Consejo de la Magistratura RESOLUCION Nº 150/04 En Buenos Aires, a los 29 días del mes de abril del año dos mil cuatro, sesionando en la Sala de Plenario del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con la Presidencia del Dr. Claudio M. Kiper, los señores consejeros presentes, VISTO: El Expediente 320/02 caratulado "San Martín, Hernán y Pagano, Cecilio A. (TOC Nº 20 Cap. Fed.) c/ Dr. Irigoyen, Raúl Eduardo", del que RESULTA: I. Se inician estas actuaciones con la presentación efectuada por los Dres. Hernán San Martín y Cecilio Alfredo Pagano (fs. 1/6), a la cual adhiere el Dr. Luis Fernando Niñoque acota haber estado en conocimiento de ese escrito, pero no haberlo suscripto por hallarse en uso de licencia (fs. 8)-, todos integrantes el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 de la Capital Federal. En tal carácter, ponen en conocimiento de este Consejo de la Magistratura hechos de los que son destinatarios y que estiman de significativa gravedad. Expresan que el 22 de noviembre del año 2002 se presentó en la sede de ese Tribunal el titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 9, Dr. Martín Niklison, acompañado por una de las secretarias del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción Nº 10, a cargo del Dr. Raúl Eduardo Irigoyen. Añaden que el nombrado exhibía una orden de allanamiento librada por el citado magistrado en la causa 63.107/02, caratulada "Jantus, Pablo s/ Exacciones ilegales", habilitándolo a verificar la modalidad del trámite de notificación y cómputo de pena a condenados en el tribunal allanado, para determinar si resultaba habitual la comunicación al Juzgado de Ejecución Penal antes de la notificación al interesado y al Ministerio Público Fiscal, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 493 del Código Procesal Penal de la Nación y, en tal caso, constatar si el cómputo resultó erróneo y qué sucedió con el condenado, procediéndose al secuestro de las causas en las que dichas circunstancias fuesen advertidas. Sostienen que pese al "natural estupor que produjo el extravagante acto de coerción, dispuesto por un magistrado judicial para la virtual intervención de un tribunal superior", se brindó al portador de la orden la colaboración necesaria para el cumplimiento de lo mandado, facilitándole el acceso a las causas requeridas. Manifiestan que de los ciento cinco expedientes solicitados por el funcionario interviniente, sólo se revisaron sesenta y nueve, durante el lapso que duró la diligencia, detectándose cuatro causas donde se había practicado y aprobado el cómputo de pena sin notificación fiscal pero que, al no contener error alguno, no fueron secuestradas. Recuerdan que con anterioridad, el 23 de octubre del año 2002, se había recibido en el tribunal un oficio del Dr. Irigoyen en el mismo número de causa en la que se practicó el allanamiento, pero omitiéndose consignar la carátula que "lleva el nombre de quien fuera prestigioso secretario del Tribunal Oral nro. 20 y es actualmente juez de un Tribunal Oral de Menores". En dicho oficio, el magistrado les solicitaba la urgente remisión de la causa tramitada contra Alejo Alfredo Fernández, en septiembre del año 2000, la nómina del personal que trabajaba en el tribunal a esa fecha, con sus datos personales y la identificación de una empleada de nombre "Silvia", lo que fue respondido en la misma fecha, aclarando respecto de lo pedido en último término que nunca trabajó alguien con dicho prenombre. Afirman también que en la causa solicitada se había deslizado "un error en el cómputo de la pena, que beneficiaba indebidamente al condenado y que fue aprobado, también por error, sin la previa notificación de la fiscalía". Indican que si bien ello fue oportunamente advertido y corregido, el hecho de ser reclamado instrucción del el expediente Dr. Irigoyen les hace guarda suponer relación que con la esa involuntaria equivocación material. Finalmente, se refieren a las facultades Consejo de la Magistratura instructorias de los jueces, citando fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los que se afirma que ellas deben dirigirse razonablemente a la averiguación de los hechos presuntamente delictivos y no de otros cualesquiera y que la mesura y la prudencia son virtudes ínsitas de los magistrados. Entienden que lo dispuesto por el juez que denuncian