CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 56 / 12 al 25 de febrero de 2010 / Bs 5 Gobierno asume plenos poderes judiciales La aprobación de la “Ley corta” de reorganización del Órgano judicial le permitirá al gobierno designar discrecionalmente a jueces y magistrados, anulando la independencia de poderes y violando su propia Constitución. El desmoronamiento del Estado de Derecho despierta una polémica sobre la cualidad democrática del proceso de cambio. Con la vulneración de la legalidad ¿está en riesgo también la democracia? La Ley anticorrupción que se pondrá al servicio de los operadores gubernamentales de justicia ofrece dudas sobre la vigencia del sistema de garantías reconocido por los Convenios internacionales. Artista invitado: Johnny Heredia Humeréz Pluralismo jurídico El rebelde candidato Felix Patzi ha puesto al plu­ ralismo jurídico en la necesidad de aclarar sus al­ cances. La fiscalía anuncia el inicio de una acción legal por conducir en estado de ebriedad, pero ese delito ya se juzgó y sancionó en la justicia indíge­ na. ¿Cuál de los dos sistemas debe aplicarse en este caso? Blandiendo la Constitución, una autoridad originaria le pedió a Evo Morales que cumpla con las nuevas normas o, caso contrario, se atenga a las consecuencias. Es decir, el Presidente podría ser juzgado por desacato a la justicia indígena cuyos fallos, de acuerdo a la Constitución, son de cum­ plimiento obligatorio. Ahora que Evo anuncia una nueva acción legal contra Patzi por corrupción en la Prefectura, el implicado podría remitirse nuevamente a la justi­ cia indígena. Tal vez adelantándose a esa posibili­ dad, Evo dio una clase de cómo se fabrican adobes: composición de la mezcla, modo de compresión, técnica de secado, etc. Pero no vaya a ocurrir que sea él mismo el que deba aplicar la técnica. Contrapuntos: Ada Benavides: El ancho mundo, pp. 10-11 Franz Barrios: Crítica a un subeditorial de Nueva Crónica, p. 4 Ramiro Majluf: Esa cosa que llamamos intelectual, p. 12 Oscar Olmedo: Mayorías y minorías; engañosa cuestión, p. 5 Libros: Manfredo Bravo: Las probabilidades de Costas y del MAS en Santa Cruz, p. 6 Jan Egeland: Para ayudar realmente a Haití, p. 7 Debate: Christian Kanahuaty: La magia de Ernesto Sábato, p. 15 Ronald Haladyna: La provocativa poesía de Marisol Quiroga, pp. 16-17 Cine: Gustavo Soto: La espuma de estos días, p. 8 Jorge Luna: Líneas de vida puestas en juego en Gran Torino de Clint Eastwood, p. 13 Javier Medina: Respecto a las alusiones de Gustavo Soto, p. 9 Mauricio Souza: A propósito de los premios Oscar, p. 18 / editorial 12 al 25 de febrero de 2010 El control del poder U Consejo editorial: Joan Prats Fernando Mayorga U. Horst Grebe López José Antonio Quiroga T. Editor responsable: Ronald Grebe Redacción: Jorge Luna Ortuño Instituto PRISMA Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201 Calacoto Tel: 2799673 inprisma@entelnet.bo / www.institutoprisma.org Plural editores c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel: 2411018 plural@plural.bo / www.plural.bo ISSN: 1996-4420 n régimen político que se pretenda democrático, necesita contar, entre otras cosas, con mecanismos institucionali­ zados para el control del poder y normas eficaces sobre rendición de cuentas. Las primeras etapas del nuevo ciclo estatal tendrían que contemplar una amplia discusión sobre este tipo de cuestiones. Sin embargo, los debates políticos en el país se están llevando a cabo en estos mo­ mentos en ámbitos compartimentados, según la materia de que se trate. En primer lugar, pareciera que los preparativos para las elecciones departamentales y municipales de abril únicamente implican al mas y sus aliados, y en este contexto se des­ pliega la discusión sobre las instancias de designación de las candidaturas correspondientes. El caso más estri­ dente es el de la rebeldía de Félix Patzi a renunciar a la candidatura a la go­ bernación del Departamento de La Paz. Más allá de las razones que mo­ tivan su descalificación por parte del mas, este conflicto y otros parecidos, ponen de manifiesto la falta de trans­ parencia en cuanto a las instancias de decisionales del partido oficial, puesto que no está para nada claro el tipo de prelación que existe entre las nomina­ ciones emergentes de los diferentes movimientos sociales y las designaciones que dispone el propio Presidente de la República. En segundo lugar, de lo que se conoce hasta ahora sobre el registro de organizaciones que participarán en las elecciones de abril, se puede concluir que habrá más de 200 siglas que postu­ larán candidatos en los municipios, no obstante que en su gran mayoría no expresan diferencias ideológicas o políticas con res­ pecto al partido oficial. Casi todas ellas podrían perfectamente estar articuladas dentro de las organizaciones masistas y sus di­ versos aliados. Cabe suponer por consiguiente que se presentan de forma independiente porque sus candidatos no lograron ser tomados en cuenta por la fórmula oficial, lo cual trae aparejados diversos problemas de gobernabilidad local. En efecto, un es­ quema donde más de dos terceras partes de los municipios del www.cesu.umss.edu.bo L Los lectores de Nueva Crónica pueden escribir al correo electrónico plural@plural.bo Las colaboraciones no solicitadas serán sometidas a la consideración del Consejo Editorial país estarán en manos del mas o de una agrupación sólo nomi­ nalmente independiente, podría dar lugar a lo que ya ha ocurri­ do en el pasado: una secuencia interminable de querellas entre dirigentes locales en torno de la distribución clientelar de los recursos municipales, sin órgano jurisdiccional que las dirima a cabalidad. También se puede hacer referencia a la cuestión de las autonomías, cuya ley marco parece haber quedado posterga­ da hasta que se constituyan las respec­ tivas asambleas departamentales en las elecciones del próximo abril. Después de la apabullante derrota de las fuerzas de oposición, la dinámica autonomista se ha trasegado a manos del mas y los probables resultados de abril no harán otra cosa que reforzar las tensiones que suscita esta materia entre el gobierno central y los Departamentos. Hay que mencionar asimismo la intención de promulgar una ley des­ tinada a combatir la corrupción, cuyo talante jacobino ha sido mencionado en varias ocasiones. La combinación entre una ley excesivamente punitiva en materia de corrupción y la ley cor­ ta mediante la cual el Presidente de la República designaría a los miembros del Poder Judicial, coloca en manos de las cúpulas oficialistas un instrumento poderosísimo de ame­ drentamiento, represión y sanción de los opositores políticos. Todos los aspectos mencionados anteriormente, expresan la progresiva concentración del poder en manos del Presidente de la República y ponen en suspenso los contrapesos republicanos y las propias instancias del control social previstas en la nueva Constitución Política del Estado. El espacio para el ejercicio de la deliberación normativa, la crítica argumentada y la denuncia de los excesos del poder queda limitado cada vez más a los medios de comunicación. Una razón más para que el debate sobre la función de los medios se incorpo­ re a la imprescindible discusión sobre las instituciones del nuevo Estado boliviano, incluyendo las complejas conexiones entre la república, el Estado de Derecho y la democracia. Justicia a la carta a aprobación de la “Ley corta” de reorganización del Órgano Judicial ha despertado fundados temores so­ bre la anulación de la independencia de los poderes, al colocar en manos del Presidente la designación de jueces y magistrados del Tribunal Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la Judicatura. Evo Mo­ rales argumentó que antes –es decir, antes del régimen de­ mocrático recuperado en 1982– a los jueces se los designaba por decreto, pero que él lo hará en aplicación de una Ley. En efecto, el último Presidente que nombró jueces violando el procedimiento constitucional fue el Gral. Luis García Meza. La Asamblea Legislativa, controlada por el partido de gobier­ no, ha allanado la designación discrecional de los jueces para la provisión de una justicia a la carta. En la defensa de este recurso inconstitucional, Morales argumentó que esas desig­ naciones se hicieron tradiconalmente por cuoteo partidario, un procedimiento en el que participó el propio mas antes de llegar al gobierno. Ahora, habría que decir, el cuoteo ya no es necesario porque entramos en la era del partido único. Pero eso no es todo: tan pronto los jueces designados por el Presidente asuman sus funciones, tendrán que ejecutar la Ley de lucha contra la corrupción, enriquecimiento ilícito e in- vestigación de fortunas. El proyecto de Ley viola el sistema de garantías que establece el Pacto de San José y la Convención Interamericana contra la Corrupción, de los que Bolivia es signatario. Que esas violaciones se sustenten en un artículo de la nueva Constitución que establece la retroactividad en la aplicación de las penas, sólo complica las cosas. Se trata de una Ley destinada a la persecución “jaco­ bina” –para decirlo en palabras del Vicepresidente– de los que hubieran cometido delitos de corrupción. No cabe duda de que en Bolivia hace falta una normativa más clara para el enjuiciamiento de esos delitos, por los grados de impunidad registrados en el pasado, pero de ahí a poner en manos de los operadores judiciales del gobierno una herramienta de persecución que se añada a los abusos ya cometidos por los fiscales adscritos al “proceso de cambio”, hay una distancia infranqueable. En ese contexto debe entenderse la solicitud de los fami­ liares de Marcelo Quiroga Santa Cruz de retirar su nombre de esa Ley, con el argumento de que “No quisiéramos que el nombre de Marcelo acompañe en el futuro acciones judi­ ciales que pudieran estar reñidas con el apego a la legalidad constitucional y los derechos humanos que él profesó”. / contrapuntos 12 al 25 de febrero de 2010 Sobre lo democrático, la santísima trinidad, Evo y Calígula Franz Xavier Barrios Suvelza* Una respuesta a Nueva Crónica: “Mejor democracia” no significa que haya Estado de Derecho, sino que, por ejemplo, la voluntad de la mayoría no se degrade en imposturas de una elite que se acabe enajenando de la mayoría en su nombre. E n el sub-editorial de Nueva Crónica Nº 54 se afirma que un apoyo masivo eleccionario por una única opción podría calificarse como “más demo­ cracia” pero se duda que eso implique, “mejor de­ mocracia”. Esta hipótesis nos trae una buena y una mala noticia. Comienzo por la mala. Resulta que el editorialis­ ta entiende por “mejor” democracia una que no se que­ de en el registro electoral de una mayoría, sino una que implique, además, un Estado de Derecho. Esta alterna­ tiva de ver las cosas me parece gris. Reconozco que hay corrientes que usan una definición de democracia que llamaría “tertuliana” en alusión al cartaginés Tertullianus que nos empaquetó ese regalo llamado la “santísima tri­ nidad”: El Padre no es el Hijo, el Hijo no es el Espíritu Santo, ni éste es el Padre pero todos ellos se funden en Dios. Y es que en el sub-editorial “democracia” aparece como una sustancia donde colapsa todo: Estado de De­ recho, libertad de expresión, división de poder, o sea, el Hijo, el Padre y el Espíritu Santo. La definición de de­ mocracia es inflada también en lo cualitativo pues quien no profesara cánones liberales y occidentales tampoco sería digno de considerarse demócrata. Lo democrático acaba siendo una piñata (algo lleno de cachibaches) para una fiesta cerrada a los impíos. Desde otra perspectiva se podría convenir en que no es cognitivamente útil pretender que un sólo con­ cepto –lo democrático– contente todas las preferencias político-filosóficas que uno aspire, agrupe todo lo que a uno le parezca chévere o, tentacularmente, jale fe­ nómenos que, en realidad, reclaman sus propios con­ ceptos. Si la meta es develar que el actual cambio es deficitario en Estado de Derecho ¿es necesario para ello meterle tanto botox al concepto de democracia has­ ta desfigurarlo? Si es técnicamente posible criticar la falta de “institucionalidad” sin tener que negar el ca­ rácter democrático del cambio ¿por qué hay analistas que insisten en la vía tertuliana? Una causa puede ser la dificultad de reconocerle a Evo, “por lo menos”, algo que sonaría positivo. Si bajo una definición de demo­ cracia centrada en el mando de la mayoría, la igualdad y la identidad entre gobernado y gobernante, un hi­ percrítico al régimen se viera tentado de aceptar que el proceso de cambio es esencialmente democrático, probablemente lo atormentaría la sensación de haber cedido demasiado. Para los analistas más recalcitran­ tes, aquellos que andan buscando las coordenadas de ubicación de Evo entre Calígula y Mobutu Sese Seko, nuestro editorialista habría claudicado. ¿Cómo podría evitar el afligido editorialista este dilema? Pues enca­ denando al concepto de lo democrático tantos rasgos como sean necesarios hasta pescarle al proceso la má­ cula. ¿Que hubiera hecho Moisés ante un rival político, pero cumplidor de los 10 mandamientos? Pues se hu­ biera tenido que inventar otros 10 mandamientos que el rival político no cumpliera hasta lograr representarlo como alfil de Belcebú. Un Estado no es una flema de un tejido indiferen­ ciado donde uno de sus rasgos arrastra pacíficamente al * Economista. otro. Al contrario, los principios constitucionales que subyacen al Estado suelen estar en tensión: el principio democrático está inevitablemente en ten­ sión con el del Estado de Derecho. El Estado es, pues, un fenómeno compuesto de principios funda­ mentales que, como módulos, se articulan a veces armónicamente, a veces imperfectamente, a veces ni se topan. Sabiamente algunas constituciones tie­ nen el cuidado de desagregar esos principios y, por eso, no es que al leerse “Pandora es un Estado de­ mocrático” el lector deba “suponer” que es, por eso, de Derecho. Al contrario, se dirá que es un Estado democrático y habrá que buscar si, además, cumple con el otro módulo de ser uno de Derecho. En conse­ cuencia, “mejor democracia” no significa que haya Estado de Derecho, sino que, por ejemplo, la vo­ luntad de la mayoría no se degrade en imposturas de una elite que se acabe enajenando de la mayoría en su nombre. La distinción teórica que reclamo tiene efectos prácticos cognitivos pues permitiría, entre otras cosas, focalizar la crítica a los reales problemas de mediación democrática que pudiera acusar el ac­ tual proceso sin descuidar una paralela crítica de un déficit de Estado de Derecho. Ahora la buena noticia. Debo reconocer que, hasta hace poco, algunos hipercríticos al actual proceso ni siquiera se habrían atrevido a usar el tér­ mino “democracia” para describirlo aunque matizaran con eso de “más democracia” en vez de una mejor. El que el editorialista lo haga podría ser una señal de que la evolución de los hechos está ablandando lenta pero convenientemente una petrificación analítica en cierto discurso contestatario al régimen. La crítica del cam­ bio es indispensable pero no debiera auto-invalidarse por simplificaciones apasionadas. Si lograra superarlas, es posible que se clarifiquen las corrientes dentro del campo contestatario. En efecto, nuestro editorialis­ ta me parece un extraviado de buena fe. El que haya fatigado nada menos que a Toqueville, un exponente de una tradición intelectual que, justamente, concibe un posible despotismo como emanación natural del mismo gen democrático, me parece una travesura ino­ cente. Es un paso inocuo comparado con el daño que hacen otros “analistas” que, con aires docentes, abusan de la candidez de los lectores al presentar la versión tertuliana de democracia como “la verdad” haciendo pasar mediocridad teórica por revelación científica; o disfrazando la rabia de ya no ser la elite post 85 con ropajes de observador chutamente neutro. No es el caso de nuestro editorialista, me parece, entre otras cosas, por el desplazamiento que se me antoja percibir en di­ rección a un reconocimiento, cierto, aún indeciso, del nervio democrático del actual proceso de cambio en Bolivia. En síntesis tanto el editoralista como yo conven­ dríamos en que el Estado de Derecho en el actual pro­ ceso está más perdido que prenda íntima en luna de miel. Sin embargo, en mi caso, eso es, en primer lugar, perfectamente compatible con que sea simultáneamen­ te democrático. Aquí radica el desafío teórico. Perder la capacidad de perplejizarse –más aún frente a algo tan paradójico– sería asfixiar el estímulo detrás del filosofar genuino. Huelga decir que esta posible desvinculación entre lo democrático y el Estado de Derecho se prueba en la historia humana: lo uno no siempre vino con lo otro. Sin embargo, a veces ambos módulos coincidie­ ron para satisfacción de muchos entre los que me cuen­ to. En segundo lugar me apuraría en transparentar mi posición reconociendo que calificar esta coincidencia como “mejor” es una valoración ligada a la tradición liberal y occidental del desarrollo que subyace mi com­ prensión de lo que catalogo como “mejor” ¿No será posible una sociedad cuya noción de “mejor“ no sea la occidental ni la liberal? El editorialista, por su lado, tendrá que optar: o se deja perplejizar sin dejar por ello de ser contestatario al régimen o se refugia por enésima vez en la santísima trinidad. De optar por lo segundo, en su buena fe, dilapidará energía como lo hizo la teo­ logía hace siglos averiguando si el Hijo era Dios o el Espíritu Santo existía al lado del Padre. Un debate tan esóterico al punto que Ratzinger propuso ver en la tri­ nidad un símil del principio físico moderno entre onda y partícula (¿?). En otras palabras el Papa nos está di­ ciendo que la santísima trinidad es un misterio inacce­ sible a la inteligencia humana. Esto es una invocación a la oscuridad tan preocupante como puede llegar a ser todo acto de deificación de un líder político por muy democrática que sea su legitimidad. Nota de la Redacción: Franz Xavier Barrios Suvelza ha respondido a la invitación que hiciera un Subeditorial de Nueva Crónica –y buen gobierno– (Nº 54) de generar un debate a fondo sobre la necesidad de tener no sólo “más democracia” sino “mejor democracia”. A Barrios le parece que uno de los indicadores de calidad que mencionamos –la vigencia del Estado de Derecho– no tiene nada que ver con la democracia y que relacionar ambas cosas persigue el objetivo de encontrar una “mácula” en el actual proceso de cambio que sería, a todas luces, de los más democráticos que uno pueda concebir. Barrios no polemiza sobre los otros dos indicadores mencionados en el breve Subeditorial: la anulación constitucional del sistema de contrapesos y la distribución de mayorías y minorías en el Senado. Lo primero tiene que ver con el diseño constitucional del actual Estado plurinacional y lo segundo con su régimen electoral, destinado a formar mayorías electorales permanentes. En la versión minimalista de Barrios, la democracia se limita al “mando de