Gobierno asume plenos poderes judiciales

Anuncio
CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 56 / 12 al 25 de febrero de 2010 / Bs 5
Gobierno asume plenos poderes judiciales
La aprobación de la “Ley
corta” de reorganización
del Órgano judicial le
permitirá al gobierno
designar discrecionalmente
a jueces y magistrados,
anulando la independencia
de poderes y violando su
propia Constitución. El
desmoronamiento del Estado
de Derecho despierta una
polémica sobre la cualidad
democrática del proceso de
cambio. Con la vulneración
de la legalidad ¿está en riesgo
también la democracia?
La Ley anticorrupción que
se pondrá al servicio de los
operadores gubernamentales
de justicia ofrece dudas sobre
la vigencia del sistema de
garantías reconocido por los
Convenios internacionales.
Artista invitado: Johnny Heredia Humeréz
Pluralismo jurídico
El rebelde candidato Felix Patzi ha puesto al plu­
ralismo jurídico en la necesidad de aclarar sus al­
cances. La fiscalía anuncia el inicio de una acción
legal por conducir en estado de ebriedad, pero ese
delito ya se juzgó y sancionó en la justicia indíge­
na. ¿Cuál de los dos sistemas debe aplicarse en este
caso? Blandiendo la Constitución, una autoridad
originaria le pedió a Evo Morales que cumpla con
las nuevas normas o, caso contrario, se atenga a las
consecuencias. Es decir, el Presidente podría ser
juzgado por desacato a la justicia indígena cuyos
fallos, de acuerdo a la Constitución, son de cum­
plimiento obligatorio.
Ahora que Evo anuncia una nueva acción legal
contra Patzi por corrupción en la Prefectura, el
implicado podría remitirse nuevamente a la justi­
cia indígena. Tal vez adelantándose a esa posibili­
dad, Evo dio una clase de cómo se fabrican adobes:
composición de la mezcla, modo de compresión,
técnica de secado, etc. Pero no vaya a ocurrir que
sea él mismo el que deba aplicar la técnica.
Contrapuntos:
Ada Benavides: El ancho mundo, pp. 10-11
Franz Barrios: Crítica a un subeditorial
de Nueva Crónica, p. 4
Ramiro Majluf: Esa cosa que llamamos
intelectual, p. 12
Oscar Olmedo: Mayorías y minorías;
engañosa cuestión, p. 5
Libros:
Manfredo Bravo: Las probabilidades de
Costas y del MAS en Santa Cruz, p. 6
Jan Egeland: Para ayudar realmente a
Haití, p. 7
Debate:
Christian Kanahuaty: La magia de
Ernesto Sábato, p. 15
Ronald Haladyna: La provocativa poesía
de Marisol Quiroga, pp. 16-17
Cine:
Gustavo Soto: La espuma de estos
días, p. 8
Jorge Luna: Líneas de vida puestas
en juego en Gran Torino de Clint
Eastwood, p. 13
Javier Medina: Respecto a las alusiones
de Gustavo Soto, p. 9
Mauricio Souza: A propósito de los
premios Oscar, p. 18
/
editorial
12 al 25 de febrero de 2010
El control del poder
U
Consejo editorial:
Joan Prats
Fernando Mayorga U.
Horst Grebe López
José Antonio Quiroga T.
Editor responsable:
Ronald Grebe
Redacción:
Jorge Luna Ortuño
Instituto PRISMA
Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201
Calacoto
Tel: 2799673
inprisma@entelnet.bo / www.institutoprisma.org
Plural editores
c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador
Tel: 2411018
plural@plural.bo / www.plural.bo
ISSN: 1996-4420
n régimen político que se pretenda democrático, necesita
contar, entre otras cosas, con mecanismos institucionali­
zados para el control del poder y normas eficaces sobre
rendición de cuentas. Las primeras etapas del nuevo ciclo
estatal tendrían que contemplar una amplia discusión sobre este
tipo de cuestiones. Sin embargo, los debates políticos en el país
se están llevando a cabo en estos mo­
mentos en ámbitos compartimentados,
según la materia de que se trate.
En primer lugar, pareciera que
los preparativos para las elecciones
departamentales y municipales de
abril únicamente implican al mas y
sus aliados, y en este contexto se des­
pliega la discusión sobre las instancias
de designación de las candidaturas
correspondientes. El caso más estri­
dente es el de la rebeldía de Félix Patzi
a renunciar a la candidatura a la go­
bernación del Departamento de La
Paz. Más allá de las razones que mo­
tivan su descalificación por parte del
mas, este conflicto y otros parecidos,
ponen de manifiesto la falta de trans­
parencia en cuanto a las instancias de
decisionales del partido oficial, puesto
que no está para nada claro el tipo de
prelación que existe entre las nomina­
ciones emergentes de los diferentes
movimientos sociales y las designaciones que dispone el propio
Presidente de la República.
En segundo lugar, de lo que se conoce hasta ahora sobre el
registro de organizaciones que participarán en las elecciones de
abril, se puede concluir que habrá más de 200 siglas que postu­
larán candidatos en los municipios, no obstante que en su gran
mayoría no expresan diferencias ideológicas o políticas con res­
pecto al partido oficial. Casi todas ellas podrían perfectamente
estar articuladas dentro de las organizaciones masistas y sus di­
versos aliados. Cabe suponer por consiguiente que se presentan
de forma independiente porque sus candidatos no lograron ser
tomados en cuenta por la fórmula oficial, lo cual trae aparejados
diversos problemas de gobernabilidad local. En efecto, un es­
quema donde más de dos terceras partes de los municipios del
www.cesu.umss.edu.bo
L
Los lectores de Nueva Crónica pueden
escribir al correo electrónico
plural@plural.bo
Las colaboraciones no solicitadas
serán sometidas a la consideración
del Consejo Editorial
país estarán en manos del mas o de una agrupación sólo nomi­
nalmente independiente, podría dar lugar a lo que ya ha ocurri­
do en el pasado: una secuencia interminable de querellas entre
dirigentes locales en torno de la distribución clientelar de los
recursos municipales, sin órgano jurisdiccional que las dirima a
cabalidad.
También se puede hacer referencia
a la cuestión de las autonomías, cuya ley
marco parece haber quedado posterga­
da hasta que se constituyan las respec­
tivas asambleas departamentales en las
elecciones del próximo abril. Después
de la apabullante derrota de las fuerzas
de oposición, la dinámica autonomista
se ha trasegado a manos del mas y los
probables resultados de abril no harán
otra cosa que reforzar las tensiones que
suscita esta materia entre el gobierno
central y los Departamentos.
Hay que mencionar asimismo la
intención de promulgar una ley des­
tinada a combatir la corrupción, cuyo
talante jacobino ha sido mencionado
en varias ocasiones. La combinación
entre una ley excesivamente punitiva
en materia de corrupción y la ley cor­
ta mediante la cual el Presidente de la
República designaría a los miembros
del Poder Judicial, coloca en manos
de las cúpulas oficialistas un instrumento poderosísimo de ame­
drentamiento, represión y sanción de los opositores políticos.
Todos los aspectos mencionados anteriormente, expresan la
progresiva concentración del poder en manos del Presidente de
la República y ponen en suspenso los contrapesos republicanos
y las propias instancias del control social previstas en la nueva
Constitución Política del Estado.
El espacio para el ejercicio de la deliberación normativa, la
crítica argumentada y la denuncia de los excesos del poder queda
limitado cada vez más a los medios de comunicación. Una razón
más para que el debate sobre la función de los medios se incorpo­
re a la imprescindible discusión sobre las instituciones del nuevo
Estado boliviano, incluyendo las complejas conexiones entre la
república, el Estado de Derecho y la democracia.
Justicia a la carta
a aprobación de la “Ley corta” de reorganización del
Órgano Judicial ha despertado fundados temores so­
bre la anulación de la independencia de los poderes,
al colocar en manos del Presidente la designación de
jueces y magistrados del Tribunal Constitucional, la Corte
Suprema de Justicia y el Consejo de la Judicatura. Evo Mo­
rales argumentó que antes –es decir, antes del régimen de­
mocrático recuperado en 1982– a los jueces se los designaba
por decreto, pero que él lo hará en aplicación de una Ley. En
efecto, el último Presidente que nombró jueces violando el
procedimiento constitucional fue el Gral. Luis García Meza.
La Asamblea Legislativa, controlada por el partido de gobier­
no, ha allanado la designación discrecional de los jueces para
la provisión de una justicia a la carta. En la defensa de este
recurso inconstitucional, Morales argumentó que esas desig­
naciones se hicieron tradiconalmente por cuoteo partidario,
un procedimiento en el que participó el propio mas antes de
llegar al gobierno. Ahora, habría que decir, el cuoteo ya no es
necesario porque entramos en la era del partido único.
Pero eso no es todo: tan pronto los jueces designados
por el Presidente asuman sus funciones, tendrán que ejecutar
la Ley de lucha contra la corrupción, enriquecimiento ilícito e in-
vestigación de fortunas. El proyecto de Ley viola el sistema de
garantías que establece el Pacto de San José y la Convención
Interamericana contra la Corrupción, de los que Bolivia es
signatario. Que esas violaciones se sustenten en un artículo
de la nueva Constitución que establece la retroactividad en la
aplicación de las penas, sólo complica las cosas.
Se trata de una Ley destinada a la persecución “jaco­
bina” –para decirlo en palabras del Vicepresidente– de los
que hubieran cometido delitos de corrupción. No cabe duda
de que en Bolivia hace falta una normativa más clara para el
enjuiciamiento de esos delitos, por los grados de impunidad
registrados en el pasado, pero de ahí a poner en manos de
los operadores judiciales del gobierno una herramienta de
persecución que se añada a los abusos ya cometidos por los
fiscales adscritos al “proceso de cambio”, hay una distancia
infranqueable.
En ese contexto debe entenderse la solicitud de los fami­
liares de Marcelo Quiroga Santa Cruz de retirar su nombre
de esa Ley, con el argumento de que “No quisiéramos que
el nombre de Marcelo acompañe en el futuro acciones judi­
ciales que pudieran estar reñidas con el apego a la legalidad
constitucional y los derechos humanos que él profesó”.
/
contrapuntos
12 al 25 de febrero de 2010
Sobre lo democrático, la santísima trinidad,
Evo y Calígula
Franz Xavier Barrios Suvelza*
Una respuesta a Nueva Crónica: “Mejor democracia” no significa que haya Estado de Derecho, sino que, por ejemplo, la voluntad
de la mayoría no se degrade en imposturas de una elite que se acabe enajenando de la mayoría en su nombre.
E
n el sub-editorial de Nueva Crónica Nº 54 se
afirma que un apoyo masivo eleccionario por una
única opción podría calificarse como “más demo­
cracia” pero se duda que eso implique, “mejor de­
mocracia”. Esta hipótesis nos trae una buena y una mala
noticia. Comienzo por la mala. Resulta que el editorialis­
ta entiende por “mejor” democracia una que no se que­
de en el registro electoral de una mayoría, sino una que
implique, además, un Estado de Derecho. Esta alterna­
tiva de ver las cosas me parece gris. Reconozco que hay
corrientes que usan una definición de democracia que
llamaría “tertuliana” en alusión al cartaginés Tertullianus
que nos empaquetó ese regalo llamado la “santísima tri­
nidad”: El Padre no es el Hijo, el Hijo no es el Espíritu
Santo, ni éste es el Padre pero todos ellos se funden en
Dios. Y es que en el sub-editorial “democracia” aparece
como una sustancia donde colapsa todo: Estado de De­
recho, libertad de expresión, división de poder, o sea, el
Hijo, el Padre y el Espíritu Santo. La definición de de­
mocracia es inflada también en lo cualitativo pues quien
no profesara cánones liberales y occidentales tampoco
sería digno de considerarse demócrata. Lo democrático
acaba siendo una piñata (algo lleno de cachibaches) para
una fiesta cerrada a los impíos.
Desde otra perspectiva se podría convenir en que
no es cognitivamente útil pretender que un sólo con­
cepto –lo democrático– contente todas las preferencias
político-filosóficas que uno aspire, agrupe todo lo que
a uno le parezca chévere o, tentacularmente, jale fe­
nómenos que, en realidad, reclaman sus propios con­
ceptos. Si la meta es develar que el actual cambio es
deficitario en Estado de Derecho ¿es necesario para
ello meterle tanto botox al concepto de democracia has­
ta desfigurarlo? Si es técnicamente posible criticar la
falta de “institucionalidad” sin tener que negar el ca­
rácter democrático del cambio ¿por qué hay analistas
que insisten en la vía tertuliana? Una causa puede ser la
dificultad de reconocerle a Evo, “por lo menos”, algo
que sonaría positivo. Si bajo una definición de demo­
cracia centrada en el mando de la mayoría, la igualdad
y la identidad entre gobernado y gobernante, un hi­
percrítico al régimen se viera tentado de aceptar que
el proceso de cambio es esencialmente democrático,
probablemente lo atormentaría la sensación de haber
cedido demasiado. Para los analistas más recalcitran­
tes, aquellos que andan buscando las coordenadas de
ubicación de Evo entre Calígula y Mobutu Sese Seko,
nuestro editorialista habría claudicado. ¿Cómo podría
evitar el afligido editorialista este dilema? Pues enca­
denando al concepto de lo democrático tantos rasgos
como sean necesarios hasta pescarle al proceso la má­
cula. ¿Que hubiera hecho Moisés ante un rival político,
pero cumplidor de los 10 mandamientos? Pues se hu­
biera tenido que inventar otros 10 mandamientos que
el rival político no cumpliera hasta lograr representarlo
como alfil de Belcebú.
Un Estado no es una flema de un tejido indiferen­
ciado donde uno de sus rasgos arrastra pacíficamente al
* Economista.
otro. Al contrario, los principios constitucionales
que subyacen al Estado suelen estar en tensión: el
principio democrático está inevitablemente en ten­
sión con el del Estado de Derecho. El Estado es,
pues, un fenómeno compuesto de principios funda­
mentales que, como módulos, se articulan a veces
armónicamente, a veces imperfectamente, a veces
ni se topan. Sabiamente algunas constituciones tie­
nen el cuidado de desagregar esos principios y, por
eso, no es que al leerse “Pandora es un Estado de­
mocrático” el lector deba “suponer” que es, por eso,
de Derecho. Al contrario, se dirá que es un Estado
democrático y habrá que buscar si, además, cumple
con el otro módulo de ser uno de Derecho. En conse­
cuencia, “mejor democracia” no significa que haya
Estado de Derecho, sino que, por ejemplo, la vo­
luntad de la mayoría no se degrade en imposturas de
una elite que se acabe enajenando de la mayoría en
su nombre. La distinción teórica que reclamo tiene
efectos prácticos cognitivos pues permitiría, entre
otras cosas, focalizar la crítica a los reales problemas
de mediación democrática que pudiera acusar el ac­
tual proceso sin descuidar una paralela crítica de un
déficit de Estado de Derecho.
Ahora la buena noticia. Debo reconocer que,
hasta hace poco, algunos hipercríticos al actual
proceso ni siquiera se habrían atrevido a usar el tér­
mino “democracia” para describirlo aunque matizaran
con eso de “más democracia” en vez de una mejor. El
que el editorialista lo haga podría ser una señal de que
la evolución de los hechos está ablandando lenta pero
convenientemente una petrificación analítica en cierto
discurso contestatario al régimen. La crítica del cam­
bio es indispensable pero no debiera auto-invalidarse
por simplificaciones apasionadas. Si lograra superarlas,
es posible que se clarifiquen las corrientes dentro del
campo contestatario. En efecto, nuestro editorialis­
ta me parece un extraviado de buena fe. El que haya
fatigado nada menos que a Toqueville, un exponente
de una tradición intelectual que, justamente, concibe
un posible despotismo como emanación natural del
mismo gen democrático, me parece una travesura ino­
cente. Es un paso inocuo comparado con el daño que
hacen otros “analistas” que, con aires docentes, abusan
de la candidez de los lectores al presentar la versión
tertuliana de democracia como “la verdad” haciendo
pasar mediocridad teórica por revelación científica; o
disfrazando la rabia de ya no ser la elite post 85 con
ropajes de observador chutamente neutro. No es el caso
de nuestro editorialista, me parece, entre otras cosas,
por el desplazamiento que se me antoja percibir en di­
rección a un reconocimiento, cierto, aún indeciso, del
nervio democrático del actual proceso de cambio en
Bolivia.
En síntesis tanto el editoralista como yo conven­
dríamos en que el Estado de Derecho en el actual pro­
ceso está más perdido que prenda íntima en luna de
miel. Sin embargo, en mi caso, eso es, en primer lugar,
perfectamente compatible con que sea simultáneamen­
te democrático. Aquí radica el desafío teórico. Perder
la capacidad de perplejizarse –más aún frente a algo tan
paradójico– sería asfixiar el estímulo detrás del filosofar
genuino. Huelga decir que esta posible desvinculación
entre lo democrático y el Estado de Derecho se prueba
en la historia humana: lo uno no siempre vino con lo
otro. Sin embargo, a veces ambos módulos coincidie­
ron para satisfacción de muchos entre los que me cuen­
to. En segundo lugar me apuraría en transparentar mi
posición reconociendo que calificar esta coincidencia
como “mejor” es una valoración ligada a la tradición
liberal y occidental del desarrollo que subyace mi com­
prensión de lo que catalogo como “mejor” ¿No será
posible una sociedad cuya noción de “mejor“ no sea
la occidental ni la liberal? El editorialista, por su lado,
tendrá que optar: o se deja perplejizar sin dejar por ello
de ser contestatario al régimen o se refugia por enésima
vez en la santísima trinidad. De optar por lo segundo,
en su buena fe, dilapidará energía como lo hizo la teo­
logía hace siglos averiguando si el Hijo era Dios o el
Espíritu Santo existía al lado del Padre. Un debate tan
esóterico al punto que Ratzinger propuso ver en la tri­
nidad un símil del principio físico moderno entre onda
y partícula (¿?). En otras palabras el Papa nos está di­
ciendo que la santísima trinidad es un misterio inacce­
sible a la inteligencia humana. Esto es una invocación
a la oscuridad tan preocupante como puede llegar a ser
todo acto de deificación de un líder político por muy
democrática que sea su legitimidad.
Nota de la Redacción:
Franz Xavier Barrios Suvelza ha respondido a la invitación que hiciera un Subeditorial de Nueva Crónica
–y buen gobierno– (Nº 54) de generar un debate a
fondo sobre la necesidad de tener no sólo “más democracia” sino “mejor democracia”. A Barrios le parece que
uno de los indicadores de calidad que mencionamos –la
vigencia del Estado de Derecho– no tiene nada que ver
con la democracia y que relacionar ambas cosas persigue el objetivo de encontrar una “mácula” en el actual
proceso de cambio que sería, a todas luces, de los más
democráticos que uno pueda concebir.
Barrios no polemiza sobre los otros dos indicadores mencionados en el breve Subeditorial: la anulación constitucional del sistema de contrapesos y la
distribución de mayorías y minorías en el Senado. Lo
primero tiene que ver con el diseño constitucional del
actual Estado plurinacional y lo segundo con su régimen electoral, destinado a formar mayorías electorales
permanentes. En la versión minimalista de Barrios,
la democracia se limita al “mando de la mayoría,
la igualdad y la identidad entre gobernado y gobernante”. En esa definición, ni siquiera sería necesario
añadir el requisito de que los gobernantes sean electos:
podrían ser aclamados en una asamblea o heredar el
mando del hermano mayor como ocurrió hace poco en
una “democracia” caribeña.
