Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) Documento para discusión: el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia conexa hacia los refugiados 28 de febrero de 2000 1. Antecedentes: La índole de la protección internacional Lo que separa a los refugiados de otras categorías de personas necesitadas de ayuda humanitaria es su necesidad de protección internacional. La mayoría de la gente puede esperar de sus propios gobiernos e instituciones estatales que protejan sus derechos y seguridad física, siquiera imperfectamente. Los refugiados no. La protección que extiende la comunidad internacional a los refugiados reconoce las necesidades específicas de personas que tienen motivos fundados para temer que no se les brindará, o no se les podrá brindar, protección en sus propios países. La médula de la protección internacional es el principio de que la gente no debe ser forzada a retornar contra su voluntad a un país donde sus vidas o libertades correrían peligro debido a su “raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas”. El principio de no devolución es por lo tanto extremadamente importante para la protección de los refugiados. La protección debe incluir tanto la seguridad física como la dignidad humana de los refugiados. Los elementos esenciales de la protección internacional, entonces, son la admisión a la seguridad, la exención del retorno forzado (no devolución), la no discriminación, y la provisión de asistencia para satisfacer sus necesidades básicas y derechos humanos fundamentales. Muchas de las personas necesitadas de protección huyen de conflictos armados, la violencia generalizada, severas rupturas del orden público o violaciones masivas de derechos humanos. El proceso de convertirse en refugiado no es instantáneo. Se origina en el frecuentemente lento crecimiento de las causas primordiales, hasta llegar a la detonación repentina de un catalizador inmediato que es el que genera directamente la huída. Tradicionalmente, se pensaba que la necesidad de protección internacional sólo surgía luego de que un refugiado había cruzado una frontera, y dejaba de existir cuando se hallaba una solución. Esto ya no es válido, puesto que millones de 1 personas han sido desplazadas dentro de sus propios países, y se reconoce la necesidad de monitorear a los retornados luego de que han vuelto a sus países o lugares de origen. La estrategia del ACNUR, por lo tanto, abarca una política integral que trata el ciclo completo del desplazamiento forzado. Primero procura, al lado de otros actores, prevenir que el deterioro de las condiciones llegue al punto en que la gente se ve forzada a huir. Seguidamente, busca satisfacer sus necesidades de protección y asistencia durante la huida y en los países de asilo. Finalmente, trata de promover y contribuir a la seguridad y el bienestar de los refugiados en las etapas tempranas de la repatriación a sus países de origen. El ACNUR ha visto de primera mano que las cuestiones relativas al racismo y la intolerancia son obstáculos serios en cada etapa del ciclo del desplazamiento. 2. El racismo y el ciclo del desplazamiento forzado El número de refugiados ha venido creciendo alarmantemente. La población mundial de refugiados ha llegado a los 22,2 millones. Millones más de personas han sido desarraigadas pero se mantienen desplazadas dentro de su propio país. El ACNUR ha respondido a ello tratando de encarar el problema de los refugiados en su totalidad, desde el éxodo y la protección durante el asilo al retorno voluntario y la reintegración exitosa. En la búsqueda de soluciones duraderas a los problemas de los refugiados, el ACNUR intenta ayudar a quienes desean regresar a reintegrarse en sus países de origen. De no ser esto posible, el ACNUR ayuda a buscar otras soluciones duraderas, como la integración local en el país de acogida o el reasentamiento en un tercer país. Los conflictos y las tensiones entre grupos étnicos han proliferado en casi todas partes del mundo. Armenia, Azerbaiyán, Kósovo, la antigua Yugoslavia, Sierra Leona, Rwanda, Burundi, Sudán, Eritrea, Indonesia y Etiopia son solo algunos de los muchos ejemplos. Muy pocos Estados son étnicamente homogéneos. 