Objetos simples - Pontificia Universidad Javeriana

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CUADRANTEPHI No. 22
Enero - junio de 2011, Bogotá, Colombia
Objetos simples
(Simple Objects)
Fernando Arancibia Collao
Licenciatura y Pedagogía en Filosofía
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Valparaíso
fdoaranc@gmail.com
Resumen
Este ensayo discutirá si acaso el carácter simple de un objeto (esto es, el hecho de que
tal objeto no tiene partes propias) constituye un hecho primitivo, o bien es un hecho
respecto del cual puede darse alguna explicación. En nuestro trabajo haremos una
revisión general de los distintos criterios que se han dado para proveer de una
explicación al carácter simple de los objetos, los que han sido presentados y revisados
por Kris McDaniel en su trabajo titulado “Brutal Simples” y publicado en el Oxford
Studies in Metaphysics, Vol. 3 (2007). Entre los criterios señalados por McDaniel que
pueden darse para explicar la simplicidad de un objeto están aquellos basados en
consideraciones: a) espaciales; b) de indivisibilidad; c) fundamentales. Se presentará
brevemente cada uno de estos criterios y los argumentos por los cuales son desechados
por este autor. Luego de esto, daremos ciertos principios de metafísica de propiedades
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realista de modo de salvar a los criterios fundamentales de las críticas de McDaniel,
redefiniendo el espacio ontológico modal mediante formas no mereológicas.
Palabras clave: Metafísica, mereología, objeto simple, McDaniel, propiedad.
Abstract
This essay will discuss if the simple character of an object (this is, the fact of that object
of not having proper parts) constitutes a primitive fact, or it is a fact respect of which
one can give some explanation. In this work I will do a general review of the different
criteria that have been given to provide an explanation to the simple character of the
objects, which have been presented by Kris McDaniel in his work "Brutal Simples" and
published in the Oxford Studies in Metaphysics, Vol. 3 (2007). McDaniel distinguished
three types of criteria: a) spatial; b) of indivisibility; c) fundamental. It will be presented
briefly each of these criteria and the arguments for which they are rejected by this
author. Then, I will give some principles of realist conception of metaphysics of
properties as a way to save the fundamental criteria from the critics of McDaniel,
redefining the ontological modal space by non mereological forms.
Keywords: metaphysics, mereology, simple object, McDaniel, property.
Introducción
El problema de los simples mereológicos se enmarca dentro del estudio de la
mereología, que es la teoría acerca de la relación entre las partes físicas de los objetos,
ya sea en consideración a la relación parte-todo, o bien la relación parte-parte. El
estudio de la mereología puede remontarse históricamente a los inicios de la filosofía,
continuando posteriormente en autores medievales y modernos1. No obstante, el
1
A lo largo de la historia de la filosofía encontramos un desarrollo incipiente de la mereología en Platón
(en sus diálogos Parménides y Teeteto), en Aristóteles (de modo especial en la Metafísica), y en Boecio.
En la escolástica podemos ver también mereología en autores como Pedro Abelardo y Tomás de Aquino.
Autores como Leibniz y Kant también tratan problemas mereológicos en sus escritos filosóficos. Cf.
Stanford Encyclopedia of Philosophy: http://plato.stanford.edu
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desarrollo sistemático de esta área de la filosofía viene de la mano de Stanisław
Leśniewski (1992), autor polaco, y de los autores norteamericanos Nelson Goodman y
Henry Leonard (1940). La mereología se enmarca dentro del estudio de la metafísica
contemporánea de tradición analítica y se ha desarrollado de la mano de autores como
Lewis (1991), Sider (2007) y Simons (1987), entre otros.
1. El problema de los objetos simples
El problema de los objetos simples puede definirse del siguiente modo: bajo qué
circunstancias un objeto material es simple. El esquema de la respuesta es el siguiente:
(1) Necesariamente, x es un objeto simple si y sólo si ___.
El lado derecho del bicondicional debe ser respondido a partir de un criterio sustantivo,
esto es, no mereológico. Cuando se habla de un criterio no mereológico, nos estamos
refiriendo a una respuesta o argumento que no utilice nociones mereológicas, sino que
sea anterior a ellas. La simplicidad es un estatus ontológico básico que, desde el punto
de vista mereológico, es primitivo. Dar una respuesta mereológica a la simplicidad, es
caer en el vicio de la circularidad. No sería por tanto, válida una respuesta mereológica.
