CANCIÓN: Vuestra soy Vuestra soy, para vos nací: ¿qué mandáis hacer de mí? (2) Veis aquí mi corazón yo le pongo en vuestra palma; mi cuerpo, mi vida , mi alma, mis entrañas y afición. Dulce Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí: ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme riqueza o pobreza, dad consuelo o desconsuelo, dadme alegría o tristeza, dadme infierno o dadme cielo, vida dulce, sol sin velo, pues del todo me rendí: ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme, pues, sabiduría, o, por amor, ignorancia; dadme años de abundancia, o de hambre y carestía. Dad tiniebla o claro día. Revolvedme aquí y allí: ¿Qué mandáis hacer de mí? MOMENTO DE RECOGIMIENTO. Veis aquí mi corazón, mi vida, mis proyectos, mis aflicciones, mis alegrías y mis penas. Aquí estoy, mi vida es tu vida. Lo que tengo es tuyo, Tú me los has dado. Me das alegría y tristeza, riqueza y pobreza. Aquí estoy y quiero descubrir tu voluntad. Gracias Jesús por vivir en mí, por morar en mí, por hacerte presente en mí, dentro de mí. No puedo vivir sin mirarte a Ti, sin poner los ojos en Ti. MIRAR A CRISTO, VIVIR COMO ÉL Y CON ÉL "No os pido más que le miréis". "Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí" (V. 22, 7). Nuestra oración comienza sencillamente así, mirándole a Él, con una mirada de fe, con una mirada contemplativa, que sea una mirada llena de amor ... una mirada cargada de admiración por su belleza y su bondad... por todo lo que el significa para ti, por la historia de amor que juntos habéis ido tejiendo; una mirada agradecida ... "Procurad, pues estáis solos, tener compañía". "Representad al mismo Señor junto con vos y mirar con que amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. No os pido ahora que penséis en El, ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se pueda imaginar? Mirad que no está aguardando otra cosa como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, la hallaréis" (C 26, 13). Canto: Mira que te mira “Mi alma sólo desea contentaros” (Ex 2,1) “¡Qué fuerza tiene con Vos un suspiro salido de las entrañas, … estar a solas gozando con Vos” (F 5,16) “Para entender Vos mi pena (mi vida) ¿qué necesidad tengo de hablar , pues tan claramente veo que estáis dentro de mí” (Ex 1,3). SILENCIO CANCIÓN: “Pongamos los ojos en Cristo y aprenderemos la verdadera humildad” LECTURA DEL EVANGELIO Marta y María (Mt 22, 11) REFLEXIÓN – Comentario de Santa Teresa 1. ¡Oh Señor mío!, ¿cómo os osa pedir mercedes quien tan mal os ha servido y ha sabido guardar lo que le habéis dado? ¿Qué haré, consuelo de los desconsolados y remedio de quien se quiere remediar de Vos? ¿Por ventura será mejor callar con mis necesidades, esperando que Vos las remediéis? No, por cierto; que Vos, Señor mío y deleite mío, sabiendo las muchas que habían de ser y el alivio que nos es contarlas a Vos, decís que os pidamos y que no dejaréis de dar (1). 2. Acuérdome algunas veces de la queja de aquella santa mujer, Marta, que no sólo se quejaba de su hermana (2), antes tengo por cierto que su mayor sentimiento era pareciéndole no os dolíais Vos, Señor, del trabajo que ella pasaba, ni se os daba nada que ella estuviese con Vos. Por ventura le pareció no era tanto el amor que la teníais como a su hermana; que esto le debía hacer mayor sentimiento que el servir a quien ella tenía tan gran amor, que éste hace tener por descanso el trabajo. Y parécese en no decir nada a su hermana, antes con toda su queja fue a Vos, Señor, que el amor la hizo atrever a decir que cómo no teníais cuidado. Y aun en la respuesta parece ser y proceder la demanda de lo que digo; que sólo amor es el que da valor a todas las cosas; y que sea tan grande que ninguna le estorbe a amar, es lo más necesario. Mas ¿cómo le podremos tener, Dios mío, conforme a lo que merece el amado, si el que Vos me tenéis no le junta consigo? ¿Quejaréme con esta santa mujer? ¡Oh, que no tengo ninguna razón, porque siempre he visto en mi Dios hart o mayores y más crecidas muestras de amor de lo que yo he sabido pedir ni desear! Si no me quejo de lo mucho que vuestra benignidad me ha sufrido, no tengo de qué. Pues ¿qué podrá pedir una cosa tan miserable como yo? Que me deis, Dios mío, qué os dé con San Agustín (3) para pagar algo de lo mucho que os debo; que os acordéis que soy vuestra hechura y que conozca yo quién es mi Criador para que le ame.” SILENCIO CANCIÓN: “Pongamos los ojos en Cristo y aprenderemos la verdadera humildad” Santa Teresa en el libro de las Exclamaciones escribe: “Mirad que no nos entendemos, ni sabemos lo que deseamos, ni atinamos lo que pedimos. Danos, Señor, luz” (Ex VIII, II). Nos ponemos en tu presencia y te presentamos nuestras peticiones, te las ponemos en tus manos. Escucha nuestra oración y atiende las necesidades de todos los que hoy estamos aquí invocándote. SILENCIO - PADRENUESTRO