. Hemos perdido la capacidad de auscultar los fenómenos literarios en sí mismos; olvidamos que el mundo de los libros resguarda una tradición que se renueva partiendo de su naturaleza misma y que, en cierta medida, la mímesis aristotélica (“imitación”) también se vuelca sobre el patrimonio cultural de los textos. Temas, personajes o aspectos formales circulan en las páginas de la literatura y su existencia corresponde a un ciclo histórico mucho más extenso que los años que transitan en un “cambio de siglo”, mayor a las varias décadas que conforman, por ejemplo, una dictadura. Cf., Aristóteles, Poética, México, ed. de Ute Schmidt Osmanczik, UNAM (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana), 2000, p. XIV. 2 Entiendo texto bajo los términos de Julia Kristeva: “Transformando la materia de la lengua (su organización lógica y gramatical), y llevando ahí la relación de las fuerzas sociales desde el escenario histórico, el texto se liga –se lee— doblemente con relación a lo real: a la lengua (desfasada y transformada), a la sociedad (a cuya transformación se pliega). […] El texto, pues, está doblemente orientado: hacia el sistema significativo en que se produce (la lengua y el lenguaje de una época y una sociedad precisa) y hacia el proceso social que participa en tanto que discurso. Vid., Kristeva, Julia, Semiótica I, trad. José Martín Arancibia, Madrid, S. XXI, 1978. p. 11. 1 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 58 La crítica social, con una rapidez casi siempre exenta de análisis, incurre en un determinismo sociológico que pretende explicar una creación literaria en el marco de las vicisitudes que la gestan. Así, los datos estadísticos y archivos periodísticos que aborden la condición socioeconómica del momento y el lugar que ven nacer la obra, establecen la plataforma argumentativa del hecho mismo en cuestión. 3 Figuras como el “bandido” la “prostituta” o el “alcohólico” aluden a problemas sociales que pueden o no ser determinantes dentro de la sociedad que las juzga y las estudia, pero éstos, los personajes “reales” que habitan los recovecos de la ciudad, no necesariamente son el referente directo en las líneas que componen el mensaje estético. Éste es el caso de Santa. El personaje ha sido tildado como un mero reflejo de la miseria imperante a principios del siglo XX; la prostitución, asimismo, como modus vivendi de las mujeres más desprotegidas, y el alcoholismo como la práctica habitual de la gente zafia y vulgar, víctima de la ignorancia. Es decir, el personaje como encarnación del problema social, símbolo inequívoco de podredumbre. ¿Pero por qué no pensar que Santa tiene su origen en la literatura misma y no en los padecimientos de nuestra sociedad? Santa, en tanto personaje literario, no es una respuesta mediática a la realidad del país, como sí lo podrían ser El Lazarillo de Tormes o el Simpicissimus de Grimmelshausen en sus respectivos contextos. No pretendo insinuar que la novela de Gamboa no denuncie un estado de crisis socioeconómica, o que los lugares o las situaciones que describe estén alejadas de su realidad: lo que intento señalar es el hecho de que el personaje, tanto en su construcción interna como en la secuencias de sus actos, tiene su origen en la literatura misma, y no en las “historias” de prostíbulo de la ciudad. Así, este trabajo pretende mostrar la presencia de La Vida de María Egipciaca (hipotexto) en Santa (hipertexto) de Federico Gamboa. El estudio se Cf., Monsiváis, Carlos, Amor perdido, México, SEP / ERA (Lecturas Mexicanas. Segunda serie, 44), 1986, p. 66. Para Monsiváis, aunque estrictamente no aborda el tema de Santa, ciertos pasajes de la novela son referencias directas a la realidad porfiriana. 3 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 59 centrará en las relaciones transtextuales, 4 principalmente, la relación de derivación, hipertextualidad, que se descubre por medio de una alusión estructural entre ambos textos, asimismo, se abordaran los elementos paratextuales que contribuyen a complementar una explicación a las relación de derivación del textos de Gamboa. 1.- La Vida de María Egipciaca El origen remoto de la leyenda hagiográfica pertenece a la cristiandad oriental, pero han sido muchas y muy variadas las versiones que se conocen de la vida de la santa. 