la mayoría, la igualdad y la identidad entre gobernado y gobernante”. En esa definición, ni siquiera sería necesario añadir el requisito de que los gobernantes sean electos: podrían ser aclamados en una asamblea o heredar el mando del hermano mayor como ocurrió hace poco en una “democracia” caribeña. Barrios concibe regímenes que pueden ser muy democráticos en los que no rija el Estado de Derecho, y Estados de Derecho impecables que, sin embargo, no tengan un ápice de democráticos. Pues bien: para nosotros, ni congnitiva ni políticamente, es posible y deseable separar una cosa de la otra. Y la razón de ello no es, como sugiere Barrios, la necesidad de ser contestatarios a cualquier precio. La razón de fondo es que en nuestra opinión –que ha sido acusada de ser parcializadamente occidental– la democracia no es sólo un sistema de valores, ni un conjunto de procedimientos, sino que persigue una finalidad: tener un mejor gobierno y un mejor sistema de justicia. Pero ocurre que los ciudadanos –como advirtió Tocqueville– pueden también elegir a un gobierno despótico que sería “democrático” por su origen pero que no cumpliría ese objetivo primordial: seleccionar a los que pueden hacer un mejor gobierno y administrar un mejor sistema de justicia. Si al Presidente de un Estado, por ejemplo, se le ocurre nombrar discrecionalmente a los jueces contraviniendo su propia Constitución, entonces no sólo pierde el Estado de Derecho: pierde también la democracia. Y si el resultado electoral le permite a un solo partido controlar los cuatro Órganos del Estado, entonces los riesgos de un ejercicio arbitrario del poder son muy altos. Se ve claramente que no sólo interesa cómo eligen los ciudadanos sino qué tipo de gobierno eligen. Elegir un Estado de Derecho no es lo mismo que elegir un régimen despótico, aunque ambos sean resultado de elecciones democráticas. Unir ambas nociones, por tanto, no es una opción cognitiva de mala fe, sino que tiene un sentido práctico y político muy preciso: busca mejorar la calidad de la democracia. Por el contrario, separar ambas nociones por razones meramente analíticas, parecería destinado a redimir a regímenes despóticos por sus virtudes democráticas. Barrios haría bien en aportar ejemplos reales –no disecciones de laboratorio– de sus extremos analíticos. Porque la experiencia histórica enseña que las mejores democracias son aquellas en las que rige el Estado de Derecho y que, asimismo, el Estado de Derecho funciona mejor bajo sistemas democráticos que bajo regímenes despóticos. Alguna conexión debe haber, por tanto, entre ambas. Que pueda existir una noción no occidental de lo que es “mejor” para los ciudadanos y que favorezca un régimen autocrático, es algo que requiere demostración. Por último, lo que aquí está en debate son opciones políticas y teóricas que deben tratarse con honestidad intelectual y preferiblemente sin tanto enfado. Nue­ va Crónica –y buen gobierno– invitará a diversos analistas a pronunciarse sobre estos temas, enriquecidos con aportes controversiales como el de Barrios. / contrapuntos 12 al 25 de febrero de 2010 El delusorio tema de las mayorías y minorías Oscar Olmedo Llanos* Acerca de cómo los mecanismos del poder pueden transfigurar a una mayoría en minoría, y hacer que una minoría, en nombre de la mayoría, se ponga a gobernar. F rente a la cámara, el micrófono, un hombre enaltecido, se envuelve en una vaharada áuli­ ca, palaciega, para transmitir el supremo poder alcanzado. Es un dirigente social que imputa y atribuye el 64% alcanzado en las votaciones democrá­ ticas, al soberano, al pueblo que ha decidido abierta­ mente por el cambio y por detentar mayoritariamente el poder absoluto frente a la escuálida oposición. Son las tablas de la verdad que lanza sobre el rostro embo­ bado de aquellos que le escuchan. Es el pueblo en el poder… reforzará el dirigente áulico. Evidentemente, la demostración encerrada en el dato, hace objetiva la declaración, pues el dato está axiomatizando quién es quién, y a la vez, confirmando­ teóricamente un soporte positivista innegable, ya que el positivismo afirma que una teoría debe tener necesa­ riamente su respectiva observación/dato o regla de co­ rrespondencia. Pero el positivismo del dirigente ocluye determinadas inferencias que pueden ser decisivas en el análisis. Por supuesto que el dato se lo usa además para sustentar en la opinión pública quién es el ganador, pero alimentando mañosamente la mentalidad de masa, o como diría Gramsci, intensificando su sentido común que es lo opuesto a la filosofía o, representa la filoso­ fía de los hombres simples, una es­ pecie de folklore de la filosofía, expresada en lo que se hace sinónimo de las habladurías (Heidegger). Desde ahí, la masa repite y repite el dato, el número esquelético. Cuando se va más allá del dato gélido, de ese dis­ curso fisicalista que aparenta la objetividad, y se enhe­ bra más bien con un instrumental teórico más depen­ diente del raciocinio que del dato, el análisis se hace más perspicaz, y puede trasuntar por otros espacios más develadores y enriquecedores metodológicamen­ te hablando. Robert Michels en su libro Los partidos políticos (1915), se abastecía de las siguientes tesis: 1) existe una paradoja de la democracia; 2) la democracia requiere de organizaciones (el Estado, sus poderes, los partidos políticos, movimientos sociales y otros); 3) las organizaciones solicitan inevitablemente de un poder para actuar –como viabilizadores de la voluntad colectiva– pero atención, que éste poder es otorga­ do/cedido por sus seguidores (la mayoría/masa), a una dirigencia/élite (minoritaria); 4) la organización con poder adquirido, se de-forma en una estructura buro­ crática, concentrando y monopolizando su poder (en una dirigencia/élite) y, disipándose por tanto el poder de la mayoría/masa, entonces: 5) las organizaciones son incompatibles con la democracia y por ende: 6) la democracia es incompatible con el socialismo. Lo axial de esas tesis estriba en la diferencia dirigentes/minoría y mayoría/masa. Los primeros adquieren poder sobre la masa por tener mayores y mejores conocimientos, manejan programas, proyec­ tos, libros, acceso fácil a los medios de comunicación, pericia en el arte de la política (en casos extremos pa­ roxismo autosuficiente y orgullo arrogante). En cam­ bio, los más, por su incompetencia de masa (Michels), no participan en la toma de decisiones por su escasa com­ prensión cultural, su limitado conocimiento y manejo de la tecnología política, aunado a unas expectativas de sobrevivencia cotidiana que requieren de solucio­ nes inmediatas: salir de su pobreza, conseguir traba­ jo, alimentos, pago de alquileres y educación de sus hijos, por lo que no existe “tiempo suficiente” para la política, entonces demandan paradójicamente de dirigentes más preparados y/o más experimentados, pero que, al captar el poder, se transfiguran en una minoría/elite y abandonan a la mayoría/masa. Consolidada la elite minoritaria, dice hablar a nombre de la masa. No hay otro interlocutor. Se im­ pone el yo pienso por ti, luego tú existes por mí. A esto se debe que los líderes se pongan furiosos, cuando no se acaten sus decisiones y, quienes insistan en su rebel­ día, sean declarados “traidores al partido y al proceso”. Los comisarios políticos con todo su poder, se impo­ nen a las masas desobedientes, a los dirigentes díscolos, u otros que dudan acerca de quién es realmente minoría y quién ma­ yoría. Pero, ese comisario ins­ trumentaliza su poder áulico sin contemplaciones, sea acudiendo a los mandamientos del partido: imposición disciplinaria, ética partidaria, sometimiento de la minoría a la mayoría o, también a la oferta de: compra-venta-ubicación de empleos, en esa bolsa de trabajo del partido: el Estado. Por tanto, estas transfiguraciones del poder no son advertidas por una metodología tercamente posi­ tivista, que oculta la mutación mágica del poder, don­ de la gran mayoría pierde su poder frente a la minoría que la va a detentar sin disimulo. Se trata del naci­ miento del nuevo y minoritario señoreaje dirigencial, sustentado en los comisarios políticos y otros lideraz­ gos menores. Lo paradójico es que esta misma mino­ ría impone sus criterios bajo la denominación de la mayoría a quienes dicen representar. Se imponen las estrategias, las tácticas, y las líneas políticas, sin con­ sentimiento de las bases, pues “concertar democráti­ camente” en las bases las ideas maestras que han sido elaboradas en las alturas del señoreaje dirigencial son ya ex-antes, aunque no advertidas por la mayoría/masa. Es precisamente en lo ex-ante donde se elabora la línea política maestra por una elite/minoritaria que ahora piensa por sí misma y ya no por la mayoría/masa del que está ya desvinculada. Cuando “bajan a las bases” esas ideas fuerza o línea partidaria, ya han alcanzado un tiempo ex-post. Ir a buscar la decisión de la mayo­ ría/masa donde se dice concertar, amarrar, consolidar y por tanto democratizar en mayoría, son sólo muleti­ llas retóricas de la elite/minoritaria popularizada para el lógos de la mayoría/masa. Así la mayoría se hace minoría y comienza a gobernar una minoría a nombre de la mayoría, pero estas transfiguraciones ya no son captadas inmediatamente, porque se ocultan furtiva­ mente por los entresijos propios del poder. * Estudios en Economía y Filosofía. / contrapuntos 12 al 25 de febrero de 2010 Entre la polarización y la dispersión: Los desafíos de la gobernabilidad en Santa Cruz Manfredo R. Bravo Chávez* “He aquí la paradoja: mientras el MAS se esfuerce por deslegitimar a Costas para mantener a su electorado, Costas se verá cada vez más fortalecido. Por el contrario, si decide no confrontar con Costas, podría perder parte del electorado que en diciembre votó por Evo”. E s evidente que en campañas electorales, las estra­ tegias que se van construyendo son en muchos casos las que definen los resultados. Las percep­ ciones emocionales que se van generando en el electorado son las que orientan al ciudadano a la hora de votar por tal o cual candidato. Hoy quienes estamos en la labor de hacer seguimiento a los procesos electorales, ve­ mos con gran preocupación que los temas de fondo que hacen a la realidad de los ciudadanos, terminan siendo dejados de lado en la agenda electoral y los que en defini­ tiva quedan posicionados, son aquellos temas que preten­ den generar reacciones emotivas más que racionales. La judicialización de la que hoy somos testigos, en la que encontramos como protagonistas al Ministerio Público y al candidato Rubén Costas en Santa Cruz, puede entenderse como parte de esta actitud propia de las recomendaciones de los especialistas de marketing electoral. Probablemente, los asesores del mas han de­ finido que judicializar el proceso podría hacer que los votos de los verdes se dispersen hacia otras candida­ turas autonomistas, como pueden ser las de Juan Carlos Urenda (Juntos por Santa Cruz) y William Paniagua (Frente Amplio). Situación probable pero poco posible. Lo que sí nos atrevemos a afirmar es que al parecer las elecciones de abril, así como fueron las nacionales, tienden hacia la polarización. El efecto esperado de la dispersión ha fracasado. Después de observar el efecto de movilización a favor de Costas motivado a causa de su declaración ante la fiscalía, nuevamente rearticula a la institucionalidad cívico-institucional bajo la consig­ na de “la defensa del proceso autonómico”. Sin embargo, el gobierno necesita hacer que los votos de Evo Morales se trasladen a favor de Jerjes Jus­ tiniano, para ello tiene que demostrar ante sus bases que no va a perdonarle la vida a Costas y que antes o des­ pués de las elecciones, Costas tendría que acabar como cadáver político. He ahí la paradoja: mientras el mas se esfuerce por deslegitimar a Costas para mantener a su electorado, Costas se verá cada vez más fortalecido. Por el contrario, si decide no confrontar con Costas, podría perder parte del electorado que en diciembre votó por Evo y esos votos trasladarse a alternativas pe­ riféricas como podrían ser Paniagua y Orosco. El mas tiene muy complicada la posibilidad de salir victorioso en estas elecciones, y seguramente su esfuerzo estará puesto en no perder las provincias que ganó en las elecciones nacionales, sumar aquellas don­ de la oposición superó por escaso margen al presidente Morales junto a las uninominales indígenas que se po­ drían controlar, y de esta manera reducir la representa­ ción de los verdes en la Asamblea Legislativa Depar­ tamental, situación que necesariamente va a terminar polarizando las elecciones. Veamos un poco los resultados a los que me re­ fiero. De acuerdo a la Ley Electoral Transitoria y al Reglamento electoral aprobado por la cne para estas elecciones del 4 de abril, la Asamblea Legislativa De­ partamental se compone de 28 representantes, de los cuales 15 son territoriales (uno por provincia), 5 son indígenas (un representante por cada pueblo: Guarayo, * Politólogo OPN-UAGRM. Guaraní, Mojeño, Chiquitano, Ayoreo) y 8 son plu­ rinominales por población (asignados por fórmula de distribución D´hont). Haciendo una proyección de los resultados de las pasadas elecciones generales, tendríamos que si el mas repite su votación (41%) en las provincias cruceñas, podría estar consolidando las provincias Ichilo (72%), Cordillera (54%), Obispo Santisteban (53%), Ñuflo de Chávez (69%), Caballero (71%), Guarayos (52%), obtendría en primera instancia 6 provincias con la ma­ yoría absoluta. Si la votación de Costas no aglutina los votos en Florida donde el mas ganó con el 49%, alcan­ zaría consolidar 7 representantes territoriales. Si analizamos la votación antimasista, las provin­ cias que podría consolidar Costas serían Andrés Ibáñez (57%), Velasco (62%), Chiquitos (61%), Sara (56%), Germán Busch (57%), haciendo un total de 5 provin­ cias consolidadas. Sin embargo, si Costas logra con­ solidar los votos de Unidad Nacional, podría llevarse además los representantes de Ángel Sandoval (54%), Vallegrande (52%), Warnes (57%), llegando a obtener 8 representantes. En cuanto a pueblos indígenas, lo más probable es que de los cinco representantes Jerges Justiniano tenga la posibilidad de consolidar a los representantes del pueblo Guarayo, Guaraní y Chiquitanos; mientras que Costas tendría a los representantes de los pueblos Ayoreos y Mojeños. Esto significaría tres representan­ tes más para el mas y dos para Costas. Finalmente de los representantes plurinominales por población, en el entendido que Costas alcanzara la votación que obtuvo Convergencia a nivel departa­ mental (52%), tendría 4 representantes y el mas (41%) tendría 4 representantes. En tal sentido, Costas tendría asegurados 5 repre­ sentantes territoriales, 2 representantes indígenas y 4 representantes plurinominales poblacionales, hacien­ do un total de 11 representantes “consolidados”. Por el otro lado, Jerjes Justiniano podría tendría 6 repre­ sentantes territoriales, 3 representantes indígenas y 4 representantes plurinominales por población, haciendo un total de 12 representantes “consolidados”. Sin embargo, tendríamos 3 representantes terri­ toriales (Florida, Ángel Sandoval y Warnes) en “jue­ go”. Cuántos se lleva el mas y cuántos los verdes, dependerá del comportamiento de la dispersión del voto. Si se manifiesta la dispersión del voto, estas pro­ vincias quedarían en manos del mas, lo que le darían 3 representantes adicionales, haciendo un total de 15 representantes de un total de 28. Si no hubiera disper­ sión es de esperar que los verdes consoliden Ángel Sandoval y Warnes, haciendo que Costas pudiera llegar a un total de 14 representantes de 28. De acuerdo a estas posibilidades, podemos jugar con los siguientes escenarios en cuanto comportamien­ to electoral: Escenario 1 (Probable): El mas gana provincias de Florida, Ángel Sandoval y Warnes, manteniendo la votación de Evo Morales del 41% Territ. Poblac. Indig. Total MAS Sigla/Distrib. 9 4 3 16 VERDES 6 4 2 12 15 8 5 28 Total Escenario 2 (Posible): Los verdes ganan Warnes y Angel Sandoval, repitiendo la votación de Convergencia Territ. Poblac. Indig. Total MAS Sigla/Distrib. 7 4 3 14 VERDES 8 4 2 14 15 8 5 28 Total Escenario 3 (Posible): El mas Gana Warnes y Florida, repitiendo votación de Evo y verdes repi­ tiendo votación de Convergencia Sigla/Distrib. Territ. Poblac. MAS 8 VERDES 7 15 Total Indig. Total 4 3 15 4 2 13 8 5 28 Territ. Poblac. Indig. Total MAS 7 3 3 VERDES 8 5 2 15 15 8 5 28 Total 13 De los escenarios analizados, los posibles que pu­ dieran generarse en el marco de la polarización, darían como resultado una composición Asambleísta bastante incómoda para los verdes, aunque se ganara en pri­ mera vuelta. La pregunta que hay que hacerse es: ¿hasta dónde podría afectar la dispersión del electorado antimasis­ ta y terminar favoreciendo la candidatura del mas? El arriesgarnos a hacer este análisis es hacer un poco de especulación, ya que no sabemos cómo puede reaccio­ nar el electorado con todos los candidatos haciendo campaña. Pero tratemos de especular un poco sobre los datos objetivos con los que podemos contar. De acuerdo a la primera encuesta lanzada por Equipos Mori, los resultados que se muestran son to­ talmente desfavorables a la candidatura del mas. En esta encuesta el resultado, si las elecciones fueran hoy, sería el siguiente: Escenario 5 (Probable): Costas gana en primera vuelta con el 56%, Justiniano mantiene el histórico de la votación en Santa Cruz y Urenda se lleva los votos de los indecisos Sigla/Distrib. Preferencia % Territ. Poblac. Indig. Total Justiniano 23 6 2 3 11 Costas 56 5 5 2 12 Urenda 13 3 1 0 4 Otros 8 1 0 0 1 Total 100 15 8 5 28 Escenario 6 (Posible): Costas gana con mayoría relativa del 47% y va a segunda vuelta. Urenda y otros le quitan votos a Costas y Justiniano repite la votación de Evo Morales Sigla/Distrib. Preferencia % Territ. Poblac. Indig. Las lecciones de Haití Jan Egeland* Escenario 4 (Probable): Los verdes logran sumar los votos antimasistas y alcanzan su techo máximo 58%, ganando en Warnes y Angel Sandoval. El mas mantiene votación de evo Sigla/Distrib. / contrapuntos 12 al 25 de febrero de 2010 Total Justiniano 41 6 3 3 12 Costas 47 5 4 2 11 Urenda 11 3 1 0 4 Otros 1 1 0 0 1 Total 100 15 8 5 28 De estos dos últimos escenarios, lo posible es el es­ cenario 6 donde la dispersión afectaría al candidato Cos­ tas. En este escenario, la gobernabilidad o ingobernabi­ lidad en el departamento dependería de la capacidad de negociación que tengan tanto Costas como Justiniano para cooptar a los representantes de Urenda y otros. Como se puede observar, hoy más que nunca los representantes provinciales territoriales y los repre­ sentantes indígenas serán fundamentales a la hora de las definiciones, por lo que se espera que tanto el mas como los verdes apunten sus estrategias en estos es­ pacios. Sin embargo en al menos 3 de los escenarios planteados (Escenario 1, 2 y 3) el mas tendría posibili­ dades de bloquear la gestión de Costas. El escenario 