Ingeniería Hidráulica Romana. Carlos Hernández Casado ed. Colegio de Ingenieros de Camino, canales y puertos. CAPTACIÓN DE AGUAS EN LA ÉPOCA DE LOS ROMANOS Hemos visto que en todo abastecimiento de aguas existen tres sistemas hidráulicos sucesivos, el primero de los cuales es el de captación de las aguas que han de tener cualidades convenientes a su destino y cantidad proporcionada al número de habitantes de la ciudad. Efectivamente, lo primero que hace falta en un abastecimiento es apoderarse del agua necesaria, para lo cual es preciso que exista dicha fuente de abastecimiento, que esté a una altura conveniente y a una distancia económica y además que sea apropiada o por no tener dueño o por adquisición legal. Este problema legal de las aguas ha sido siempre una dificultad administrativa importante en las obras hidráulicas y mucho más al pasar el tiempo, pues la legislación se ha ido complicando y precisamente fueron los romanos los que pusieron las bases para resolver los conflictos. En una primera época los grandes ríos resolvían todos los problemas hidráulicos de la ciudad, pero después se fue afinando en exigencias y el agua de éstos no presentaba las necesarias condiciones sanitarias para el consumo. Por eso ciudades como Roma con un gran río que fue su elemento paterno, fueron a buscar el agua, no sólo para beber sino para abastecer sus termas, hasta cerca de 100 km de distancia. (El aqua Martia, totaliza un recorrido de 91.400 m.) La condición de pureza que acabamos de indicar exigía un curso de agua que no hubiera tenido relación directa con núcleos habitados y así entre las conducciones de la ciudad de Roma había dos que partían de tomas directas del mismo río: las denominadas Anio Vetus y Anio Novo, la segunda aguas arriba de la anterior, para sustituirla, pues sus aguas se habían contaminado al edificar cerca del río en la zona intermedia entre las dos tomas. El agua de la primera, aunque se decantaba en una piscina limaria cerca de Roma, dejó de emplearse para la bebida destinándola a usos industriales. Aunque la mayor parte de las ciudades primitivas importantes estaban situadas en las orillas de los grandes ríos tampoco podían abastecerse de ellos cuando las necesidades crecieron, pues los romanos no dispusieron nunca de un sistema mecánico apropiado para la elevación de grandes volúmenes de agua, aunque fuera a pequeñas alturas. Otro de los recursos utilizados desde primera época, fue la captación integral de las fuentes naturales, las cuales desde muy antiguo eran objeto de culto por considerar que estaban gobernadas por divinidades menores, las ninfas, a las qué en muchos casos se dedicaron verdaderos templos denominados nínfeos. Esto venía ya desde los griegos que los edificaban en acción de gracias por el don tan importante a los humanos, que es el agua. Al principio debieron ser construcciones mínimas, delimitando la zona de surgencia, para preservarlos de la mezcla con aguas de otro origen, o bien, cuando era nacimiento en ladera para protegerlo de los aterramientos. Uno de los ninfeos primitivos más interesantes es el de la ciudad griega de Glanum. Antecedentes griegos - Ninfeo de Glanum. El ninfeo constaba generalmente de cámara y ante-cámara siendo ésta normalmente la galería que había sido necesario construir para captar la vena líquida, cuando no era caverna natural donde brotaba el agua. La adición de tipo cultual se va complicando sobre todo con los romanos y si el manantial estaba en lugar abierto se cubría obteniéndose artificialmente la gruta primigenia, pero complicándola con edículos, columnatas y altares, conservando siempre un carácter gracioso y recatado aunque algunas veces llegaban a dimensiones excepcionales (Nín-feo de Diana en Arles). En combinación con el depósito terminal de aguas se originó una construcción romana verdaderamente fastuosa que hemos tratado en el capitulo correspondiente á los depósitos. Tomas de este tipo teníamos en nuestro país la de Deifontes juntó al pueblo de esta denominación donde sigue existiendo una lagunilla a engrosar el caudal del río Cubillas en el que desemboca directamente. Esta fuente abasteció probablemente, a Iliberri (Granada actual). También el abastecimiento de Gades con unos 70 kilómetros de conducción se alimentaba del manantial de El Tempul que brota en las inmediaciones del río Guadalete, con caudal muy importante. En tiempos actuales servia al abastecimiento de Jerez de la Frontera y regulado mediante un embalse se amplió para abastecer de nuevo a Cádiz. El abastecimiento de Sexi se nutría de las aguas que surgían junto al río Verde de la Almuñécar actúal derivándoles con pequeña presa enterrada hoy También es ejemplar el caso de la captación inicial de la fuente de Noé en el abastecimiento de Lutecia que era surgente y se recogía en arqueta a nivel ligeramente superior al del encharcamiento que producía. En el abastecimiento de aguas para la ciudad de Colonia se han conservado en muy buen estado algunas de las captaciones que consisten en arquetas subterráneas completas dispuestas por debajo de los niveles de las capas freáticas con algunos de los muros permeables para permitir la entrada de las aguas retenidas por el terreno. De la arqueta parte una conducción en galería para enlazar con el canal de la conducción principal, tomando el agua a una cierta altura sobre el fondo de la arqueta para que los materiales sedimentados durante el paso del agua por ella no se incorporen a la conducción. Las arquetas tenían acceso por una puerta aunque a veces se entraba por la misma cámara de enlace. También existía un conducto