CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EUTANASIA O MUERTE DIGNA La palabra Eutanasia fue inventada por Bacon en 1623 (1), uniendo dos palabras griegas: Eu - bien, Thanatos - muerte, o sea buena muerte. Por eso también se habla de muerte digna, un tema que ha sido objeto de intensas controversias a lo largo de la historia. (2) Todos sabemos que los avances de la medicina han contribuido a aumentar la expectativa de vida, o sea prolongar la vida. Al incorporar metodologías cada vez más eficaces para prolongar artificialmente la existencia del hombre, se ha reactualizado el interés por el tema y ha ampliado el horizonte de un debate que ya no puede de ser rehuido por la sociedad. La necesidad de adoptar decisiones y fijar límites respecto a la aplicación de los recursos técnicos destinados a ampliar los márgenes de sobrevivencia de los enfermos terminales se presenta con creciente frecuencia en los establecimientos de asistencia médica. LOS ASPECTOS LEGALES (3) El periódico "La Nación" de Buenos Aires en su edición del miércoles 12 de junio de 1996 con motivo de la discusión de dos proyectos de ley que proponían la regulación legal del derecho de ciertos enfermos terminales a evitar que su vida se prolongue artificialmente, decía: "Se trata de una cuestión extremadamente delicada, que afecta a principios y nociones de orden religioso, filosófico y éticos". La eutanasia - o muerte digna, sin sufrimiento - ocupó la atención de los sabios y legisladores en la antigua Grecia, donde llegó a ser legitimada con argumentos morales y jurídicos. En el derecho penal de Uruguay, la eutanasia es delito de homicidio en todos los casos. El artículo 37 del código penal, dice: "Los jueces tienen la facultad de exonerar de castigo al sujeto de antecedentes honorables autor de un homicidio que efectuado por móviles de piedad mediante súplicas reiteradas de la víctima." Aún cuando no se provea especialmente, el artículo al referirse al llamado homicidio por compasión, encaja Perfectamente al homicidio eutanásico. Conviene señalar aquí que contra este concepto ha protestado el doctor Salvador García Pintos en su libro "El Respeto a la vida" (Montevideo,1935). Como es notorio, el derecho Penal uruguayo no define la eutanasia. La simplifica en su expresión activa como la acción de matar, o en su un expresión pasiva la de dejar morir a un ser humano por piedad. Es delito de homicidio intencional, sea cual fuere el medio o la conducta que provoca la muerte, y como tal debe ser penado, aunque el móvil pueda hacer jugar la atenuante genérica que modera la represión en su carácter de factor sintomático de la peligrosidad del homicida. Sin embargo, hay un caso en que la eutanasia, aún siendo delito, esto es "acción u omisión expresamente prevista por la ley penal" puede ser causal de impunidad, esto es, ya no de atenuación de pena, y ello ocurre cuando se da la figura que describe bajo el nombre de homicidio piadoso". Como se advierte, la particularidad de esta figura es dobles, pues al móvil de piedad debe agregarse el consentimiento de la víctima. Es lo que se llama "homicidio consensual". Con respecto al mismo, comenta el Codificador: "El consentimiento no desvanece el delito: suprime la pena. Este elemento opera subjetiva y no objetivamente. No se puede decir: El sujeto tiene derecho a disponer de su propia vida, por lo tanto, le asiste la facultad de transmitirlo. Lo que transfiere, en efecto, no es la facultad de poner término a su propia existencia, sino la exoneración represiva, lo que en justicia constituye una función pública. La función represiva es inminentemente pública. Al Estado le corresponde determinar cuándo debe ejercer y cuando no, y el consentimiento por consiguiente no puede aceptarse como clave general o piedra de toque para saber cuándo existe delito y cuando no. El fundamento de esta casual de impunidad reside puramente en la ausencia de peligrosidad del delincuente. En