4 es el que debe buscar consolidar Costas. Mientras que los escenarios 5 y 6 la gobernabilidad dependería mu­ cho más de la capacidad de concertación que tengan los representantes de Costas en la Asamblea. “Una vez que los haitianos hayan recibido sus alimentos básicos de supervivencia, agua y cuidados médicos, el mundo deberá invertir en una reducción de riesgos que sea adecuada a las necesidades de esta nación que ha sido arrasada por los desastres. ¿O acaso queremos continuar administrando costosas curitas cada cinco años por el resto del siglo?” E n cada desastre de gran­ des magnitudes ocurren las mismas cosas: se centra demasiado la atención en el socorro internacional, mien­ tras que los esfuerzos locales y la preparación nacional son mayor­ mente ignorados. Las miles de personas rescatadas por activistas comunitarios quedan sin registro mientras que quienes son salva­ dos por grupos internacionales se convierten en encabezados mun­ diales. Las múltiples historias grá­ ficas de las víctimas que recibie­ ron o no ayuda externa opacan las lecciones principales de Haití, del tsunami y del Hu­ racán Katrina; la mayoría de las vidas, de las extre­ midades y hogares que se perdieron podrían haberse salvado. Medidas simples de preparación y preven­ ción aceptadas por las naciones en el 2005 durante la Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desas­ tres ya han salvado un número incontable de vidas en otras islas caribeñas y en otras partes. Sin embargo, no hemos logrado proporcionarle a los haitianos una primera línea de defensa contra los frecuentes hura­ canes, inundaciones, deslaves y terremotos. En cada catástrofe, el mundo se alarma de que la ayuda a las naciones donantes que están a unas cuantas horas de distancia por vía aérea, les pueda tomar una o más semanas para librar los retrasos y llegar a las miles de personas atrapadas en medio de la infraestructura dañada. Por lo general, los perio­ distas exageran la inseguridad y los saqueos en medio de la catástrofe, y los socorristas el miedo a las epide­ mias. Con frecuencia se olvidan de los graves índices de mortalidad, de enfermedades y delincuencia que existían antes del desastre. En la intensa cobertura en tiempo real durante la fase de emergencia, hay una gran cobertura de algu­ nos vuelos de socorro individuales y proyectos entre los cientos de esfuerzos paralelos que tienen lugar. Así que se hacen juicios infundados sobre los enormes es­ fuerzos de socorro nacionales e internacionales con base en unos cuantos casos simbólicos. Otros también creen, de manera errónea, que la ayuda militar en los desastres naturales es controvertida. El terremoto de Haití devastó no sólo a una de las sociedades más pobres del planeta ni a una ciudad de millones, originalmente planeada para menos de 100,000, también afectó gran parte de los dos cen­ tros de comando principales para la coordinación del socorro: el gobierno central de Haití, el cual por definición debería guiar al esfuerzo de emergencia nacional, así como las Naciones Unidas en Puerto Príncipe, que está a cargo de coordinar la asistencia internacional. A las operaciones de socorro de emergencia siempre les siguen las evaluaciones y auditorías inde­ pendientes. Después del tsunami en el 2004 y del terremoto de Pa­ kistán en el 2005, se pensó que los esfuerzos de socorro de emergen­ cia lograron cubrir las necesida­ des inmediatas y permitieron ac­ tividades rápidas de recuperación inicial. Sin embargo, la Coalición para la Evaluación del Tsunami concluyó que la respuesta inter­ nacional fue más efectiva cuando “permitió, facilitó y apoyó a los actores locales y nacionales” y que los actores internacionales tuvie­ ron menos éxito en las actividades de recuperación y reducción de riesgos que en la fase de socorro. Temo que fallemos de nuevo en aprender las lec­ ciones correctas de la tragedia de Haití. Como bien se ha documentado, el socorro internacional de emer­ gencia es uno de los pocos sectores bien organizados dentro de las relaciones internacionales. Dentro de las primeras horas de emergencia, ya estaban en ca­ mino los primeros equipos de coordinación de soco­ rro de Naciones Unidas y diez millones de dólares del Fondo central para la acción en casos de emergencia, manejado por Naciones Unidas, ya estaban disponi­ bles para iniciar con las actividades necesarias para salvar vidas. Durante los primeros días se organizaron cien grupos internacionales de socorro organizados en una docena de equipos operacionales funcionales que proporcionaron asistencia, desde agua y sanidad hasta alimentos y logística. Pero el socorro de emergencia internacional siempre llega demasiado tarde para las decenas de miles que mueren innecesariamente en edificios pú­ blicos inseguros y unidades habitacionales, y no pue­ de lidiar con la ola inicial de cientos de miles de per­ sonas traumatizadas tanto física como mentalmente. Quienes resultaron afectados en este terremoto ya eran extremadamente vulnerables, viviendo en la pobreza y en el hacinamiento, donde nadie había invertido en una prevención adecuada de desastres. Durante décadas, hemos permitido que los desastres cobren muchas más vidas de Haití que en otros paí­ ses caribeños y en otras naciones en desarrollo. Todas las evaluaciones prueban que son los ni­ veles de inversión en el desarrollo y la prevención los que determinan cuántos seres humanos perderán sus vidas, miembros y sustento durante un desastre. Así que la cuestión principal no es si se usaron muy pocos helicópteros los primeros cinco días, sino si queremos regresar cada cinco años durante este siglo con socorro de emergencia o si optamos por ayudar a los haitianos a protegerse de los riesgos naturales. * Director del Instituto Noruego de Relaciones Internacionales. Entre el 2003 al 2006 fue el coordinador de los esfuerzos de socorro de emergencia de las Naciones Unidas. / debate 12 al 25 de febrero de 2010 La espuma de estos días (II) Gustavo Soto Santiesteban* En este texto se continúa analizando la oposición entre los conceptos de desarrollo y suma qamaña, presentes en el Programa de Gobierno del MAS-IPSP 2010-2015, con la intención de hacer ver que el gobierno de Morales está ofreciendo “el programa de desarrollo y modernización más ambicioso que se haya propuesto en Bolivia”. L as palabras y las cosas Hemos buscado vana­ mente las huellas de aque­ lla declaración principista –que muchos suscribimos completa­ mente– en el programa electoral del mas-ipsp,1 donde encontra­ mos otro uso del Vivir bien como muletilla, que ignora deliberada­ mente el carácter contradictorio y antagónico entre los conceptos de desarrollo y suma qamaña. La entrevista concedida por el Vicepresidente a Bolpress2, aclara nítidamente el sentido del proceso de cambio desde un marco conceptual marxista–ber­ nsteiniano, digno del pir en la década de los 403. Ahora bien, en el gran salto desarrollista del capitalismo andino-amazónico que nos ofrece el programa del mas, se encuentran todos los proyectos de la Iniciativa de Integración Regional Suramericana, iirsa4. La iirsa fue lanzada en el año 2000 en la Cumbre de presidentes de América del Sur. Los principales financiadores de los proyectos iirsa son: El Banco Interamericano de Desarrollo (bid), La Corporación Andina de Fomento (caf), El Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (fonplata), La Unión Europea (ue) y, sobre todo el Banco Nacional de Desarrollo del Brasil (bndes), además de gobiernos nacionales y locales. La iniciativa identifica 10 Ejes o Corredores de Desarrollo en Sudamérica, en los cuales se sitúan los prin­ cipales megaproyectos. Los Corredores constituyen regiones particulares donde el discurso público de sus promotores propagandiza un supuesto “desarrollo de las poblaciones locales”, aunque los criterios utilizados por la tecnocracia de la iirsa responden a una “visión de negocios”, coherente más bien con los intereses de las Corporaciones Multinacionales. Por ello, los Ejes dise­ ñan las rutas interoceánicas más adecuadas, no solamente, para el transporte de mercancías –tomando en cuenta que la mayor parte de los intercambios comerciales mundiales y con una proyección creciente en los próxi­ mos años, se orienta hacia los mercados del Pacífico (Japón, China, India)– sino, sobre todo, para el acceso a regiones ricas en recursos naturales renovables y no renovables. Inevitablemente la apertura de rutas permite la entrada de empresas madereras, mineras e hidrocarburíferas, la especulación de tierras, la expansión de la frontera agrícola para la soya transgénica, y la destrucción del hábitat de los pueblos indígenas. En Bolivia, las inten­ ciones geopolíticas de la iirsa –brazo ingenieril de los procesos de integración de las naciones latinoamerica­ nas a las fuerzas de la mundialización económica– se * Semiólogo e Investigador del Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales – CEADESC. gsoto@ceadesc.org despliegan en todas sus potencialidades. Se trata no solamente del más agresivo proyecto globalizador capitalista, impulsado por el Brasil, potencia económica emergente, sino, además y sobre todo, de un proyecto colonizador de la Amazonia: Yo no sé si la energía de esas plantas (Complejo del río Madera del cual Cachuela Esperanza es un compo­ nente) será para Manaus, o si se tomará otra dirección, pero estoy totalmente seguro de que –4,8 mil km de vías acuáticas, 30 millones de hectáreas de tierras en Brasil, Perú y Bolivia abiertas a la producción– repre­ sentan para la historia del continente en pequeña escala lo que fue la ocupación de viejo este norteamericano. Creo que tiene el significado de poner la modernidad sudamericana en la hinterland aún no ocupada. (Discur­ so de Carlos Lessa, presidente del bndes, 2003)5. Pues bien, seis de esos ejes pasan por Bolivia. El Eje Perú-Brasil-Bolivia (18 proyectos, $us 11.600 millones destinados a mejoramiento de carreteras, construcción de represas, Complejo Hidroeléctrico Madera, Carre­ tera Bioceánica Brasil-Perú. Eje Interoceánico Central (44 Proyectos, $us 3.300 millones en Carreteras Fe­ rrocarriles Gasoductos Minería). Eje Capricornio (34 Proyectos, $us 2.000 millones, Prioridad Carreteras y ferrocarriles.) Eje Hidrovía Paraguay–Paraná (El Co­ rredor Bioceánico Santa Cruz– Puerto Suárez, tiene relación con la Hidrovía a través del ferrocarril Mo­ tacusito Puerto Busch, vinculados a la explotación del Mutún.) Eje andino (74 proyectos, $us 5.000 mil millo­ nes, transporte terrestre, cruces fronterizos, proyectos energéticos) Eje Andino del Sur que vincula con la Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur. zicosur; está compuesta por la Argentina (pro­ vincias de Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán); Bolivia (La totalidad de los departamentos del país); Brasil (Estados de Acre, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Rondonia); Chile (La I Re­ gión de Tarapacá, la ii Región de Antofagasta y la Tercera Región de Atacama); Paraguay (La tota­ lidad de los departamentos del país) y Perú (Los departamentos de Arequipa, Moquegua y Tacna) y tiene propósitos idénticos a la iirsa: es un proyecto que agrupa a regiones que unen sus esfuerzos para desarrollar el comercio exterior con los mercados de la Cuenca del Pacífico6. Entre sus proyectos encontramos: la construcción del Megapuerto de Mejillones –por donde se exportan minerales de San Cristobal, p.e.–, El Ga­ soducto Norte, el camino inter­ nacional Tarija-Bermejo-Salta. En la glosa de estos mega­ proyectos, insertos en el progra­ ma del mas-ipsp, se pretende invisibilizar la realidad del mercado global, enfatizando, la integración boliviana interna minimizando los impactos ecológicos y sociales, cuando en realidad se trata, sobre todo de la integración de la economía brasilera al gran mercado del Pacífico, siendo Bolivia un país de tránsito. Veamos por ejemplo: revolución vial para un país integrado: ca­ rreteras y puentes. Sin embargo, todavía queda pendiente la inte­ gración de seis grandes corredores que conectarían a nuestro país con los océanos Atlántico y Pacífico con­ virtiéndonos en el núcleo de la vertebración sudame­ ricana. La Gran Revolución Vial que propone nuestro Programa de Gobierno consiste, principalmente, en la conclusión de los siguientes proyectos: 7.1. Corredor i: Este – Oeste (Integra Bolivia, Brasil y Chile). Une los Océanos Atlántico y el Pacífico. En Bolivia, el 70% del movimiento socio-económico flu­ ye a través de este eje que une las principales ciudades del país: Tambo Quemado–Patacamaya–Cochabam­ ba–Santa Cruz–Puerto Suáarez, con una longitud total de 1.603 km. El potencial de transporte en el área de influencia en el sector Santa Cruz- Puerto Suárez es de 2.000.000 de toneladas métricas. Uno de los principales productos que se transporta por este corredor es la soya. Existen dos ramales que complementan a este corredor: i) Oruro–Pisiga, con una longitud de 280 km y, ii) Santa Cruz–San Matías, con 703 km. Prácticamente se tiene concluido todo este corredor, restando conectar dos tramos para llegar a Puerto Suárez que son: Paraíso–El Tinto (125 km) y El Tinto–San José (82 km); ambos a la fecha se encuentran en construcción hasta el presen­ te año. Por otro lado, en el ramal que desemboca en Pisiga se encuentran dos tramos en construcción: Pi­ siga–Huachacalla (72 km) y Ancaravi–Toledo (52 km). Hasta fines de 2012, con toda certeza, lograremos ser el territorio integrador del continente sudamericano. 7.2. Corredor ii: Norte-Sur enlaza el centro y sur de Bolivia, conectando con Argentina y Paraguay a través de la ruta Transchaco. Une grandes áreas de produc­ ción agropecuaria y gasífera del Sur oriente boliviano, integra a Trinidad–Santa Cruz–Yacuiba con 1.436 km y un ramal complementario es Boyuibe–Hito Villazón de 128 km. A la fecha todo el corredor se encuentra en servicio del país. 7.3. Corredor iii: Oeste–Norte conecta grandes exten­ siones del norte de Brasil con Bolivia hacia los puertos del Pacífico, en Perú y Chile. En Bolivia, integra las zonas altiplánicas, subtropicales y tropicales, ricas en productos agrícolas y ganaderos. El tramo principal es Desaguadero–La Paz–Guayaramerín y tiene una longi­ tud de 1.128 km, con tres ramales complementarios: i) Yucumo–Trinidad, de 281 km; ii) El Chorro–Porve­ nir–Cobija–Nereuda Extrema, de 446 km; iii) La Paz– Huarina–Ixiamas–Porvenir de 1.107 km. El Tramo Ri­ beralta– Guayaramerín de 86 km está en construcción. El tramo Santa Bárbara–Quiquibey, de 184 km, está en fase de pavimentación. 7.4. Corredor iv: Oeste–Sur enlaza el centro-oeste y sur de Bolivia. Se alimenta con el tráfico generado por el comercio exterior de Bolivia, con Argentina, desarrollando zonas deprimidas con potencial minero, hidrocarburífero, agrícola y pecuario. El tramo une a Desaguadero–La Paz–Oruro–Potosí–Tarija–Bermejo y recorre 1.217 km con un ramal complementario Cuchu Ingenio–Villazón de 329 km. 7.5. Corredor V: Central–Sur enlaza el centro del sur de Bolivia, conectando con Paraguay, Argentina y Chile a través de la ruta de los Libertadores. Une grandes áreas de producción agropecuaria y gasífera del Sur oriente boliviano. Une Cañada Oruro (Hito BR 94)–Villamon­ tes–Tarija–El Puente–Uyuni–Hito lx con una longi­ tud de 137 km, el último tramo se construirá a partir del presente año. Y el tramo Hito br 94- Ibibobo-Palo Marcado de 72 km está en construcción. 9. Bolivia, país conectado al atlántico: hidrovía el mu­ tún-puerto busch Se trata de un proyecto que permi­ tirá trasladar carga proveniente de la explotación de El Mutún y de la zona agroindustrial de toda la región del oriente para salir al exterior por el río Paraguay rumbo al océano Atlántico. Todo esto contando con los mecanis­ mos adecuados de control y respeto al medioambiente, pues estamos hablando de una zona sensible, como es El Pantanal. 10.1. Megaproyectos para la exportación de energía eléctrica 10.1.1. Proyecto Hidroeléctrico Cachuela Esperanza (Beni). 10.1.2. Proyecto Hidroeléctrico Rositas (Río Grande, Santa Cruz). 10.1.3. Proyecto Hidroeléctrico El Bala (Norte de La Paz). A diferencia de los residuos políticos opositores al gobierno de Morales, definitivamente incapaces de balbucear propuesta alguna, el mas ofrece –en conti­ nuidad de su primera gestión– el programa de desarrollo y modernización más ambicioso que se haya propuesto en Bolivia. Se trata del núcleo enunciativo de la epísteme NR7 con máscara indígena plurinacional, proceso que ya se veía venir (Soto 2005, 2007)8. Anulada su in­ dependencia y subsumidos en el diagrama del poder, los “movimientos sociales” y el “movimiento indíge­ na-originario-campesino” han aportado su bandera a este programa. Hablar entonces del Vivir Bien/Suma Qamaña es apenas un saludo a la wiphala. 1 2 3 4 5 6 7 8 mas-ipsp Bolivia líder: programa del gobierno 2010-1015, www. cne.org.bo Sokal, Alan y Jean Bricmont. 