Pobreza y Exclusión Social Extracto de un trabajo presentado en 1998 para el 1er curso de la Escuela de Trabajo social de la Universidad de Deusto. Introducción El objetivo fundamental de los tres análisis presentados a continuación no es otro que el de evaluar comparativamente el estado de las bolsas de pobreza y margina−ción en los núcleos geográficos y territoriales en los que estamos insertos: Euskadi, Es−paña y Unión Europea. Así, tampoco queremos dejar de proporcionar una visión prácti−ca de los aspectos desarrollados en el bloque teórico, para lo cual pretendemos hacer es−pecial hincapié en las consecuencias que los procesos de exclusión social pueden tener en las políticas económicas y sociales (fundamentalmente en las políticas de protección social y de discriminación positiva). Estudio comparativo nº I Avance de la pobreza y la exclusión social. España dentro del marco de la Unión Europea. CUADRO I INDICADORES DE DESARROLLO. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE Fuente: Comisión Europea, diciembre 1997 Los datos comparativos vienen a recalcar las tendencias de los últimos años. Desde 1993 se observa un relanzamiento de la economía española que se está traducien−do en un progresivo acercamiento a los parámetros comunitarios. De hecho, aún nos en−contramos lejos de los índices de desarrollo y niveles de renta de los países escandina−vos y centroeuropeos, si bien cada vez nos estamos acercando más la media de la Unión Europea (datos tomados tras las últimas incorporaciones). Según datos recientemente publicados por la Comisión Europea, el Producto Interior Bruto per cápita español se situó en un 77,5% de la media europea en 1997. A la cabeza de la UE se encuentran países como Luxemburgo (161,7%), Dinamarca (117,1%) y Bélgica (113%). No obstante, las diferencias existentes con respecto a los enclaves mediterráneos tienden a suavizarse paulatinamente. Por debajo de España, a día de hoy, sólo se encuentran Portugal (69,2%) y Grecia (66,2%). CUADRO II INDICADORES DE EXCLUSIÓN SOCIAL. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE Fuente: Observatorio Europeo para la Lucha contra la Exclusión Social, 1998 Como podemos observar, el paro constituye el elemento sobre el cual gira el problema de la exclusión social en España. Las tasas de paro se sitúan muy por encima de los niveles europeos y alcanzan con mayor intensidad a los jóvenes, las mujeres y las personas mayores de 45 años. Colectivos que, como veíamos en el apartado teórico, se encuentran ya en las llamadas zonas de vulnerabilidad y de exclusión (lugar de 1 estanca−miento del fenómeno analizado, la pobreza). A esta situación debe añadirse la elevada incidencia del VIH entre la población española (la más alta de la UE), así como una po−blación reclusa por encima de los niveles medios europeos. MUCHA PRECARIEDAD Y POCA EXCLUSIÓN SOCIAL Lo primero que hay que decir es que España soporta niveles elevados de precari−zación y de pobreza relativa, si lo comparamos con el ámbito europeo, pero es todavía una sociedad muy integrada, en la que los excluidos son todavía muy pocos. Según datos de las últimas encuesta sobre rentas del INE, el porcentaje de fami−lias en situación de pobreza relativa (17,5%) es el más alto de la Comunidad Europea. La proporción de trabajadores con contratos temporales (más de 1/3) no tiene compara−ción con la de los otros socios comunitarios, de la misma manera que las tasas de des−empleo. En los últimos años, España ha sido quizás el país de la CE donde más inacce−sible era la vivienda para la población con ingresos por debajo de la media. Todo ello nos apunta a una extensión considerable de lo que se ha dado en llamar «precariedad», «vulnerabilidad» o «fragilidad» en la población española. CUADRO III INDICADORES DE INTEGRACIÓN SOCIAL PARA TRES GRANDES METRÓPOLIS Fuente: Los indicadores tienen procedencias diversas y algunos de ellos son estimaciones. Los datos de Nueva York proceden del US Census Bureau y corresponden a diferentes fechas entre 1988 (mortalidad infantil) y 1992 (población). Los datos sobre París (el territorio urbano de Ile de France) proceden del INSEE y aparecen publicados en L'État de la France, y corresponden a