lesionó el "principio de proporcionalidad que gobierna los actos de coerción" y la investidura de los denunciantes, estableciendo una gratuita sospecha no sólo respecto del entonces secretario, Dr. Jantus sino también de ellos, que hace necesaria la intervención del Consejo de la Magistratura. Más aún cuando -agregan- han tomado conocimiento en forma extraoficial de que el Dr. Irigoyen está indagando acerca del patrimonio de cada uno de los jueces integrantes del tribunal en un claro "abuso funcional" (fs. 5 vta./6). II. En función de las medidas preliminares del artículo 7 del Reglamento de la Comisión de Acusación, se examinó la causa 63.107/02 caratulada "Jantus, Pablo s/ Exacciones Ilegales", en la que se investigan las denuncias efectuadas por el detenido Alejo Alfredo Fernández quien, en líneas generales y en tres oportunidades con matices diferentes, alega que el secretario del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, Dr. Jantus, en presencia de otra persona llamada Silvia, le solicitó diez mil pesos para bajarle la pena; que él aceptó aunque sólo pudo pagar dos mil pesos que le entregó su hermana y que cuando recuperó su libertad, un año antes de la fecha en que debió haber salido, fue detenido nuevamente en virtud, según piensa, de no haber abonado el saldo. A fs. 97 se anexa el expediente 88.634/02, en trámite ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 45 -a cargo de la Dra. María D. Fontbona de Pombo- Secretaría 122 -a cargo del Dr. Esteban Rodríguez Eggers- caratulada "Jantus, Pablo, Seccional 27º de la P.F.A., Inspector Serna s/ Exacciones Ilegales, Falsedad Ideológica, Coacción", promovida por la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 28, en los autos caratulados "Fernández, Alejo Alfredo s/ su denuncia", en los que se investigaban los mismos hechos. La Fiscalía Nº 3 a la que se corre vista, previo certificar la existencia de la causa en trámite ante el Juzgado del Dr. Irigoyen, formula requerimiento solicitando que pasen las actuaciones a este último Juzgado por resultar los hechos denunciados idénticos a los que allí se están investigando, criterio compartido por la jueza interviniente y admitido por el Dr. Irigoyen, por lo que la causa se acumula al expediente 63.107/02. También se reciben copias de las partes pertinentes de la causa 882, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, seguida contra los Sres. Alejo Alfredo Fernández y Alfredo Ramón Baiz, a partir de la sentencia dictada el 8 de junio del año 2000 (fs. 449/463 de la causa principal). De ese expediente surge que el primero de los nombrados y denunciante del tribunal que lo juzgó, fue condenado a la pena de dos años y tres meses de prisión de efectivo cumplimiento, declarándolo reincidente, por resultar coautor penalmente responsable del delito de robo. Con anterioridad había sido condenado a seis años de prisión por el delito de robo agravado por el uso de armas reiterado (dos oportunidades), en la causa 12.794 del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Sentencia Letra “Q”, Secretaría 18 -que también lo declaró reincidente-, y a la pena única de nueve años de prisión que comprende a la mencionada y a las dictadas en las causas 6252 (Juzgado Federal Nº 6, Secretaría 16), 11.468 (Juzgado de Sentencia letra “D”, Secretaría 7) y 10.182 (Juzgado Federal Nº 3, Secretaría 7), recuperando su libertado el 7 de junio de 1996. También resultó condenado a la pena de un año y dos meses de prisión por el delito de tentativa de robo simple, en la Causa 231, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6, declarándolo reincidente, habiendo recuperado su libertad el 29 de agosto de 1997. Según notificado el constancias 8 de junio de del fs. año 463 vta. 2000. El el 4 fallo de fue agosto siguiente, el condenado Alejo Alfredo Fernández, según su propia versión, compareció ante el actuario y lo consintió expresamente solicitando que se practicara el cómputo de la pena y que, a la mayor brevedad, se notificara el fallo y cómputo a la Unidad donde está alojado, a fin de avanzar desde Consejo de la Magistratura la fase de confianza en que se encuentra al período de prueba. A fs. 484, el 7 de agosto del año 2000, la presidencia ordena al actuario efectuar el cómputo tomando como fecha de detención la del 27 de agosto de 1999. A la vuelta de la