1999. Imposturas intelectuales. Bar­ celona, Paidós. Álvaro García Linera: “El capitalismo andino es un paso in­ termedio para imaginar el socialismo. Bolpress 5/10/2009 Ver también Cambio 23/09/2009 “Amazonia se constituye en eje del desarrollo de Bolivia”. Integración suramericana, H. Laats, Croos Cultural Bridges- ceadesc, 2009. Ibid, 44. http//zicosur.org Cf. Antezana L.H, en decursos, 15,16, número especial de la Revista del CESU dedicado al tema. Gustavo Soto S. “La máscara indígena del nr” Opinión 24/08/2005 y “La máscara indígena del nr, 2”, Revista Libertaria 1, 2007. / debate 12 al 25 de febrero de 2010 Una nota a pie de espuma Javier Medina* Comentario y confesión en torno al artículo de Gustavo Soto. M i amigo Gustavo Soto me acaba de hacer el inmerecido honor de colocarme en el con­ texto del affaire Sokal y del movimiento de la new age. Agradezco, pero me veo obliga­ do a precisar dos malentendidos. El primero: la provocación Sokal es un asunto que se inscribe dentro de la comunidad científica; más concretamente, es un lío entre lo que clásicamente se llama Naturwissenschaft y Geisteswissenschaften; entre derechas e izquierdas en la Academia, entre científicos europeos y americanos. Es una querella posmoderna. Yo, por el contrario, no soy científico, menos scientist; mi trabajo no es scientifique. No tengo nada que ver con la Academia. Soy un escriba solitario, aunque solida­ rio. Un escriba como Esdras que, en Babilonia, apuesta por construir un Templo de letras, portátil e intangible, para que nadie se lo destruya y así persistir en el ser e interactuar con su entorno. Merodeo en las literaturas intertestamentarias, vuelvo a leer las letras marranas del Siglo de Oro. Ahora mismo estudio al rabí y mé­ dico Moisés ben Maimón, Maimónides para los gen­ tiles, y su aporte al surgimiento del Estado moderno y al Vivir bien. El debate posmoderno me es, pues, ajeno aunque lo conozco gracias a Gustavo, precisamente, que perforó mi germano-centrismo ya en la década del 80. Ahora bien, no puedo evitar las coincidencias y semejanzas. Me rebasan. Me inscribo, en todo caso, en otra tradición más antigua que condensaré en tér­ minos de una definición. Género próximo: la tradición rabínica de interpretación de la Escritura: Midrash. Diferencia específica: la tradición de los midrashim se­ fardíes extraterritoriales: Fernando de Rojas, Francisco Sánchez el Brocense, Cervantes, Juan de la Cruz, Fray Luís, Arias Montano, Luís Vives, Montaigne, Spinoza, Pessoa, Borges… Seguimos fatigando la exégesis y la hermenéutica, es decir, comentando secularmente las escrituras. No pretendemos hacer ciencia, aunque nos alimentamos también de sus papeles en la medida que están escritos. Al salirnos del ámbito sinagogal dimos nacimiento a la novela y al ensayo y de rabinos y talmu­ distas, nos convertimos en hombres de letras e intelec­ tuales. Buscamos suscitar una ilusión: el sentido. El otro malentendido remite a la otra tradición, que también me constituye y que tiene que ver con el “espíritu” de la letra: la Kabbalah que cobra pareci­ do, cierto, con la new age. Pero he aquí que Spinoza (y antes aún, León Hebreo: Dialoghi d´amore; Armonia mundi, microcosmos/macrocosmos) ya condensaron nuestro enfoque en los conocidos apotegmas: Deus sive natura, natura naturans y natura naturata. Sigo pijchando esos conceptos en conversación, empero, con los con­ ceptos del animismo amerindio: pacha, tinku y suma qamaña, por ejemplo. El perímetro sigue siendo el que demarcara Montaigne Lopes: “Así, lector, yo mismo soy la materia de mi libro”. “Todo este batiburrillo que aquí garabateo no es sino un registro de los hechos de mi vida”. “Cada hombre encierra la forma entera de la condición humana”: yo, ahora, amplío: del universo. Los extremos siguen siendo los de rabí Hillell (Función Onda, lóbulo derecho) y rabí Schammai (Función par­ tícula, lóbulo izquierdo): “Constrúyete un corazón de muchas habitaciones y pon dentro de él las palabras de la Casa de Shammai y las palabras de la Casa de Hillel, las palabras de aquellos que declaran impuro y las pala­ bras de aquellos que declaran puro” (Sotah 7:12): las pa­ labras de Sokal y las palabras de Lacan, las de Bricmont y las de Derrida. Seguimos comentando las dos gran­ des ramas del Midrash: la Halakah: qué leyes facilitan el vivir bien: ñande reko; y la Haggadah: narrar relatos para henchir y pasar el tiempo, sobre todo ensayos: essais. Nada definitivo. La física y la metafísica, las entiendo como otros tantos géneros más de la literatura, por las que siento, sin embargo, especial predilección: física y teología: literatura fantástica; filosofía: Kriminalroman: novela policíaca: Série noir. Ahora bien, la literatura, como sabemos, se nutre de la analogía, la metáfora y la metonimia; son su materia prima. Para los kabba­ listas cada palabra tiene por lo menos cuatro sentidos diferentes. La ciencia acepta uno solo: la univocidad. Si alguien se pretende científico tiene que respetar esa regla. Sokal y Bricmont se lo recuerdan a Lacan, De­ leuze, Baudrillard, Kristeva, Irrigaray… Ese es su perí­ metro de pertinencia. Esa restricción no vale, empero, para talmudistas y kabbalistas que, más bien, postulan una diversidad de sentidos en las letras, las sílabas, las palabras, las frases, las oraciones y los libros y su oficio es suscitarlos. Ya se ha discutido la asombrosa coinci­ dencia entre el discurso de la física cuántica y el de la mística, tanto de Oriente como de Occidente. Estos paralelos con el misticismo ya fueron señalados por los mismos fundadores de la mecánica cuántica, so­ bre todo por Schrödinger, Heisenberg, Pauli, Bohr y Wigner. Siempre habrá, empero, zelotas que se rehúsen aceptar lo que rompe los esquemas “puros”. La tradición abrahámica, desgraciadamente, sigue destilando una estirpe de fundamentalistas que no soportan el olor de la idolatría: lo plurívoco, la inter­ conexión: la complejidad. La new age es, en efecto, el rostro hodierno y occidental de la vieja idolatría animista que los nuevos inquisidores han bautizado de pseudociencia. Como bien sabemos, en América, la Extirpación es su última ratio. Yo, por mi parte, procuro retozar con el animismo andino en diálogo con la Kabbalah siguiendo las huellas de los marra­ nos sefardíes que me precedieron en estas tierras: León Pinelo y Baltasar de Salas… de momento. La pertinencia del modelo cuántico, más allá de la física, ya lo demostraron, por ejemplo, en biología: H. Fröhlich y F Kremer: Coherent Excitations in Biological Systems, Berlin, 1981; en el análisis de la sociedad: D. Zohar y I. Marshall, La sociedad cuántica, Barcelona, 1994; en la política: E. Bouratinos: Interpersonal Democracy: The Quantum Aproach, Creta, 1992; en la lógi­ ca: S. Lupasco: Le principe d´antogonisme et la logique de l´énergie, Paris, 1951; en teología: B. Morel, Dialectiques du Mystère, Paris, 1962. Todo el proyecto de la Trans­ disciplinariedad se inscribe en esta tendencia. Basa­ rab Nicolescu la define mediante tres postulados: “la existencia de niveles de Realidad” (link mío: los cuatro mundos de la Kabbalah), “la lógica de los intermedios incluidos” (: la angeología de la literatura de Hejalot), y “la complejidad” (: el árbol sefirótico). Lo mío no es demostrar nada, ni convencer a nadie de nada, tan sólo comentar y conectar, para quien le interese, pues –ade­ más– a ello, sólo puedo dedicar una parte del tercio del día que no dedico a dormir y a trabajar. Es mi hobby. * Escritor. 10 / aldea global 12 al 25 de febrero de 2010 El ancho mundo Ada Benavides* Problemas anexos a las migraciones, moralismo e hipocresía, identidades y multiculturalismo, gays y bisexuales, todo esto y algo más en este texto de crítica a los tiempos que corren. C uanto más diferentes nos creamos más iguales nos descubriremos (si salimos del cascarón) El mundo es cada vez más una red. Los acon­ tecimientos, las imágenes, los conflictos, las ideas y las propuestas hoy se comunican instantáneamente a nivel planetario, interaccionan entre sí y, a pesar de toda la manipulación vigente, provocan reacciones fuera del control de los grandes poderes. París, Unesco, allí Doudou Diene, un senegalés fascinante de 67 años, ex relator especial de la onu en materia de racismo, nos aconseja admirar la diversidad sin olvidar nunca la pro­ funda unidad de los humanos. Este hombrón impresiona también cuando releva la vieja sabiduría senegalesa: “en lo profundo todos somos la misma persona; la ramas de los árboles se pelean pero sus raíces se abrazan; las ra­ mas son los vientos de las ideologías, de los intereses y de los acontecimientos que van y vienen; la solución no es cortar las ramas, la diversidad, sino llegar a las raíces donde nos abrazamos en la unidad humana”. no obliga a sentirse cada vez más mestiza) mientras se considere que el problema estriba en definir –como quiere Sarkozy– y defender la identidad nacional como algo dado e inamovible, que los recién llegados sólo pueden tomar o dejar. Las identidades siempre se de­ fienden frente a alguien, y cuando muchos “alguienes” son necesarios la tentación de marginarlos y someterlos despiertan el racismo y toda la maldad que conlleva. Ministros bisexuales, matrimonios gays y búnkers de machismo De Bruselas a la Patagonia, de Argentina a China, de China a España, el fantasma de los matrimonios gays recorre el mundo bajo la inquieta y condenatoria mi­ rada de tantas Iglesias y la feroz reacción de algunos enclaves del machismo inquebrantable. En Bruselas he podido ver algo más que gays. El 30 de noviembre pa­ sado se reunían allí los Ministros de trabajo de los 27 países de aquella Unión. Decidieron, entre otras cosas, Enseñar la historia de otra manera Nuestra naturaleza es común. También, desde la diversidad cultural, podemos compartir valores uni­ versales que hay que ir alumbrando desde el respeto y la deliberación crítica. El problema está en que siempre y en todas partes la política y las religiones han tratado de transformar la diversidad en pulsio­ nes de interés y de conflicto. Por eso el racismo es un dato universal que permanece vivo, ya no en las legislaciones sino en las mentalidades. Para com­ batir el racismo hoy –dice Diene– hay que llegar al fondo y hacerlo desde la infancia, hay que reescribir y enseñar la historia de otra manera porque todas las historias nacionales son construcciones de odio y prejuicio hacia otro. Hay que relacionar la lucha contra el racismo directamente con la construcción del multiculturalismo. No basta con prohibir las discriminaciones o promover la igualdad si cada comunidad vive mentalmente separada de la otra. Necesitamos una promoción permanente de las in­ teracciones. Los beneficios y costes de las migraciones se reparten desigualmente Europa está viviendo el choque entre las identi­ dades nacionales y las dinámicas multiculturales provocadas por la inmigración. Dada su envejecida po­ blación, Europa seguirá necesitando de la inmigración para sostener sus Estados del bienestar en proceso de revisión. Pero los costos y beneficios de la inmigración se distribuyen muy desigualmente entre los europeos, y son los trabajadores mayores y menos cualificados, así como los barrios más populares, los que soportan la carga de una convivencia con los recién llegados que la ignorancia, la incerteza, la inseguridad y la manipula­ ción hacen vivir como amenaza. Demasiada carnaza como para no convertir la “identidad nacional” supuestamente “amenazada” en instrumento de la lucha por el poder. Los populismos seguirán brotando del lado oscuro y profundo de la mente racista (lo dice alguien a la que el nuevo entor­ * Comunicadora y teóloga peruana. ampliar a un mínimo de cuatro meses los permisos de paternidad y maternidad. Pero lo que llamó la aten­ ción mundial fue la comparecencia del Ministro sueco, Tobias Billström, del Partido Moderado, ya conocido por ser el primer Ministro europeo que se ha reconoci­ do públicamente como bisexual. Llamó la atención no por este detalle sino porque compareció a la solemne reunión con Tone, su bebé de 10 meses. Más allá del gesto para conciliar la vida familiar y laboral que estaba en la agenda de la reunión, el Ministro declaró: “viajo mucho, sin mi familia, y ahora que la bebé ya no es tan pequeña prefiero viajar con ella”. Viajó con ella y con su esposa corriendo a su cargo los gastos del viaje de ambas. Mis queridos latinos, no crean que para com­ portarse así es necesario ser bisexual o sueco. Un mes después, en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina, Alex Freyre y José María Di Bello, seroposi­ tivos ambos, conseguían casarse final y felizmente. Son la primera pareja gay casada en América Latina. Y no les fue fácil. Lo habían intentado un mes antes libran­ do una dura batalla mediática y legal. Fue en Buenos Aires, lugar de su residencia, y el 1 de diciembre, Día Internacional de la Lucha contra el Sida. Se plantaron ante el Registro Civil que previamente había rechazado su matrimonio en base a que la legislación argentina no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero lo hicieron esta vez con una sentencia obtenida de una jueza que les daba amparo en base a entender que el derecho fundamental a la igualdad incluye el derecho al matrimonio y a la familia sin discriminación de sexos. Pero ni aún así fue posible: algunas organizaciones ca­ tólicas ortodoxas reaccionaron y consiguieron de otra juez otra sentencia que paralizó el enlace. Pero Alex y José María son porfiados. Aman y conocen a su país y echaron mano de la viveza criolla desarrollando su plan B. Contaban con la complicidad de Fabiana Ríos, gobernadora de la provincia de Tierra del Fuego en cuyo Registro Civil se perso­ naron para ver denegada también su petición por las mismas razones legales. Pero esta vez llevaban en el bolsillo el recurso ante la Gobernadora que autorizó tan rápidamente el matrimonio que no dio tiempo a la presentación de nuevos recursos. La pareja voló a Buenos Aires para dar una rueda de prensa. “Este matrimonio es una fiesta para toda Latinoamérica”, declaró Di Bello. Inmediatamente regresaron a Ushuaia para su luna de miel. Freyre y Di Bello han hecho historia en la Re­ gión en que la Iglesia Católica tiene mayor núme­ ro de fieles. Se han anticipado a la Ley de Ciudad de México, primera que reconoce el matrimonio homosexual en una región plagada de gobiernos “progresistas”. El machismo es políticamente muy transversal. Y muchas católicas y católicos rezamos para que el Espíritu ilumine la mente de nuestras viejas jerarquías y lleguen a abrazar amorosas la igualdad de la mujer y el derecho de nuestros her­ mano/as gays, lesbianas y bisexuales al matrimonio y a la familia. La onda expansiva de la libertad y sus enemigos En China también se ha comenzado a romper ta­ búes. Allí el sexo entre homosexuales fue ilegal has­ ta 1997 y la homosexualidad fue considerada oficial­ mente como una enfermedad mental hasta 2001. Pero también allí, el país milenario que calzó con fierro el pie de las niñas, el 3 de enero pasado, Zen Anquan, 45 años, arquitecto divorciado, se casaba con Pen Wen­ jia, un militar de 27 años. “No queremos y no tenemos por qué seguir ocultándonos”, dijeron. Pero han tenido que sufrir el rechazo de amigos y parientes en un país donde la homosexualidad sigue siendo un tabú a pesar de que se estima que existen más de 30 millones de gays y lesbianas. Fortalezas de machismo: de Uganda al Desayuno de Oración Nacional A las ondas de libertad no faltan quienes levantan mu­ ros. Están en los países más insólitos. Uganda es un país africano cuya legislación aplica la pena de muerte 12 al 25 de febrero de 2010 a los homosexuales con sida y condena con la cadena perpetua todo acto homosexual. Pero a algunos no les basta con eso. Ahora David Bahati, un político ugan­ dés promueve una ley por la que se aplicaría la pena de muerte contra gays y lesbianas y 7 años de prisión para los familiares y amigos que no denuncien la ho­ mosexualidad. Parece que no tienen nada mejor que combatir. Esta “cruzada” se hace, como casi siempre, frente a la “degeneración” y en defensa de los valores culturales propios. Esta propuesta, en realidad, no es estrictamente ugandesa. Se hizo después de la visita de una misión de cristianos fundamentalistas, vinculados a “The Family” que ven en Uganda un terreno abonado para su intento de aplicar terapias para que los gays vuelvan al recto ca­ mino de la heterosexualidad. Resulta que “The Fami­ ly” es el grupo cristiano que organiza “el desayuno de oración nacional” que se celebra en Washington desde 1953 y que este año ha tenido lugar el 4 de febrero en el Washington Hilton Hotel, donde se reunieron 3.500 personas de las elites de más de 140 países incluidos representantes de más de 40 Estados. Obama y Clinton, despejando dudas y críticas, aprovecharon la ocasión para arremeter contra la pro­ puesta de ley de Uganda. Y aún más explícito fue el laicista Zapatero, Presidente del Gobierno español y también, por turno, de la Unión Europea, que quiso dejar claro que “hoy mi plegaria quiere reivindicar igualmente el derecho de cada persona, en cualquier lugar del mundo, a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien. Hoy mi plegaria quiere reivindicar la libertad de todos para vivir su propia vida, para vivir con la persona amada y para crear y cuidar su entorno familiar, mereciendo respeto por ello.” Entre las excusas multiculturales y la hipocresía en la cultura Mandela es merecidamente famoso. Pero el actual Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, también lo es aunque por razones muy diferentes. El 4 de enero con­ trajo matrimonio por quinta vez, con celebración en su comunidad zulú natal, siguiendo las tradiciones más originarias y ante la presencia de políticos y famosos. Zuma, de 67 años, se casó con Thobeku Madiba, de 37, con quien vivía desde hacía años y tiene tres hijos. Con­ vivirá con tres mujeres pues se divorció de la segunda y su tercera esposa se suicidó. Tiene reconocidos oficial­ mente 19 hijos. Y puede haber una sexta boda en el ho­ rizonte pues según la agencia local Sapa ya ha ofrecido el ilolo o dote a la familia de una mujer de Durban que ha presentado en reciprocidad el unbondo o regalo a la familia del esposo, último paso antes de la boda zulú. Pero la serie quizás no acabe aquí pues el lunes 1 de febrero se supo que Zuma reconocía a un vigési­ mo hijo, una niña nacida en el pasado octubre de una relación extramatrimonial con la hija de un amigo y magnate del fútbol sudafricano. La promiscuidad de la que se sospechó siempre anulaba el valor de sus previas declaraciones: “Hay un montón de políticos que tienen amantes y niños que ocultan para aparentar que son aldea global monógamos. Yo prefiero ser abierto. Amo a mis espo­ sas y estoy orgulloso de mis hijos”. Las críticas han sido masivas y el debate sobre la poligamia y los límites del multiculturalismo se ha des­ encadenado. Máxime en un país azotado por el Sida (5,7 millones de enfermos y 300.000 muertes anuales según la onu) donde el Gobierno de Zuma impulsa en todos los medios de comunicación la campaña “Un Solo Amor”. Irritados, los críticos hablan de vuelta al primitivismo, vergüenza ante el mundo, Berlusconi, Tiger Woods o Enrique viii de África, degradación de la mujer… Y comparan este comportamiento con el de los anterio­ res Presidentes democráticos sudafricanos: Mandela (de una etnia, la xhosa, que reconoce la poligamia, pero que siempre vivió con una sola esposa aunque se casó tres veces) y Mbeki que tiene una sola esposa. La línea de defensa ante la avalancha de críticas ha sido doble. Una nos es bien conocida en Latinoaméri­ ca, especialmente en las épocas y países más autorita­ rios: la familia y la vida sexual de nuestros líderes son asuntos privados ante los que deben callar los medios y el debate político. La otra línea es mucho más actual y se remite a los derechos culturales. Según algún ana­ lista político local, Zuma “está enviando una señal de que no se avergüencen del sistema de valores culturales zulús que él suscribe con orgullo”. El propio Zuma se ha defendido sin rubor alguno. “Es mi cultura, no va en contra de mí ni de mis ideas políticas, y eso incluye la creencia en la igualdad de la mujer” (sic). El problema para él es que “algunos creen que su cultura es superior a las otras”. Personalmente no sé lo que pensarán las mujeres de la comunidad zulú de Zuma, pero estoy se­ gura que todas las que en Sudáfrica saben leer y escribir y han accedido a un mínimo de autonomía económica y moral no podrán evitar un sentimiento de desprecio y de rebelión para cuando llegue el momento. Ulster o las dificultades del integrismo cristiano Aunque a Zuma no se le puede acusar de hipócrita no sucede lo mismo con el muy cristiano matrimonio Ro­ binson de Belfast. No es un matrimonio cualquiera. Él, Mr. Robinson, 65 años, es el Primer Ministro de Irlanda del Norte. Ella, Mrs. Robinson, 63, es su bella esposa y, además, diputada en el Parlamento británico, en la Asamblea legislativa del Ulster y concejal. Famo­ sa, sobre todo, por sus extremadas creencias religiosas. Devotísima