Voces: QUIEBRA - CRÉDITOS LABORALES - AFIP - FISCO PROVINCIAL - CRÉDITOS PRIVILEGIADOS - CRÉDITOS DE PRIVILEGIO ESPECIAL - INDEMNIZACIÓN POR RIESGOS DEL TRABAJO - CRÉDITOS DE PRIVILEGIO GENERAL - ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO - JERARQUÍA DE LAS LEYES Título: Los privilegios y la ley de concursos. A propósito del fallo de la CSJN 'Pinturas y Revestimientos S. A. s/ quiebra' Autor: Vaiser, Lidia Fecha: 13-may-2014 Cita: MJ-DOC-6710-AR | MJD6710 Producto: SOC Por Lidia Vaiser (*) No es un lugar común afirmar que los fallos de la Corte Suprema, pese a no ser obligatorios, tienen una relevancia indiscutible. El que nos proponemos comentar -"Pinturas y Revestimientos aplicados S.A. s/ quiebra"- no escapa a la regla y, a mi modo de ver, extiende sus enseñanzas más allá de las cuestiones fácticas abordadas y resueltas en el caso. Se trató concretamente de un recurso de hecho elevado a la Corte por un trabajador, contra la sentencia de la Sala E de la Cámara de Apelaciones en lo Comercial que denegó su pretensión. Esta consistía en ser pagado con los fondos de la quiebra de manera íntegra, es decir, sin limitaciones, y de modo preferente al Fisco Nacional (AFIP). Señalaremos algunos datos de interés: el crédito laboral reclamado provenía de una indemnización por accidente de trabajo; los fondos de la quiebra estaban originados en la venta de un bien inmueble y la cuestión que luego llegó a la Corte tuvo origen en la impugnación al proyecto de distribución de fondos presentado por el síndico de la quiebra. Recordemos que el art. 243 de la LCQ establece que los privilegios especiales, salvo dos taxativas excepciones que no viene al caso traer al análisis, tienen prelación según el orden de los incisos del art. 241, LCQ. Ello así, el crédito del trabajador originado en un accidente de trabajo (art. 241, inc. 2, LCQ) es preferente al del Fisco Nacional, provincial o municipal, relativo a impuestos y tasas que se aplican sobre determinados bienes (art. 241, inc. 3, LCQ). Desde este punto de vista, no existiría conflicto entre el crédito del trabajador y el del Fisco, sentada como se encuentra la prelación del primero sobre el segundo. Sin embargo, el art. 242 de la LCQ establece la extensión de los privilegios especiales, declarando que solo alcanzan al capital. Pero que en relación a los créditos laborales señalados en el inc.2 del art. 241 (donde se encuentra la indemnización por accidente de trabajo que nos ocupa) solo se les reconoce ese carácter a los intereses corridos por dos años contados a partir de la mora. El crédito laboral por accidente de trabajo también goza de privilegio general según la norma del art. 246, inc. 1, LCQ. Y la ley le reconoce el mismo privilegio al capital por impuestos y tasas adeudados a los Fiscos nacional, provincial o municipal. En este caso, la extensión de todos los privilegios generales no alcanza más que a la mitad del producido líquido de los bienes asiento del privilegio; y no alcanzado este para satisfacerlos, participan a prorrata (art. 249, LCQ). Se desprende del fallo en comentario que el quid de la cuestión radicaría en una doble pretensión del acreedor laboral: la preeminencia por sobre el crédito de la AFIP, por un lado, y la satisfacción íntegra de su crédito por la otra, más allá de las limitaciones que imponen las normas concursales señaladas. Por lo cual el tema quedaría encuadrado entonces en la interpretación del art. 246, LCQ, y en lo relativo a los privilegios generales en la ley de concursos. Anticipamos que la Corte Suprema le adjudicó razón al trabajador en un fallo dividido. (Podría agregarse, francamente dividido: cuatro votos contra tres). Seguidamente señalaré los fundamentos en pugna, tal como fueron elevados a la Corte. Por un lado, se vio en discusión si sigue vigente el art. 268 de la LCT, luego de la reforma producida por la ley 24522.Y, fundamentalmente, si es aplicable o no es aplicable la resolución 173 emanada de la OIT, que sienta en algún sentido un superprivilegio. El art. 268 de