fechas entre 1990 (población) y 1993 (desempleo). Los datos sobre criminalidad aparente co−rresponden a toda Francia y toda España en 1987 (fuente Atlas de la criminalité en France) y la ciudad de Nueva York (fuente US Census Bureau, 1991). Todos los datos están sacados de las correspondientes sites en la World Wide Web. En este cuadro que precede hemos recogido una serie de indicadores de integra−ción/exclusión sociales para tres grandes metrópolis: Nueva York, París y Madrid. Aun−que las cifras deban tomarse siempre con cautela, pueden servir para ofrecer una imagen sintética de lo expuesto hasta ahora. Una institución familiar todavía muy solidaria es una de las claves de España como sociedad altamente integrada. El proceso de urbanización e industrialización reciente es otra. La proporción de población reclusa en España, por ejemplo, es aproxi−madamente la mitad que la de USA, y las tasas de homicidios pueden ser una décima parte que en dicho país, posiblemente el país de la OCDE con mayor proporción de excluidos. La comparación del volumen de personas que duermen en la calle, entre Ma−drid y Nueva York por ejemplo, es también muy significativa. CUADRO IV DESTINO DEL GASTO SOCIAL POR SECTORES. CUADRO COMPARATIVO ESPAÑA − UE Fuente: Comittee of the Regions, marzo 1998 Efectivamente, podemos ver como en España, la espe−cial incidencia del desempleo y de la precariedad laboral están generando en−tre la población es−pañola la aparición de nuevos grupos de exclusión (unidos a los tradicionales: gitanos, población sin alfabetizar, cam−pesinos sin tierra, etc...), entre los que podemos 2 citar: • jóvenes sin futuro y con escasa independencia y autonomía personal que permita su desarrollo; • mujeres con cargas familiares, parados de larga duración y con baja cualificación, lo que les aparta progresivamente del mercado de trabajo; • minusválidos, que ven reducidas sus posibilidades de inserción social; • inmigrantes, que no sólo tienen mayores dificultades de asentamientos, sino que ven aumentar su rechazo por parte de la población y están obligados a captar tra−bajos en condiciones de grave explotación. CUADRO V EL GASTO PÚBLICO EN ESPAÑA Fuente: Instituto Nacional de Estadística, enero 1998 Las perspectivas de futuro apuntan a un agudizamiento y a una mayor incidencia de la exclusión por causas económicas. Se−rán los desempleados continuos y los de lar−ga duración quienes verán incrementadas sus diferencias respecto al resto de la pobla−ción. Esta situación, a la larga, puede con−ducir a un incremento de las conductas xe−nófobas (acabar viendo al emigrante como enemigo) y, de forma tangencial, a un em−peoramiento de las condiciones y prote−cción social de la tercera edad (caída de los sistemas de protección a las clases pasivas). CONCLUSIONES La clave fundamental del proceso de precarización y el elemento sobre el cual gira el problema de la exclusión social es el paro. Las, comparativamente con la UE, elevadas tasas de desempleo colocan a jóvenes y mujeres en una situación especialmen−te vulnerable, por lo cual las políticas sociales debieran estar especialmente dirigidas a discriminar positivamente a estos colectivos. Una conclusión interesante que hemos entresacado respecto a la repercusión de la crisis, es que si esta situación no ha llegado hasta la crispación social ha sido en bue−na medida por determinados mecanismos compensadores (mejora de la cobertura del desempleo, de las pensiones, del sistema educativo y sanitario, etc.) y por la capacidad de cobertura que la institución familiar todavía tiene en España: aproximadamente dos de cada tres desempleados vive en una familia en la que hay otra persona trabajando, la proporción más alta de la CE. La proporción de personas que viven solas es aquí com−parativamente muy baja. Estudio comparativo nº II Pobreza y exclusión social en España LAS PECULIARIDADES DEL PERFIL DE LA EXCLUSIÓN EN ESPAÑA Las diferencias entre las investigaciones sobre la pobreza y sobre la exclusión no son sólo de método o de volumen, sino que también afectan a importantes elementos cualitativos: las características de la población afectada por uno y otro fenómeno son distintas. La pobreza relativa presenta un perfil preferentemente rural y afecta de una forma muy especial a los ancianos y las mujeres. La exclusión social, sin embargo, ape−nas afecta a los ancianos, y donde se hace más patente es precisamente en la ciudad y no en el campo. Las diferencias por sexo son aquí más difíciles de establecer, pero sí está claro que los más afectados son los niños y los muy jóvenes. 