Barrios concibe regímenes que pueden ser muy
democráticos en los que no rija el Estado de Derecho,
y Estados de Derecho impecables que, sin embargo, no
tengan un ápice de democráticos. Pues bien: para nosotros, ni congnitiva ni políticamente, es posible y deseable separar una cosa de la otra. Y la razón de ello no es,
como sugiere Barrios, la necesidad de ser contestatarios
a cualquier precio. La razón de fondo es que en nuestra opinión –que ha sido acusada de ser parcializadamente occidental– la democracia no es sólo un sistema
de valores, ni un conjunto de procedimientos, sino que
persigue una finalidad: tener un mejor gobierno y un
mejor sistema de justicia. Pero ocurre que los ciudadanos –como advirtió Tocqueville– pueden también elegir
a un gobierno despótico que sería “democrático” por su
origen pero que no cumpliría ese objetivo primordial:
seleccionar a los que pueden hacer un mejor gobierno y
administrar un mejor sistema de justicia.
Si al Presidente de un Estado, por ejemplo, se le
ocurre nombrar discrecionalmente a los jueces contraviniendo su propia Constitución, entonces no sólo pierde el Estado de Derecho: pierde también la democracia.
Y si el resultado electoral le permite a un solo partido
controlar los cuatro Órganos del Estado, entonces los
riesgos de un ejercicio arbitrario del poder son muy altos. Se ve claramente que no sólo interesa cómo eligen
los ciudadanos sino qué tipo de gobierno eligen. Elegir
un Estado de Derecho no es lo mismo que elegir un
régimen despótico, aunque ambos sean resultado de
elecciones democráticas.
Unir ambas nociones, por tanto, no es una opción
cognitiva de mala fe, sino que tiene un sentido práctico
y político muy preciso: busca mejorar la calidad de la democracia. Por el contrario, separar ambas nociones por
razones meramente analíticas, parecería destinado a redimir a regímenes despóticos por sus virtudes democráticas. Barrios haría bien en aportar ejemplos reales –no
disecciones de laboratorio– de sus extremos analíticos.
Porque la experiencia histórica enseña que las mejores
democracias son aquellas en las que rige el Estado de
Derecho y que, asimismo, el Estado de Derecho funciona mejor bajo sistemas democráticos que bajo regímenes
despóticos. Alguna conexión debe haber, por tanto, entre
ambas. Que pueda existir una noción no occidental de lo
que es “mejor” para los ciudadanos y que favorezca un
régimen autocrático, es algo que requiere demostración.
Por último, lo que aquí está en debate son opciones
políticas y teóricas que deben tratarse con honestidad
intelectual y preferiblemente sin tanto enfado. Nue­
va Crónica –y buen gobierno– invitará a diversos
analistas a pronunciarse sobre estos temas, enriquecidos
con aportes controversiales como el de Barrios.
/
contrapuntos
12 al 25 de febrero de 2010
El delusorio tema de las mayorías y minorías
Oscar Olmedo Llanos*
Acerca de cómo los mecanismos del poder pueden transfigurar a una mayoría en minoría,
y hacer que una minoría, en nombre de la mayoría, se ponga a gobernar.
F
rente a la cámara, el micrófono, un hombre
enaltecido, se envuelve en una vaharada áuli­
ca, palaciega, para transmitir el supremo poder
alcanzado. Es un dirigente social que imputa y
atribuye el 64% alcanzado en las votaciones democrá­
ticas, al soberano, al pueblo que ha decidido abierta­
mente por el cambio y por detentar mayoritariamente
el poder absoluto frente a la escuálida oposición. Son
las tablas de la verdad que lanza sobre el rostro embo­
bado de aquellos que le escuchan. Es el pueblo en el
poder… reforzará el dirigente áulico.
Evidentemente, la demostración encerrada en
el dato, hace objetiva la declaración, pues el dato está
axiomatizando quién es quién, y a la vez, confirmando­
teóricamente un soporte positivista innegable, ya que
el positivismo afirma que una teoría debe tener necesa­
riamente su respectiva observación/dato o regla de co­
rrespondencia. Pero el positivismo del dirigente ocluye
determinadas inferencias que
pueden ser decisivas en el análisis.
Por supuesto que el dato se lo usa
además para sustentar en la opinión pública quién es el ganador,
pero alimentando mañosamente
la mentalidad de masa, o como
diría Gramsci, intensificando su
sentido común que es lo opuesto a
la filosofía o, representa la filoso­
fía de los hombres simples, una es­
pecie de folklore de la filosofía, expresada en lo que se hace
sinónimo de las habladurías (Heidegger). Desde ahí, la
masa repite y repite el dato, el número esquelético.
Cuando se va más allá del dato gélido, de ese dis­
curso fisicalista que aparenta la objetividad, y se enhe­
bra más bien con un instrumental teórico más depen­
diente del raciocinio que del dato, el análisis se hace
más perspicaz, y puede trasuntar por otros espacios
más develadores y enriquecedores metodológicamen­
te hablando. Robert Michels en su libro Los partidos
políticos (1915), se abastecía de las siguientes tesis: 1)
existe una paradoja de la democracia; 2) la democracia
requiere de organizaciones (el Estado, sus poderes,
los partidos políticos, movimientos sociales y otros);
3) las organizaciones solicitan inevitablemente de un
poder para actuar –como viabilizadores de la voluntad
colectiva– pero atención, que éste poder es otorga­
do/cedido por sus seguidores (la mayoría/masa), a una
dirigencia/élite (minoritaria); 4) la organización con
poder adquirido, se de-forma en una estructura buro­
crática, concentrando y monopolizando su poder (en
una dirigencia/élite) y, disipándose por tanto el poder
de la mayoría/masa, entonces: 5) las organizaciones
son incompatibles con la democracia y por ende: 6) la
democracia es incompatible con el socialismo.
Lo axial de esas tesis estriba en la diferencia
dirigentes/minoría y mayoría/masa. Los primeros
adquieren poder sobre la masa por tener mayores y
mejores conocimientos, manejan programas, proyec­
tos, libros, acceso fácil a los medios de comunicación,
pericia en el arte de la política (en casos extremos pa­
roxismo autosuficiente y orgullo arrogante). En cam­
bio, los más, por su incompetencia de masa (Michels), no
participan en la toma de decisiones por su escasa com­
prensión cultural, su limitado conocimiento y manejo
de la tecnología política, aunado a unas expectativas
de sobrevivencia cotidiana que requieren de solucio­
nes inmediatas: salir de su pobreza, conseguir traba­
jo, alimentos, pago de alquileres y educación de sus
hijos, por lo que no existe “tiempo suficiente” para
la política, entonces demandan paradójicamente de
dirigentes más preparados y/o más experimentados,
pero que, al captar el poder, se transfiguran en una
minoría/elite y abandonan a la mayoría/masa.
Consolidada la elite minoritaria, dice hablar a
nombre de la masa. No hay otro interlocutor. Se im­
pone el yo pienso por ti, luego tú existes por mí. A esto se
debe que los líderes se pongan furiosos, cuando no se
acaten sus decisiones y, quienes insistan en su rebel­
día, sean declarados “traidores al partido y al proceso”.
Los comisarios políticos con todo su poder, se impo­
nen a las masas desobedientes, a
los dirigentes díscolos, u otros
que dudan acerca de quién es
realmente minoría y quién ma­
yoría. Pero, ese comisario ins­
trumentaliza su poder áulico sin
contemplaciones, sea acudiendo
a los mandamientos del partido:
imposición disciplinaria, ética
partidaria, sometimiento de la
minoría a la mayoría o, también
a la oferta de: compra-venta-ubicación de empleos,
en esa bolsa de trabajo del partido: el Estado.
Por tanto, estas transfiguraciones del poder no
son advertidas por una metodología tercamente posi­
tivista, que oculta la mutación mágica del poder, don­
de la gran mayoría pierde su poder frente a la minoría
que la va a detentar sin disimulo. Se trata del naci­
miento del nuevo y minoritario señoreaje dirigencial,
sustentado en los comisarios políticos y otros lideraz­
gos menores. Lo paradójico es que esta misma mino­
ría impone sus criterios bajo la denominación de la
mayoría a quienes dicen representar. Se imponen las
estrategias, las tácticas, y las líneas políticas, sin con­
sentimiento de las bases, pues “concertar democráti­
camente” en las bases las ideas maestras que han sido
elaboradas en las alturas del señoreaje dirigencial son ya
ex-antes, aunque no advertidas por la mayoría/masa.
Es precisamente en lo ex-ante donde se elabora la línea
política maestra por una elite/minoritaria que ahora
piensa por sí misma y ya no por la mayoría/masa del
que está ya desvinculada. Cuando “bajan a las bases”
esas ideas fuerza o línea partidaria, ya han alcanzado
un tiempo ex-post. Ir a buscar la decisión de la mayo­
ría/masa donde se dice concertar, amarrar, consolidar
y por tanto democratizar en mayoría, son sólo muleti­
llas retóricas de la elite/minoritaria popularizada para
el lógos de la mayoría/masa. Así la mayoría se hace
minoría y comienza a gobernar una minoría a nombre
de la mayoría, pero estas transfiguraciones ya no son
captadas inmediatamente, porque se ocultan furtiva­
mente por los entresijos propios del poder.
* Estudios en Economía y Filosofía.
/
contrapuntos
12 al 25 de febrero de 2010
Entre la polarización y la dispersión:
Los desafíos de la gobernabilidad en Santa Cruz
Manfredo R. Bravo Chávez*
“He aquí la paradoja: mientras el MAS se esfuerce por deslegitimar a Costas para mantener a su electorado, Costas se verá cada vez más
fortalecido. Por el contrario, si decide no confrontar con Costas, podría perder parte del electorado que en diciembre votó por Evo”.
E
s evidente que en campañas electorales, las estra­
tegias que se van construyendo son en muchos
casos las que definen los resultados. Las percep­
ciones emocionales que se van generando en el
electorado son las que orientan al ciudadano a la hora de
votar por tal o cual candidato. Hoy quienes estamos en la
labor de hacer seguimiento a los procesos electorales, ve­
mos con gran preocupación que los temas de fondo que
hacen a la realidad de los ciudadanos, terminan siendo
dejados de lado en la agenda electoral y los que en defini­
tiva quedan posicionados, son aquellos temas que preten­
den generar reacciones emotivas más que racionales.
La judicialización de la que hoy somos testigos, en
la que encontramos como protagonistas al Ministerio
Público y al candidato Rubén Costas en Santa Cruz,
puede entenderse como parte de esta actitud propia de
las recomendaciones de los especialistas de marketing
electoral. Probablemente, los asesores del mas han de­
finido que judicializar el proceso podría hacer que los
votos de los verdes se dispersen hacia otras candida­
turas autonomistas, como pueden ser las de Juan Carlos
Urenda (Juntos por Santa Cruz) y William Paniagua
(Frente Amplio). Situación probable pero poco posible.
Lo que sí nos atrevemos a afirmar es que al parecer
las elecciones de abril, así como fueron las nacionales,
tienden hacia la polarización. El efecto esperado de la
dispersión ha fracasado. Después de observar el efecto
de movilización a favor de Costas motivado a causa de
su declaración ante la fiscalía, nuevamente rearticula a
la institucionalidad cívico-institucional bajo la consig­
na de “la defensa del proceso autonómico”.
Sin embargo, el gobierno necesita hacer que los
votos de Evo Morales se trasladen a favor de Jerjes Jus­
tiniano, para ello tiene que demostrar ante sus bases que
no va a perdonarle la vida a Costas y que antes o des­
pués de las elecciones, Costas tendría que acabar como
cadáver político. He ahí la paradoja: mientras el mas
se esfuerce por deslegitimar a Costas para mantener a
su electorado, Costas se verá cada vez más fortalecido.
Por el contrario, si decide no confrontar con Costas,
podría perder parte del electorado que en diciembre
votó por Evo y esos votos trasladarse a alternativas pe­
riféricas como podrían ser Paniagua y Orosco.
El mas tiene muy complicada la posibilidad de
salir victorioso en estas elecciones, y seguramente su
esfuerzo estará puesto en no perder las provincias que
ganó en las elecciones nacionales, sumar aquellas don­
de la oposición superó por escaso margen al presidente
Morales junto a las uninominales indígenas que se po­
drían controlar, y de esta manera reducir la representa­
ción de los verdes en la Asamblea Legislativa Depar­
tamental, situación que necesariamente va a terminar
polarizando las elecciones.
Veamos un poco los resultados a los que me re­
fiero. De acuerdo a la Ley Electoral Transitoria y al
Reglamento electoral aprobado por la cne para estas
elecciones del 4 de abril, la Asamblea Legislativa De­
partamental se compone de 28 representantes, de los
cuales 15 son territoriales (uno por provincia), 5 son
indígenas (un representante por cada pueblo: Guarayo,
* Politólogo OPN-UAGRM.
Guaraní, Mojeño, Chiquitano, Ayoreo) y 8 son plu­
rinominales por población (asignados por fórmula de
distribución D´hont).
Haciendo una proyección de los resultados de las
pasadas elecciones generales, tendríamos que si el mas
repite su votación (41%) en las provincias cruceñas,
podría estar consolidando las provincias Ichilo (72%),
Cordillera (54%), Obispo Santisteban (53%), Ñuflo
de Chávez (69%), Caballero (71%), Guarayos (52%),
obtendría en primera instancia 6 provincias con la ma­
yoría absoluta. Si la votación de Costas no aglutina los
votos en Florida donde el mas ganó con el 49%, alcan­
zaría consolidar 7 representantes territoriales.
Si analizamos la votación antimasista, las provin­
cias que podría consolidar Costas serían Andrés Ibáñez
(57%), Velasco (62%), Chiquitos (61%), Sara (56%),
Germán Busch (57%), haciendo un total de 5 provin­
cias consolidadas. Sin embargo, si Costas logra con­
solidar los votos de Unidad Nacional, podría llevarse
además los representantes de Ángel Sandoval (54%),
Vallegrande (52%), Warnes (57%), llegando a obtener
8 representantes.
En cuanto a pueblos indígenas, lo más probable
es que de los cinco representantes Jerges Justiniano
tenga la posibilidad de consolidar a los representantes
del pueblo Guarayo, Guaraní y Chiquitanos; mientras
que Costas tendría a los representantes de los pueblos
Ayoreos y Mojeños. Esto significaría tres representan­
tes más para el mas y dos para Costas.
Finalmente de los representantes plurinominales
por población, en el entendido que Costas alcanzara
la votación que obtuvo Convergencia a nivel departa­
mental (52%), tendría 4 representantes y el mas (41%)
tendría 4 representantes.
En tal sentido, Costas tendría asegurados 5 repre­
sentantes territoriales, 2 representantes indígenas y 4
representantes plurinominales poblacionales, hacien­
do un total de 11 representantes “consolidados”. Por
el otro lado, Jerjes Justiniano podría tendría 6 repre­
sentantes territoriales, 3 representantes indígenas y 4
representantes plurinominales por población, haciendo
un total de 12 representantes “consolidados”.
Sin embargo, tendríamos 3 representantes terri­
toriales (Florida, Ángel Sandoval y Warnes) en “jue­
go”. Cuántos se lleva el mas y cuántos los verdes,
dependerá del comportamiento de la dispersión del
voto. Si se manifiesta la dispersión del voto, estas pro­
vincias quedarían en manos del mas, lo que le darían
3 representantes adicionales, haciendo un total de 15
representantes de un total de 28. Si no hubiera disper­
sión es de esperar que los verdes consoliden Ángel
Sandoval y Warnes, haciendo que Costas pudiera llegar
a un total de 14 representantes de 28.
De acuerdo a estas posibilidades, podemos jugar
con los siguientes escenarios en cuanto comportamien­
to electoral:
Escenario 1 (Probable): El mas gana provincias de
Florida, Ángel Sandoval y Warnes, manteniendo la
votación de Evo Morales del 41%
Territ.
Poblac.
Indig.
Total
MAS
Sigla/Distrib.
9
4
3
16
VERDES
6
4
2
12
15
8
5
28
Total
Escenario 2 (Posible): Los verdes ganan Warnes
y Angel Sandoval, repitiendo la votación
de Convergencia
Territ.
Poblac.
Indig.
Total
MAS
Sigla/Distrib.
7
4
3
14
VERDES
8
4
2
14
15
8
5
28
Total
Escenario 3 (Posible): El mas Gana Warnes
y Florida, repitiendo votación de Evo y verdes repi­
tiendo votación de Convergencia
Sigla/Distrib.
Territ.
Poblac.
MAS
8
VERDES
7
15
Total
Indig.
Total
4
3
15
4
2
13
8
5
28
Territ.
Poblac.
Indig.
Total
MAS
7
3
3
VERDES
8
5
2
15
15
8
5
28
Total
13
De los escenarios analizados, los posibles que pu­
dieran generarse en el marco de la polarización, darían
como resultado una composición Asambleísta bastante
incómoda para los verdes, aunque se ganara en pri­
mera vuelta.
La pregunta que hay que hacerse es: ¿hasta dónde
podría afectar la dispersión del electorado antimasis­
ta y terminar favoreciendo la candidatura del mas? El
arriesgarnos a hacer este análisis es hacer un poco de
especulación, ya que no sabemos cómo puede reaccio­
nar el electorado con todos los candidatos haciendo
campaña. Pero tratemos de especular un poco sobre los
datos objetivos con los que podemos contar.
De acuerdo a la primera encuesta lanzada por
Equipos Mori, los resultados que se muestran son to­
talmente desfavorables a la candidatura del mas. En
esta encuesta el resultado, si las elecciones fueran hoy,
sería el siguiente:
Escenario 5 (Probable): Costas gana en primera
vuelta con el 56%, Justiniano mantiene el histórico
de la votación en Santa Cruz y Urenda se lleva los
votos de los indecisos
Sigla/Distrib. Preferencia %
Territ. Poblac. Indig.
Total
Justiniano
23
6
2
3
11
Costas
56
5
5
2
12
Urenda
13
3
1
0
4
Otros
8
1
0
0
1
Total
100
15
8
5
28
Escenario 6 (Posible): Costas gana con mayoría
relativa del 47% y va a segunda vuelta. Urenda
y otros le quitan votos a Costas y Justiniano repite la
votación de Evo Morales
Sigla/Distrib. Preferencia %
Territ.
Poblac. Indig.
Las lecciones de Haití
Jan Egeland*
Escenario 4 (Probable): Los verdes logran
sumar los votos antimasistas y alcanzan su techo
máximo 58%, ganando en Warnes y Angel Sandoval.
El mas mantiene votación de evo
Sigla/Distrib.
/
contrapuntos
12 al 25 de febrero de 2010
Total
Justiniano
41
6
3
3
12
Costas
47
5
4
2
11
Urenda
11
3
1
0
4
Otros
1
1
0
0
1
Total
100
15
8
5
28
De estos dos últimos escenarios, lo posible es el es­
cenario 6 donde la dispersión afectaría al candidato Cos­
tas. En este escenario, la gobernabilidad o ingobernabi­
lidad en el departamento dependería de la capacidad de
negociación que tengan tanto Costas como Justiniano
para cooptar a los representantes de Urenda y otros.
Como se puede observar, hoy más que nunca los
representantes provinciales territoriales y los repre­
sentantes indígenas serán fundamentales a la hora de
las definiciones, por lo que se espera que tanto el mas
como los verdes apunten sus estrategias en estos es­
pacios. Sin embargo en al menos 3 de los escenarios
planteados (Escenario 1, 2 y 3) el mas tendría posibili­
dades de bloquear la gestión de Costas. El escenario 4
es el que debe buscar consolidar Costas. Mientras que
los escenarios 5 y 6 la gobernabilidad dependería mu­
cho más de la capacidad de concertación que tengan los
representantes de Costas en la Asamblea.
“Una vez que los haitianos hayan recibido sus alimentos básicos de supervivencia, agua y
cuidados médicos, el mundo deberá invertir en una reducción de riesgos que sea adecuada
a las necesidades de esta nación que ha sido arrasada por los desastres. ¿O acaso queremos
continuar administrando costosas curitas cada cinco años por el resto del siglo?”
