Pobreza y exclusión social

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Pobreza y Exclusión Social
Extracto de un trabajo presentado en 1998 para el 1er curso de la
Escuela de Trabajo social de la Universidad de Deusto.
Introducción
El objetivo fundamental de los tres análisis presentados a continuación no es otro que el de evaluar
comparativamente el estado de las bolsas de pobreza y margina−ción en los núcleos geográficos y territoriales
en los que estamos insertos: Euskadi, Es−paña y Unión Europea. Así, tampoco queremos dejar de
proporcionar una visión prácti−ca de los aspectos desarrollados en el bloque teórico, para lo cual pretendemos
hacer es−pecial hincapié en las consecuencias que los procesos de exclusión social pueden tener en las
políticas económicas y sociales (fundamentalmente en las políticas de protección social y de discriminación
positiva).
Estudio comparativo nº I
Avance de la pobreza y la exclusión social.
España dentro del marco de la Unión Europea.
CUADRO I
INDICADORES DE DESARROLLO. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE
Fuente: Comisión Europea, diciembre 1997
Los datos comparativos vienen a recalcar las tendencias de los últimos años. Desde 1993 se observa un
relanzamiento de la economía española que se está traducien−do en un progresivo acercamiento a los
parámetros comunitarios. De hecho, aún nos en−contramos lejos de los índices de desarrollo y niveles de
renta de los países escandina−vos y centroeuropeos, si bien cada vez nos estamos acercando más la media de
la Unión Europea (datos tomados tras las últimas incorporaciones).
Según datos recientemente publicados por la Comisión Europea, el Producto Interior Bruto per cápita español
se situó en un 77,5% de la media europea en 1997. A la cabeza de la UE se encuentran países como
Luxemburgo (161,7%), Dinamarca (117,1%) y Bélgica (113%). No obstante, las diferencias existentes con
respecto a los enclaves mediterráneos tienden a suavizarse paulatinamente. Por debajo de España, a día de
hoy, sólo se encuentran Portugal (69,2%) y Grecia (66,2%).
CUADRO II
INDICADORES DE EXCLUSIÓN SOCIAL. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE
Fuente: Observatorio Europeo para la Lucha contra la Exclusión Social, 1998
Como podemos observar, el paro constituye el elemento sobre el cual gira el problema de la exclusión social
en España. Las tasas de paro se sitúan muy por encima de los niveles europeos y alcanzan con mayor
intensidad a los jóvenes, las mujeres y las personas mayores de 45 años. Colectivos que, como veíamos en el
apartado teórico, se encuentran ya en las llamadas zonas de vulnerabilidad y de exclusión (lugar de
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estanca−miento del fenómeno analizado, la pobreza). A esta situación debe añadirse la elevada incidencia del
VIH entre la población española (la más alta de la UE), así como una po−blación reclusa por encima de los
niveles medios europeos.
MUCHA PRECARIEDAD Y POCA EXCLUSIÓN SOCIAL
Lo primero que hay que decir es que España soporta niveles elevados de precari−zación y de pobreza relativa,
si lo comparamos con el ámbito europeo, pero es todavía una sociedad muy integrada, en la que los excluidos
son todavía muy pocos.
Según datos de las últimas encuesta sobre rentas del INE, el porcentaje de fami−lias en situación de pobreza
relativa (17,5%) es el más alto de la Comunidad Europea. La proporción de trabajadores con contratos
temporales (más de 1/3) no tiene compara−ción con la de los otros socios comunitarios, de la misma manera
que las tasas de des−empleo. En los últimos años, España ha sido quizás el país de la CE donde más
inacce−sible era la vivienda para la población con ingresos por debajo de la media. Todo ello nos apunta a una
extensión considerable de lo que se ha dado en llamar «precariedad», «vulnerabilidad» o «fragilidad» en la
población española.