3 La exclusión social se extiende por todo el territorio español, pero afecta de una forma muy especial a las ciudades (seis de cada diez excluidos, y las proporciones más altas s registran en las capitales), y dentro de estas a determinados espacios muy reduci−dos, cercanos a la figura del gueto. En estos espacios, si atendemos a la microlocaliza−ción, lo más adecuado para el análisis territorial de la exclusión, encontramos determi−nadas barriadas, y determinadas calles incluso, con una historia social reciente muy de−terminada (operaciones de promoción pública, procesos de abandono urbano) en los que los excluidos son la inmensa mayoría. Estos barrios, urbanos, pocos y muy identifi−cados, presentes en todas las grandes ciudades españolas, tendrían que ser una prioridad en la lucha contra la exclusión. El gráfico siguiente nos muestra superpuestas las pirámides de edad y sexo espa−ñolas (según el Censo de 1991) y la de la población excluida encuestada por el CIS en 1993. Ambas pirámides han sido construidas con porcentajes, con el fin de poder com−parar la distribución interna de cada población. Evidentemente la población excluida es mucho menor que el conjunto de España. La población española (en barras transparen−tes de borde negro) muestra un perfil habitual en las poblaciones relativamente envejeci−das, con una forma alargada, no piramidal, con muy pocos niños y niñas y grupos de edad muy iguales entre los 20 y los 70 años. Por el contrario, la población excluida muestra un perfil más propio de una población preindustrial o del Tercer Mundo: una proporción muy elevada de menores de 20 años y muy pocas personas ancianas. CUADRO VI DISTRIBUCIÓN COMPARATIVA ENTRE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA Y LA POBLACIÓN EXCLUIDA Fuente: Censo estadístico 1991, INE y Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS. Población española 1991 Población excluida 1993 (encuesta) Dentro de la población excluida, como podemos ver, tienen un gran peso las fa−milias numerosas y muy numerosas, en su mayoría de etnia gitana, que mantienen pau−tas de fecundidad muy elevadas, al contrario de lo que sucede con la mayoría de la po−blación española. Pero además, estos mismos datos deben llamar la atención sobre el grave riesgo social que afecta a una población infantil y juvenil que podría, si no se po−ne remedio, pasar a engrosar las filas de una población marginal creciente. El riesgo de la reproducción generacional de la exclusión, incrementada en número, aparece clara−mente en estos datos, como también la oportunidad de combatir la exclusión con una política preventiva y de integración dirigida a la infancia. 4 Como podemos ver en el cuadro VII, en el extremo opuesto de la pirámide, el número de ancianos que aparecen entre los excluidos es muy reducido. La importante cobertura social del sistema de pensiones, así como el hecho de que la mayoría de los ancianos con menores ingresos no están socialmente excluidos explica parcialmente esta realidad. Las diferencias en la esperanza de vida de los sectores excluidos podría ser otra explicación pendiente de demostrar. La hipótesis de una feminización de la pobreza no se traduce en proporciones mayores de exclusión social para las mujeres, pero sí pue−de aventurarse que corresponde a las mujeres un mayor esfuerzo en la lucha por la su−pervivencia en los hogares excluidos CUADRO VII PORCENTAJE DE HOGARES EXCLUIDOS SOBRE EL TOTAL DE HOGARES DE CADA TAMAÑO Fuente: Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS. Los avances reales experimenta−dos en los sistemas de protección social han llegado de una forma significativa a los sectores excluidos de la sociedad es−pañola, convirtiéndola cada vez más en un tipo de exclusión asistida, aunque por sus características (asistencializa−ción, estigmatización y concepción más pasiva que activa de las políticas socia−les) este acceso no ha llevado a superar las situaciones de origen y a avanzar su−ficientemente en la integración social de estos colectivos. Desde la investigación de la exclusión social en Aragón hemos podido constatar un volumen importante de recursos económicos que llegan a los excluidos a través de los diferentes me−canismos de protección social, unos re−cursos que complementan los que estas familias son capaces de generar por sus propios medios y les aportan una estabi−lidad de la que normalmente carecen las actividades económicas que desarrollan. 