GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:43 Página 12 Arca del Concejo o “de las tres llaves” donde se custodiaba el archivo municipal. Pertenece al municipio riojano de Soto en Cameros y se conserva en el Archivo Histórico Provincial de La Rioja. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:43 Página 13 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño HISTORIA DEL ARCHIVO 1. EL ARCA Y LA IGLESIA de SANTIAGO En el preciso instante en que el concejo de Logroño comienza a dejar constancia escrita de su actividad y funcionamiento nace el archivo municipal logroñés. No surge por un acto de voluntad consciente, sino como consecuencia natural de la necesidad de plasmar documentalmente los privilegios y exenciones, el cobro de los tributos, los acuerdos que toma el concejo, la propiedad de los bienes, los nombramientos de regidores, las normas de regulación, la ordenación de la ciudad, el control de la población,... La referencia documental más antigua de la existencia de Logroño data del año 9561 por lo que desde ese momento, y más tras la concesión del fuero en 1095 por Alfonso VI, la incipiente organización jurídico administrativa del núcleo contaría, sin duda, con su propio archivo. Sin embargo el documento más antiguo que se conserva hoy en el archivo municipal es de 10752, y su origen no es precisamente municipal: es la escritura de donación por Sancho Garcés IV de Navarra al monasterio de Albelda de la villa de Yangüela, villa que con posterioridad sería adquirida por el concejo de Logroño. El primer documento del archivo directamente relacionado con nuestra ciudad es mucho más tardío: en 1189 Alfonso VIII otorga un privilegio por el que los vecinos de Logroño pueden cortar leña para construir casas y sus ganados pastar libremente por el reino3. Poco se sabe del archivo de la ciudad en época medieval. Las fuentes manuscritas que han llegado a nuestros días no dan referencias sobre este tema, por lo que hemos de basarnos en la historiografía local. Los autores que desde el siglo XIX vienen escribiendo sobre la ciudad de Logroño raras veces men- cionan la fuente de información de la que extraen las noticias, aunque hemos de confiar en que utilizaron documentos de los que hoy no podemos hacer uso. Según Narciso Hergueta, la documentación municipal durante este periodo se conservó en el cementerio antiguo de la iglesia de Santiago el Real, anexo a ella, desde antes de 11964. Esta noticia quizá no haya que tomarla al pie de la letra, sino entenderla en sentido alegórico, es decir, como una referencia a que la primera Casa Consistorial estuvo situada junto a la antigua iglesia. La escasa bibliografía en la que se relata la historia del ayuntamiento recoge esta primera ubicación. Este es el documento más antiguo que se conserva en el archivo; procede de la cancillería navarra y data de 1075. Es la donación de Sancho Garcés IV al monasterio de Albelda del lugar de la Yangüela. AML, IDA 6/5. Quizá la más interesante, por ser la primera, sea la aportación que hace Fernando Albia de Castro en su Memorial y discurso político por la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Logroño. En esta obra se incluye una breve descripción de la iglesia de Santiago y su claustro y en ella se dice que por “ser la mas antigua, tiene la Ciudad el archiuo de sus priuilegios, y papeles, y que por largos años se hizieron alli los ayuntamientos de la Ciudad, y oy se juntan los consejos abiertos o generales”5. No hay nuevos datos sobre el archivo de la ciudad hasta comienzos del siglo XVI, coincidiendo con el momento en que los Reyes Católicos comienzan a legislar en esta materia. 13 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:43 Página 14 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño El 9 de junio de 1500 dictaron en Sevilla una real pragmática que obligaba a los corregidores a construir Casas de Concejo y Cárcel en aquellos lugares donde no existiera y a hacer un arca para custodiar los privilegios, escrituras y libros recopilatorios de leyes. El arca debería tener por lo menos tres llaves, que estarían en poder del corregidor, del regidor y del escribano del ayuntamiento. Éstos serían los encargados de controlar los documentos, debiendo estar presentes en la apertura del arca, vigilando los dos primeros la salida de documentos y dando fe de ello y de su devolución el último. Además, la ley ordenaba a los ayuntamientos tener en su poder las siguientes obras impresas: Las Siete Partidas, Las Leyes del Fuero, Las Ordenanzas Reales de Castilla y Leyes y Pragmáticas6. Una nueva pragmática, dada en Granada el 3 de septiembre de 1501, mandaba hacer un libro de papel de marca en el que se anotaran todas las cartas, ordenanzas, albalaes y cédulas mandadas a los concejos, y otro de pergamino encuadernado para los privilegios y sentencias dadas a su favor. Ambos libros deberían tener en su comienzo un índice que recogiera su contenido y el tema de cada carta, ordenanza, privilegio, etc.7 Estas dos disposiciones dictadas por los Reyes Católicos fijaron durante siglos el marco legal en el que fueron creciendo los archivos municipales, pues sus sucesores se limitaron a reforzar la seguridad de los documentos recordando las medidas que se habían establecido para la custodia y consulta de los documentos de los concejos. Pragmática de los Reyes Católicos sobre Concejos y Archivos. 14 El arca de los privilegios aparece desde muy temprano en referencias documentales, antes incluso de la real pragmática de 1500. En el caso de Logroño desconocemos si el ayuntamiento ya contaba con arca o si mandó hacerla a raíz de esta ley, pero lo cierto es que su existencia se documenta en 1507. En la escritura de construcción de la ermita de San Sebastián, en el término de San Polite, firmada el 5 de marzo de ese año, se dice “pidieron a mí el dicho escriuano que esta escriptura de edificaçión y hordenaçión de la dicha hermita y patronazgo della la signase de mi signo y la sellase con el sello de la dicha çiudad para la poner en el arca de los preuillejos”8. Un fenómeno frecuente en muchas ciudades y pueblos de España fue el “desdoblamiento” de los documentos. Hasta el siglo XVI, la falta de sede fija para los ayuntamientos hizo que se utilizasen edificios religiosos para guardar en ellos los testimonios de la actividad concejil. Generalmente se trataba de iglesias o conventos relacionados de una forma u otra con el concejo y que por su “carácter sagrado” garantizaban, al menos teóricamente, la custodia. Por ello, en estos lugares se depositaron generalmente los documentos de valor histórico, mientras que los de carácter administrativo y en uso se guardaban en la Casa Consistorial. Si Barcelona utilizó como archivo el Convento de Santa Catalina, Madrid el de Santo Domingo y Valladolid el de San Miguel, la ciudad de Logroño depositó parte de la documentación municipal en la Iglesia de Santiago el Real, edificio vinculado estrechamente con el concejo9. En 1503 el ayuntamiento de Logroño adquiría un edificio situado junto a la cabecera de la iglesia de Santiago para Casa Consistorial10 y diez años más tarde, en 1513, contrataba a varios artífices para hacer obras en él11. Parece ser que este año ya se había iniciado la reedificación de dicho templo, pues había quedado devastado a consecuencia de un incendio. Desconocemos si con anterioridad a esa fecha el concejo utilizó la iglesia de Santiago para custodiar en ella sus documentos más preciados (privilegios, cédulas reales, etc.), pero de ser así éstos habrían estado depositados en un mueble dadas las características del pequeño templo románico. Lo cierto es que en 1520, tal vez por causa de las obras de la iglesia, toda la documentación municipal se encontraba reunida en la Casa Consistorial, guardada en cajones numerados, bien en un armario o en un arca. Esto se deduce de un inventario de papeles realizado ese mismo año en el que se relacionan los documentos que había en el ayuntamiento: privilegios, sentencias, confirmaciones, poderes, conciertos, ejecutorias, provisiones, inventarios de heredades, ventas...12. Este inventario de 1520 es precisamente el primer instrumento de descripción que conserva el Archivo Municipal de Logroño13. En 1521 los trabajos de edificación de la nueva iglesia de Santiago el Real debían de encontrarse avanzados, pues ese año el concejo se reunió allí GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:43 Página 15 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño para tratar acerca de la amenaza de las tropas francesas14. Aunque el templo se concluyó décadas después, para esa fecha ya se encontraba terminado el presbiterio, lugar privilegiado para la construcción del Archivo de la Ciudad. En el lado de la epístola, sobre el antiguo acceso a la sacristía se edificó una alacena protegida con puerta y reja y decorada en la parte superior con dos escudos policromados de Logroño. Cada escudo lleva las tres flores de lis que Carlos I concedió a la ciudad en 1523 por haber derrotado dos años antes al ejército francés. No hay datos documentales que atestigüen la fecha exacta de la construcción de esta alacena, pero suponiendo que los escudos fueran coetáneos nos llevaría a una cronología posterior a 1521. Bajo la alacena, una inscripción tallada en la piedra deja constancia de que allí se encuentra el archivo de la ciudad “ESTE ES EL ARCHIBO DESTA MVI NOBLE I MVI LEAL CIVDAD DE LOGROÑO”. Dicho archivo continuó siendo utilizado hasta 1895, como veremos15. La existencia de un lugar dedicado a archivo y el teórico control que se ejercía por parte de corregidores, regidores y escribanos, no impidió sin embargo que parte de la documentación municipal fuese a parar con frecuencia a casas de autoridades municipales, de particulares e incluso de los propios escribanos. Además, fue práctica habitual sacar de los archivos aquellos documentos que podían servir de prueba en cuestiones judiciales, enviándolos a los tribunales de justicia, y aunque se ejerció un control sobre la salida de documentos, no siempre estos regresarían a su lugar de origen. En el caso de Logroño, la falta de una persona encargada exclusivamente y de forma permanente de los dos archivos de la ciudad (el de Iglesia de Santiago el Real y el de la Casa Consistorial), propició que se sacaran de ellos libros, escrituras, privilegios, cartas de censos, etc. para atender a los intereses del concejo y de particulares. De igual manera, esta carencia de control hizo que los escribanos del ayuntamiento, al cesar en su cargo, no se preocuparan de devolver al concejo los documentos que habían tenido que redactar (actas del ayuntamiento, testificaciones, contratos, acuerdos...). A pesar de todo, el gobierno municipal intentó solventar este aparente descontrol utilizando todos los medios a su alcance para reclamar la devolución de documentos. El concejo logroñés realizó numerosos intentos para conseguir reunir la documentación que se encontraba dispersa por la ciudad. Todo apunta a que los resultados no fueron del todo satisfactorios. La corporación, viendo que sus órdenes y bandos caían en muchas ocasiones en saco roto, se vio obligada a tomar medidas más drásticas que obligaran a la reintegración de los papeles al archivo. Una de las primeras medidas documentadas fue la de pedir al estamento eclesiástico cartas de excomunión para todas aquellas personas que hubieran sacado documentos y no los hubieran devuelto. Con este fin, el 20 de marzo de 1524 y el 30 de diciembre de 1537 el ayuntamiento consiguió del Deán de Logroño sendas cartas de excomunión, firmadas ante el notario Sebastián de Medina16. Durante el reinado de Carlos I se dictaron nuevas normas que afectaban a la conservación y uso de la documentación municipal. El 24 de julio de 1530, una real cédula dada en Valladolid ampliaba la obligación contraída por los ayuntamientos en la pragmática de 1501, pues mandaba reunir en los libros no sólo las reales cédulas y provisiones, sino también todas las escrituras y papeles relativos al ayuntamiento y su jurisdicción, debiendo tener todos los documentos debidamente recogidos e inventariados. Este inventario debería conservarse fuera del archivo para poder utilizarlo fácilmente y saber en todo momento los documentos existentes. Así mismo, esta nueva ley obligaba a los ayuntamientos a restituir la documentación perdida, ordenándoles pedir traslados autorizados a los presidentes y oidores de las Audiencias del distrito17. Quizá como consecuencia de esta real cédula, Logroño inventarió los papeles conservados en el archivo de la iglesia de Santiago en 1548, primera referencia documental con que contamos sobre dicho archivo. El 9 de enero de ese año se visitó la iglesia y se procedió a inventariar los documentos (reales provisiones, cartas de ventas, escrituras, privilegios...) conservados en el cajón alto del archivo18. La organización de la documentación en cajones se Aquí se ubicó el archivo municipal en el interior de la Iglesia de Santiago durante siglos, tal y como reza la inscripción. La alacena, protegida por una reja, aparece coronada por un doble escudo de la ciudad. 15 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:43 Página 16 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Edificio conocido como El Portalón que fuera Casa Consistorial entre el siglo XVI y 1865/67; estaba ubicado en la calle del Mercado y fue derribado en 1915 para prolongar la calle Juan Lobo. AML, FO nº 2163. mantendría hasta el segundo tercio del siglo XIX, aunque con el paso del tiempo fue haciéndose más compleja, debido al incremento del número de documentos. Por otro inventario realizado entre el 25 y el 27 de octubre de 1570, sabemos que el archivo de Santiago tenía tres cajones, dentro de los cuales estaban los papeles guardados en un “cofrecillo cuvierto de cuero negro con guarniçión de hierro dorado con su llaue”, un “talegón” y envoltorios. Algunos de los documentos tenían una numeración currens19. Desde esta fecha y hasta finales del siglo XVI son constantes los acuerdos del concejo en los que se manda ordenar e inventariar los documentos municipales o anotar en los inventarios todos los papeles devueltos al archivo, pero en estos acuerdos no se especifica si se refiere al de la Casa Consistorial o al de la iglesia de Santiago el Real. Sin embargo, los escribanos y regidores no siempre tenían tiempo suficiente para realizar estas tareas y la falta de continuidad en los trabajos de organización trajo consigo que los documentos se encontrasen frecuentemente desorganizados y que algunos de ellos se perdieran definitivamente. El nuevo Ayuntamiento: El Portalón A mediados del siglo XVI el concejo trasladó su sede a un edificio situado en la calle de la Herventia (actual Portales), conocido como El Portalón20. Los documentos de uso frecuente fueron llevados al nuevo Ayuntamiento y en la iglesia de Santiago el Real sólo quedó depositado el denominado “Archivo Mayor”. Y allí debieron de quedar custodiados durante la epidemia de peste que se declaró en la ciudad a mediados de 1599, que obligó al concejo a celebrar sus sesiones en la vecina localidad de Villamediana de Iregua, llevándose consigo únicamente el Libro del Ayuntamiento 21. 16 A pesar de las medidas que el concejo había tomado para evitar la continua extracción de documentos de los archivos, la situación no mejoró en el último tercio del siglo XVI. En los Libros de Actas Municipales encontramos numerosos acuerdos ordenando la búsqueda de documentación municipal y su inmediata devolución. Así, el 1 de febrero de 1572, se decidió buscar todos los libros, ejecutorias y provisiones relativas a la ciudad que había en las casas de los escribanos de Logroño y dos meses más tarde, el 11 de abril, a petición del procurador del común Juan de Viana se mandó averiguar el paradero del Libro de Ayuntamiento del año 1566 22. Nuevas peticiones de entrega de documentos se hicieron en los años siguientes, la mayoría de ellas centradas en reclamaciones a los escribanos del ayuntamiento. El 18 de enero de 1577 la solicitud se dirigió a Rodrigo Alemán, escribano del ayuntamiento en 1575, mandándole entregar los libros y papeles relativos a la ciudad23. Siete años más tarde, el 23 de enero, la orden se hizo extensiva a todos los escribanos que habían ocupado el cargo en el ayuntamiento en los últimos doce años24. En el último cuarto del siglo XVI, Felipe II volvió a legislar sobre la materia: en 1586 dictó una ley por la que se prohibía sacar escrituras originales de los archivos (libros parroquiales de los archivos de las iglesias, protocolos de los oficios de los escribanos y padrones u otros papeles de los archivos de las ciudades, villas y lugares) para presentarlos en juicios o pleitos, sirviendo en este caso un traslado autorizado por el escribano para que tuviera validez25. En 1593, el mismo monarca promulgó otra ley ordenando que de todas las escrituras hechas ante los escribanos se sacara un traslado auténtico y se depositara en los archivos de la ciudad, villa o lugar, siempre y cuando lo pidiera alguna de las partes, debiendo el escribano mencionar en el traslado el nombre del solicitante26. Aunque las leyes intentaron atenuar la extracción de papeles de los archivos, sin embargo en la práctica no fueron del todo efectivas. De hecho y según la historiografía local27 el propio monarca Felipe II en un intento de que se escribiese una historia de España, envió a personas capaces de leer documentos antiguos a distintos puntos del país con el fin de copiarlos, lo que propiciaría la extracción de documentos de los archivos que en ocasiones no serían devueltos. Según comentan Narciso Hergueta y Tomás Moreno Garbayo, Juan Martínez de Ulivarri llegó a Logroño por orden real dada en 1596 y copió treinta y cinco documentos, cuyos originales en su GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 17 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño mayoría habrían desaparecido. Hemos de suponer que estos autores se refieren al archivo de la iglesia de Santiago, pero desconocemos cuáles eran esos documentos, así como la fuente en la que se basaron para hacer tal afirmación. Probablemente los documentos fueron sacados del archivo para ser copiados y ya no volvieron a él. Durante las dos últimas décadas de esta centuria, el concejo logroñés tomaría distintos acuerdos con el fin de tener controlada y en orden la documentación municipal. El 18 de agosto de 1586 se mandó visitar el archivo de la ciudad, ordenando los papeles existentes y buscando los que faltaban28. Al año siguiente, el 24 de abril, Juan Alfonso de Medrano, el doctor González de Santa Cruz y los regidores Francisco de San Pedro y Luis González Rejón recibieron un encargo similar29. Además, el ayuntamiento utilizó otra forma de ejercer presión para evitar la continua extracción de documentos en sus archivos, siguiendo la línea de las cartas de excomunión ya vistas a comienzos de siglo. Con el fin de recuperar aquello que se sospechaba había sido robado u ocultado maliciosamente y aprovechando el fervor religioso de la población y el extendido temor de Dios, se trataron de conseguir paulinas, es decir, cartas o despachos expedidos en los tribunales pontificios que incluían el castigo de la pena de excomunión. Es a finales del siglo XVI cuando se registra el primer acuerdo en este sentido. El 19 de enero de 1590 se encargó a Diego de Medrano y Juan Librán que hicieran las gestiones necesarias para conseguir paulinas contra los que no devolvieran la documentación30. Este tipo de medidas de presión se repetirá en los siglos siguientes. Las fuentes documentales han dejado constancia de la devolución de muchos documentos sacados de los archivos, bien de forma voluntaria o ante el temor por las amenazas de excomunión. Las referencias a la reintegración de documentos al archivo son abundantes desde el siglo XVI al XIX. Una de las medidas que adoptaron los ayuntamientos para la conservación de sus documentos fue la de encuadernarlos. A partir del siglo XVI las actas municipales, ordenanzas, privilegios, etc. que hasta entonces se habían guardado en hojas sueltas, se encuadernan en forma de libros para evitar posibles extravíos y facilitar su manejo31. El uso más o menos frecuente de estos libros provocaba su lógico deterioro y por tanto debían ser reparados con cierta asiduidad. Aunque en las Actas del Ayuntamiento de Logroño no hay referencias directas a encargos de encuadernaciones hasta comienzos del siglo XVIII, sabemos de la existencia de libros encuadernados ya desde finales del XVI, como los libros de acuerdos del concejo, entre otros. El 14 de noviembre de 1583, los regidores denunciaron ante el corregidor que el Libro de acuerdos de 1578 a 1582 estaba desencuadernado y le faltaban noventa y cinco hojas, para que procediera contra los escribanos a cuyo cargo había estado. Tras hacer las averiguaciones oportunas, el corregidor informó dos días después de que el libro se había hecho por testimonio del escribano Pedro de Medina, que en él no faltaba ningún cuadernillo y que se desencuadernó por orden del regidor Vicente de Poza para incluir los cuadernos que faltaban en el Libro de rentas y bienes de la ciudad y las cuentas y razón de sus escrituras32. En definitiva, disponemos de pocas noticias sobre nuestro archivo en sus comienzos, pero lo encontramos en plena actividad en el siglo XVI, momento en que, como se ha visto, se le habilita un espacio en la Iglesia de Santiago y se elaboran al menos tres instrumentos de descripción. El arca de los privilegios no ha llegado a nuestros días, pero todo el mundo puede aún contemplar in situ el archivo en dicho emplazamiento. La Iglesia de Santiago ha estado históricamente vinculada al Concejo y ha albergado durante siglos parte del archivo municipal. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 18 En 1570 se realiza nuevo inventario de todas las escrituras que el Concejo guardaba en el archivo ubicado en la Iglesia de Santiago. AML, IDA 0/2. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 19 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño 2. AÑOS DE “COMPOSIÇIONES Y AVEÇEDARIOS”: SIGLOS XVII Y XVIII Establecidas las normas básicas de funcionamiento por los Reyes Católicos y los Austrias mayores, asentada la práctica administrativa municipal en el Portalón y consolidado el “Archivo Mayor” en la Iglesia de Santiago, la centuria del XVII ofrece un panorama muy similar al dibujado anteriormente. Gran parte de la información disponible y conocida sobre el archivo municipal de Logroño se refiere a tres aspectos que, de forma recurrente, aparecen como preocupaciones de los regidores: -la labor de recuperación de aquellos documentos que, por diversos motivos, han ido a parar a manos privadas. Como se verá, las peticiones en este sentido son reiteradas, tanto de forma genérica como haciendo mención a documentos concretos -el encargo periódico de “composiçiones” y “aveçedarios” del archivo: organización y descripción, tareas básicas y coetáneas en los archivos, están ya presentes en toda su extensión en plena Edad Moderna -las relativamente frecuentes obras y pequeños arreglos de la infraestructura material del archivo: colocación de puertas, ventanas y cerraduras; arreglos de tejados; habilitación de cajones... En cuanto al primero de los asuntos, desde comienzos de esta centuria el concejo tuvo que recurrir en repetidas ocasiones, como ya hiciera con anterioridad, al uso de paulinas y censuras para conseguir la reintegración de los documentos que se encontraban en manos de los ciudadanos de Logroño: -El 29 de abril de 1603, se acordó que Juan de Falces ingresara en el archivo los documentos devueltos tras la expedición de una paulina33. -La publicación de una censura motivaría que Atanasio Díaz de Isla, cura de la Iglesia Imperial de Santa María de Palacio, devolviera un Libro del Concejo del año 150134. Tras comprobar que en algunas de las 167 hojas que lo formaban se habían escrito, con “letra escrita de pocos días acá”, una genealogía y unas cuentas que no tenían relación con la ciudad, el 14 de mayo de 1603 el concejo encargaría al procurador y a los Comisarios de Pleitos que iniciaran pleitos y querellas contra los responsables e hicieran las gestiones necesarias ante el alcalde mayor de la ciudad y en otros tribunales para castigar este tipo de delito35. Este hecho evidencia además el interés del concejo por la buena conservación de los documentos, evitando que su uso incorrecto provocase irremediables desperfectos. -En 1615, viendo que faltaban en el archivo el Libro de Provisiones y Facultades, el Privilegio de las armas y otros papeles, el concejo encargó a los Comisarios de Pleitos que consiguieran censuras para su devolución36. -En 1629, se acordó despachar censuras y paulinas para que los regidores y los escribanos, cuyos cargos ocupaban de forma anual, devolvieran, además de la documentación municipal propiamente dicha, toda aquella perteneciente al Hospital de la Misericordia, y los demás agregados a él, del que era patrona la ciudad37. Libros de Actas del Concejo de Logroño, de finales del siglo XVII; encuadernados en pergamino, van rotulados en su lomo donde, además, se aprecian restos del antiguo tejuelo. 19 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 20 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Si las paulinas, como se dijo, incluían el castigo de excomunión, las censuras eran penas eclesiásticas de fuero externo con distintos grados de alcance, impuestas con arreglo a los cánones por algún delito. Este tipo de medidas aparece con frecuencia en los Libros de Actas Municipales desde finales del siglo XVI hasta el primer cuarto del siglo XIX. Este es un traslado en 1572 de la famosa Sentencia arbitral del sacristán de Albelda en un eterno pleito por las aguas entre Logroño y otras localidades de su entorno. AML, IDA 24/3. 20 Pero a la hora de reclamar la devolución de escrituras, privilegios u otros papeles, el concejo no se limitó a utilizar penas espirituales (que no parece fueran muy expeditivas) sino que también recurrió a otras de tipo crematístico, mucho más eficaces. Así, en febrero de 1608 el concejo acordaba prohibir la extracción de documentos sin permiso bajo multa de 20000 maravedís38 y en mayo de 1630 se llegó a amenazar a los vecinos que no los entregaran en el plazo de tres días con una multa de 10000 maravedís para la Cámara del rey39. Dichas medidas, a tenor de lo que vemos, tampoco fueron suficientemente efectivas. Era habitual que el propio concejo mandase sacar documentos para resolver sus pleitos o discordias con las localidades limítrofes, a pesar de la prohibición expresa dada por Felipe II en el siglo anterior. Estos litigios motivaron en ocasiones su envío a otras ciudades como Madrid o Valladolid, donde se encontraban los despachos de lo que hoy denominamos administración central. En este sentido cabría “acusar” al propio consistorio como responsable de la pérdida de documentos que en muchas ocasiones quedaban en los oficios de los escribanos y en los despachos de los distintos tribunales. Un ejemplo evidente de ello es el Libro de cuentas de gastos de reparos del muro de la ciudad de Logroño de 1498 a 1540 que se conserva en el Archivo de Simancas. En los Libros de Actas Municipales se registran durante todo el siglo XVII numerosas referencias sobre extracción de documentos municipales para diversas causas y pleitos. Hay constancia que el 24 de julio de 1615 se acordó sacar del archivo la Ejecutoria del mazo40 y que el 7 de marzo 1622 se encargó al regidor Francisco de Barrionuevo recoger todos los privilegios de la ciudad y entregarlos al regidor Juan Pedroso para hacer las gestiones necesarias para su confirmación, suponemos que fuera de la ciudad41. Al año siguiente, se realizaron nuevos préstamos para la resolución de pleitos, uno sobre la jurisdicción del procurador mayor y el otro sobre los derechos que los administradores del puerto tenían sobre las mercancías que los vecinos de Logroño sacaban de la ciudad42. El 6 de septiembre de 1660, se acordó sacar el privilegio que la ciudad tenía para percibir penas de cámara, para con él requerir al corregidor o a su teniente que no dispusiera de dicho capital sin consentimiento de la ciudad43. Un análisis exhaustivo de dichos libros nos desvela multitud de ejemplos en este sentido. Estos préstamos internos de documentos se hacían de manera controlada, previo consentimiento del concejo, y en presencia de los encargados del archivo. Consciente el ayuntamiento del riesgo de la pérdida de los documentos con su traslado a los distintos tribunales y atendiendo a la orden dada por Felipe II de 1586, en ocasiones remitió copias compulsadas por el escribano del ayuntamiento. Sin embargo, la mayoría de las veces se acababa pidiendo la entrega del original. Esto ocurrió en 1663 con un pleito contra el lugar de Alberite para cuya tramitación se enviaron inicialmente copias de tres escrituras de venta y tres confirmaciones. Al reclamar los documentos, se acordó que el escribano se quedara con una copia autentificada de ellos e hiciera llegar los originales al regidor José de Espinosa, para seguir con el litigio44. Una de las medidas que el concejo adoptó para poder controlar los préstamos fue la formación de libros en los que se registraba la salida y entrada de documentos de los archivos. De 1611 se conserva un Libro de conocimientos de los papeles que se sacan y entregan en el archivo de la ciudad de GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 21 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Logroño y el que tiene en la iglesia de Santiago el Real. Se inició el 22 de octubre de 1611 y la última anotación corresponde al 15 de enero de 1701. En él se registraron los documentos (papeles, privilegios, provisiones...) sacados “en préstamo” y devueltos a los cajones y a una caja negra que había en ellos. En ocasiones se anotó al margen la fecha de su devolución y en otras solamente que volvieron al archivo. También se incluyeron las visitas efectuadas a los archivos en diferentes momentos, pero en ellas no se relacionan los documentos existentes45. Otra de las medidas que el concejo adoptó para evitar el extravío de documentos fue la prohibición de sacar ningún traslado de los acuerdos del Libro Capitular sin que hubiera una petición previa aprobada en el ayuntamiento. Este acuerdo, dado el 12 de febrero de 1635, afectaba tanto a los regidores como a los vecinos de la ciudad46. Quizá como resultado de estos controles en los archivos el ayuntamiento decidió actuar para recuperar los papeles que faltaban. Desde comienzos de siglo se hicieron numerosos requerimientos a los escribanos para que devolvieran los Libros de Acuerdos que se habían hecho por su testimonio, y los privilegios, provisiones, etc. También se hicieron frecuentes peticiones para recuperar los papeles dispersos por la ciudad en manos de regidores, justicias y vecinos en general. Hay constancia documental en este sentido en las Actas Municipales de 1609, 1613, 1614, 1623, 1626, 1627, 1629, 1654, 1656, 1663, 1665, 1666, 1671, 1693... Las gestiones para la recuperación de documentos eran encomendadas generalmente a los regidores47, pero también a los escribanos48 o a los Comisarios de Pleitos49. El interés del concejo por la conservación de su patrimonio documental no se centró exclusivamente en el control de la salida de documentos y su reintegración al archivo. Tal y como se ha comentado antes, la formación de índices e inventarios y el mantenimiento de los locales fueron también una tarea constante a lo largo de todo el siglo XVII, aunque, como veremos, los intentos por mantener el buen orden no siempre fueron fructíferos. Cubierta del Libro de conocimientos del archivo de Logroño de 1611 a 1701. AML, IDA 0/3. 21 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 22 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño encomendó a los regidores Prudencio de Laguna y Diego de Celaya, a quienes se pidió además hacer un “yndice” de los documentos e imprimirlo para que la ciudad supiera los privilegios, mercedes y libertades, cédulas reales, etc. que tenía52. No hay datos documentales que indiquen a cuál de los dos archivos hace alusión este acuerdo del concejo y si finalmente se cumplió lo mandado. Uno de los documentos más vistosos del archivo municipal, la Ejecutoria de Hidalguía de Andrés de Albia y Pedroso, Veedor de las Galeras de Felipe II, profusamente decorado. Es de 1573. AML, IDA 24/2. En enero de 1608, ante la desorganización que presentaba el archivo de Santiago el Real, el concejo encargó a los regidores Juan de Molina y Pedro de Barrón llevar los cajones de documentos al aposento “más fuerte” que hubiera en la torre de la iglesia cerrando su puerta con tres candados y dedicar tres horas al día para su organización50. Este encargo no debió llevarse a cabo y en 1629 el concejo logroñés insistirá nuevamente en la necesidad de organizarlo. Tal vez a comienzos del siglo XVII aún no se había habilitado un espacio concreto dentro de la Casa Consistorial para la custodia de los documentos municipales, pues en febrero de 1608 se acordaba arreglar un aposento para archivo, poniéndole puertas y ventanas, y colocar los documentos en dos cajones una vez inventariados, comisionando para ello al regidor Pedro de Barrón51. Desconocemos si se llevó a cabo esta organización, puesto que no se ha conservado ningún inventario de ese momento ni las fuentes documentales dan noticia de obras practicadas en el edificio del ayuntamiento. 22 En 1615 el concejo mandó poner en orden todos los papeles del archivo, recoger los que se encontraban fuera de él, numerarlos e inventariarlos. Esta labor se Sabemos que en 1621 el archivo de la Casa Consistorial estaba organizado en cajones, como el de la iglesia de Santiago. El 30 de agosto de ese año, con el fin de evitar que los libros y papeles municipales anduvieran sueltos y no se pudiera controlar quiénes los sacaban, se acordó hacer tres llaves para cerrar los cajones, que deberían estar en manos del corregidor, del regidor más antiguo y del secretario (sic) del ayuntamiento, cargo que desempeñaba el escribano de ayuntamiento53. Es probable que a raíz de la ejecución de esta pequeña obra en el archivo, el ayuntamiento decidiera recoger en los cajones la documentación dispersa por la casa consistorial. El 1 de octubre del mismo año se acordó reintegrar el privilegio que la ciudad tenía sobre la martiniega y otros papeles que se encontraban fuera del archivo, aunque en ningún momento se especifica si habían sido devueltos por algún vecino o simplemente estaban en el edificio consistorial para su uso54. En 1623 ante el desorden existente en los dos archivos, el concejo decidió actuar nuevamente. En sesión del 4 de agosto, el corregidor denunció que: “Otrosí dijo que los harchibos desta ciudad están sin horden, quenta ni rrazón y como los scriuanos de ayuntamiento son añales (sic) y se sacan tantos papeles para diferentes efectos no ay quien tenga quenta ni rraçón de dichos papeles, ni con que se buelban, y quando se buscan en el dicho harchiuo como no ay ni quenta ni rrazón dellos para buscar qualquier papel se rrebuelben todos y cuesta mucho trauajo y cuidado todo, lo que es en gran daño y perjuicio desta ciudad, así en su açienda como en sus preuilejios, ejecutorias, çédulas y demás papeles neçessarios conseguidos con muy grandes seruicios, cuidado, trauajo y costa...” GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 23 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Por ello, se acordó su reorganización y la confección de un inventario y un “aueçedario”, es decir, una relación de documentos por orden alfabético. Para este fin decidió nombrar por “archivista” a Juan Martínez de Berlanga que recibiría un salario anual de 12000 maravedís, en los que se incluían los 4000 que cobraba el regidor por llevar actualizado el Libro de la Razón. Por su trabajo estaba obligado, entre otras cosas, a tener la llave del archivo y a asistir a las “quentas que se tomasen de haçienda de la ciudad, en particular en las de Carnecerías, Propios, Pósitos y demás que tocan a la ciudad, sin que por ello se le aya de dar más del dicho salario fijo”. Además, se le daría “asiento en los actos públicos con la ciudad en los que se dan a los letrados, como son fiestas y comedias”55. Todo parece indicar que la reorganización acordada en 1623 no se llevó a cabo, pues en 1629 se manda “que se conpongan los papeles del archibo questán sin horden y concierto, de que se sigue gran dificultad en vuscar el papel que es menester (...) y aunque se acordado (sic) se haga, no se a executado”. En esta ocasión el trabajo fue encomendado a los regidores Francisco de Barrón y a Provencio Laguna, a quienes además se les encargó modificar el espacio del archivo de la iglesia de Santiago “alargando el dicho gueco o sacándole más afuera”, ya que con la construcción del retablo mayor se ocultaba parte del mismo dejándolo inutilizable. A estos dos comisionados les ayudaría el contador Juan Martínez de Berlanga, quien tenía en su poder el inventario de los documentos municipales. Los papeles se ordenarían por tipologías (“por los xéneros dellos en diferentes estanpas”), es decir, ejecutorias, provisiones, cédulas reales, ventas y compras, etc. y se harían un inventario y un “aveçedario”, colocando en cada cajón un rótulo con lo que contenía. Así mismo se acordó que, para controlar la entrada y salida de documentos, el escribano que estuviera presente en este acto tomase notas de ellas en el Libro de entradas y salidas, que debería estar siempre en el archivo, y se registraran también en el Libro de la razón, que tenía en su casa el contador Juan Martínez de Berlanga56. Durante la década de los años treinta, el ayuntamiento continuó esforzándose en conseguir una buena organización en sus archivos y un adecuado uso de la documentación municipal. El 24 de noviembre de 1634, se encargó componer el archivo de la ciudad y elaborar un inventario de los papeles a los regidores Francisco de Barrón y Miguel de Espinosa57. Las fuentes documentales no son demasiado explícitas, por lo que hemos de pensar que muchos de los acuerdos tomados por el concejo en cuanto a la reorganización de los documentos municipales no se llevaron finalmente a cabo. Sólo así se explica la continua desorganización y el caos que reinaba en ellos de forma continua. Lógicamente esto también se vio favorecido por la falta de una persona responsable dedicada de forma exclusiva a estas tareas. Privilegio rodado por el Juan II se compromete en 1442 a no enajenar Logroño de sus reinos. El detalle más llamativo, sin embargo no es el signo rodado sino la vistosa orla que enmarca el cuerpo del documento. AML, IDA 5/10. 23 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 24 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño realizado en torno a 1666, ya que el último documento que aparece registrado data de febrero de ese año. Tampoco se especifica si los documentos que en él se relacionan corresponden al archivo de la Casa Consistorial o al de la iglesia de Santiago el Real. Además se trata de un inventario incompleto, pues parece evidente que falta el libro correspondiente al cajón tercero (según esto, el archivo estaría organizado por lo menos en cinco cajones). Los 256 documentos que se relacionan en él, estaban agrupados por tipologías y llevaban una numeración currens. Los cajones primero y segundo contenían privilegios, el cuarto cartas de venta de oficios y otras cosas y el quinto concordias, ordenanzas y “otros papeles estrabagantes”, entre los que se encontraban las dos cartas de excomunión del 20 de marzo de 1524 y del 30 de diciembre de 1537 ya mencionadas, el inventario de 1548 y una obligación de pago por ciertas obras realizadas en el ayuntamiento del 2 de noviembre de 150360. Memoria de los privilegios de los cajones 1, 2, 4 y 5. Es un instrumento de descripción realizado con posterioridad a 1666, fruto de uno de los múltiples intentos de organización del archivo a lo largo de los siglos XVII y XVIII. AML, IDA 0/4. 24 Parece que la figura del archivista desaparece poco después de su creación, pues desde 1623 este término no volverá a ser utilizado en las fuentes documentales hasta finales del siglo XVIII. De hecho Juan Martínez de Berlanga, seis años después de su nombramiento, figura con el cargo de contador como se ha visto. Sin embargo, sí se registra en el segundo tercio del siglo XVII el cargo de Comisario del Archivo, aunque solamente en dos ocasiones. En 1660 y 1661 se nombró a Alonso de Bustamante y Torreblanca y a Diego Vicente de Contreras58. Los encargos de organización recaerán con frecuencia en manos de los regidores del ayuntamiento. Dos de estos regidores, Juan Ibáñez de Zárate y Francisco Barrón, recibieron el 16 de octubre de 1642 el encargo de ordenar el archivo de la iglesia de Santiago el Real y hacer un inventario de sus documentos, trabajo que ya estaba concluido para el 28 de mayo del año siguiente59. El sistema que utilizaron para la organización fue el mismo que venía usándose desde el siglo XVI, es decir, agrupar los documentos por su tipología, colocarlos en cajones y registrarlos en inventarios y abecedarios. El Archivo Municipal conserva un inventario compuesto de tres libros. No lleva fecha, pero pudo ser Desde comienzos de siglo el concejo también centró sus esfuerzos en mantener en buen estado la documentación de uso cotidiano, realizando copias de aquellos documentos que se encontraban en mal estado o sustituyendo libros gastados por el uso. Ejemplo de ello es el encargo que recibió el 27 de enero de 1628 el procurador mayor Jerónimo Callejo para trasladar a un libro nuevo lo relativo a la ciudad del Libro de las ordenanzas del procurador mayor, ya que éste se encontraba viejo y en malas condiciones. Años después, en 1632 se encargó a Francisco Sáenz de Ocón, procurador mayor, que mandase trasladar las Ordenanzas de penas del campo y libros tocantes a ellas a “letra legible y buena”, ya que las que había estaban “rotas y muy maltratadas”61. Muy poco sabemos del espacio físico destinado a archivo en la Casa Consistorial. Parece que a mediados del siglo XVII debieron realizarse obras en el archivo municipal, pero no se puede precisar en qué consistieron ni a cuál de los dos edificios pudieron afectar. La única referencia a ellas es una partida de 11492 maravedís que figura en las Cuentas de Propios y Arbitrios de la ciudad de Logroño de 165462. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 25 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño En 1675 la fachada del Portalón sufrió ruina, así como el tejado y los cuartos correspondientes a la calle de Caballería, a donde se abría una de las puertas principales. Los trabajos de reparación se iniciaron en el mes de julio y desde entonces, y hasta finales de año, el concejo pasó a reunirse unas veces en la Sala Capitular de la iglesia de Palacio y otras en la casa y posada del corregidor Francisco Cabeza de Vaca63. No era esta la primera vez que el concejo logroñés trasladaba la celebración de sus sesiones fuera de la Casa Consistorial, pues un siglo antes, en 1594, se hicieron reuniones en casas de particulares y ocasionalmente en el palacio del Obispo a causa de las reformas arquitectónicas que se llevaban a cabo en el edificio64. Las referencias a estas obras en las actas municipales no permiten precisar cuál era la ubicación concreta del archivo dentro del edificio del ayuntamiento y por tanto en qué manera pudo verse afectado por las reformas. Siglo XVIII Durante el siglo XVIII los edificios que custodiaban los documentos municipales no experimentaron cambios notables. Las obras que se realizaron en el archivo de la Casa Consistorial y en el de la iglesia de Santiago fueron de poca envergadura, aunque ponen de manifiesto el interés del concejo por mantenerlos en buen estado (se documentan diversos arreglos de cerraduras, realización de estanterías, reparación de suelos, ventanas y paredes...)65. Hemos de suponer que en 1720 hubo reformas en el archivo de la ciudad, pues en sesión del 30 de mayo el concejo acordaba que José de Soto hiciera “las escrituras de las obras” del archivo y del matadero. Lamentablemente las fuentes no aportan ningún dato sobre los trabajos que se realizaron en estos dos lugares66. Nueve años más tarde la Casa Consistorial sufrió una importante reforma que consistió en construir una media naranja con su vidriera correspondiente en la caja de la escalera y un oratorio con su capilla, y enlucir las paredes de la Sala Principal, corredor, pasos y oratorio... Estas obras, que se iniciaron en el mes de julio, estaban ya concluidas a comienzos de diciembre del mismo año67. Varias décadas después, en 1764, el concejo decidía colocar una barra de hierro en la ventana de la habitación del archivo del Ayuntamiento para guardar con la debida seguridad el dinero de la “gran masa”68, que había depositado en él tres años antes69. Esta obra no se llegaría a realizar, de modo que la única ventana de esta sala que daba a la calle Caballería permanecía siempre cerrada con el fin de evitar el extravío de documentos y otros enseres custodiados en el archivo. Según denunció el regidor Diego Moreda en noviembre de 1776, el lugar carecía de la más mínima ventilación y había en él un hedor que lo hacía inhabitable. Por ello, se encargó a los señores Domingo Castilla y José Morentín la colocación de una verja que de arriba a abajo cogiese toda la ventana, de forma que se pudiesen abrir y cerrar las puertas-ventanas para dar luz y ventilación a la sala siempre que se creyera conveniente. Para esta obra se aprovecharía la reja que antes estaba en la ermita de San Juan de Ortega, arruinada con la crecida del Ebro de 1775. De esta forma el coste Una de las obligaciones ciudadanas consistía en dar alojamiento a los soldados a su paso por la ciudad. Este cupón es una muestra de ello. AML, IGE 333/2. Detalle de una letra capital procedente de una Ejecutoria de Hidalguía de 1573. AML, IDA 24/2. 25 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 26 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño sería menor y sólo habría que abonar el trabajo del maestro que la colocara, pagándolo de la partida de gastos extraordinarios. En este momento se acordó también la reparación de las ventanas, puertas, paredes, suelos y estantes del archivo, la organización de la documentación y la elaboración de un inventario70. En febrero de 1777 el concejo pasó a la Junta de Propios una cuenta por importe de 667 reales de las obras del archivo que habían consistido en la composición de la reja, “echarle” varios balaustres y colocarla en su sitio, abrir una nueva ventana que realizó Felipe Fernández y ponerle los cristales, reparar las puertas del archivo y realizar el herraje para la ventana. Al mes siguiente la Junta aprobaba el gasto que abonaría de la partida de 6000 reales destinada a gastos menores extraordinarios71. A partir de este momento y hasta la primera mitad del siglo XIX se siguen documentando diversas obras de “carácter menor” en los dos archivos de la ciudad, fundamentalmente referidas a la fabricación de candados y llaves. Real Provisión del Consejo de Castilla para establecer alcaldes de barrio en Logroño, en 1772. Por ella se divide la ciudad en 7 distritos o “quarteles” al frente de cada uno de los cuales se designa un regidor. A la par las casas de la ciudad son numeradas correlativamente. El Vecindario de 1772 ya emplea dicha estructura (vemos el encabezamiento del “Quartel 6º”) y es una fuente documental de enorme interés para los investigadores. AML, IGE 333/0 y 2, respectivamente. 26 Desde el siglo XVI, las arcas de los privilegios habían sido algo más que el archivo de documentos, pues en ellas se custodiaban también otros enseres (dineros, pesos y medidas, banderas...); eran, en definitiva, “el tesoro municipal”72. Con el paso de los siglos, la situación no cambió demasiado y en los archivos siguieron depositándose diversos objetos, en algunos casos de “relativo” interés para el municipio. En Logroño, tenemos constancia de este tipo de actuaciones desde el primer tercio del siglo XVIII: -En mayo de 1729 se entregó al concejo la reliquia del patrón de la ciudad, San Bernabé, y éste decidió ponerla en el archivo que estaba dentro “desta Sala Capitular”73. -En septiembre de 1747 se acordó guardar las botellas de “Tintilla de Málaga”, traídas de Rota para los cólicos, en el archivo del ayuntamiento74. -En enero de 1761 se mandó que el dinero “de la gran masa” se pusiera en el archivo de la ciudad “en el cajón que con tres llaves se cella en la Sala Consistorial”, como ya se ha dicho. No se puede precisar si el espacio físico destinado a archivo en el Ayuntamiento cambió con el paso del tiempo o si lo que se modificó fue el uso de la sala donde se encontraba la documentación municipal. Hemos visto que la reliquia de San Bernabé se deposita en el archivo de la “Sala Capitular”, término que no vuelve a ser mencionado en las fuentes manuscritas. Sin embargo, en ocasiones, encontramos referencias al archivo que está en la “Sala del Oratorio” (1781)75 o al archivo de la “Sala Consistorial” (1761, 1801 y 1805)76. Ahora bien, no siempre que las fuentes mencionan la palabra archivo debemos pensar en una sala o habitación, pues puede referirse también a un arca o un armario destinado a la custodia de los documentos. Tal vez así debamos entender la alusión a “un archivo pequeño, con su cerradura de reja” que había dentro de la Sala Consistorial, donde el concejo acuerda en noviembre de 1805 guardar los papeles pertenecientes a la Junta de Cosecheros77. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 27 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Aunque por ley se había prohibido sacar de los archivos documentación original para presentarla como prueba en causas judiciales, esta práctica siguió siendo habitual en muchos ayuntamientos durante el siglo XVIII y no sólo para cuestiones jurídicas, tal y como se comprueba en diversas ocasiones78. Tampoco las censuras generales que el concejo solicitó a los Comisarios de Pleitos (1711) y la prohibición de sacar papeles del archivo sin haber informado previamente al ayuntamiento (1751) impidieron que la documentación municipal fuera a parar a manos de diferentes vecinos, escribanos..., tal y como había sucedido en las centurias anteriores. No es de extrañar que, como consecuencia de todo ello, a lo largo de este siglo sigan registrándose continuas reclamaciones para conseguir la devolución de los documentos que se hallaban en manos de particulares, comunidades religiosas y, especialmente, escribanos: -En 1741, se acordó que Manuel de la Cámara, sucesor en el oficio del escribano Eugenio Miguélez de Mendijur, buscase los “papeles” pertenecientes a Logroño que había en dicha escribanía y los devolviese al archivo79. -En 1767, el concejo mandó a José Morentín recoger en la escribanía de Pedro de Enderica los documentos relativos a la ciudad80. -En 1770 el requerimiento se dirigió a los escribanos Antonio Gómez Samaniego, que entregó treinta y ocho documentos y libros, y Francisco Lucas de Echeverría, a quien se le reclamó la entrega del privilegio de las escribanías de ayuntamiento y millones, entre otras cosas81. -En 1772, la petición se dirigió a los herederos de María Mayor, esposa del escribano Matías de Ortega82. Muchos de los documentos reclamados fueron devueltos al archivo, pero otros se perdieron definitivamente. Curiosamente y a la inversa, también se le reclamaron al ayuntamiento algunos papeles que obraban en su poder. El 9 de septiembre de 1752, tras las censuras publicadas para que se entregasen en el archivo del palacio del obispo los autos seguidos contra los Capachos, se decidió entregarlos al encargado de dicho asunto Agustín de San Román83. Las medidas que el concejo adoptó para mantener a buen recaudo sus documentos, resguardándolos en armarios y cajones provistos de cerraduras e imponiendo multas a quienes se los llevasen sin consentimiento, no siempre fueron efectivas como se ha visto. De hecho, en los Libros de Actas Municipales son constantes las alusiones a la desorganización que había en los archivos, haciendo imposible la búsqueda de cualquier documento cuando era necesario. Desde el segundo cuarto de siglo se documentan nuevamente constantes encargos por parte del concejo para organizar los documentos y elaborar índices o “abecedarios”. El 2 de junio 1741 el ayuntamiento encargó a Martín de Badarán, Ventura de Soldevilla, Fernando Vicente y Miguel Bázquez componer el archivo de Santiago y ordenar sus “papeles poniéndolos en forma y con separación”84, así como los de las escribanías del ayuntamiento, haciendo los correspondientes abecedarios85. Para este fin, se acordó trasladar los documentos custodiados en la iglesia con sus cajones hasta la Casa Consistorial86. Tres meses más tarde, Martín de Badarán informó al concejo haber concluido ambos inventarios y los índices. Además, se había mandado hacer una relación individualizada de cada uno de los seis cajones que componían el archivo de Santiago87. Desconocemos si finalmente los documentos custodiados en esta iglesia fueron trasladados hasta el Ayuntamiento para realizar el inventario, pero en ese caso, pronto debieron ser reintegrados allí, donde permanecieron hasta finales del siglo XIX que es cuando se produce la “unificación” de los dos archivos. Con el fin de mantener útiles sus documentos e instrumentos de descripción el concejo acordaría en sesión del 19 de noviembre de 1756 pasar los “abecedarios” y papeles antiguos a un traductor o lector de letra antigua, posiblemente para que realizara la conveniente transcripción88. El 22 de diciembre de 1770, se decidió pedir licencia al rey para “componer y coordinar” de nuevo los 27 Maza de plata del Concejo. c. 1560-1570. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 28 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Detalle del timbre correspondiente al año 1787, por importe de 20 maravedíes. Un ejemplo de sello nobiliar: el de Dª Urraca Corbarán validando, junto al de su hermano, una venta de bienes en Alberite al Concejo de Logroño en 1310. Se trata de un sello redondo de cera, de unos 30 mm. de diámetro, de impronta única romboidal lobulada en la que destaca como elemento característico la “V” inicial de su nombre que se repite. AML, IDA 4/12. 28 papeles de la ciudad89. Desconocemos si el ayuntamiento consiguió esta licencia, aunque de ser así, poco tiempo después los dos archivos se encontraban otra vez desorganizados. Esta situación llevó a que el concejo acordara nuevamente en 1772 la organización del archivo de la Casa Consistorial, haciendo su correspondiente índice o abecedario. Para sufragar los gastos de este trabajo, se emplearía el dinero obtenido en la venta de unos fusiles viejos y destrozados y el sobrante de Propios90. Al año siguiente se decidió acometer la organización del “Archivo Mayor” de la iglesia de Santiago, encargando a José Morentín que recopilara todos los documentos que estaban fuera del archivo, “colocándolos en él por su orden de números y caxones”91. Tal vez los trabajos acordados por la municipalidad no llegaron a realizarse, pues en 1774 se volvía a insistir en la organización del archivo de la ciudad y en la realización de los correspondientes índices, destinando para esta labor 3000 reales92. Sin embargo, dos años después Diego Moreda denunciaba el lamentable estado en que se encontraba la sala destinada a archivo y que “todos los papeles de él, que son muchos, están enteramente desordenados y confundidos unos con otros”. En ese momento se encomendó a Domingo Castilla y José Morentín reorganizar los documentos y hacer “un yndice copioso e indiuidual de todos”. Estos trabajos se iniciarían una vez concluidas las reformas del archivo y para ello contarían con la ayuda del escribano del ayuntamiento. Como medidas de control y conservación se ordenaba: -Depositar el índice en el archivo y sacar de él una copia que se entregaría a los comisarios del archivo nombrados anualmente. -Controlar los préstamos dejando una nota en el lugar que ocupaba el documento solicitado (el sistema del testigo, que todavía hoy sigue siendo utilizado). -Encuadernar todos los documentos que se creyese conveniente93. En abril de 1778 la Junta de Propios decidía abonar una factura de 400 reales presentada por Morentín y Castilla por la composición del archivo y varios reparos que se estaban haciendo en él94. En ocasiones, el elevado coste que suponía los trabajos de organización de los archivos hizo que el concejo solicitara permiso al Intendente y al Fiscal para invertir en ellos el dinero del sobrante de Propios y de otras partidas. Se registran peticiones al Intendente en las sesiones del 23 de agosto de 1787 y en la del 1 de febrero de 178895, y al Fiscal en la del 4 de junio de 179296. Desconocemos cuál fue el GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 29 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño resultado de todas estas peticiones, pero todo parece indicar que no se llevó a cabo ningún trabajo en los archivos en esos años, ya que el 18 de enero de 1794, los “papeles” del archivo de la Casa Consistorial volvían a estar inconsultables y se comisionó al preeminente para que los mandase organizar97. Como en otras ocasiones, no hay referencias a que este encargo se llegase a realizar. Índice de los documentos conservados en los cajones 1 a 6. Un nuevo instrumento de descripción que ve la luz con posterioridad a 1794. AML, IDA 0/5. De esta época se conserva en el Archivo Municipal un índice que por su estructura y contenidos debe corresponder al del archivo de la iglesia de Santiago. No tiene fecha, pero por los documentos recogidos podría datarse con posterioridad a febrero de 1794. Gracias a él sabemos que entonces había 563 documentos registrados con una numeración correlativa y trece más que carecían de ella. Se distribuían en seis cajones agrupados por legajos numerados, hasta un total de veintidós, y divididos a su vez en letras con una secuencia alfabética, que a veces continuaban en el cajón o el legajo siguiente, aunque no se llegaron a utilizar todas, pues faltan las letras “F”, “H”, “J”, “K”, “Ñ”, “Q”, “U”, “X” y “Y”. La distribución era la siguiente: -en el cajón primero, estaban los documentos del 1 al 90, distribuidos en los legajos 1º al 5º y en las letras de la “A” a la “D” -en el cajón segundo, se encontraban los documentos del 91 al 160 en los legajos 6º y 7º y las letras de la “D” a la “I” -el cajón tercero contenía los documentos del 161 al 246 en los legajos del 8º al 12º y las letras de la “I” a la “P” -el cajón cuarto guardaba los documentos del 249 al 416 distribuidos en los legajos del 13º al 17º y las letras de la “P” a la “V” -el cajón quinto estaba ocupado con los documentos del 417 al 519, agrupados en los legajos del 18º al 20º y la letra “Z” -finalmente el cajón sexto contenía los documentos del 520 al 563. Este cajón no se dividía ni en legajos ni en letras, la única diferenciación que se hizo fue la de “Otros papeles correspondienttes a la obra pía de Loyola que también se han hallado en dicho archivo y no estavan numerados ni puestos en el yndice general. Legajo 22”98. Como se ha visto, durante el siglo XVIII los responsables encargados de la organización de los archivos seguían siendo los escribanos y los “comisarios o comisionados de archivo” que eran nombrados anualmente. A finales de siglo, en sesión del 3 de octubre de 1797, el concejo decidía nombrar “archivistas”, término usado ya en 1623, aunque en los Libros de Actas no ha quedado registrado ningún encargo de este tipo99. 29 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:44 Página 30 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 31 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño 3. UNA NUEVA ADMINISTRACIÓN Y DOS ARCHIVOS: el siglo XIX El XIX es un siglo de vital importancia para la historia de nuestra ciudad. La división provincial de Javier de Burgos de 1833 consagra el nacimiento de la provincia de Logroño con capital en la misma. La ciudad, que entonces contaba con unos 6500 habitantes, pasa a ser el centro administrativo de una unidad territorial más grande, lo que repercutirá notablemente en su desarrollo y crecimiento. Como capital de provincia asiste al final del Antiguo Régimen y al nacimiento del Estado Liberal, que se configura en torno a una administración más moderna y mucho más compleja. Pese a los continuos cambios y alternancias, la centralización y el control pasan a ser las notas dominantes. La ciudad crece, el municipio ejerce sus competencias que se plasman documentalmente y la administración se va convirtiendo en la maquinaria de precisión que hoy conocemos. Es un momento fundamental para nuestro archivo: muchas de las series documentales conservadas comienzan en este siglo (expedientes de quintas, expedientes de licencias de obra mayor, expedientes de obras municipales, padrones de habitantes…). La legislación vuelve a ocuparse de los archivos municipales (haciendo recaer su responsabilidad en los Secretarios Municipales) y el ayuntamiento logroñés se ocupará de buscar acomodo para sus documentos y de poner al frente de los mismos, ya a fin de siglo, a personal con una mínima preparación. Durante el siglo XIX, los archivos de la ciudad corrieron las mismas vicisitudes que en épocas pasadas, siendo constantes las referencias a su mal estado y los acuerdos sobre el mantenimiento de su seguridad, su organización y el requerimiento de la entrega de papeles dispersos por la ciudad. En el primer tercio de esta centuria, las peticiones se dirigieron principalmente a los escribanos y a otros funcionarios municipales. El 5 de septiembre de 1801, se pidió la devolución de un Libro de Acuerdos al escribano Pedro Gabriel de Covarrubias100. El 17 de octubre de 1801, se requirió a Vicente Ruiz de la Cámara, comisionado de la Caja de Amortización, la entrega del Índice de la operación de Única Contribución y los Libros de las haciendas en general. Siete días después el escribano del ayuntamiento informó al concejo que Cámara se había negado a devolver los nueve libros que tenía en su poder hasta que no terminara de sacar las notas que necesitaba para la Real Hacienda101. No sabemos si como resultado de las reorganizaciones ordenadas a finales del XVIII, o de algún otro En 1850 Francisco Coello realiza este plano de Logroño. Es la primera imagen detallada del interior del recinto amurallado de que se tiene noticia. 31 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 32 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Detalle del inventario de 1801, donde se aprecia un criterio organizador curioso, empleando letras del alfabeto. AML, IDA 0/6. 32 encargo hecho durante el cambio de centuria, el 19 de octubre de 1801 se realiza un índice de los “papeles e instrumentos” que se custodiaban en el archivo de Santiago. En este índice, actualmente en el Archivo Municipal, podemos ver que la estructura del archivo no había variado mucho respecto al siglo anterior y que en él se conservaban 573 documentos, más otros sin numerar que no aparecían en el índice antiguo, y los correspondientes a la obra pía de Juan Vélez de Loyola. Éstos seguían organizados en seis cajones con una numeración correlativa, repetida en ocasiones. A diferencia del índice elaborado hacia 1794, en éste los documentos solamente aparecen agrupados en letras, con la misma secuencia alfabética, y ya ha desaparecido la división en legajos. También varía el volumen de papeles conservados en cada cajón: -en el cajón primero estaban los documentos del 1 al 112 -en el cajón segundo, del 113 al 176 -en el cajón tercero, del 177 al 225 -en el cajón cuarto, del 226 al 325 -en el cajón quinto, del 324102 al 468 -en el cajón sexto, del 469 al 573. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 33 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño El índice se complementa con una relación por cajones y letras de los documentos que faltaban, teniendo en cuenta el índice antiguo y los Libros de conocimiento de cada cajón, en los que se anotaban los documentos que salían y entraban, de los cuales ya faltaban entonces los correspondientes a los cajones quinto y sexto. También se incluye un listado de personas y fechas en que se sacaron ciertos documentos, elaborado con dichos libros de conocimientos103. Aunque por el inventario de 1801 se pudiera deducir que el archivo de la iglesia de Santiago estaba ordenado, esto no debía ser así, pues el 28 de octubre de ese año se acordó recoger todos los instrumentos que había fuera del archivo para arreglarlo y hacer el correspondiente inventario104. El trabajo lo llevaron a cabo, ayudados por dos escribientes, los escribanos Isidro Delgado y Julián González de Lanciego quienes recibieron 1100 reales por el mismo105. Curiosamente y pese a ello, el 25 de noviembre el procurador síndico general informó al concejo que había reconocido dicho archivo y que los papeles estaban “desarreglados”, existiendo solamente un inventario antiguo106. bre encargó a Bernardo Salanova descerrajar el de la Sala Consistorial al no haberse encontrado la llave interior108. Un mes después se decidió que, como los papeles de este archivo estaban sin “coordinación”, Antonio Gilberte, escribano del ayuntamiento, ayudara a Lanciego y Delgado, nombrados para su reorganización. En diciembre se informaba sin embargo que este archivo estaba “muy embrollado”109. El 29 de abril de 1802, se decidió que, a pesar de estar trabajando en la composición de los papeles del archivo los escribanos Isidro Delgado, Fernando Raumel, Antonio Gilberte y Julián González de Lanciego, fuera este último el que los finalizara110. En este trabajo se utilizó una resma de papel que estaba en “cinco cuarterones de calzadera”, por la que se pagó 42 reales, para hacer el borrador del índice de documentos y atar los legajos que se habían hecho111. Libros de Actas municipales del siglo XIX, encuadernados en piel. Como había ocurrido en épocas pasadas, si el concejo se preocupó de mantener en orden sus archivos, también tomó decisiones para tener controlada y utilizable la documentación. Por este motivo, el 14 de mayo de 1802 acordó anotar en el Libro de Rendimientos que había en la iglesia de Santiago los papeles que faltaban para requerir su inmediata devolución. Cinco meses después, el 12 de octubre, tras informar Gabriel García de Lusa que los documentos sobre los pastos con Navarrete, Fuenmayor y Logroño no se podían leer “por ser letra muy antigua”, se acordó encargar su transcripción a personas entendidas107. Igual suerte que el archivo de Santiago debió correr el de la Casa Consistorial. A pesar de los numerosos acuerdos tomados en épocas pasadas para mantener su buena conservación, a comienzos de siglo debía encontrarse un tanto abandonado, ya que la primera decisión que tomó el concejo fue la de renovar el sistema de cierre. En septiembre de 1801 el concejo acordó poner un candado en cada uno de sus archivos, el de Santiago y el del ayuntamiento, y en octu- 33 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 34 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Fachada lateral del proyecto de adecuación de Santa María de la Redonda como catedral. 1853, proyecto de Francisco Enríquez Ferrer AML, P1-5. 34 En 1803, todavía se debía estar trabajando en la organización de este archivo, ya que el 6 de abril se acordó pedir a los escribanos Julián González de Lanciego y Pedro Gabriel de Covarrubias, que terminasen su organización, labor en la que llevaban tiempo trabajando112. Esta reorganización parece que se dilató en el tiempo, pues al año siguiente se requirió a ambos escribanos que entregasen todos los papeles que habían sacado del archivo a fin de proceder a ordenarlos y elaborar un índice e inventario. Para agilizar la reorganización, el concejo ordenó que a partir de entonces los trabajos se realizaran dentro del archivo en presencia de Fermín Ladrón de Guevara, procurador síndico general, y de Marcelino Echavarría, regidor, quien debería fijar los días y las horas de trabajo y se encargaría de tener las llaves. Ambos escribanos concluyeron su trabajo para el 9 de enero de 1805, recibiendo por el mismo 1040 reales y 20 maravedís113. El resultado de la reorganización llevada a cabo entre 1802 y 1803 es el índice de todos los “instrumentos y papeles” que había en el archivo de la Casa Consistorial de 1804, conservado en el Archivo Municipal. Por él sabemos que el archivo se organizó en nueve cajones que contenían varios libros de diversos temas y 427 documentos, numerados de forma correlativa y agrupados la mayor parte en setenta legajos. La distribución era la siguiente: -el cajón primero contenía los documentos del 1 al 38, que era los Libros de acuerdos del ayuntamiento desde 1572 hasta 1801 (faltando los de 1579 a 1581, 1607 a 1620 y 1649 a 1652), forrados en baqueta y en pergamino, y un Libro de cuenta y razón de censos y efectos de la ciudad de 1614 a 1646, forrado en baqueta -el cajón segundo guardaba los documentos del 39 al 336 (ejecutorias de hidalguía, papeles de la Abadía de San Juan o Rectoría de los Niños de GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 35 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño la Doctrina y de la Obra Pía de Loyola, elecciones de regidores y otros oficios, y otros documentos de diferentes asuntos) -en el cajón tercero estaban los documentos del 337 al 378: Libros de cuentas de Propios y Arbitrios (de los años 1626, 1630-1633, 16351637, 1639, 1640, 1642, 1643, 1645, 1646, 1651-1672, 1686, 1687, 1689-1691, 1693 y 1763-1797), Libros de Juntas de Propios y “entradas en arcas” (correspondientes a los años 1773-1792 y 1791-1800), escrituras del Pósito, papeles sobre los reparos del puente del Ebro, cuentas de las Carnicerías, de las obras pías de Juan Vélez de Loyola y de Andrés de Albia, y del Hospital y papeles sobre el expolio de varios obispos -en el cajón cuarto se encontraban los documentos del 379 al 384 (aforos y cuentas de sisas de vino) -el cajón quinto albergaba los documentos 385 al 390, sobre diversos temas -en el cajón sexto estaba el documento 391 y varios libros de temática variada -el cajón séptimo contenía los documentos del 392 al 413 (papeles sobre el vino y la Junta de Cosecheros, de la casa de Albia y Barrionuevo, milicias, etc. y vecindarios desde 1642 hasta 1782) -el cajón octavo guardaba los documentos del 414 al 420 sobre diversos temas -en el cajón noveno se conservaban los documentos del 421 al 427 que eran distintas órdenes reales. De forma paralela a los trabajos de reorganización, el ayuntamiento continuó realizando las gestiones necesarias para conseguir la devolución de los documentos que se encontraban en manos de miembros Escudo del Concejo de Logroño. Se conserva en el Instituto Sagasta. Sección del mismo proyecto, en la que se aprecia la minuciosidad del arquitecto en todos los detalles plasmados. AML, P1-5. 35 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 36 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño la ciudad115. Estos seguían trabajando en su oficio y allí quedaba documentación municipal, lo que motivaría continuas reclamaciones por parte del concejo. Por ejemplo el 17 de julio de 1814 se acordó recoger los libros de actas y demás papeles que habían quedado en el oficio del escribano Ángel Pérez Alonso a su muerte116. Padrón municipal de habitantes de 1836. AML, IGE 417/1. 36 del concejo y de la población en general, recurriendo nuevamente a todos los medios que tenía a su alcance. El 27 de febrero de 1802, se acordó pedir al Provisor y Vicario General del Obispado que expidiera censuras, dado el incumplimiento de los bandos hechos desde el mes de enero en los que se ordenaba la reintegración de los documentos a los archivos de la ciudad114. Desconocemos si todos los pasos dados por el consistorio dieron los frutos deseados, pero lo cierto es que ese mismo año se devolvieron algunos papeles. Así mismo, como había sucedido en los siglos anteriores, el concejo sacó de sus archivos documentos originales para atender a sus propios intereses. En las primeras décadas del siglo XIX, por decreto de 22 de agosto de 1812, las funciones desempeñadas en años anteriores por los escribanos de ayuntamiento fueron asumidas por el secretario, cargo que en muchas ocasiones fue ocupado por escribanos de Tal vez los efectos de la Guerra de la Independencia o bien la ausencia de una persona responsable de los archivos de forma permanente, motivó la frecuente desorganización que continuamente mencionan las fuentes manuscritas. En 1817, ante el “trastorno” y la falta de papeles que había en el archivo de la iglesia de Santiago y para evitar la incomodidad del lugar, se acordó llevar todos los documentos al ayuntamiento, ordenarlos y después restituirlos a su lugar de origen. También se decidió publicar un bando instando a los vecinos a que devolvieran los papeles y previniendo a la población de que, en caso de no hacerlo, se solicitarían las censuras pertinentes117. Ese año se tuvieron que renovar los sistemas de cierre del archivo de la Casa Consistorial, aprobándose el 19 de abril pagar al maestro cerrajero Bernardo Salanova 104 reales por dos candados y una cerraja puestas en el archivo de la Sala Consistorial. El mismo día se acordó entregar las tres llaves que cerraban el archivo al corregidor, al preeminente y al escribano, como se venía haciendo desde el siglo XVII, controlando de esta forma el acceso a la documentación118. El 8 de mayo de 1819 nuevamente se encargó al escribano del ayuntamiento que arreglase los archivos de la ciudad. No sabemos si finalmente se intervino en el archivo de la Casa Consistorial, lo que sí queda claro es que ordenó el de Santiago. El 23 de octubre de ese año, se informó al concejo que Julián González de Lanciego, escribano del ayuntamiento, había reconocido este archivo, anotando los papeles que faltaban, y había encontrado que hacía falta ordenarlo y hacer el índice de documentos. Esta reorganización finalizó el 11 de diciembre, fecha en la que se mandó sacar una copia del índice que se guardaría en el ayuntamiento. El 29 de ese mes ordenaron pagar 640 reales a González de Lanciego, 160 al escribano Juan Crisóstomo de Ruyales por ayudarle y 320 a Antonio Cabezón, que sustituyó a GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 37 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Juego de pesas procedente del laboratorio municipal. Ruyales como amanuense cuando estuvo enfermo. Los trabajos concluyeron con la renovación de las cerraduras del archivo, que realizó Bernardo Salanova, que entonces era diputado del común. El 31 de diciembre, se acordó abonarle 245 reales por el trabajo119. Para solventar el problema de falta de personal encargado de los archivos en el ámbito nacional, el Gobierno dispuso en 1823 que fueran los secretarios municipales los responsables de los expedientes generados por los ayuntamientos, debiendo conservarlos correctamente ordenados y elaborar los correspondientes índices, para localizarlos fácilmente. Así mismo, los secretarios deberían ocuparse de trasladar al archivo aquellos expedientes acabados o sin uso120. Los acontecimientos políticos ocurridos en España con la vuelta al régimen absolutista, supusieron entre otras cosas el intento por parte de la nueva administración de hacer desaparecer todo vestigio del Trienio Liberal; los archivos municipales se verían afectados, al proceder a la incautación de la documentación correspondiente a esta época por parte de instancias superiores. El ayuntamiento de Logroño se vio obligado, en 1825, a reclamar los Libros de Acuerdos al Intendente de Policía de Soria. El Intendente contestó que, sin una real orden, no podía devolver los Libros de Acuerdos “del tiempo de la Constitución” (18201823)121. Finalmente las actas fueron devueltas en 1837 por el Ministerio de la Gobernación, decidiendo guardarlas en el archivo122. Aunque no hay datos concretos, todo parece indicar que hacia 1832 se hizo una nueva reorganización del archivo de la iglesia de Santiago, ya que de esta fecha se conserva en el Archivo Municipal 37 Microscopio del antiguo laboratorio municipal. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 38 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Durante la desamortización de Mendizábal (1836), que declaraba de propiedad nacional todos los bienes de la Iglesia, el ayuntamiento de Logroño incautó documentación de carácter eclesiástico, que más tarde tuvo que devolver. En 1838, la Junta Diocesana de Diezmos del obispado de Calahorra y La Calzada reclamó al concejo la entrega de todos los libros y documentos pertenecientes a obras pías y capellanías, recogidos con autorización de la Diputación Provincial, como se ordenaba por real orden del 19 de abril de dicho año. Por ello, el 27 de junio se acordó proceder a su devolución en el momento en que se recibiera la citada real orden124. Dos meses más tarde, el 18 de agosto, se decidió proceder a la entrega de los libros de fundaciones piadosas a los comisionados nombrados por los cabildos parroquiales, en cumplimiento del decreto dado por la Diputación Provincial a instancia de la Junta Diocesana de Derechos del obispado125. En 1840 se acordó devolver a Felipe Sáenz, mayordomo de la cofradía del Corpus del Barrio del Cortijo, el pendón de dicha cofradía y que, en el caso de que los libros de esta cofradía y de la de San Calixto estuviesen en la secretaría del ayuntamiento, se devolviesen al dicho Felipe y a Claudio González, mayordomo de la de San Calixto126. Urna de madera empleada antaño en las elecciones; todavía se aprecian restos del lacre del sellado de la última vez que fue utilizada. Unidad de Estadística del Ayuntamiento de Logroño. 38 un índice de privilegios y principales documentos de esta ciudad existentes en el archivo que existe en la Iglesia de Santiago el Real. Por él sabemos que seguía estando organizado en seis cajones, en los que había 615 documentos, agrupados en veintitrés legajos con una numeración correlativa. La distribución era la siguiente: -en el cajón primero había 125 documentos agrupados en seis legajos -el cajón segundo contenía 64 documentos divididos en dos legajos -el cajón tercero conservaba el mismo número que en el segundo distribuidos esta vez en cinco legajos -el cajón cuarto conservaba 76 documentos en tres legajos -el cajón quinto tenía 136 documentos distribuidos en tres legajos -en el cajón sexto se guardaban 150 documentos en cuatro legajos123. Por real decreto de 23 de julio de 1835 se ordenaba a los secretarios de los ayuntamientos hacerse cargo de los archivos municipales y llevar un libro registro, que permitiera tener controlada la documentación y localizarla fácilmente127. Diez años después, el Reglamento dictado para la ejecución de la Ley de Organización y Atribuciones de los Ayuntamientos, de 8 de enero de 1845, nuevamente encargaba el archivo a los secretarios en aquellos ayuntamientos donde no hubiera una persona destinada al mismo128. En Logroño, estas funciones las siguió desempeñando cualquier miembro del ayuntamiento. El 14 de enero de 1843, se comisionó al regidor Antonio Fernández Castro para arreglar ambos archivos, el de la Casa Consistorial y el de Santiago129. El concejo también se hizo cargo en ocasiones de documentos procedentes de otras instancias. En 1848 el Coronel del Regimiento Provincial de GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 39 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Logroño comunicó al ayuntamiento que le haría entrega de todos los documentos útiles pertenecientes a dicho regimiento, según había ordenando el Director General de Infantería. Inmediatamente se creó una comisión encargada de ver el volumen de la documentación, para poder disponer un local adecuado donde instalarla, y fijar día y hora para recibirla. Sin embargo, el regimiento partió de la ciudad sin dar tiempo a preparar esta “transferencia”, y como no se pudieron cotejar los documentos entregados al concejo con el inventario que se había realizado, se acordó entregar al coronel un recibo de ellos. Los documentos quedaron depositados en el exconvento de las Carmelitas, donde se encontraban, por no existir un local adecuado y ser muy costoso el traslado a otro lugar. Desconocemos durante cuánto tiempo se mantuvo este local, pero lo cierto es que a finales del año siguiente se acordó pagar a Esteban Ortiz 127 reales por ciertas obras de hierro que había hecho en las puertas de la Casa Consistorial, la cárcel y el depósito del archivo que perteneció al Regimiento Provincial de Logroño en dicho exconvento130. Tal vez debido a la escasez de espacio del Portalón o a su deficiente estado constructivo, en 1849 el ayuntamiento comenzó a plantearse el traslado de su sede y encargó al arquitecto Ildefonso de Santiago Palomares el proyecto de un nuevo edificio que estaría ubicado en la Plaza Mayor (hoy Plaza del Mercado) en el lugar que ocupaba el ruinoso Palacio del Obispo. En la memoria descriptiva, firmada el 16 de agosto de ese año, se detalla pormenorizadamente la ubicación de cada espacio (escaleras, recibidores, pasillos, despachos, etc.) haciendo continuas llamadas de referencia a los planos del proyecto que desafortunadamente no se conservan en el legajo. Lo singular de este proyecto es que en él se destinaba una estancia para archivo (definida como el “grande archivo de ciudad”) en el piso principal o noble, con salida a la calle Mercaderes por una escalera131. El edificio proyectado por Palomares contó con el informe favorable de la Academia de Bellas Artes de Zaragoza y aunque salió a subasta no se llegó a realizar debido a su elevado coste y al de la expropiación de las fincas contiguas132. Por este motivo El Portalón siguió siendo utilizado como sede del ayuntamiento durante casi dos décadas más. A mediados de siglo nuevamente el concejo se preocupó por reunir la documentación que se encontraba fuera de los archivos. Como ocurría en la mayoría de los municipios del resto de España, el reducido espacio de los lugares destinados a archivo hizo que las corporaciones empezaran a usar los locales destinados a Secretaría del Ayuntamiento con este fin. Logroño no fue ajeno a esta tendencia. El 10 de enero de 1852, se acordó pedir a los alcaldes y tenientes de alcalde que habían ocupado dicho cargo desde 1836, la devolución de los Libros de juicios de conciliación para conservarlos en Secretaría, así como hacer las gestiones necesarias para averiguar dónde se encontraban los documentos “en que constan los derechos y acciones del común” ya que no se habían localizado en el archivo y su extravío “comprometía sus intereses”. El 13 de marzo de ese mismo año, con el fin de evitar la salida descontrolada de documentación y su pérdida, el concejo acordó prohibir sacar toda clase de papeles existentes en la secretaría municipal sin permiso del ayuntamiento, autorizando al secretario a mostrar a las personas que lo solicitasen los documentos que, por su naturaleza, no ofrecieran inconveniente y a hacer copias simples de los mismos133. Ficha descriptiva contemporánea para un punto de acceso onomástico. Esta acuarela muestra un edificio que no se llegó a construir: un Palacio para el Obispo, según proyecto de Francisco Enríquez Ferrer en 1852. Ésta hubiera sido su fachada principal. AML, P1-5. 