¿PARA QUÉ? ... paraguayo. Siempre se me escapa una sonrisa, a pesar de haberlo escuchado cientos de veces, al oír el viejo chiste que sin duda todos recuerdan, aunque se lo relato brevemente a continuación. Es un joven paraguayo que al conocer a los padres de su novia les dice: “buenas tardes, soy paraguayo y vengo a pedirles la mano de su hija para hacerla feliz”. A lo que la madre de la novia, algo dura de oído, responde: “¿para qué?”. Y él contesta: “paraguayo”. Aunque no se lo crean, en mi experiencia como consultor este chiste se me viene a la cabeza con bastante frecuencia. Prácticamente en todos los trabajos de consultoría de gestión es necesario pasar por una fase que permita al consultor tomar conciencia de la realidad de la situación sobre la que se le ha pedido ayuda. La denominación de esta Fase del Proyecto depende básicamente del precio de la Consultora, llamándose “Strategic Aproach” para las muy caras, y “Diagnóstico Preliminar” en el caso de las más asequibles, en términos económicos. Con bastante independencia de la denominación de esta Fase del Proyecto (y de su precio), de la Organización, del tipo de trabajo de consultoría a realizar, y del nivel de los interlocutores (con las consabidas excepciones), las respuestas a las típicas preguntas básicas, acerca de cualquier asunto, suelen tener el siguiente resultado: ¿Qué . .....? respuesta impecable. ¿Cómo .....? respuesta aceptable. ¿Quién ....? respuesta impecable. ¿Cuándo .....? respuesta aceptable. ¿Dónde ....? respuesta impecable. ¿Cuánto ...? respuesta ... (o silencio) ¿Porqué ....? respuesta ... (o silencio) ¿Para qué ....? paraguayo. ¡Y me vuelvo a acordar del chiste!, inevitablemente, por más que intento que esto no ocurra, no sea que se me vaya a escapar una sonrisa inoportuna. © SINERGY 2008 Página 1 de 2 Y resulta curioso que esto suceda en las Organizaciones, a pesar de que principalmente las constituyen las Personas, ya que en el terreno personal todos empezamos nuestra secuencia lógica de pensamiento por el “para qué” de las cosas. Piensen un instante sobre esto, cada vez que se nos ocurre algo, en nuestra vida privada, antes de llegar a concretar en nuestra cabeza “qué” vamos a hacer o “cómo” lo vamos a hacer, hemos identificado de una manera bastante clara y precisa el “porqué” y, sobre todo, el “para qué”. Si reflexionamos acerca de las Herramientas y/o Modelos de Gestión habitualmente utilizados en las Organizaciones, sucede lo mismo. Por mencionar un ejemplo la lógica REDER del Modelo EFQM de Excelencia comienza con la “R” de “Resultados” a conseguir, esto es, el “para qué”. Acabo de salir de escuchar una brillante ponencia de un colega consultor acerca de un tema de actualidad relacionado con la gestión de las Organizaciones, y en el índice de su presentación he podido leer: ¿Porqué …? ¿Cómo …? ¿Qué …? Aspectos que ha desarrollado con tremenda brillantez, aunque… ni rastro del “para qué”. Las intervenciones posteriores a su ponencia, por parte de los asistentes, se han centrado de manera pertinaz en el “cómo”. Ni una sola pregunta del “para qué”. Ni tan siquiera yo mismo me he atrevido a preguntar al respecto, no fuera a poner en un compromiso a mi colega, o la respuesta fuera: “paraguayo”. Además mis pensamientos a este respecto me han llevado a “tomar notas” de inmediato para escribir estas reflexiones, con lo que se me ha pasado el turno de preguntas. Aunque no quisiera criticar en exceso a mi colega, brillante autor y ponente en Gestión de las Organizaciones en las más prestigiosas publicaciones e instituciones, sin embargo me ha llamado la atención que ha pasado por ciertas dificultades para concluir su ponencia. Me ha parecido por unos instantes que no sabía cómo terminar su intervención. Espero que esto no me suceda a mí con este escrito. Por cierto, ¿para qué iba yo a escribir esto? ... ¡paraguayo! Jaime E. del Palacio Pérez Socio Director Ingeniería de Gestión SINERGY © SINERGY 2008 Página 2 de 2