¿Por qué el problema de los objetos simples es importante? Como señala Kris
McDaniel: “[p]rimero, los asuntos que involucran la naturaleza de la simplicidad no son
independientes de otras preocupaciones en la metafísica de los objetos materiales. Los
rompecabezas filosóficos que involucran la constitución material [de los objetos] han
recibido una atención merecida de parte de filósofos contemporáneos” (McDaniel,
2007, p. 234). Como por ejemplo, preguntas de metafísica de los objetos materiales tan
importantes como si acaso la realidad posee un grado de complejidad infinito, o bien
existen objetos simples que son la última cadena en la composición material de todos
los otros objetos. Estas preguntas son relevantes en el desarrollo de la metafísica
analítica de las últimas décadas. Autores relevantes como Peter van Inwagen (1990),
Dan Zimmerman (1997) y Theodore Sider (1993), entre otros, han tratado estos temas.
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Del mismo modo, una respuesta no mereológica al problema nos puede ayudar a
responder estas otras preguntas concomitantes a partir de criterios fundamentales. Estos
criterios fundamentales nos pueden servir para vincular el estudio de la metafísica de los
objetos materiales con otras áreas del desarrollo de la metafísica, tales como el estudio
de las propiedades, el problema de la individuación o cuestiones sobre metafísica del
tiempo.
¿Qué criterios se han presentado para afirmar la naturaleza de un objeto simple? Kris
McDaniel ha presentado una serie de argumentos para refutar todo tipo de respuestas no
mereológicas al problema de los objetos simples. Él afirma que no existen tales
respuestas a este problema, posición que denomina “la visión de simples brutos” (The
Brutal Simples view). La simplicidad, en este sentido, sería un hecho primitivo (bruto).
A continuación, haremos una breve caracterización de estas formas de solución al
problema de los objetos simples.
2. Soluciones al problema de los objetos simples
Las siguientes soluciones, y sus refutaciones, corresponden a la caracterización hecha
por McDaniel. El argumento que atraviesa todo el artículo de McDaniel es que estas
teorías acuden a nociones mereológicas, y por tanto, son circulares. Nuestra postura es
una versión modificada de las teorías que McDaniel llama “de explicación
fundamental” (Fundamentally account) por aludir a un cierto tipo de propiedad o hecho
fundamental que daría al objeto simple su carácter. Dentro de las teorías de explicación
fundamental encontramos dos: (i) la que alude a una propiedad fundamental (The
instance of a fundamental property view of simples) y (ii) la que alude a un objeto
material que puede reputarse como articulador de todo otro objeto material (The
independence view of simples). Junto con estas teorías, hay otro grupo de teorías que
apelan a criterios (i) espaciales y (ii) de indivisibilidad2.
2
McDaniel toma estas denominaciones de Markosian, (Mc Daniel, 2007)
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2.1 Criterios espaciales de simplicidad
Dentro de los criterios espaciales de simplicidad podemos encontrar dos (i) el criterio
puntual (Pointy view) y (ii) el criterio de máxima continuidad (Maximally continuous
view). El primero de ellos sostiene que
(2) un objeto x es simple si y solo si es un objeto puntual3.
El criterio de máxima continuidad sostiene, por su parte, que
(3) un objeto x es simple si y solo si es un objeto máximamente continuo.
Un objeto puntual es aquél que tiene un tamaño suficientemente pequeño como para no
tener partes propias. Este criterio señala que si un objeto es simple, entonces es puntual.
Por su parte, un objeto máximamente continuo es aquél que ocupa exactamente una
cierta región espacial continua.
El criterio puntual no nos permite establecer un criterio sustantivo, ya que es circular;
pues un objeto simple se define como puntual y un objeto puntual se define como
simple. Por su parte, el criterio de máxima continuidad nos podría dar una respuesta al
problema de los objetos simples.
¿Cómo es un objeto máximamente continuo? Es aquél que cumple los siguientes
requisitos: (i) ocupa exactamente una región espacial continua (R); (ii) R está
completamente llena de materia; (iii) R no puede ser parte de otra región espacial
continua mayor que contenga materia (Cf. McDaniel, 2007, p.239).
