La aventura más grande de Rossano Hace muchos años, en un libro, existía un gran guerrero que junto con su hermosa y amada princesa defendían al reino de Muezonia de horribles criaturas y de malvados hechiceros. Cada día que pasaban juntos atravesaban increíbles aventuras, pero siempre encontraban una manera de resolverlas. La familia Di Rosso estaba también conformada por el hermano menor (Franchesco), un joven que siempre estuvo bajo las sombras del gran rey de los reyes, Rossano. Franchesco siempre estuvo celoso de que constantemente reconocieran las hazañas de su hermano y que, además, este se haya quedado con el amor de su vida, la bella Isabella, reina de Muezonia. Su paciencia se agotó en el preciso momento en el cual, luego de finalizada la guerra que el reino había tenido contra diferentes tribus de malvados orcos, y en la cual Franchesco había ideado una estrategia magistral para derrotarlos, y todo el crédito de la victoria fue directamente hacia Rossano. Franchesco, olvidado, decidió recurrir a la venganza y practicando la magia negra, hizo un hechizo nunca antes hecho por algún brujo de este mundo, ya que alteraría toda la historia de todos los libros existentes. Tal embrujo provocó aquella noche en Rossano una visión en la cual una nueva aventura se revelaba, una aventura que jamás había afrontado antes, y en el final de ésta, el gran mago del reino le mostraba la única salida a la que podría recurrir para salvar a su amada. Le contó que aparecería en otros libros y la única forma de que volviera al suyo era ayudando y enfrentándose a extravagantes seres que nunca antes había conocido. Fue cuando despertó, confundido de él y sin saber dónde se encontraba. Miró hacia los lados, solo agua. De pronto escuchó una fuerte voz que ordenaba a todas las personas que estaban con él. Se dirigió hacia ese, el comandante del barco y desconcertado preguntó, “¿Dónde nos encontramos? “, a lo que el capitán respondió bruscamente “En la Santa María, ignorante, qué clase de pregunta es esa, sin embargo no logro reconocerte, ¿Quién eres buen hombre?” Rossano le contó su historia y en la situación en la que se encontraba, y cuando le preguntó su nombre, este respondió “Soy Cristóbal Colón, el más grande explorador que haya tenido la Corona, y usted será unos de los que recorrerán el mundo junto a mí”. Como el mago le había dicho a Rossano, el rey ayudó a Cristóbal a descubrir el “nuevo continente” ya conocido por Rossano tras haber leído de él en múltiples libros de historia. Tras llegar a su destino, un portal se generó frente a Rossano, al cual saltó sin dudarlo. Cayó detrás de una gran multitud de personas, que estaban luchando contra un habilidoso guerrero, rápidamente Rossano fue en su ayuda y con su destreza de combatiente escaparon de la situación: -¿Tienes nombre? preguntó el herido contendiente. -Rossano, rey de Muezonia, ¿y tú? -Me llaman Jan, el “sensible” Jan, ¿y qué hace un rey de un pueblo tan lejano fuera de sus tierras? -Mi hermano me hechizó, debo pasar de libro en libro para llegar a mi reino y tú me ayudarás a hacerlo, estás en deuda conmigo. -Mmmm… Me tendrás que ofrecer algo mucho mejor de lo que ya tengo en mi reino para que acepte el trato. -No lo dudes, me ayudas a saciar mi venganza y obtendrás más riquezas de las que puedas transportar en diez mulas y cuatro caballos. -Jajaja!, en ese caso tenemos un trato. Otro portal se abrió… Por fin Rossano volvía a su reino, y con ayuda de Jan, nada podría detenerlo. Mientras ambos estaban encaminando hacia las puertas del castillo, Franchesco gozaba de su poder, pero eso cambió cuando un mensajero le advirtió que dos caballeros estaban llegando. Preocupado, ordenó a su ejército atacar a los visitantes, pero cómo podrían enfrentarse a su verdadero rey. Sin dudarlo desobedecieron y dejaron a Franchesco solo, excepto por las hechiceras que estaban de su lado, las mellizas Wolf, y todo el ejército de orcos a los que tenía bajo sus hechizos. Rossano, Jan y su ejército, que ya no pertenecía a Franchesco, comenzaron una gran batalla a muerte. Esta batalla estaba en desventaja para el rey de reyes, pues las poderosas Wolf podían acabar con cualquier guerrero común. Es por eso que Rossano ordenó a su ejército qué solo atacara a orcos, por lo tanto él, con ayuda de Jan atacarían a las mellizas. Durante la intensa lucha, Jan resultó herido fatalmente, pero no sin antes acabar con una de ellas. Esta muerte de su querido amigo provocó una terrible furia en el interior de Rossano, haciéndole más fácil derrotar a la última melliza y encaminarse a su odioso y cobarde hermano. La única dificultad de la matanza de Franchesco fue encontrarlo, ya que por su pobre habilidad con las espadas no logró ni acercarse a Rossano, quien tras acabar con él, logró que el hechizo se rompiera y así todo volvió a su lugar. Luego de destruir a su hermano, corrió a los brazos de Isabella quien estaba encadenada al lado del sillón real. Así fue como Rossano, su mayor y más peligrosa aventura, y pudo concretar su sueño de la paz total en su reino, Muezonia. Maximiliano Aragona David Smirnoff