CUADRO III
INDICADORES DE INTEGRACIÓN SOCIAL PARA TRES GRANDES METRÓPOLIS
Fuente: Los indicadores tienen procedencias diversas y algunos de ellos son estimaciones. Los datos de
Nueva York proceden del US Census Bureau y corresponden a diferentes fechas entre 1988 (mortalidad
infantil) y 1992 (población). Los datos sobre París (el territorio urbano de Ile de France) proceden del
INSEE y aparecen publicados en L'État de la France, y corresponden a fechas entre 1990 (población) y 1993
(desempleo). Los datos sobre criminalidad aparente co−rresponden a toda Francia y toda España en 1987
(fuente Atlas de la criminalité en France) y la ciudad de Nueva York (fuente US Census Bureau, 1991). Todos
los datos están sacados de las correspondientes sites en la World Wide Web.
En este cuadro que precede hemos recogido una serie de indicadores de integra−ción/exclusión sociales para
tres grandes metrópolis: Nueva York, París y Madrid. Aun−que las cifras deban tomarse siempre con cautela,
pueden servir para ofrecer una imagen sintética de lo expuesto hasta ahora.
Una institución familiar todavía muy solidaria es una de las claves de España como sociedad altamente
integrada. El proceso de urbanización e industrialización reciente es otra. La proporción de población
reclusa en España, por ejemplo, es aproxi−madamente la mitad que la de USA, y las tasas de homicidios
pueden ser una décima parte que en dicho país, posiblemente el país de la OCDE con mayor proporción de
excluidos. La comparación del volumen de personas que duermen en la calle, entre Ma−drid y Nueva York
por ejemplo, es también muy significativa.
CUADRO IV
DESTINO DEL GASTO SOCIAL POR SECTORES. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE
Fuente: Comittee of the Regions, marzo 1998
Efectivamente, podemos ver como en España, la espe−cial incidencia del desempleo y de la precariedad
laboral están generando en−tre la población es−pañola la aparición de nuevos grupos de exclusión (unidos a
los tradicionales: gitanos, población sin alfabetizar, cam−pesinos sin tierra, etc...), entre los que podemos
2
citar:
• jóvenes sin futuro y con escasa independencia y autonomía personal que permita su desarrollo;
• mujeres con cargas familiares, parados de larga duración y con baja cualificación, lo que les aparta
progresivamente del mercado de trabajo;
• minusválidos, que ven reducidas sus posibilidades de inserción social;
• inmigrantes, que no sólo tienen mayores dificultades de asentamientos, sino que ven aumentar su
rechazo por parte de la población y están obligados a captar tra−bajos en condiciones de grave
explotación.
CUADRO V
EL GASTO PÚBLICO EN ESPAÑA
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, enero 1998
Las perspectivas de futuro apuntan a un agudizamiento y a una mayor incidencia de la exclusión por causas
económicas. Se−rán los desempleados continuos y los de lar−ga duración quienes verán incrementadas sus
diferencias respecto al resto de la pobla−ción. Esta situación, a la larga, puede con−ducir a un incremento de
las conductas xe−nófobas (acabar viendo al emigrante como enemigo) y, de forma tangencial, a un
em−peoramiento de las condiciones y prote−cción social de la tercera edad (caída de los sistemas de
protección a las clases pasivas).
CONCLUSIONES
La clave fundamental del proceso de precarización y el elemento sobre el cual gira el problema de la
exclusión social es el paro. Las, comparativamente con la UE, elevadas tasas de desempleo colocan a jóvenes
y mujeres en una situación especialmen−te vulnerable, por lo cual las políticas sociales debieran estar
especialmente dirigidas a discriminar positivamente a estos colectivos.
Una conclusión interesante que hemos entresacado respecto a la repercusión de la crisis, es que si esta
situación no ha llegado hasta la crispación social ha sido en bue−na medida por determinados mecanismos
compensadores (mejora de la cobertura del desempleo, de las pensiones, del sistema educativo y sanitario,
etc.) y por la capacidad de cobertura que la institución familiar todavía tiene en España: aproximadamente dos
de cada tres desempleados vive en una familia en la que hay otra persona trabajando, la proporción más alta
de la CE. La proporción de personas que viven solas es aquí com−parativamente muy baja.
