9 de Octubre 2001 Nebot: Revolución Permanente por el Bienestar Si queremos un cambio para mejorar, tenemos que continuar la Revolución del 9 de Octubre de 1820. Por eso, hoy no vamos a lamentar lo que pasa en el mundo y en el Ecuador. A nuestros antepasados, actores de la gesta de Octubre, no les faltaron tribulaciones, ni en Guayaquil ni en el mundo de esa época, pero les sobró valor; el valor para hacer la revolución que nos dio la independencia e inició el camino a la victoria final en Pichincha. Hoy nos toca a nosotros completar la tarea. Mao decía que la revolución es una insurrección; un acto violento por el cual una clase desplaza a otra clase. Yo prefiero decir que la revolución es un cambio, un acto de justicia pronta, por el cual la pobreza es desplazada por el bienestar. Revolución de Octubre Debe Ser Permanente Para eso, la independencia política no es suficiente. No hay verdadera independencia sin independencia económica y sin independencia intelectual, dada esta última por un alto nivel de información y conocimiento. Esos valores, que sintetizan la libertad y el bienestar, son permanentes, y permanentes tienen que ser entonces nuestras acciones revolucionarias para alcanzarlos. Cárcel para Culpables de Apagones Desgraciadamente, no hemos hecho del desarrollo de la Revolución de Octubre una obligación diaria. Para entenderlo basta un ejemplo. Hoy, en pleno siglo XXI, somos esclavos de la oscuridad, gracias a irresponsables e ineptos pipones de oro. Aquí mismo, en Guayas, uno de ellos, desoyendo consejos expresos de técnicos internacionales, ha liquidado la moderna planta termoeléctrica de Daule, causándole millonarios daños al Estado, y sobre todo, privando a la comunidad de la generación de 100 Megavatios, con los consiguientes problemas sociales y pérdidas económicas que semejante negligencia va a producir. Y aquí están las pruebas que usted ha solicitado, señor Presidente. Frente a eso, demando del Ejecutivo cancelación y del Poder Judicial sanción de cárcel. Eso es lo que pide el País. Pero el País pide más. El País pide que se inicie en serio la revolución en materia de energía, que se propicie la inversión extranjera en el sector, que se lleve el servicio adonde no lo hay, que se mejore donde es deficiente, que se haga con transparencia y con un pliego de tarifas regulado por el Estado, pero, además, que se haga ya. Y que se haga no sólo en el sector eléctrico, sino en todos los necesarios para alcanzar el bienestar. Derrotemos de una vez por todas a los que alargan la noche del subdesarrollo, para que no brille la aurora del progreso. Hay que Revolucionar la Forma de Gobernar Sin embargo ninguna revolución se dará sino revolucionamos la forma de gobernar en todos los niveles y actividades. Cuando los principios fundadores parecen volatilizados, gobernar debe constituir, sobre todo, en practicar el arte del timonel; es decir dirigir menos a los demás y dirigirse más a uno mismo, en medio de una serie de obligaciones y efectos múltiples ante los cuales hay que ser capaz de accionar y reaccionar con urgencia. Esto tiene que ver con el concepto tradicional de consenso y tiene mucho que ver con el concepto de autoridad entendido como convocatoria. Gobernar con autoridad es una arte extraño hecho de firmeza y tolerancia; de rigidez y flexibilidad; estático en ciertos aspectos fundamentales y dinámico en los demás, es finalmente, tener gusto por el riesgo y llevar la imaginación al poder. O eso, y tras eso el éxito, el empleo, la producción, y los servicios, o jamás seremos realmente libres. En Guayaquil se Invierte para Servir Aquí, en la Municipalidad de Guayaquil, practicamos lo que decimos y proponemos. La revolución de la eficiencia y el orden la inició León Febres-Cordero y nuestra administración no sólo la continúa sino que la profundiza y la amplía. Aquí, a veces tocamos muy fuerte nuestras trompetas, pero como tenemos éxito en servir, el pueblo ocupado en construir y aprovechar su bienestar, perdona nuestro ruido. El Malecón del Río Guayas termina. El Malecón del Salado empieza… ahora sí, por esfuerzo de todos…. "ciudad del Río Grande y del Estero/ donde el sol es un domiciliado/ que amanece riendo en el primero/ y se duerme jugando en el Salado". La zona franca del Guayas va. El nuevo aeropuerto avanza. Empujamos el dragado. La concesión del agua potable toma forma. Estamos rompiendo las cadenas del centralismo y seguimos haciendo autonomía al andar. Estamos asumiendo del Gobierno Central nuevas competencias en turismo, medio ambiente y seguridad; porque cuando más andamos la libertad es cuando más responsabilidades tenemos que aceptar. Exigimos lo justo y lo invertimos para servir. Prestamos lo necesario y pagamos para cumplir. Hacemos ciertas obras en conjunto, porque para progresar hay que sumar. La promesa de continuar haciendo bien las cosas se ha hecho realidad y se han asumido con valentía nuevos desafíos. La salud gratuita, la legalización de terrenos y los lotes con servicios indican que prosperidad no son un mito. El relleno, la pavimentación y la luz dignifican la vida cooperativas y barrios. Más vías, avenidas y anillos viales modernizan la ciudad. Guayaquil la convierte cada día en más ciudad, mueve la economía del país, genera y agiganta nuestra autoestima. los derechos a la vida y la de los pobres en cientos de La regeneración urbana de miles de empleos populares No hay duda, la poesía de Pablo Haníbal Vela se ha convertido en realidad: "Ciudad del pensamiento y la energía/ fraternidad del músculo y la idea/ que rima con el cielo y con la ría/ el cielo piensa, la corriente crea…". Es la Hora de Liderazgo con Convocatoria Hemos aprendido que la única seguridad es el valor y lo tenemos. Sabemos que la grandeza de la nación fue ganada por hombres valerosos, quienes aún fallando en algunas de sus acciones, jamás privaron a su patria de su fuerza. Nosotros tampoco lo haremos. Esta es la hora de muchos pequeños y grandes liderazgos en los diferentes campos del conocimiento y del quehacer diario. Esta es la hora del liderazgo de convocatoria, que nos permita a todos ser actores de la permanente revolución para el bienestar. Esta es la hora de un Guayaquil pujante por una patria de progreso. Esta es la hora del 9 de Octubre, entendido como Olmedo lo entendió: "… ya cesó, de la guerra, el furor/ que resuenen patrióticos himnos/ aclamando estos nombres queridos/ leyes, paz, libertad, Ecuador…". Sí se puede, guayaquileños y ecuatorianos, y siempre se podrá.