EL MITO DE SUCESIN

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Leyendas y Mitos Clásicos
Ignacio Navarro
MITO DE EDIPO
Edipo es hijo de Layo y Yocasta, Reyes de Tebas.
Antes de nacer, el oráculo por medio del adivino
Tiresias, advierte a Layo que su hijo le matará. Para
evitarlo, perforó los tobillos del niño para atarlos
con una correa, con lo que se producía una
constante hinchazón (Edipo=pie hinchado). En tal
estado, lo dejó abandonado en un camino. Lo
recogieron unos pastores corintios a sabiendas de
que sus reyes deseaban un hijo que no podían tener.
Los Reyes de Corinto criaron y educaron a Edipo
como propio, sin revelarle nunca su lejano origen.
Ya crecido, Edipo consultó un día el oráculo y le
dijo que mataría a su padre y se casaría con su
madre. Para evitarlo, se fue de Corinto huyendo de
lo que le había sido revelado. Durante el viaje, se
encontró con su verdadero padre en un cruce de
caminos, denominado ahora Encrucijada de Megas.
Discuten sobre quién tiene preferencia de paso y el
desenlace acaba en la muerte de Layo a manos de su
hijo, que desconoce que una parte de la profecía se
ha cumplido ya.
Edipo llega a Tebas pasado algún tiempo, y se
encuentra con la Esfinge que atemoriza la ciudad.
Era un monstruo alado, mitad león, mitad mujer,
que planteaba enigmas y devoraba a aquellos que no
sabían responderlos. Tantos habían muerto ya,
incapaces de resolver el acertijo, que el premio a
aquél que respondiese era la mano de la ahora
viuda reina Yocasta.
La Esfinge le pregunta a Edipo cuál es el animal que
por la mañana camina a cuatro patas, con dos al
mediodía y tres cuando llega la noche. Edipo acierta
respondiendo que es el hombre y la Esfinge se
suicida. De este modo, se casa con Yocasta,
cumpliéndose así la totalidad de la profecía.
Pasado un tiempo, la peste y el hambre asolan la
ciudad de Tebas y Edipo envía a Creonte al oráculo
para averiguar la causa. El oráculo afirma que la
peste no cesará hasta que no se haya vengado la
muerte de Layo. Al saberlo, Edipo maldice al asesino
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Ignacio Navarro
y lo condena al destierro, sin saber que se trata de
él mismo. Para descubrir al autor, llama al adivino
Tiresias. Éste al darse cuenta de que a sido el mismo
Edipo el autor, evade la respuesta, lo que induce a
pensar a Edipo que es Tiresias el asesino. Yocasta
pone en duda la clarividencia de Tiresias afirmando
que años atrás dijo que su marido moriría a manos
de su hijo, mientras que Layo había muerto en una
encrucijada a manos de los bandidos. Al oir ésto,
Edipo tuvo un presentimiento, pero no le hizo caso
alguno. Llegó en ese momento un mensajero de
Corinto para comunicar el fallecimiento de su rey
por muerte natural. Pedía a Edipo que regresase a
ocupar el trono. A Edipo le asalta la duda de si al
volver cometerá la segunda parte de la profecía,
casándose con su madre. Entonces el mensajero le
comunica que es hijo adoptado y le informa sobre su
origen incierto. Al conocer toda la historia, se rindió
a la evidencia y vio cumplido el oráculo. Al enterarse
Yocasta de su incesto mantenido, se quitó la vida y
por su parte, Edipo se sacó los ojos, imponiéndose
además el destierro que había fijado para el asesino
de Layo.
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