Estudio comparativo nº II
Pobreza y exclusión social en España
LAS PECULIARIDADES DEL PERFIL DE LA EXCLUSIÓN EN ESPAÑA
Las diferencias entre las investigaciones sobre la pobreza y sobre la exclusión no son sólo de método o de
volumen, sino que también afectan a importantes elementos cualitativos: las características de la población
afectada por uno y otro fenómeno son distintas. La pobreza relativa presenta un perfil preferentemente rural
y afecta de una forma muy especial a los ancianos y las mujeres. La exclusión social, sin embargo, ape−nas
afecta a los ancianos, y donde se hace más patente es precisamente en la ciudad y no en el campo. Las
diferencias por sexo son aquí más difíciles de establecer, pero sí está claro que los más afectados son los niños
y los muy jóvenes.
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La exclusión social se extiende por todo el territorio español, pero afecta de una forma muy especial a las
ciudades (seis de cada diez excluidos, y las proporciones más altas s registran en las capitales), y dentro de
estas a determinados espacios muy reduci−dos, cercanos a la figura del gueto. En estos espacios, si atendemos
a la microlocaliza−ción, lo más adecuado para el análisis territorial de la exclusión, encontramos
determi−nadas barriadas, y determinadas calles incluso, con una historia social reciente muy de−terminada
(operaciones de promoción pública, procesos de abandono urbano) en los que los excluidos son la inmensa
mayoría. Estos barrios, urbanos, pocos y muy identifi−cados, presentes en todas las grandes ciudades
españolas, tendrían que ser una prioridad en la lucha contra la exclusión.
El gráfico siguiente nos muestra superpuestas las pirámides de edad y sexo espa−ñolas (según el Censo de
1991) y la de la población excluida encuestada por el CIS en 1993. Ambas pirámides han sido construidas con
porcentajes, con el fin de poder com−parar la distribución interna de cada población. Evidentemente la
población excluida es mucho menor que el conjunto de España. La población española (en barras
transparen−tes de borde negro) muestra un perfil habitual en las poblaciones relativamente envejeci−das, con
una forma alargada, no piramidal, con muy pocos niños y niñas y grupos de edad muy iguales entre los 20 y
los 70 años. Por el contrario, la población excluida muestra un perfil más propio de una población
preindustrial o del Tercer Mundo: una proporción muy elevada de menores de 20 años y muy pocas personas
ancianas.
CUADRO VI
DISTRIBUCIÓN COMPARATIVA ENTRE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA Y LA POBLACIÓN
EXCLUIDA
Fuente: Censo estadístico 1991, INE y Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS.
Población española 1991
Población excluida 1993 (encuesta)
Dentro de la población excluida, como podemos ver, tienen un gran peso las fa−milias numerosas y muy
numerosas, en su mayoría de etnia gitana, que mantienen pau−tas de fecundidad muy elevadas, al contrario de
lo que sucede con la mayoría de la po−blación española. Pero además, estos mismos datos deben llamar la
atención sobre el grave riesgo social que afecta a una población infantil y juvenil que podría, si no se po−ne
remedio, pasar a engrosar las filas de una población marginal creciente. El riesgo de la reproducción
generacional de la exclusión, incrementada en número, aparece clara−mente en estos datos, como también la
oportunidad de combatir la exclusión con una política preventiva y de integración dirigida a la infancia.
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Como podemos ver en el cuadro VII, en el extremo opuesto de la pirámide, el número de ancianos que
aparecen entre los excluidos es muy reducido. La importante cobertura social del sistema de pensiones, así
como el hecho de que la mayoría de los ancianos con menores ingresos no están socialmente excluidos
explica parcialmente esta realidad. Las diferencias en la esperanza de vida de los sectores excluidos podría ser
otra explicación pendiente de demostrar. La hipótesis de una feminización de la pobreza no se traduce en
proporciones mayores de exclusión social para las mujeres, pero sí pue−de aventurarse que corresponde a las
mujeres un mayor esfuerzo en la lucha por la su−pervivencia en los hogares excluidos
CUADRO VII
PORCENTAJE DE HOGARES EXCLUIDOS SOBRE EL TOTAL DE HOGARES DE CADA TAMAÑO
Fuente: Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS.