2.1 El racismo como una de las causas del desplazamiento de refugiados Las tensiones étnicas y raciales se cuentan entre las posibles causas de las afluencias de refugiados, por dos razones. Primero, pueden ser la consecuencia, o parte integral, de estrategias para explotar las diferencias entre grupos étnicos con el fin de lograr apoyo político. Los antagonismos étnicos pueden avivarse deliberadamente con otros fines, los cuales a veces no tienen ninguna relación directa con tales enfrentamientos. Segundo, pese al hecho de que la mayoría de los Estados contienen una variedad de grupos étnicos, la identidad étnica de un solo grupo es demasiado frecuentemente convertida en la característica definitoria de la nacionalidad. Algunos grupos minoritarios pueden ser vistos como un 2 obstáculo para el establecimiento de la nación, incapaces de adaptarse a una identidad nacional homogénea. Los conflictos recurrentes entre grupos étnicos o comunitarios dentro de un Estado exige la mediación del gobierno central. Si el Estado es parte del conflicto, o por otros motivos no desempeña eficazmente su responsabilidad como mediador, el resultado puede ser una “limpieza étnica” u otras formas de segregación forzada de las poblaciones. Esto puede llevar a afluencias masivas de refugiados, como en Kósovo, Bosnia y Herzegovina, Armenia, Azerbaiyán, y Rwanda. Si bien los acontecimientos que detonan las afluencias de refugiados son específicos a cada escenario, resultan evidentes ciertas características en común. La causa inmediata de la huída, en la mayoría de los casos, es una amenaza inminente a la vida, la libertad o la seguridad. La expulsión deliberada de un grupo étnico puede ser una táctica o el objetivo mismo del conflicto. Un requisito para la prevención de las afluencias de refugiados, así como para el fomento de la repatriación voluntaria como solución a los problemas de refugiados, es la existencia de la suficiente voluntad política, entre los Estados directamente involucrados, para encarar cuestiones como el respeto a los derechos humanos, la renuncia al uso de la fuerza, la resolución pacífica de disputas y el desarrollo económico y social. 2.2 El racismo durante el desplazamiento de los refugiados El impacto sobre el país y la población de acogida de las personas desplazadas a la fuerza, como los refugiados, puede ser significativo, particularmente en situaciones de afluencias masivas. Algunas comunidades de acogida ven el arribo de los refugiados como un trastorno indeseable de su vida cotidiana. Algunos consideran a los refugiados una amenaza para su estilo nacional de vida o su cultura, incluso como una amenaza a la seguridad nacional y la estabilidad del Estado. Otros ven a todos los extranjeros como competidores por recursos locales limitados en el mercado laboral o los sistemas de bienestar social. La contribución positiva que los refugiados pueden brindar a las sociedades de acogida, así como su necesidad de ayuda humanitaria y la protección de que carecen en sus propios países, a menudo se pierden de vista en el apasionado debate general sobre los inmigrantes “no deseados”. Tales circunstancias pueden ser terreno fértil para que florezcan el racismo, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, abonadas por los medios de comunicación irresponsables, la falta de educación de la población de acogida, o la manipulación con fines políticos en lugar de humanitarios. Esta maleza puede deteriorar la calidad del asilo ofrecido por el país de acogida y, una vez arrai- 3 gada, no se erradica de manera fácil. Para combatir tales tendencias negativas, es importante alentar a las poblaciones de acogida a que no vean a los refugiados como inmigrantes ordinarios, sino como personas que necesitan y merecen protección y apoyo internacional. Ello puede lograrse, en parte, mediante programas educativos y una cobertura responsable de los medios de comunicación sobre las cuestiones relativas a los refugiados, para así despolitizar y bajar el tono con que se discuten cuestiones que son, esencialmente, de carácter humanitario. 2.3 El racismo como un factor para la búsqueda de soluciones, particularmente el retorno y la reintegración Existen tres posibles soluciones duraderas al desplazamiento de los refugiados: la integración local en el país de acogida, el reasentamiento en un tercer país, o la repatriación voluntaria al país de origen del refugiado o su lugar de anterior residencia habitual. Con respecto a las dos primeras opciones, el racismo y la xenofobia serían obstáculos serios para la exitosa integración de estas personas en sus nuevas sociedades, debido a cualquiera de las razones citadas arriba. Aunque la solución duradera más viable dependerá del contexto específico de cada situación de refugiados, la repatriación voluntaria será la preferida de las soluciones duraderas al problema, particularmente cuando se trata de movimientos masivos de refugiados. Para septiembre, el ACNUR había ayudado a unos 513.000 refugiados a regresar a casa sólo en 1999. En el pasado, las operaciones de repatriación se llevaban a cabo como la última etapa del proceso de normalización de los Estados, usualmente luego de que la paz y estabilidad se habían