citada foja, y en igual fecha, se lo practica, agregándose a continuación las cédulas de notificación de ello al letrado de Fernández y a éste, quien se notifica el 9 de agosto del año 2000, en la Unidad Nº 2 del Servicio Penitenciario Federal, en tanto que a fs. 490, por presidencia y en atención a haber sido consentido el cómputo, se lo declara firme. El 4 de septiembre de ese año, advirtiendo el proveyente que el Fiscal General no había sido notificado, revoca por contrario imperio lo dispuesto. A fs. 505 se presenta el citado funcionario, Dr. Marcelo G. Saint Jean que, aludiendo al cómputo, advierte que "se ha deslizado un error material en la confección del mismo, toda vez que la fecha de vencimiento de la pena no sería el 25 de Noviembre de 2000 a las veinticuatro horas, sino el 25 de Noviembre de 2001 a las veinticuatro horas". Ese día -8 de setiembre del año 2000- el Tribunal Oral en pleno, coincidiendo con la observación del fiscal y estimado que se había deslizado "un error involuntario material", modifica el cómputo determinando la fecha correcta de vencimiento de la pena y ordenando la urgente notificación. Consta, acto seguido, la notificación del señor Fiscal General. Se agrega luego un oficio suscripto por el Dr. Adalberto E. Polti, interinamente a cargo del Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1, librado en la Causa 10.899, seguida contra Alejo Alfredo Fernández. Allí se solicita que el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 "quiera tener a bien rectificar los tiempos de detención y fecha de vencimiento de la pena impuesta al nombrado(...) en la causa nº 882(...) siendo que del cómputo oportunamente practicado, cuya copia certificada se adjunta al presente, se deprende un posible involuntario error material". El 26 de septiembre del año 2000 se responde el requerimiento comunicándose la resolución modificatoria del cómputo obrante a fs. 506, mediante oficio que según fotocopia del libro de recibos es recibido por el Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1, el 29 de septiembre del año 2000. Al notificarse al condenado -Sr. Fernández- el 18 de abril del año 2001, de la resolución negativa al recurso de su defensora, tendiente a que se anule el cómputo modificado de la pena, el secretario deja constancia de que le expresó que en relación a este proceso recuperó su libertad el 25 de noviembre del año 2000 y fue aprehendido el 2 de enero del año 2001 (fs. 615/616). El tribunal encomienda al secretario una rápida investigación de los hechos, de la que surge que al Juzgado de Ejecución Penal Nº 1 le constaba que Fernández recuperó su libertad el 25 de noviembre del año 2000, habiendo tomado como único recaudo la citación de dicha persona. El Complejo Penitenciario Federal Nº 2 de Marcos Paz informa haber recibido a Fernández proveniente del Complejo Nº 1, y a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 36, Secretaría 123, en la causa 467/01 y, finalmente, este tribunal indica seguir una causa al mencionado, desde el 2 de enero del año 2001, fecha en la que fue aprehendido y en la cual, el 5 de ese mismo mes, dictó su procesamiento con prisión preventiva por considerarlo autor penalmente responsable del delito de robo agravado por el uso de armas, en concurso real con daño agravado por haber sido ejecutado con el fin de impedir el libre ejercicio de la autoridad, ampliando el procesamiento el 20 de marzo penalmente del año responsable 2001, del considerándolo delito de también amenazas autor coactivas cometidas mediante la utilización de un arma de fuego (fs. 616 vta./617). III. También se compulsaron los autos caratulados "Fernández, Alfredo Alejo p/ Robo" (causa 10.899) del Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1. En lo que aquí importa, ante el pedido del defensor oficial Dr. Rosendo Hermelo para que se le otorguen los beneficios de la libertad asistida a Fernández, por haber excedido el lapso establecido en el artículo 54 de la ley 24.660, respecto de la pena que purga (fs. 16), el 20 de setiembre del año 2000, advirtiendo "un posible error material involuntario" en el cómputo de la pena, el juez le solicita al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 que "rectifique el mismo", Consejo de la Magistratura librando oficio en esa fecha (fs. 23/24). A fs. 25 luce copia del auto