Ahora bien, la circularidad del criterio puntual de por sí elimina esta opción para
solucionar el problema de los objetos simples, pues hay otra razón de carácter
3
Traduzco “point-sized” como “puntual”.
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sustancial, que nos obliga a rechazar ambos criterios. Esta razón corresponde al hecho
de que puede concebirse la existencia de objetos, ora puntales, ora máximamente
continuos, que pueden estar co-localizados. Esto es, que una misma región del espacio
pueda estar ocupada por dos objetos (Cf. McDaniel, 2007, pp.239 y ss.).
No se trata que la co-localización de dos objetos sea meramente concebible. Existe un
debate en física en torno a una cierta partícula fundamental llamada bosón, y una de sus
características, la que nos interesa, consiste en que puede estar posicionada en una
misma coordenada espaciotemporal y no diferir en ninguna propiedad (Cf. McDaniel,
2007, p. 239). No estamos afirmando que los bosones sean objetos metafísicamente
actuales4, sino más bien afirmar que la existencia de objetos co-localizados (como los
bosones) cumple un rol interpretativo importante en la ciencia física. En este sentido, es
razonable pensar en la existencia de objetos co-localizados como objetos actuales. Si
esto es así, (3) debe ser falso., ya que es inconsistente con el requisito (iii) de los objetos
máximamente continuos, y (2) es inconsistente con la sola idea de co-localización.
2.2 Criterios de simplicidad basados en indivisibilidad
La idea subyacente a todo criterio de simplicidad basado en indivisibilidad supone la
existencia de ciertas partes propias de los objetos que no pueden ser divididas, y por
tanto, estas partes propias no tendrían, a su vez, partes propias. McDaniel, citando a
Markosian (McDaniel, 2007, p. 254), distingue dos tipos de criterios basados en la
indivisibilidad: (i) aquél basado en la indivisibilidad física (Physically indivisible view)
y (ii) aquél basado en la indivisibilidad metafísica (“Metaphysically indivisible view”).
El criterio de la indivisibilidad física es aquél que sostiene que
(4) un objeto x es simple si y sólo si no es posible de dividir físicamente a x.
4
Cuando se habla de un objeto metafísicamente actual, estamos hablando de objetos que efectivamente
existen en nuestro mundo. Esto es opuesto a la existencia de objetos posibles, los cuales pueden existir
(como habitantes de nuestro mundo, o bien no. Para estas nociones modales en metafísica véase Kripke,
1980.
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Por su parte, el criterio de la indivisibilidad metafísica es aquél que sostiene que
(5) un objeto x es simple si y sólo si no es posible de dividir metafísicamente a x sin
cambiar las propiedades intrínsecas de x.
La razón para rechazar (4) es que la divisibilidad física parece ser una propiedad
extrínseca: “[u]n objeto puede ser físicamente indivisible en un mundo w y aún así ser
físicamente divisible en un mundo con distintas leyes naturales. Aún así, ese objeto
puede tener la misma naturaleza intrínseca en ambos mundos” (McDaniel, 2007, p.
258). Esto es un problema porque la simplicidad no es una propiedad extrínseca, sino
intrínseca. Una propiedad intrínseca es aquella que no difiere entre duplicados 5. ¿Por
qué la simplicidad es una propiedad intrínseca? Si x y z son duplicados y z es simple,
entonces, x también lo es. Las propiedades de x son necesariamente coextensivas a las
de z. Si una propiedad P de x es intrínseca, entonces es coextensiva a sus duplicados.
Por tanto, P es intrínseca en z también. Y dado que la indivisibilidad es una propiedad
extrínseca (porque puede variar en los distintos mundos posibles) y la simplicidad es
intrínseca, porque no varía entre duplicados, entonces la simplicidad no puede
entenderse como indivisibilidad, y (4) es falsa.
Por su parte, la razón que da McDaniel para rechazar (5) es la misma que dará para
rechazar el „criterio de independencia‟ (The independence view of simples), en la
medida que considera una propiedad intrínseca en la definición. Estas propiedades son
vistas como clase de objetos posibles, en la que la pertenencia a esta clase está dada por
una suma mereológica. Así, se está cayendo en una circularidad, al explicar una noción
mereológica mediante otras nociones mereológicas. Esto será explicado en los apartados
tres y cuatro del presente trabajo. Este argumento atraviesa todo el trabajo de McDaniel
y es utilizado para rechazar los criterios (4) al (8).