restablecido en el país. Sin embargo, en el decenio de 1990 hemos visto que la repatriación se está llevando a cabo crecientemente en circunstancias que distan de ser ideales, a veces mientras continúan las hostilidades e impera la inseguridad general en el país de retorno. Actualmente, los retornos a gran escala tienden a ocurrir antes de que concluya este proceso [de normalización]. Es importante destacar que los mismos refugiados desempeñan un papel importante en el proceso de reconstrucción de la paz en el país de origen. Las negociaciones sobre los términos de la repatriación son a menudo un importante paso inicial en el establecimiento de contactos entre las partes enfrentadas. La transición a un gobierno estable podría depender de que los retornados puedan participar en elecciones o referendos sobre la forma del gobierno y su liderazgo. La repatriación en un entorno inestable plantea riesgos considerables para los refugiados, pero a menudo toman la decisión de regresar pese a los peligros que enfrentan. 4 El interés legítimo del ACNUR sobre las consecuencias del retorno ha sido reconocido desde 1985. El ACNUR ha procurado garantizar la sostenibilidad del retorno o la reintegración efectiva de los refugiados y, cuando resulta pertinente, de personas desplazadas internamente, lo cual implica el restablecimiento de la protección nacional por parte del país de origen. Este documento discute algunos de los actuales dilemas relativos a la reintegración. No ofrece recomendaciones operativas específicas, sino que más bien describe algunos de los principales obstáculos el racismo y la discriminación étnica representan para el retorno y la reintegración eficaces. También ofrece un resumen no exhaustivo de las áreas claves que requieren atención si se quiere superar esos obstáculos y lograr un retorno sostenible. Algunos de los obstáculos al retorno de los refugiados a su país de origen pueden atribuirse a un Estado y sociedad civil débiles, lo cual dificulta el proceso de reconstrucción de la paz y la creación de un entorno estable y seguro. Además, la índole precisa del movimiento de retorno también afectará cualquier proceso de paz. La repatriación masiva de refugiados, en lugar de en cifras más pequeñas a lo largo de un período prolongado, tiene implicaciones significativas para el proceso de reintegración. Puede afectar el proceso de reconstrucción económica, especialmente cuando un gran número de retornados estira al límite los recursos y la infraestructura locales. El retorno a gran escala puede también influir en las políticas y la legitimidad del Estado, especialmente en el contexto de elecciones o cuando el retorno altera el equilibrio del poder militar o político entre un grupo étnico y otro. La repatriación también puede o bien facilitar, o bien poner en peligro, el proceso de reconciliación entre las partes de un conflicto. Otro aspecto para tomar en cuenta es que las tensiones sociales y económicas causadas por el retorno a gran escala pueden por sí solas socavar los esfuerzos de paz. Por ejemplo, cuando gran cantidad de retornados quieren recuperar sus propiedades después de un largo tiempo en el exilio, el proceso de reintegración podría resultar muy complicado. En vista de la enormidad de estos retos, la reintegración de los repatriados se trata como un elemento integral del proceso más amplio de pacificación. Del mismo modo, un proceso efectivo de construcción de la paz será un sine qua non para el restablecimiento verdadero de la protección nacional. Para encarar estos retos, el Estado depende esencialmente de la reconstrucción exitosa de la sociedad civil y el proceso de reconciliación. Es por lo tanto crucial que los Estados que emergen de conflictos étnicos violentos procuren el compromiso y la 5 participación de todos los niveles de la sociedad con respecto al proceso reconciliador. La reconciliación, en su sentido más amplio, exige que las partes del conflicto compartan una misma interpretación de las causas y la naturaleza del conflicto y desarrollen algunas nociones de responsabilidad compartida. Como mínimo, implica garantizar la coexistencia pacífica de las partes del conflicto. La reconciliación debe incorporar diversos componentes, entre ellos la generación de un consenso sobre los conceptos de responsabilidad y justicia. También involucra la promoción de los derechos humanos y los derechos de las minorías mediante legislación y educación, y alguna forma de redistribución equitativa de la riqueza económica y social de la “nueva” sociedad y sus bienes. Finalmente, es vital brindar un entorno seguro para que la gente pueda invertir en la reconstrucción de las relaciones sociales. En 1985, hablando sobre