Los avances reales experimenta−dos en los sistemas de protección social han llegado de una forma
significativa a los sectores excluidos de la sociedad es−pañola, convirtiéndola cada vez más en un tipo de
exclusión asistida, aunque por sus características (asistencializa−ción, estigmatización y concepción más
pasiva que activa de las políticas socia−les) este acceso no ha llevado a superar las situaciones de origen y a
avanzar su−ficientemente en la integración social de estos colectivos. Desde la investigación de la exclusión
social en Aragón hemos podido constatar un volumen importante de recursos económicos que llegan a los
excluidos a través de los diferentes me−canismos de protección social, unos re−cursos que complementan los
que estas familias son capaces de generar por sus propios medios y les aportan una estabi−lidad de la que
normalmente carecen las actividades económicas que desarrollan.
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La probabilidad de que un hogar sea excluido es mayor en los unipersonales y los muy numerosos, que en los
formados por 2, 3 o 4 miembros. Los datos de las inves−tigaciones a nivel de CC.AA. concuerdan en este
aspecto, aunque con matices, con los que aparecen a partir de los programas de ingresos mínimos de
inserción.
La familia aparece como la institución que tamiza y vehicula el acceso a los bie−nes y servicios que provienen
tanto por la remuneración de un empleo como por las prestaciones sociales, añadiendo además un volumen
nada desdeñable de trabajo no mercantil y de mecanismos de apoyo social informal. Es importante recordar
que en la época clásica del Estado de bienestar es además la estructura que permite el acceso de las mujeres (y
con ellas de los ancianos, los inválidos y los niños), que en su mayoría no participan en el empleo asalariado,
a una seguridad de existencia (obtenida indirecta−mente a través del marido) y a un papel socialmente
significativo (aunque subordinado) como amas de casa.
CUADRO VIII
DISTRIBUCIÓN DE HOGARES EXCLUIDOS SEGÚN SU TAMAÑO (PORCENTAJES SOBRE EL
TOTAL)
Fuente: Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS.
Estudio histórico
Evolución de la pobreza en Euskadi.
EVOLUCIÓN DE LOS INDICADORES DE POBREZA EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS.
La reciente publicación de la Encuesta sobre Pobreza y Desigualdades Sociales en Euskadi, permite por
primera vez disponer de datos comparativos sobre la incidencia de las diferentes situaciones de pobreza, al
ponerlos en relación con los datos obtenidos en estudios de similares características y con idéntica
metodología allá por 1986.
Abordaremos esta cuestión analizando con cierto detalle tanto la evolución de los indicadores objetivos
relativos al impacto de la pobreza como los cambios observa−dos en relación a indicadores más subjetivos,
ligados a la propia percepción que de estos problemas tiene la propia población. Consideraremos, igualmente,
algunos cambios es−tructurales de importancia en la configuración de las situaciones de pobreza que se han
detectado en estos últimos 10 años.
INDICADORES OBJETIVOS.
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Un análisis somero de la evolución de los indicadores objetivos evidencia una caída generalizada de las tasas
de pobreza y de ausencia de bienestar general. En cuanto a los niveles de riesgo de pobreza grave, una vez
neutralizado el efecto de los cambios observados en la estructura ocupacional de los cabezas de familia de los
hogares vascos (fruto de la crisis, de la reconversión, etc...), se constata que la caída resulta en realidad más
intensa. Esto evidencia un ritmo subyacente de caída real de la incidencia de las si−tuaciones potenciales de
pobreza del 14,3%. Casos similares encontramos en cuanto a los niveles de riesgo de ausencia de bienestar y
de pobreza de acumulación.
CUADRO IX
EVOLUCIÓN DE LOS INDICADORES DE POBREZA ENTRE 1986 Y 1996
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Pobreza de
mantenimiento
Riesgo de:
Año
Pobreza de
acumulación
Pobreza Ausencia de
bienestar
1986
1996
1996 (tasa
estandarizada)
Evolución 1996/1986
(estandarizada)
4,9 31,6
2,1
4,6 31,6
1,6
4,2 29,5
1,6
−14,3 −6,6
−23,8
En general, puede hablarse de una tendencia subyacente a la caída generalizada de la incidencia de las
situaciones de precariedad, más intensa en el caso de las situacio−nes más graves.
