4 Reflexión. Tomás vio y creyó, pero, como dice San Agustín, “quería creer con los dedos”. Tiene que meter sus dedos en las cicatrices para creer. El santo obispo de Hipona se pregunta: ¿y si hubiera resucitado sin las cicatrices? Entonces.....Tomás no hubiera creído, “pero si no hubiera conservado las cicatrices en su cuerpo, no hubiera sanado las heridas de nuestro corazón”. Jesús alaba a los que creen sin haber visto por encima de los que creen porque han visto y hasta han podido tocar. Sin embargo Tomás nos resulta simpático porque se parece mucho a nosotros: “hombres tecnificados: queremos comprobar las cosas antes de creerlas”. Liturgia de la Palabra 3 de Julio El evangelio nos narra el encuentro del apóstol Tomás con Jesús Resucitado. La primera desconfianza -y falta de fe- de Santo Tomás se convierte en un golpe de entusiasmo que se patentiza en una de las más famosas y hermosas jaculatorias de la historia de la Iglesia: “¡Señor Mío y Dios Mío!”. Primera lectura Pedro hace ver que la resurrección del Señor les une con un vínculo muy fuerte y lleno de esperanza. - Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles. ----------------------------------------------------------------------------------------Venid benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros, porque era forastero y me acogisteis (cf. Mt. 25: 31-46) Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,19-22 Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. 2 3 Por él todo edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Palabra de Dios. Salmo responsorial: Sal 116, 1. 2. (R.: Mc 16, 15) R/: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R. Aleluya Jn 20, 29 Porque me has visto, Tomás, has creído -dice el Señor-; Dichosos los que creen sin haber visto. Evangelio El Evangelio de San Juan nos narra la aparición de Jesús a los discípulos en el Cenáculo. La desconfianza De Tomás se transforma en fe inquebrantable. - ¡Señor mío y Dios mío! † Lectura del santo evangelio según san Juan 20,24-29. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Palabra del Señor.