rectificatorio, fechado el 8 de setiembre del año 2000, adjuntado al oficio del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, agregado en la foja siguiente y recibido por el Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1, el 28 de setiembre de 2000 a las 12,15 hrs., según cargo de fs. 26 vuelta (y no el 29, como surge del libro de recibos del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20). El 9 de octubre del año 2000 el juez resuelve rechazar la solicitud de libertad asistida, en virtud de no estar reunidas las condiciones del artículo 54 de la ley 24.660, conforme al nuevo cómputo efectuado (fs. 27). El Instituto de Detención de la Capital Federal (U.2) del Servicio Penitenciario Federal, informa al juez de ejecución el egreso de Fernández "conforme fuera lo ordenado oportunamente por Vuestros Estrados", acompañando el acta correspondiente de la que surge que el 25 de noviembre del año 2000 se notifica al interno Alejo Alfredo Fernández que "en el día de la fecha AGOTA la pena que le fuera impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal N? 20, en la Causa Nº 882(...), [quien] se encuentra anotado a disposición del Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1 como Tribunal Ejecutor de la pena(...) razón por la cual se hace efectiva dicha libertad desde esta Unidad". A fs. 31, el 7 de febrero del año 2001, el Dr. Polti -en atención a la rectificación del cómputo practicada-, cita a Fernández para que se presente a cumplir el resto de la condena bajo apercibimiento de ordenar su captura, en tanto que a fs. 33, el 23 de abril de ese año, se deja constancia de que el mencionado se encuentra nuevamente alojado en el Complejo Penitenciario Federal II, anotado a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 36, Secretaría 123. IV. Lo sintetizado es todo lo que se desprende de las constancias de los expedientes examinados, por lo que se consideró procedente escuchar las explicaciones que pudiese ofrecer el magistrado cuestionado, toda vez que sus pares denunciantes le atribuyen una virtual intervención al Tribunal Oral que integran, afirmación que basan en los términos del mandamiento cuyos párrafos transcriben para evitar distorsiones -según afirman-, de los que surge que el Dr. Irigoyen ordenó que "hasta la finalización de la diligencia encomendada, quedará totalmente restringido el acceso a los expedientes que se encuentren en el archivo del Tribunal Oral en lo Criminal nro. 20, como también de todo expediente obrante en el Tribunal en los que se haya practicado cómputo de pena, a toda persona ajena al procedimiento dispuesto", salvo casos de urgencia y necesidad que ejemplifica y previa compulsa de ese expediente por el personal que esté realizando el registro. Todo ello, aparte de decirlo los denunciantes, surge del expediente como consta en el examen efectuado en las resultas precedentes. Con anticipación a la fecha establecida para la audiencia, el Dr. Irigoyen, con patrocinio letrado, suple con su escrito las explicaciones que debía dar oralmente con el objeto -dice- de ajustarse lo más posible a los hechos en análisis, máxime cuando él debe dictar sentencia en la causa penal en la que se investiga la consistencia o no de imputaciones que rozan a los magistrados denunciantes, lo que lo obliga a ser extremadamente prudente y a no adelantar opinión. Después de aclarar que no tiene animadversión hacia los denunciantes, dice preocuparlo el criterio que pareciera prevalecer en ellos en cuanto a que los jueces debieran merecer un trato especial diferente al resto de los ciudadanos, lo que no comparte, siendo prueba de esto último las auto-denuncias que él se ha efectuado ante la justicia penal y ante este Consejo. Pasa luego a referirse a la causa penal que sintetiza, para admitir después que podría discreparse con la oportunidad, conveniencia o acierto de las medidas dispuestas, pero en tanto su dictado no obedeció a razones espurias o a gruesos errores no podrían ser cuestionadas. Explica que la decisión de emplear determinados medios probatorios es privativa del juez, de conformidad con los artículos 193, 194, 199 y concordantes del Código Procesal Penal de la Nación, que él los dispuso de una manera regular, dentro del ritual y a pedido del titular de la acción. Agrega que la única manera de Consejo de la Magistratura