5 La probabilidad de que un hogar sea excluido es mayor en los unipersonales y los muy numerosos, que en los formados por 2, 3 o 4 miembros. Los datos de las inves−tigaciones a nivel de CC.AA. concuerdan en este aspecto, aunque con matices, con los que aparecen a partir de los programas de ingresos mínimos de inserción. La familia aparece como la institución que tamiza y vehicula el acceso a los bie−nes y servicios que provienen tanto por la remuneración de un empleo como por las prestaciones sociales, añadiendo además un volumen nada desdeñable de trabajo no mercantil y de mecanismos de apoyo social informal. Es importante recordar que en la época clásica del Estado de bienestar es además la estructura que permite el acceso de las mujeres (y con ellas de los ancianos, los inválidos y los niños), que en su mayoría no participan en el empleo asalariado, a una seguridad de existencia (obtenida indirecta−mente a través del marido) y a un papel socialmente significativo (aunque subordinado) como amas de casa. CUADRO VIII DISTRIBUCIÓN DE HOGARES EXCLUIDOS SEGÚN SU TAMAÑO (PORCENTAJES SOBRE EL TOTAL) Fuente: Encuesta sobre Exclusión Social 1993, CIS. Estudio histórico Evolución de la pobreza en Euskadi. EVOLUCIÓN DE LOS INDICADORES DE POBREZA EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS. La reciente publicación de la Encuesta sobre Pobreza y Desigualdades Sociales en Euskadi, permite por primera vez disponer de datos comparativos sobre la incidencia de las diferentes situaciones de pobreza, al ponerlos en relación con los datos obtenidos en estudios de similares características y con idéntica metodología allá por 1986. Abordaremos esta cuestión analizando con cierto detalle tanto la evolución de los indicadores objetivos relativos al impacto de la pobreza como los cambios observa−dos en relación a indicadores más subjetivos, ligados a la propia percepción que de estos problemas tiene la propia población. Consideraremos, igualmente, algunos cambios es−tructurales de importancia en la configuración de las situaciones de pobreza que se han detectado en estos últimos 10 años. INDICADORES OBJETIVOS. 6 Un análisis somero de la evolución de los indicadores objetivos evidencia una caída generalizada de las tasas de pobreza y de ausencia de bienestar general. En cuanto a los niveles de riesgo de pobreza grave, una vez neutralizado el efecto de los cambios observados en la estructura ocupacional de los cabezas de familia de los hogares vascos (fruto de la crisis, de la reconversión, etc...), se constata que la caída resulta en realidad más intensa. Esto evidencia un ritmo subyacente de caída real de la incidencia de las si−tuaciones potenciales de pobreza del 14,3%. Casos similares encontramos en cuanto a los niveles de riesgo de ausencia de bienestar y de pobreza de acumulación. CUADRO IX EVOLUCIÓN DE LOS INDICADORES DE POBREZA ENTRE 1986 Y 1996 Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Pobreza de mantenimiento Riesgo de: Año Pobreza de acumulación Pobreza Ausencia de bienestar 1986 1996 1996 (tasa estandarizada) Evolución 1996/1986 (estandarizada) 4,9 31,6 2,1 4,6 31,6 1,6 4,2 29,5 1,6 −14,3 −6,6 −23,8 En general, puede hablarse de una tendencia subyacente a la caída generalizada de la incidencia de las situaciones de precariedad, más intensa en el caso de las situacio−nes más graves. CUADRO X EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE CIERTOS INDICADORES DE POBREZA DE MANTE−NIMIENTO EN HOGARES EN SITUACIÓN DE RIESGO Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Pobreza Indicadores grave Ausencia de bienestar En