39 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 40 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Nombramiento de Ramón Ortigosa en el puesto de archivero municipal en 1861. AML, IGE 401. Quizá fue la incomodidad de tener la documentación dividida en dos archivos lo que motivó que, el 1 de junio de 1861, el concejo volviera a plantearse la necesidad de reunir el archivo de la iglesia de Santiago y el de la Casa Consistorial, que se encontraba entonces en la secretaría municipal, trasladando toda la documentación al piso bajo del Portalón donde estaban las dependencias de la Comisaría de Vigilancia134. Dos meses después, el concejo encargaba la formación del presupuesto de las obras de habilitación del piso para archivo a Antonio Villanueva, que presentó una propuesta de 8752 reales135. pobreza y mezquindad impropia de una capital de provincia, e insuficiente hasta para las más indispensables oficinas municipales”. Al mal estado de este edificio, se sumaba el temor de que pudiera desaparecer al quedar agregado a la colegiata de la Redonda en el caso de que ésta se erigiera en catedral y tuviera que ser ampliada hacia el este. Esta idea se fundamentaba en la reorganización de las diócesis españolas que había dispuesto el Concordato firmado en 1851 entre el Papa Pío IX y la reina Isabel II, y que en el caso de La Rioja establecía el traslado de la silla episcopal desde Calahorra a Logroño138. Dado que en esas fechas no había un responsable que estuviera a cargo de la documentación y que los numerosos quehaceres de los empleados de secretaría les impedían dedicarse a “este importante trabajo”, el ayuntamiento decidió crear una plaza de archivero de la ciudad o archivero municipal en la persona de Ramón Ortigosa con un sueldo de 5000 reales anuales136. Todas estas circunstancias llevaron a la municipalidad a poner la vista en el denominado Palacio de los Chapiteles139, entonces propiedad del Marqués de Someruelos, situado en la calle de la Herventia o del Mercado nº 85 (hoy Portales nº 2), pues consideraban que el edificio reunía las condiciones adecuadas y que el coste de su adquisición y reforma sería menos elevado que la construcción de otro de nueva planta. Después de diversas gestiones entre el regidor Tadeo Salvador y Rafael de Muro y Colmenares, Marqués de Someruelos, y previa autorización real expedida el 16 de julio de 1862, el ayuntamiento adquiere el edificio con el callejón contiguo el día 30 de ese mismo mes por 200000 reales, que serían pagados en dos plazos durante los dos años siguientes, más un 6% de interés desde la fecha de otorgamiento de la escritura140. La unificación de los dos archivos planteada en 1861 no se llegó a realizar, pues se conserva un índice de los documentos custodiados en el archivo de Santiago, fechado en 1862. Si cotejamos este índice con el de 1832, vemos que la estructura de este archivo no había variado mucho: se mantenía la organización en seis cajones de nogal, en los que se guardaban 593 documentos agrupados en veintitrés legajos “bajo 21 carpetas”, y en cada cajón los documentos tenían una numeración correlativa. La única diferencia apreciable la encontramos en el cajón sexto, que en 1862 solamente conservaba 128 documentos, veintidós menos que en 1832137. Probablemente tampoco se llevaron a cabo los trabajos para acondicionar la estancia proyectada como archivo, pues a finales de año el concejo volvió a tratar de la necesidad del traslado de las dependencias municipales a otro edificio, ya que la casa del Portalón era “por su 40 Detalle de antigua mesa de despacho profusamente ornamentada desde la que se celebran actualmente las bodas civiles en el Ayuntamiento logroñés. Desde el momento en que el ayuntamiento se hace con la propiedad del palacio comienza a pensar en su inmediata reforma. El 2 de agosto acuerda despedir al inquilino Ignacio Barrenengoa, dándole un plazo de cuarenta días para desocuparlo, y el 23 de ese mismo mes resuelve encomendar el proyecto a Manuel de Heredia y Tejada, que había tomado posesión del cargo de arquitecto municipal el día anterior. Aunque inicialmente el consistorio había GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 41 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño decidido la compra del Palacio de los Chapiteles para trasladar allí las dependencias municipales, pronto comienza a pensar que podría ser utilizado como residencia del Obispo si se hacía efectivo el traslado de la sede a Logroño. Por ello advirtió al arquitecto que en el proyecto debería figurar la distribución de cada servicio municipal, pero teniendo en cuenta que esta distribución también habría de servir para morada y oficinas del prelado en caso de que éste decidiera trasladar allí su residencia, de forma que no hubiera necesidad de nuevos gastos141. Por los datos que aportan los Libros de Actas parece ser que Heredia realizó ese año un primer proyecto para la reforma interior del palacio y más adelante, en abril de 1863, otro para la reforma de las cuatro fachadas. Este último proyecto se conserva en la actualidad en el archivo municipal, pero no así el primero por lo que no podemos asegurar si Heredia llegó a plantear una dependencia para albergar en ella los documentos de la ciudad142. Los trabajos de reforma del palacio se inician el 4 de febrero de 1863 a cargo del contratista Francisco Lázaro y estarían concluidos antes de septiembre de 1864143. No podemos precisar la fecha exacta de finalización de las obras, pero éstas debían estar muy avanzadas en el primer semestre de 1864, pues el 14 de mayo se iniciaron las gestiones para adquirir muebles y otros enseres necesarios para decorar la habitación principal (aunque todavía no se había acordado su destino) y el 18 de junio se presentaba el presupuesto de papel pintado para las distintas dependencias144. Este presupuesto aporta un dato fundamental como es la mención a la ubicación del Archivo y de la Biblioteca Municipal, situados en el entresuelo y en el piso principal del Palacio de los Chapiteles, respectivamente145. En octubre, a pesar de que las obras del edificio ya estaban terminadas, incluida su decoración, todavía no se había decidido el destino del edificio y se acuerda enviar una comisión a Santo Domingo de la Calzada para tratar con el Obispo de la posibilidad de fijar su residencia en Logroño. Como el prelado declinó la proposición, dado que acababa de ser nombrado Obispo de Jaén y pronto debía acudir allí, el concejo tendrá que volver a plantearse el destino del Palacio de los Chapiteles146. Se desconoce si ya a finales de ese año se había decidido trasladar las oficinas municipales, pero lo cierto es que desde comienzos de 1865 se registran pagos por obras de construcción de mobiliario para el palacio. Así, en enero de ese año, el ebanista Bonifacio González solicitaba el pago de 3022 reales por los trabajos hechos (no especifica cuáles) y en mes de agosto el concejo acordaba abonar a Florencio Torralba 61694,86 reales que le adeudaba desde el mes de mayo por la construcción de muebles y otros efectos147. Plano de la fachada principal del proyecto de reforma del Palacio de los Chapiteles en 1863 para adecuarlo a su nuevo uso de Casa Consistorial (1865/67 - 1980). AML, 304/5. 41 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:45 Página 42 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño “Logroño Histórico”, de Francisco Javier Gómez, es una publicación emblemática para la historiografía de la ciudad. El archivo cuenta con un ejemplar de la edición original. 42 Portada del “Memorial y Discurso Político por la muy noble y muy leal ciudad de Logroño”. Impreso en Lisboa en 1633. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 43 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño La historiografía local148 habla de 1865 como el año en el que el ayuntamiento logroñés traslada su sede a Chapiteles; sin embargo, a juzgar por los datos que aportan los Libros de Actas, todo parece indicar que no fue así. De hecho, el 11 de noviembre de ese año se nombraba una comisión compuesta por el alcalde, Diego de Francia y Allende Salazar (Marqués de San Nicolás), el tercer teniente de alcalde, Isidoro Fontana, y los regidores Ezequiel Lorza, José María Rivas, Eusebio Rodrigáñez y Alberto Ruiz para estudiar la conveniencia de trasladar las dependencias municipales al recién reformado palacio y el día 22 de ese mes, visto el informe emitido por dicha comisión, el concejo decidía continuar en el Portalón149. Se desconoce la fecha exacta en la que el consistorio fijó su sede en el Palacio de los Chapiteles, pero el traslado se llevaría a cabo en todo caso entre diciembre de 1865 y antes del 6 de abril de 1867, día en que el concejo acuerda adquirir tela para las colgaduras de los balcones del palacio “cuyo piso entresuelo ocupa hoy la municipalidad”150. Poco sabemos de lo ocurrido en el archivo de la casa consistorial desde que en 1862 se inició el proceso que culminó con el traslado del ayuntamiento al Palacio de los Chapiteles, pues las fuentes manuscritas no aportan ningún dato al respecto. Parece ser que desde 1866 llegaron transferencias anuales al archivo, o al menos esto se deduce de unas relaciones o índices anuales de documentos conservadas hasta 1931. El primer índice (“Índice del inventario terminado en el año 1866”) está estructurado en trece legajos; en cada uno figura: “nº de orden” (correlativo dentro de cada legajo), “año en que se formó el expediente” y “extracto del contenido”. Toda la documentación que en él se relaciona pertenece al siglo XIX. En 1868, el modelo para realizar las transferencias varió, quedando estructurado de la siguiente forma: “nº de orden” (correlativo en cada año y empezando por el 0), “negociado” (del que procede el expediente) y “contenido” del mismo151. El cambio de sede del ayuntamiento no supuso en principio el anhelado traslado del archivo de la iglesia de Santiago y durante años la documentación municipal seguiría estando “dividida” entre estos dos lugares. Para el archivo del Palacio de los Chapiteles el arquitecto Francisco de Luis y Tomás presenta en octubre de 1872 el proyecto de una estantería de madera de pino (6,45 m. de longitud x 3,80 m. de altura), cuya construcción sería adjudicada mediante subasta a Julián Cabezón como único postor por 81,75 pesetas152. Curiosamente no se hace mención a esta estantería en un inventario de muebles y efectos de la Casa Consistorial realizado el 12 de febrero de 1876. Según éste, el archivo estaba equipado con: “Un portier153 de damasco de lana encarnado. Una alfombra que cubría el pavimento antes de destinarse la habitación a este objeto. En 1868 el arquitecto Maximiano Hijón realiza un plan de alineaciones de la zona oriental de la ciudad, al que corresponde este plano. AML, IGE 385. 43 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 44 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Una escalera de mano. Dos mesas de pino pintadas de negro. Una talla vertical para la medición de los quintos. Dos globos de madera para el sorteo. Cuatrocientas bolas para idem. Una tabla con su numeración para idem. Un par de cortinillas en el balcón (...)”154 Por este inventario podemos deducir que el archivo se encontraba en el piso principal del Palacio de los Chapiteles (junto al cuarto situado a la izquierda saliendo del Salón del Norte y próximo a la escalera principal del edificio) y que o bien compartía espacio con el Negociado de Quintas, o servía además de almacén. Reglamento Interior de la Secretaría del Ayuntamiento, de 1885. AML, 379/14. Imagen del interior de un armario compactus en un depósito del archivo municipal. 44 Desconocemos si en estos momentos el archivo tenía una persona responsable de él o si su cuidado estaba encomendado a algún funcionario de Secretaría, lo que parece más probable. El 21 de octubre de 1868, el ministro de la Gobernación Práxedes Mateo Sagasta firmó la Ley Municipal en la que nuevamente se encargaba a los secretarios la custodia y orden de los archivos en aquellos municipios que no contaran con archivero, teniendo la obligación de elaborar un inventario de sus fondos y un apéndice anual a éste, del cual enviarían una copia al Gobierno de la provincia, con el visto bueno del alcalde155. En los mismos términos se expresaba la Ley Municipal de 1877156. Quizá en cumplimiento de estas leyes, el ayuntamiento de Logroño aprobó en 1885 un Reglamento Interior de Secretaría. En él se disponía que, además del Secretario, habría en este departamento un oficial 3º destinado al archivo y se establecían los conocimientos necesarios para desempeñar el cargo de archivero, encargado de su custodia y organización. Los exámenes para ocupar esta plaza consistirían en: “1ª Elementos de Administración e Historia de España. 2ª Lengua latina, Gramática Castellana y paleografía práctica. 3ª Formular el proyecto de organización de un archivo, al que se acompañarán los modelos de registros y demás que sean necesarios.”157 Por primera vez el ayuntamiento establecía la obligatoriedad de disponer de una formación mínima específica para el personal encargado del archivo requiriendo conocimientos que todavía hoy se exigen en los procesos selectivos de archiveros: paleografía, historia de España, archivística práctica… En enero de 1886, Antonio Pérez de Santa María renunció al cargo de oficial 2º de Secretaría por haber sido nombrado Depositario158. Para ocupar este puesto, se nombró de manera interina al abogado Melchor Sanjuan e Ibarra, con un sueldo de 1775 pesetas al año y con el expreso encargo de arreglar el archivo en horas extraordinarias159. Días después, se comunicó al Gobernador Civil el nombramiento y que, como consecuencia de él, Sanjuan había renun- GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 45 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño ciado al cargo de teniente de alcalde y concejal del ayuntamiento. No sabemos si Melchor Sanjuan llegó a realizar algún trabajo en el archivo, ya que la oposición para cubrir la plaza de oficial 2º se convocó para el 9 de mayo de dicho año, aprobándola Francisco Martínez Merino160. Parece ser que la existencia de un archivero o responsable del archivo a partir de 1861 hizo que el control de la documentación fuera algo más estricto. En 1896 el encargado del archivo era el escribiente de Secretaría Regino Ocio y López de Elorriaga161. El 1 de enero de 1896 finalizó un Índice general de expedientes guardados en el archivo municipal desde 1868 hasta el 31 de diciembre de 1894. En él se registran, entre otros documentos, los Libros de Actas de ese periodo. Está organizado por “Negociados”, respetando el principio de procedencia, y dentro de cada negociado por años, dando a cada legajo un número currens. Los expedientes que contiene cada legajo no llevan un número correlativo162. El criterio aparente de clasificación era el orgánico. El siglo XIX supuso el inicio de la sistematización en el archivo municipal: se dota de personal específico, comienzan a regularse las transferencias documentales anuales, se prosigue la tarea descriptiva mediante la realización de abundantes inventarios e índices y, por último, se constata la preocupación de los regidores por unificar el archivo y ubicarlo en un sitio digno. Quizá la causa de esta transformación sufrida en los usos y costumbres archivísticos del concejo logroñés decimonónico fuera la generación de abundantes documentos por una administración más compleja que necesitaba controlar, describir y conservar en beneficio propio dichos documentos. Y está será también la situación que marque la pauta de los avatares del archivo municipal a lo largo del siglo XX. Instrumento de descripción que recoge los documentos ingresados en el archivo municipal entre 1868 y 1894. AML, IDA 37/1. 45 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 46 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 47 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño 4. LA UNIFICACIÓN DE LOS ARCHIVOS Y LOS ARCHIVEROS DEL ESTADO: 1895-1950 En 1895 los documentos custodiados desde antiguo en el denominado “Archivo Mayor” de la iglesia de Santiago se depositan definitivamente en el archivo del Palacio de los Chapiteles. En los Libros de Actas de ese año no hay referencias a este acontecimiento que la historiografía local da como un hecho sin duda histórico. Documentalmente tan sólo podemos encontrar una pequeña alusión al mismo en una memoria redactada en noviembre de 1928 por el archivero del Estado, Julio Vidal y Compairé, que más adelante se verá163. A mediados de 1897 el pleno del ayuntamiento decidió trasladar la celebración de sus sesiones al Salón de Recepciones Públicas (Salón de Actos) pues el local donde éstas tenían lugar era demasiado pequeño y propuso que la Comisión de Gobierno estudiara la posibilidad de habilitar un Salón de Sesiones en la Casa Consistorial. El 8 de octubre, la Comisión emitió un informe en el que se proponía unir tres dependencias del piso principal (el local que ocupaba el despacho del Negociado de Consumos, el inmediato a éste y el Archivo) para crear un digno Salón de Sesiones, obras que a su juicio deberían ejecutarse por Administración de forma que resultasen lo más económicas posible. Al día siguiente, este informe fue leído ante el pleno y el alcalde, Pablo Sengáriz Rodríguez, informó de que la Comisión de Consumos creía conveniente además demoler un tabique en la Sala de Subastas con objeto de colocar el Archivo en Secretaría164. No hay constancia en las fuentes consultadas de que el archivo fuera finalmente trasladado a otra dependencia, como se propuso en 1897, y no encontramos nuevas referencias a él hasta agosto de 1906, cuando el concejo decide consignar, en el artículo 4º del capítulo 1º del presupuesto municipal, 2500 pesetas para “establecer” un archivo y biblioteca en la Casa Consistorial, partida que suprime en diciembre de ese mismo año. El siglo XX comienza con la redacción y aprobación en 1900 de unas nuevas Ordenanzas Municipales para la ciudad de Logroño, en cuyo apéndice número 1 Servicios municipales de buen gobierno y orden público se trató con carácter reglamentario de forma extensa sobre el archivo y la figura del archivero. Se estableció que la administración municipal estaría formada por tres secciones: Gobernación, a la que quedó adscrito el archivo, Hacienda y Fomento. Así mismo, se estableció la plantilla del ayuntamiento. En la sección de Gobernación, dentro de Secretaría, habría un secretario, un oficial 1º, dos oficiales 2º, tres auxiliares, dos escribientes y un oficial archivero, a cuyo cargo estaría el Negociado 5º. Este negociado sería el encargado de: -la ordenación de los expedientes -las comunicaciones -los libros y demás documentos municipales -la “colección” y catalogación de los libros, documentos y legajos del archivo -el registro de entrada y salida de la documentación del archivo -las licencias de concesiones de agua potable y expedientes gubernativos de este ramo. Hoja de control del préstamo de un documento del archivo, de 1918. AML, 131/52. Ya en las ordenanzas municipales de 1900 aparecen recogidas muy detalladamente las responsabilidades y tareas del archivero. Dichas ordenanzas fueron publicadas en 1901 por el Establecimiento tipográfico de “La Rioja”. 47 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 48 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño A mediados de los años 50 vemos claramente fijado el control del acceso a los documentos custodiados en el archivo. Este es un modelo de solicitud de préstamo. 48 Quizá lo más novedoso de estas ordenanzas sea que, en el artículo 11 de dicho apéndice, hace una minuciosa descripción de las obligaciones del archivero, que eran las siguientes: “1ª. Guardar la llave del Archivo a su cargo y practicar de la mejor manera posible lo preceptuado en las leyes respecto al mismo. 2ª. Cuidar del buen orden y conservación de dicha dependencia, llevando los índices necesarios, haciendo la debida clasificación de los expedientes y documentos que le sean entregados, con expresión del sitio en que se hallen colocados. 3ª. Recibirá bajo resguardo los expedientes, documentos y libros destinados por orden superior a esta Oficina, anotando su entrada en el registro. 4ª. No permitirá sin orden superior que se extraiga documento alguno. 5ª. Tampoco consentirá que se tomen datos y noticias que tengan relación con los documentos custodiados en el Archivo, sin que haya precedido acuerdo del Excmo. Ayuntamiento, disposición del Sr. Alcalde u orden del Sr. Secretario. 6ª. También le está prohibido llevarse a su casa los documentos y libros correspondientes al Archivo, ni antecedentes que deban tenerse a la vista para el despacho. 7ª. Estará obligado a facilitar con la brevedad posible al Sr. Alcalde, Presidente de las Comisiones, y al Sr. Secretario o personas autorizadas, cuantos antecedentes que se le pidan de los documentos dejados a su custodia. 8ª. Siempre que los Empleados del Excmo. Ayuntamiento necesiten obtener algún libro, expediente o documento del Archivo, se proveerán de una orden escrita del Secretario, que la guardará el Archivero con el recibí del Empleado hasta la devolución del objeto entregado. 9ª. Cuidará de proponer a su inmediato Jefe, el Secretario, todas las reformas y adquisiciones que encuentre conducentes al mejoramiento de su dependencia, y dispondrá todos los años por la época que considere más oportuna una limpieza general y completa del Archivo. 10ª. Advertirá los defectos u omisiones que note en los expedientes que reciba para su custodia. 11ª. Pasará anualmente al Sr. Alcalde y Secretario una relación duplicada y circunstanciada de los expedientes que mediante recibo hayan sido entregados y no devueltos en todo el año anterior. 12ª. No permitirá que dentro del Archivo se enciendan fósforos ni arrojen al suelo puntas de cigarro, prohibiendo expresamente que se haga uso de otra luz que no sea la incandescente de electricidad, a fin de preservar a los papeles de todo peligro de incendio. 13ª. Cuando las obligaciones de su cargo no lo impidan, desempeñará el servicio administrativo de la sección de Aguas o cualquiera otro que su Jefe le encomiende.165 De estas funciones se desprende que: -se encargaba de velar por la seguridad del archivo, custodiando las llaves y ocupándose de evitar posibles causas de incendio -realizaba las tareas técnicas: clasificación y descripción -recibía las transferencias documentales -controlaba el acceso a los documentos, que prácticamente queda restringido, según era entonces práctica habitual, a corporativos y funcionarios, para lo cual se establece un sistema de préstamo -muchas de las funciones las debía realizar con la autorización de su jefe superior, el secretario -no desempeñaba el cargo con exclusividad. Uno de los primeros hitos urbanísticos de la ciudad: el proyecto de plano de alineaciones de Luis Barrón, de 1893. Tanto la memoria como los diversos planos parcelarios se instalaron en su momento en una caja de madera hecha para tal fin. AML, 259. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 49 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Pese a esta sistematización de funciones, resulta contradictorio que las noticias relativas a los encargados del archivo en los primeros años del siglo sean un tanto confusas. El 14 de agosto de 1900 se acordó nombrar archivero municipal con un sueldo de 1875 pesetas a Domingo Pardo Martínez, quien en 1905 todavía figuraba en la plantilla con dicho cargo166. Sin embargo, en 1903, tras la muerte de Regino Ocio167, se planteó una reestructuración del personal de Secretaría. Tras nombrar a Ramón Peche escribiente de la misma, plaza que había ganado por oposición, se propuso que uno de los auxiliares de ella se dedicara al archivo, “que es el que se halla más desatendido”, por lo que se ascendió a dicha categoría a Alfredo Ruiz Olalde y Unzueta, con un sueldo de 1500 pesetas al año168. Antes del nombramiento de Domingo Pardo, se registra un acuerdo del ayuntamiento para organizar el archivo, puesto que los legajos estaban “involucrados y sin orden”169. En este acuerdo no se especifica a quién se encomendaron los trabajos de organización. De igual forma a comienzos de siglo el ayuntamiento continuó la batalla por la reintegración de los documentos municipales. En este momento la documentación llegó al archivo de la ciudad por vía de compra. Durante las dos primeras décadas, el ayuntamiento puso todos sus esfuerzos en conseguir un privilegio dado por el rey Felipe III en Valladolid el 3 de noviembre de 1601. Tras haber recibido una carta de Juan Granados, vecino de Granada, en la que comunicaba que tenía en su poder un privilegio, compuesto de treinta y dos hojas en pergamino, dado por Felipe III en 1584, el ayuntamiento acordó el 27 de septiembre de 1902 encargar a Manuel Garrido Osorio, catedrático de la universidad de Granada, y a Teodoro Sabrás Causapé, catedrático de instituto en dicha ciudad, que elaboraran un informe sobre el valor de dicho documento170. Al año siguiente, el 5 de enero, con el informe favorable de Garrido y Sabrás, se autorizó al alcalde para que hiciera todas las gestiones necesarias para devolver el documento al archivo171. No se sabe cuáles fueron los pasos seguidos por el alcalde en este asunto, aunque todo parece indicar que las gestiones no dieron los frutos deseados, pues no será hasta 1915 cuando el ayuntamiento retome el tema. Ese año, tras la oferta hecha por Federico Fajardo, librero de Granada, el 8 de noviembre se acordó esperar el informe de la Comisión de Instrucción Pública sobre la posible compra del documento. Desconocemos el contenido del informe de la comisión, pero todo hace pensar que fue favorable, ya que ese mismo mes el librero Fajardo envió al ayuntamiento el privilegio, acordándose en la sesión del día 22 del mismo mes pedirle que fijara el precio del mismo. A partir de este momento, se iniciaron las negociaciones para poner precio al privilegio; el 15 de diciembre se acordó pagar por él 50 pesetas, a pesar de que Federico Fajardo había pedido 250172. Finalmente, tras un nuevo informe de la Comisión de Instrucción Pública, en la sesión del 20 de mayo de 1916 se decidió abonarle 125 pesetas173. El 2 de febrero de 1918, la empresa Trevijano Hijos, propietaria del Teatro Bretón, presentó una solicitud al ayuntamiento para que se le entregasen los planos del edificio. Siete días después, visto un informe de la Comisión de Policía, se decidió no entregar los planos originales del teatro ni ningún otro documento existente en el archivo, pero se autorizó a sacar copias compulsadas174. Para controlar qué se prestaba y a quién, ese año se estableció un sistema de Factura comercial al uso de la época. AML, MQ, 10/10. (Fachada) Teatro Bretón de Los Herreros de Logroño 49 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 50 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Detalle del edificio del matadero municipal, inaugurado en 1910. Como edificio público porta un escudo de la ciudad. 50 préstamo controlado por medio de hojas de préstamo de documentos. El archivo municipal conserva una de estas hojas, fechada el 14 de octubre de 1918, que nos informa del método empleado. A cada documento o expediente prestado se asignaba un número de registro, y se dejaba anotado: el nombre de la persona a quien se entregaba, la fecha de salida del archivo, el número del expediente y de legajo, año del mismo y negociado al que correspondía175. En ocasiones, la reintegración de documentos al archivo se realizó de forma fortuita, y no sólo ante los requerimientos constantes del ayuntamiento, como sucedió con los Libros de Actas Municipales de los años de 1867 a 1871. Según relata un artículo publicado en el periódico La Rioja el 13 de mayo de 1918, en una reunión celebrada en el Círculo Reformista por un grupo de exconcejales antidinásticos para tratar sobre ciertas irregularidades encontradas en la contabilidad del Ayuntamiento y de la Caja de Ahorros, alguien comentó que le constaba que en una casa de la calle Rodríguez Paterna había unos libros pertenecientes al Ayuntamiento (no se explica cuáles eran). Ante la noticia, se creó una comisión, de la que formaban parte el concejal José Turrientes Alonso y el exconcejal Basilio Gurrea Cárdenas, que acudió a dicha casa. Una vez en ella, la dueña les informó que había tenido hospedado a un joven empleado de las oficinas municipales, que había abandonado su destino en fechas recientes, dejando en la casa cinco libros, pero que además tenía “otro libro que por su aspecto, caligrafía y dibujos, debía ser de bastante importancia”, que se llevó antes de ausentarse de Logroño176. Los cinco libros resultaron ser los mencionados Libros de Actas y el joven en cuestión Manuel Illera, que había estado encargado del archivo desde comienzos de 1917177. Éste presentó su carta de dimisión estando fuera de la ciudad. Cinco días después de la publicación del artículo, se informó al concejo que los libros se habían recogido, en presencia del Inspector de Policía Urbana, y se habían reintegrado al archivo. Puesto que el hallazgo se había hecho público y para evitar malentendidos entre la población, se decidió el 8 de mayo poner el asunto en conocimiento del Juzgado de Instrucción para que procediese de la manera más conveniente. En esa misma sesión se nombró a Ciriaco Ruiz Gangutia178 para que se ocupase de “la limpieza y el orden del archivo” de forma interina. Desconocemos los pasos que se siguieron en el juzgado, pero todo parece indicar que posiblemente no se llevó a cabo ninguna acción, ya que el 14 de octubre de ese mismo año el ayuntamiento acordó comunicar al juzgado que no se personaría en la causa instruida, al haber recuperado los libros179. Ciriaco Ruiz estuvo poco tiempo al cargo del archivo, pues el 25 de mayo del mismo año se nombró a Cayetano Melguizo Celorrio auxiliar de Secretaría encargado del archivo, con un sueldo anual de 999 pesetas, pidiéndole que en el momento de tomar posesión de la plaza presentara la certificación de haber votado en las últimas elecciones180. El 28 de diciembre se aprobó la reorganización de plantillas de las Oficinas Centrales del ayuntamiento; Melguizo fue destinado al Registro, pasando a ocupar el puesto de “archivero y auxi- GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:46 Página 51 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño liar” Pedro Cabañas Soto con un sueldo de 1250 pesetas al año181. Cartel anunciador de corridas de toros con motivo de las Fiestas de San Mateo en 1882 con presencia de los toreros Lagartijo y Frascuelo. Es una preciosa seda de la Litografía Portabella de Zaragoza. AML, P1-3. El Reglamento de Secretarios de ayuntamiento de 1916 volvía a insistir en que en aquellos ayuntamientos donde no hubiera archivero, fuera el secretario el encargado de custodiar y ordenar el archivo, debiendo formar un inventario de documentos estructurado por años correlativos, y dentro de cada año por materias, del cual remitiría una copia con el visto bueno del alcalde a la Diputación Provincial correspondiente182. No sabemos si como consecuencia de dicho reglamento, el 23 de junio de 1920 los concejales José María de las Heras Pérez y Ramón Sáenz del Amo propusieron reorganizar el archivo, continuando con el índice e inventario del mismo, para lo cual se propuso aprovechar los meses de verano183. Sea como fuere, bien por falta de presupuesto, bien por una inadecuada instalación o porque el ingreso de documentos en el archivo aumentaba con el paso de los años, la situación de éste en 1921 era “lamentable” y así lo denunciaba el concejal Jacinto Garrigosa Ceniceros en la sesión del pleno que tuvo lugar el 8 de abril, proponiendo que hubiera un empleado encargado de su custodia184. Esta noticia resulta curiosa, si tenemos en cuenta que en estos momentos estaba al cargo del archivo Pedro Cabañas Soto185. Para solucionar el problema de espacio del Archivo, el consistorio logroñés comienza a estudiar la posibilidad de que el Secretario Municipal (que por real decreto de 3 de junio de 1921 del Ministerio de la Gobernación veía incrementadas sus retribuciones) abandonase la vivienda que ocupaba en la Casa Consistorial y que ésta fuera destinada a la custodia de documentos. Esta cuestión se sometió a largo debate. La Comisión Informativa de Gobierno fue la primera en emitir su opinión, dictaminando no ser viable tal propuesta pues en el título de secretario se incluía no sólo el sueldo sino el disfrute de vivienda en el Palacio Consistorial. Un segundo informe redactado por la Comisión de Hacienda el 10 de enero de 1922 ratificaba lo anterior, considerando que el actual secretario debía ocupar la casa habitación en las mismas condiciones que la había tenido Examen de caligrafía en un proceso de selección en 1928 para dos puestos de maestra con destino a una escuela municipal. AML, IGE 450/1. el anterior, don Julio Farias, aunque abonando una renta de 500 pesetas anuales. Con el fin de zanjar definitivamente este asunto, el informe de Hacienda fue remitido a las Comisiones de Policía Urbana y de Gobierno para su conjunta deliberación, aprobándolo en sesión del 31 de marzo de ese mismo año186. De esta forma, el Secretario Municipal continuaría residiendo en el Palacio de los Chapiteles y el archivo no vería por el momento una solución a su problema. Al parecer éste ocupaba entonces varias salas, que se 51 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 52 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño mentos en el plazo de un año, en el caso de que no lo estuvieran. Así mismo debía formar inventarios de la documentación, estructurados por años correlativos, y dentro de éstos por materias o asuntos, manteniendo esta división a la hora de colocar y enlegajar los documentos. Cada año tendría la obligación de elaborar un apéndice con los nuevos documentos que ingresaran en el archivo, remitiendo una copia de éste y de los inventarios al Gobernador Civil para guardarlos en la Diputación Provincial188. Sombrero de vestimenta de gala todavía empleada en actos solemnes de las celebraciones locales. habían convertido en almacenes de papel, donde se amontonaban sin ningún orden todos los documentos retirados de las diversas dependencias municipales, incluso aquellos inservibles. A lo largo del siglo XX, el ayuntamiento de Logroño inicia lo que se podría considerar de alguna forma una política de difusión de su patrimonio documental, siendo abundantes las referencias a préstamos de documentos para exposiciones. Con este fin, el 19 de mayo de 1924 se acordó prestar al Marqués de Montesa, vocal de la Sociedad de Amigos del Arte, un privilegio de Felipe II que tenía una miniatura de la Anunciación, para una exposición que dicha sociedad estaba organizando187. 52 El 23 de agosto de 1924 se promulgó un real decreto de la Presidencia del Directorio Militar por el que se aprobó el Reglamento de secretarios, interventores de fondos y empleados municipales en general. En él, como venía ocurriendo, se ordenaba que en los ayuntamientos donde no hubiera archivero, el secretario fuera el encargado de custodiar y organizar el archivo, clasificando y catalogando los docu- El 16 de enero de 1926 Joaquín Elizalde Eslava se hace cargo de la alcaldía logroñesa. Quizá motivado por este real decreto o por el estado del archivo, poco después comienza a trabajar en la búsqueda de una solución para el mismo. Ayudado por el secretario de la corporación, Federico Sabrás, contacta con Ricardo Martínez Llorente, jefe del Archivo de la Delegación de Hacienda, que se pone a trabajar ese mismo año en la organización de los documentos municipales junto a Julio Pérez Orive189, oficial de secretaría encargado entonces del archivo. Del elogiable trabajo realizado por este archivero, que trabajó cerca de quince meses enlegajando y catalogando 35000 expedientes, se hace referencia en una moción presentada por el alcalde en la sesión del 23 de julio de 1927, decidiendo recompensarle con la simbólica suma de 5000 pesetas190. Fruto de esta reorganización parece ser el Índice de Documentos Antiguos. En él se hace relación de los documentos antiguos relativos a la ciudad de Logroño (privilegios, escrituras de venta, contratos, concordias...). La documentación se instaló en treinta y seis cajas, con numeración correlativa, dentro de las cuales se dispusieron los documentos siguiendo también un orden correlativo en cada caja191. Pero además de trabajar con el “archivo histórico”, para alcanzar la cifra de 35000 expedientes, hemos de suponer que Martínez Llorente afrontó también la organización de unas 400 cajas de documentos de cronología más reciente pertenecientes al entonces “archivo administrativo”. Para facilitar la consulta del inventario realizado por Martínez Llorente el consistorio compró en marzo de ese año a Patricio Pérez una mesa-archivo con persiana para el fichero de documentos por 210 pesetas y en noviembre inició las gestiones para la GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 53 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño construcción de un mueble donde guardar el plano altimétrico y planimétrico de la ciudad192. Tal vez la organización llevada a cabo por el Sr. Llorente trajo consigo el acondicionamiento del local o locales destinados a archivo, pues dos años después de terminados estos trabajos, lejos de lamentarse por su mala situación se elogiaba “el buen orden, disciplina y espléndida instalación”. A comienzos de 1929 el Archivo Municipal ocupaba dos salas del piso principal y una de la planta baja, al parecer bien ventiladas y alumbradas. -La primera de ellas tenía trece armarios de dos cuerpos, el superior acristalado y el inferior cerrado. En el centro había una mesa-armario con cajones para guardar los documentos del catastro (plano altimétrico y planimétrico), un armario-fichero con unas 18000 fichas y dos mesas para estudio. El mobiliario se completaba con una mesita auxiliar provista de máquina de escribir y, en uno de los frentes de la sala, un lavabo. -La segunda estancia tenía doce armarios adosados a la pared, con puertas sin cristales. -La del piso inferior poseía estantes dedicados a la contabilidad municipal ya aprobada. Las salas del piso principal contaban con luz eléctrica, cuya instalación se encontraba protegida y aislada para evitar peligro de incendio. Esta somera pero interesante descripción forma parte de la memoria, anteriormente citada, redactada por el archivero del Estado Julio Vidal y Compairé tras su visita al archivo municipal de Logroño (memoria que transcribe Julio Pérez Orive en una comunicación enviada el 16 de enero de 1929 al secretario municipal Federico Sabrás). Por ella sabemos que en esos momentos la documentación del archivo estaba dividida, según su tipología, en documentación de carácter histórico y de carácter administrativo. La primera se encontraba ordenada en veinticuatro cajas y seis “ligámenes” que contenían 300 documentos en pergamino desde 1146, los Libros de Actas desde 1572 hasta 1928 (faltando los correspondientes a 1579, 1580, 1581, 1810, 1811 y 1812) y los tomos del catastro del Marqués de la Ensenada. La documentación administrativa estaba compuesta por unos 500 legajos y unos 400 libros193. De su lectura no cabe duda que la documentación municipal estaba repartida en tres estancias del Palacio de los Chapiteles, pero a juzgar por un informe firmado por su responsable, Julio Pérez Orive, no podemos asegurar con exactitud la situación de una de ellas. En este informe, sin datar aunque suponemos redactado si no entonces en fechas próximas, se mencionan de nuevo tres estancias: una en la planta baja, que contiene todos los libros de contabilidad municipal (presupuestos, balances, cuentas generales, etc.), otra en el piso primero y la última en el desván, dato que disiente de lo que Vidal menciona en su memoria. Según Pérez Orive, las tres salas eran insuficientes para conservar “con el orden requerido y una buena clasificación los expedientes y documentos” y resultaba complicada su consulta pues frecuentemente para sacar un documento había que extraer casi todo el contenido de un armario, dada la falta de espacio para que todos los fondos estuvieran a la vista. En este momento se mantenía la misma división de la documentación (histórica y administrativa) y el volumen era el mismo. La diferencia con la memoria de Vidal radica en que ahora se especifica que los 500 legajos administrativos, reunían cerca de 500000 documentos, y que para la consulta del archivo se contaba con un fichero de 18000 papeletas “redactadas en forma combinada para que con este reducido número puedan abarcar todos los conceptos”194. Sello de placa del Concejo de Logroño en un documento de 1507. La iconografía sigue siendo la misma que en los sellos medievales: la fortaleza y el puente sobre el río Ebro. AML, IDA 6/4. Planero antiguo de madera. 53 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 54 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño A finales de noviembre de 1932 el concejo accedía a la petición del arquitecto municipal, Andrés Ceballos, de ocupar parte del Archivo dado que su oficina le resultaba insuficiente. Ello obligaba reformar esta dependencia trasladando los armarios al fondo y haciendo un tabique de separación para despacho del Archivero, dando entrada a éste por la puerta del vestíbulo195. Desconocemos si estas obras se llegaron a realizar, pues las fuentes manuscritas no informan al respecto. En 1945 se efectúa una eliminación de documentos, fundamentalmente de finales del siglo XIX. Esta es el acta que aprueba dicha eliminación. AML, armario 2, s.s. -·Al acta anterior acompaña una extensa relación de los documentos destruidos para su enajenación y posterior fabricación de papel. En 1934 se establecieron unas normas para mejorar el funcionamiento del archivo y controlar los documentos en él custodiados. El 3 de agosto, Federico Sabrás, secretario jefe de los servicios municipales, informó al jefe del archivo que a partir de esa fecha estaba obligado a llevar al día un Libro de registro de salida y entrada de documentos, en el que se registrarían absolutamente todos los movimientos de documentación. Así mismo cada semana debería informar personalmente de “los asuntos que hubieran entrado en su departamento” y de los que estaban pendientes y las razones de ello, debiendo levantar acta de cada sesión los secretarios de las distintas Comisiones Permanentes. De igual forma, tendría que redactar informes en los que debía señalar cualquier incidencia, las necesidades y la asistencia y desarrollo del trabajo del personal a su cargo196. Pero el ayuntamiento de Logroño, como otros ayuntamientos del país, no sólo se preocupó de mantener los documentos del archivo, sino que también realizó expurgos, deshaciéndose de alguno de ellos, quizá por considerar que ya no estaban vigentes o quizá por falta de espacio para conservarlos. La primera noticia data de 1936. Ese año la Asociación de Damas, que había ocupado el local del Sindicato Único, pidió al ayuntamiento que retirase la “gran cantidad de papel inútil” que había en él. Ante esta solicitud, el 22 de octubre varios concejales propusieron entregarlo a la Comandancia Militar para enviarlo a la fábrica de Zaragoza con el fin de transformarlo en papel aprovechable197. 