síntesis, la eutanasia, siempre es delito de homicidio. Admite la reducción de la pena, porque considera al homicida menos peligroso cuando actúa por móvil de piedad, y puede no ser penado en el caso de homicidio consensual, porque en este caso la ley entiende que no hay peligrosidad en el delincuente. Hasta aquí, lo concerniente a la eutanasia en el Uruguay. La idea de la sacralidad de la vida humana, aportada por la concepción religiosa judeocristiana, determinó que la civilización occidental condenara, en la mayoría de los países, cualquier procedimiento pendiente a provocar o acelerar la muerte de una persona, aún en los casos en que la acción estuviera inspirada en una "piadosa" razón. LA MUERTE COMO PARTE DE LA VIDA Por el uso de la tecnología muchas veces el paciente debe ser internado en un hospital o un sanatorio, al punto tal que casi la mitad de las personas mueren internadas. Muchas veces mueren en salas de cuidados intensivos o cuidados intermedios, rodeados de sondas, y cables, de monitores, que tantas veces no permiten reconocer a las personas y mucho menos entablar una conversación con el paciente. Esto tiene ventajas desde el punto de vista tecnológico, pero tiene inconvenientes en otras áreas. La medicina se apodera del paciente, lo aísla física y psicológicamente de su entorno y de sus seres queridos, teniendo como consecuencia que la muerte sea considerada como un tabú desde el punto de vista social. Esto tiene que dejar de existir, tenemos que introducir la muerte en nuestro esquema mental, a pesar de que se nos hace un poco duro. Pero la muerte forma parte de la vida, no podemos negarla ni reprimirla, tenemos que pensarla como última etapa de un proceso biológico que abarca la vida y la muerte. Y si la reprimimos nos genera angustia y nos bloquea la relación con el paciente que está por morir, o que está en una situación terminal. La Biblia nos habla de la muerte y la presenta como el paso de esta vida a la vida eterna. Por eso es tan importante que las personas se preparen para este paso tan importante. Para que alguien pueda enfrentar la muerte con paz, tiene que desarrollar una buena relación con Dios, a través de su Hijo Jesucristo. La Biblia dice: a todos los que le recibieron, los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12) y "Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios" (Romanos 5:1) Para conocer más sobre este tema vea la página Cuatro Leyes Espirituales, con enlace directo desde la página inicial. LA INFORMACIÓN PARA EL PACIENTE Un tema muy importante es lo que se refiere a la información al paciente terminal en cuanto a la naturaleza de su enfermedad, a la irreversibilidad de la enfermedad. Depende mucho del paciente y la familia, pero, en principio, si el paciente desea conocer su situación tiene el derecho a ser informado. También hay gente que no quiere saber nada sobre su situación. Con todo, si nosotros le mentimos sobre esta etapa tan grave, el paciente en realidad puede llegar mal preparado, sin la posibilidad de depositar la angustia y recibir consuelo. A pesar de que la persona este considerada como un paciente en la etapa terminal, sigue siendo una persona, pudiendo aportar todo de sí para este proceso. ETAPAS EMOCIONALES DEL SUFRIMIENTO: Sabemos que el paciente, especialmente el paciente terminal, pasa por una serie de etapas emocionales frente a su realidad o situación. Estas etapas las podemos ver también en la vida de Job (4) en la Biblia, cuando perdió todos sus bienes, sus hijos y la salud. Job pasó por una primera etapa de firmeza, capaz aparente firmeza, o negación, mientras todo parecía bien encaminado. Es muy posible que la persona pase por esta etapa, que a veces es interpretada como gran firmeza en la fe. Después de un tiempo en silencio con sus amigos, llegó una etapa depresiva, donde aún tenía deseo de nunca haber nacido. Es muy posible que la persona pase por esta etapa con mayor o menor