E
n cada desastre de gran­
des magnitudes ocurren
las mismas cosas: se centra
demasiado la atención en
el socorro internacional, mien­
tras que los esfuerzos locales y la
preparación nacional son mayor­
mente ignorados. Las miles de
personas rescatadas por activistas
comunitarios quedan sin registro
mientras que quienes son salva­
dos por grupos internacionales se
convierten en encabezados mun­
diales. Las múltiples historias grá­
ficas de las víctimas que recibie­
ron o no ayuda externa opacan las
lecciones principales de Haití, del tsunami y del Hu­
racán Katrina; la mayoría de las vidas, de las extre­
midades y hogares que se perdieron podrían haberse
salvado. Medidas simples de preparación y preven­
ción aceptadas por las naciones en el 2005 durante la
Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desas­
tres ya han salvado un número incontable de vidas en
otras islas caribeñas y en otras partes. Sin embargo,
no hemos logrado proporcionarle a los haitianos una
primera línea de defensa contra los frecuentes hura­
canes, inundaciones, deslaves y terremotos.
En cada catástrofe, el mundo se alarma de que
la ayuda a las naciones donantes que están a unas
cuantas horas de distancia por vía aérea, les pueda
tomar una o más semanas para librar los retrasos y
llegar a las miles de personas atrapadas en medio de
la infraestructura dañada. Por lo general, los perio­
distas exageran la inseguridad y los saqueos en medio
de la catástrofe, y los socorristas el miedo a las epide­
mias. Con frecuencia se olvidan de los graves índices
de mortalidad, de enfermedades y delincuencia que
existían antes del desastre.
En la intensa cobertura en tiempo real durante la
fase de emergencia, hay una gran cobertura de algu­
nos vuelos de socorro individuales y proyectos entre
los cientos de esfuerzos paralelos que tienen lugar. Así
que se hacen juicios infundados sobre los enormes es­
fuerzos de socorro nacionales e internacionales con
base en unos cuantos casos simbólicos. Otros también
creen, de manera errónea, que la ayuda militar en los
desastres naturales es controvertida.
El terremoto de Haití devastó no sólo a una de
las sociedades más pobres del planeta ni a una ciudad
de millones, originalmente planeada para menos de
100,000, también afectó gran parte de los dos cen­
tros de comando principales para la coordinación
del socorro: el gobierno central de Haití, el cual por
definición debería guiar al esfuerzo de emergencia
nacional, así como las Naciones Unidas en Puerto
Príncipe, que está a cargo de coordinar la asistencia
internacional.
A las operaciones de socorro de emergencia
siempre les siguen las evaluaciones y auditorías inde­
pendientes. Después del tsunami
en el 2004 y del terremoto de Pa­
kistán en el 2005, se pensó que los
esfuerzos de socorro de emergen­
cia lograron cubrir las necesida­
des inmediatas y permitieron ac­
tividades rápidas de recuperación
inicial. Sin embargo, la Coalición
para la Evaluación del Tsunami
concluyó que la respuesta inter­
nacional fue más efectiva cuando
“permitió, facilitó y apoyó a los
actores locales y nacionales” y que
los actores internacionales tuvie­
ron menos éxito en las actividades
de recuperación y reducción de
riesgos que en la fase de socorro.
Temo que fallemos de nuevo en aprender las lec­
ciones correctas de la tragedia de Haití. Como bien se
ha documentado, el socorro internacional de emer­
gencia es uno de los pocos sectores bien organizados
dentro de las relaciones internacionales. Dentro de
las primeras horas de emergencia, ya estaban en ca­
mino los primeros equipos de coordinación de soco­
rro de Naciones Unidas y diez millones de dólares del
Fondo central para la acción en casos de emergencia,
manejado por Naciones Unidas, ya estaban disponi­
bles para iniciar con las actividades necesarias para
salvar vidas. Durante los primeros días se organizaron
cien grupos internacionales de socorro organizados
en una docena de equipos operacionales funcionales
que proporcionaron asistencia, desde agua y sanidad
hasta alimentos y logística.
Pero el socorro de emergencia internacional
siempre llega demasiado tarde para las decenas de
miles que mueren innecesariamente en edificios pú­
blicos inseguros y unidades habitacionales, y no pue­
de lidiar con la ola inicial de cientos de miles de per­
sonas traumatizadas tanto física como mentalmente.
Quienes resultaron afectados en este terremoto ya
eran extremadamente vulnerables, viviendo en la
pobreza y en el hacinamiento, donde nadie había
invertido en una prevención adecuada de desastres.
Durante décadas, hemos permitido que los desastres
cobren muchas más vidas de Haití que en otros paí­
ses caribeños y en otras naciones en desarrollo.
Todas las evaluaciones prueban que son los ni­
veles de inversión en el desarrollo y la prevención
los que determinan cuántos seres humanos perderán
sus vidas, miembros y sustento durante un desastre.
Así que la cuestión principal no es si se usaron muy
pocos helicópteros los primeros cinco días, sino si
queremos regresar cada cinco años durante este siglo
con socorro de emergencia o si optamos por ayudar
a los haitianos a protegerse de los riesgos naturales.
* Director del Instituto Noruego de Relaciones Internacionales.
Entre el 2003 al 2006 fue el coordinador de los esfuerzos de
socorro de emergencia de las Naciones Unidas.
/
debate
12 al 25 de febrero de 2010
La espuma de estos días (II)
Gustavo Soto Santiesteban*
En este texto se continúa analizando la oposición entre los conceptos de desarrollo y suma qamaña, presentes en el Programa de Gobierno
del MAS-IPSP 2010-2015, con la intención de hacer ver que el gobierno de Morales está ofreciendo “el programa de desarrollo
y modernización más ambicioso que se haya propuesto en Bolivia”.
L
as palabras
y las cosas
Hemos buscado vana­
mente las huellas de aque­
lla declaración principista –que
muchos suscribimos completa­
mente– en el programa electoral
del mas-ipsp,1 donde encontra­
mos otro uso del Vivir bien como
muletilla, que ignora deliberada­
mente el carácter contradictorio
y antagónico entre los conceptos
de desarrollo y suma qamaña.
La entrevista concedida por
el Vicepresidente a Bolpress2,
aclara nítidamente el sentido
del proceso de cambio desde un
marco conceptual marxista–ber­
nsteiniano, digno del pir en la
década de los 403. Ahora bien,
en el gran salto desarrollista del
capitalismo andino-amazónico que
nos ofrece el programa del mas,
se encuentran todos los proyectos
de la Iniciativa de Integración
Regional Suramericana, iirsa4.
La iirsa fue lanzada en el año 2000 en la Cumbre
de presidentes de América del Sur. Los principales
financiadores de los proyectos iirsa son: El Banco
Interamericano de Desarrollo (bid), La Corporación
Andina de Fomento (caf), El Fondo Financiero para
el Desarrollo de la Cuenca del Plata (fonplata), La
Unión Europea (ue) y, sobre todo el Banco Nacional
de Desarrollo del Brasil (bndes), además de gobiernos
nacionales y locales.
La iniciativa identifica 10 Ejes o Corredores de Desarrollo en Sudamérica, en los cuales se sitúan los prin­
cipales megaproyectos. Los Corredores constituyen
regiones particulares donde el discurso público de sus
promotores propagandiza un supuesto “desarrollo de
las poblaciones locales”, aunque los criterios utilizados
por la tecnocracia de la iirsa responden a una “visión
de negocios”, coherente más bien con los intereses de las
Corporaciones Multinacionales. Por ello, los Ejes dise­
ñan las rutas interoceánicas más adecuadas, no solamente, para el transporte de mercancías –tomando en cuenta
que la mayor parte de los intercambios comerciales
mundiales y con una proyección creciente en los próxi­
mos años, se orienta hacia los mercados del Pacífico
(Japón, China, India)– sino, sobre todo, para el acceso a regiones ricas en recursos naturales renovables y no renovables.
Inevitablemente la apertura de rutas permite la entrada
de empresas madereras, mineras e hidrocarburíferas,
la especulación de tierras, la expansión de la frontera
agrícola para la soya transgénica, y la destrucción del
hábitat de los pueblos indígenas. En Bolivia, las inten­
ciones geopolíticas de la iirsa –brazo ingenieril de los
procesos de integración de las naciones latinoamerica­
nas a las fuerzas de la mundialización económica– se
* Semiólogo e Investigador del Centro de Estudios Aplicados a los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales – CEADESC.
gsoto@ceadesc.org
despliegan en todas sus potencialidades. Se trata no
solamente del más agresivo proyecto globalizador capitalista, impulsado por el Brasil, potencia económica
emergente, sino, además y sobre todo, de un proyecto
colonizador de la Amazonia:
Yo no sé si la energía de esas plantas (Complejo del río
Madera del cual Cachuela Esperanza es un compo­
nente) será para Manaus, o si se tomará otra dirección,
pero estoy totalmente seguro de que –4,8 mil km de
vías acuáticas, 30 millones de hectáreas de tierras en
Brasil, Perú y Bolivia abiertas a la producción– repre­
sentan para la historia del continente en pequeña escala
lo que fue la ocupación de viejo este norteamericano.
Creo que tiene el significado de poner la modernidad
sudamericana en la hinterland aún no ocupada. (Discur­
so de Carlos Lessa, presidente del bndes, 2003)5.
Pues bien, seis de esos ejes pasan por Bolivia. El Eje
Perú-Brasil-Bolivia (18 proyectos, $us 11.600 millones
destinados a mejoramiento de carreteras, construcción
de represas, Complejo Hidroeléctrico Madera, Carre­
tera Bioceánica Brasil-Perú. Eje Interoceánico Central
(44 Proyectos, $us 3.300 millones en Carreteras Fe­
rrocarriles Gasoductos Minería). Eje Capricornio (34
Proyectos, $us 2.000 millones, Prioridad Carreteras y
ferrocarriles.) Eje Hidrovía Paraguay–Paraná (El Co­
rredor Bioceánico Santa Cruz– Puerto Suárez, tiene
relación con la Hidrovía a través del ferrocarril Mo­
tacusito Puerto Busch, vinculados a la explotación del
Mutún.) Eje andino (74 proyectos, $us 5.000 mil millo­
nes, transporte terrestre, cruces fronterizos, proyectos
energéticos) Eje Andino del Sur que vincula con la
Zona de Integración del Centro Oeste de América del
Sur. zicosur; está compuesta por la Argentina (pro­
vincias de Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa,
Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y
Tucumán); Bolivia (La totalidad de los departamentos
del país); Brasil (Estados de Acre,
Mato Grosso, Mato Grosso do
Sul y Rondonia); Chile (La I Re­
gión de Tarapacá, la ii Región de
Antofagasta y la Tercera Región
de Atacama); Paraguay (La tota­
lidad de los departamentos del
país) y Perú (Los departamentos
de Arequipa, Moquegua y Tacna)
y tiene propósitos idénticos a la
iirsa: es un proyecto que agrupa
a regiones que unen sus esfuerzos
para desarrollar el comercio exterior con los mercados de la Cuenca
del Pacífico6. Entre sus proyectos
encontramos: la construcción del
Megapuerto de Mejillones –por
donde se exportan minerales
de San Cristobal, p.e.–, El Ga­
soducto Norte, el camino inter­
nacional Tarija-Bermejo-Salta.
En la glosa de estos mega­
proyectos, insertos en el progra­
ma del mas-ipsp, se pretende invisibilizar la realidad del mercado
global, enfatizando, la integración
boliviana interna minimizando los impactos ecológicos
y sociales, cuando en realidad se trata, sobre todo de la
integración de la economía brasilera al gran mercado
del Pacífico, siendo Bolivia un país de tránsito. Veamos
por ejemplo: revolución vial para un país integrado: ca­
rreteras y puentes.
Sin embargo, todavía queda pendiente la inte­
gración de seis grandes corredores que conectarían a
nuestro país con los océanos Atlántico y Pacífico con­
virtiéndonos en el núcleo de la vertebración sudame­
ricana. La Gran Revolución Vial que propone nuestro
Programa de Gobierno consiste, principalmente, en la
conclusión de los siguientes proyectos:
7.1. Corredor i: Este – Oeste (Integra Bolivia, Brasil
y Chile). Une los Océanos Atlántico y el Pacífico. En
Bolivia, el 70% del movimiento socio-económico flu­
ye a través de este eje que une las principales ciudades
del país: Tambo Quemado–Patacamaya–Cochabam­
ba–Santa Cruz–Puerto Suáarez, con una longitud total
de 1.603 km. El potencial de transporte en el área de
influencia en el sector Santa Cruz- Puerto Suárez es de
2.000.000 de toneladas métricas. Uno de los principales
productos que se transporta por este corredor es la soya.
Existen dos ramales que complementan a este corredor:
i) Oruro–Pisiga, con una longitud de 280 km y, ii) Santa
Cruz–San Matías, con 703 km. Prácticamente se tiene
concluido todo este corredor, restando conectar dos
tramos para llegar a Puerto Suárez que son: Paraíso–El
Tinto (125 km) y El Tinto–San José (82 km); ambos a
la fecha se encuentran en construcción hasta el presen­
te año. Por otro lado, en el ramal que desemboca en
Pisiga se encuentran dos tramos en construcción: Pi­
siga–Huachacalla (72 km) y Ancaravi–Toledo (52 km).
Hasta fines de 2012, con toda certeza, lograremos ser el
territorio integrador del continente sudamericano.
7.2. Corredor ii: Norte-Sur enlaza el centro y sur de
Bolivia, conectando con Argentina y Paraguay a través
de la ruta Transchaco. Une grandes áreas de produc­
ción agropecuaria y gasífera del Sur oriente boliviano,
integra a Trinidad–Santa Cruz–Yacuiba con 1.436 km
y un ramal complementario es Boyuibe–Hito Villazón
de 128 km. A la fecha todo el corredor se encuentra en
servicio del país.
7.3. Corredor iii: Oeste–Norte conecta grandes exten­
siones del norte de Brasil con Bolivia hacia los puertos
del Pacífico, en Perú y Chile. En Bolivia, integra las
zonas altiplánicas, subtropicales y tropicales, ricas en
productos agrícolas y ganaderos. El tramo principal es
Desaguadero–La Paz–Guayaramerín y tiene una longi­
tud de 1.128 km, con tres ramales complementarios:
i) Yucumo–Trinidad, de 281 km; ii) El Chorro–Porve­
nir–Cobija–Nereuda Extrema, de 446 km; iii) La Paz–
Huarina–Ixiamas–Porvenir de 1.107 km. El Tramo Ri­
beralta– Guayaramerín de 86 km está en construcción.
El tramo Santa Bárbara–Quiquibey, de 184 km, está en
fase de pavimentación.
7.4. Corredor iv: Oeste–Sur enlaza el centro-oeste
y sur de Bolivia. Se alimenta con el tráfico generado
por el comercio exterior de Bolivia, con Argentina,
desarrollando zonas deprimidas con potencial minero,
hidrocarburífero, agrícola y pecuario. El tramo une a
Desaguadero–La Paz–Oruro–Potosí–Tarija–Bermejo y
recorre 1.217 km con un ramal complementario Cuchu
Ingenio–Villazón de 329 km.
7.5. Corredor V: Central–Sur enlaza el centro del sur de
Bolivia, conectando con Paraguay, Argentina y Chile a
través de la ruta de los Libertadores. Une grandes áreas
de producción agropecuaria y gasífera del Sur oriente
boliviano. Une Cañada Oruro (Hito BR 94)–Villamon­
tes–Tarija–El Puente–Uyuni–Hito lx con una longi­
tud de 137 km, el último tramo se construirá a partir
del presente año. Y el tramo Hito br 94- Ibibobo-Palo
Marcado de 72 km está en construcción.
9. Bolivia, país conectado al atlántico: hidrovía el mu­
tún-puerto busch Se trata de un proyecto que permi­
tirá trasladar carga proveniente de la explotación de El
Mutún y de la zona agroindustrial de toda la región del
oriente para salir al exterior por el río Paraguay rumbo al
océano Atlántico. Todo esto contando con los mecanis­
mos adecuados de control y respeto al medioambiente,
pues estamos hablando de una zona sensible, como es
El Pantanal.
10.1. Megaproyectos para la exportación de energía
eléctrica
10.1.1. Proyecto Hidroeléctrico Cachuela Esperanza
(Beni).
10.1.2. Proyecto Hidroeléctrico Rositas (Río Grande,
Santa Cruz).
10.1.3. Proyecto Hidroeléctrico El Bala (Norte de La
Paz).
A diferencia de los residuos políticos opositores
al gobierno de Morales, definitivamente incapaces de
balbucear propuesta alguna, el mas ofrece –en conti­
nuidad de su primera gestión– el programa de desarrollo
y modernización más ambicioso que se haya propuesto
en Bolivia. Se trata del núcleo enunciativo de la epísteme NR7 con máscara indígena plurinacional, proceso
que ya se veía venir (Soto 2005, 2007)8. Anulada su in­
dependencia y subsumidos en el diagrama del poder,
los “movimientos sociales” y el “movimiento indíge­
na-originario-campesino” han aportado su bandera a
este programa. Hablar entonces del Vivir Bien/Suma
Qamaña es apenas un saludo a la wiphala.
1
2
3
4
5
6
7
8
mas-ipsp Bolivia líder: programa del gobierno 2010-1015, www.
cne.org.bo
Sokal, Alan y Jean Bricmont. 1999. Imposturas intelectuales. Bar­
celona, Paidós.
Álvaro García Linera: “El capitalismo andino es un paso in­
termedio para imaginar el socialismo. Bolpress 5/10/2009 Ver
también Cambio 23/09/2009 “Amazonia se constituye en eje
del desarrollo de Bolivia”.
Integración suramericana, H. Laats, Croos Cultural Bridges- ceadesc, 2009.
Ibid, 44.
http//zicosur.org
Cf. Antezana L.H, en decursos, 15,16, número especial de la
Revista del CESU dedicado al tema.
Gustavo Soto S. “La máscara indígena del nr” Opinión
24/08/2005 y “La máscara indígena del nr, 2”, Revista Libertaria 1, 2007.
/
debate
12 al 25 de febrero de 2010
Una nota a pie de espuma
Javier Medina*
Comentario y confesión en torno al artículo de Gustavo Soto.
M
i amigo Gustavo Soto me acaba de hacer el
inmerecido honor de colocarme en el con­
texto del affaire Sokal y del movimiento de
la new age. Agradezco, pero me veo obliga­
do a precisar dos malentendidos.
El primero: la provocación Sokal es un asunto
que se inscribe dentro de la comunidad científica; más
concretamente, es un lío entre lo que clásicamente se
llama Naturwissenschaft y Geisteswissenschaften; entre
derechas e izquierdas en la Academia, entre científicos
europeos y americanos. Es una querella posmoderna.
Yo, por el contrario, no soy científico, menos scientist;
mi trabajo no es scientifique. No tengo nada que ver con
la Academia. Soy un escriba solitario, aunque solida­
rio. Un escriba como Esdras que, en Babilonia, apuesta
por construir un Templo de letras, portátil e intangible,
para que nadie se lo destruya y así persistir en el ser e
interactuar con su entorno. Merodeo en las literaturas
intertestamentarias, vuelvo a leer las letras marranas
del Siglo de Oro. Ahora mismo estudio al rabí y mé­
dico Moisés ben Maimón, Maimónides para los gen­
tiles, y su aporte al surgimiento del Estado moderno y
al Vivir bien. El debate posmoderno me es, pues, ajeno
aunque lo conozco gracias a Gustavo, precisamente,
que perforó mi germano-centrismo ya en la década
del 80. Ahora bien, no puedo evitar las coincidencias
y semejanzas. Me rebasan. Me inscribo, en todo caso,
en otra tradición más antigua que condensaré en tér­
minos de una definición. Género próximo: la tradición
rabínica de interpretación de la Escritura: Midrash.