54 En la década de los cuarenta, el ayuntamiento volvió nuevamente a interesarse por la destrucción de papel considerado inservible, aprovechando sus intenciones de reorganizar su archivo, para lo cual hizo las consultas legales pertinentes, como se recoge en un artículo publicado en 1940 en la revista El consultor de los ayuntamientos. Según este artículo no había legislación, ni antigua ni moderna, que prohibiese o autorizase dicho acto, aunque sí afectaban a las corporaciones municipales las órdenes dadas por el Gobierno General el 4 de febrero, 30 marzo y 26 de mayo de 1937, que disponían la recogida de papel usado ante la escasez de materias primas para su fabricación. Así mismo, se aconsejaba la conservación de aquellos documentos que tuvieran interés histórico, jurídico o administrativo, tanto para el ayuntamiento como para los particulares, destruyendo todos aquellos que no cumplieran estos requisitos198. Desconocemos cuál fue la decisión del ayuntamiento, ya que no se han encontrado noticias al respecto. Dos años después se volvieron a dictar órdenes para la entrega de papel inservible a la Delegación Nacional de Prensa o al Sindicato Nacional del Papel, Prensa y Artes Gráficas, dada la crisis que había en esta materia. El 16 de abril de 1942 se dictó la orden que afectaba a los establecimientos dependientes de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas y el 29 de julio la dirigida a los organismos oficiales199. Quizá en cumplimiento de estas órdenes, en 1945 se destruyeron documentos del archivo municipal de Logroño a petición de Salvador Sáenz Cenzano, cronista oficial de Logroño200. El 5 de febrero de ese año, pidió al secretario que, aprovechando que se estaba realizando el Índice General del Archivo, se procediera al expurgo de documentos. Atendiendo esta propuesta, en la sesión del 23 del mismo mes, se acordó nombrar una Comisión Municipal Preceptiva, compuesta por los tenientes de alcalde Antonio Estefanía y Manuel San Juan y el oficial mayor Julio Pérez Orive, para que procediesen a la eliminación. La comisión firmó el acta de finalización del expurgo el 15 de mayo201. Por la memoria de expurgo realizada el 7 de mayo, sabemos que se destruyeron 2233 documentos sobre personal, obras, cárcel del partido, beneficencia, arrendamientos, compras, etc. Su cronología abarcaba desde 1868 hasta 1936202. Es posible que la gran ausencia de documentos anteriores a 1850 en el archivo municipal logroñés se deba a todas estas eliminaciones, a otras tal vez acaecidas pero de las que no tenemos constancia, o a los continuos cambios de ubicación de los documentos. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 55 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño El 12 de mayo de 1945 se concluyó la elaboración del Inventario General de Expedientes (IGE)203. Su estructura es similar a la del Índice de Documentos Antiguos. Corresponde a 505 cajas (las organizadas por Martínez Llorente y Pérez Orive y las recibidas en el archivo entre 1928 y 1945) numeradas de manera correlativa, y en él se relacionan los documentos de cada una de ellas con un breve resumen del asunto que trata cada expediente204. Este instrumento de descripción se encuentra todavía en uso. Una vez organizada y controlada la documentación histórica, el ayuntamiento accedió a prestar parte de ella para exposiciones. En 1947, se enviaron documentos para la exposición Documentos Medievales Riojanos, organizada por el Instituto de Estudios Riojanos205. Dos años después se tomaron medidas para controlar el movimiento de papeles en el archivo, iniciándose un Libro de registro de entrada y salida de documentos, que finaliza en 1976206. Entre la correspondencia encontramos abundantes ejemplos de diseño gráfico y publicitario de la época. Un ejemplo muy local: prensas de vino en 1907. AML, 166/46. Con todo, se siguen observando titubeos en la gestión documental municipal. Pese a la regulación de la figura del archivero en las ordenanzas de 1900, el Ayuntamiento ha tenido que recurrir a un archivero del estado para realizar la gran tarea de organización y descripción del archivo, cuya situación conocemos a través del informe de otro archivero del Cuerpo facultativo estatal. El personal administrativo municipal dedicado al archivo cambia con mucha frecuencia, y al frente del mismo comienza a aparecer la figura del Cronista Oficial en unos tiempos en los que el acceso a los archivos estaba restringido a los eruditos locales. Sellos de diversas áreas municipales conservados en el archivo. Siglo XX. 55 Boceto de farola por el ingeniero Antonio Casado en 1907. AML, s.s. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 56 Un conocido arquitecto, Agapito del Valle, firma en 1929 este proyecto de casa en la calle Duquesa de la Victoria. Está concebida como un palacete neobarroco aunque su destino era albergar talleres y viviendas. AML, IGE 448/21. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 57 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño 5. HACIA LA MODERNIDAD (1953-1980): LA FIGURA DE MOISÉS DÍAZ Si el Archivo Municipal de Logroño es hoy como es, se debe a la impronta y el encomiable trabajo personal de MOISÉS DÍAZ SAIZ quien, en tan solo quince años (19531969), realizó una magnífica labor al frente del archivo, por el que demostraba una preocupación permanente. ras y componiendo sus portezuelas y cristaleras) y la restauración de una mesa o construcción de una nueva, si lo creyera más conveniente. También le solicitó información acerca de la posibilidad de que los talleres de carpintería municipales construyeran el armario solicitado por el archivero y acuchillaran el entarimado del suelo de la sala. Pocos días después, Julio Pernas anuló la orden relativa a la mesa y ordenó al encargado de los Almacenes Municipales la retirada del mobiliario “inadecuado” del archivo y su sustitución por el de la Audiencia Provincial (depositado en dichos almacenes), que se hallaba en mejor estado de conservación211. Interior de un depósito del archivo. De hecho, las fuentes manuscritas no vuelven a tratar el tema de la ampliación y traslado del archivo y tampoco hacen mención a las dependencias donde se custodiaba la documentación municipal hasta que, en septiembre de 1953, Moisés Díaz Saiz se hizo cargo del archivo207. Por las copias de las cartas que éste envió al alcalde y a distintos funcionarios, se puede deducir que el archivo-biblioteca208 se hallaba situado en la planta noble del Palacio de los Chapiteles y que en el ático estaba lo que se denominaba “archivo auxiliar”. No hay, sin embargo, referencias a la sala situada en la planta baja de la Casa Consistorial en la que, según la memoria de Vidal, se guardaban los documentos de contabilidad municipal. Nada más tomar posesión del cargo como responsable del archivo, Moisés Díaz hizo ver la necesidad de trasladar al ático aquellos legajos, libros, etc. que se considerasen innecesarios, existiendo la posibilidad de que algunos de ellos pudieran ser destruidos y vendidos como papel209. Seguidamente emprendió la organización de los documentos del archivo y los libros propios de la biblioteca, solicitando para ello la adquisición de diverso material (Libros Registro de Entrada, 3000 fichas, tres cajones fichero, tres sellos de caucho, etc.) y la construcción de un armario-vitrina de las mismas características que los que ya había en esa dependencia210. Ante esta petición, el alcalde, Julio Pernas, ordenó de inmediato al encargado de los Almacenes Municipales el arreglo de todos los armarios-vitrina (poniéndoles sus cerradu- Los trabajos llevados a cabo por Moisés Díaz en 1953 culminaron con la elaboración de relaciones, inventarios y ficheros de documentos. De ese año se conserva un Índice Cronológico de Expedientes (ICE)212, realizado a partir del IGE elaborado en 1945. Ese mismo año, el 5 de septiembre, Moisés se dirigió al alcalde solicitando que se requiriera a su antecesor en el cargo, Salvador Sáenz Cenzano, para que entregara un inventario de los libros y documentos que “por su carácter histórico local sean únicos e insustituibles”213. Desconocemos si Sáenz Cenzano elaboró este inventario, pero lo que sí entregó dos días más tarde al nuevo archivero fueron tres libros, que según sus propias palabras “por su carácter de 57 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 58 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño el nombre del negociado y un sello estampillado en tinta azul, en la parte inferior, con el sistema de organización (“Sala; Estante; Tabla”)216. Una de las primeras labores de Moisés Díaz, tras la toma de posesión de su cargo, fue la de elaborar en 1954 unas normas de funcionamiento del archivo, que entre otras cosas regulaban la forma de realizar las transferencias desde los distintos negociados. En ellas establecía que el archivo no recibiría documentos: -sin la autorización previa del alcalde o el secretario -sin ordenar -carentes de su correspondiente relación de entrega por duplicado. Una de estas relaciones se devolvería al negociado correspondiente, sirviendo de resguardo, y la otra quedaría en el archivo. Estas normas fijaban, como paso previo a la entrada de la documentación al archivo, que cualquier dependencia o negociado municipal debería entregar sus papeles en Secretaría, de donde pasarían al archivo, cumplimentando los impresos elaborados para dicha operación217. Boceto del Monumento al General Espartero, logroñés de adopción por su matrimonio con Jacinta Martínez de Sicilia. El proyecto inicial de Francisco de Luis y Tomás (1872) tuvo que ser modificado cuando se agotó el dinero recaudado para este fin mediante suscripción popular. De hecho, sólo se ejecutó el pedestal, siendo la estatua y la columna sustituidas por una figura ecuestre tal y como podemos ver en la actualidad en la céntrica plaza de El Espolón. 58 únicos y su valor documental requieren el cumplimiento de esta formalidad”214. Al año siguiente, el 22 de febrero, comunicó al alcalde que se estaban realizando trabajos para ordenar el archivo, especialmente los expedientes a partir de 1930, trabajo que serviría de base para realizar un fichero que permitiera una rápida localización de los mismos y facilitara su consulta. En esta labor estaba siendo ayudado por la auxiliar María Teresa Hormilleja y para su conclusión estimaba un tiempo de tres meses, trabajando de cuatro a siete horas diarias215. Quizá el resultado de esta ordenación sea un fichero que conserva el Archivo Municipal (onomástico, topográfico y de materias). Todas las fichas llevan encabezamiento impreso “ARCHIVO DEL AYUNTAMIENTO DE LOGROÑO” y en algunas además aparece impreso A comienzos de 1954 se siguió insistiendo en la construcción del armario-vitrina de dos cuerpos, con puertas correderas y escalinatas graduables para sus estantes, encargando su diseño al arquitecto municipal218. Desconocemos si este funcionario llegó a realizar el encargo encomendado, pues en noviembre de ese mismo año Moisés Díaz envió al alcalde el dibujo de un armario-vitrina para que estudiase la conveniencia de su construcción. El archivero también le propuso realizar dos mostradores-vitrinas de madera de pino que, además de permitir la lectura de pie, servirían para colocar los libros de la biblioteca que se guardaban en los armarios, dejando así espacio libre en ellos para los expedientes que se encontraban sobre las mesas. A la propuesta se adjuntaba un presupuesto del carpintero Felipe Ruiz de 6232 pesetas, que no sería aprobado por la Comisión Municipal Permanente hasta febrero del año siguiente. En las diversas comunicaciones que Moisés Díaz envió al alcalde y al secretario de la corporación, queda patente su entusiasmo y su esfuerzo por man- GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 59 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño tener en buenas condiciones el archivo que estaba bajo su custodia, pero en ocasiones también refleja su desencanto al observar que todo su trabajo se veía truncado por la falta de cuidado de personas ajenas219. En estas fechas, el ayuntamiento continuó con su política de expurgo de documentos. En 1957, el jefe del Negociado de Estadística y Multas informó que en dicho negociado se había acumulado un gran volumen de documentos sin valor administrativo; por este motivo el día 7 de junio se comisionó al teniente de alcalde Octavio Martínez Bernal para que recogiera dichos documentos y los acumulados en otros negociados, entregándolos al conserje de la casa consistorial para que los almacenara hasta su venta220. Poco después, el 28 de junio, Moisés Díaz solicitaba al alcalde Julio Pernas Heredia que se le concedieran dos obreros para cumplir con el acuerdo de expurgo221. El 7 de febrero de 1958, la Comisión Permanente autorizó a Moisés a separar aquellos papeles y documentos que considerara inútiles para proceder a su enajenación como papel inservible222. A comienzos de 1958 la insuficiencia de los locales destinados a archivo era un hecho evidente, pues a su reducido espacio se sumaba la circunstancia de que la documentación que llegaba al archivo desde los diversos negociados había ido aumentando con el paso de los años. Con el fin de buscar una solución, el 7 de febrero de ese año se encargó al archivero municipal visitar las dependencias que ocupaba la Delegación Provincial de Auxilio Social en el segundo piso del edificio del Laboratorio Municipal (calle San Agustín nº 22) para trasladar allí los documentos del Archivo Auxiliar y se le autorizó además a separar los “papeles” inservibles para su venta223. Pocos días más tarde Auxilio Social dejó libre el local donde tenía instalado el Belén y un capataz comenzó a desalojar el Archivo Auxiliar. En noviembre el traslado estaba prácticamente concluido y los documentos debidamente ordenados224. Gracias a un informe redactado por Moisés Díaz podemos conocer cuál era la situación del archivo unos meses antes de realizar este traslado. Según sus palabras, entre 1953 y 1958 la dependencia del piso principal destinada a archivo había sufrido una notable transformación, así como la ordenación de los documentos. Sólo se conservaban algunas vitrinas antiguas, pues la mayor parte del mobiliario actual provenía de la antigua Audiencia Provincial y la vitrina central y los mostradores-vitrinas habían sido realizados hacía poco más de dos años, aunque eran de uso exclusivo de la biblioteca. Calculaba que en el archivo se custodiaban unos 50000 expedientes y 198 libros de actas y que el fondo histórico lo formaban 660 pergaminos y documentos hasta el siglo XIX. Toda la documentación municipal estaba bajo su control a excepción de la de algunos negociados, como el de Fomento y Obras, quienes a pesar de tener transferida la documentación al archivo, guardaban sin embargo en su poder los ficheros de expedientes. Moisés Díaz lamentaba en su informe la falta de personal, pues él era el único responsable del archivo desde que en julio de 1954 se decidiera suprimir una plaza de auxiliar. Consideraba necesario dotar esta plaza al menos de forma temporal, pues se precisaba revisar 432 expedientes, cotejarlos con las antiguas fichas y realizar un nuevo fichero de formato universal. Además, el inminente traslado de la documentación al edificio del Laboratorio Municipal aparejaba en sí otras necesidades y la puesta a punto de los locales. Entre estas necesidades figuraban: Exterior del edificio conocido como Gota de Leche, en cuyo interior se ubicó temporalmente un depósito de documentos del archivo. 59 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 60 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño dirigió al alcalde Julio Pernas para comunicarle que la Dirección General de Archivos y Bibliotecas había obtenido 4800 impresiones en microfilm, aconsejando realizar la total reproducción de los documentos históricos227. Durante esta campaña se microfilmaron diversos índices e inventarios, Libros de Actas Municipales y varios documentos de los siglos XII al XVIII, entre ellos la copia del Fuero otorgado a Logroño228. El microfilm es uno de los soportes habituales en los archivos, ya que facilitan el acceso y la reproducción de los documentos en ellos contenidos. Microfilms con una copia de seguridad de los libros de actas municipales. -dotar de cerraduras de garantía a las vitrinas antiguas, pues muchas de ellas no tenían o estaban deterioradas -adquirir carpetas nuevas para la mejor conservación de documentos y cuidado estético -hacer limpieza general movilizando todos los legajos, pues no se había realizado desde hacía veinticinco años -reparar el pavimento del local del ático -adquirir estanterías de sistema regulable para el nuevo local de la calle San Agustín225. 60 Los clichés tipográficos fueron un mecanismo empleado para la inclusión de imágenes en las publicaciones. El archivo conserva diversas muestras, como esta de una vista del Ebro a su paso por Logroño de hacia 1949. AML, FO 030/025. De forma paralela a todas estas actuaciones, el Ayuntamiento de Logroño facilitó copia de parte de sus fondos a otros archivos. El 14 de septiembre de 1958, se recibió una carta del Archivo Histórico Nacional de Madrid solicitando permiso para obtener “fotografías microfilmadas” de la documentación medieval conservada en el archivo municipal226. Dos meses más tarde, el archivero Moisés Díaz se Sabemos que en 1959 había al menos cuatro locales destinados a custodiar los documentos municipales: el de la calle de San Agustín, el Principal (en la planta noble del Palacio de los Chapiteles), el Auxiliar (en el ático) y el de Intervención, situado en una de las dependencias de ese edificio. Este último también fue reorganizado, sacando de él más de 150 legajos y libros y distribuyéndolos entre el edificio del Laboratorio Municipal (los correspondientes hasta 1940) y el local del ático del ayuntamiento (los de 1941 a 1955). En el local de Intervención, por tanto, quedaron los posteriores a 1955 y todos los expedientes generados desde 1950, además de la documentación reciente procedente de otros negociados. Aunque este cambio sirvió en principio para descongestionar el archivo de este negociado, el local que ocupaba el archivo principal seguía siendo insuficiente dada la cantidad de legajos que ingresaban en él y así lo hizo ver su responsable, quien el 6 de marzo de 1959 reconocía no poder admitir una transferencia procedente del Negociado de Fomento y Obras por no existir volumen disponible. Para conseguir un aumento del espacio disponible propuso la confección de un tipo de caja-legajo que permitía la colocación horizontal, ganando un tercio de volumen al aprovechar hasta el fondo las vitrinas, y optimizaba la conservación de los documentos. Este nuevo plan era costoso, ya que eran necesarias unas 600 cajas-legajo, a un precio de 10 a 11 pesetas la unidad, y unas 12000 fichas. Moisés Díaz, además, proponía la designación del ordenanza Ochoa para que le ayudara durante tres meses para que posteriormente se hiciera cargo del Archivo de Intervención. Tal vez esta nueva reorganización del archivo se iniciara de manera inmediata, pues sabemos que el 30 de marzo la Comisión Permanente autorizó la adqui- GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:47 Página 61 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño sición de 150 cajas-legajo. La misma comisión denegó el 4 de septiembre al ordenanza de oficinas Ignacio Ochoa Calvo su solicitud de una gratificación por haber ordenado el Archivo de Intervención y tenido a su cargo el Archivo de Expedientes229. No sabemos durante cuánto tiempo Ochoa trabajó a las órdenes de Moisés Díaz, pues el 15 de noviembre de 1960 el archivero insistía de nuevo en la designación de un ayudante temporal y pedía autorización para acometer horas extraordinarias en los trabajos de reorganización230. Quizá dentro de estos trabajos, Moisés elaboró un Índice de clichés existentes en el archivo municipal de Logroño, que parece que hace referencia a los clichés tipográficos conservados231, y un Índice de las cajas de Varios232, ambos sin fechar. Por Orden de la Presidencia del Gobierno de 23 de diciembre de 1959 se encargaba al Instituto Nacional de Estadística la reorganización de la Estadística de Archivos, Bibliotecas y Museos. La primera fase de este trabajo consistía en la realización del primer Censo Nacional, para el que comenzaron a recogerse datos a comienzos de 1960. En el Censo se incluirían no sólo los datos relativos a los ayuntamientos, sino a las entidades locales menores, centros de enseñanza media, entidades y asociaciones privadas (círculos culturales o recreativos) e incluso a particulares, siempre que se tuviera acceso a ellos. La orden disponía que si en un mismo edificio coexistían archivo, biblioteca, museo o colección de arte, se cumplimentaría un modelo diferente para cada uno de ellos. En el caso de los archivos se diferenciaba entre histórico (“con documentos de más de cien años de antigüedad como mínimo”) y administrativo. El Ayuntamiento de Logroño recibió el 15 de marzo de 1960 una circular con las instrucciones impresas para realizar las estadísticas trimestrales, cumplimentando los primeros cuestionarios el 25 de abril de ese año (modelos A.1 para el archivo histórico y administrativo y modelo B.1 para la biblioteca)233. Por los datos que se anotan en los impresos enviados al archivo, podemos conocer cuál era su situación en ese momento: -Estaba atendido por un administrativo (Moisés Díaz) y no por personal del Cuerpo Facultativo de Archivos y Bibliotecas234, quien además se hacía cargo de la biblioteca municipal privada. -No contaba con ningún equipo de conservación (cámaras de seguridad, sistemas contra incendios...). -Tampoco poseía aparatos de reproducción (fotocopia, microfilm...), de lectura, de proyección, encuadernación, ni de restauración de documentos. -El archivo histórico constaba de 657 documentos, incluidos los pergaminos, que se guardaban en treinta y cinco cajas, y sesenta y cuatro libros (cuatro de ellos impresos). -El archivo administrativo constaba de 1562 legajos, 133 carpetas, 1263 libros (incluidos los de actas desde 1572) y 986 impresos de legislación. -La biblioteca municipal privada tenía una sala de lectura de 16 m2 con seis plazas y contaba con catálogos de autores y de títulos, pero no de materias ni topográfico. A finales de 1965, Moisés Díaz expuso al ayuntamiento las necesidades del archivo. Según el archivero, de los cinco locales que se dedicaban a archivo, cuatro de ellos eran inadecuados y sólo el principal ubicado en el piso primero de la Casa Consistorial era apropiado para tal fin235. Por este motivo proponía habilitar y acondicionar una nueva dependencia fuera del ayuntamiento, donde se pudiera guardar la documentación que contara con más de quince años de antigüedad y no tuviera valor histórico o administrativo. Consideraba también necesario: -aumentar el número de estantes de los armariosvitrina existentes en el archivo principal, pues al tener fondo suficiente se podrían colocar los legajos de forma horizontal, en el sentido de su mayor largura, ganando un tercio de capacidad y evitando a la vez que tras los legajos verticales se colocara otra documentación -adquirir cajas-archivo blindadas para los 663 documentos históricos (muchos de ellos en pergamino y miniados), protegiéndolos así de una posible destrucción por incendio, insectos o gérmenes bibliográficos -dotar al archivo de nuevos ficheros (proponiendo para ello enviar a una persona capacitada a Zaragoza, donde se tenían noticias de que su archivo funcionaba con gran perfección). Los ficheros se deberían organizar de forma doble Detalle de un edificio de la calle Ruavieja en la que se pueden apreciar hasta 3 números de policía diferentes: el 472 corresponde a la numeración de 1772, el número 45 a la de 1844 y la tercera es la actual. 