la LCT dispone: «Los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por seis (6) meses y los provenientes de indemnizaciones por accidente de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de desempleo, gozan de privilegio especial sobre las mercaderías, materias primas y maquinarias que integren el establecimiento donde haya prestado sus servicios, o que sirvan para la explotación de que aquél forma parte. »El mismo privilegio recae sobre el precio del fondo de comercio, el dinero, títulos de créditos o depósitos en cuentas bancarias o de otro tipo que sean directo resultado de la explotación, salvo que hubiesen sido recibidos a nombre y por cuenta de terceros». Solo al pasar destaco que existen ciertas divergencias de opinión sobre si los bienes inmuebles deben o no incluirse en el concepto de «fondo de comercio». Personalmente, no albergo dudas de que se encuentran comprendidos. Pese a que la ley 11867 no es lo suficientemente explícita, puede citarse al respecto la opinión de Fontanarrosa, cuando interpreta que la hacienda es el conjunto de bienes organizados para la explotación de la empresa, es decir, un conjunto de bienes donde el establecimiento está comprendido (Derecho Comercial argentino, Ed. Zavalía, 1956, p. 154). De otro lado, recordemos también que la ley 19551 traía una expresa mención en el art. 265, relativa a que los privilegios enumerados en la norma no excluían los creados por leyes especiales. Esta enunciación no fue recogida por la ley 24522 y en su momento la doctrina interpretó que se trataba de un intento por crear un sistema cerrado de privilegios concursales. Si bien ideológicamente comparto el criterio, el fallo que comento nos da una pauta sobre la imposibilidad real de limitar los privilegios del y para el ámbito concursal.Dicho esto más allá de la aplicabilidad o inaplicabilidad del art. 268, LCT. Porque, como factor determinante en la solución del caso, el fallo definitivo de la Corte Suprema hizo lugar al fundamento por el cual el quejoso sostuvo que en el caso resultaban de aplicación las disposiciones del Convenio 173 de la OIT, en cuanto establecen que la legislación nacional deberá atribuir a los créditos laborales un rango de privilegio superior a la de la mayoría de los demás créditos privilegiados y, en particular, a los del Estado y de la seguridad social (art. 8). Para tal entendimiento se basó el Tribunal Supremo en la circunstancia de que el Convenio de la OIT fue ratificado por nuestro país mediante la ley 24285, por lo cual adquirió jerarquía supralegal, en virtud de lo dispuesto en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional. Destaco que en el caso y como se señala en el dictamen de la Procuración General de la Nación, el proyecto de distribución de fondos objeto de la litis otorgaba el 95 % de los disponibles en la quiebra a la AFIP; y el 4,4 % al crédito del trabajador. Pero de todos modos resulta necesario señalar que la decisión implementada en el fallo no se asienta en una cuestión fáctica o filosófica, sino en los fundamentos legales recién mencionados. Como corolario de todo lo cual puede extraerse que el sistema legal adoptado por nuestro país y su pirámide normativa hace prácticamente imposible crear un sistema cerrado de privilegios relativos a los procesos concursales. Finalmente, no puede dejar de señalarse que la decisión anotada se adoptó por el voto positivo de los Dres. Zaffaroni, Petracchi, Fayt y Maqueda. Mientras que los Dres. Lorenzetti, Argibay y Highton de Nolasco interpretaron que la queja resultaba inadmisible en los términos del art. 280 del CPCCN. -------------(*) Abogada. Especialista en Derecho Comercial y Económico. Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Concursal. Presidente de la Comisión de Derecho Comercial de la Asociación de Abogados de Buenos Aires. Profesora de la UBA y otras casas de altos estudios del país y del exterior. Autora de numerosas publicaciones sobre materias de su especialidad. Please download full document at www.DOCFOC.com Thanks