5 Sefronio, arzobispo de Jerusalén (muerto en 638 d. C.), parece ser el primer autor de una gesta dedicada a la vida de Santa María Egipciaca. 6 La proliferación del tema-valor de “la pecadora” 7 , durante la Edad Media, se debe a que la Iglesia contribuyó a fomentar estos textos, recitados o leídos en las romerías o las plazas públicas, y a promover la oposición rotunda a los poemas “vulgares”, es decir, aquéllos cuyo contenido era profano.8 La vida de Santa María Egipciaca es una ampliación de la vida de la Magdalena y los personajes que da vida Sefronio, así como los motivos que se encuentran en esa leyenda, tampoco son originales: en muchas ocasiones coinciden con textos anteriores. 9 Se sabe que el manuscrito español de La Vida de Santa María Egipciaca deriva de una traducción francesa aunque no se ha identificado su procedencia exacta (se conocen seis manuscritos franceses). La reelaboración española data de Revisión y propuesta metodológica de Luz Aurora Pimentel, “Tematología y transtextualidad”, Nueva Revista de Filología Hispánica, México, t. XLI, núm. 1, 1993, pp. 215 – 225. 5 Las más conocidas: “dos traducciones latinas de la versión griega y varios poemas en romance, amén de poemas rimados también en latín y en el lengua moderna” cf., Alvar, Manuel (ed.), Antigua poesía española lírica y narrativa, México, Porrúa (Sepan Cuantos, 151), 1991. p. 55. 6 Ídem. 7 Pimentel, Luz Aurora, op. cit., p. 220- 221: “los temas tienen distintos grados de figuración, sin dejar de ser abstractos en tanto que materia pretextual, que van desde el simple concepto –tema o valor— hasta su individualización de los temas personaje: a) tema-valor de ‘la seducción’ que se conjuga con el tipo del ‘seductor’ […]. 8 Otra causa fundamental de la difusión de estos texto, apunta Michael Gerli, es la proliferación del culto mariano Cf., “La mariología, la literatura mariana” en Gonzalo de Berceo, Los milagros de Nuestra Señora, ed. de…, Madrid, Cátedra (Letras Hispánicas, 224), p. 19. 9 Antigua poesía española lírica y narrativa, op. cit., p. 58. 4 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 60 principios de siglo XIII y la resumo de la siguiente manera: María nacida en Egipto, hermosa durante la infancia y adolescencia, abandona el camino del bien y se vuelve”plena de luxuria” (v. 86). A los doce años, siendo una “pecadora” se aleja del hogar paterno y marcha a Alejandría para continuar de vida de crápula. María deja a su familia en deshonra. Una vez en Alejandría encuentra residencia entre las mujeres públicas quienes la aceptan por su singular belleza. Al observar a los devotos en una peregrinación rumbo hacia Jerusalén, siente el deseo de visitar tierra santa. Una vez en Jerusalén le es negado el paso al templo. María, arrepentida, comienza a orar, se somete a la voluntad divina y marcha al Jordán, donde comienza una ascesis espiritual. Durante su estancia en el desierto su aspecto cambiará hasta convertirse en un esperpento. Después de tres años de peregrinación encuentra asilo en un monasterio. En este lugar, el monje Gozimás se encargará, a través de sus charlas, de redimir a la pecadora. A la muerte de ésta, será Gozimás quien le dé sepultura. La difusión de La Vida de Santa María Egipciaca se constata en la iconografía y en la literatura que, durante los siglos XIV, XV Y XVI, abundaron en territorio hispánico. 10 La Vida de Santa María Egipciaca es el hipotexto de la novela de Federico Gamboa porque el documento hagiográfico “indica situaciones de base o programas narrativos potenciales” 11 que se desarrollarán, como se verá adelante, en la novela de 1903.12 Así, Santa, el personaje principal que da nombre a la novela, queda sometido a lo que Pimentel llama “programas narrativos”, o, en otros términos, “funciones narrativas”, es decir, a la secuencia de acciones en el nivel de la diégesis que crea una relación de derivación, una transformación que construye un nuevo texto. ibíd., p.74. Pimentel, Luz Aurora, op. cit., p. 218. 12 El documento hispánico es reelaboración de un hipotético manuscrito francés que a su vez es una reelaboración de documentos anteriores. Estas relaciones quedan excluidas del análisis pues parto de que el documento hispánico es el “origen” –hipotexto—de texto derivado Santa –hipertexto. En análisis transtextual se circunscribe a estas dos muestras. 10 11 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 61 2.