¡¡Nieve!! Cada vez que veo los copos de nieve cayendo del cielo nublado de estas días… …siento, como si un saco lleno de felicidad y admiración explotase dentro de mí. No me acuerdo bien, pero, tendría unos 4-5 añitos; pocas veces había visto la nieve, entonces para mí era lo más bonito del mundo. Todo pasó muy rápido. Me acuerdo que estaba en la cocina, mi madre creo que estaba haciendo la comida. Yo estaba pegada a la ventana mirando atentamente la nieve. Fue el momento en el que despegué mis mofletitos y mi nariz del frío cristal. ¡Tenía la cara congelada! Rápidamente mi madre me llevó a mi habitación a vestirme, perdón, mejor dicho a embutirme. Tenía calor dentro de casa, pero esto cambió nada más salir a la calle, con razón la ama me había puesto siete capas de ropa. No consigo acordarme dónde me llevo, pero no puedo olvidarme de aquel momento mágico. Mi madre se paró, entonces mire hacia delante y vi aquel sitio, ¡aquel paraíso! Estaba todo cubierto de nieve. Era un sitio tranquilísimo. Me sorprendió no ver a más gente, ¡este sitio tenía que hacerse público! Hicimos un muñeco de nieve, era más alto que yo, pero le faltaba la nariz. Entonces, mi madre sacó una zanahoria del bolsillo y se la puse en la cara. Después de echarnos miles de bolas de nieve, nos fuimos de aquel sitio inolvidable. En el camino a casa, le preguntaba constantemente a mi madre si mañana íbamos a volver a hacer un muñeco de nieve. Itziar Larzábal.H.