probar que el irreprochable tribunal como que afirman lo denuncia sus miembros, actuó es en forma mediante la investigación de la denuncia y que el decoro, dignidad y respeto que merecen sus integrantes no se vieron menoscabados por el allanamiento ordenado, que no puede ser considerado una intervención porque se limitó al tiempo necesario para inspeccionar expedientes. En lo que respecta a que su medida afectó a un tribunal superior, le niega esa condición al Tribunal Oral Criminal -al que de acuerdo con Ricardo Levene (h) compara con los anteriores juzgados de sentencia- manifestando que en materia de derechos y garantías no existe inmunidad y tampoco tribunales superiores que no puedan ser investigados por jueces inferiores. En cuanto a la investigación patrimonial, sostiene el magistrado que actuó en consonancia con la jurisprudencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional que reiteradamente ha indicado la necesidad de averiguar el patrimonio de los presuntos inculpados en casos de cohecho, exacciones ilegales, etc., acompañando copias de resoluciones de la Sala I de la citada Cámara en dos casos, explicando uno de ellos. Dice que creyendo en la honorabilidad del tribunal investigado consideró que ello debía quedar demostrado en la causa. V. También fue citado a declarar el Dr. Jantus, que fue secretario del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 -hasta el 5 de noviembre de 2001- y principal cuestionado por el denunciante Alejo Alfredo Fernández. Se explaya largamente sobre los temas actuación Tribunal del y empleados, la que denunciados, Dr. Irigoyen: investigación no habían destacando el hechos allanamiento del sido dos patrimonio denunciados del de por en la referido todos sus Fernández. Respecto del primero, considera innecesario haberlo ordenado por lo endeble de las denuncias y el corto avance de la investigación al respecto, y en lo que hace al tema de la investigación patrimonial de los empleados, dice que "había una cuestión en juego bastante más complicada que es el determinar -y este es el fondo del asunto- hasta qué punto un juez de instrucción puede penetrar en el ámbito de privacidad de las personas" (pág. 3 Versión Estenográfica). En relación con la falta de notificación del cómputo al fiscal, entiende que ello existió y que fue reparado, a punto tal que es éste quien advierte el error que fue corregido de inmediato, notificado y hecho conocer al Juzgado de Ejecución Penal, que también lo había detectado. Al respecto, señala que es doctrina firme en el fuero y avalada por la Cámara Nacional de Casación Penal que el cómputo, por tratarse de una cuenta aritmética, no causa estado y sus posibles errores son subsanables en cualquier momento. Finalmente, ante preguntas respecto de la falta de notificación del cómputo enmendado, al lugar de cumplimiento de la condena, reitera "que el detenido ya estaba anotado a disposición del juzgado de ejecución y es por eso que nosotros no lo notificamos, porque no podemos comunicar al Servicio Penitenciario sobre la situación de una persona que no es detenido nuestro. Esa es la razón por la que no correspondía. Podrá ser discutible o no, pero estas eran nuestras razones" (pág. 8 Versión Estenográfica). VI) Previo a dictaminar sobre el fondo, la Comisión de Acusación creyó oportuno convocar a los integrantes del Tribunal Oral denunciante. Interin, el 3 de octubre del año 2003, se recibió la presentación del Dr. Irigoyen, mediante la cual acompaña las copias faltantes de la causa 63.107/02, caratulada "Jantus, Pablo s/ Exacciones Ilegales", entre las que se incluye -dice- la resolución final recaída, insistiendo en que, después de escuchar a los magistrados denunciantes, sea recibida la prueba por él ofrecida, particularmente los testimonios del fiscal, Dr. Niklison y del secretario de su juzgado, Dr. Cilleruello, que considera fundamental dado que podrán testificar acerca de las instrucciones que impartió para el cuestionado allanamiento. La mencionada resolución, que pone punto final a la causa, dictada a fs. 360/373 el día anterior a la aludida presentación -2 de octubre del año 2003- dispone el sobreseimiento de los magistrados cuestionados sin que se vea afectado el buen nombre y honor del que gozaban. Consejo de la Magistratura CONSIDERANDO: 1º) Que si bien no es intención de este