- Federico Gamboa: Escritor católico. Es sabido que Gamboa fue hombre diplomático, férreo defensor del régimen porfirista y católico declarado (En 1913 fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Católico) que no ocultaba sus ideales en sus escritos literarios. Su militancia religiosa lo orillaba a rechazar a Los Científicos y su positivismo pues consideraba que la doctrina atacaba al dominio del hogar y la familia. La novela Santa, con una finalidad similar al texto hagiográfico, intenta ser una plataforma propagandística de los valores católico. El escritor y diplomático que en 1922 celebrara el ascenso del fascismo en Italia, intenta llevar a cabo la tarea de promover los valores cristianos a través de una crítica al tejemaneje sexual capitalino. “Castigar” los vicios y “redimir” a los creyentes son las preocupaciones de Gamboa y para trazar su argumento recurre a la Vida de Santa María Egipciaca con el fin de reelaborar una historia didáctica con una enseñanza moral. 3.- Programas narrativos La prostituta es una figura común en las letras del XIX. Si bien es cierto que La situación económica y social que acompaña al nacimiento y desarrollo del capitalismo es de gran importancia para comprender el sentido de la aparición en la literatura de esta galería de individuos desheredados por la fortuna.13 La historia de Santa se articula a través de programas narrativas cuyo antecedente se encuentra en La Vida de Santa María Egipciaca. 14 Ya el título de la novela de Gamboa, elemento paratextual, nos remite Ibíd., p. 37. Javier Ordiz, en su edición de Santa, op. cit., apunta la intertextualidad entre la Vida de Santa María Egipciaca y la historia de la prostituta mexicana (p. 38). Sin embargo, Ordiz no compara los programas narrativas de ambas obras, tampoco es exhaustivo en el análisis intertextual y, por supuesto, no señala los ejemplos de que me valgo para sostener esta tesis. 13 14 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 62 de forma irónica a la conducta del personaje y al texto del cual deriva. 15 En el primer capítulo, “Pepa”, dueña del burdel, manifiesta la “gracia” del nombre de su nueva inquilina: — Me llamo Santa— replicó ésta con la misma mortificación con que poco antes había declarado al cochero. — Eso, eso, Santa—replicó Pepa, riendo —, ¡mira que tiene gracia!... ¡Santa! … Sólo tu nombre te dará dinero, ya lo creo; es mucho ese nombre… 16 Por medio de una alusión estructural, se advierte la presencia deliberada de la leyenda hispánica de Santa María Egipciaca. La correspondencia se explicita cuando se comparan las etapas que constituyen la vida de ambas meretrices: 17 Vida Trasgresión Castigo Penitencia Redención paradisíaca (Caída) (Sufrimiento) Para reconocer a Santa como la meretriz que procede de María Egipciaca las propiedades tachables 18 que podemos atribuir a “la pecadora” del mundo cristiano, específicamente a “la prostituta”, muestran la siguiente relación de derivación: 1) la belleza física que las meretrices ostenta es su vida de vicios; 2) la fealdad de su cuerpo cuando han sido redimidas. Esta oposición entre contraparte, belleza física e impura espiritual y su fealdad física y limpieza moral, se aproximan Menosprecio de Corte y Alabanza de aldea al tópico de y se reflejan también en la Con toda probabilidad, Gamboa tuvo acceso a La Vida de Santa María Egipciaca. Antes de la publicación de Santa circulaban tres ediciones: Colección de algunas poesías castellanas anteriores al siglo XV (Madrid, 1841), Colección de los mejores autores antiguos y modernos (París, 1842) y Poetas castellanos anteriores al siglo XV (Madrid, 1846) Cf., Santa, op, cit., intr., p. 38, nota 18. 16 Ibíd., p. 75. 17 Vid., Alvar, Manuel (ed.), “Vida de Santa Maria Egipciaca” en Poemas hagiográficos de carácter juglaresco, Madrid, Alcalá, 1967, p. 75. 18 Vid., Eco, Umberto, “El ornitorrinco entre diccionario y enciclopedia”, en Kant y el ornitorrinco, Barcelona, Lumen, 1999, pp. 259-311. 