CAMINO DE EL CERRO DE ANDÉVALO HASTA VILLAR IZQUIERDO Distancia: Dificultad: Tiempo de andadura: 7.000 m aprox. Leve a moderada 1,5 horas Nota histórica.- Este villar es un ejemplo de los primeros asentamientos poblacionales de la venida castellana hasta estas tierras andevaleñas. No quedan de él más que unos pequeños vestigios, pero la subida hasta la cima de la cabeza de La Lancha, donde está ubicado, merece la pena por los espléndidos paisajes que se ofrecen a la vista y la posibilidad de contemplar algunos buitres negros y leonados que bajan de la cercana sierra Pelada y Picos de Aroche. Se inicia en el callejón del Monturio, el mismo lugar desde donde parte el camino del Lomero. Baja en suave pendiente, entre callejones mal empedrados, hasta la rivera Pelada. Desde media ladera puede verse parte del camino de los molinos de agua viva de la rivera Pelada. Tras zigzaguear por los callejones desemboca en la carretera que se dirige a San Telmo. Cruza el puente sobre la rivera Pelada en la carretera que lleva hasta San Telmo. Carretera adelante, tras dejar atrás la cerca de “Jambre” a la izquierda, gira en este sentido. A la derecha, cincuenta metros más adelante, pueden verse las ruinas de un horno de cocer cerámica. Ahora, transcurre llano por una pequeña altiplanicie, desde donde se divisa a la izquierda la cadena montañosa de Las Mingorreras y al fondo la cabeza de Andévalo. Tras una suave bajada se llega hasta las ruinas de Las Meallas, una antigua explotación agropecuaria. Con estancias propias de estos usos y toril para el ganado. Las ruinas se dejan a la izquierda y se continúa hasta el vado del barranco del Fresno, por entre monte bajo y eucaliptus. Como es un curso de estiaje, el barranco se vadea fácilmente. Nada más cruzar, el camino enfila a la derecha hacia otras ruinas agropecuarias: Valle Izquierdo. Para desde allí subir a la cabeza de la Lancha. El antropónimo Villar Izquierdo ha desaparecido de mapas al uso. Solo quedan ruinas de un toril y cochinera con bóveda de aproximación. Pero llegar hasta la cumbre de 340 m de altura y contemplar sus excelentes vistas es una satisfacción. En sus enormes riscadas suele haber buitres negros y leonados que bajan de la sierra Pelada, más al norte José Rico Romero El Cerro de Andévalo, 2013