el monitoreo de amnistías, garantías y compromisos por parte del ACNUR, el Comité Ejecutivo concluyó que ello “debía considerarse […] inherente a su mandato”. Desde comienzos del decenio de 1990, el papel protector del ACNUR se ha expandido más allá del monitoreo de amnistías y garantías hacia la vigilancia de los derechos humanos claves de los refugiados. En este contexto, se entiende por derechos humanos claves, como mínimo, el derecho a la vida, la libertad y la integridad física. De modo creciente, el ACNUR también monitorea un conjunto más amplio de derechos, incluyendo el acceso al debido proceso, la restitución de las propiedades confiscadas o la compensación por las mismas, la educación, el derecho al trabajo, y la libertad de movimiento. En algunas operaciones de repatriación recientes, como las de Rwanda, Kósovo y la antigua Yugoslavia, el ACNUR también ha aplicado nuevos enfoques, conjugando actividades de monitoreo con otras de protección, como el fomento de la libertad de movimiento o la reintegración interétnica. Un aspecto central del papel de monitoreo de los derechos humanos ha sido siempre el principio de la no discriminación entre los retornados y las poblaciones locales. Una vez que se hubiera comprobado que los repatriados no fueron discriminados en el disfrute de los derechos humanos claves, o la discriminación continuaba pero las instituciones nacionales podían brindar un recurso efectivo, se asumía comúnmente que el ACNUR podía ir desmontando sus actividades de monitoreo en el país de origen. Más recientemente, en el contexto de operaciones de paz multinacionales complejas, el ACNUR también ha incrementado su colaboración con actores militares y de derechos humanos para alentar o ayudar al Estado a brindar protección nacional a los retornados. 6 El monitoreo se complementa a menudo con actividades para fomentar la equidad, la justicia y la desmilitarización. Las actividades comunitarias al nivel de las bases son particularmente valiosas y eficaces, y a menudo involucran a socios multilaterales. Está claro que, para que la repatriación sea sostenible y se reduzcan las causas primordiales de las afluencias de refugiados, deberán tomarse acciones enérgicas al nivel nacional para enfrentar la discriminación contra los grupos minoritarios tras su retorno. Los conflictos y las tensiones crecen cuando los grupos afectados deciden luchar para defenderse o utilizan otros recursos legales. El racismo, o la discriminación con base en la raza o la etnia, nos afecta a todos, y todos compartimos la responsabilidad de enfrentarlo y acabar con él. Deben hacerse esfuerzos por asegurar que todas las partes interesadas confronten esta cuestión. No debe quedar duda de que la falta de acciones afirmativas a menudo lleva a problemas sociales más graves, incluso a nuevas hostilidades y el éxodo de refugiados. La protección de los retornados contra la discriminación de cualquier tipo, y la protección de los derechos de las minorías en general, son imperativas. 3. Pasos comunes que deben darse Aunque el contexto del desplazamiento de refugiados varía considerablemente de situación en situación, hay una serie de cuestiones comunes relativas al racismo y la discriminación que siempre tendrán que encararse si se quiere que los refugiados sean tratados humanamente durante el período del desplazamiento y en los esfuerzos comunes por encontrar soluciones duraderas. • Los Estados deben asegurarse de que todos los sectores de la sociedad actúen en forma concertada para confrontar cuanto antes la existencia de divisiones y conflictos raciales en la sociedad, especialmente el racismo contra personas consideradas “extranjeras” o “forasteras”. Esto demanda iniciativas sostenidas, educativas y de otro tipo, en aquellos sectores locales orientados al fomento de las relaciones sociales armoniosas entre diferentes grupos étnicos. • Deben concentrarse los esfuerzos en las principales instituciones a todos los niveles de la vida comunitaria. Por ejemplo, la familia es la piedra angular del desarrollo saludable de niñas y niños y requiere de atención especial si se quiere que las generaciones futuras no se vean arrastradas hacia los mismos ciclos de prejuicios e intolerancia que dan pie a nuevos desplazamientos de refugiados; las escuelas, los colegios y las universidades son lugares de crecimiento y fomento de la comprensión en que puede construirse una cultura de respeto a la dignidad y la diversidad humanas; los forjadores de leyes y políticas y otros miembros de la elite 7 en cualquier sociedad también son forjadores de opinión que pueden moldear la forma y dirección futuras de la sociedad; es en el lugar de trabajo donde las recompensas y