Consejo de la Magistratura inmiscuirse en la actividad jurisdiccional del magistrado cuestionado -lo que podría hacer para determinar la existencia de la causal de mal desempeño- o extralimitar su competencia estableciendo reglas diferentes de actuación de los jueces penales en caso de ser magistrados los investigados en causas que ante ellos tramiten, resulta indudable, por la expresa garantía del artículo 18 de la Constitución Nacional, que la orden de allanamiento, tanto de la morada como de locales que no sean tales de cualquier persona, sea física -con independencia de su cargo o jerarquía- o jurídica, debe siempre ser adecuada a la investigación realizada, razonable y debidamente fundada, requisitos que no parecían reunidos al momento de dictarse la medida cuestionada. El hecho de haberla solicitado el fiscal no es argumento fundante en tanto pudo tenerse presente para la oportunidad que correspondiera, una vez corroborada con un cierto grado de certeza la verosimilitud de la denuncia noviembre del interpuesta. año 2002, El que mismo ordena proveído el del 21 de allanamiento, al referirse al cómputo de la pena sostiene que se advierte "la existencia de un error en el mismo" y en cuanto al objeto de la denuncia, aludiendo a quien la interpuso, dice que hasta ese momento "se cuenta con sus solas manifestaciones". De esas argumentaciones, que fundan el proveído que dispuso el acto más cuestionado por los denunciantes -el allanamiento- surge que ha sido endeble la motivación que lo sustenta y la propia razonabilidad de la medida. 2º) Que como surge de las causas examinadas, el Sr. Alejo Alfredo Fernández consiente la condena impuesta y pide el cómputo de la pena y la urgente notificación al Servicio Penitenciario Federal, a efectos del pasaje de un período a otro de los establecidos en el artículo 12, siguientes y concordantes de la ley 24.660 de ejecución de penas. Según lo señala el Dr. Jantus en su presentación ante el juez cuestionado y lo reitera ante este Consejo, el detenido lo solicita el viernes 4 de agosto del año 2000, siendo proveído al siguiente día hábil -7 de agosto-, ordenando el Tribunal realizar el cálculo desde la fecha de detención que determina, lo que cumple el secretario en los siguientes términos: “COMPUTO: que practico en virtud de lo ordenado por V.E. y de conformidad con lo establecido por el artículo 24 del Código Penal: ALFREDO ALEJO FERNANDEZ fue detenido en las presentes actuaciones el día 27 de agosto de 1999 (ver fs. 127), según fuera ordenado en el decreto que antecede; permaneciendo en tal situación hasta el día de la fecha, por lo tanto, estuvo privado de su libertado once meses y doce días. Por sentencia definitiva de fecha 8 de junio del año en curso, se lo condenó como coautor penalmente responsable del delito de robo, a la pena de dos años y tres meses de prisión de efectivo cumplimiento, declarándolo reincidente, con costas (arts. 5, 27, 29 inciso 3º, 40, 41, 45, 50 y 164 del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal). Por lo tanto, le restan por cumplir un año, tres meses y dieciocho días. Así, el vencimiento de la pena impuesta operará el día 25 de noviembre de 2000, a las 24:00 hs., debiendo hacerse efectiva su libertad a las 12:00 hs. de ese mismo día (art. 77 del Código Penal). Secretaría, 7 de agosto de 2000". Lo destacado es del original en el cual luce firma y sello del doctor Pablo Jantus. La minuciosidad del cálculo revela que el vencimiento de la pena consignado responde a un error material evidente, porque si al 7 de agosto del año 2000 le restaba cumplir un año, tres meses y dieciocho días, la pena no podía agotarse a los tres meses y medio, esto es, el 25 de noviembre de ese año. Incluso, así lo reconocen el fiscal general interviniente en la causa cuando a fs. 505 dice que de su análisis "se desprende que se ha deslizado un error material en la confección del mismo"; el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 cuando provee dicho escrito, el 8 de setiembre del año 2000, y sostiene que "se desprende un error involuntario material"; y el juez de ejecución penal cuando en el oficio del 20 de septiembre de ese año manifiesta que del cómputo "se desprende un posible involuntario error material". Hasta el Dr. Irigoyen cuando ordena el allanamiento -auto del 21 de noviembre del año 2002sostiene que al ser notificado "el Fiscal General, advirtió el error incurrido, observando así el cómputo realizado". Consejo de la Magistratura No cabe duda entonces -y no podría haberla en virtud de la aludida minuciosidad con la que se relacionó el tiempo de privación de libertad sufrido y el que falta para el cumplimiento de la condena- que la fecha fijada en el cómputo como de culminación de la pena fue consignada con un manifiesto error material. 