cristiana evangelista, miembro del Taber­ náculo Metropolitano de Belfast, que el día siguiente a la investidura de su marido, despreciando las leyes inglesas vigentes, y en la misma semana en que un ho­ mosexual fue brutalmente apaleado en Belfast, echó mano de la Biblia para recordar que “la homosexua­ lidad es abominación”. Invocó el Levítico: “cualquiera que ayuntara con varón como si fuera mujer, abomina­ ción hicieron; y entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. Criticada duramente, recibió el apoyo de su marido. Mr. Robinson trajo un argumen­ to difícilmente contra-argumentable: “No es Iris Ro­ binson quien determina que la homosexualidad es una / 11 abominación, fue el Todopoderoso”. “Vayan a Él con sus críticas”, debió concluir. Pero como la Biblia da para tanto le ha acabado jugando una mala pasada a Mrs. Robinson, la misma que había reprendido a Hillary Clinton por haber per­ donado las infidelidades de su marido: “Ninguna mujer puede aceptar lo que ella toleró a su marido cuando era Presidente. Lo hizo porque sólo pensaba en su carrera política”. Y es que a comienzos de enero de este año se descubrió que la despiadada Mrs. Robinson tenía un affair con un muchachito 40 años más joven, hijo de un carnicero amigo suyo (que según medio maledicentes también había sido su amante) al que prometió en el lecho de muerte ocuparse de su hijo. No tuvo en cuenta que el Deuteronomio advierte que “si se encuentra a un hombre yaciendo con una mujer casada, los dos mori­ rán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer”. Cuando Mr. Robinson tomaba posesión del cargo de Primer Ministro ella ya estaba en pleno romance con aquel jovencito de futuro incierto. Amorosa tutora, quiso convertir aquel huérfano en empresario. En sus paseos descubrieron un viejo caserón de piedra que el Ayuntamiento quería convertir en un café. Diligente, Mrs. Robinson consiguió para su pupilo y amante dos cheques de dos constructores amigos por importe de unos 75.000 dólares, más la licencia municipal. Mrs. Robinson sólo se quedó con un pellizco del 10 por 100 para saldar pequeñas deudas. Y cuando rompió con su amante le exigió la devolución del dinero, aunque eso sí, pidiendo que la mitad fuera para su Iglesia. Cuando en marzo del 2008 el Premier cornudo se enteró de su condición se dice que ella intentó suicidar­ se. Ahora está bajo estricto tratamiento psiquiátrico. Él se ha tomado seis semanas de vacaciones. Debe haber habido mucho dolor, aunque no podemos saber qué parte se debe al arrepentimiento y qué otra al escándalo no evitado. No hubo desde luego menos mofa. Estamos ante un gravísimo caso de hipocresía con derivadas de corrupción y tráfico de influencia. Por lo que al pecado se refiere es sólo cuestión de arrepentimiento: el Dios que condena en el Antiguo Testamento es también el Dios que ama y perdona en el Nuevo. Pero Dios no basta para perdonar los delitos económicos ni siquie­ ra con arrepentimiento. Aquí son los jueces terrenos quienes tendrán que decidir. ¿Y si el infiel hubiera sido Mr. Robinson con una jovencita 40 años menor que él? En el tan religioso Ulster el escándalo habría sido más atenuado. La Bi­ blia, como todas las religiones agrarias, sólo condena la promiscuidad del varón cuando recae sobre mujer “casada”, es decir, propiedad de otro. Las Iglesias tie­ nen pendiente el gran tema de la igual libertad y digni­ dad de la mujer. Lo condenable en Mrs. Robinson, más que su affair, es su dogmatismo y su hipocresía. Pero que no sirvan para ocultar otras hipocresías machistas a lo Zuma que se escudan en derechos culturales. Que nuestros pecados y los de Mrs. Robinson nos ayuden a mirarnos, reconocernos y relacionarnos más como somos y ayuden también a las Iglesias a actualizar sus programas sobre cómo deberíamos ser hoy. 12 / debate 12 al 25 de febrero de 2010 Entre el convencimiento y la confusión Aproximaciones al papel del intelectual Ramiro Majluf Ayo* En tanto reflexión intempestiva, este texto es un aporte al debate de una cuestión sobre la que se ha escrito y debatido mucho, pero que no se ha terminado de comprender. E n El Fungible especial de relatos 2006, publicado por el ayuntamiento de Alcobendas de España, se puede disfrutar de un excelente “pretexto”, co­ locado a manera de antecedente. El tema de esta presentación es el “familiar y maravilloso” fenómeno de la escritura y su lectura como algo que teje un inque­ brantable vínculo entre los sentidos y el intelecto, y es que sin los sentidos resulta difícil que haya entendimien­ to, no importa acá cuál sea primero, sino que ambos suman partes de un mismo proceso. A esta referencia, suma, Emilio Lledó, autor del mentado pretexto, hace un importante recordatorio del reciente descubrimiento de este proceso como actividad inherente al desarrollo de una especial capacidad de la mente humana, hecho que de tan común nos parece ya natural, como si siem­ pre hubiera sido parte del quehacer humano. Claro, también tenemos esa sensación sobre la aparición y uso de las computadoras, aún para quienes hemos conocido este descubrimiento casi simultánea­ mente con la utilización de la luz eléctrica en reemplazo del noble mechero de querosene, sí, el de pie candela de José Puente, como imagen conceptual y ya no como medida de uso cinematográfico. Con esto rápidamente podemos abordar una primera explicación sobre lo que es la actividad intelectual: una labor característica de un cierto grupo de personas que por un lado cultivan las artes, ahí está la referencia estética citada del pretexto, y por el otro el de quienes sin ser creadores de pintu­ ras, música o literatura, participan –digámoslo de manera grotesca–, consumiendo sus productos e in­ clusive catalogándolos, valorán­ dolos en función de un gusto pro­ pio expresado hacia los otros. Por otro lado, un gran grupo de la población suele entender por intelectual a una persona que “sabe bastante, es culto, lee mucho, pue­ de hablar tanto de política como de arte, etc”. Además se dice que su opinión goza de cierto respeto y credibilidad, vale decir que su pala­ bra es escuchada; así encontramos que el sabio sentido común de la gente nos da otra forma de definir el papel del intelectual en su funcio­ nalidad social: generar opinión. Lo que se muestra en común entre esta última definición y la de Lledó al otro lado del vado, es que en ambos casos la tarea del in­ telectual está medida de acuerdo a su capacidad de influir en otras personas a partir de su opinión y su valoración crítica. Encontramos que estas opi­ niones no son muy alejadas del sentido que adquirió el término intelectual, y la función que se le reconocía, con aquel que adquirie­ ra a partir del renombrado “caso Dreyfus” –al que tanto hacen mención las referencias deleuzianas o los comentaristas de Foucault–, aquel capitán francés que fue falsamente acusado e injustamente condenado. La diferencia esta­ ría en que el grupo de artistas, escritores y gente culta que exigiera la liberación del Capitán Alfred Dreyfus –Sartre, Camus, Bertrand Russell y otros– lo hizo para que se repare una injusticia, y no medió en su actuar la necesidad de influir en otros para justificar la acción de un aparato de poder, o menos aún para granjearse la buena disposición de quienes lo ejercen. Resulta entonces que ahora tenemos dos aspectos más que agregar a nuestra breve lista en la búsqueda de claridad acerca de la función del intelectual: el primero que resulta del “caso Dreyfus” que nos remite a eso que Deleuze llamaba el personaje conceptual, el Zarathus­ tra de Nietzsche, o el Jardín de Epicuro para Michel Onfray –tal como lo presenta en su Manifiesto por la Universidad Popular de Caen. La segunda es la de acción, a partir de la emisión de una opinión cuya función es la de influir en otros, incluidos aquellos que detentan el poder; esta opinión aspira impedir que se cometa una injusticia o repararla si es que se hubiere cometido, opi­ nión que influye y se traduce luego en acto. Bien, tenemos una pequeña pero eficiente carto­ grafía que permite comprender, ya, el alcance y función de la labor del intelectual. Corresponde, a partir de ahora, tratar de establecer si tenemos en Bolivia inte­ lectuales en la actualidad que den la talla para gozar de tan enaltecedor halago. Mirando para atrás parece que el siglo xx fue muy fecundo sobre todo en su prime­ ra mitad; desbordan las manos los nombres de quienes merecidamente son considerados como tales, gente lú­ cida que tradujo desde su opinión notables cambios en la realidad nacional. Ellos han afectado la organización social, educativa y económica del país. Citemos a unos cuantos: Franz Tamayo, a no dudar, es uno de ellos; Fausto Reynaga y todos los teóricos de la alianza de cla­ ses excombatientes de la guerra del Chaco y forjadores del 9 de abril. Luego fueron haciéndose menos, pero es que las condiciones de rigidez que todos conocemos, cerraron los espacios al surgimiento de nuevas luces. Las sombras también oscurecieron a Marcelo Quiroga, y junto a él se difuminaron otros de quienes ya nunca sabremos si hubieran dado tanto como sus predeceso­ res; son soldados desconocidos, monumentos sin ros­ tro, caídos boca abajo cuando estaban apenas en flor. En fin, sírvales a todos ellos nuestra idea de imagen conceptual, o de personajes conceptuales, que es esto lo que entendemos del “caso Dreyfus”, pues no vemos su rostro, pero nos lo imaginamos con el del otro Dreyfus, el histriónico, el de los encuentros cercanos, no impor­ ta, ahí están todos con sus intenciones, ahí los vemos a todos; a través de ellos podemos imaginar opiniones y desde ellos leemos las de quienes hoy quieren decir algo acerca del rumbo del país. Como diría Onfray, hay demasiados intelectuales de café, los hay en las radios, en la televisión, en las calles, en el gobierno y en la opo­ sición; por ello, a manera de imagen conceptual, tam­ bién, proponemos colocar un micrófono imaginario y un amplificador en las calles y en las universidades cru­ ceñas y desde ahí buscar la opinión acerca de la región y del país. La opinión de sus opinadores para encontrar a sus intelectuales, buscarlos, y al dar con ellos comentar lo que se dice y cómo se lo dice, amplificar los encuen­ tros. Se trata al fin de cuentas de identificar y conocer a los intelectuales locales y nacionales desde la definición propuesta: la responsabilidad con la construcción de una sociedad equilibrada. Veremos desde este cálido lugar lo que “es” desde el “este”. Ya no diremos más lo que siempre caracterizó una absurda disputa, una tensión entre opuestos que ya no están separados, que nunca tuvieron tiempo para es­ tarlo y que hoy más que nunca están entramados en una urdimbre social que aún no nos muestra sus dibujos. No utilizaremos aquí el concepto de Zavaleta Mercado –sociedad abigarrada– porque nos parece que el entre­ lazamiento de nuestras múltiples culturas es hoy más molecular aún de lo que se percibía hace apenas media centuria. Cuando decimos veremos, hacemos referen­ cia a la buena actitud de esta publicación que se propo­ ne buscar voces válidas en todo el país para aportar con nuevas luces acerca de la realidad local y nacional. De nuestra parte, contando con nuestras propias limitacio­ nes de visión, y según lo que la vida en Santa Cruz nos impulsa a pensar, esperamos haber contribuido a la dis­ cusión acerca de la función del intelectual en la actuali­ dad. Decir lo que se debe decir, por encima de intereses personales, ese es el desafío, y allá van los dados. * Licenciado en filosofía e investigador. 12 al 25 de febrero de 2010 / 13 debate Gran Torino, o el poder vitalizante de los encuentros Jorge Luna Ortuño* No es esta una crítica de cine, sino un análisis de líneas de vida que se ponen en juego a partir de la bella historia que nos narra Clint Eastwood en esta película. S entado en el porche de la casa en el día de su cumpleaños, Walt lee su horóscopo en el pe­ riódico: “Este año tendrás que decidir entre dos caminos en tu vida. Segundas oportunidades aparecerán en tu camino. Extraordinarios even­ tos culminarán en lo que parecerá ser un anticlímax”. ¡Basura! –piensa para sí. Pero se trata de un ingenioso recurso dentro de la narración: todo ello se cumplirá en la historia, sólo que en ese momento no podemos saber que Clint Eastwood nos está rayando un mapa de lo que vendrá. En el barrio de Walt existen italianos, polacos, afroamericanos, latinos, pero el encuentro que lo pre­ cipitará hacia una línea con mayor pendiente será con los hmongs –sus nuevos vecinos. Sue, la hermana de Thao, le aclara dos cosas: los hmongs no son un pueblo, sino a people; son de la colina, no de la selva. Y a los ojos de Walt comenzamos a cono­ cerlos. Vienen de Lhaos, Tailandia y China. El día que Walt visita su casa, el chaman de la familia lo observa fijamente y le dice con estremecedora exactitud cómo es su vida: “La gente no te respeta, de la manera en que vives tu comida no tiene sabor; cometiste un error en tu vida y no estás orgulloso, no encuentras felicidad, no estás en paz”. Palabras duras, pero están cargadas con la justa dosis que necesita para iniciar un nuevo movi­ miento. Es el mapa de su vida: líneas que han sido blo­ queadas, otras que se han agotado, pasillos sin retorno, y una imperiosa necesidad por hallar una salida. Por su parte Thao, el muchacho que intentó robar su Ford Gran Torino para iniciarse en la pandilla de su primo, es un adolescente que está perdido y más que perdido está vacío; es huérfano de padre y más que de un padre de un catalizador que le ayude a encontrar un sentido para su vida. Esto es típico en los hmongs –ex­ plica Sue– a los chicos les cuesta mucho más: “Después de la escuela las chicas van a la universidad y los chicos a la cárcel; Thao es muy inteligente, pero no tiene una dirección en la vida”. Cuando Walt comienza a cono­ cerlo se da cuenta: solo, sin ninguna protección, con escasas posibilidades, sin hambre por la vida y con una pandilla rondándolo, ese chico no tiene oportunidad de salvarse. No está mal, el cuadro es casi tan horroroso como el de su propia vida. A Walt le espera una sole­ dad cargada por el remordimiento que le provocan sus actos “heróicos” en la Guerra contra lo coreanos, en la que tuvo que llevarse la vida de varios muchachos de la edad de Thao. Es algo que quedó tatuado en su alma. Por si fuera poco, sus hijos casi no lo ven, y uno de ellos ya le insinúo que se vaya a vivir a esos “excelentes lu­ gares de retiro que parecen hoteles, verdaderos resorts”. Así está diseñada esta sociedad, y se lo recuerda con endemoniado amor a través de su hijo. Entrar para salir Walt comienza a verse todos los días con Thao. El “ca­ beza de cierre” trabajará dos semanas para “el señor Kowalski” como una compensación por haber inten­ tado robar su auto. Nace una extraña y bella amistad entre un viejo-polaco y un adolescente-hmong. Si bien es cierto que Walt lo arrastra un poco hacia su mundo –sus expresiones, su actitud, sus herramientas, su Gran Torino–, es Thao quien en realidad arranca a Walt fue­ ra de su mundo y lo arrastra hacia una línea con un destino desconocido e imprevisible; lo hace dejar de lado sus más enraizados prejuicios y estereotipos, lo jala hacia un irresistible devenir que hará saltar todas las estacas que lo fijaban a su pasado. Walt le enseña los valores necesarios para transitar por la línea dura y rígida de la vida, y esto no es poco decir. ¿Qué es peor que entrar en la maquinaria de la sociedad, la famosa rueda: familia-escuela-universidadejército-trabajo-retiro? Pues justamente el no poder entrar en ella, ya que a pesar de ser un laberinto que no tiene nada que ver con la vida, debe verse más como una carretera: no puedes quedarte en ella, pero tienes que pasar por ahí. De otro modo te reduces a ser alguien como Thao, un pobre diablo que, en palabras de Walt, “no tiene trabajo, ni novia, ni auto, ni pito, ni futuro”. El primer día de trabajo Walt lo recibe con una pregunta spinoziana: “¿qué puedes hacer?”, es de­ cir: ¿qué es lo que puede tu cuerpo?, ¿qué está en tu potencia? Ayudarlo a descubrir tales cuestiones es lo mejor que puede hacer por ese muchacho. Aquí una vez más el desafío del auto-conocimiento. Una cosa sí: Walt no funciona como modelo ni como ejemplo, él mismo rechaza ese papel. Solemos referirnos a las relaciones en términos de identificación o de imita­ ción, pero siempre que se lo hace se deja de ver todo lo que implica el poder de un encuentro. En el caso de estos dos personajes, su relación debe verse como un devenir, algo poderoso que pasa entre los dos y los trastoca a ambos. Esto queda magistralmente graficado en la discusión que tienen acerca de quién tomará el refrigerador por abajo; es un peso demasiado grande para que uno lo cargue solo, necesita de las fuerzas que le podría transmitir el otro; esto es el devenir, un encuentro de fuerzas transmitidas que vienen a sumarse a las fuerzas innatas para aumentar una potencia de actuación. Salirse de una forma que nos atenaza. Uno jala y el otro empuja. Evolución a-paralela en la que ambos se llevan más allá de lo que podrían haber recorrido por sí solos. La cuestión es quién empuja, es decir, quién inicia el movimiento. Tiene que ser la variable que se sus­ trae más a su propia formalización, el elemento de minoría, es decir el chico-hmong. El desenlace se precipita ines­ peradamente: Thao es golpeado por la pandilla de su primo Fong-Walt golpea y amenaza al líder de la pan­ dilla-En venganza ellos disparan a la casa de los hmongs y violan a Sue. Violencia, bola de nieve. Lo más ex­ traordinario está por venir. Podría optar por arreglar las co­ sas a su manera, al estilo de los per­ sonajes de Clint Eastwood, como en el lejano oeste, a punta de tiros y patadas. ¿Y qué hubiera hecho Harry el sucio? Pero Eastwood quiere hacer una afirmación. Las visiones que animaban esas películas de vengadores anónimos que castigaban actos imperdonables deben acabarse. Él ya está en otra cosa, tiene que poner una distancia respecto de ellas. Son otros tiempos, la vida no puede verse más con esos ojos. Y la decisión que Walt toma es la mejor muestra de que ha saltado un umbral en su vida; aparece un nuevo tipo de angustia, pero también una nueva serenidad. “Algo se me ocurri­ rá, sea lo que sea, ellos no tendrán ninguna chance” –le había dicho al cura. Y así fue. La muerte le pertenece a cada uno tanto como su propia vida. Walt lo sabe y por eso se prepara para pa­ sar por ella con honor, como un samurai. Elige el mo­ mento de su muerte, y esa es la segunda oportunidad que le da la vida. Gandhi decía: “conozco una salida al infierno: encuentra a alguien que necesite tu ayuda y regálale todo lo que le quitaste a tu enemigo en la ba­ talla”. Thao es un chico con la misma edad que tenían aquellos niños coreanos cuya vida se llevó a cambio de una medalla, y ahora él podrá tener una oportunidad. En esta resistencia pasiva vemos que hay algo de gand­ hiano en el sacrificio de Walt; su arma es la no-violen­ cia, y