situación de bienestar Ingresos totales medios per cápita 24,5 47,1 100,0 1986 26,8 48,6 100,0 1996 Gastos totales medios per cápita 45,1 60,2 100,0 1986 45,9 65,2 100,0 7 1996 Gastos básicos medios per cápita 59,2 75,0 100,0 63,1 79,7 100,0 1986 1996 Fruto de la evolución se observa un mayor acercamiento de los niveles de ingre−so y gasto de los grupos más desfavorecidos respecto de los más favorecidos (aunque aún siguen siendo significativas), lo cual, si no viene a prescribir la disminución de la pobreza, sí que ratifica algunos aciertos de actuaciones como el Plan de Lucha contra la Pobreza También se observan mejorías al considerar la caída en la proporción que los hogares destinan a gastos básicos respecto al total de gastos por todos los conceptos (au−menta pues la capacidad de gasto en conceptos no estrictamente básicos). El análisis de algunos indicadores relativos a pobreza de acumulación, particularmente aquellos que reflejan carencias básicas de instalaciones o equipamientos en la vivienda, tampoco deja lugar a dudas sobre la importancia de la mejoría observada en las condiciones de vida de los hogares vascos en estos últimos 10 años. INDICADORES SUBJETIVOS. Las tendencias son aquí más positivas aún. El dato más llamativo a destacar es la fuerte caída del porcentaje de hogares que, dentro de la CAPV, se consideran pobres o muy pobres. Así, también la proporción de hogares que señalan disponer de ingresos in−feriores a los mínimos necesarios para llegar a fin de mes o para cubrir las necesidades básicas. CUADRO XI EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE DIVERSOS INDICADORES RELATIVOS A LAS PERCEP−CIÓN DE LOS NIVELES DE POBREZA ENTRE LOS HOGARES VASCOS Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Indicadores Hogares auto−considerados pobres o muy pobres Hogares con ingresos inferiores al mínimo señalado para cubrir las necesidades básicas Hogares con ingresos inferiores al mínimo señalado para cubrir todos los gastos del mes 1986 1996 17,4 2,4 5,1 4,5 31,5 19,9 Respecto al cumplimiento de las necesidades básicas, un 1,9 % de la población vasca total considera no disponer de ingresos suficientes para cubrirlas, dato que se pue−de calificar de positivo. Efectivamente, el porcentaje de hogares que denuncia no dispo−ner de una alimentación aceptable pasa de un 41% en a un 6,3% en la actualidad. CAMBIOS EN LA CARACTERIZACIÓN O INCIDENCIA DE LAS FORMAS DE POBREZA. Más allá de la evolución observada en los indicadores generales de pobreza, hay que destacar el cambio sustancial en la estructura de ingresos que se observa en el co−lectivo de hogares en situación de riesgo de pobreza grave. El cambio más significativo hace referencia al aumento sustancial de la parte correspondiente a 8 ingresos procedentes de ayudas sociales. Descienden, en cambio, lo referente a ingresos propios, los ingresos por vía de la SS y los provenientes de la sociedad en general. Son cambios que, trasla−dados a la población en general, reflejan la tendencia a un peso creciente de los ingresos procedentes de la Asistencia y de la Seguridad Social en la estructura media de ingresos per cápita de los hogares vascos (¿asistencialismo? ¿dependencia institucional?) El origen de esta transformación se asocia a un incremento absoluto de los ingre−sos medios entre 1986 y 1996. Si en los colectivos en situación de bienestar esto se en−tiende desde el aumento de los ingresos propios, en los demás grupos el papel clave co−rresponde a los ingresos procedentes de la Seguridad Social y entre los más pobres está ligado al aumento del volumen medio de ingresos procedentes de otras ayudas sociales (ahondando en las conclusiones ya citadas anteriormente). CUADRO XII EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DEL RIESGO DE POBREZA SEGÚN LA ACTIVIDAD DEL/LA CABEZA DE FAMILIA Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Situación en relación a la actividad Ocupado/a Pobreza grave Ausencia de bienestar 1,4 0,8 −42,9 23,0 20,1 −12,6 Parado/a 28,8 32,7 13,5 65,9 73,9 12,1 Inactivo/a 6,5 6,0 −7,7 40,5 40,4 −0,2 1986 1996 Evolución 1986 1996 Evolución Otro cambio importante hace referencia a la evolución diferencial de las situa−ciones de