Estos textos pretender facilitar la comprensión del proyecto así como su construcción sin ocupar demasiado espacio. HISTORIA DE LA REFLEXIÓN. Casualmente, había estado leyendo hacia varias semanas atrás un estudio de Philip Jodidio sobre la arquitectura de Álvaro Siza. En la fase de reflexión sobre mi proyecto recordé que Álvaro Siza había ideado unas piscinas en Portugal llamadas “Las piscinas de Leça” en las que consiguió una perfecta armonía entre la naturaleza marina y el entorno alterado inevitablemente por el hombre. Me pareció un contraste sutil y contemporáneo en el que el agua era la clara protagonista, por lo que tomé esta reflexión como punto de partida para mi nueva intervención en el secadero. Al visitar de nuevo la zona de los secaderos me di cuenta de que cada uno poseía un encanto especial pues algunos con sus juegos de luces y sombras creados con los troncos de chopos(a modo de pilares) y por sus delicadas celosías entrecruzadas me cautivaron. Sin embargo, quise buscar un secadero en el que la sensación de amplitud fuese mayor, el que los celosías fueron las únicas capas que restaran luz al interior, en el que los pilares no cortaran y dividieran el espacio… Finalmente, llegué al secadero elegido en el cual estudié durante un tiempo el efecto que yo quería transmitir: la belleza de los rayos de sol reflejados en una lámina de agua, esa belleza que pude contemplar cuando, estando allí, el sol salió de repente, penetró entre las celosías y se posó en un pequeño charco de agua que había en el interior. En nuestro secadero las celosías están marcadas perfectamente lo cual dota al lugar de pureza y sencillez. Así pues, decidí que este era “el lugar”. IDEA PRINCIPAL La idea principal era la de crear un espacio en el que nos sintiéramos rodeados de agua en todo momento y que el sonido de esta sea el que nos acompañe durante nuestra estancia en el secadero. LA INTERVENCIÓN EN SÍ. La entrada al secadero se realizará por el extremo sur de este. Encontramos una plataforma sustentada sobre la lámina de agua por pilares de hormigón. Esta se dividirá en dos ramas hasta llegar a la zona norte. Una de ellas es una pasarela llana de 1 metro de ámbito que nos conduce hacia la zona de charla. La otra es una fina rampa también de hormigón que irá elevándose paulatinamente hacia la zona de descanso facilitando así el acceso directo. Sin embargo, si deseamos acceder desde la zona de charla o baño, lo podremos hacer mediante una segunda rampa que conecta con la rampa principal. Prescindiremos de los pilares intermedios entre la cara este y la oeste puesto que estos nos cortan los rayos de luz y no nos dan la sensación de amplitud que deseamos. Estos servían de refuerzo cuando se colgaba del techo el tabaco, pero a nosotros no nos serán necesarios. Eliminaremos el portón actual existente en el secadero y lo sustituiremos por las mismas celosías de los demás laterales pero colocaremos una franja esbelta de cristal al ácido donde quedará simulada la puerta de acceso. Esto dará a la zona de la piscina interior mayor luminosidad. Tendremos un doble acceso al secadero. El segundo estará en la cara este del secadero frente a la rampa secundaria. Desde esta entrada se tendrá un acceso rápido a todo y no se dispondrá de la vista frontal que nos permite la entrada sur. He decidido prescindir de barandillas pues son un elemento que nos va a cortar el paso de la luz y no nos va a dar sensación de continuidad, sino que nos supone un límite en la visión y también físico. El pavimento en la zona de charla y el resto del secadero va a ser el mismo hormigón que nos acompaña en la rampa, la pasarela y la plataforma. Queremos que sea hormigón blanco para que la claridad y luminosidad interior sea mayor. Zona de descanso: Esta zona la a estar integrada dentro de un paralelepípedo de cristal que creará unos reflejos muy atractivos y hará que el interior sea más templado. Esto favorecerá nuestra protección contra el frío además de tener aislamiento acústico importante para el descanso. Al ser transparente favoreceremos la sensación de continuidad y dejaremos pasar la luz en todo momento. Para no privarnos de la ventilación dejaremos una lámina de vidrio corredera. Además lo hemos colocado a una doble altura para para así mejorar la sensación de privacidad y protección. Descansaremos en el suelo sobre un tatami rodeados de cojines, pufs, mantas… Un tatami es un colchón firmo de 1,80x0.90 cada plancha. Son alfombras individuales y uniformes. El tatami se fabrica en junco, igusa y pasta de arroz, como vemos son elementos orgánicos acordes con nuestro secadero. El cuerpo del tatami se embala dentro de una tela. Absorben muy bien la humedad e impiden el desarrollo de parásitos e insectos sin descomponerse. A la hora de descansar no nos veremos limitados en espacio por la convencional cama sino que podremos estar según nos apetezca en cada momento, más o menos estirados. Zona de baño: Estará formada principalmente por una bañera de grandes dimensiones y no demasiado profunda (60 cm. de profundidad) que nos hará sentir como si estuviéramos debajo de una catarata. Esto se consigue mediante un dispositivo colocado en la parte superior de la bañera que expulsará una fina lámina de agua. La bañera se encontrará en todo momento llena pues también queremos potenciar el sonido del agua al caer sobre esta, el cual nos parece muy relajante y atractivo. La función de este elemento no es la de ducharnos, sino la de recrearnos en nosotros mismo, por esto cerca hemos colocado una ducha con hidromasaje que estará separada de la zona de charla con un muro de Pavel translúcido que nos protegerá visualmente. Aquí el pavimento estará formado por losas con juntas que facilitarán la evacuación de las aguas y evitará los posible encharcamientos.