5
Para una mayor profundización de estos conceptos, Cf. Lewis (1986, 1997)
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2.3 Criterios de simplicidad basados en consideraciones fundamentales
Los otros criterios que McDaniel refuta son aquellos que fundan la simplicidad en
consideraciones de carácter fundamental. Estos criterios son: (i) el que alude a una
propiedad fundamental (“The instance of a fundamental property view of simples”) y
(ii) el que alude a un objeto material que puede reputarse como articulador de todo otro
objeto material (The Independence View of Simples”).
El primero de ellos puede definirse como sigue:
(6) un objeto x es simple si y sólo si instancia una propiedad perfectamente natural.
El segundo de estos criterios puede definirse como sigue:
(7) un objeto x es simple si y sólo si es metafísicamente posible que x sea el único
objeto material que exista.
A continuación veremos de qué modo es posible plantear una versión modificada del
criterio (7), de modo que se puedan salvar las consideraciones críticas de McDaniel, y
de esta manera afirmarlas como criterios sustantivos para discernir entre objetos simples
y aquellos que no lo son.
3. Simplicidad a partir de una propiedad fundamental
El criterio de la propiedad fundamental al que alude McDaniel se basa en una
concepción ontológica nominalista que tiene por origen la distinción que hace Lewis
(Cf. Lewis, 1986, pp 60 y ss.) entre propiedades escasas (sparse) y abundantes
(abundant). Para Lewis, las propiedades son clases de objetos posibles, llamadas
también “possibilia” (Cf. Lewis, 1997, p 189).Una propiedad abundante sería cualquier
clase de objeto posible que uno pueda imaginar. De un objeto x que pertenezca a una
clase P, puede decirse que posee la propiedad de ser P. Las propiedades escasas,
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también llamadas “perfectamente naturales”, son aquellas propiedades que son
requeridas de modo conjunto y bastan para proveer una completa y suficiente
descripción del mundo (Cf. Lewis, 1986, pp 60 y ss.). Dichas propiedades
nos
permiten, por ejemplo, explicar las leyes naturales y la semejanza primitiva entre las
cosas.
McDaniel observa de inmediato problemas en (6). Pensemos en alguna propiedad que
cumpla el requisito de ser una propiedad perfectamente natural, según la descripción
dada. La masa de los cuerpos puede ser considerado como una propiedad perfectamente
natural. Ahora bien, la masa es una propiedad determinable. Por tanto, todo objeto que
tenga masa, independiente de qué cantidad de masa, podría instanciar una propiedad
perfectamente natural. ¿Hace esto simple a este objeto? No. Si fuese el caso, tendríamos
que asumir que, por una parte, un objeto, tal como una mesa, es simple por tener masa
y, a su vez, una de las patas de la mesa también sería simple, por tener masa. Esto es un
contrasentido ya que la pata de la mesa es una parte propia de la mesa. No puede por
tanto, la mesa, ser simple y compuesto a la vez (Cf. McDaniel, 2007, p. 244).
Ahora bien, si no podemos apelar a las propiedades determinables para ser propiedades
perfectamente naturales, entonces tendrán que ser las propiedades determinadas. En este
caso, las propiedades determinadas serían aquellas que tienen una cantidad masa. El
problema que surge con esta concepción es que para que una propiedad determinada sea
una propiedad natural, debe ser originaria y no derivativa; esto es, en el caso de la
masa, debe ser una cantidad fundamental, de la cual puedan derivarse otras propiedades
determinadas6.
Por un lado, El problema con este camino es determinar esta cantidad fundamental.
¿Cómo hacerlo? Por otro lado, al apelar a una cantidad fundamental, se está
“adornando” el problema, ya que se asume de antemano que hay una cantidad
fundamental y, en tal caso, basta decir que hay simples mereológicos. La apelación a la
cantidad fundamental no aporta a solucionar el problema. Si asumimos una ontología
de universales, tampoco soluciona el problema, ya que aquéllos cumplen la misma
función que las propiedades perfectamente naturales de Lewis. No es que asumir una
6
McDaniel redefine el criterio de la propiedad fundamental como sigue: x es un objeto simple si y sólo si
x instancia un propiedad perfectamente natural de modo no derivativo (Cf. McDaniel, 2007, p. 245).
