El 15 de diciembre de 1947, el Dr. Jaim Weitzman, presidente de la Organización sionista mundial, se dirigió a la Asamblea de la “United jewish appeal”, solicitando a los representantes de la comunidad Judía de los Estados Unidos que participaran, con todos sus esfuerzos y posibilidades, en la construcción del Estado Judío. En su emotivo discurso dijo: “Ningún pueblo recibe un Estado en una bandeja de plata”. Inspirado en esta frase, el poeta israelí Natán Alterman (1910 – 1970) escribió el siguiente poema: La bandeja de plata Natán Alterman Se ha aquietado la tierra. En fronteras humeantes, una aurora indecisa comienza a asomar. Y una nación dolida, pero aún palpitante, se apresta a recibir el milagro sin par... De noche la envolvieron alegría y espanto, mientras se disponía a la solemne ocasión. Ahora, frente a ella, a una joven y un muchacho ve avanzar lentamente, y aguarda la Nación. Ellos suben la senda: uniforme ordinario, zapatones pesados, en silencio total. No han cambiado su atuendo ni con agua han borrado las huellas del trabajo y del combate fatal. Fatigados al límite, abstinentes de pausa, casi niños, retoños del viejo tronco hebreo, se quedarán los dos inmóviles, sin habla, sin señales que indiquen si están vivos o muertos. La nación los contempla llorando, y fascinada pregunta: -¿Quiénes sois? Le responden, tranquilos: -Nosotros somos la bandeja de plata en la que recibes el Estado judío. Luego, envueltos en sombras, caerán a sus pies. Lo demás ya se nombra en la historia de Israel.