de salida a nivel de solera para poder desaguar el fondo de la arqueta con arrastre de los materiales depositados. En las figuras indicamos dos sistemas diferentes en la conducción del Eiffel que es la de la segunda época de dicha conducción de Colonia (Colonia Agripina). Otra captación muy sencilla es la de la conducción de Tiro que recogía el agua de una fuente subterránea situada en un islote muy próxima del litoral, conduciéndose por túnel submarino en un corto trecho. Captación de aguas: Tiro, Deifontes (Granada), Lutetia (París), Arca de Noe (París). En las captaciones para la ciudad de Metz, las tomas de las diversas fuentes se reunían en una arqueta con decantación de sedimentos antes de integrarse en el canal definitivo. Han quedado pocos restos de las obras sencillas realizadas junto a los manantiales puesto que más tarde o más temprano llegaban a constituir un verdadero ninfeo. Pero, por ejemplo, en Deifontes donde no han quedado obras monumentales, o se destruyeron por erosión de las propias aguas parece advertirse la delimitación de un rectángulo encuadrando la zona de las surgencias activas que quizás tendría el carácter de temenos sagrado, pero como el pueblo nació junto al manantial, han desaparecido las obras de encauzamiento desde el manantial a la conducción y tampoco hay vestigios de ésta en las cercanías. El segundo paso en esta apropiación material de las aguas es el de buscar las fuentes "non-natas", es decir, las venas de agua subterráneas que van a engrosar naturalmente las aguas de los ríos afluyendo directamente a las venas líquidas de los mismos, sin individualizarse en manantial. Ejemplo típico de esta modalidad es la captación correspondiente a la conducción de Las Tomas, una de las tres que abastecían Emérita donde hubo que bajar en pozos para interceptar las venas subterráneas que afluían por el subsuelo de la ladera de Las Hospitaleras hacia el río Albarregas. Se organizaron después un sistema de galerías subterráneas con traza arborescente, confluyendo sucesivamente hacia una terminal que salía a la superficie aprovechando el declive del terreno continuando durante un corto trozo en canal exterior cubierto, casi todo sobre muro, para después de pasar por un pequeño desarenador y remontarse en acueducto (arcuationibus) cruzando al otro lado de la depresión que correspondía al paso de la vía romana de entrada a Emérita viniendo de Toletum. Volvía a salir a la superficie, pasando cerca del circo romano al que abastecía yendo a terminar en el anfiteatro, cuyo foso podía convertirse en naumaquia y del cual sale una cloaca que era su desagüe. El revestimiento total en opus signinum de este foso no deja lugar a duda de que tenía posibilidad de usarse como naumaquia. El tercer paso en la comunicación de dispositivos de captación es buscar el agua subálvea de los ríos o de las zonas encharcadas de los cauces. Ejemplo del primer tipo es la captación de la cisterna de la Conventual de Mérida que filtraba directamente las aguas freáticas del Guadiana y de la que nos hemos ocupado en él capítulo de los depósitos termínales, pues se trata de un abastecimiento sin conducción ya que como acabamos de decir el agua se filtra directamente a la cisterna que está situada muy cerca del Guadiana (Anas flumen). Otro caso también en Emérita es la captación en el comienzo de la conducción de Cornalvo del agua subálvea que almacena el Albarregas en la llanada que existe inmediatamente aguas abajo de la presa correspondiente. Para drenar este agua el primer tramo de la galería de conducción enterrada se construyó con bóveda y parte superior de los hastiales de mampostería en seco, dejando juntas amplias por donde se iba filtrando el agua. Captaciones intermedias en la conducción del Eiffel para Colonia Agripina (KOLN), según W. Valderey. Igual disposición adoptaron en las galerías de la conducción de Lutetia y también en la de Lugdunum cada vez que la galería enterrada pasaba por zonas con aguas subterráneas convenientes. El cuarto artificio de captación era tomar el agua de un verdadero arroyo derivándola, en su totalidad o en parte, mediante pequeña presa de derivación, tipo de presa que los árabes denominaron azud o azuda y para el que actualmente conserva dicho primer nombre. La disposición más complicada a la que llegaron los romanos fue la de formar un embalse o lago artificial en cabecera, mediante presa de cierta importancia, que almacenaba el agua en avenidas, conservándola para las épocas de estiaje, estableciendo así una regulación de la variabilidad de las aportaciones, lo mismo en las distintas horas del día que en las diversas épocas del año. En general es esta segunda regulación la que correspondía a los embalses, pues la que normalizaba la distribución irregular de la jornada correspondía más bien a los depósitos terminales. En España tenemos ejemplos de embalses, los más importantes construidos durante la época romana, siendo de notar la de la región de Mérida, que ya hemos considerado al estudiar las presas que los constituían. Sus objetivos primarios eran siempre los de abastecer a poblaciones importantes, aunque en algunos casos se aprovechaban también para el riego. Reunían unas condiciones magníficas, además, para la decantación de las aguas que se producía por sedimentación de los materiales arrastrados hasta los más finos limosos y arcillosos. Esto se complementaba con los dispositivos de tomas de agua que permitían tomar el agua de zonas clarificadas a distintos niveles. Captaciones mediante arquetas en Tiro, Lutetia, Aqua Apia, Keos y Metz, según Grenier y Belgrain.