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ontología nominalista o realista7, particularmente una ontología de universales, no sea
relevante para el problema en cuestión, sino que para (6) no es definitorio o
concluyente. Lo importante en (6) es la función que cumple la propiedad en cuestión y
no la naturaleza de esta propiedad. En el próximo apartado asumiremos una ontología
de universales para refutar a McDaniel y dar una solución al problema del objeto simple
a partir de (7).
4. Reformulación del criterio de independencia
La última solución que queda para dar una respuesta al problema de los objetos simples
es la apelación al criterio (7), llamado por McDaniel, el criterio de independencia
(Independence view) que dice así: un objeto x es simple si y sólo si es metafísicamente
posible que x sea el único objeto material que exista. Esto apela a una concepción modal
combinatoria que tiene su origen en Armstrong (1989). Esta señala que, de existir
objetos simples, éstos serían los “ladrillos” fundamentales de la realidad, y a partir de
ellos, puede construirse todo a partir de combinaciones. Si acaso hay algo simple,
entonces, eso simple puede existir solo.
Hay un problema con esta concepción: puede haber un único objeto material que exista
en un cierto mundo posible, pero este objeto puede ser, a su vez, compuesto. Como
apunta McDaniel, “[c]onsidérese un objeto que pudo haber sido simple. Si este objeto
pudo haber sido simple, entonces, como otros objetos simples, pudo haber sido el único
objeto material en la existencia. Entonces satisface el lado derecho del bicondicional.
Pero, desde que no es actualmente simple, la Independencia [nombre con que llama a
esta teoría] es falsa” (McDaniel, 2007, pp. 252-253).
En este caso reformula el criterio del siguiente modo:
(8) Un objeto x es simple si y sólo si hay un mundo posible w en el cual (i) x es el
único objeto material existente y (ii) x instancia una propiedad intrínseca P en el
mundo actual si y sólo si x instancia P en w.
7
En términos generales, la diferencia entre una ontología realista y una nominalista, es que la primera
afirma que las propiedades son entidades objetivas, ya sean generales (universales) o particulares (tropos),
mientras que la segunda niega la existencia de estas entidades, considerándolas como clases de objetos
posibles o relaciones de semejanza primitiva. Cf. Armstrong (1997), Rodriguez-Pereyra (2002)
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Esta solución admitida tal cual, parece darnos un criterio no primitivo para sostener la
existencia de objetos simples, que si bien apela a propiedades intrínsecas, considera,
junto con ello, el factor de la independencia del objeto simple. No obstante, McDaniel
rechaza esta teoría por ser mereológica. Como habíamos visto, McDaniel suscribe una
metafísica de propiedades nominalista, particularmente la de Lewis, la cual caracteriza a
las propiedades como possibilia (clases de objetos posibles). McDaniel ha analizado el
problema del objeto simple desde la óptica de la metafísica de Lewis. Por su parte, la
metafísica modal de Lewis considera a los mundos posibles como las sumas
mereológicas máximas de todos los objetos espaciotemporalmente relacionados. Desde
este punto de vista McDaniel refuta (8) no por ser incorrecta, sino por ser mereológica,
y por tanto circular.
Ahora bien, la crítica de McDaniel a (8) queda neutralizada si utilizamos otra
“maquinaria” ontológica para tratar el problema del objeto simple. En efecto, las críticas
realizadas por McDaniel hasta ahora han sido válidas y útiles para rechazar los
anteriores intentos para dar una explicación a la simplicidad de un objeto. McDaniel
utiliza en este punto una teoría ontológica ad hoc para tratar el problema del objeto
simple. Si utilizó la metafísica de Lewis, es claro que toda explicación que pueda darse
correrá el riesgo de ser mereológica, y a este respecto, circular, ya que la metafísica de
Lewis utiliza, como elementos fundamentales de la misma, nociones mereológicas. Por
esto, independientemente de la validez de los argumentos dados en contra de las
explicaciones anteriormente expuestas, es posible sostener que, respecto de (8), la
crítica de McDaniel no es efectiva si utilizamos otra “maquinaria” ontológica (como
llama McDaniel al respaldo ontológico de sus críticas anteriores).