promociones pueden ocurrir en un espíritu de competitividad pero con respeto a la dignidad humana, sin discriminación por razones de raza; los líderes religiosos y sus instituciones serán fundamentales si se ha de lograr la renovación moral, ética y espiritual de la sociedad. • Los Estados necesitan invertir mayores recursos y esfuerzos al nivel nacional y local para eliminar las causas primordiales del racismo y la xenofobia en la sociedad. Lo que hace falta es que los Estados ayuden a generar un cambio en las políticas económicas, sociales, políticas y éticas que alientan o permiten el racismo, la xenofobia y la discriminación contra los retornados. • Los Estados deberán tomar la iniciativa en la promoción de actividades interculturales donde participen todos los sectores de la comunidad, aprendiendo unos de otros en un espíritu de armonía, respeto mutuo y cooperación. Las organizaciones no gubernamentales y las diversas entidades religiosas serían socios entusiastas de tales iniciativas. • Los funcionarios públicos, en vista de la influencia que ejercen en la opinión pública, deben mostrarse más responsables y rendir cuentas de sus declaraciones públicas. Deberán reflexionar sobre las formas en que contribuyen a las tensiones sociales, o deberá hacérseles ver. • Para ayudar a crear y fortalecer actitudes sociales saludables, es necesario expandir la comunicación y la educación sobre el racismo y la xenofobia. Deben promoverse campañas regulares de información pública por parte de los Estados, las organizaciones no gubernamentales, el ACNUR y otras agencias de las Naciones Unidas. Aquí, los medios de comunicación desempeñan una función esencial como herramienta para el cambio social positivo, en lugar de como instrumento para propagar el odio y la intolerancia. Los medios pueden moldear las percepciones y actitudes, y las noticias y los comentarios difundidos frecuentemente presentan visiones estereotipadas de las minorías. Dada la importancia de estos medios de masas, los entes de la ONU y todos los sectores responsables dentro del Estado deberían sensibilizar al público sobre la existencia y gravedad de los prejuicios racistas y xenófobos y sus consecuencias. En otras palabras, se deben transmitir mensajes positivos, no negativos. 8 • En la búsqueda de soluciones al problema del racismo y la xenofobia, debemos no sólo destronar los supuestos sobre el contexto socioeconómico en que se supone que deben ocurrir—y que a menudo han utilizado algunos grupos para desalentarlas—sino también procurar activamente eliminar el racismo económico y la discriminación étnica de las estructuras y los sistemas del gobierno. • Los responsables de la violencia racista y xenófoba deben condenarse efectiva y abiertamente en los tribunales de justicia, las comisiones de derechos humanos y las oficinas de los defensores de los habitantes. El sistema judicial y las instituciones penales deben garantizar que no se toleren los ataques de motivación racial y que no se permita el arraigo de una cultura de impunidad en la “nueva” sociedad. Esto debe darse al nivel tanto nacional como internacional. • También hay necesidad de una defensa fuerte e independiente por parte de las organizaciones no gubernamentales para sensibilizar al público y a los funcionarios gubernamentales sobre el racismo, la discriminación étnica y la xenofobia. Se desprende de ello que los informes de los Estados partes al Comité sobre la Eliminación de la Discriminación Racial deben divulgarse como parte de un diálogo abierto y constructivo, en lugar de con una actitud defensiva y recelosa de las interferencias externas. • Las comisiones nacionales independientes de derechos humanos, las oficinas de los defensores del pueblo y los miembros del poder judicial también serán claves en la superación del racismo y la xenofobia, las tensiones étnicas y la discriminación contra las minorías. 4. Conclusión Si todos estos esfuerzos se aplican de una manera integral y racional, se estará cumpliendo con dos propósitos. Primero, los retornados se reintegrarán humana y efectivamente al tejido de sus antiguas sociedades. Segundo, las causas primordiales de cualquier desplazamiento futuro serán encaradas y, es de esperar, mitigadas antes de que se vuelvan intratables. Nadie puede pretender que estos esfuerzos serán fáciles. Exigen el compromiso colectivo e integral de todos los miembros de la comunidad internacional y todos los niveles de la sociedad civil, tanto en los países de asilo como en los de retorno. ACNUR, Departamento de Protección Internacional 28 de febrero de 2000. Traducción al español realizada y revisada por la Unidad Legal Regional de la Oficina del ACNUR para las Américas. 9