3º) Que respecto del hecho denunciado, del cual el Dr. Irigoyen dice tener sólo las manifestaciones del condenado Alejo Alfredo Fernández, en realidad cuenta con sendas versiones del mismo suceso según se afirmara en las resultas. Así, en la primera versión, Fernández narra que después de condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, pero antes de ser dictado el cómputo de la pena, "el Secretario Pablo Jantus le expresó concretamente le ‘podemos solicitó achicar diez mil los pesos, tiempos’. a lo que Que el compareciente replicó que sólo llegaba a dos mil y que el resto se lo podía entregar ya en la calle". Agrega que citado nuevamente se hizo llevar el dinero por su hermana que se ingenió para colocárselo en el bolsillo y que "ingresado al despacho de Jantus, saluda a una Sra. de nombre Silvia y, simulando un apretón de manos, entrega el dinero al nombrado", recibiendo posteriormente la notificación de que su pena vencía el 25 de noviembre del año 2000, es decir, un año antes de la fecha que hubiese correspondido. En la versión segunda "(r)efiere que a la semana de fijarse fecha de juicio ante el Tribunal Oral fue entrevistado por el Dr. Pablo Jantus -quien previa consulta que hiciera con el Dr. San Martín y con el Dr. Niño- le dijo que ‘previo pago de $ 10.000 se podía acordar la pena’ -sic-, aceptando el entrevistado. Manifiesta que a la semana siguiente hizo entrega al Dr. Jantus de $ 2.000 en su despacho, encontrandose presente una abogada del Juzgado de nombre Silvia. El resto del dinero dice no pudo pagarlo y posteriormente el fallo que se apeló fue modificado" (fs. 6). En la tercera versión -ante la Cámara Nacional de Casación Penal- Fernández sostiene que antes de practicarse el cómputo de la pena se entrevistó con el Dr. Niño para ver si se podía acortar el término de la condena, manifestándole este que "dentro de la ley, todo y fuera de la ley, nada". Añade que el Dr. Jantus le dijo que había una manera y luego de hablar con el Dr. San Martín le pidió diez mil pesos pudiendo entregar sólo dos mil en la forma ya narrada en sus anteriores presentaciones, obteniendo su libertad el 25 de noviembre del año 2000, por habérsele adelantado el vencimiento de la pena, "siendo posteriormente detenido por otro hecho por la misma Comisaría, interviniendo el Jugado de Instrucción Nro. 34. Que el compareciente infiere que esta nueva detención se debió a que no pagó la totalidad del dinero. Que en febrero de 2001 hallándose detenido, recibió otra cédula en la Causa 882 del TOC 20, con una rectificación del cómputo" (fs. 14). El pedido de dinero y su entrega parcial es una constante en las tres versiones que Fernández efectúa del mismo hecho, las dos primeras el 18 de setiembre y la otra el 10 de octubre del año 2002. En qué difieren: a) En la primera -que cronológicamente en realidad fue la segunda- el pedido lo efectúa el Dr. Jantus después de la condena y antes del cómputo y Fernández entrega el dinero cuando es nuevamente citado. b) En la siguiente versión, el pedido se efectúa a la semana de haberse fijado fecha de juicio para "acordar la pena" -es decir, sin haberse celebrado el debate y menos dictado la sentencia- y aquí el secretario consulta con los jueces San Martín y Niño y el dinero es entregado a la semana siguiente, lo que equivale a decir a los quince días aproximadamente de haber sido fijada la audiencia de debate. c) Finalmente, en la última versión ante la Cámara Nacional de Casación Penal, se vuelve a la fecha previa a establecerse el cómputo de la pena, pero aquí el Dr. Niño ya no resulta tan accesible. De acuerdo con el informe requerido por el Dr. Irigoyen al Servicio Penitenciario Federal, el Sr. Fernández fue trasladado al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 los días 6 de abril, 1º de junio, 4 de agosto y 13 de noviembre del año 2000. De las copias de las piezas procesales