Diferencia específica: la tradición de los midrashim se­
fardíes extraterritoriales: Fernando de Rojas, Francisco
Sánchez el Brocense, Cervantes, Juan de la Cruz, Fray
Luís, Arias Montano, Luís Vives, Montaigne, Spinoza,
Pessoa, Borges… Seguimos fatigando la exégesis y la
hermenéutica, es decir, comentando secularmente las
escrituras. No pretendemos hacer ciencia, aunque nos
alimentamos también de sus papeles en la medida que
están escritos. Al salirnos del ámbito sinagogal dimos
nacimiento a la novela y al ensayo y de rabinos y talmu­
distas, nos convertimos en hombres de letras e intelec­
tuales. Buscamos suscitar una ilusión: el sentido.
El otro malentendido remite a la otra tradición,
que también me constituye y que tiene que ver con
el “espíritu” de la letra: la Kabbalah que cobra pareci­
do, cierto, con la new age. Pero he aquí que Spinoza
(y antes aún, León Hebreo: Dialoghi d´amore; Armonia
mundi, microcosmos/macrocosmos) ya condensaron
nuestro enfoque en los conocidos apotegmas: Deus sive
natura, natura naturans y natura naturata. Sigo pijchando
esos conceptos en conversación, empero, con los con­
ceptos del animismo amerindio: pacha, tinku y suma
qamaña, por ejemplo. El perímetro sigue siendo el que
demarcara Montaigne Lopes: “Así, lector, yo mismo
soy la materia de mi libro”. “Todo este batiburrillo que
aquí garabateo no es sino un registro de los hechos de
mi vida”. “Cada hombre encierra la forma entera de
la condición humana”: yo, ahora, amplío: del universo.
Los extremos siguen siendo los de rabí Hillell (Función
Onda, lóbulo derecho) y rabí Schammai (Función par­
tícula, lóbulo izquierdo): “Constrúyete un corazón de
muchas habitaciones y pon dentro de él las palabras de
la Casa de Shammai y las palabras de la Casa de Hillel,
las palabras de aquellos que declaran impuro y las pala­
bras de aquellos que declaran puro” (Sotah 7:12): las pa­
labras de Sokal y las palabras de Lacan, las de Bricmont
y las de Derrida. Seguimos comentando las dos gran­
des ramas del Midrash: la Halakah: qué leyes facilitan el
vivir bien: ñande reko; y la Haggadah: narrar relatos para
henchir y pasar el tiempo, sobre todo ensayos: essais.
Nada definitivo. La física y la metafísica, las entiendo
como otros tantos géneros más de la literatura, por las
que siento, sin embargo, especial predilección: física y
teología: literatura fantástica; filosofía: Kriminalroman:
novela policíaca: Série noir. Ahora bien, la literatura,
como sabemos, se nutre de la analogía, la metáfora y
la metonimia; son su materia prima. Para los kabba­
listas cada palabra tiene por lo menos cuatro sentidos
diferentes. La ciencia acepta uno solo: la univocidad.
Si alguien se pretende científico tiene que respetar esa
regla. Sokal y Bricmont se lo recuerdan a Lacan, De­
leuze, Baudrillard, Kristeva, Irrigaray… Ese es su perí­
metro de pertinencia. Esa restricción no vale, empero,
para talmudistas y kabbalistas que, más bien, postulan
una diversidad de sentidos en las letras, las sílabas, las
palabras, las frases, las oraciones y los libros y su oficio
es suscitarlos. Ya se ha discutido la asombrosa coinci­
dencia entre el discurso de la física cuántica y el de la
mística, tanto de Oriente como de Occidente. Estos
paralelos con el misticismo ya fueron señalados por
los mismos fundadores de la mecánica cuántica, so­
bre todo por Schrödinger, Heisenberg, Pauli, Bohr
y Wigner. Siempre habrá, empero, zelotas que se
rehúsen aceptar lo que rompe los esquemas “puros”.
La tradición abrahámica, desgraciadamente, sigue
destilando una estirpe de fundamentalistas que no
soportan el olor de la idolatría: lo plurívoco, la inter­
conexión: la complejidad. La new age es, en efecto,
el rostro hodierno y occidental de la vieja idolatría
animista que los nuevos inquisidores han bautizado
de pseudociencia. Como bien sabemos, en América,
la Extirpación es su última ratio. Yo, por mi parte,
procuro retozar con el animismo andino en diálogo
con la Kabbalah siguiendo las huellas de los marra­
nos sefardíes que me precedieron en estas tierras:
León Pinelo y Baltasar de Salas… de momento.
La pertinencia del modelo cuántico, más allá de
la física, ya lo demostraron, por ejemplo, en biología:
H. Fröhlich y F Kremer: Coherent Excitations in Biological Systems, Berlin, 1981; en el análisis de la sociedad:
D. Zohar y I. Marshall, La sociedad cuántica, Barcelona,
1994; en la política: E. Bouratinos: Interpersonal Democracy: The Quantum Aproach, Creta, 1992; en la lógi­
ca: S. Lupasco: Le principe d´antogonisme et la logique de
l´énergie, Paris, 1951; en teología: B. Morel, Dialectiques
du Mystère, Paris, 1962. Todo el proyecto de la Trans­
disciplinariedad se inscribe en esta tendencia. Basa­
rab Nicolescu la define mediante tres postulados: “la
existencia de niveles de Realidad” (link mío: los cuatro
mundos de la Kabbalah), “la lógica de los intermedios
incluidos” (: la angeología de la literatura de Hejalot),
y “la complejidad” (: el árbol sefirótico). Lo mío no es
demostrar nada, ni convencer a nadie de nada, tan sólo
comentar y conectar, para quien le interese, pues –ade­
más– a ello, sólo puedo dedicar una parte del tercio del
día que no dedico a dormir y a trabajar. Es mi hobby.
* Escritor.
10 /
aldea global
12 al 25 de febrero de 2010
El ancho mundo
Ada Benavides*
Problemas anexos a las migraciones, moralismo e hipocresía, identidades y multiculturalismo, gays y bisexuales, todo esto
y algo más en este texto de crítica a los tiempos que corren.
C
uanto más diferentes nos creamos
más iguales nos descubriremos
(si salimos del cascarón)
El mundo es cada vez más una red. Los acon­
tecimientos, las imágenes, los conflictos, las ideas y las
propuestas hoy se comunican instantáneamente a nivel
planetario, interaccionan entre sí y, a pesar de toda la
manipulación vigente, provocan reacciones fuera del
control de los grandes poderes. París, Unesco, allí
Doudou Diene, un senegalés fascinante de 67 años, ex
relator especial de la onu en materia de racismo, nos
aconseja admirar la diversidad sin olvidar nunca la pro­
funda unidad de los humanos. Este hombrón impresiona
también cuando releva la vieja sabiduría senegalesa: “en
lo profundo todos somos la misma persona; la ramas de
los árboles se pelean pero sus raíces se abrazan; las ra­
mas son los vientos de las ideologías, de los intereses y
de los acontecimientos que van y vienen; la solución no
es cortar las ramas, la diversidad, sino llegar a las raíces
donde nos abrazamos en la unidad humana”.
no obliga a sentirse cada vez más mestiza) mientras se
considere que el problema estriba en definir –como
quiere Sarkozy– y defender la identidad nacional como
algo dado e inamovible, que los recién llegados sólo
pueden tomar o dejar. Las identidades siempre se de­
fienden frente a alguien, y cuando muchos “alguienes”
son necesarios la tentación de marginarlos y someterlos
despiertan el racismo y toda la maldad que conlleva.
Ministros bisexuales, matrimonios gays
y búnkers de machismo
De Bruselas a la Patagonia, de Argentina a China, de
China a España, el fantasma de los matrimonios gays
recorre el mundo bajo la inquieta y condenatoria mi­
rada de tantas Iglesias y la feroz reacción de algunos
enclaves del machismo inquebrantable. En Bruselas he
podido ver algo más que gays. El 30 de noviembre pa­
sado se reunían allí los Ministros de trabajo de los 27
países de aquella Unión. Decidieron, entre otras cosas,
Enseñar la historia de otra manera
Nuestra naturaleza es común. También, desde la
diversidad cultural, podemos compartir valores uni­
versales que hay que ir alumbrando desde el respeto
y la deliberación crítica. El problema está en que
siempre y en todas partes la política y las religiones
han tratado de transformar la diversidad en pulsio­
nes de interés y de conflicto. Por eso el racismo es
un dato universal que permanece vivo, ya no en las
legislaciones sino en las mentalidades. Para com­
batir el racismo hoy –dice Diene– hay que llegar al
fondo y hacerlo desde la infancia, hay que reescribir
y enseñar la historia de otra manera porque todas
las historias nacionales son construcciones de odio
y prejuicio hacia otro. Hay que relacionar la lucha
contra el racismo directamente con la construcción
del multiculturalismo. No basta con prohibir las
discriminaciones o promover la igualdad si cada
comunidad vive mentalmente separada de la otra.
Necesitamos una promoción permanente de las in­
teracciones.
Los beneficios y costes de las migraciones
se reparten desigualmente
Europa está viviendo el choque entre las identi­
dades nacionales y las dinámicas multiculturales
provocadas por la inmigración. Dada su envejecida po­
blación, Europa seguirá necesitando de la inmigración
para sostener sus Estados del bienestar en proceso de
revisión. Pero los costos y beneficios de la inmigración
se distribuyen muy desigualmente entre los europeos,
y son los trabajadores mayores y menos cualificados,
así como los barrios más populares, los que soportan la
carga de una convivencia con los recién llegados que la
ignorancia, la incerteza, la inseguridad y la manipula­
ción hacen vivir como amenaza.
Demasiada carnaza como para no convertir la
“identidad nacional” supuestamente “amenazada” en
instrumento de la lucha por el poder. Los populismos
seguirán brotando del lado oscuro y profundo de la
mente racista (lo dice alguien a la que el nuevo entor­
* Comunicadora y teóloga peruana.
ampliar a un mínimo de cuatro meses los permisos de
paternidad y maternidad. Pero lo que llamó la aten­
ción mundial fue la comparecencia del Ministro sueco,
Tobias Billström, del Partido Moderado, ya conocido
por ser el primer Ministro europeo que se ha reconoci­
do públicamente como bisexual. Llamó la atención no
por este detalle sino porque compareció a la solemne
reunión con Tone, su bebé de 10 meses. Más allá del
gesto para conciliar la vida familiar y laboral que estaba
en la agenda de la reunión, el Ministro declaró: “viajo
mucho, sin mi familia, y ahora que la bebé ya no es tan
pequeña prefiero viajar con ella”. Viajó con ella y con
su esposa corriendo a su cargo los gastos del viaje de
ambas. Mis queridos latinos, no crean que para com­
portarse así es necesario ser bisexual o sueco.
Un mes después, en Ushuaia, Tierra del Fuego,
Argentina, Alex Freyre y José María Di Bello, seroposi­
tivos ambos, conseguían casarse final y felizmente. Son
la primera pareja gay casada en América Latina. Y no
les fue fácil. Lo habían intentado un mes antes libran­
do una dura batalla mediática y legal. Fue en Buenos
Aires, lugar de su residencia, y el 1 de diciembre, Día
Internacional de la Lucha contra el Sida. Se plantaron
ante el Registro Civil que previamente había rechazado
su matrimonio en base a que la legislación argentina no
reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Pero lo hicieron esta vez con una sentencia obtenida de
una jueza que les daba amparo en base a entender que
el derecho fundamental a la igualdad incluye el derecho
al matrimonio y a la familia sin discriminación de sexos.
Pero ni aún así fue posible: algunas organizaciones ca­
tólicas ortodoxas reaccionaron y consiguieron de otra
juez otra sentencia que paralizó el enlace.
Pero Alex y José María son porfiados. Aman y
conocen a su país y echaron mano de la viveza criolla
desarrollando su plan B. Contaban con la complicidad
de Fabiana Ríos, gobernadora de la provincia de
Tierra del Fuego en cuyo Registro Civil se perso­
naron para ver denegada también su petición por
las mismas razones legales. Pero esta vez llevaban
en el bolsillo el recurso ante la Gobernadora que
autorizó tan rápidamente el matrimonio que no
dio tiempo a la presentación de nuevos recursos.
La pareja voló a Buenos Aires para dar una rueda
de prensa. “Este matrimonio es una fiesta para toda
Latinoamérica”, declaró Di Bello. Inmediatamente
regresaron a Ushuaia para su luna de miel.
Freyre y Di Bello han hecho historia en la Re­
gión en que la Iglesia Católica tiene mayor núme­
ro de fieles. Se han anticipado a la Ley de Ciudad
de México, primera que reconoce el matrimonio
homosexual en una región plagada de gobiernos
“progresistas”. El machismo es políticamente muy
transversal. Y muchas católicas y católicos rezamos
para que el Espíritu ilumine la mente de nuestras
viejas jerarquías y lleguen a abrazar amorosas la
igualdad de la mujer y el derecho de nuestros her­
mano/as gays, lesbianas y bisexuales al matrimonio
y a la familia.
La onda expansiva de la libertad
y sus enemigos
En China también se ha comenzado a romper ta­
búes. Allí el sexo entre homosexuales fue ilegal has­
ta 1997 y la homosexualidad fue considerada oficial­
mente como una enfermedad mental hasta 2001. Pero
también allí, el país milenario que calzó con fierro el
pie de las niñas, el 3 de enero pasado, Zen Anquan, 45
años, arquitecto divorciado, se casaba con Pen Wen­
jia, un militar de 27 años. “No queremos y no tenemos
por qué seguir ocultándonos”, dijeron. Pero han tenido
que sufrir el rechazo de amigos y parientes en un país
donde la homosexualidad sigue siendo un tabú a pesar
de que se estima que existen más de 30 millones de gays
y lesbianas.
Fortalezas de machismo: de Uganda
al Desayuno de Oración Nacional
A las ondas de libertad no faltan quienes levantan mu­
ros. Están en los países más insólitos. Uganda es un
país africano cuya legislación aplica la pena de muerte
12 al 25 de febrero de 2010
a los homosexuales con sida y condena con la cadena
perpetua todo acto homosexual. Pero a algunos no les
basta con eso. Ahora David Bahati, un político ugan­
dés promueve una ley por la que se aplicaría la pena
de muerte contra gays y lesbianas y 7 años de prisión
para los familiares y amigos que no denuncien la ho­
mosexualidad. Parece que no tienen nada mejor que
combatir. Esta “cruzada” se hace, como casi siempre,
frente a la “degeneración” y en defensa de los valores
culturales propios.
Esta propuesta, en realidad, no es estrictamente
ugandesa. Se hizo después de la visita de una misión de
cristianos fundamentalistas, vinculados a “The Family”
que ven en Uganda un terreno abonado para su intento
de aplicar terapias para que los gays vuelvan al recto ca­
mino de la heterosexualidad. Resulta que “The Fami­
ly” es el grupo cristiano que organiza “el desayuno de
oración nacional” que se celebra en Washington desde
1953 y que este año ha tenido lugar el 4 de febrero en
el Washington Hilton Hotel, donde se reunieron 3.500
personas de las elites de más de 140 países incluidos
representantes de más de 40 Estados.
Obama y Clinton, despejando dudas y críticas,
aprovecharon la ocasión para arremeter contra la pro­
puesta de ley de Uganda. Y aún más explícito fue el
laicista Zapatero, Presidente del Gobierno español y
también, por turno, de la Unión Europea, que quiso
dejar claro que “hoy mi plegaria quiere reivindicar
igualmente el derecho de cada persona, en cualquier
lugar del mundo, a su autonomía moral, a su propia
búsqueda del bien. Hoy mi plegaria quiere reivindicar
la libertad de todos para vivir su propia vida, para vivir
con la persona amada y para crear y cuidar su entorno
familiar, mereciendo respeto por ello.”
Entre las excusas multiculturales
y la hipocresía en la cultura
Mandela es merecidamente famoso. Pero el actual
Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, también lo es
aunque por razones muy diferentes. El 4 de enero con­
trajo matrimonio por quinta vez, con celebración en
su comunidad zulú natal, siguiendo las tradiciones más
originarias y ante la presencia de políticos y famosos.
Zuma, de 67 años, se casó con Thobeku Madiba, de 37,
con quien vivía desde hacía años y tiene tres hijos. Con­
vivirá con tres mujeres pues se divorció de la segunda y
su tercera esposa se suicidó. Tiene reconocidos oficial­
mente 19 hijos. Y puede haber una sexta boda en el ho­
rizonte pues según la agencia local Sapa ya ha ofrecido
el ilolo o dote a la familia de una mujer de Durban que
ha presentado en reciprocidad el unbondo o regalo a la
familia del esposo, último paso antes de la boda zulú.
Pero la serie quizás no acabe aquí pues el lunes
1 de febrero se supo que Zuma reconocía a un vigési­
mo hijo, una niña nacida en el pasado octubre de una
relación extramatrimonial con la hija de un amigo y
magnate del fútbol sudafricano. La promiscuidad de la
que se sospechó siempre anulaba el valor de sus previas
declaraciones: “Hay un montón de políticos que tienen
amantes y niños que ocultan para aparentar que son
aldea global
monógamos. Yo prefiero ser abierto. Amo a mis espo­
sas y estoy orgulloso de mis hijos”.
Las críticas han sido masivas y el debate sobre la
poligamia y los límites del multiculturalismo se ha des­
encadenado. Máxime en un país azotado por el Sida (5,7
millones de enfermos y 300.000 muertes anuales según la
onu) donde el Gobierno de Zuma impulsa en todos los
medios de comunicación la campaña “Un Solo Amor”.
Irritados, los críticos hablan de vuelta al primitivismo,
vergüenza ante el mundo, Berlusconi, Tiger Woods o
Enrique viii de África, degradación de la mujer… Y
comparan este comportamiento con el de los anterio­
res Presidentes democráticos sudafricanos: Mandela (de
una etnia, la xhosa, que reconoce la poligamia, pero que
siempre vivió con una sola esposa aunque se casó tres
veces) y Mbeki que tiene una sola esposa.
La línea de defensa ante la avalancha de críticas ha
sido doble. Una nos es bien conocida en Latinoaméri­
ca, especialmente en las épocas y países más autorita­
rios: la familia y la vida sexual de nuestros líderes son
asuntos privados ante los que deben callar los medios
y el debate político. La otra línea es mucho más actual
y se remite a los derechos culturales. Según algún ana­
lista político local, Zuma “está enviando una señal de
que no se avergüencen del sistema de valores culturales
zulús que él suscribe con orgullo”. El propio Zuma se
ha defendido sin rubor alguno. “Es mi cultura, no va en
contra de mí ni de mis ideas políticas, y eso incluye la
creencia en la igualdad de la mujer” (sic). El problema
para él es que “algunos creen que su cultura es superior
a las otras”. Personalmente no sé lo que pensarán las
mujeres de la comunidad zulú de Zuma, pero estoy se­
gura que todas las que en Sudáfrica saben leer y escribir
y han accedido a un mínimo de autonomía económica y
moral no podrán evitar un sentimiento de desprecio y
de rebelión para cuando llegue el momento.
Ulster o las dificultades
del integrismo cristiano
Aunque a Zuma no se le puede acusar de hipócrita no
sucede lo mismo con el muy cristiano matrimonio Ro­
binson de Belfast. No es un matrimonio cualquiera.
Él, Mr. Robinson, 65 años, es el Primer Ministro de
Irlanda del Norte. Ella, Mrs. Robinson, 63, es su bella
esposa y, además, diputada en el Parlamento británico,
en la Asamblea legislativa del Ulster y concejal. Famo­
sa, sobre todo, por sus extremadas creencias religiosas.