intensidad. La compañía y oración de los seres queridos son de gran ayuda. Después hubo un tiempo que tuvo que luchar con el tema de la culpa, por los comentarios de los amigos. La culpa puede ser un elemento de mucha lucha. Gracias a Dios que cuando llegamos a El, El nos perdona (1 Juan 1:9). Hubo también un momento de soledad. Aunque estaba con los amigos se sentía solo. Esto puede pasar, porque la persona tiene que procesar su situación, algo que tiene que hacer a solas. Otros pueden orar y apoyar, pero la persona misma tiene que llegar a la respuesta. Job también pasó por un tiempo de enojo con los amigos, y con Dios. Gracias a Dios, que le podemos compartir lo que pasa en nuestro corazón, porque Dios nos entiende. Llegó un momento que Job se acordaba del pasado de una manera idealizada, algo que puede pasar en este tiempo de procesar la situación. Es importante que todo esto la persona lo pueda llevar a Dios, para que El le ayude salir adelante. Se espera que la persona pueda llegar a la aceptación de la realidad. En el caso de Job, esto se comenzó a traslucir cuando pudo escuchar la voz de Dios, quien le hablaba y le ayudó a verle desde una nueva perspectiva, hasta que llegó a decir: (Job 42:5) "Hasta ahora solo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos." Estas etapas no tienen una clara secuencia, pueden venir de diferentes maneras y aun aparecer de manera repetidas. Las etapas no tienen nada de malo, son normales en mayor o menor grado en el procesamiento del sufrimiento. Lo podemos decir porque Dios no tuvo problemas con este proceso en la vida de Job. En todo este proceso es muy importante que la persona no se quede estancada en uno de los pasos. Para eso es muy importante, que la persona pueda llevar sus luchas a Dios y descargarlas ante El. Dios no lo acusó a Job por haberlo hecho. A los padres nos gusta que nuestros hijos nos cuenten las cosas, y nos produciría sufrimiento si le cuentan sus luchas a alguien otro y no a nosotros. Dios también desea que le contemos nuestras luchas y busquemos su ayuda. Para ser de ayuda en una situación así es importante escuchar a la persona, estar a su lado y capaz tenerle la mano, para que lo pueda sentir cerca. El toque físico es de gran ayuda, cuando el paciente ya no puede hablar o mirar. ASPECTOS DE UNA MUERTE DIGNA Queremos puntualizar los aspectos que tiene que tener una muerte para que sea digna: Es morir como un acto consciente, manteniendo una relación enriquecedora con las personas alrededor nuestro, morir con el espíritu abierto, convencidos de que hay muchos interrogantes de la vida que van a quedar sin respuesta, morir sin sufrimientos, sin dolores físicos que monopolizan toda la consciencia y la energía del individuo. Pero sobre todo apunta también a controlar el dolor espiritual del enfermo y lograr que llegue a su hora final, confortado física y espiritualmente, y en paz con Dios, con sus seres queridos y consigo mismo. Para esto es importante que estén disponibles tanto el médico para calmar los dolores físicos, pero también la persona que pueda ayudar para alcanzar la paz con Dios. Pablo dijo en Filipenses 1:21. "Para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia." Los creyentes en Cristo no somos idólatras de la vida terrenal, porque también el morir es ganancia. TRATAMIENTO DEL DOLOR Un aspecto que ya mencionamos y que es polémico, se refiere al tratamiento del dolor. Sabemos que para aminorar el dolor, sobre todo en pacientes oncológicos, se tiene que aplicar analgésicos mayores, y que muchas veces tienen que ir en dosis aumentadas. El hecho de subir la dosis de analgésicos puede tener como resultado el acortamiento de la vida, que no es lo mismo que provocar la muerte por un grado mayor de dosificación. Son dos cosas completamente distintas. El paciente tiene derecho a que se le calme el dolor, y el médico tiene la obligación de suministrar suficiente analgésico para calmar al