es la más efectiva. En lugar de contribuir a que la violencia siga subiendo en sus decibeles, utiliza el acto violento de los pandilleros para volverlo multiplicado contra ellos mismos. No se opone a la fuerza sino que la encauza contra el agresor para restaurar la armonía. Justamente lo que haría un practicante de Aikido. Un año hace desde que se estrenara esta película en Bolivia, y teníamos que tomarnos este tiempo para poder captar un poco más de todo lo que nos ha afectado y aportado en su perfecta belleza y simplicidad. Que sea este un modesto gesto de agradecimiento a Clint East­ wood, ese viejo maestro del cine que tanto admiramos. * Licenciado en filosofía. jorgelun@gmail.com 14 / libros 12 al 25 de febrero de 2010 Entrevista a Laura Escobari de Querejazu Una historia de la mentalidad paceña a principios del siglo XX ¿ La autora hace algunos comentarios y precisiones acerca de un libro en el que investiga temas como el desarrollo, el abandono y la protección de los niños. Cuáles crees que son los principales aportes de tu libro Mentalidad Social y niñez abandonada La Paz 1900-1948? El libro da a luz una historia cultural de las menta­ lidades y de los sentimientos que en Bolivia no se había escrito hasta ahora. Abre de esa manera un abanico de posibilidades en torno a la historia de la niñez, de los pobres, de la marginalidad política y social, de la in­ migración, lo cual es un desafío para los historiadores jóvenes. ¿Cuáles fueron tus principales influencias teóricas en este trabajo? Desde el momento en que los debates por el conoci­ miento de la verdad han revolucionado la historia, el acercamiento a los sentimientos es un ejemplo claro de lo ambiguo e incierto que resulta aquel mundo, como planteara Le Goff. Como de todas maneras el segui­ miento de una línea teórica de trabajo es una opción personal y está íntimamente ligada a las convicciones y creencias, el conocimiento que trae consigo el histo­ riador no pude sustraerse a las nuevas teorías sobre la historia de la cultura en torno a lo social. Los princi­ pios subjetivos fueron mi carta más valiosa, sin olvidar la interpretación, mucha interpretación, tomando en cuenta los residuos del análisis histórico, como método base. En otras palabras, la presente es una historia de mentalidades que busca una mejor comprensión de las percepciones y sentimientos que se descubren en los documentos, como me propuse al plantear la hipótesis. Para lograrlo, tomé como punto de partida lo plantea­ do por Foucault: comprender lo impensado, desde la perspectiva de las rupturas de las continuidades, para conseguir el esclarecimiento del escenario de las men­ talidades, de aquello que constituye el meollo mismo de una discontinuidad. La presencia de fenómenos de ruptura es fundamental y reveladora para nuestro tema. Se trató de “detectar la frecuencia de las interrupcio­ nes”, dando la espalda a los procesos de lenta evolución de los conocimientos. Por ejemplo, en los sentimien­ tos la alta sociedad paceña primaba la exclusión de los otros, su condición “superior”, por cuanto el sujeto se define constantemente a través de la exclusión, de lo que esta marcado como “bajo”, como sucio, repulsivo, ruidoso, contaminante. ¿Por qué tomaste el periodo entre 1900 y 1948? La ruptura del año 1900 coincide con un aspecto clave e importante que es el interés mundial, que llega hasta Bolivia y es el interés por el desarrollo del niño como un ser merecedor de atención especial y delicada. El desarrollo del niño empieza a ser un fenómeno nuevo del mundo latinoamericano. En ese sentido, a fines del siglo xix, el niño en La Paz vivía en condiciones muy diferentes a la de los niños burgueses en Inglaterra o en Francia; en Europa a raíz del avance de la medicina y sobre todo a partir del nacimiento de la pediatría a mediados del siglo xix, se cambió la forma de vestir a los infantes y a rodearlos de medidas higiénicas y de confort. Después de un estudio lo más pormenorizado posible de la situación de higiene y salud en la ciudad, por debajo del nivel de aquellas encon­ tradas en el Estado-nación. Cuando hizo su aparición un nuevo tipo de historia sociocultural que analizaba la opinión pública a través de medios de comuni­ cación, de divulgación de literatura cen­ surada, de interacción entre la alta cul­ tura y la cultura popular y finalmente la cultura de las masas semialfabetas, como un campo de estudio autónomo. De esa manera aspectos históricos de índole popular, social y cultural de “las masas” fueron considerados fuentes de estudio, así como también las instituciones, las leyes, las costumbres, gustos, tradicio­ nes, creencias, convicciones, magistra­ turas, festivales, pasatiempos, al igual que ritos y ceremonias. era de esperar una mejora importante, de manera que después de la segunda ruptura marcada con la Guerra del Chaco y más aún con la Ley de Protección al me­ nor dada 1948, la atención al niño es notable, con la masificación de vacunas, de la moda en la vestimenta de los niños en la ciudad. Los niños huérfanos no solo tienen hogares creados por la beneficencia, si no que por Ley el Estado se hace cargo de ellos, aportándoles alimentos, vestuario y atención. El niño cambió, pero sobre todo cambió la mentalidad de enfrentar su aban­ dono y pobreza. ¿En base a qué elementos sustentaste el cuerpo teórico de tu trabajo? Se ha descrito la “mentalidad social”, el sistema de ideas, valores, acciones, ritos, de la elite gobernante en sus sectores de género, de su propia clase y respec­ to a las otras, con valores y concepciones de vida dife­ rentes; pero la elite socapó con la beneficencia católi­ ca un mal disimulado interés hacia esos otros sectores pobres y necesitados. Prosperó más la ventaja ateso­ rada de figuración y conservación del poder político y económico, que una verdadera acción y sentimiento social. Para sustentar el bagaje teórico y metodológico en el que me apoyo, he tomado en cuenta el viraje del interés de los historiadores hacia las ciencias sociales a finales de los años sesenta, cuando la historia empezó a ocuparse de un vasto campo de historia social, es­ tudiando toda una gama de instituciones subyacentes ¿Qué metodología utilizaste? Me ha enriquecido tomar en cuenta me­ todologías que unen los hechos entre sí, como las preguntas que se hacen los antropólogos, aunque éstas ya las había utilizado en mis trabajos de etnohistoria. En este trabajo utilizo una nueva me­ todología que comienza en la forma de recoger los datos con mucha interpreta­ ción subjetiva de mi parte, pero al mismo tiempo con el mayor bagaje material po­ sible, fotografías, boletos de eventos de época, discursos, poemas y por supuesto partiendo del hecho de que cualquier metodología de este tipo me daría necesariamente la concepción de cómo funcionan las sociedades y de cómo pensaba la gente en determinado tiempo. En cuanto al funcionamiento de las sociedades de ese tiempo, ¿en qué cuestiones te ha interesado hacer énfasis? Desde la perspectiva planteada, se establece que el hombre rodea su vida de una serie de símbolos y ri­ tuales que le dan sentido, y que obedecen a marcos o mundos culturales. En ese sentido me he deteni­ do en analizar las fiestas, las actividades, las visitas a los orfanatos, las publicaciones en revistas femeninas y también las de carácter contestatario. La presente es una historia que analiza mucho, se pregunta el por qué más que el cómo y el qué, como son las historias tradicionales. He tomado en cuenta el estado de opi­ nión, de preocupación, de alarma ante los pobres, así como su presencia social. ¿Forma parte de este tu análisis interpretativo la mirada de los propios niños? El análisis tiene tres perspectivas fundamentales de in­ terpretación: una desde la visión de la clase dominante, otra desde la visión de los pobres y oprimidos y la terce­ ra desde la mirada sutil de los propios niños, todas ellas en la línea de recrear las acciones y sentimientos más íntimos para sacar de la infelicidad a los huérfanos. 12 al 25 de febrero de 2010 libros / 15 Ernesto Sábato Christian J. Kanahuaty* Algunas de las resonancias que produce la literatura de Sábato, contadas en la experiencia personal de un apasionado lector de sus novelas. H ablar de Ernesto Sábato plantea una serie de dificultades; en principio hay que ver que es uno de los grandes escritores del siglo xx, que su obra ha sido discutida y debatida tanto en nuestro continente como en Europa o Asia. En algún momento Luis H. Antezana dijo que al año se realiza­ ban unas quinientas tesis sobre William Shakespeare y cada una de ellas igualmente ambiciosas esperando encontrar algo que no se había dicho anteriormente; lo propio puede decirse de Sábato. Pero siento la urgen­ cia de hablar de él, no sólo porque dentro de dos años cumplirá cien años, sino porque antes que se abran las alabanzas es mejor ser sólo un lector que recomienda leer a uno de sus preferidos. Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Ai­ res en 1911, realizó estudios de doctorado en Filosofía y Física en la Universidad de La Plata y trabajó en el prestigioso laboratorio Curie; en 1945 abandonó todo aquello y se dedicó a la literatura. Visto así la figura de Sábato se planta aterradora, físico, doctor en filosofía e investigador de partículas atómicas y de polvo estelar. Luego tras la segunda guerra mundial se dedica a la literatura en amplio sentido, sus escritos van desde la crónica a los artículos, desde el ensayo hasta la novela y dan una puntada fulminante en la pintura. Aquí me referiré sólo a sus tres novelas. El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974). La primera de su novelas y la primera que leí de él es peligrosamente existencial y algunos han leído su contenido en clave lacaniana como un regreso al vientre a través de un cuadro que muestra una ventana semiabierta por la cual se ve una mujer de vestido blanco, con los cabellos dorados volando hacia atrás mientras ella al parecer corre de izquierda a derecha, la escena sucede a las orillas del mar, la arena es tersa y peculiarmente limpia. El cielo muestra tan sólo un poco de nubosidad a lo lejos. Para muchos ese cuadro es importante porque con él se abre y con él se cierra la novela. Pero quizás el problema no esté en el cuadro mismo sino en la pasión que ese cuadro despierta, si el cuadro fuera el problema, bastaría quemarlo o mandarlo lejos en una caja. Pero no, lo que nos plantea esta novela es la pasión desbordada de un hombre que aparentemente está enamorado, dicho así parece una novela más, pero los celos que se desatan y las confusiones y la aparición de seres como el ciego nos dan un mundo demasiado terrible como para que sea normal. Nada en Sábato es normal. Los ciegos son recurrentes, los personajes literarios aparecen de cuando en cuando y la historia argentina tiene su propio peso y hace rotar sobre sí una trama determinada, como vere­ mos más adelante. Volviendo un poco a ésta primera no­ vela, lo que más fuerte se clava en la piel es el dolor y la desesperanza del personaje, Juan Pablo Castel por culpa de esa Maria Iribarne, ese tipo de celos es el que lo acer­ ca a un gran personaje esta vez femenino, Anna Kareni­ na, Juan Pablo podría ser hermano espiritual de Anna, podrían haberse odiado mutuamente, porque nunca se hubiera sentido libres de amarse, la idea de controlar totalmente sus vidas hubiera sido atroz para ellos y tam­ bién para aquellos que se hubieran animado a rodearlos. Así, Castel es el héroe romántico perdido en su pasión, a alguien así le quedan dos caminos: o la destrucción del ser deseado o el suicidio. Ser asesino, no hay salida. Un suicidio es igual a un asesinato. Quizás Sábato sólo quie­ re entregarnos un ser humano y no un personaje. Quiere identificar a Juan Pablo Castel con un momento en la vida de una persona, que es al final, y quizás esto no lo sus­ criba nunca Sábato, todas las personas en potencia. La segunda novela que leí de Sábato fue Abaddón el exterminador. Y aquí debo decir que quedé sobre­ cogido, esa novela destila poesía en cada una de sus páginas y siempre me pregunté si Sábato sabe todos esos poemas de memoria o tenía un enorme fichero cuando decidió es­ cribir ese libro, un fichero al cuál recurría casi cada minuto. No lo sé, no quiero ni pensarlo. Pensarlo sólo capaz de recordar todo eso hace que aflore todo lo cochabambino (=envi­ dioso) que tengo pero evito y niego, cada día, cada hora. Y más allá de eso, se trata del trabajo de la negación o mejor dicho, de la imposibilidad. Es la oportunidad de narrar a Sábato por Sábato, a él le piden creo que escri­ ba una nueva novela, no sé si es un editor o la idea es suya, pero la cosa es que debe escribir, pero nunca en­ cuentra tiempo ni temas para escribir, así que ese es el tema, cómo escribir una siguiente novela, que además es imposible de escribir porque no se conoce el tema que tratará. La ausen­ cia de tema es el tema en sí mismo y también es el medio para retratar a personas; de nuevo hay ciegos alemanes refugiados, Borges, un ex nazi, un perseguidor que sólo pretende eliminarlo, al menos simbólicamente, y una seguidilla de jóvenes seguidores bienintencionados. Hay momentos en que la novela se convierte en una suerte de diario personal sin fecha sino pura digresión, ciertos momentos son simplemen­ te jocosos y otros te hacen curiosamente añorar algo que no has vivido. Ojo yo nací el 82 y esta novela es del 74, pero la historia que nos cuenta se remonta hasta la década del 40. Creo que su lectura es de esas que reali­ zas cuando no tienes mucha conciencia de qué es la li­ teratura, bueno en mi caso, era leer todo lo que llegaba a mis manos, cuando leí Abaddón… presentí que había descubierto algo, la misma sensación me causó La invención de Morel de Adolfo Bioy Casarés y Cicatrices de Juan José Saer (…), la sensación de haber encontrado un tesoro, un objeto que debería guardar celosamente, y claro que fue así, pero lo que yo no imaginé es que no se trataba de guardar el objeto libro sino de guardar el objeto de narración que luego masera en el interior y hace que todo un mundo pueda volverse a reescribir. Es decir, esa historia se queda en el cuerpo, en la piel y genera una bomba de tiempo. Este año leí Sobre héroes y tumbas y comprendí que no todo tenía que ver con la trama. Una buena trama te puede envolver. Puede hasta conmoverte, pero hasta ahí. Pero con sobre héroes… el asunto va mucho más allá, se trasforma todo, ahora tiene que ver la estructu­ ra, el orden lógico de la narración ya no es el cotidiano lineal, sino que el universo se ha doblado y uno puede ver a través de unos de sus pliegues que no todo es con­ tinuo sino que el pasado, el presente y el futuro pue­ den convivir como sombras y cuerpos físicos concretos dentro de una habitación al atardecer. No es una novela histórica ni es una novela de amor, ni tampoco es una historia de novios que se van persiguiendo por toda Buenos Aires, no, ni es la histo­ ria de unos ciegos ni la aparición de nuevo de Borges ni las cosas que se dicen sobre él, ni es la prefiguración de otros dos personajes bastante raros y detestables y entrañables como Alejandra y Martín, no es eso, bueno sí, pero no sólo. Lo que sucede es que hay varias formas de leer creo yo ésta novela; la primera es de corrido, devorar las más de quinientas cincuenta hojas y tener un panorama completo; la otra es sólo leer los capítulos que a uno le pueden interesar y luego sólo leer si se desea las cursivas; quizás un profesor amante de la ex­ pediciones y de las guerras disfrute mucho este modo de leer sobre héroes y tumbas. Sábato no está considerado plenamente dentro de los del boom, no lo necesita, Sábato, al igual que José Donoso aunque en mayor medida que él, nació siendo un clásico. Un ente capaz de, teniendo sólo en cuenta sus novelas, fundar y abrir un propio camino. Un cami­ no que incluso encuentran ecos en La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes (…), y sobre todo fabricar no­ velas que no estallan inmediatamente sino que lo hacen a medida que pasa el tiempo. Poco a poco, Sábato te va pintando en la mente el paisaje que te hizo escuchar cuando leías sus novelas. Entonces, habrá que cerrar los ojos con fuerza y esperar. * Escritor cochabambino. 