CUADRO X
EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE CIERTOS INDICADORES DE POBREZA DE
MANTE−NIMIENTO EN HOGARES EN SITUACIÓN DE RIESGO
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Pobreza
Indicadores
grave
Ausencia de
bienestar
En situación
de bienestar
Ingresos totales medios per cápita
24,5
47,1
100,0
1986
26,8
48,6
100,0
1996
Gastos totales medios per cápita
45,1
60,2
100,0
1986
45,9
65,2
100,0
7
1996
Gastos básicos medios per cápita
59,2
75,0
100,0
63,1
79,7
100,0
1986
1996
Fruto de la evolución se observa un mayor acercamiento de los niveles de ingre−so y gasto de los grupos más
desfavorecidos respecto de los más favorecidos (aunque aún siguen siendo significativas), lo cual, si no viene
a prescribir la disminución de la pobreza, sí que ratifica algunos aciertos de actuaciones como el Plan de
Lucha contra la Pobreza También se observan mejorías al considerar la caída en la proporción que los hogares
destinan a gastos básicos respecto al total de gastos por todos los conceptos (au−menta pues la capacidad de
gasto en conceptos no estrictamente básicos). El análisis de algunos indicadores relativos a pobreza de
acumulación, particularmente aquellos que reflejan carencias básicas de instalaciones o equipamientos en la
vivienda, tampoco deja lugar a dudas sobre la importancia de la mejoría observada en las condiciones de vida
de los hogares vascos en estos últimos 10 años.
INDICADORES SUBJETIVOS.
Las tendencias son aquí más positivas aún. El dato más llamativo a destacar es la fuerte caída del porcentaje
de hogares que, dentro de la CAPV, se consideran pobres o muy pobres. Así, también la proporción de
hogares que señalan disponer de ingresos in−feriores a los mínimos necesarios para llegar a fin de mes o para
cubrir las necesidades básicas.
CUADRO XI
EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE DIVERSOS INDICADORES RELATIVOS A LAS
PERCEP−CIÓN DE LOS NIVELES DE POBREZA ENTRE LOS HOGARES VASCOS
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Indicadores
Hogares auto−considerados pobres
o muy pobres
Hogares con ingresos inferiores al
mínimo señalado para cubrir las
necesidades básicas
Hogares con ingresos inferiores al
mínimo señalado para cubrir todos
los gastos del mes
1986
1996
17,4
2,4
5,1
4,5
31,5
19,9
Respecto al cumplimiento de las necesidades básicas, un 1,9 % de la población vasca total considera no
disponer de ingresos suficientes para cubrirlas, dato que se pue−de calificar de positivo. Efectivamente, el
porcentaje de hogares que denuncia no dispo−ner de una alimentación aceptable pasa de un 41% en a un 6,3%
en la actualidad.
CAMBIOS EN LA CARACTERIZACIÓN O INCIDENCIA DE LAS FORMAS DE POBREZA.
Más allá de la evolución observada en los indicadores generales de pobreza, hay que destacar el cambio
sustancial en la estructura de ingresos que se observa en el co−lectivo de hogares en situación de riesgo de
pobreza grave. El cambio más significativo hace referencia al aumento sustancial de la parte correspondiente a
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ingresos procedentes de ayudas sociales. Descienden, en cambio, lo referente a ingresos propios, los ingresos
por vía de la SS y los provenientes de la sociedad en general. Son cambios que, trasla−dados a la población en
general, reflejan la tendencia a un peso creciente de los ingresos procedentes de la Asistencia y de la
Seguridad Social en la estructura media de ingresos per cápita de los hogares vascos (¿asistencialismo?
¿dependencia institucional?)
El origen de esta transformación se asocia a un incremento absoluto de los ingre−sos medios entre 1986 y
1996. Si en los colectivos en situación de bienestar esto se en−tiende desde el aumento de los ingresos
propios, en los demás grupos el papel clave co−rresponde a los ingresos procedentes de la Seguridad Social y
entre los más pobres está ligado al aumento del volumen medio de ingresos procedentes de otras ayudas
sociales (ahondando en las conclusiones ya citadas anteriormente).