Devotísima cristiana evangelista, miembro del Taber­
náculo Metropolitano de Belfast, que el día siguiente
a la investidura de su marido, despreciando las leyes
inglesas vigentes, y en la misma semana en que un ho­
mosexual fue brutalmente apaleado en Belfast, echó
mano de la Biblia para recordar que “la homosexua­
lidad es abominación”. Invocó el Levítico: “cualquiera
que ayuntara con varón como si fuera mujer, abomina­
ción hicieron; y entrambos han de ser muertos; sobre
ellos será su sangre”. Criticada duramente, recibió el
apoyo de su marido. Mr. Robinson trajo un argumen­
to difícilmente contra-argumentable: “No es Iris Ro­
binson quien determina que la homosexualidad es una
/ 11
abominación, fue el Todopoderoso”. “Vayan a Él con
sus críticas”, debió concluir.
Pero como la Biblia da para tanto le ha acabado
jugando una mala pasada a Mrs. Robinson, la misma
que había reprendido a Hillary Clinton por haber per­
donado las infidelidades de su marido: “Ninguna mujer
puede aceptar lo que ella toleró a su marido cuando era
Presidente. Lo hizo porque sólo pensaba en su carrera
política”. Y es que a comienzos de enero de este año se
descubrió que la despiadada Mrs. Robinson tenía un
affair con un muchachito 40 años más joven, hijo de un
carnicero amigo suyo (que según medio maledicentes
también había sido su amante) al que prometió en el
lecho de muerte ocuparse de su hijo. No tuvo en cuenta
que el Deuteronomio advierte que “si se encuentra a un
hombre yaciendo con una mujer casada, los dos mori­
rán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer”.
Cuando Mr. Robinson tomaba posesión del cargo
de Primer Ministro ella ya estaba en pleno romance
con aquel jovencito de futuro incierto. Amorosa tutora,
quiso convertir aquel huérfano en empresario. En sus
paseos descubrieron un viejo caserón de piedra que el
Ayuntamiento quería convertir en un café. Diligente,
Mrs. Robinson consiguió para su pupilo y amante dos
cheques de dos constructores amigos por importe de
unos 75.000 dólares, más la licencia municipal. Mrs.
Robinson sólo se quedó con un pellizco del 10 por 100
para saldar pequeñas deudas. Y cuando rompió con su
amante le exigió la devolución del dinero, aunque eso
sí, pidiendo que la mitad fuera para su Iglesia.
Cuando en marzo del 2008 el Premier cornudo se
enteró de su condición se dice que ella intentó suicidar­
se. Ahora está bajo estricto tratamiento psiquiátrico. Él
se ha tomado seis semanas de vacaciones. Debe haber
habido mucho dolor, aunque no podemos saber qué
parte se debe al arrepentimiento y qué otra al escándalo
no evitado. No hubo desde luego menos mofa. Estamos
ante un gravísimo caso de hipocresía con derivadas de
corrupción y tráfico de influencia. Por lo que al pecado
se refiere es sólo cuestión de arrepentimiento: el Dios
que condena en el Antiguo Testamento es también el
Dios que ama y perdona en el Nuevo. Pero Dios no
basta para perdonar los delitos económicos ni siquie­
ra con arrepentimiento. Aquí son los jueces terrenos
quienes tendrán que decidir.
¿Y si el infiel hubiera sido Mr. Robinson con una
jovencita 40 años menor que él? En el tan religioso
Ulster el escándalo habría sido más atenuado. La Bi­
blia, como todas las religiones agrarias, sólo condena
la promiscuidad del varón cuando recae sobre mujer
“casada”, es decir, propiedad de otro. Las Iglesias tie­
nen pendiente el gran tema de la igual libertad y digni­
dad de la mujer. Lo condenable en Mrs. Robinson, más
que su affair, es su dogmatismo y su hipocresía. Pero
que no sirvan para ocultar otras hipocresías machistas
a lo Zuma que se escudan en derechos culturales. Que
nuestros pecados y los de Mrs. Robinson nos ayuden
a mirarnos, reconocernos y relacionarnos más como
somos y ayuden también a las Iglesias a actualizar sus
programas sobre cómo deberíamos ser hoy.
12 /
debate
12 al 25 de febrero de 2010
Entre el convencimiento y la confusión
Aproximaciones al papel del intelectual
Ramiro Majluf Ayo*
En tanto reflexión intempestiva, este texto es un aporte al debate de una cuestión sobre la que se ha escrito y debatido mucho,
pero que no se ha terminado de comprender.
E
n El Fungible especial de relatos 2006, publicado
por el ayuntamiento de Alcobendas de España,
se puede disfrutar de un excelente “pretexto”, co­
locado a manera de antecedente. El tema de esta
presentación es el “familiar y maravilloso” fenómeno de
la escritura y su lectura como algo que teje un inque­
brantable vínculo entre los sentidos y el intelecto, y es
que sin los sentidos resulta difícil que haya entendimien­
to, no importa acá cuál sea primero, sino que ambos
suman partes de un mismo proceso. A esta referencia,
suma, Emilio Lledó, autor del mentado pretexto, hace
un importante recordatorio del reciente descubrimiento
de este proceso como actividad inherente al desarrollo
de una especial capacidad de la mente humana, hecho
que de tan común nos parece ya natural, como si siem­
pre hubiera sido parte del quehacer humano.
Claro, también tenemos esa sensación sobre la
aparición y uso de las computadoras, aún para quienes
hemos conocido este descubrimiento casi simultánea­
mente con la utilización de la luz eléctrica en reemplazo
del noble mechero de querosene, sí, el de pie candela
de José Puente, como imagen conceptual y ya no como
medida de uso cinematográfico. Con esto rápidamente
podemos abordar una primera explicación sobre lo que
es la actividad intelectual: una labor característica de un
cierto grupo de personas que por un lado cultivan las
artes, ahí está la referencia estética citada del pretexto,
y por el otro el de quienes sin ser creadores de pintu­
ras, música o literatura, participan
–digámoslo de manera grotesca–,
consumiendo sus productos e in­
clusive catalogándolos, valorán­
dolos en función de un gusto pro­
pio expresado hacia los otros.
Por otro lado, un gran grupo
de la población suele entender por
intelectual a una persona que “sabe
bastante, es culto, lee mucho, pue­
de hablar tanto de política como
de arte, etc”. Además se dice que
su opinión goza de cierto respeto y
credibilidad, vale decir que su pala­
bra es escuchada; así encontramos
que el sabio sentido común de la
gente nos da otra forma de definir
el papel del intelectual en su funcio­
nalidad social: generar opinión.
Lo que se muestra en común
entre esta última definición y la
de Lledó al otro lado del vado, es
que en ambos casos la tarea del in­
telectual está medida de acuerdo
a su capacidad de influir en otras
personas a partir de su opinión y
su valoración crítica.
Encontramos que estas opi­
niones no son muy alejadas del
sentido que adquirió el término
intelectual, y la función que se le
reconocía, con aquel que adquirie­
ra a partir del renombrado “caso
Dreyfus” –al que tanto hacen
mención las referencias deleuzianas o los comentaristas
de Foucault–, aquel capitán francés que fue falsamente
acusado e injustamente condenado. La diferencia esta­
ría en que el grupo de artistas, escritores y gente culta
que exigiera la liberación del Capitán Alfred Dreyfus
–Sartre, Camus, Bertrand Russell y otros– lo hizo para
que se repare una injusticia, y no medió en su actuar la
necesidad de influir en otros para justificar la acción de
un aparato de poder, o menos aún para granjearse la
buena disposición de quienes lo ejercen.
Resulta entonces que ahora tenemos dos aspectos
más que agregar a nuestra breve lista en la búsqueda de
claridad acerca de la función del intelectual: el primero
que resulta del “caso Dreyfus” que nos remite a eso que
Deleuze llamaba el personaje conceptual, el Zarathus­
tra de Nietzsche, o el Jardín de Epicuro para Michel
Onfray –tal como lo presenta en su Manifiesto por la
Universidad Popular de Caen. La segunda es la de acción,
a partir de la emisión de una opinión cuya función es la
de influir en otros, incluidos aquellos que detentan el
poder; esta opinión aspira impedir que se cometa una
injusticia o repararla si es que se hubiere cometido, opi­
nión que influye y se traduce luego en acto.
Bien, tenemos una pequeña pero eficiente carto­
grafía que permite comprender, ya, el alcance y función
de la labor del intelectual. Corresponde, a partir de
ahora, tratar de establecer si tenemos en Bolivia inte­
lectuales en la actualidad que den la talla para gozar de
tan enaltecedor halago. Mirando para atrás parece que
el siglo xx fue muy fecundo sobre todo en su prime­
ra mitad; desbordan las manos los nombres de quienes
merecidamente son considerados como tales, gente lú­
cida que tradujo desde su opinión notables cambios en
la realidad nacional. Ellos han afectado la organización
social, educativa y económica del país. Citemos a unos
cuantos: Franz Tamayo, a no dudar, es uno de ellos;
Fausto Reynaga y todos los teóricos de la alianza de cla­
ses excombatientes de la guerra del Chaco y forjadores
del 9 de abril. Luego fueron haciéndose menos, pero es
que las condiciones de rigidez que todos conocemos,
cerraron los espacios al surgimiento de nuevas luces.
Las sombras también oscurecieron a Marcelo Quiroga,
y junto a él se difuminaron otros de quienes ya nunca
sabremos si hubieran dado tanto como sus predeceso­
res; son soldados desconocidos, monumentos sin ros­
tro, caídos boca abajo cuando estaban apenas en flor.
En fin, sírvales a todos ellos nuestra idea de imagen
conceptual, o de personajes conceptuales, que es esto lo
que entendemos del “caso Dreyfus”, pues no vemos su
rostro, pero nos lo imaginamos con el del otro Dreyfus,
el histriónico, el de los encuentros cercanos, no impor­
ta, ahí están todos con sus intenciones, ahí los vemos
a todos; a través de ellos podemos imaginar opiniones
y desde ellos leemos las de quienes hoy quieren decir
algo acerca del rumbo del país. Como diría Onfray, hay
demasiados intelectuales de café, los hay en las radios, en
la televisión, en las calles, en el gobierno y en la opo­
sición; por ello, a manera de imagen conceptual, tam­
bién, proponemos colocar un micrófono imaginario y
un amplificador en las calles y en las universidades cru­
ceñas y desde ahí buscar la opinión acerca de la región y
del país. La opinión de sus opinadores para encontrar a
sus intelectuales, buscarlos, y al dar con ellos comentar
lo que se dice y cómo se lo dice, amplificar los encuen­
tros. Se trata al fin de cuentas de identificar y conocer a
los intelectuales locales y nacionales desde la definición
propuesta: la responsabilidad con la construcción de
una sociedad equilibrada.
Veremos desde este cálido lugar lo que “es” desde
el “este”. Ya no diremos más lo que siempre caracterizó
una absurda disputa, una tensión entre opuestos que ya
no están separados, que nunca tuvieron tiempo para es­
tarlo y que hoy más que nunca están entramados en una
urdimbre social que aún no nos muestra sus dibujos.
No utilizaremos aquí el concepto de Zavaleta Mercado
–sociedad abigarrada– porque nos parece que el entre­
lazamiento de nuestras múltiples culturas es hoy más
molecular aún de lo que se percibía hace apenas media
centuria. Cuando decimos veremos, hacemos referen­
cia a la buena actitud de esta publicación que se propo­
ne buscar voces válidas en todo el país para aportar con
nuevas luces acerca de la realidad local y nacional. De
nuestra parte, contando con nuestras propias limitacio­
nes de visión, y según lo que la vida en Santa Cruz nos
impulsa a pensar, esperamos haber contribuido a la dis­
cusión acerca de la función del intelectual en la actuali­
dad. Decir lo que se debe decir, por encima de intereses
personales, ese es el desafío, y allá van los dados.
* Licenciado en filosofía e investigador.
12 al 25 de febrero de 2010
/ 13
debate
Gran Torino, o el poder vitalizante de los encuentros
Jorge Luna Ortuño*
No es esta una crítica de cine, sino un análisis de líneas de vida que se ponen en juego a partir de la bella historia que nos narra Clint
Eastwood en esta película.
S
entado en el porche de la casa
en el día de su cumpleaños,
Walt lee su horóscopo en el pe­
riódico: “Este año tendrás que
decidir entre dos caminos en tu vida.
Segundas oportunidades aparecerán
en tu camino. Extraordinarios even­
tos culminarán en lo que parecerá
ser un anticlímax”. ¡Basura! –piensa
para sí. Pero se trata de un ingenioso
recurso dentro de la narración: todo
ello se cumplirá en la historia, sólo
que en ese momento no podemos
saber que Clint Eastwood nos está
rayando un mapa de lo que vendrá.
En el barrio de Walt existen
italianos, polacos, afroamericanos,
latinos, pero el encuentro que lo pre­
cipitará hacia una línea con mayor
pendiente será con los hmongs –sus
nuevos vecinos. Sue, la hermana de
Thao, le aclara dos cosas: los hmongs
no son un pueblo, sino a people; son
de la colina, no de la selva. Y a los
ojos de Walt comenzamos a cono­
cerlos. Vienen de Lhaos, Tailandia y China. El día que
Walt visita su casa, el chaman de la familia lo observa
fijamente y le dice con estremecedora exactitud cómo
es su vida: “La gente no te respeta, de la manera en que
vives tu comida no tiene sabor; cometiste un error en
tu vida y no estás orgulloso, no encuentras felicidad, no
estás en paz”. Palabras duras, pero están cargadas con
la justa dosis que necesita para iniciar un nuevo movi­
miento. Es el mapa de su vida: líneas que han sido blo­
queadas, otras que se han agotado, pasillos sin retorno,
y una imperiosa necesidad por hallar una salida.
Por su parte Thao, el muchacho que intentó robar
su Ford Gran Torino para iniciarse en la pandilla de su
primo, es un adolescente que está perdido y más que
perdido está vacío; es huérfano de padre y más que de
un padre de un catalizador que le ayude a encontrar un
sentido para su vida. Esto es típico en los hmongs –ex­
plica Sue– a los chicos les cuesta mucho más: “Después
de la escuela las chicas van a la universidad y los chicos
a la cárcel; Thao es muy inteligente, pero no tiene una
dirección en la vida”. Cuando Walt comienza a cono­
cerlo se da cuenta: solo, sin ninguna protección, con
escasas posibilidades, sin hambre por la vida y con una
pandilla rondándolo, ese chico no tiene oportunidad de
salvarse. No está mal, el cuadro es casi tan horroroso
como el de su propia vida. A Walt le espera una sole­
dad cargada por el remordimiento que le provocan sus
actos “heróicos” en la Guerra contra lo coreanos, en la
que tuvo que llevarse la vida de varios muchachos de la
edad de Thao. Es algo que quedó tatuado en su alma.
Por si fuera poco, sus hijos casi no lo ven, y uno de ellos
ya le insinúo que se vaya a vivir a esos “excelentes lu­
gares de retiro que parecen hoteles, verdaderos resorts”.
Así está diseñada esta sociedad, y se lo recuerda con
endemoniado amor a través de su hijo.
Entrar para salir
Walt comienza a verse todos los días con Thao. El “ca­
beza de cierre” trabajará dos semanas para “el señor
Kowalski” como una compensación por haber inten­
tado robar su auto. Nace una extraña y bella amistad
entre un viejo-polaco y un adolescente-hmong. Si bien
es cierto que Walt lo arrastra un poco hacia su mundo
–sus expresiones, su actitud, sus herramientas, su Gran
Torino–, es Thao quien en realidad arranca a Walt fue­
ra de su mundo y lo arrastra hacia una línea con un
destino desconocido e imprevisible; lo hace dejar de
lado sus más enraizados prejuicios y estereotipos, lo
jala hacia un irresistible devenir que hará saltar todas
las estacas que lo fijaban a su pasado.
Walt le enseña los valores necesarios para transitar
por la línea dura y rígida de la vida, y esto no es poco
decir. ¿Qué es peor que entrar en la maquinaria de la
sociedad, la famosa rueda: familia-escuela-universidadejército-trabajo-retiro? Pues justamente el no poder
entrar en ella, ya que a pesar de ser un laberinto que no
tiene nada que ver con la vida, debe verse más como una
carretera: no puedes quedarte en ella, pero tienes que
pasar por ahí. De otro modo te reduces a ser alguien
como Thao, un pobre diablo que, en palabras de Walt,
“no tiene trabajo, ni novia, ni auto, ni pito, ni futuro”.
El primer día de trabajo Walt lo recibe con una
pregunta spinoziana: “¿qué puedes hacer?”, es de­
cir: ¿qué es lo que puede tu cuerpo?, ¿qué está en tu
potencia? Ayudarlo a descubrir tales cuestiones es lo
mejor que puede hacer por ese muchacho. Aquí una
vez más el desafío del auto-conocimiento. Una cosa
sí: Walt no funciona como modelo ni como ejemplo,
él mismo rechaza ese papel. Solemos referirnos a las
relaciones en términos de identificación o de imita­
ción, pero siempre que se lo hace se deja de ver todo
lo que implica el poder de un encuentro. En el caso
de estos dos personajes, su relación debe verse como
un devenir, algo poderoso que pasa entre los dos y los
trastoca a ambos. Esto queda magistralmente graficado
en la discusión que tienen acerca de quién tomará el
refrigerador por abajo; es un peso demasiado grande
para que uno lo cargue solo, necesita de las fuerzas que
le podría transmitir el otro; esto es
el devenir, un encuentro de fuerzas
transmitidas que vienen a sumarse a
las fuerzas innatas para aumentar una
potencia de actuación. Salirse de una
forma que nos atenaza. Uno jala y el
otro empuja. Evolución a-paralela en
la que ambos se llevan más allá de lo
que podrían haber recorrido por sí
solos. La cuestión es quién empuja,
es decir, quién inicia el movimiento.
Tiene que ser la variable que se sus­
trae más a su propia formalización,
el elemento de minoría, es decir el
chico-hmong.
El desenlace se precipita ines­
peradamente: Thao es golpeado por
la pandilla de su primo Fong-Walt
golpea y amenaza al líder de la pan­
dilla-En venganza ellos disparan a la
casa de los hmongs y violan a Sue.
Violencia, bola de nieve. Lo más ex­
traordinario está por venir.
Podría optar por arreglar las co­
sas a su manera, al estilo de los per­
sonajes de Clint Eastwood, como en el lejano oeste, a
punta de tiros y patadas. ¿Y qué hubiera hecho Harry
el sucio? Pero Eastwood quiere hacer una afirmación.
Las visiones que animaban esas películas de vengadores
anónimos que castigaban actos imperdonables deben
acabarse. Él ya está en otra cosa, tiene que poner una
distancia respecto de ellas. Son otros tiempos, la vida
no puede verse más con esos ojos. Y la decisión que
Walt toma es la mejor muestra de que ha saltado un
umbral en su vida; aparece un nuevo tipo de angustia,
pero también una nueva serenidad. “Algo se me ocurri­
rá, sea lo que sea, ellos no tendrán ninguna chance” –le
había dicho al cura. Y así fue.
La muerte le pertenece a cada uno tanto como su
propia vida. Walt lo sabe y por eso se prepara para pa­
sar por ella con honor, como un samurai. Elige el mo­
mento de su muerte, y esa es la segunda oportunidad
que le da la vida. Gandhi decía: “conozco una salida al
infierno: encuentra a alguien que necesite tu ayuda y
regálale todo lo que le quitaste a tu enemigo en la ba­
talla”. Thao es un chico con la misma edad que tenían
aquellos niños coreanos cuya vida se llevó a cambio de
una medalla, y ahora él podrá tener una oportunidad.
