Mensaje central: La paradoja de la muerte que trae vida (y viceversa) Tiene el hombre algo más importante que la vida? No. La vida es lo más radicalmente serio que tenemos. La amamos apasionadamente, la buscamos sin pausa, como si se nos escapara. Quién no desea vivir frenéticamente su vida? Por la vida se es capaz de dar todo, hasta la propia vida! La vida es el valor más importante que tenemos y a la vez es nuestro problema. Siempre nos amenaza el temor a perderla. La muerte física, o la destrucción de la vida, nos angustia. Pero hay otra muerte que nos ronda sin dejarnos en paz: la ausencia del sentido de la vida. Pa ra qué vivimos? Vale la pena vivir la vida? Esto que tenemos entre las manos, es una oportunidad o un castigo? Somos algo más que un absurdo, una pasión inútil, un sinsentido? Y a pesar de todo queremos seguir viviendo. De las raíces mismas del ser humano surge un valor que nos empuja a desear la vida, a amarla, a cuidarla, a aceptarla. Nuestra vida es tan importante y valiosa que el núcleo de la revelación cristiana es el anuncio de la salvación de nuestra vida, como vida ofrecida al hombre. Pero Dios no nos ofrece otra vida, distinta de la nuestra, sino que nos garantiza la salvación de nuestra propia vida. El creyente sabe que el hombre no acaba con la muerte, que nuestra vida no se estrella contra el muro de la nada y el absurdo. Confiamos en que Dios recogerá en sus manos la vida del hombre y tenemos la esperanza de que la llevará a su plenitud. RITO DE ENTRADA > Hoy empieza la primavera. El día dura tanto como la noche. La primera sensación después del frío invierno es constatar con alegría que vivimos y que la vida nos rodea. Cuando nos reunimos como cristianos para celebrar la vida constatamos que ella cuesta entrega y sacrificio, para que sea digna. Alguien nos precedió en ese camino de entrega. En cada misa celebramos su me moria: JC es como el grano de trigo que muere para dar vida. Dispongámonos a recibirlo. 1. ORACION INICIAL Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siem pre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la sal vación del mundo. Por JC., n. Señor. LITURGIA DE LA PALABRA 2. PRIMERA LECTURA (Lector-a): Importante para cohesionar al pueblo, la alianza del Sinaí sigue siendo externa. La nueva alianza saldrá del corazón, inspirada por el Espíritu Santo. Lectura del libro del Profeta Jeremías: ‘Mirad que llegan días –oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: Ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor-. Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: ‘Reconoce al Señor’. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados’ (31,31-34). Palabra de Dios. 3. SALMO 50: Oh Dios, crea en mí un corazón puro. - Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del to do mi delito, limpia mi pecado. R/ - Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu. R/ - Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a tí. R/ 4. SEGUNDA LECTURA (Lector-a): El cristianismo no es una religión masoquista que se complace en la destrucción o mutilación del cuerpo. El mismo Cristo, como hombre total que era, oró con lágrimas para que si fuera posible, se le ahorrara aquella muerte en plena juventud. Una espiritualidad de sola mortificación no es cristiana. El sacrificio libre y voluntario tiene sentido sólo por los demás. Lectura de la Carta a los Hebreos: Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consu mación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna (5,7-9). Palabra de Dios. 5. CANTO GRADUAL Así dice el Señor: El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor. 6. EVANGELIO > Jesús revela a oyentes griegos el sentido de su sacrificio y de su muerte redentora. Proclamación del santo Evangelio según san Juan: En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”. Felipe fue a decírselo a Andrés y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: ‘Ha llegado la hora de que sea glorificado el hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, pero el que se aborrece a sí mismo en este mundo se salvará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por eso he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre”. Entonces vino una voz del cielo: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”. La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno, otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: ‘Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo: ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos a mí’. Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir” (12,20-33). Palabra del Señor. 7. ORACIÓN UNIVERSAL DE LOS FIELES > Llenos de confianza oremos a Dios por la salud y la salvación de todos los seres humanos. R/ Renuévamos, Señor, por tu Espíritu (Lector-a): Por los catecúmenos, que van a recibir el bautismo en la próxima solemnidad de la Pascua, para que se afiancen en la fe y en el conocimiento de Jesucristo, roguémos al Señor: - Por las naciones que necesitan solidaridad, para que se afirme en ellas la paz, la justi cia y el bienestar, roguemos al Señor: - Por todos los afligidos y enfermos para que se fortalezcan con la gracia divina, roguemos al Señor: - Por todos nosotros, para que aprendamos a privarnos de algo en bien de los pobres y necesitados, roguemos al Señor: >Ten misericordia, Señor, de tu Iglesia suplicante y atiende propicio a los corazones que se inclinan a ti, para que, a participar en los divinos misterios, gocemos siempre de tus auxilios. Por JC., n. S. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA 8. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Escúchanos, Dios todopoderoso, tú que nos has iniciado en la fe cristiana, y purifícanos por la acción de este sacrificio. Por JC., n. Señor. 9. CANTO DE COMUNIÓN: Siempre hay por quién vivir! 1. Unos que nacen, otros morirán, / unos que ríen, otros llorarán; / aguas sin cauce, ríos sin mar, / penas y glorias, guerras sin paz. Coro: Siempre hay por qué vivir, por qué luchar. / Siempre hay por quién sufrir y a quién amar. / Al final las obras quedan, las gentes se van, / otros que vienen las continuarán, / la vida sigue igual. 2. Pocos amigos que son de verdad, / muchos te alaban si triunfando estás. / Y si fracasas bien comprenderás, / los buenos quedan, los demás se van! 3. En cualquier parte, no importa el lugar, / hay hombres buenos que a morir se van / y mientras mueren en otro lugar, / los pueblos viven sin pensar en más. 10. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos cuentes siempre entre los miembros de Cristo, con cuyo Cuerpo y Sangre hemos comulgado. Por JC., n. Señor.