CUADRO XII
EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DEL RIESGO DE POBREZA SEGÚN LA ACTIVIDAD DEL/LA
CABEZA DE FAMILIA
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Situación en
relación a la
actividad
Ocupado/a
Pobreza grave
Ausencia de bienestar
1,4
0,8
−42,9
23,0
20,1
−12,6
Parado/a
28,8
32,7
13,5
65,9
73,9
12,1
Inactivo/a
6,5
6,0
−7,7
40,5
40,4
−0,2
1986 1996
Evolución 1986 1996
Evolución
Otro cambio importante hace referencia a la evolución diferencial de las situa−ciones de riesgo en función de
la posición en relación a la actividad de la persona princi−pal del hogar. Aquí sí se observan caídas más o
menos significativas en los niveles de riesgo entre personas ocupadas e inactivas, al contrario que entre las
personas desemple−adas donde, además el aumento de las problemáticas resulta sustancial (ratificando las
tendencias expuestas en otros apartados que apuntan al paro como verdadero factor de exclusión social). Los
niveles de riesgo de ausencia de bienestar (vulnerabilidad) entre desempleados con responsabilidades
familiares pasan del 65,9% al 73,9% y los de po−breza grave del 28,8% al 32,7%.
Esta evolución ha acentuado el diferencial ya notable que existía en 1986 en los niveles de riesgo de los
colectivos desempleados en relación a los demás.
CUADRO XIII
EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DEL RIESGO DE POBREZA POR TIPO DE GRUPO FAMI−LIAR
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Tipo de grupo
familiar
Pobreza grave
12,8
1986 1996
7,4
−42,2
Ausencia de bienestar
Evolución 1986 1996
42,3
46,6 10,2
Personas solas
Pareja sin hijos
4,5
4,4
34,9
−2,2
36,3
Evolución
4,0
9
Pareja con hijos
3,5
2,6
−25,7
29,0
24,7
−14,8
Familias
monoparentales
6,6
13,0
97,0
31,6
40,5
28,2
Un segundo aspecto significativo en la evolución experimentada se refiere al au−mento sustancial de los
niveles de riesgo en familias monoparentales (el riesgo de au−sencia de bienestar pasa del 31,6% al 40,5% y
el de pobreza grave del 6,6% al 13%). En general la familia sufre las consecuencias del avance de la pobreza y
la exclusión social, puesto que sólo se constata una evolución positiva en los índices de riesgo de ausencia de
bienestar entre las parejas con hijos (del 29% al 24,7%). En lo relativo a los niveles de riesgo de pobreza
grave, la reciente evolución ha provocado incluso un cambio brus−co de situación, convirtiéndose las familias
monoparentales en el grupo de mayor riesgo en términos absolutos. Esto no puede interpretarse sin hacer
especial referencia a fenó−menos como la feminización de la pobreza o el reconocimiento de la familia como
co−lectivo que asume los costos de la crisis y de los cambios socio−demográficos. Quizás sea el momento de
priorizar la aplicación de medidas de acción positiva.
CUADRO XIV
EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE LAS FORMAS DE TENENCIA DE LA VIVIENDA EN
HOGARES EN SITUACIÓN DE POBREZA
Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986
Formas de tenencia
1986
1996
de la vivienda
Propiedad
58,9
25,1
Alquiler
39,1
60,4
Otra situación
1,8
14,5
Este cuadro hace referencia a la llamada pobreza de acumulación. Aquí no hay mucho que destacar, puesto
que las tendencias no difieren de las ya expuestas. Uni−camente un cambio fundamental, asociado a la
consolidación de las situaciones de al−quiler como forma de tenencia dominante entre los colectivos más
pobres (a diferencia de las tendencias europeas). Así la proporción de hogares pobres en situación de alquiler
llega al 60,4%, con una subida notable en la última década, en claro contraste con las tendencias dominantes
en la población considerada en su conjunto, que sigue consoli−dando las formas de tenencia en propiedad
(quizás porque las formulas legales no aca−ban de fomentar otras modalidades). De hecho, si tenemos en
cuenta el elevado coste actual de las viviendas en alquiler, parece claro que este coste puede aparecer como
uno de los principales elementos condicionantes de la calidad de vida.
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Disponibilidad de agua caliente, de bañera o ducha, buena insonorización interior, ausencia de proble−mas de
humedad, etc...
Televisión en color, tocadiscos o cadena musical, lavavajillas...
SANZO, L. (1986) Algunas reflexiones acerca de las implicaciones para la planificación social del ingreso
en Euskadi en la C.E.E.. Zerbitzuan nº 1, págs 45−49
31
12
quesito
•
13
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