En esta resistencia pasiva vemos que hay algo de gand­
hiano en el sacrificio de Walt; su arma es la no-violen­
cia, y es la más efectiva. En lugar de contribuir a que la
violencia siga subiendo en sus decibeles, utiliza el acto
violento de los pandilleros para volverlo multiplicado
contra ellos mismos. No se opone a la fuerza sino que
la encauza contra el agresor para restaurar la armonía.
Justamente lo que haría un practicante de Aikido.
Un año hace desde que se estrenara esta película
en Bolivia, y teníamos que tomarnos este tiempo para
poder captar un poco más de todo lo que nos ha afectado
y aportado en su perfecta belleza y simplicidad. Que sea
este un modesto gesto de agradecimiento a Clint East­
wood, ese viejo maestro del cine que tanto admiramos.
* Licenciado en filosofía. jorgelun@gmail.com
14 /
libros
12 al 25 de febrero de 2010
Entrevista a Laura Escobari de Querejazu
Una historia de la mentalidad paceña a principios
del siglo XX
¿
La autora hace algunos comentarios y precisiones acerca de un libro en el que investiga temas como el desarrollo,
el abandono y la protección de los niños.
Cuáles crees que son los principales aportes de
tu libro Mentalidad Social y niñez abandonada
La Paz 1900-1948?
El libro da a luz una historia cultural de las menta­
lidades y de los sentimientos que en Bolivia no se había
escrito hasta ahora. Abre de esa manera un abanico de
posibilidades en torno a la historia de la niñez, de los
pobres, de la marginalidad política y social, de la in­
migración, lo cual es un desafío para los historiadores
jóvenes.
¿Cuáles fueron tus principales influencias teóricas
en este trabajo?
Desde el momento en que los debates por el conoci­
miento de la verdad han revolucionado la historia, el
acercamiento a los sentimientos es un ejemplo claro de
lo ambiguo e incierto que resulta aquel mundo, como
planteara Le Goff. Como de todas maneras el segui­
miento de una línea teórica de trabajo es una opción
personal y está íntimamente ligada a las convicciones
y creencias, el conocimiento que trae consigo el histo­
riador no pude sustraerse a las nuevas teorías sobre la
historia de la cultura en torno a lo social. Los princi­
pios subjetivos fueron mi carta más valiosa, sin olvidar
la interpretación, mucha interpretación, tomando en
cuenta los residuos del análisis histórico, como método
base. En otras palabras, la presente es una historia de
mentalidades que busca una mejor comprensión de las
percepciones y sentimientos que se descubren en los
documentos, como me propuse al plantear la hipótesis.
Para lograrlo, tomé como punto de partida lo plantea­
do por Foucault: comprender lo impensado, desde la
perspectiva de las rupturas de las continuidades, para
conseguir el esclarecimiento del escenario de las men­
talidades, de aquello que constituye el meollo mismo
de una discontinuidad. La presencia de fenómenos de
ruptura es fundamental y reveladora para nuestro tema.
Se trató de “detectar la frecuencia de las interrupcio­
nes”, dando la espalda a los procesos de lenta evolución
de los conocimientos. Por ejemplo, en los sentimien­
tos la alta sociedad paceña primaba la exclusión de los
otros, su condición “superior”, por cuanto el sujeto se
define constantemente a través de la exclusión, de lo
que esta marcado como “bajo”, como sucio, repulsivo,
ruidoso, contaminante.
¿Por qué tomaste el periodo entre 1900 y 1948?
La ruptura del año 1900 coincide con un aspecto clave
e importante que es el interés mundial, que llega hasta
Bolivia y es el interés por el desarrollo del niño como
un ser merecedor de atención especial y delicada. El
desarrollo del niño empieza a ser un fenómeno nuevo
del mundo latinoamericano. En ese sentido, a fines del
siglo xix, el niño en La Paz vivía en condiciones muy
diferentes a la de los niños burgueses en Inglaterra o
en Francia; en Europa a raíz del avance de la medicina
y sobre todo a partir del nacimiento de la pediatría a
mediados del siglo xix, se cambió la forma de vestir
a los infantes y a rodearlos de medidas higiénicas y de
confort. Después de un estudio lo más pormenorizado
posible de la situación de higiene y salud en la ciudad,
por debajo del nivel de aquellas encon­
tradas en el Estado-nación. Cuando hizo
su aparición un nuevo tipo de historia
sociocultural que analizaba la opinión
pública a través de medios de comuni­
cación, de divulgación de literatura cen­
surada, de interacción entre la alta cul­
tura y la cultura popular y finalmente la
cultura de las masas semialfabetas, como
un campo de estudio autónomo. De esa
manera aspectos históricos de índole
popular, social y cultural de “las masas”
fueron considerados fuentes de estudio,
así como también las instituciones, las
leyes, las costumbres, gustos, tradicio­
nes, creencias, convicciones, magistra­
turas, festivales, pasatiempos, al igual
que ritos y ceremonias.
era de esperar una mejora importante, de manera que
después de la segunda ruptura marcada con la Guerra
del Chaco y más aún con la Ley de Protección al me­
nor dada 1948, la atención al niño es notable, con la
masificación de vacunas, de la moda en la vestimenta
de los niños en la ciudad. Los niños huérfanos no solo
tienen hogares creados por la beneficencia, si no que
por Ley el Estado se hace cargo de ellos, aportándoles
alimentos, vestuario y atención. El niño cambió, pero
sobre todo cambió la mentalidad de enfrentar su aban­
dono y pobreza.
¿En base a qué elementos sustentaste el cuerpo
teórico de tu trabajo?
Se ha descrito la “mentalidad social”, el sistema de
ideas, valores, acciones, ritos, de la elite gobernante
en sus sectores de género, de su propia clase y respec­
to a las otras, con valores y concepciones de vida dife­
rentes; pero la elite socapó con la beneficencia católi­
ca un mal disimulado interés hacia esos otros sectores
pobres y necesitados. Prosperó más la ventaja ateso­
rada de figuración y conservación del poder político y
económico, que una verdadera acción y sentimiento
social. Para sustentar el bagaje teórico y metodológico
en el que me apoyo, he tomado en cuenta el viraje del
interés de los historiadores hacia las ciencias sociales a
finales de los años sesenta, cuando la historia empezó
a ocuparse de un vasto campo de historia social, es­
tudiando toda una gama de instituciones subyacentes
¿Qué metodología utilizaste?
Me ha enriquecido tomar en cuenta me­
todologías que unen los hechos entre
sí, como las preguntas que se hacen los
antropólogos, aunque éstas ya las había
utilizado en mis trabajos de etnohistoria.
En este trabajo utilizo una nueva me­
todología que comienza en la forma de
recoger los datos con mucha interpreta­
ción subjetiva de mi parte, pero al mismo
tiempo con el mayor bagaje material po­
sible, fotografías, boletos de eventos de
época, discursos, poemas y por supuesto
partiendo del hecho de que cualquier metodología de
este tipo me daría necesariamente la concepción de
cómo funcionan las sociedades y de cómo pensaba la
gente en determinado tiempo.
En cuanto al funcionamiento de las sociedades de
ese tiempo, ¿en qué cuestiones te ha interesado
hacer énfasis?
Desde la perspectiva planteada, se establece que el
hombre rodea su vida de una serie de símbolos y ri­
tuales que le dan sentido, y que obedecen a marcos
o mundos culturales. En ese sentido me he deteni­
do en analizar las fiestas, las actividades, las visitas a
los orfanatos, las publicaciones en revistas femeninas
y también las de carácter contestatario. La presente
es una historia que analiza mucho, se pregunta el por
qué más que el cómo y el qué, como son las historias
tradicionales. He tomado en cuenta el estado de opi­
nión, de preocupación, de alarma ante los pobres, así
como su presencia social.
¿Forma parte de este tu análisis interpretativo la
mirada de los propios niños?
El análisis tiene tres perspectivas fundamentales de in­
terpretación: una desde la visión de la clase dominante,
otra desde la visión de los pobres y oprimidos y la terce­
ra desde la mirada sutil de los propios niños, todas ellas
en la línea de recrear las acciones y sentimientos más
íntimos para sacar de la infelicidad a los huérfanos.
12 al 25 de febrero de 2010
libros
/ 15
Ernesto Sábato
Christian J. Kanahuaty*
Algunas de las resonancias que produce la literatura de Sábato, contadas en la experiencia personal de un apasionado lector de sus novelas.
H
ablar de Ernesto Sábato plantea una serie de
dificultades; en principio hay que ver que es
uno de los grandes escritores del siglo xx, que
su obra ha sido discutida y debatida tanto en
nuestro continente como en Europa o Asia. En algún
momento Luis H. Antezana dijo que al año se realiza­
ban unas quinientas tesis sobre William Shakespeare
y cada una de ellas igualmente ambiciosas esperando
encontrar algo que no se había dicho anteriormente; lo
propio puede decirse de Sábato. Pero siento la urgen­
cia de hablar de él, no sólo porque dentro de dos años
cumplirá cien años, sino porque antes que se abran las
alabanzas es mejor ser sólo un lector que recomienda
leer a uno de sus preferidos.
Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Ai­
res en 1911, realizó estudios de doctorado en Filosofía
y Física en la Universidad de La Plata y trabajó en el
prestigioso laboratorio Curie; en 1945 abandonó todo
aquello y se dedicó a la literatura. Visto así la figura de
Sábato se planta aterradora, físico, doctor en filosofía e
investigador de partículas atómicas y de polvo estelar.
Luego tras la segunda guerra mundial se dedica a la
literatura en amplio sentido, sus escritos van desde la
crónica a los artículos, desde el ensayo hasta la novela y
dan una puntada fulminante en la pintura.
Aquí me referiré sólo a sus tres novelas. El túnel
(1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974). La primera de su novelas y la primera
que leí de él es peligrosamente existencial y algunos han
leído su contenido en clave lacaniana como un regreso
al vientre a través de un cuadro que muestra una ventana
semiabierta por la cual se ve una mujer de vestido blanco,
con los cabellos dorados volando hacia atrás mientras ella
al parecer corre de izquierda a derecha, la escena sucede
a las orillas del mar, la arena es tersa y peculiarmente
limpia. El cielo muestra tan sólo un poco de nubosidad
a lo lejos. Para muchos ese cuadro es importante porque
con él se abre y con él se cierra la novela. Pero quizás el
problema no esté en el cuadro mismo sino en la pasión
que ese cuadro despierta, si el cuadro fuera el problema,
bastaría quemarlo o mandarlo lejos en una caja. Pero no,
lo que nos plantea esta novela es la pasión desbordada de
un hombre que aparentemente está enamorado, dicho
así parece una novela más, pero los celos que se desatan
y las confusiones y la aparición de seres como el ciego
nos dan un mundo demasiado terrible como para que
sea normal. Nada en Sábato es normal. Los ciegos son
recurrentes, los personajes literarios aparecen de cuando
en cuando y la historia argentina tiene su propio peso y
hace rotar sobre sí una trama determinada, como vere­
mos más adelante. Volviendo un poco a ésta primera no­
vela, lo que más fuerte se clava en la piel es el dolor y la
desesperanza del personaje, Juan Pablo Castel por culpa
de esa Maria Iribarne, ese tipo de celos es el que lo acer­
ca a un gran personaje esta vez femenino, Anna Kareni­
na, Juan Pablo podría ser hermano espiritual de Anna,
podrían haberse odiado mutuamente, porque nunca se
hubiera sentido libres de amarse, la idea de controlar
totalmente sus vidas hubiera sido atroz para ellos y tam­
bién para aquellos que se hubieran animado a rodearlos.
Así, Castel es el héroe romántico perdido en su pasión,
a alguien así le quedan dos caminos: o la destrucción del
ser deseado o el suicidio. Ser asesino, no hay salida. Un
suicidio es igual a un asesinato. Quizás Sábato sólo quie­
re entregarnos un ser humano y no un personaje. Quiere
identificar a Juan Pablo Castel con un
momento en la vida de una persona,
que es al final, y quizás esto no lo sus­
criba nunca Sábato, todas las personas
en potencia.
La segunda novela que leí de
Sábato fue Abaddón el exterminador.
Y aquí debo decir que quedé sobre­
cogido, esa novela destila poesía en
cada una de sus páginas y siempre
me pregunté si Sábato sabe todos
esos poemas de memoria o tenía un
enorme fichero cuando decidió es­
cribir ese libro, un fichero al cuál
recurría casi cada minuto. No lo sé,
no quiero ni pensarlo. Pensarlo sólo
capaz de recordar todo eso hace que
aflore todo lo cochabambino (=envi­
dioso) que tengo pero evito y niego,
cada día, cada hora. Y más allá de eso,
se trata del trabajo de la negación o
mejor dicho, de la imposibilidad. Es
la oportunidad de narrar a Sábato por
Sábato, a él le piden creo que escri­
ba una nueva novela, no sé si es un
editor o la idea es suya, pero la cosa
es que debe escribir, pero nunca en­
cuentra tiempo ni temas para escribir,
así que ese es el tema, cómo escribir
una siguiente novela, que además es
imposible de escribir porque no se
conoce el tema que tratará. La ausen­
cia de tema es el tema en sí mismo y
también es el medio para retratar a personas; de nuevo
hay ciegos alemanes refugiados, Borges, un ex nazi, un
perseguidor que sólo pretende eliminarlo, al menos
simbólicamente, y una seguidilla de jóvenes seguidores
bienintencionados. Hay momentos en que la novela
se convierte en una suerte de diario personal sin fecha
sino pura digresión, ciertos momentos son simplemen­
te jocosos y otros te hacen curiosamente añorar algo
que no has vivido. Ojo yo nací el 82 y esta novela es del
74, pero la historia que nos cuenta se remonta hasta la
década del 40. Creo que su lectura es de esas que reali­
zas cuando no tienes mucha conciencia de qué es la li­
teratura, bueno en mi caso, era leer todo lo que llegaba
a mis manos, cuando leí Abaddón… presentí que había
descubierto algo, la misma sensación me causó La invención de Morel de Adolfo Bioy Casarés y Cicatrices de
Juan José Saer (…), la sensación de haber encontrado
un tesoro, un objeto que debería guardar celosamente,
y claro que fue así, pero lo que yo no imaginé es que
no se trataba de guardar el objeto libro sino de guardar
el objeto de narración que luego masera en el interior
y hace que todo un mundo pueda volverse a reescribir.
Es decir, esa historia se queda en el cuerpo, en la piel y
genera una bomba de tiempo.
Este año leí Sobre héroes y tumbas y comprendí que
no todo tenía que ver con la trama. Una buena trama
te puede envolver. Puede hasta conmoverte, pero hasta
ahí. Pero con sobre héroes… el asunto va mucho más
allá, se trasforma todo, ahora tiene que ver la estructu­
ra, el orden lógico de la narración ya no es el cotidiano
lineal, sino que el universo se ha doblado y uno puede
ver a través de unos de sus pliegues que no todo es con­
tinuo sino que el pasado, el presente y el futuro pue­
den convivir como sombras y cuerpos físicos concretos
dentro de una habitación al atardecer.
No es una novela histórica ni es una novela de
amor, ni tampoco es una historia de novios que se van
persiguiendo por toda Buenos Aires, no, ni es la histo­
ria de unos ciegos ni la aparición de nuevo de Borges
ni las cosas que se dicen sobre él, ni es la prefiguración
de otros dos personajes bastante raros y detestables y
entrañables como Alejandra y Martín, no es eso, bueno
sí, pero no sólo. Lo que sucede es que hay varias formas
de leer creo yo ésta novela; la primera es de corrido,
devorar las más de quinientas cincuenta hojas y tener
un panorama completo; la otra es sólo leer los capítulos
que a uno le pueden interesar y luego sólo leer si se
desea las cursivas; quizás un profesor amante de la ex­
pediciones y de las guerras disfrute mucho este modo
de leer sobre héroes y tumbas.
Sábato no está considerado plenamente dentro de
los del boom, no lo necesita, Sábato, al igual que José
Donoso aunque en mayor medida que él, nació siendo
un clásico. Un ente capaz de, teniendo sólo en cuenta
sus novelas, fundar y abrir un propio camino. Un cami­
no que incluso encuentran ecos en La muerte de Artemio
Cruz de Carlos Fuentes (…), y sobre todo fabricar no­
velas que no estallan inmediatamente sino que lo hacen
a medida que pasa el tiempo. Poco a poco, Sábato te
va pintando en la mente el paisaje que te hizo escuchar
cuando leías sus novelas. Entonces, habrá que cerrar
los ojos con fuerza y esperar.
* Escritor cochabambino.
16 /
libros
12 al 25 de febrero de 2010
Paradoja, dualidad y desdoblamiento en la poesía
de María Soledad Quiroga
Ronald Haladyna*
“La poeta boliviana María Soledad Quiroga ha desplegado en poemas de cinco obras publicadas entre 1993 y 2004 una delicada e
inextricable fusión de un mundo exterior y otro interior. […] una lectura más asidua de la totalidad de su obra hasta la fecha revela una
compleja dualidad en el lenguaje, en los conceptos paradójicos y en un espacio poético en el cual se unen y se separan intermitentemente los
elementos más disímiles e inesperados. Es una poesía que merece un profundo estudio crítico, pero me limito aquí a comentar algunos de los
aspectos más provocativos de una obra opaca, asociativa y a veces onírica”.
S
i bien la poeta evoca imágenes de cosas comunes
–una ciudad, una casa, piedras, agua, luz y fuego–
pronto el fluir descriptivo involucra al lector en una
súbita recombinación de estas realidades abriendo
un inesperado mundo interior. Estos poemas reflejan un
ambiguo poder asociativo de palabras y de imágenes,
pero en otro plano sugieren el entretejido de una reali­
dad exterior y la interior de la voz poética. Predominan
poemas breves con abruptos e inesperados desvíos, sin
concesiones retóricas, ni conclusiones discernibles, así
como series de imágenes sensuales que se esparrancan
entre una realidad cotidiana y otra potencial, pero no
por eso menos real. Tal vez por estas mismas caracterís­
ticas la mayoría de los poemas no incluyen títulos. Ya por
la naturaleza fragmentaria de los poemas y para tratar los
temas con más facilidad, conviene considerar las cinco
obras de María Soledad Quiroga en conjunto.
Dualidad
En Recuento del agua –obra que recuerda mucho el estilo
y el lenguaje de la poeta mexicana Coral Bracho y su
libro El ser que va a morir1–, Marisol Quiroga
expresa en poemas brevísimos e interrelacio­
nados una serie de sensaciones momentáneas
y móviles; imágenes fragmentarias que se van
uniendo y desuniendo en pulsaciones, retro­
cesos, latidos, escurrimientos. Son cuadros
efímeros, sugeridos no con trazos claros,
precisos, inequívocos y completos, sino con
pinceladas de brocha gorda, apenas expresan­
do una confluida intimidad entre un mundo
externo y material y otro interior e imagina­
do. Esta confluencia de realidades es lograda
con paradójicas combinaciones, recombina­
ciones y separaciones; evocando pinturas del
pintor Joseph Albers2 que experimentaba en
sus lienzos con distintos emparejamientos de
colores. Pero son las palabras en las que la
poeta explora la interrelación de unos cuan­
tos elementos –el aire, el agua, la piedra, el
fuego, la luz, la sombra– estableciendo iden­
tidades y mundos duales. En estas instancias
se entiende que las descripciones no carecen
de una ambigüedad fértil y sugerente.
Bien que en varios poemas la poeta parece dirigir­
se a una cosa inanimada, como en el poema que inicia
con “Cuando eras arena /desprovista de sí /casi sin sa­
berse /inanimada…” al final, la evocación de atributos
humanos sugieren que realmente se dirige a una perso­
na: “una / desatada la mirada /en la hondura del iris /en
la propia claridad /cuando eras /lumbre” (4).
