Descargar - Carmelitas de San José

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CANCIÓN: Vuestra soy
Vuestra soy, para vos nací:
¿qué mandáis hacer de mí? (2)
Veis aquí mi corazón
yo le pongo en vuestra
palma;
mi cuerpo, mi vida , mi
alma,
mis entrañas y afición.
Dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí:
¿Qué mandáis hacer de
mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o
desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme
cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿Qué mandáis hacer de
mí?
Dadme, pues, sabiduría,
o, por amor, ignorancia;
dadme años de
abundancia,
o de hambre y carestía.
Dad tiniebla o claro día.
Revolvedme aquí y allí:
¿Qué mandáis hacer de
mí?
MOMENTO DE RECOGIMIENTO.
Veis aquí mi corazón, mi vida, mis proyectos, mis aflicciones, mis alegrías y mis penas.
Aquí estoy, mi vida es tu vida. Lo que tengo es tuyo, Tú me los has dado. Me das alegría y
tristeza, riqueza y pobreza. Aquí estoy y quiero descubrir tu voluntad.
Gracias Jesús por vivir en mí, por morar en mí, por hacerte presente en mí, dentro de mí.
No puedo vivir sin mirarte a Ti, sin poner los ojos en Ti.
MIRAR A CRISTO, VIVIR COMO ÉL Y CON ÉL
"No os pido más que le miréis". "Bienaventurado quien de verdad le
amare y siempre le trajere cabe sí" (V. 22, 7).
Nuestra oración comienza sencillamente así, mirándole a Él, con una
mirada de fe, con una mirada contemplativa, que sea una mirada llena de
amor ... una mirada cargada de admiración por su belleza y su bondad...
por todo lo que el significa para ti, por la historia de amor que juntos
habéis ido tejiendo; una mirada agradecida ...
"Procurad, pues estáis solos, tener compañía". "Representad al mismo Señor junto con vos y
mirar con que amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiereis no estéis sin
tan buen amigo. No os pido ahora que penséis en El, ni que saquéis muchos conceptos ni que
hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más que le
miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a
este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se
pueda imaginar? Mirad que no está aguardando otra cosa como dice a la esposa, sino que le
miremos. Como le quisiereis, la hallaréis" (C 26, 13).
Canto: Mira que te mira
“Mi alma sólo desea contentaros” (Ex 2,1) “¡Qué fuerza tiene con Vos un suspiro salido de las
entrañas, … estar a solas gozando con Vos” (F 5,16) “Para entender Vos mi pena (mi vida) ¿qué
necesidad tengo de hablar , pues tan claramente veo que estáis dentro de mí” (Ex 1,3).
SILENCIO
CANCIÓN: “Pongamos los ojos en Cristo y aprenderemos la verdadera humildad”
LECTURA DEL EVANGELIO Marta y María (Mt 22, 11)
REFLEXIÓN – Comentario de Santa Teresa
1. ¡Oh Señor mío!, ¿cómo os osa pedir mercedes quien tan mal os ha servido y ha sabido
guardar lo que le habéis dado? ¿Qué haré, consuelo de los desconsolados y remedio de
quien se quiere remediar de Vos? ¿Por ventura será mejor callar con mis necesidades,
esperando que Vos las remediéis? No, por cierto; que Vos, Señor mío y deleite mío, sabiendo
las muchas que habían de ser y el alivio que nos es contarlas a Vos, decís que os pidamos y
que no dejaréis de dar (1).
2. Acuérdome algunas veces de la queja de aquella santa mujer, Marta, que no sólo se
quejaba de su hermana (2), antes tengo por cierto que su mayor sentimiento era
pareciéndole no os dolíais Vos, Señor, del trabajo que ella pasaba, ni se os daba nada que
ella estuviese con Vos. Por ventura le pareció no era tanto el amor que la teníais como a su
hermana; que esto le debía hacer mayor sentimiento que el servir a quien ella tenía tan gran
amor, que éste hace tener por descanso el trabajo. Y parécese en no decir nada a su
hermana, antes con toda su queja fue a Vos, Señor, que el amor la hizo atrever a decir que
cómo no teníais cuidado. Y aun en la respuesta parece ser y proceder la demanda de lo que
digo; que sólo amor es el que da valor a todas las cosas; y que sea tan grande que ninguna le
estorbe a amar, es lo más necesario. Mas ¿cómo le podremos tener, Dios mío, conforme a lo
que merece el amado, si el que Vos me tenéis no le junta consigo? ¿Quejaréme con esta
santa mujer? ¡Oh, que no tengo ninguna razón, porque siempre he visto en mi Dios hart o
mayores y más crecidas muestras de amor de lo que yo he sabido pedir ni desear! Si no me
quejo de lo mucho que vuestra benignidad me ha sufrido, no tengo de qué. Pues ¿qué podrá
pedir una cosa tan miserable como yo? Que me deis, Dios mío, qué os dé con San Agustín (3)
para pagar algo de lo mucho que os debo; que os acordéis que soy vuestra hechura y que
conozca yo quién es mi Criador para que le ame.”
SILENCIO
CANCIÓN: “Pongamos los ojos en Cristo y aprenderemos la verdadera humildad”
Santa Teresa en el libro de las Exclamaciones escribe: “Mirad que no nos entendemos, ni
sabemos lo que deseamos, ni atinamos lo que pedimos. Danos, Señor, luz” (Ex VIII, II).
Nos ponemos en tu presencia y te presentamos nuestras peticiones, te las ponemos en tus
manos. Escucha nuestra oración y atiende las necesidades de todos los que hoy estamos aquí
invocándote.
SILENCIO - PADRENUESTRO
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