16 / libros 12 al 25 de febrero de 2010 Paradoja, dualidad y desdoblamiento en la poesía de María Soledad Quiroga Ronald Haladyna* “La poeta boliviana María Soledad Quiroga ha desplegado en poemas de cinco obras publicadas entre 1993 y 2004 una delicada e inextricable fusión de un mundo exterior y otro interior. […] una lectura más asidua de la totalidad de su obra hasta la fecha revela una compleja dualidad en el lenguaje, en los conceptos paradójicos y en un espacio poético en el cual se unen y se separan intermitentemente los elementos más disímiles e inesperados. Es una poesía que merece un profundo estudio crítico, pero me limito aquí a comentar algunos de los aspectos más provocativos de una obra opaca, asociativa y a veces onírica”. S i bien la poeta evoca imágenes de cosas comunes –una ciudad, una casa, piedras, agua, luz y fuego– pronto el fluir descriptivo involucra al lector en una súbita recombinación de estas realidades abriendo un inesperado mundo interior. Estos poemas reflejan un ambiguo poder asociativo de palabras y de imágenes, pero en otro plano sugieren el entretejido de una reali­ dad exterior y la interior de la voz poética. Predominan poemas breves con abruptos e inesperados desvíos, sin concesiones retóricas, ni conclusiones discernibles, así como series de imágenes sensuales que se esparrancan entre una realidad cotidiana y otra potencial, pero no por eso menos real. Tal vez por estas mismas caracterís­ ticas la mayoría de los poemas no incluyen títulos. Ya por la naturaleza fragmentaria de los poemas y para tratar los temas con más facilidad, conviene considerar las cinco obras de María Soledad Quiroga en conjunto. Dualidad En Recuento del agua –obra que recuerda mucho el estilo y el lenguaje de la poeta mexicana Coral Bracho y su libro El ser que va a morir1–, Marisol Quiroga expresa en poemas brevísimos e interrelacio­ nados una serie de sensaciones momentáneas y móviles; imágenes fragmentarias que se van uniendo y desuniendo en pulsaciones, retro­ cesos, latidos, escurrimientos. Son cuadros efímeros, sugeridos no con trazos claros, precisos, inequívocos y completos, sino con pinceladas de brocha gorda, apenas expresan­ do una confluida intimidad entre un mundo externo y material y otro interior e imagina­ do. Esta confluencia de realidades es lograda con paradójicas combinaciones, recombina­ ciones y separaciones; evocando pinturas del pintor Joseph Albers2 que experimentaba en sus lienzos con distintos emparejamientos de colores. Pero son las palabras en las que la poeta explora la interrelación de unos cuan­ tos elementos –el aire, el agua, la piedra, el fuego, la luz, la sombra– estableciendo iden­ tidades y mundos duales. En estas instancias se entiende que las descripciones no carecen de una ambigüedad fértil y sugerente. Bien que en varios poemas la poeta parece dirigir­ se a una cosa inanimada, como en el poema que inicia con “Cuando eras arena /desprovista de sí /casi sin sa­ berse /inanimada…” al final, la evocación de atributos humanos sugieren que realmente se dirige a una perso­ na: “una / desatada la mirada /en la hondura del iris /en la propia claridad /cuando eras /lumbre” (4). En un poema brevísimo, “Retrato de familia,” la poeta ilustra eficazmente el mismo fenómeno: “Sen­ tados bajo el sol /mirando el mar /o el pasado /que el agua /arroja a la arena” (Ciudad blanca 47). Se percibe * Escritor. una dualidad de mundos, el paisaje físico y el cognitivo que se unen de tal manera que a fin de cuentas no se sabe si la imagen descrita proviene de lo percibido, o lo imaginado, o lo recordado. Aunque es cierto que cual­ quier descripción literaria se origina en la memoria o en la imaginación, con estos poemas la poeta empieza con lo que parece ser una sencilla y directa descripción de lo que observa y el lector lo recibe por lo que aparenta ser. En otros dos poemas más extensos se aprecia la misma transición sutil entre el mundo exterior y el in­ terior: Miro la lluvia /la ventana es proa / el agua dormida me protege / el agua me colma / líquida /permanezco en mí / sin huída /la pradera es lecho / honda /la voz de agua me llama / donde el despojo /pródigo / regala su tersura. (Recuento del agua 17) Aquí el horizonte extiende su sábana de piedra su luz difusa no alcanza la memoria todo sucede y queda en vilo entre los muros. (Los muros del claustro 53) A la conclusión de un poema, por largo o bre­ ve que sea, se puede apreciar que se trata de lo que la poeta está imaginando y no necesariamente de la imagen descrita. Por lo tanto, se establece al final una dualidad en la cual no se resuelve a ciencia cierta en cuál de las dos realidades ambula la voz poética. Pero la solución no importa porque se ha logrado una am­ bigüedad que agrega una importante dimensión de misterio. La teoría astrofísica del “Big Bounce” sigue sien­ do una de las más acogidas de la ciencia actual para explicar el origen y el desarrollo del universo per­ ceptible: un eterno ciclo de explosión (o sea, el “Big Bang”), expansión y eventual colapso; una dispersión y recombinación de toda materia y energía. Algo así pasa con los elementos en la poesía de Quiroga: no hay mención de un “Big Bang” inicial, pero a lo largo de sus textos se percibe una tendencia de describir el desprendimiento voluntario o involuntario del mun­ do material. En Ciudad blanca empiezan a manifestar­ se unos casos de una separación de algo esencial, un alejamiento o un desenvolvimiento proveniente de un núcleo, de un centro que ha experimentado una mo­ dificación. Para ilustrar el énfasis de este fenómeno en su poesía, conviene citar sólo trozos de los poemas, no obstante que se aíslan de sus contextos: “[E]l aire se desenmadeja / ondas y cascadas [de agua]. . .” (31); “O días ácidos / traspasados de certeza / cuando los ojos / cortan tajadas de / lo oscuro / y buscan relámpagos / para abrirse camino / hacia la nada” (36); “El mundo se abre / como una baraja de espejos. . .” (75); “Lejos corre una carretera / y se aleja…” (77); “Ay el color / despojado / el color del aire / que miro…” (79). En Recuento del agua (1995), se intensifica la sensación de desunión y de separación, a veces de desgarramiento, con frecuente énfasis en el prefijo “des-” o “de”. “Cuando eras arena / desprovista de sí;” (4) “una [piedra] / desatada la mirada / en la hondura del iris” (4); “encuentro una ca­ beza de caballo con crines deshebradas” (5); “devastada llama / trizada en la ausencia de imagen” (8); “… se hace el día / racimo desgranado / uvas de luz y sombra maduradas / e el torbellino / caja de sombra / arpa negra destejida / bajo el agua” (11); “en qué ins­ tante de confusión / cayó el verano / con su rayo amarillo / desatando / los andamios de este día?” (12); “encuentro un pez /… / siempre en fuga” (13); “el tiempo se deshila / hacia adelante” (16); “y todo se hace esquivo / el sol me huye / la sombra no me visita / yo me evado…” (18); “Vuelco una a una las olas / recuento / sin letra que las fije / vertiente / en terso manar desasido / como lengua desleída” (20); “el espacio desplega­ do” (La casa amarilla 39). Esta selección de imágenes proyecta, por medio de verbos o participios, el acto de una desintegración y/o separación o dispersión de las partes integrantes de un estado anterior de la realidad o la condición subsi­ guiente de dicho acto. Bien que estos versos estén sepa­ rados de sus contextos inmediatos, la gran diversidad y 12 al 25 de febrero de 2010 la frecuencia de los fenómenos aludidos y la ausencia de un contexto espacio-temporal sugieren un microcosmo de un universo en expansión; un desdoblamiento de un punto de partida originario; una libertad de movimien­ to; una sutil observación que las cosas ya no son como eran, es decir, íntegras y unificadas, sino simplemente manifestaciones de una realidad alterada. El poema que ilustra mejor esta perspectiva se encuentra en su libro Casa amarilla: Lentamente / la casa se desteje / liberada de sí / y de la memoria vuela / un hilo de polen / sólo eso / grumos de luz. Sale la luna / nimbada / irreal / sobre la casa que alzó vuelo sobre el espacio / en suspenso / el amarillo crece ya todo anida / y fluye. (51) Este acoplamiento de ejemplos sueltos es útil para ilustrar un sutil leitmotivo en varios libros de Marisol Quiroga. Si bien esta perspectiva sugiere que la rea­ lidad fenomenal está en constante transición, no le acompaña ningún juicio valorativo ni afectivo; no se la­ menta lo transitorio de la percepción de imágenes ni de ocurrencias. Aquí se despliegan fenómenos meramente observados, reconocidos y verbalizados. Pero todo esto sólo representa el primer paso del “Big Bounce” astrofísico; tal como se observan tantas instancias de separación y alejamiento en esta poesía, también figuran numerosos ejemplos de una reintegra­ ción y retención de elementos. Por medio de imáge­ nes que sugieren contracciones, atracciones, enredos, encierro y amalgamación, la poeta escoge con esmero palabras que crean una sensación contraria a la de la separación. En Ciudad blanca abundan ejemplos de elementos que se juntan, se funden, se unen, se reúnen, se encie­ rran, se fusionan y se quedan enredadas de la manera más lógica o paradójica: “Llueve en alguna parte / mu­ ros de agua se alzan / contra muros de cristal” (21); “[C]ruzan hilos tendidos / de una orilla a otra / sin llevar ni traer nada / columpiando el silencio / como red donde se enredan las ausencias / enhebrados los dientes feroces del amor / las palabras del amor peren­ ne / los gestos / los cabellos / los naipes. . .” (29); “la serpiente de luz y hollín /. . . / te ciñe aros y cadenas / te enreda en su hojarasca. . .” (32). Se destacan en otros libros ejemplos de una fundición o un reencuen­ tro de elementos compatibles o disímiles que en todo caso insinúan un regreso activo a un estado anterior, a una amalgamación y un cautiverio de toda la realidad material y cognitiva: “En la planicie / la noche cierra el candado / latiendo al fondo la puerta roja / es un reloj / de campanadas contenidas…” (Recuento… 7); “la muer­ te / cuenta gotas / y dátiles / enhebra la aguja y / cose / el agua al agua / el silencio a la espuma / a la luz el frío” (Recuento… 11); “…en el calor que funde / los párpa­ dos…” (La casa amarilla 19); “…mientras piensa / y en­ cadena argumentos…” ( La casa amarilla 21); “Amarilla / me llama / entrelaza mis palabras / encadena / recoge uvas con la boca / y las pone en mi boca” (La casa amarilla); “La casa / amarilla … toda amarillo / andamios / de un estar entretejido” (La casa amarilla 35); “ceñidas tinieblas” (29). Conviene destacar tres poemas breves en los cuales se combinan las dos tendencias sucesivas del “Big Bounce”: Despliega sus latidos / me recorre / como una flecha de sur a norte / me endereza / me retiene / me lanza entre las olas. ¿Por qué no ceder a la cascada contenida? Silente / el hilo que en mi espalda / estalla es un árbol de caminos. (La casa amarilla 25) / 17 libros ¿Es ella esta lluvia / que lenta arrastra la luz consigo? Ni ardiente ni fría / húmeda / se derrama contra la piedra pura / y demorándose se anuda y desata / tejiéndose a sí misma. (Casa amarilla 27) En el telar de piedra / se teje la luz la impaciencia de las horas / la desteje. (Los muros del claustro 49) No se trata aquí de desestabilización ni de dete­ rioro; este vaivén del agua entre desprendimiento y recogimiento parece recrear en miniatura el eterno desplazamiento espacio-temporal de toda materia y antimateria universal así como el instante mismo de la realización del desplazamiento. A fin de cuentas, la ima­ gen captada por la poeta es instantánea y efímera pero representa un ciclo físico desde tiempos inmemoriales. Conste que de ninguna manera deseo insistir en que la poeta estuviera consciente de esta teoría, ni mucho menos que haya tocado el tema ni escogido el vocabu­ lario adrede al componer estos poemas. Sólo pretendo señalar que la consistencia y la frecuencia de imágenes desde un punto de vista personal—y por ende limita­ do—en su obra se prestan para que el lector se imagine un marco cosmológico para poemas que manifiestan una marcada tendencia de recalcar la inestabilidad de todo fenómeno observable o imaginario. Como han observado Slusser y Guffey, las ciencias se ocupan de la construcción de sistemas conceptuales (estructuras de conocimiento) y la literatura se ocupa de sistemas de percepción, es decir, de objetos interesantes de per­ cibir.3 El paralelo aludido entre las imágenes poéticas y las etapas de la teoría de “Big Bounce,” puede ser fortuito, pero sugiere la potencia de la palabra para in­ citar la imaginación de los que lean y disfruten la poe­ sía. Rumi, el místico persa, sugiere que uno escuche “las presencias dentro de los poemas / Que te lleven adónde sea / Sigue estas pistas ocultas / y nunca dejes su atracción [Traducción mía].”4 Otro aspecto notable de la poesía de Marisol Qui­ roga es la frecuente intromisión de la paradoja. Este uso del lenguaje, que consiste en un enunciado o frase de dos o más partes, o puede extenderse por todo el largo de un poema, parece a primera vista auto-contradicto­ rio, pero resulta consecuente con la naturaleza binaria en la poesía de Marisol Quiroga, mencionada arriba. La paradoja también junta u opone dos realidades, y de paso tiene la potencia de reconciliar lo aparentemen­ te irreconciliable. En este caso la contraposición de elementos obedece una perspectiva insólita al fraguar imágenes que esquiva el “horizonte de expectativas” del lector común. Una vez más recurro a la síntesis de ejemplos dispersos en su obra para ilustrar el papel de la paradoja en agregar una dimensión importante en su arte poético. De Ciudad blanca: “En la cima / trepando sobre sí / aire esforzado sobre aire / y espuma de acero / y se eleva / frágil y osada / la estructura del vacío” (17-18). “Aire amurallado / donde nace la piedra / encaramán­ dose en la altura / y el aire se hace azul hasta la asfixia / andamiaje de aire creciendo desde la piedra / alquimia pura” (19). “Noche cerrada / y deslumbradas horas / navegando / por la ciudad / bajo estrellas invisibles y tenaces” (25). “Un sol frío me abraza” (111) De Recuento del agua: “…en la inmovilidad de las olas / te sumerges / te arrastra / la corriente” (14). “… un pájaro cantó de mañana / frágil embarcación / para esta navegación sin oleaje…” (19) De Los muros del claustro: “Amanece / aún sin luz / se va haciendo en la piedra / el día” (13). “La piedra da frutos / de silencio / un pájaro acude a celebrarlos / picotea / y trina (19). “…el corazón / en lo profundo anclado / pero en lo alto / el cielo calmo lo desordena todo / no cesa de crecer” (25). “La piedra empedernida / la larga piedra que no acaba / aquí el mar es de piedra / silencioso mar que se curva / ondula / se repliega / estalla” (31). Como sucede en toda poesía, la paradoja se reúne con los tropos y otros recursos imaginativos del lengua­ je para enriquecer la expresión, agudizar la transmisión de ideas y sensaciones y estimular los sentimientos. Como sucede con varios recursos poéticos, la parado­ ja exige un vigilo constante y una imaginación activa para apreciar cómo compagina con su contexto y cómo agrega una amplia dimensión al significado global de un poema. Pero también no hay que suponer que la pa­ radoja siempre está obligada a cumplir con una función práctica e (il) lógica. Si no se puede entender o ima­ ginar lo que significa “espuma de acero,” “andamiaje de aire,” “estrellas invisibles y tenaces,” “la inmovilidad de las olas,” o “en lo alto /el cielo calmo lo desordena todo /no cesa de crecer,” no es motivo para desilusión o rechazo del recurso lingüístico. Al contrario, los trozos manifiestan un elemento de misterio, de lo irreconci­ liable o lo inconcluso y abren múltiples posibilidades de significado de acuerdo con la experiencia vivencial del lector, enriquecen la experiencia lectiva e imaginativa, y cumpliendo así con una de las virtudes más universa­ les e interesantes de la poesía. La paradoja en la obra de la poeta puede dejar una impresión recóndita u obvia; puede intrigar o confundir; pero siempre funciona para incitar la imaginación y estimular la celebración por medio de las mágicas posibilidades de la palabra. En la obra poética de Marisol Quiroga las sínte­ sis y dualidades metafóricas; el fluido desdoblamien­ to entre lo que aparentemente se percibe y su espejo interior; y la descripción de lo paradójico del mundo fenomenal: todo se reúne para plasmar una profunda reflexión sobre la insistencia humana de enfrentar sus realidades, tratar de entenderlas y, contra viento y ma­ rea, coordinar las palabras para representarlas. 1 2 3 4 Bracho, Coral. El ser que va a morir. México, 1988. Los cuadros más célebres de Josef Albers consisten en una serie de cientos de pinturas e impresiones, el Homenaje al cuadrado. Empezando en 1949, Albers exploró las interacciones cromáti­ cas con cuadrados planos y coloreados arreglados en patrones concéntricos en el lienzo. Slusser,George y George Guffey. “Literature and Science.” Interrelations of Literature. Eds. Jean-Piere Barricelli y Joseph Gibaldi. Nueva York: Mod­ ern Language Association, 1982. 176. Rumi, Jelaluddin. The Essential Rumi. Traducción al inglés de Coleman Barks, et. al. Edison, Nueva Jersey: Castle, 1997. 18 / cine 12 al 25 de febrero de 2010 Ocho y medio El Oscar: números y nominaciones Mauricio Souza Crespo Ya se identificaron a las dos películas favoritas, dualidad que refleja un divorcio entre crítica y público: la mejor película, se supone, será Avatar de James Cameron o The Hurt Locker de Kathryn Bigelow. U no: En el mundo se producen cinco mil películas al año. De esas miles, 600 son estadounidenses. Sobre las restantes cuatro mil y pico: un poco más de dos mil son asiáticas (incluyendo las mil de la India), 1300 son europeas (inclu­ yendo las rusas) y el resto corresponde a La­ tinoamérica y África. El Oscar, aunque es el único ritual mun­ dial del cine, poco tiene que ver con el cine mundial: sus premios benefician a películas en lengua inglesa, sólo mil (20%) del total. Es más: sólo películas estrenadas en Estados Unidos, lo cual reduce el número de posibles candidatas a 450. Existe, para consuelo de pocos, una cate­ goría secundaria: “la mejor película en lengua extranjera”. De las más de cuatro mil cintas que no hablan inglés, 150 llegan a estrenar­ se (de forma restringida) en Estados Unidos. De esas, se seleccionan cinco a través de un tortuoso proceso: los países postulan su can­ didata única, se elabora una lista larga de se­ tenta y un comité hollywoodense se encarga de determinar la lista chica, de cinco. Estos comités de gringos monolingües y no muy cinéfilos son esmerados en su ignorancia: va­ rias de las mejores películas “extranjeras” de la década 2000-2009 no se acercaron siquiera a una nominación. Dos: Un sindicato (la “Academia”) de seis mil miembros se encarga de decidir las cosas. Las nominaciones son divididas por rubros (los directores escogen a los nominados al “mejor direc­ tor”, etc.); para elegir a los ganadores, en cambio, vota el sindicato en su conjunto. Tres: Casi un tercio de las recaudaciones mundia­ les del cine provienen de la exhibición de una limitada lista de películas norteamericanas (ocho a doce), esas que acaparan las salas. Hay, pues, un obvio divorcio entre la taquilla y lo que los críticos consideran “lo me­ jor”. Por eso los organizadores del Oscar optaron este año por volver a una práctica de sus inicios: nominar diez cintas en vez de cinco en la categoría de “mejor película”. El cambio fue desencadenado por una inco­ modidad: la película más taquillera del 2008 (The Dark Knight) no fue incluida en los premios del 2009. Nomi­ nar más cintas permite reconocer algunas que tienen méritos y, a la vez, todo el mundo ha visto. Cuatro: Ya se identificaron a las dos favoritas, dualidad que refleja el mencionado divorcio de crítica y público: la mejor película, se supone, será Avatar de James Cameron o The Hurt Locker de Kathryn Bigelow. La primera –que ningún crítico serio nombró entre las mejores de año– es un acontecimiento tecnológico: disfrutable, innovadora, casi hipnótica en su puesta en escena tridimensional (y repleta, por otra parte, de lu­ gares comunes y malos diálogos). The Hurt Locker, en cambio, es para los entendidos una pequeña obra maes­ tra: cine de acción despojado de las basuras ideológicas que usualmente lo acompañan, cine concentrado en reconstruir morosamente el drama de la violencia mis­ ma. La de Bigelow es una película sobre Irak armada a partir de postales, en un registro semidocumental, de la “rutina” de soldados que viven la guerra como una serie de desgastantes (y adictivas) performances tea­ trales. Desde las persecuciones de La conexión francesa (William Friedkin, 1971) o los ballets de tiros de John Woo (en Hard Boiled de 1992, por ejemplo) la “acción” en el cine no adquiría una dignidad tal. Cinco: El resto de las nominadas forma un grupo irregular. Hay buenas películas de directores legen­ darios (Bastardos sin gloria de Quentin Tarantino y Un hombre serio de los hermanos Coen), melodramas en­ tre empalagosos y triviales (Up in the air, Precious, The Blind Side), un discreto drama de época (An Education), un evocativo ejercicio de ciencia ficción (Distrito 9) y, finalmente, una buena película animada: Up (otra vez de Pixar). Seis: Dos películas latinoamericanas fueron nomi­ nadas: La teta asustada de Claudia Llosa (Perú) y El secreto de sus ojos de Juan José Campanella (Argentina). Ambas son buenas, la peruana más que la argentina. Pero no tienen ninguna oportunidad pues las encuestas apuntan a una justa favorita, La cinta blanca, del austriaco Michael Haneke (que dirigió una de las mejores de la década