riesgo en función de la posición en relación a la actividad de la persona princi−pal del hogar. Aquí sí se observan caídas más o menos significativas en los niveles de riesgo entre personas ocupadas e inactivas, al contrario que entre las personas desemple−adas donde, además el aumento de las problemáticas resulta sustancial (ratificando las tendencias expuestas en otros apartados que apuntan al paro como verdadero factor de exclusión social). Los niveles de riesgo de ausencia de bienestar (vulnerabilidad) entre desempleados con responsabilidades familiares pasan del 65,9% al 73,9% y los de po−breza grave del 28,8% al 32,7%. Esta evolución ha acentuado el diferencial ya notable que existía en 1986 en los niveles de riesgo de los colectivos desempleados en relación a los demás. CUADRO XIII EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DEL RIESGO DE POBREZA POR TIPO DE GRUPO FAMI−LIAR Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Tipo de grupo familiar Pobreza grave 12,8 1986 1996 7,4 −42,2 Ausencia de bienestar Evolución 1986 1996 42,3 46,6 10,2 Personas solas Pareja sin hijos 4,5 4,4 34,9 −2,2 36,3 Evolución 4,0 9 Pareja con hijos 3,5 2,6 −25,7 29,0 24,7 −14,8 Familias monoparentales 6,6 13,0 97,0 31,6 40,5 28,2 Un segundo aspecto significativo en la evolución experimentada se refiere al au−mento sustancial de los niveles de riesgo en familias monoparentales (el riesgo de au−sencia de bienestar pasa del 31,6% al 40,5% y el de pobreza grave del 6,6% al 13%). En general la familia sufre las consecuencias del avance de la pobreza y la exclusión social, puesto que sólo se constata una evolución positiva en los índices de riesgo de ausencia de bienestar entre las parejas con hijos (del 29% al 24,7%). En lo relativo a los niveles de riesgo de pobreza grave, la reciente evolución ha provocado incluso un cambio brus−co de situación, convirtiéndose las familias monoparentales en el grupo de mayor riesgo en términos absolutos. Esto no puede interpretarse sin hacer especial referencia a fenó−menos como la feminización de la pobreza o el reconocimiento de la familia como co−lectivo que asume los costos de la crisis y de los cambios socio−demográficos. Quizás sea el momento de priorizar la aplicación de medidas de acción positiva. CUADRO XIV EVOLUCIÓN ENTRE 1986 Y 1996 DE LAS FORMAS DE TENENCIA DE LA VIVIENDA EN HOGARES EN SITUACIÓN DE POBREZA Fuente: Encuesta de Pobreza y Desigualdades sociales 1996 y Estudio Gobierno Vasco 1986 Formas de tenencia 1986 1996 de la vivienda Propiedad 58,9 25,1 Alquiler 39,1 60,4 Otra situación 1,8 14,5 Este cuadro hace referencia a la llamada pobreza de acumulación. Aquí no hay mucho que destacar, puesto que las tendencias no difieren de las ya expuestas. Uni−camente un cambio fundamental, asociado a la consolidación de las situaciones de al−quiler como forma de tenencia dominante entre los colectivos más pobres (a diferencia de las tendencias europeas). Así la proporción de hogares pobres en situación de alquiler llega al 60,4%, con una subida notable en la última década, en claro contraste con las tendencias dominantes en la población considerada en su conjunto, que sigue consoli−dando las formas de tenencia en propiedad (quizás porque las formulas legales no aca−ban de fomentar otras modalidades). De hecho, si tenemos en cuenta el elevado coste actual de las viviendas en alquiler, parece claro que este coste puede aparecer como uno de los principales elementos condicionantes de la calidad de vida. Bibliografía • AGUIRRE, J.A. (1990). Plan de Lucha contra la Pobreza en la C.A.P.V.. Zerbitzuan nº 12−13, págs 17−43. Vitoria−Gasteiz. • CASADO, D. Acción Social frente a la Pobreza. Fondo de Documentación del SIIS. 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Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (1996). Vitoria−Gasteiz Disponibilidad de agua caliente, de bañera o ducha, buena insonorización interior, ausencia de proble−mas de humedad, etc... Televisión en color, tocadiscos o cadena musical, lavavajillas... SANZO, L. (1986) Algunas reflexiones acerca de las implicaciones para la planificación social del ingreso en Euskadi en la C.E.E.. Zerbitzuan nº 1, págs 45−49 31 12 quesito • 13