En un poema brevísimo, “Retrato de familia,” la
poeta ilustra eficazmente el mismo fenómeno: “Sen­
tados bajo el sol /mirando el mar /o el pasado /que el
agua /arroja a la arena” (Ciudad blanca 47). Se percibe
* Escritor.
una dualidad de mundos, el paisaje físico y el cognitivo
que se unen de tal manera que a fin de cuentas no se
sabe si la imagen descrita proviene de lo percibido, o lo
imaginado, o lo recordado. Aunque es cierto que cual­
quier descripción literaria se origina en la memoria o en
la imaginación, con estos poemas la poeta empieza con
lo que parece ser una sencilla y directa descripción de lo
que observa y el lector lo recibe por lo que aparenta ser.
En otros dos poemas más extensos se aprecia la
misma transición sutil entre el mundo exterior y el in­
terior:
Miro la lluvia /la ventana es proa /
el agua dormida me protege /
el agua me colma /
líquida /permanezco en mí /
sin huída /la pradera es lecho /
honda /la voz de agua me llama /
donde el despojo /pródigo /
regala su tersura.
(Recuento del agua 17)
Aquí el horizonte
extiende su sábana de piedra
su luz difusa
no alcanza la memoria
todo sucede y queda en vilo
entre los muros.
(Los muros del claustro 53)
A la conclusión de un poema, por largo o bre­
ve que sea, se puede apreciar que se trata de lo que
la poeta está imaginando y no necesariamente de la
imagen descrita. Por lo tanto, se establece al final una
dualidad en la cual no se resuelve a ciencia cierta en
cuál de las dos realidades ambula la voz poética. Pero
la solución no importa porque se ha logrado una am­
bigüedad que agrega una importante dimensión de
misterio.
La teoría astrofísica del “Big Bounce” sigue sien­
do una de las más acogidas de la ciencia actual para
explicar el origen y el desarrollo del universo per­
ceptible: un eterno ciclo de explosión (o sea, el “Big
Bang”), expansión y eventual colapso; una dispersión
y recombinación de toda materia y energía. Algo así
pasa con los elementos en la poesía de Quiroga: no
hay mención de un “Big Bang” inicial, pero a lo largo
de sus textos se percibe una tendencia de describir el
desprendimiento voluntario o involuntario del mun­
do material. En Ciudad blanca empiezan a manifestar­
se unos casos de una separación de algo esencial, un
alejamiento o un desenvolvimiento proveniente de un
núcleo, de un centro que ha experimentado una mo­
dificación.
Para ilustrar el énfasis de este fenómeno en su
poesía, conviene citar sólo trozos de los poemas, no
obstante que se aíslan de sus contextos: “[E]l aire se
desenmadeja / ondas y cascadas [de agua]. . .”
(31); “O días ácidos / traspasados de certeza
/ cuando los ojos / cortan tajadas de / lo oscuro
/ y buscan relámpagos / para abrirse camino
/ hacia la nada” (36); “El mundo se abre /
como una baraja de espejos. . .” (75); “Lejos
corre una carretera / y se aleja…” (77); “Ay
el color / despojado / el color del aire / que
miro…” (79). En Recuento del agua (1995),
se intensifica la sensación de desunión y de
separación, a veces de desgarramiento, con
frecuente énfasis en el prefijo “des-” o “de”. “Cuando eras arena / desprovista de sí;”
(4) “una [piedra] / desatada la mirada / en
la hondura del iris” (4); “encuentro una ca­
beza de caballo con crines deshebradas” (5);
“devastada llama / trizada en la ausencia de
imagen” (8); “… se hace el día / racimo desgranado / uvas de luz y sombra maduradas /
e el torbellino / caja de sombra / arpa negra
destejida / bajo el agua” (11); “en qué ins­
tante de confusión / cayó el verano / con su
rayo amarillo / desatando / los andamios de este día?”
(12); “encuentro un pez /… / siempre en fuga” (13); “el
tiempo se deshila / hacia adelante” (16); “y todo se hace
esquivo / el sol me huye / la sombra no me visita / yo me
evado…” (18); “Vuelco una a una las olas / recuento /
sin letra que las fije / vertiente / en terso manar desasido / como lengua desleída” (20); “el espacio desplega­
do” (La casa amarilla 39).
Esta selección de imágenes proyecta, por medio
de verbos o participios, el acto de una desintegración
y/o separación o dispersión de las partes integrantes de
un estado anterior de la realidad o la condición subsi­
guiente de dicho acto. Bien que estos versos estén sepa­
rados de sus contextos inmediatos, la gran diversidad y
12 al 25 de febrero de 2010
la frecuencia de los fenómenos aludidos y la ausencia de
un contexto espacio-temporal sugieren un microcosmo
de un universo en expansión; un desdoblamiento de un
punto de partida originario; una libertad de movimien­
to; una sutil observación que las cosas ya no son como
eran, es decir, íntegras y unificadas, sino simplemente
manifestaciones de una realidad alterada. El poema que
ilustra mejor esta perspectiva se encuentra en su libro
Casa amarilla:
Lentamente / la casa se desteje / liberada de sí / y de
la memoria
vuela / un hilo de polen / sólo eso / grumos de luz.
Sale la luna / nimbada / irreal / sobre la casa que alzó
vuelo
sobre el espacio / en suspenso / el amarillo crece
ya todo anida / y fluye. (51)
Este acoplamiento de ejemplos sueltos es útil para
ilustrar un sutil leitmotivo en varios libros de Marisol
Quiroga. Si bien esta perspectiva sugiere que la rea­
lidad fenomenal está en constante transición, no le
acompaña ningún juicio valorativo ni afectivo; no se la­
menta lo transitorio de la percepción de imágenes ni de
ocurrencias. Aquí se despliegan fenómenos meramente
observados, reconocidos y verbalizados.
Pero todo esto sólo representa el primer paso del
“Big Bounce” astrofísico; tal como se observan tantas
instancias de separación y alejamiento en esta poesía,
también figuran numerosos ejemplos de una reintegra­
ción y retención de elementos. Por medio de imáge­
nes que sugieren contracciones, atracciones, enredos,
encierro y amalgamación, la poeta escoge con esmero
palabras que crean una sensación contraria a la de la
separación.
En Ciudad blanca abundan ejemplos de elementos
que se juntan, se funden, se unen, se reúnen, se encie­
rran, se fusionan y se quedan enredadas de la manera
más lógica o paradójica: “Llueve en alguna parte / mu­
ros de agua se alzan / contra muros de cristal” (21);
“[C]ruzan hilos tendidos / de una orilla a otra / sin
llevar ni traer nada / columpiando el silencio / como
red donde se enredan las ausencias / enhebrados los
dientes feroces del amor / las palabras del amor peren­
ne / los gestos / los cabellos / los naipes. . .” (29); “la
serpiente de luz y hollín /. . . / te ciñe aros y cadenas
/ te enreda en su hojarasca. . .” (32). Se destacan en
otros libros ejemplos de una fundición o un reencuen­
tro de elementos compatibles o disímiles que en todo
caso insinúan un regreso activo a un estado anterior, a
una amalgamación y un cautiverio de toda la realidad
material y cognitiva: “En la planicie / la noche cierra el
candado / latiendo al fondo la puerta roja / es un reloj /
de campanadas contenidas…” (Recuento… 7); “la muer­
te / cuenta gotas / y dátiles / enhebra la aguja y / cose /
el agua al agua / el silencio a la espuma / a la luz el frío”
(Recuento… 11); “…en el calor que funde / los párpa­
dos…” (La casa amarilla 19); “…mientras piensa / y en­
cadena argumentos…” ( La casa amarilla 21); “Amarilla
/ me llama / entrelaza mis palabras / encadena / recoge
uvas con la boca / y las pone en mi boca” (La casa amarilla); “La casa / amarilla … toda amarillo / andamios /
de un estar entretejido” (La casa amarilla 35); “ceñidas
tinieblas” (29). Conviene destacar tres poemas breves
en los cuales se combinan las dos tendencias sucesivas
del “Big Bounce”:
Despliega sus latidos / me recorre / como una flecha
de sur a norte / me endereza / me retiene / me lanza
entre las olas.
¿Por qué no ceder a la cascada contenida?
Silente / el hilo que en mi espalda / estalla
es un árbol de caminos.
(La casa amarilla 25)
/ 17
libros
¿Es ella esta lluvia / que lenta arrastra
la luz consigo?
Ni ardiente ni fría / húmeda / se derrama
contra la piedra pura / y demorándose
se anuda y desata / tejiéndose a sí misma.
(Casa amarilla 27)
En el telar de piedra / se teje la luz
la impaciencia de las horas / la desteje.
(Los muros del claustro 49)
No se trata aquí de desestabilización ni de dete­
rioro; este vaivén del agua entre desprendimiento y
recogimiento parece recrear en miniatura el eterno
desplazamiento espacio-temporal de toda materia y
antimateria universal así como el instante mismo de la
realización del desplazamiento. A fin de cuentas, la ima­
gen captada por la poeta es instantánea y efímera pero
representa un ciclo físico desde tiempos inmemoriales.
Conste que de ninguna manera deseo insistir en que
la poeta estuviera consciente de esta teoría, ni mucho
menos que haya tocado el tema ni escogido el vocabu­
lario adrede al componer estos poemas. Sólo pretendo
señalar que la consistencia y la frecuencia de imágenes
desde un punto de vista personal—y por ende limita­
do—en su obra se prestan para que el lector se imagine
un marco cosmológico para poemas que manifiestan
una marcada tendencia de recalcar la inestabilidad de
todo fenómeno observable o imaginario. Como han
observado Slusser y Guffey, las ciencias se ocupan de
la construcción de sistemas conceptuales (estructuras
de conocimiento) y la literatura se ocupa de sistemas
de percepción, es decir, de objetos interesantes de per­
cibir.3 El paralelo aludido entre las imágenes poéticas
y las etapas de la teoría de “Big Bounce,” puede ser
fortuito, pero sugiere la potencia de la palabra para in­
citar la imaginación de los que lean y disfruten la poe­
sía. Rumi, el místico persa, sugiere que uno escuche
“las presencias dentro de los poemas / Que te lleven
adónde sea / Sigue estas pistas ocultas / y nunca dejes
su atracción [Traducción mía].”4
Otro aspecto notable de la poesía de Marisol Qui­
roga es la frecuente intromisión de la paradoja. Este uso
del lenguaje, que consiste en un enunciado o frase de
dos o más partes, o puede extenderse por todo el largo
de un poema, parece a primera vista auto-contradicto­
rio, pero resulta consecuente con la naturaleza binaria
en la poesía de Marisol Quiroga, mencionada arriba.
La paradoja también junta u opone dos realidades, y de
paso tiene la potencia de reconciliar lo aparentemen­
te irreconciliable. En este caso la contraposición de
elementos obedece una perspectiva insólita al fraguar
imágenes que esquiva el “horizonte de expectativas”
del lector común. Una vez más recurro a la síntesis de
ejemplos dispersos en su obra para ilustrar el papel de
la paradoja en agregar una dimensión importante en su
arte poético.
De Ciudad blanca: “En la cima / trepando sobre sí
/ aire esforzado sobre aire / y espuma de acero / y se
eleva / frágil y osada / la estructura del vacío” (17-18).
“Aire amurallado / donde nace la piedra / encaramán­
dose en la altura / y el aire se hace azul hasta la asfixia /
andamiaje de aire creciendo desde la piedra / alquimia
pura” (19). “Noche cerrada / y deslumbradas horas /
navegando / por la ciudad / bajo estrellas invisibles y
tenaces” (25). “Un sol frío me abraza” (111)
De Recuento del agua: “…en la inmovilidad de las
olas / te sumerges / te arrastra / la corriente” (14). “…
un pájaro cantó de mañana / frágil embarcación / para
esta navegación sin oleaje…” (19)
De Los muros del claustro: “Amanece / aún sin luz
/ se va haciendo en la piedra / el día” (13). “La piedra
da frutos / de silencio / un pájaro acude a celebrarlos
/ picotea / y trina (19). “…el corazón / en lo profundo
anclado / pero en lo alto / el cielo calmo lo desordena
todo / no cesa de crecer” (25). “La piedra empedernida
/ la larga piedra que no acaba / aquí el mar es de piedra
/ silencioso mar que se curva / ondula / se repliega /
estalla” (31).
Como sucede en toda poesía, la paradoja se reúne
con los tropos y otros recursos imaginativos del lengua­
je para enriquecer la expresión, agudizar la transmisión
de ideas y sensaciones y estimular los sentimientos.
Como sucede con varios recursos poéticos, la parado­
ja exige un vigilo constante y una imaginación activa
para apreciar cómo compagina con su contexto y cómo
agrega una amplia dimensión al significado global de
un poema. Pero también no hay que suponer que la pa­
radoja siempre está obligada a cumplir con una función
práctica e (il) lógica. Si no se puede entender o ima­
ginar lo que significa “espuma de acero,” “andamiaje
de aire,” “estrellas invisibles y tenaces,” “la inmovilidad
de las olas,” o “en lo alto /el cielo calmo lo desordena
todo /no cesa de crecer,” no es motivo para desilusión o
rechazo del recurso lingüístico. Al contrario, los trozos
manifiestan un elemento de misterio, de lo irreconci­
liable o lo inconcluso y abren múltiples posibilidades de
significado de acuerdo con la experiencia vivencial del
lector, enriquecen la experiencia lectiva e imaginativa,
y cumpliendo así con una de las virtudes más universa­
les e interesantes de la poesía. La paradoja en la obra de
la poeta puede dejar una impresión recóndita u obvia;
puede intrigar o confundir; pero siempre funciona para
incitar la imaginación y estimular la celebración por
medio de las mágicas posibilidades de la palabra.
En la obra poética de Marisol Quiroga las sínte­
sis y dualidades metafóricas; el fluido desdoblamien­
to entre lo que aparentemente se percibe y su espejo
interior; y la descripción de lo paradójico del mundo
fenomenal: todo se reúne para plasmar una profunda
reflexión sobre la insistencia humana de enfrentar sus
realidades, tratar de entenderlas y, contra viento y ma­
rea, coordinar las palabras para representarlas.
1
2
3
4
Bracho, Coral. El ser que va a morir. México, 1988.
Los cuadros más célebres de Josef Albers consisten en una serie
de cientos de pinturas e impresiones, el Homenaje al cuadrado.
Empezando en 1949, Albers exploró las interacciones cromáti­
cas con cuadrados planos y coloreados arreglados en patrones
concéntricos en el lienzo.
Slusser,George y George Guffey. “Literature and Science.” Interrelations of Literature.
Eds. Jean-Piere Barricelli y Joseph Gibaldi. Nueva York: Mod­
ern Language Association, 1982. 176.
Rumi, Jelaluddin. The Essential Rumi. Traducción al inglés de
Coleman Barks, et. al. Edison, Nueva Jersey: Castle, 1997.
18 /
cine
12 al 25 de febrero de 2010
Ocho y medio
El Oscar: números y nominaciones
Mauricio Souza Crespo
Ya se identificaron a las dos películas favoritas, dualidad que refleja un divorcio entre crítica y público: la mejor película, se supone,
será Avatar de James Cameron o The Hurt Locker de Kathryn Bigelow.
U
no: En el mundo se producen cinco
mil películas al año. De esas miles,
600 son estadounidenses. Sobre las
restantes cuatro mil y pico: un poco
más de dos mil son asiáticas (incluyendo las
mil de la India), 1300 son europeas (inclu­
yendo las rusas) y el resto corresponde a La­
tinoamérica y África.
El Oscar, aunque es el único ritual mun­
dial del cine, poco tiene que ver con el cine
mundial: sus premios benefician a películas
en lengua inglesa, sólo mil (20%) del total.
Es más: sólo películas estrenadas en Estados
Unidos, lo cual reduce el número de posibles
candidatas a 450.
Existe, para consuelo de pocos, una cate­
goría secundaria: “la mejor película en lengua
extranjera”. De las más de cuatro mil cintas
que no hablan inglés, 150 llegan a estrenar­
se (de forma restringida) en Estados Unidos.
De esas, se seleccionan cinco a través de un
tortuoso proceso: los países postulan su can­
didata única, se elabora una lista larga de se­
tenta y un comité hollywoodense se encarga
de determinar la lista chica, de cinco. Estos
comités de gringos monolingües y no muy
cinéfilos son esmerados en su ignorancia: va­
rias de las mejores películas “extranjeras” de
la década 2000-2009 no se acercaron siquiera
a una nominación.
Dos: Un sindicato (la “Academia”) de
seis mil miembros se encarga de decidir las
cosas. Las nominaciones son divididas por rubros (los
directores escogen a los nominados al “mejor direc­
tor”, etc.); para elegir a los ganadores, en cambio, vota
el sindicato en su conjunto.
Tres: Casi un tercio de las recaudaciones mundia­
les del cine provienen de la exhibición de una limitada
lista de películas norteamericanas (ocho a doce), esas
que acaparan las salas. Hay, pues, un obvio divorcio
entre la taquilla y lo que los críticos consideran “lo me­
jor”. Por eso los organizadores del Oscar optaron este
año por volver a una práctica de sus inicios: nominar
diez cintas en vez de cinco en la categoría de “mejor
película”. El cambio fue desencadenado por una inco­
modidad: la película más taquillera del 2008 (The Dark
Knight) no fue incluida en los premios del 2009. Nomi­
nar más cintas permite reconocer algunas que tienen
méritos y, a la vez, todo el mundo ha visto.
Cuatro: Ya se identificaron a las dos favoritas,
dualidad que refleja el mencionado divorcio de crítica
y público: la mejor película, se supone, será Avatar de
James Cameron o The Hurt Locker de Kathryn Bigelow.
La primera –que ningún crítico serio nombró entre las
mejores de año– es un acontecimiento tecnológico:
disfrutable, innovadora, casi hipnótica en su puesta en
escena tridimensional (y repleta, por otra parte, de lu­
gares comunes y malos diálogos). The Hurt Locker, en
cambio, es para los entendidos una pequeña obra maes­
tra: cine de acción despojado de las basuras ideológicas
que usualmente lo acompañan, cine concentrado en
reconstruir morosamente el drama de la violencia mis­
ma. La de Bigelow es una película sobre Irak armada a
partir de postales, en un registro semidocumental, de
la “rutina” de soldados que viven la guerra como una
serie de desgastantes (y adictivas) performances tea­
trales. Desde las persecuciones de La conexión francesa
(William Friedkin, 1971) o los ballets de tiros de John
Woo (en Hard Boiled de 1992, por ejemplo) la “acción”
en el cine no adquiría una dignidad tal.
Cinco: El resto de las nominadas forma un grupo
irregular. Hay buenas películas de directores legen­
darios (Bastardos sin gloria de Quentin Tarantino y Un
hombre serio de los hermanos Coen), melodramas en­
tre empalagosos y triviales (Up in the air, Precious, The
Blind Side), un discreto drama de época (An Education),
un evocativo ejercicio de ciencia ficción (Distrito 9) y,
finalmente, una buena película animada: Up (otra vez
de Pixar).
Seis: Dos películas latinoamericanas fueron nomi­
nadas: La teta asustada de Claudia Llosa (Perú) y El secreto
de sus ojos de Juan José Campanella (Argentina). Ambas
son buenas, la peruana más que la argentina. Pero no
tienen ninguna oportunidad pues las encuestas apuntan
a una justa favorita, La cinta blanca, del austriaco Michael
Haneke (que dirigió una de las mejores de la década
pasada, Caché, ignorada por el Oscar). Es más: la por­
tentosa industria francesa (la mayor de Europa, con 250
películas año) está representada por la que sería también
una justa ganadora: Un profeta de Jacques Audiard.