15 México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 63 oposición de los espacios en los que se desarrolla la trama: en la “vida paradisíaca” los personajes viven en un mundo “puro”, “limpio”: Chimalistac es así el lugar en que Santa vive su infancia alegre, al cobijo de la familia, el lugar paradisíaco. La ciudad de México es el espacio mancillado. (Cabe destacar que Egipto, en el caso de María, tiene una connotación peyorativa que refiere al pecado y al vicio en la tradición judeocristiana, sin embargo, al igual que Santa, María sorprende por su belleza en un principio, y sorprende más por su fealdad al momento de morir). Así, María es descrita como: Porque tanto bella e genta, Muchi fiaba en su jumenta (vv. 88-89) Y Santa: ¡Cuánta belleza en su cuerpo núbil! 19 La trasgresión (caída) en ambos casos es la pérdida de la virginidad, y con ello el camino del vicio, y el castigo será la expulsión del recinto religioso de las protagonistas (el templo de Jerusalén para María y la Catedral de la capital para Santa). La penitencia de las meretrices es baste similar. En el caso de María, el desierto del Jordán será el símbolo del alejamiento espiritual, de la reflexión y del camino hacia la verdad de Dios. Para Santa, su penitencia será permanecer sus últimos días postrada en la cama, al acecho de una enfermedad venérea, arrepintiéndose de sus pecados y con la imposibilidad de entregarse a Hipólito, el único que le ha ofrecido “amor”. Además del programa narrativo, que las dos obras comparten, ambas historias tienen otros puntos de contacto: el actante que se encarga de enterrar a la pecadora y que será, de alguna forma, el camino a la redención (Gozimás en La Vida de María Egipciaca e Hipólito en Santa) y la lección moral que se desprende de la oración final. Así, el monje Gozimás, ante la muerte de María, dice lo siguiente: 19Santa, op. cit., p. 99. México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 64 Esto sepa tod’pecador que fuer culpado del Criador, que non es pecado tan grande ni tan horrible, que Dios non le faga perdon 20 Por su parte, Hipólito, ante la tumba de Santa, anuncia que: Sólo les queda Dios, ¡Dios queda siempre! Dios recibe entre sus brazos misericordiosos a los humildes, a los desgraciados 21 Gamboa retoma la estructura del La Vida de María Egipciaca pero no los símbolos ni los rezos y alabanzas, su novela es una reinterpretación de la leyenda hispánica adecuada a la realidad mexicana de principios de siglos. De alguna forma, sus experimentos naturalistas se ven forzados a recurrir a la tradición para presentarlos revitalizados. Es, como afirmó Octavio paz: “la búsqueda de un futuro termina siempre con la reconquista de un pasado. Ese pasado no es menos nuevo que el futuro: es un pasado reinventado”. ¿Acaso la historia de María Egipciaca contenga, en la secuencia que conlleva al arrepentimiento y la lección moral, un estructura mental que se conecte directamente con los valores e ideales religiosos del catolicismo? ¿Será que intrínsecamente las obras citadas apelen a una conciencia colectiva que prefigure acciones o situaciones, en aras de la enseñanza? ¿Podemos suponer que María, a través de transfiguraciones y reinterpretaciones, renace en Chimalistac para volver a contar su lección de didascalia moral? Que la crítica social continúe estudiando la prostitución y la vida de burdel a principios del s. XX, que sigan exponiendo los yerros de nuestra sociedad, yo prefiero pensar que la relación de intertextualidad que 20 21 Alvar, Manuel (ed.), Poemas hagiográficos de carácter juglaresco, op. cit., p. 76. Santa, op. cit., p. 362. México, Distrito Federal I Julio-Agosto 2009 I Año 4 I Número 21 I Publicación Bimestral 65 Santa expone, la enlaza con una antiquísima tradición literaria que enriquece nuestro patrimonio cultural al reescribir la tradición y no, al contrario, que la figura de la prostituta nos empobrece, toda vez que surge sólo para mostrarnos los vicios que sufre nuestra sociedad. Bibliografía a) directa: Alvar, Manuel (ed.), “Vida de Santa Maria Egipciaca” en Poemas hagiográficos de carácter juglaresco, Madrid, Alcalá, 1967. --------------- (ed.), Antigua poesía española lírica y narrativa, México, Porrúa (Sepan Cuantos, 151), 1991. Gamboa, Federico, Santa, ed. de Javier Ordiz, Madrid, Cátedra (Letras Hispánicas, 523), 2002. b) indirecta: Eco, Umberto, “El ornitorrinco entre diccionario y enciclopedia”, en Kant y el ornitorrinco, Barcelona, Lumen, 1999. Kristeva, Julia, Semiótica I, trad. José Martín Arancibia, Madrid, S. XXI, 1978. Pimentel, Luz Aurora, “Tematología y transtextualidad”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, México, t. XLI, núm 1, 1993.