paciente. La ética profesional pone a los médicos pautas para actuar frente a un paciente en la etapa terminal. Hay varios términos que se usa para hablar de esto. Distanasia es el encarnizamiento terapéutico de prolongar artificialmente la vida, con medidas desproporcionadas, que en realidad no prolongan la vida, sino que prolongan la agonía del paciente. La eutanasia activa es la actuación u omisión del médico con la intención de provocar la muerte para aliviar el dolor y el sufrimiento, lo cuál no estaría éticamente aceptable. La forma sería por ejemplo a través de una sobredosis. Dios es el Creador de la vida, y únicamente Él está autorizado para volverla a tomar. El nos mandó a no matar (Éxodos 20:13) y nunca cambio este mandamiento. Por esto la vida es santa y no debemos violar su voluntad. La eutanasia pasiva es dejar de dar soporte vital a una persona en esa situación. En el Código de Ética Médica, que fue aprobado por el Sindicato Médico (Uruguay) en 1995, se usa el término ortotanasia. Este sería el ideal médico, que se refiere a la suspensión de todo tratamiento desproporcionado ante la inminencia de la muerte, resignándose a continuar exclusivamente con acciones tendientes a beneficiar sobre todo la calidad de vida del paciente. Un viejo mandato o consigna en el ámbito de la medicina dice: "A tu paciente cúralo si es posible, pero por lo menos alívialo y consuélalo siempre." CONCLUSIÓN: La Biblia claramente dice: No matarás, como el sexto mandamiento en Éxodos 20:13 y Deuteronomio 5:17. No hay duda que la Biblia tiene mucho más que decir sobre el tema de la muerte, pero no da ninguna señal de libertad para terminar la vida de alguien, aun cuando sea por compasión. En la Biblia encontramos el fundamento ético para nuestra actitud hacia la eutanasia. La vida biológica y temporal es un valor importante, pero no es absoluto ni supremo. Tampoco la muerte es un mal absoluto. Siendo esto así, no hay una exigencia de prolongar la vida a toda costa, pero el esfuerzo por humanizar el proceso de la muerte, tratando de dar las respuestas adecuadas a las necesidades del paciente es éticamente exigible (1). Lo que la Biblia nos manda es "llorar con los que lloran" (Rom 12:15), sabiendo que Jesús mismo lloró cuando estuvo frente a la tumba de su amigo Lázaro. También podemos orar por los que están enfermos (Santiago 5:14) y Dios les ayudará para que sanen, o les dará fuerza y paz para enfrentar ese paso de su vida, la muerte. Cuando Dios lo permite, podemos ayudar a las personas a encontrar o renovar su relación con su Creador, que les dio vida. El propósito de Dios para la vida del ser humano es que pueda vivirla en buena relación con El y que la muerte solo sea el paso hacia una vida eterna con Dios, donde Dios mismo enjugará toda lágrima de los ojos de ellos (los que creyeron en El) y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. (Apocalipsis 21:5). HW Notas 1) De: Salud y Muerte Digna, Panel integrado por Sergio Rosso, Andrés Boone y Doris Arduin, organizado por el Centro Emmanuel, Colonia Valdense, Uruguay, 16 de setiembre de 1998 2) Las fuentes principales de este artículo son: Salud y Muerte Digna, Panel integrado por Sergio Rosso, Andrés Boone y Doris Arduin, organizado por el Centro Emmanuel, Colonia Valdense, Uruguay, 16 de setiembre de 1998 Artículo preparado por el pastor Guillermo Milován para los Fideicomisarios del Hospital Evangélico de Montevideo, Uruguay en marzo de 1998. 3) Artículo preparado por el pastor Guillermo Milován para los Fideicomisarios del Hospital Evangélico de Montevideo, Uruguay en marzo de 1998. 4) Vea: El Sufrimiento, fin de la Esperanza o Nueva Vida, Hermann Woelke, publicado por ACUPS, Uruguay. 5) Miguel Ángel Zandrino, en un seminario dado en Punta del Este, Uruguay, organizado por ACUPS en octubre de 2001. Este autor recomendó dos libros sobre este tema: "Diez Palabras en Bioética, La Muerte", de Javier Gafo "Ética y Medicina" de Roa