Siete: Si el Oscar es, a fin de cuentas, un
ritual del cine gringo, no estaría demás pre­
guntarse que podemos sacar en limpio de su
última lista de nominaciones. Se me ocurre,
por lo pronto, lo siguiente: más que nunca, es
un cine está atrapado por los espejismos de su
propio entusiasmo tecnológico. Su crisis in­
telectual es profunda: no cesa de recordarnos
una incapacidad de plantear historias o ideas
cautivantes, honestas, inteligentes. Lo mejor
del cine gringo reciente está por eso en otra
parte: en algunos proyectos de animación
cuando éstos se entregan a emular el mejor
cine silente (la primera parte de Up o Wall-e),
o en proyectos como The Hurt Locker que co­
quetean con el documental. Porque cuando
el cine gringo empieza a querer contar una
“historia” suele iniciar su camino cuesta aba­
jo. (Es el caso, incluso, de Bastardos sin gloria
de Tarantino: funciona más como una serie
de viñetas, algunas magníficas, y menos como
un relato coherente).
Ocho: Latinoamérica produce cerca de
300 películas al año. Hay los grandes pro­
ductores (Brasil, Argentina y México, en ese
orden), los medianos (Chile, Colombia) y
los pequeños (Venezuela, Perú, Bolivia). En
términos críticos, sólo México y, sobre todo,
Argentina han engendrado “directores de
importancia mundial” en los últimos años:
Carlos Reygadas, Alfonso Cuarón, Lucrecia
Martel, Lisandro Alonso.
De las varias argentinas posibles, los mismos ar­
gentinos eligieron postular al Oscar El secreto de sus
ojos de Campanella, una película sostenida por la ac­
tuación de Ricardo Darín y en una línea que continúa
(y mejora) su apreciable serie de dramas bien hechos:
El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001) y Luna de avellaneda (2004). En todas ellas,
Campanella regresa no sólo a Darín sino a un esque­
ma: un hombre ya entradito en años que enfrenta una
crisis personal, que es al mismo tiempo la del país.
Amistades y amores terminan siendo una salvación.
El secreto de sus ojos perpetúa la fórmula, con el mismo
tino e incursiones en la violencia (que Campanella ha
estado practicando como director de series televisi­
vas gringas: Ley & Orden y House). La teta asustada, en
cambio, responde a la estética minimalista, cuidadosa
y parca que caracteriza a muchos realizadores jóvenes
latinoamericanos. En esta su segunda película (luego
de la prometedora Madeinusa de 2006). Pese a una
escasa respuesta crítica, pero gracias a los festivales
(ganó el de Berlín y La Habana), Llosa accede a lo que
ninguna película peruana en la historia (ser nominada
al Oscar).
Y medio: Alguna utilidad tiene el Oscar: la publi­
cidad de las nominaciones permite que algunas pelícu­
las sean estrenadas o re-estrenadas en más lugares. En
Bolivia, por ejemplo.
* Periodista y catedrático.
Desafío de mujer: Vivir sin el
velo de la ilusión
Imágenes y palabras: Escritos
sobre cine y teatro
Lindaura Anzoátegui Campero de
Campero
Alain Badiou
Manantial / Colección Bordes
Plural editores / Colección Letras
Fundacionales
Comunismo literario y teorías
deseantes: Inscripciones
latinoamericanas
Juan Duchesne Winter
Plural editores- Colección Ensayo
En palabras del autor: “Vivimos
un buen momento para volver a
pronunciar la palabra comunismo,
retomar su tradición interrumpida
e interruptora y remitirnos a su
originaria radicalidad. Basta repa­
sar algunas condiciones que abren
las puertas a esta oportunidad: 1.
El neoliberalismo ha proletarizado
a grandes sectores de la población
latinoamericana. 2. El consenso
de Washington se desplomó. 3. Se
cuenta con una teoría labrada por
innúmeros movimientos sociales y
políticos de nuevo tipo. 4. La lite­
ratura y las formas expresivas afines
distan más que nunca de la alegori­
zación de los proyectos de nación y
modernidad. Su nuevo lugar las lle­
va a una convergencia con prácticas
emergentes de la cultura popular”.
Juan Duchesne Winter es ca­
tedrático de literatura de la Univer­
sidad de Pittsburgh. Ha publicado,
entre otros muchos, los libros Ciudadano insano (2000) y Política de
la caricia (1996). Es director de la
Revista Iberoamericana.
/ 19
libros
12 al 25 de febrero de 2010
Acostumbrados a conocer nuestro
pasado literario de oídas, no se pue­
de menos que celebrar la publica­
ción de la obra narrativa de Lindau­
ra Anzoátegui (1846-1898). Junto a
María Josefa Mujía, Mercedes Bel­
zu y Carolina Freyre, Anzoátegui es
parte de esa primera generación de
escritoras bolivianas cuya obra, en
buena medida dispersa, espera to­
davía los trabajos de la recopilación
de archivo y los insomnios de la fi­
lología. Este tomo es pues un avan­
ce en esa dirección. Incluye ocho
novelas cortas o “noveletas”, como
las llama Virginia Ayllón, autora
del jugoso estudio introductorio. A
veces mencionada en nuestras his­
torias de la literatura por sus nove­
letas cívicas (por ejemplo, Huallparrimachi de 1894) o por esbozos de
título llamativo pero escaso mérito
(Una mujer nerviosa de 1891), An­
zoátegui, gracias a este tomo, surge
más bien como la autora de Cuidado
con los celos (1893) y Cómo se vive en
mi pueblo (1892).
Viaje de Narciso
Gary Daher
Plural editores / Colección Poesía
Prolífico poeta, narrador y ensa­
yista beniano, Daher, con éste,
llega a su octavo libro de poemas.
Convencido, según uno de los tex­
tos de este tomo, de que el poema
es “la conciencia de las cosas” y de
la necesidad de un oficio (pues,
“como la oruga / sólo reconozco
esta única hoja”), Daher explora
aquí, entre otras cosas, el moti­
vo poético por antonomasia: otro
viaje de Narciso (que es como de­
cir escribir a la rosa). Otro poeta,
Gabriel Chávez, traza esta lectura:
“El viaje de Narciso, en el sentido
hermético de sor Juana y de Le­
zama Lima, es un camino circular
que baja del alma a la materia, para
más tarde elevarse de la materia al
alma, en contemplación, ahora sí,
de la verdad interior. Es también,
pues, un viaje al origen de las co­
sas, a su conciencia”.
Gary Daher (1956) ha publi­
cado, entre otros, Oruga interior
(poesía, 2006), Territorios de guerra
(poesía, 2007), El huésped (novela,
2004), El lugar imperfecto (novela,
2005) y En busca de la piedra y el
agua (ensayo, 2005).
De la crisis de la filosofía francesa
ya se ha escrito bastante: a lo sumo,
las nuevas generaciones perma­
necen varadas en un muy tardío
descubrimiento de la pintoresca
filosofía analítica anglosajona o en
deslucidos estrellatos televisivos (el
caso de Bernard-Henri Lévy). En
ese panorama desolador, quizá sólo
un sobreviviente de la “gran filo­
sofía” permanece: Alain Badiou,
a punto de cumplir 73 años. Este
tomo reúne sus escritos sobre cine
y teatro. Aunque breve, como mu­
cho de Badiou, del libro se puede
decir lo que del resto de su obra:
asistimos en él al trabajo de un pen­
samiento ocupado en pensar, real­
mente, sus objetos. El resultado es
iluminador y, de lejos, más útil que
buena parte de la teoría del cine
contemporánea (tan propensa a los
embates de la moda). Para los que
admiramos su obra se abre además
un placer adicional: descubrir cuál
es el cine que intriga a Badiou. La
lista es clásica (Murnau, Antonio­
ni, Godard) y, a la vez, atenta al
presente (el P.T. Anderson, el de
Petróleo sangriento y Magnolia).
Un único desierto
Enrique Prochazka
Matalamanga / Colección Cuento
El primer libro de Enrique Pro­
chazka (que se pronuncia “Pro­
jazca), el más interesante narrador
peruano contemporáneo. Relegado
a la categoría de “autor de culto”,
considerado un “difícil” por la di­
versidad algo erudita de sus relatos
(que, dicen, le deben mucho a Bor­
ges y Wittgenstein), Prochazka ha
sobrevivido la marginalidad gracias
a la admiración de otros peruanos
más famosos (Iván Thays o Santia­
go Roncagliolo) o de estrellas de la
narrativa en lengua castellana (En­
rique Vila-Matas, por ejemplo). El
crítico Gustavo Faverón escribe:
“El lector debería leer los cuen­
tos de Un único desierto del modo
en que sus personajes caminan
por ellos: con espanto del recono­
cimiento, maravilla del hallazgo
y conciencia de que el mundo en
ellos crece con el movimiento de
quienes entran en él. Y debe estar
advertido de que en cada vuelta del
camino lo espera un espejo a veces
amigo y a veces traicionero.”
Prochazka ha publicado, ade­
más, los relatos de Cuarenta sílabas,
catorce palabras (2005) y la novela
Casa (2004).
Un festival de poesía y de poetas
P
oetas de siete países se reunieron en las ciuda­
des de la La Paz y Oruro con motivo del Pri­
mer Festival Internacional de Poesía. El even­
to, que culmina este sábado 13 de febrero, no
podía pasar desapercibido en este pequeño espacio
dedicado a la actividad cultural. Son para destacar la
buena organización y el carácter novedoso que ani­
maron esta iniciativa.
El festival no se limitó a ser un aglomerante de
inacabables presentaciones de libros, sino que dio ade­
más apertura hacia otro tipo de actividades. La poesía
se vistió de gala para salir a encontrarse con la gente, y
se hizo presente en las distintas mesas de lectura que se
habilitaron en las calles, donde participaron también
estudiantes. El programa incluyó una visita al Tío de
la mina en Oruro, y se dejó abierta la posibilidad de
hacer poesía en el fastuoso carnaval orureño.
Durante más de una semana, la cita estuvo en­
galanada con la presencia de importantes poetas in­
ternacionales, que se sumaron a poetas destacados de
nuestro país que fueron invitados. Dentro del primer
grupo estuvieron Jorge Boccanera y Laura Yasan de
Argentina, Marión Bethel de Bahamas y Nadia Prado
de Chile, Jüri Talvet de Estonia, Roberto Echavarren
de Uruguay, Rodolfo Häsler de España; en cuanto a
los bolivianos, se destacó la presencia de Jesús Urza­
gasti, uno de los maestros vivientes de nuestra lite­
ratura, además de Cé Mendizábal y Sergio Gareca,
joven poeta y artista orureño.
En nuestro país el evento más cercano que se
haya tenido de esta naturaleza fue el reciente Festival
de Poetas Jóvenes en Sucre. Claro que fue un evento
de menor envergadura. A pesar de lo dicho debe re­
marcarse que este festival fue inédito en Bolivia. Este
encuentro fue posible gracias a la iniciativa de cuatro
poetas de reconocida trayectoria que conformaron el
comité organizador y estuvieron trabajando desde el
mes de octubre del año pasado. Nos referimos a: René
Antezana Juárez poeta, pintor y gestor cultural; Edwin
Guzmán Ortiz, poeta, crítico de arte y docente uni­
versitario; Rubén Vargas, periodista cultural, crítico y
poeta; y Benjamín Chávez que se encontraba bajo la
dirección del Premio Na­
cional de Poesía.
Para que este pro­
yecto se haga una realidad
fueron necesarios alre­
dedor de 32 000 dólares,
según Benjamín Chávez,
que era lo que se necesita­
ba para traer a los poetas
extranjeros. El objetivo:
generar un espacio de
encuentro e intercambio
de experiencias con los
exponentes bolivianos. Gran parte de este presupues­
to fue cubierto por el Ministerio de Desarrollo de las
Culturas y la Fundación Cultural Zofro de la ciudad
de Oruro. Otras entidades que hicieron posible su rea­
lización fueron la Carrera de Literatura de la umsa,
el Espacio Simón I. Patiño, Plural Editores, el Centro
Cultural Catcarve y la Oficialía Mayor de Culturas,
tanto de La Paz como de Oruro.
20 /
12 al 25 de febrero de 2010
La otra orilla
Johnny Heredia Humeréz, artista invitado
Jinetes que montan caballos propios
Nuevas posibilidades a partir
del arte digital
Franz Kafka*
N
ada, si se piensa bien, puede animar a
querer ser el primero en una carrera.
La gloria de ser reconocido como el
mejor jinete del país proporciona,
cuando la orquesta empieza a tocar, demasiada
alegría como para impedir cierto arrepentimien­
to a la mañana siguiente.
La envidia de los rivales, gente astuta y
bastante influyente, tiene que dolernos en el
estrecho corredor por el que cabalgamos hacia
aquella planicie que pronto aparece vacía ante
nosotros, exceptuando algunos jinetes retrasa­
dos que galopan, minúsculos, por la línea del horizonte.
Muchos de nuestros amigos se apresuran a cobrar sus ganancias, y solo
por encima del hombro nos gritan un ¡hurra! desde las lejanas ventanillas; los
mejores amigos, sin embargo, no han apostado por nuestro caballo, pues temían
tener que enfadarse con nosotros si perdíamos; pero como resulta que nuestro
caballo ha quedado primero y ellos no han ganado nada, nos vuelven la espalda
cuando pasamos por delante y prefieren recorrer las graderías con la mirada.
Detrás, los competidores, firmes en su silla, intentan ignorar la desgra­
cia que los ha golpeado y la injusticia que, de alguna manera, se ha cometido
con ellos; adoptan un aire desenvuelto, como si debiera iniciarse una nueva
carrera, seria esta vez, después de aquel juego de niños.
A muchas damas les parece ridículo el vencedor, porque se pavonea
y, sin embargo, no sabe muy bien cómo enfrentarse a esos interminables
apretones de manos, saludos militares, reverencias y ademanes desde lejos,
mientras los vencidos no abren la boca y dan palmaditas en el cuello a sus
caballos, muchos de los cuales relinchan.
Y desde un cielo ya encapotado empieza por fin a llover.
Soy un criado, pero no hay trabajo para mí. Hombre tímido, no sé abrirme paso
a la fuerza; a decir verdad, ni siquiera me abro paso para ponerme en la misma
fila que los otros, pero esta es tan solo una de las causas de mi desocupación y
hasta es posible que no tenga nada que ver con ella; la principal causa es, en todo
caso, el hecho de que no me llamen para realizar ningún servicio; otros han sido
llamados y no lo han solicitado más que yo, sí puede ser incluso que no hayan
abrigado siquiera el deseo de ser llamados, mientras que yo al menos lo siento a
veces con suma intensidad.
Permanezco, pues, tumbado en el catre, en el cuarto de la servidumbre, con­
templando las vigas del techo, durmiendo, despertándome y volviendo a dormirme.
A veces voy a la fonda de enfrente, donde sirven una cerveza agria, que en ocasiones
he derramado por el asco que me daba, pero luego vuelvo a beber. Me gusta estar
allí sentado, pues a través de la ventanita cerrada puedo contemplar las ventanas de
nuestra casa sin ser descubierto por nadie. No se ve mucho, desde luego, a la calle
solo dan, creo yo, las ventanas de los pasillos, y, por añadidura, no de los pasillos que
conducen a las dependencias de los señores. También es posible que me equivoque,
pero alguien lo afirmó en una ocasión sin que yo se lo preguntase y la impresión ge­
neral de la fachada lo confirma. Pocas veces se abren las ventanas, y cuando ocurre,
lo hace un criado que aprovecha la ocasión, claro está, para apoyarse en el antepe­
cho y contemplar un rato la calle. Son, pues, pasillos donde no se corre el riesgo
de ser sorprendido. Por cierto, no conozco a estos criados; los criados ocupados de
forma permanente arriba duermen en otro sitio, no en mi cuarto.
Un día que entré en la fonda, había un cliente sentado en mi puesto de
observación. No osé mirar directamente y, todavía en el umbral, me dispuse
a dar media vuelta y marcharme. Pero el cliente me llamó, y se demostró que
también era un criado al que ya había visto alguna vez en algún sitio pero con
el que no había hablado hasta el momento. Así pues, me senté. Me planteó al­
gunas preguntas, pero no fui capaz de responderlas; a decir verdad, ni siquiera
las entendía. Por eso dije: “Tal vez te arrepientas ahora de haberme invitado”,
y me dispuse a levantarme. Pero él me cogió la mano por encima de la mesa y
me obligó a sentarme: “Quédate”, dijo, “esto solo ha sido una prueba. Quien no
responde a las preguntas ha superado la prueba”.
Franz Kafka (Praga, 1883), Obras completas III. Narraciones y otros escritos.
N
acido en Cochabamba el 17 de
enero de 1951, Johnny Here­
dia mostró inclinaciones hacia
el arte desde niño. La música y
la pintura lo atraían. Ya en su juventud
inició su carrera como pintor de manera
autodidacta, incursionando en el uso del
lápiz, las témperas y los pasteles. Su pri­
mera exposición importante la realizó el
año 1989 en la Galería de Arte emusa en
La Paz. “Cuatro Paredes” y “Páginas del
Recuerdo”, eran las dos temáticas de esa exposición en la que mostraba construccio­
nes derruidas en una dimensión surrealista.
La segunda exposición importante se dio en 1999 cuando fue invitado a presen­
tar su obra en la Galería Centro Cultural Simón I. Patiño en la ciudad de Cochabam­
ba. En aquella oportunidad la temática fue “Gemas”, inspirada en cuerpos pintados,
destacando la delicadeza de la figura femenina. Esta presentación se realizó acom­
pañada de música y danza new age interpretada por el cuerpo de baile de la Academia
de Danza de Melo Tomsich.
Como resultado de estas exposiciones, sus cuadros pasaron a formar parte de
dos libros de arte de publicación boliviana: Memoria (1974-1994) que representa
veinte años de trabajo de la Galería de Arte Emusa, y Pintores bolivianos contemporáneos de Armando Soriano Badani.
Heredia afirma que en su obra el surrealismo es la expresión pictórica de su pre­
ferencia. Los temas que utiliza como disparadores son variados, y pueden ir desde las
construcciones con elementos de vivienda en el espacio, pasando por los cuerpos eté­
reos en sinfonía, hasta los abstractos
geométricos decorativos. Incursionó
también en el mundo del arte foto­
gráfico, y combinando técnicas de la
fotografía con las que ya poseía de
la pintura, el lápiz, los óleos, etc.,
viene ampliando los alcances de su
obra hacia el campo del arte digita­
lizado. Justamente esta mezcla es lo
que se muestra en los cuadros que se
exponen en este número. Cuadros
que son, dicho sea de paso, parte de
una muestra inédita en la obra del
artista. Así define Heredia su estilo:
“La función de elementos, las trans­
parencias, la plasticidad de objetos,
el contraste del claro y oscuro más
lo elementos flotantes, son parte de
mi estilo, que traduzco como obra
que surge de la supra-realidad en los
sueños de lo humano”.
Buscando en Internet
www.euforic.org
Portal del foro europeo para la coope­
ración internacional incluye investiga­
ciones por países, temas de cooperación,
red social de ayuda al desarrollo, docu­
mentos, bibliografía.
www.pihdd.org
La Plataforma interamericana de De­
rechos Humanos, democracia y desa­
rrollo –pidhdd– está conformado por
Capítulos Nacionales que articulan or­
ganizaciones sociales e instituciones de
la sociedad civil, que promueve la plena
vigencia y realización de los derechos
humanos.
www.gobiernoelectronico.
org
Portal sobre el gobierno electrónico que
incluye cursos digitales, foros interna­
cionales de sociedades digitales, em­
presas y diálogos, formación en civismo
digital, cursos sobre gobernabilidad y
gobierno digital.
www.fund-culturadepaz.org
Su actividad se basa principalmente en
la vinculación y movilización de redes
de instituciones, organizaciones e in­
dividuos que se destaquen por su com­
promiso con los valores de la cultura de
paz.
Descargar