Si realizamos otras consideraciones acerca de la naturaleza de esas propiedades
intrínsecas, considerándolas como entes abstractos universales, no estamos adheridos a
la crítica de la circularidad que realiza McDaniel a (8). A este respecto, haremos unas
indicaciones preliminares en torno a una ontología realista respecto de las propiedades,
lo que nos permitirá redefinir el espacio ontológico modal mediante formas no
mereológicas.
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McDaniel, para explicar y refutar (6) y (7) utiliza una serie de conceptos metafísicos
lewisianos que acá ya han sido explicados: la distinción entre propiedades extrínsecas e
intrínsecas, la distinción entre propiedades abundantes y escasas y las propiedades
perfectamente naturales. La metafísica de propiedades de Lewis, a la que se adscribe
McDaniel, puede ser calificada de nominalista: las propiedades no son entidades, no
existen como entidades abstractas, sino que son, simplemente, clases de objetos posibles
(possibilia). Por el contrario, nosotros postularemos la existencia de universales que son
entidades abstractas que fundan la semejanza primitiva de los objetos y cumplen
funciones teóricas relevantes en torno a la especificación de cómo es el mundo8. En este
sentido, los universales cumplen la misma función que las propiedades perfectamente
naturales de Lewis. La diferencia entre ambas concepciones en torno a las propiedades
consiste en la naturaleza que se le otorga a la propiedad. Para el realista, el universal es
una entidad objetiva, mientras que para el nominalista, la propiedad es una clase de
objetos posibles.
Asumiendo una metafísica de propiedades realista, podemos redefinir el espacio modal
mediante otras formas no mereológicas a partir de (8). Así tenemos que:
(9) Un objeto x es simple si y sólo si hay un mundo posible w en el cual (i) x es el
único objeto material existente y (ii) x instancia un universal P en el mundo
actual si y sólo si x instancia P en w.
La posición realista no asume el hecho de poseer una propiedad (esto es, el hecho de tal
objeto de pertenecer una clase de cosas posibles, según Lewis) como un primitivo, sino
que puede dar cuenta de ella mediante una entidad objetiva (el universal). A su vez, la
naturaleza de esta propiedad no es mereológica (como sucede con las possibilia).
Habíamos visto que las possibilia de Lewis cumplen las funciones de los universales.
Por su parte, las possibilia son entidades compuestas mereológicamente: son clases
compuestas por sumas mereológicas de objetos posibles. Lewis es nominalista, esto es,
en su ontología sólo contempla entidades particulares concretas, no entidades abstractas.
Por su parte, lo que nosotros hemos postulado como universales (principalmente de
acuerdo a la caracterización que hace Armstrong) son entidades objetivas, que
8
Para una caracterización y defensa de los universales, cf. Armstrong, (1978, 1989a)
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especifican cómo es el mundo y que explican las semejanzas y diferencias entre los
objetos particulares (Cf. Armstrong, 1997, p. 25). La caracterización de los universales,
por su parte, no puede ser mereológica, ya que estamos hablando de entidades abstractas
que pueden encontrarse instanciados en una pluralidad de casos. Aún si el universal
fuera complejo (esto es, compuesto por partes) las partes de tal universal serían otros
universales, instanciables en una pluralidad de casos particulares y concretos, de modo
que no pueden ser aplicadas para su caracterización de nociones mereológicas, que por
definición son aplicables sólo a objetos particulares9.
5. Conclusiones
En el presente ensayo se mostraron los diversos intentos por dar un criterio sustancial
que permitiera definir un objeto material simple. Se mostraron las críticas de McDaniel
a las concepciones presentadas, que tenían por objeto demostrar el carácter primitivo de
la simplicidad. Al revisar los diversos criterios (espaciales y de indivisibilidad), se
mostraron las inconsistencias por los cuales fueron rechazados por McDaniel. No
obstante, cuando se ha aludido a criterios fundamentales como la posesión de una
propiedad o el criterio de independencia, las críticas de McDaniel sólo son efectivas
desde una concepción de metafísica de propiedades basada en sumas mereológicas. Se
quiso mostrar que los criterios fundamentales sí pueden ser una alternativa viable para
sostener la existencia de objetos simples, una vez que tomamos como referente una
metafísica de propiedades realista.
9
Para una defensa de los universales estructurales (universales compuestos por partes) y su distinción
respecto de las nociones mereológicas, véase Forrest (1986) y Armstrong (1986).
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