pasada, Caché, ignorada por el Oscar). Es más: la por­ tentosa industria francesa (la mayor de Europa, con 250 películas año) está representada por la que sería también una justa ganadora: Un profeta de Jacques Audiard. Siete: Si el Oscar es, a fin de cuentas, un ritual del cine gringo, no estaría demás pre­ guntarse que podemos sacar en limpio de su última lista de nominaciones. Se me ocurre, por lo pronto, lo siguiente: más que nunca, es un cine está atrapado por los espejismos de su propio entusiasmo tecnológico. Su crisis in­ telectual es profunda: no cesa de recordarnos una incapacidad de plantear historias o ideas cautivantes, honestas, inteligentes. Lo mejor del cine gringo reciente está por eso en otra parte: en algunos proyectos de animación cuando éstos se entregan a emular el mejor cine silente (la primera parte de Up o Wall-e), o en proyectos como The Hurt Locker que co­ quetean con el documental. Porque cuando el cine gringo empieza a querer contar una “historia” suele iniciar su camino cuesta aba­ jo. (Es el caso, incluso, de Bastardos sin gloria de Tarantino: funciona más como una serie de viñetas, algunas magníficas, y menos como un relato coherente). Ocho: Latinoamérica produce cerca de 300 películas al año. Hay los grandes pro­ ductores (Brasil, Argentina y México, en ese orden), los medianos (Chile, Colombia) y los pequeños (Venezuela, Perú, Bolivia). En términos críticos, sólo México y, sobre todo, Argentina han engendrado “directores de importancia mundial” en los últimos años: Carlos Reygadas, Alfonso Cuarón, Lucrecia Martel, Lisandro Alonso. De las varias argentinas posibles, los mismos ar­ gentinos eligieron postular al Oscar El secreto de sus ojos de Campanella, una película sostenida por la ac­ tuación de Ricardo Darín y en una línea que continúa (y mejora) su apreciable serie de dramas bien hechos: El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001) y Luna de avellaneda (2004). En todas ellas, Campanella regresa no sólo a Darín sino a un esque­ ma: un hombre ya entradito en años que enfrenta una crisis personal, que es al mismo tiempo la del país. Amistades y amores terminan siendo una salvación. El secreto de sus ojos perpetúa la fórmula, con el mismo tino e incursiones en la violencia (que Campanella ha estado practicando como director de series televisi­ vas gringas: Ley & Orden y House). La teta asustada, en cambio, responde a la estética minimalista, cuidadosa y parca que caracteriza a muchos realizadores jóvenes latinoamericanos. En esta su segunda película (luego de la prometedora Madeinusa de 2006). Pese a una escasa respuesta crítica, pero gracias a los festivales (ganó el de Berlín y La Habana), Llosa accede a lo que ninguna película peruana en la historia (ser nominada al Oscar). Y medio: Alguna utilidad tiene el Oscar: la publi­ cidad de las nominaciones permite que algunas pelícu­ las sean estrenadas o re-estrenadas en más lugares. En Bolivia, por ejemplo. * Periodista y catedrático. Desafío de mujer: Vivir sin el velo de la ilusión Imágenes y palabras: Escritos sobre cine y teatro Lindaura Anzoátegui Campero de Campero Alain Badiou Manantial / Colección Bordes Plural editores / Colección Letras Fundacionales Comunismo literario y teorías deseantes: Inscripciones latinoamericanas Juan Duchesne Winter Plural editores- Colección Ensayo En palabras del autor: “Vivimos un buen momento para volver a pronunciar la palabra comunismo, retomar su tradición interrumpida e interruptora y remitirnos a su originaria radicalidad. Basta repa­ sar algunas condiciones que abren las puertas a esta oportunidad: 1. El neoliberalismo ha proletarizado a grandes sectores de la población latinoamericana. 2. El consenso de Washington se desplomó. 3. Se cuenta con una teoría labrada por innúmeros movimientos sociales y políticos de nuevo tipo. 4. La lite­ ratura y las formas expresivas afines distan más que nunca de la alegori­ zación de los proyectos de nación y modernidad. Su nuevo lugar las lle­ va a una convergencia con prácticas emergentes de la cultura popular”. Juan Duchesne Winter es ca­ tedrático de literatura de la Univer­ sidad de Pittsburgh. Ha publicado, entre otros muchos, los libros Ciudadano insano (2000) y Política de la caricia (1996). Es director de la Revista Iberoamericana. / 19 libros 12 al 25 de febrero de 2010 Acostumbrados a conocer nuestro pasado literario de oídas, no se pue­ de menos que celebrar la publica­ ción de la obra narrativa de Lindau­ ra Anzoátegui (1846-1898). Junto a María Josefa Mujía, Mercedes Bel­ zu y Carolina Freyre, Anzoátegui es parte de esa primera generación de escritoras bolivianas cuya obra, en buena medida dispersa, espera to­ davía los trabajos de la recopilación de archivo y los insomnios de la fi­ lología. Este tomo es pues un avan­ ce en esa dirección. Incluye ocho novelas cortas o “noveletas”, como las llama Virginia Ayllón, autora del jugoso estudio introductorio. A veces mencionada en nuestras his­ torias de la literatura por sus nove­ letas cívicas (por ejemplo, Huallparrimachi de 1894) o por esbozos de título llamativo pero escaso mérito (Una mujer nerviosa de 1891), An­ zoátegui, gracias a este tomo, surge más bien como la autora de Cuidado con los celos (1893) y Cómo se vive en mi pueblo (1892). Viaje de Narciso Gary Daher Plural editores / Colección Poesía Prolífico poeta, narrador y ensa­ yista beniano, Daher, con éste, llega a su octavo libro de poemas. Convencido, según uno de los tex­ tos de este tomo, de que el poema es “la conciencia de las cosas” y de la necesidad de un oficio (pues, “como la oruga / sólo reconozco esta única hoja”), Daher explora aquí, entre otras cosas, el moti­ vo poético por antonomasia: otro viaje de Narciso (que es como de­ cir escribir a la rosa). Otro poeta, Gabriel Chávez, traza esta lectura: “El viaje de Narciso, en el sentido hermético de sor Juana y de Le­ zama Lima, es un camino circular que baja del alma a la materia, para más tarde elevarse de la materia al alma, en contemplación, ahora sí, de la verdad interior. Es también, pues, un viaje al origen de las co­ sas, a su conciencia”. Gary Daher (1956) ha publi­ cado, entre otros, Oruga interior (poesía, 2006), Territorios de guerra (poesía, 2007), El huésped (novela, 2004), El lugar imperfecto (novela, 2005) y En busca de la piedra y el agua (ensayo, 2005). De la crisis de la filosofía francesa ya se ha escrito bastante: a lo sumo, las nuevas generaciones perma­ necen varadas en un muy tardío descubrimiento de la pintoresca filosofía analítica anglosajona o en deslucidos estrellatos televisivos (el caso de Bernard-Henri Lévy). En ese panorama desolador, quizá sólo un sobreviviente de la “gran filo­ sofía” permanece: Alain Badiou, a punto de cumplir 73 años. Este tomo reúne sus escritos sobre cine y teatro. Aunque breve, como mu­ cho de Badiou, del libro se puede decir lo que del resto de su obra: asistimos en él al trabajo de un pen­ samiento ocupado en pensar, real­ mente, sus objetos. El resultado es iluminador y, de lejos, más útil que buena parte de la teoría del cine contemporánea (tan propensa a los embates de la moda). Para los que admiramos su obra se abre además un placer adicional: descubrir cuál es el cine que intriga a Badiou. La lista es clásica (Murnau, Antonio­ ni, Godard) y, a la vez, atenta al presente (el P.T. Anderson, el de Petróleo sangriento y Magnolia). Un único desierto Enrique Prochazka Matalamanga / Colección Cuento El primer libro de Enrique Pro­ chazka (que se pronuncia “Pro­ jazca), el más interesante narrador peruano contemporáneo. Relegado a la categoría de “autor de culto”, considerado un “difícil” por la di­ versidad algo erudita de sus relatos (que, dicen, le deben mucho a Bor­ ges y Wittgenstein), Prochazka ha sobrevivido la marginalidad gracias a la admiración de otros peruanos más famosos (Iván Thays o Santia­ go Roncagliolo) o de estrellas de la narrativa en lengua castellana (En­ rique Vila-Matas, por ejemplo). El crítico Gustavo Faverón escribe: “El lector debería leer los cuen­ tos de Un único desierto del modo en que sus personajes caminan por ellos: con espanto del recono­ cimiento, maravilla del hallazgo y conciencia de que el mundo en ellos crece con el movimiento de quienes entran en él. Y debe estar advertido de que en cada vuelta del camino lo espera un espejo a veces amigo y a veces traicionero.” Prochazka ha publicado, ade­ más, los relatos de Cuarenta sílabas, catorce palabras (2005) y la novela Casa (2004). Un festival de poesía y de poetas P oetas de siete países se reunieron en las ciuda­ des de la La Paz y Oruro con motivo del Pri­ mer Festival Internacional de Poesía. El even­ to, que culmina este sábado 13 de febrero, no podía pasar desapercibido en este pequeño espacio dedicado a la actividad cultural. Son para destacar la buena organización y el carácter novedoso que ani­ maron esta iniciativa. El festival no se limitó a ser un aglomerante de inacabables presentaciones de libros, sino que dio ade­ más apertura hacia otro tipo de actividades. La poesía se vistió de gala para salir a encontrarse con la gente, y se hizo presente en las distintas mesas de lectura que se habilitaron en las calles, donde participaron también estudiantes. El programa incluyó una visita al Tío de la mina en Oruro, y se dejó abierta la posibilidad de hacer poesía en el fastuoso carnaval orureño. Durante más de una semana, la cita estuvo en­ galanada con la presencia de importantes poetas in­ ternacionales, que se sumaron a poetas destacados de nuestro país que fueron invitados. Dentro del primer grupo estuvieron Jorge Boccanera y Laura Yasan de Argentina, Marión Bethel de Bahamas y Nadia Prado de Chile, Jüri Talvet de Estonia, Roberto Echavarren de Uruguay, Rodolfo Häsler de España; en cuanto a los bolivianos, se destacó la presencia de Jesús Urza­ gasti, uno de los maestros vivientes de nuestra lite­ ratura, además de Cé Mendizábal y Sergio Gareca, joven poeta y artista orureño. En nuestro país el evento más cercano que se haya tenido de esta naturaleza fue el reciente Festival de Poetas Jóvenes en Sucre. Claro que fue un evento de menor envergadura. A pesar de lo dicho debe re­ marcarse que este festival fue inédito en Bolivia. Este encuentro fue posible gracias a la iniciativa de cuatro poetas de reconocida trayectoria que conformaron el comité organizador y estuvieron trabajando desde el mes de octubre del año pasado. Nos referimos a: René Antezana Juárez poeta, pintor y gestor cultural; Edwin Guzmán Ortiz, poeta, crítico de arte y docente uni­ versitario; Rubén Vargas, periodista cultural, crítico y poeta; y Benjamín Chávez que se encontraba bajo la dirección del Premio Na­ cional de Poesía. Para que este pro­ yecto se haga una realidad fueron necesarios alre­ dedor de 32 000 dólares, según Benjamín Chávez, que era lo que se necesita­ ba para traer a los poetas extranjeros. El objetivo: generar un espacio de encuentro e intercambio de experiencias con los exponentes bolivianos. Gran parte de este presupues­ to fue cubierto por el Ministerio de Desarrollo de las Culturas y la Fundación Cultural Zofro de la ciudad de Oruro. Otras entidades que hicieron posible su rea­ lización fueron la Carrera de Literatura de la umsa, el Espacio Simón I. Patiño, Plural Editores, el Centro Cultural Catcarve y la Oficialía Mayor de Culturas, tanto de La Paz como de Oruro. 20 / 12 al 25 de febrero de 2010 La otra orilla Johnny Heredia Humeréz, artista invitado Jinetes que montan caballos propios Nuevas posibilidades a partir del arte digital Franz Kafka* N ada, si se piensa bien, puede animar a querer ser el primero en una carrera. La gloria de ser reconocido como el mejor jinete del país proporciona, cuando la orquesta empieza a tocar, demasiada alegría como para impedir cierto arrepentimien­ to a la mañana siguiente. La envidia de los rivales, gente astuta y bastante influyente, tiene que dolernos en el estrecho corredor por el que cabalgamos hacia aquella planicie que pronto aparece vacía ante nosotros, exceptuando algunos jinetes retrasa­ dos que galopan, minúsculos, por la línea del horizonte. Muchos de nuestros amigos se apresuran a cobrar sus ganancias, y solo por encima del hombro nos gritan un ¡hurra! desde las lejanas ventanillas; los mejores amigos, sin embargo, no han apostado por nuestro caballo, pues temían tener que enfadarse con nosotros si perdíamos; pero como resulta que nuestro caballo ha quedado primero y ellos no han ganado nada, nos vuelven la espalda cuando pasamos por delante y prefieren recorrer las graderías con la mirada. Detrás, los competidores, firmes en su silla, intentan ignorar la desgra­ cia que los ha golpeado y la injusticia que, de alguna manera, se ha cometido con ellos; adoptan un aire desenvuelto, como si debiera iniciarse una nueva carrera, seria esta vez, después de aquel juego de niños. A muchas damas les parece ridículo el vencedor, porque se pavonea y, sin embargo, no sabe muy bien cómo enfrentarse a esos interminables apretones de manos, saludos militares, reverencias y ademanes desde lejos, mientras los vencidos no abren la boca y dan palmaditas en el cuello a sus caballos, muchos de los cuales relinchan. Y desde un cielo ya encapotado empieza por fin a llover. Soy un criado, pero no hay trabajo para mí. Hombre tímido, no sé abrirme paso a la fuerza; a decir verdad, ni siquiera me abro paso para ponerme en la misma fila que los otros, pero esta es tan solo una de las causas de mi desocupación y hasta es posible que no tenga nada que ver con ella; la principal causa es, en todo caso, el hecho de que no me llamen para realizar ningún servicio; otros han sido llamados y no lo han solicitado más que yo, sí puede ser incluso que no hayan abrigado siquiera el deseo de ser llamados, mientras que yo al menos lo siento a veces con suma intensidad. Permanezco, pues, tumbado en el catre, en el cuarto de la servidumbre, con­ templando las vigas del techo, durmiendo, despertándome y volviendo a dormirme. A veces voy a la fonda de enfrente, donde sirven una cerveza agria, que en ocasiones he derramado por el asco que me daba, pero luego vuelvo a beber. Me gusta estar allí sentado, pues a través de la ventanita cerrada puedo contemplar las ventanas de nuestra casa sin ser descubierto por nadie. No se ve mucho, desde luego, a la calle solo dan, creo yo, las ventanas de los pasillos, y, por añadidura, no de los pasillos que conducen a las dependencias de los señores. También es posible que me equivoque, pero alguien lo afirmó en una ocasión sin que yo se lo preguntase y la impresión ge­ neral de la fachada lo confirma. Pocas veces se abren las ventanas, y cuando ocurre, lo hace un criado que aprovecha la ocasión, claro está, para apoyarse en el antepe­ cho y contemplar un rato la calle. Son, pues, pasillos donde no se corre el riesgo de ser sorprendido. Por cierto, no conozco a estos criados; los criados ocupados de forma permanente arriba duermen en otro sitio, no en mi cuarto. Un día que entré en la fonda, había un cliente sentado en mi puesto de observación. No osé mirar directamente y, todavía en el umbral, me dispuse a dar media vuelta y marcharme. Pero el cliente me llamó, y se demostró que también era un criado al que ya había visto alguna vez en algún sitio pero con el que no había hablado hasta el momento. Así pues, me senté. Me planteó al­ gunas preguntas, pero no fui capaz de responderlas; a decir verdad, ni siquiera las entendía. Por eso dije: “Tal vez te arrepientas ahora de haberme invitado”, y me dispuse a levantarme. Pero él me cogió la mano por encima de la mesa y me obligó a sentarme: “Quédate”, dijo, “esto solo ha sido una prueba. Quien no responde a las preguntas ha superado la prueba”. Franz Kafka (Praga, 1883), Obras completas III. Narraciones y otros escritos. N acido en Cochabamba el 17 de enero de 1951, Johnny Here­ dia mostró inclinaciones hacia el arte desde niño. La música y la pintura lo atraían. Ya en su juventud inició su carrera como pintor de manera autodidacta, incursionando en el uso del lápiz, las témperas y los pasteles. Su pri­ mera exposición importante la realizó el año 1989 en la Galería de Arte emusa en La Paz. “Cuatro Paredes” y “Páginas del Recuerdo”, eran las dos temáticas de esa exposición en la que mostraba construccio­ nes derruidas en una dimensión surrealista. La segunda exposición importante se dio en 1999 cuando fue invitado a presen­ tar su obra en la Galería Centro Cultural Simón I. Patiño en la ciudad de Cochabam­ ba. En aquella oportunidad la temática fue “Gemas”, inspirada en cuerpos pintados, destacando la delicadeza de la figura femenina. Esta presentación se realizó acom­ pañada de música y danza new age interpretada por el cuerpo de baile de la Academia de Danza de Melo Tomsich. Como resultado de estas exposiciones, sus cuadros pasaron a formar parte de dos libros de arte de publicación boliviana: Memoria (1974-1994) que representa veinte años de trabajo de la Galería de Arte Emusa, y Pintores bolivianos contemporáneos de Armando Soriano Badani. Heredia afirma que en su obra el surrealismo es la expresión pictórica de su pre­ ferencia. Los temas que utiliza como disparadores son variados, y pueden ir desde las construcciones con elementos de vivienda en el espacio, pasando por los cuerpos eté­ reos en sinfonía, hasta los abstractos geométricos decorativos. Incursionó también en el mundo del arte foto­ gráfico, y combinando técnicas de la fotografía con las que ya poseía de la pintura, el lápiz, los óleos, etc., viene ampliando los alcances de su obra hacia el campo del arte digita­ lizado. Justamente esta mezcla es lo que se muestra en los cuadros que se exponen en este número. Cuadros que son, dicho sea de paso, parte de una muestra inédita en la obra del artista. Así define Heredia su estilo: “La función de elementos, las trans­ parencias, la plasticidad de objetos, el contraste del claro y oscuro más lo elementos flotantes, son parte de mi estilo, que traduzco como obra que surge de la supra-realidad en los sueños de lo humano”. Buscando en Internet www.euforic.org Portal del foro europeo para la coope­ ración internacional incluye investiga­ ciones por países, temas de cooperación, red social de ayuda al desarrollo, docu­ mentos, bibliografía. www.pihdd.org La Plataforma interamericana de De­ rechos Humanos, democracia y desa­ rrollo –pidhdd– está conformado por Capítulos Nacionales que articulan or­ ganizaciones sociales e instituciones de la sociedad civil, que promueve la plena vigencia y realización de los derechos humanos. www.gobiernoelectronico. org Portal sobre el gobierno electrónico que incluye cursos digitales, foros interna­ cionales de sociedades digitales, em­ presas y diálogos, formación en civismo digital, cursos sobre gobernabilidad y gobierno digital. www.fund-culturadepaz.org Su actividad se basa principalmente en la vinculación y movilización de redes de instituciones, organizaciones e in­ dividuos que se destaquen por su com­ promiso con los valores de la cultura de paz.