61 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 62 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Logroño es una de las ciudades que más veces ha utilizado el mecanismo de la emisión de deuda municipal para la financiación de la actividad concejil. En esta ocasión se trata de una obligación correspondiente a la emisión de 1954. Para financiar la construcción de la nueva Casa Consistorial se utilizó, entre otros mecanismos, el de la emisión de deuda municipal. Esta emisión de 1981 es la última que, por el momento, se ha llevado a efecto. 62 (nombres y materias) alfabéticamente y, a ser posible, también en forma de inventario igualmente alfabético -adscribir al archivo dos empleados y uno más cuando las operaciones de organización de los ficheros estuviesen en pleno desarrollo -realizar labores de expurgo en el archivo, eliminando documentos, expedientes, recibos, etc. que no precisaran ser guardados por haber perdido su validez o vigencia, pero siempre quedando constancia de ellos e inutilizándolos antes de su posible venta para papel. También solicitaba que si se acordaba efectuar obras de acondicionamiento, éstas se realizaran según criterio conjunto de la sección de arquitectura municipal y del archivero. La corporación, de acuerdo con las peticiones del archivero, le encargó la ordenación del archivo y acordó habilitar y acondicionar un local fuera de la Casa Consistorial para la custodia de la documentación que contara con más de quince años de antigüedad236. No sabemos en qué condiciones se encontraban los locales destinados a archivo, salvo el del ático, que a finales de 1965 estaba lleno de ladrillos, escombros procedentes de reparaciones que se realizaron en el tejado, leñas, un sofá...237. Continuando con la política de difusión de la documentación municipal, en 1967 se prestaron seis documentos para la exposición Evolución histórica del municipio español, organizada por el Museo Histórico de Barcelona durante los días 6 al 12 de octubre dentro del IV Congreso Hispano-LusoAmericano-Filipino de municipios238. Al año siguiente, en abril, se decidió encargar la “traducción” del Fuero de Logroño a Félix Ochagavía y otro sacerdote con la intención de incluirla en un folleto de Logroño que se iba a publicar. Finalizada la transcripción, la Comisión de Hacienda aprobó los gastos de publicación en la sesión del 23 de dicho mes239. El 19 de junio de 1968, el Gobernador Civil trasladó al alcalde Víctor de Lerma una carta del Director General de Administración Local y Jefe Superior del Servicio Nacional de Inspección y Asesoramiento, escrita como consecuencia de haber tenido noticias de que algunos ayuntamientos de la provincia de Logroño habían enajenado o cedido documentos de los archivos municipales de gran valor histórico. Con el fin de evitar estos hechos tan lamentables, que infringían la legislación vigente y ocasionaban gran perjuicio al patrimonio documental histórico de la nación, les recordaba que: -en los municipios donde no hubiera archivero, era responsabilidad del secretario el ordenar y custodiar el archivo municipal (según el artículo 341-3 de la Ley de Régimen Local y la atribución 4ª del artículo 142 del Reglamento de Funcionarios) -según la circular dada por esa Dirección General el 10 de febrero de 1945, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 11 de febrero de 1945, estos archivos deberían organizarse y formar sus correspondientes inventarios. A éstos se realizarían adiciones anuales, enviando una copia de ambos al Gobierno Civil que se conservaría en el Patronato Provincial de Archivos y Bibliotecas de la Diputación Provincial correspondiente -los inventarios deberían tener una sección en la que se registraran los documentos históricos que, según artículo 3º del Decreto de 24 de julio de 1947, eran todos los anteriores al siglo XX -los ayuntamientos que tuvieran documentación histórica podían trasladarla a los Archivos Históricos Provinciales, donde sería debidamente catalogada y custodiada, sin perder sus derechos de propiedad, según se recogía en el párrafo c) del artículo 4º del Decreto de 19 de octubre de 1938. Desconocemos si como efecto de esta carta o quizá como fruto de los distintos trabajos de reorganización llevados a cabo a lo largo de esta década, en el archivo se conserva una relación de los libros de actas del ayuntamiento, fechada el 23 de diciembre de 1968240. Tal vez en este momento se elaboró también el Inventario de Libros Antiguos. Se trata de una relación de libros relativos a la ciudad de Logroño, numerados correlativamente y agrupados por temas (obras pías, apeo y catastro, milicias, etc.). Su cronología abarca desde 1638 hasta 1935241. También sin fechar existe en el archivo un Índice de las anotaciones a los libros de actas de los siglos XIX y XX (1800 a 1936), que probablemente se realizó en esta época242. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 63 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño A mediados de 1968 se estaban acondicionando parte de las dependencias de la Estación de Autobuses con destino a oficinas municipales, entre ellas la oficina de la Sección de Quintas y el Archivo Municipal. Desconocemos cuándo se efectuó el traslado, pero en noviembre de ese año las obras al parecer estaban prácticamente concluidas y ya se hablaba de la compra de mobiliario243. Aunque el volumen de documentación trasladado a este nuevo local fue considerable, parte del archivo quedó en la Casa Consistorial (Libros de Actas del Pleno y de la Comisión Permanente, etc.). Tras la muerte del archivero Moisés Díaz en 1969, no sabemos a ciencia cierta si alguien se hizo cargo del archivo, pero el ayuntamiento continuó preocupándose por su buen funcionamiento. En mayo de 1969 se acordó adquirir diverso mobiliario para el archivo instalado en la Estación de Autobuses (estanterías, mostradores, armarios, mesas, papeleras...)244 y para la Sala de Juntas Municipales del ayuntamiento, donde se había acordado instalar la Biblioteca Municipal245. Todavía en este año seguía funcionando el local de la calle de San Agustín, pero su estado de humedad había provocado que un buen número de legajos se encontraran cubiertos de moho, peligrando su conservación. Ante esta situación, se decidió llevar la documentación que allí había a la Estación de Autobuses, quedando concluido el traslado el 22 de octubre246. Nuevas operaciones de expurgo se llevaron a cabo en el archivo en los años setenta. El 24 de abril de 1973, el jefe del archivo envió al secretario general del ayuntamiento una relación del material expurgable, dejando a su decisión si era procedente su eliminación y, en caso afirmativo, solicitándole que diera las órdenes convenientes. Los documentos a expurgar tenían una cronología que abarcaba desde 1934 hasta 1968, y se referían a material y vestuario, gastos carcelarios, administración de rentas, copias de liquidaciones, retención de utilidades, concurso de alumbrado de varias calles, proyecto de escuelas graduadas de 1941, hojas de cargo a recaudación, declaración de vehículos y ganado247, etc. En 1975, el cronista oficial de la ciudad de Logroño Jerónimo Jiménez Martínez, a través de una carta fechada el 9 de noviembre, propuso al ayuntamiento la creación de otro archivo que contuviese, en forma de película microfilm, la reproducción de los pergaminos de la Edad Media, con el fin de preservar la extraordinaria riqueza documental de estos documentos de cualquier accidente. Estación de autobuses de Logroño. 63 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 64 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Consciente del coste económico que este trabajo supondría para el ayuntamiento, informaba que este segundo archivo ya se había iniciado y que personalmente estaba obteniendo dos copias xerográficas de cada documento, una de las cuales entregaría a la Unidad de Cultura municipal y la otra quedaría en su domicilio particular, a la espera de que se le asignara una dependencia al cronista. Al día siguiente se hizo una relación de las copias entregadas en dicha unidad248. Hoja de control de préstamo de 1972. Un curioso ejemplo procedente de la colección de fotografías: para conseguir la impresión en cuatricomía era necesario elaborar los 4 fotolitos en cada uno de los colores: negro, magenta, cyan y amarillo. AML, FO 048/037. 64 A lo largo del último cuarto del siglo XX, se realizaron diversos trabajos encaminados a la elaboración de distintos instrumentos de control con el fin de mejorar la conservación de los documentos y el acceso de usuarios (investigadores, empleados municipales y ciudadanos en general). El 28 de febrero de 1976, desde la Unidad Administrativa de Secretaría se remitió al jefe de la Unidad de Archivo un “nomenclátor de archivo” (cuadro de clasificación), para que a partir de ese momento al iniciar cualquier expediente se anotasen los números y el epígrafe correspondientes249. En 1978 se estableció un registro de usuarios del Archivo Municipal en el que se dejarían anotados los datos personales del investigador, los documentos consultados, la fecha de consulta y la clase de autorización para visitar el archivo250. Ese mismo año se instauró un sistema de control de consulta de documentación a investigadores, a través de un sistema de fichas, tamaño cuartilla, que semanalmente cumplimentaba el encargado del archivo para enviarlas al secretario general y al jefe de la Unidad Administrativa de Información, Registro y Archivo. En ellas se hacía constar el periodo de tiempo que comprendía, nombre del investigador y documentos consultados251. Hemos de suponer que también se estableció un sistema similar para los préstamos a funcionarios del ayuntamiento. Aunque más tardíos, de 1983, se conservan unos cuadernillos de préstamo interno de documentos, formados por hojas autocopiativas. Cada papeleta debería de llevar la firma del jefe de la unidad que solicitaba el préstamo y del encargado del archivo. Se anotaba el tipo de documento prestado (legajos, expedientes o libros), la unidad a la que se prestaba, número, año, reseña del contenido, signatura del archivo y la fecha de devolución252. Poco sabemos de quiénes fueron los responsables del archivo en estos momentos. Parece ser que en 1975 Valentín Campos Leo era auxiliar administrativo en el archivo municipal253. Dos años más tarde, este puesto lo ocupó Domingo Somalo Marijuan, quien permaneció en él hasta 1980254. Sin embargo, al igual que en otras capitales de provincia españolas, se aprecia la participación del cronista oficial en algunas funciones y actividades propias del técnico responsable del archivo. Así encontramos a Jerónimo Jímenez Martínez, cronista oficial de Logroño, informando la adquisición del archivo del Marqués de San Nicolás, responsabilizándose de la gestión del préstamo de documentos para exposiciones o bien poniendo en marcha un archivo de seguridad a través de documentos microfilmados o xerografiados, como hemos visto. A finales de la década de los setenta, el ayuntamiento continuó con su política de difusión de la documentación, iniciada en los años cuarenta. El 24 de marzo de 1979, el alcalde Narciso San Baldomero comunicó al jefe del archivo que se le autorizaba para entregar al Instituto de Estudios Riojanos los documentos relativos al general Espartero para la exposición que sobre este personaje se iba a organizar. Meses después, el 9 de julio, el concejal-delegado de cultura Miguel Ángel Ropero Sáez informó favorablemente a la solicitud presentada por el Colegio de Arquitectos de Aragón y Rioja para consultar y obtener copias de planos con el fin de elaborar una Guía arquitectónica de la ciudad de GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 65 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Logroño. El 6 de agosto, el encargado del archivo comunicó al jefe de la Unidad Administrativa de Información, Registro y Archivo que se habían prestado al Colegio de Arquitectos ochenta y seis expedientes de urbanismo de los edificios más antiguos e importantes de la ciudad. La devolución de estos documentos se hizo en dos fases ese mismo año. El 10 de octubre, el encargado del archivo informó al secretario general y al jefe de su unidad administrativa que el delegado de cultura de dicho colegio, Domingo García-Pozuelo, había entregado setenta y tres expedientes. Dos meses más tarde, el 12 de diciembre, informaba de la devolución de los trece expedientes que faltaban255. Lector reproductor de microfilms del Archivo Municipal Tras la unificación del archivo a finales del XIX, se asiste nuevamente en el siglo XX a la dispersión de los documentos por diferentes depósitos ubicados en diversos edificios de la ciudad, porque la Casa Consistorial se había quedado a todas luces pequeña para el tamaño que la administración iba adquiriendo. Sin embargo las tareas de organización, instalación y descripción de los documentos fueron permanentes, comenzando a atisbarse un ligero cambio en cuanto al acceso y la difusión de los documentos, que cristalizará definitivamente con la consolidación del estado social y democrático de derecho. Las postales forman parte de la colección de fotografías; colorearlas fue una práctica muy habitual. Un ejemplo de 1955. AML, FO 017/013. 65 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 66 Proyecto de casa colegio para las Religiosas de María Inmaculada del Servicio Doméstico. Es una de las más tempranas obras de Fermín Álamo, en 1914. AML, IGE 361/36. En la actualidad el edificio sigue conservando la imagen, color y disposición con que se proyectó. GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 67 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño 6. UN NUEVO ARCHIVO D. Narciso San Baldomero y Ruiz de Morales, alcalde de Logroño entre 1973 y 1979, intuye la necesidad de construir un nuevo edificio en el que se puedan reunir todos los servicios municipales y que sirva de punto de referencia para la ciudad. Dicho edificio se construye en el solar procedente del derribo del Cuartel de Caballería, con proyecto del arquitecto Rafael Moneo. En él se contemplan espacios dedicados a múltiples necesidades y servicios concretos: biblioteca pública, auditorium, salas de exposiciones, comedor… sin que se prevea el espacio destinado a archivo municipal. Pese a ello, tras la inauguración del edificio en 1980, todos los documentos municipales se trasladaron a su ubicación actual en la planta semisótano del edificio. Una vez en la nueva y parece que definitiva sede, se siguieron realizando labores de inventariado de la documentación. Entre 1981 y 1983, siendo responsable del archivo Carmen Velasco de la Hera, se estableció un sistema de ficha para controlar los expedientes. Su estructura era la siguiente: -asunto -año del expediente -número de caja y del expediente -acuerdos de Pleno o de Comisión Municipal Permanente sobre el mismo -observaciones. municipal de Logroño”, para que en el plazo de tres meses se catalogaran documentos de los siglos XI al XVIII y alguno de los siglos XIX y XX. El resultado de esta beca fue la elaboración de un fichero de libros y documentos antiguos, ordenados cronológicamente. En las fichas se recoge la fecha o fechas extremas del documento, un resumen del mismo y sus características formales (soporte, medidas, tipo de letra...), registrando en el extremo superior derecho la signatura correspondiente256. En la actualidad el archivo cuenta con una plantilla de cuatro funcionarios, que de forma continua trabajan en la organización y descripción de los fondos, además de realizar tareas de difusión para dar a conocer el patrimonio documental (exposiciones y publicaciones) y asesorar a los diversos usuarios e investigadores que acuden a él. De forma periódica se realizan trabajos de restauración de aquellos documentos cuyo estado de conservación así lo aconseja. Detalle del interior del Ayuntamiento. Así mismo se inició un fichero, organizado por materias y onomástico, con noticias extraídas de las actas municipales desde 1860 hasta 1976, de la prensa y de otras fuentes que no se citan. Pero la catalogación de fondos no se realizó solamente con funcionarios municipales, sino que también se emplearon otras vías como la concesión de becas. El 19 de septiembre de 1990 la Comisión de Gobierno aprobó las bases de una “Beca de colaboración para trabajos de recuperación y catalogación de los fondos históricos existentes en el archivo En estos momentos el archivo dispone de 750 m2 de depósito con una capacidad de 5600 metros lineales en armarios tipo compactus y diecisiete planeros, de los cuales están ocupados ya cerca de 4 km. Cuenta 67 GUIA_ARCHIVO 6/10/05 17:48 Página 68 HISTORIA DEL ARCHIVO Guía del Archivo Municipal de Logroño Documentos sueltos de otras procedencias: Junta de Cosecheros Fondos Judiciales Fondo del Corregidor Santo Hospital u Hospital de la Misericordia Protocolos Notariales Obras Pías, Capellanías y Cofradías Otros Un ejemplo de intervención para restaurar documentos: a este privilegio rodado de Alfonso X (1254) hubo que reintegrarle gran parte del soporte escriturario. AML, IDA 1/ 4. con una sala de consulta con capacidad para doce usuarios, en la que los ciudadanos e investigadores pueden ejercitar su derecho de acceso a los documentos, con las restricciones que marca la legislación vigente; de hecho, las consultas de los ciudadanos son constantes. Tanto en la web del archivo257, como en la página web de archivos municipales de La Rioja258 y el Censo Guía de Archivos del Ministerio de Cultura259 se puede encontrar muy diversa información sobre el archivo y los fondos que custodia. 68 Además del fondo municipal, este Archivo alberga otros que ingresaron en él por diversos motivos: Fondo del Marqués de San Nicolás Fondo Cultural Rioja Fondo del Colegio Oficial de Funcionarios de la Administración Local de la Provincia de Logroño Fondo Amós Salvador y Rodrigáñez Actualmente se llevan a cabo varias líneas de trabajo: -Identificación de series para valoración y selección de documentos: están concluidos los estudios preliminares de todas las series documentales generadas por la administración municipal. Este trabajo servirá de punto de partida para iniciar el procedimiento de expurgo de todos aquellos documentos que no deban ser conservados permanentemente. -Organización de fondos: se realiza de forma continuada con el fin de permitir el acceso a los fondos y garantizar su conservación. Recientemente se ha trabajado con documentos de características especiales (planos, fotografías y carteles), secciones de fondo cerradas (Matadero Municipal) y fondos no municipales que conserva el archivo (Fondo del Marqués de San Nicolás y Fondo del Colegio Oficial de Funcionarios de la Administración Local de la Provincia de Logroño). -Control de transferencias: desde octubre de 1995 las transferencias de documentos que ingresan en el archivo desde los diferentes servicios municipales están reguladas por unas normas realizadas por su responsable (“Metodología para la transferencia de documentación al archivo municipal”). Los ingresos se realizan de forma controlada y continuada. -Tareas de microfilmación: durante los años 1994 y 1995 el ayuntamiento procedió a microfilmar los Libros de Actas Municipales de 1572 a 1975. -Restauración de documentos: de manera ininterrumpida, desde 1997 una parte del presupuesto anual del archivo se destina a la restauración de aquellos documentos que presentan un mal estado de conservación. -Adquisiciones: desde que en 1983 el Ayuntamiento adquiriera el fondo del Marqués de San Nicolás, el archivo se ha preocupado por incre-