correspondientes a la causa 882, en la que se suceden los hechos denunciados, no surge la fecha en que se fijó la audiencia de debate. En Consejo de la Magistratura cambio, la fecha de esta audiencia -1º de junio de 2000- consta en el Considerando Segundo, punto 1), del fallo (fs. 452) dictado el 8 de junio del año 2000. El cómputo de la pena, recordemos, se practicó el 7 de agosto de ese año. Corresponde analizar ahora estas fechas con las tres versiones del hecho denunciado. En la primera versión, el dinero lo solicita el Dr. Jantus después de la condena dictada el 8 de junio del año 2000 y antes del cómputo practicado el 7 de agosto de ese año, en tanto que su entrega se verifica en una posterior citación. Los traslados de Fernández posteriores a la condena son los del 4 de agosto y 13 de noviembre del año 2000. Suponiendo que en la primera de esas fechas le solicitaran el dinero, no resulta creíble que lo entregue en la segunda cuando el cómputo estaba practicado y él notificado. Resulta de la segunda versión que a la semana de fijada la fecha de juicio se le requiere el dinero y a la semana siguiente él lo entrega. No surge de la documentación examinada la fecha de fijación de la audiencia de debate. Más allá de que pueda obtenerse, podríamos suponer que fue a fines de marzo y que el dinero le es solicitado al ser trasladado al Tribunal Oral en lo Criminal el 6 de abril. Pero ocurre que no se lo vuelve a trasladar en la siguiente semana, o en la otra, sino que recién comparece ante ese Tribunal el día de inicio del juicio, es decir el 1º de junio del año 2000. Por lo demás, una pena de dos años y tres meses de prisión de efectivo cumplimiento no pareciera ser muy atenuada ni establecida en su favor. Respecto de la tercera versión, no coinciden los hechos pero las fechas serían las de la primera versión, por lo que cabe remitirse a lo dicho respecto de ésta. A mayor abundamiento, surge de las copias recibidas de la causa 882, en la que constan los sucesos denunciados, que el cómputo fue notificado a Fernández el 9 de agosto del año 2000 (fs. 486 y subsiguientes). 4º) Que, en definitiva, de la relación de hechos y de las fechas sintetizada en el considerando que antecede, resulta por demás evidente la mendacidad del denunciante Fernández, quien atribuye su posterior detención y condena a una conspiración tendiente a ocultar las exacciones de las que supuestamente fue objeto. En virtud de resultar notorio el error en el cómputo practicado, las distintas versiones que dio el interesado y las fechas en que fue traído al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, indican claramente que la decisión del Dr. Irigoyen de allanar este último órgano fue demasiado apresurada, lo que motivó que en su momento se lo convocara a dar las explicaciones del caso. La extensa consideraciones relación efectuadas a de ese los hechos respecto y obedecen las a la envergadura de la cuestión analizada, no obstante que devino abstracta por la renuncia presentada por el juez denunciado. 5º) Que por decreto 98, del 20 de enero del año en curso, el Sr. Presidente de la Nación aceptó la renuncia presentada por el Dr. Raúl Eduardo Irigoyen al cargo de Juez Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción de la Capital Federal, Juzgado Nº 10, a partir del pasado 1º de marzo. 6º) Que en atención a lo expuesto y toda vez que en el artículo 114 de la Constitución Nacional se confiere facultades a este Consejo de la Magistratura respecto de los magistrados deviene que integran abstracto un el Poder Judicial pronunciamiento y de en la Nación, consecuencia corresponde -de acuerdo con lo propuesto por la Comisión de Acusación (dictamen 29/04)- declarar abstracta la presente denuncia. Por ello, SE RESUELVE: 1º) Declarar abstracta la denuncia contra el Dr. Raúl Eduardo Irigoyen, en razón de lo expuesto en los considerandos 5º y 6º y archivar las actuaciones. Regístrese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo.: Jorge O. Casanovas - Joaquín Pedro da Rocha - Juan Carlos Consejo de la Magistratura Gemignani - Ricardo Gómez Diez - Claudio M. Kiper - Juan Jesús Minguez - Eduardo D. E. Orio - Lino E. Palacio - Luis E. Pereira Duarte - Victoria P. Pérez Tognola - Carlos A. Prades - Humberto Quiroga Lavié - Marcela V. Rodríguez - Beinusz Szmukler - Pablo G. Hirschmann (Secretario General)