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Teodoro, el joven concejal de juventud
Bartolomé Marcos
Teodorico fue un rey godo de los que recitábamos cuando éramos muy jóvenes estudiantes, en
aquella educación denostada como de “memorieta” y que ha sido sustituida ahora por la más absoluta
vaciedad tecnológica y la más abstrusa terminología pedagogista, con el objetivo quizá de hacerla
significativa y comprensiva hasta no entender nada. Ya saben, aquella lista que empezaba por Ataulfo,
Sigerico y Walia…y terminaba con los Chindasvinto, Recesvinto, Wamba y finalmente Witiza y
Rodrigo.
Pero mucho antes de que yo conociera, siquiera de memoria, a los reyes godos, conocí a otro
Teodorico, Teodoro García Montiel, ciezano, hijo de la Paca y nieto de la Paqueta, aquella viejita
entrañable, recordada ahora por mí con nostalgia, despótica y arisca a veces, en cuya casa descubrí la
televisión (eran vecinos, ellos tenían el aparatito y en mi casa no nos lo podíamos permitir aún). Pues
bien, Teodorico, que era un joven listo y chuletillo aunque algo vaguete por aquella época (según decían
sus propios padres), sin llegar desde luego al paradigma de “más gandul que San Teodoro”, se hizo
grande y mayor, se casó y tuvo hijos (sólo hijos varones), que se llaman García por él y Egea por su
cónyuge o cónyuga. Tres chicos, que aún son muy jóvenes y que son buena gente. El mayor de ellos
heredó el nombre del progenitor y se llama también Teodoro, aunque, que yo sepa, nunca le han dicho
Teodorico. Son particulares y tienen derecho a su intimidad, sin que yo vaya a permitirme en modo
alguno traspasarla, pero hablo de ellos, creo que para bien, y desde luego desde el más sincero aprecio,
porque tienen un hijo que ha llegado ya a concejal y que promete mucho más para el futuro próximo.
Muchacho (aún lo es e incluso él presume de serlo, porque puede –somos jóvenes, pluraliza con
frecuencia), que tiene actualmente la responsabilidad de dos delegaciones, la de Juventud y la de
Nuevas Tecnologías, en el Ayuntamiento de Cieza, y que ha llegado también a miembro del Comité
Ejecutivo del P.P. en la región de Murcia, órgano máximo del partido que preside el todopoderoso (al
menos durante los próximos cuatro años) Ramón Luis (Valcárcel).
Teodorico, el padre de Teodoro García Egea, heredó la gracia de su madre, la infatigable y vitalista
Paca Montiel (un verdadero torbellino en transmitir alegría de vivir), y la clase, la elegancia y el aire de
gentleman de su padre, abogado de profesión, ya fallecido. Teodoro, el joven concejal de Juventud y
modernos cachivaches e invenciones (no para de inventarse cosas y de su magín salen mil propuestas),
ha heredado- creo- el aire de gentleman de su abuelo y la seriedad y el rigor de su madre, Josefa Egea.
Son de derechas, y a mucha honra, dirán ellos, en un tiempo en el que –desde hace tiempo, por otra
parte- esos distingos de derechas y de izquierdas se han vuelto inconsistentes, etéreos y sutiles,
difuminadas y archivadas todas las ideologías en el interés contable de clanes y partidos.
Teodoro García Egea, supongo que Teo para los amigos, es político a la americana. Lejos sin
embargo del self made man, aprovecha todas las oportunidades que le brinda el stage de su partido y
todas las que le proporciona y le ha proporcionado la propia sociedad –cosa que desgraciadamente no
todos hacen- para hacerse lo que antes se llamaba un hombre de provecho, a diferencia de esos
hombres de desecho en los que tantos jóvenes se convierten, desgraciadamente. Siempre fue un buen
estudiante, un estudiante brillante, y ha alcanzado los veintipocos años con que cuenta (veintitrés creo
que son), en plena madurez biológica y con signos claros de una madurez intelectual que con seguridad
se irá aquilatando en años venideros. Tiene sentido del humor, signo inequívoco de inteligencia y deberá
procurar conservarlo y hasta acentuarlo para los años próximos, porque la política, con demasiada
frecuencia, agria el carácter, y él tiene una vocación política indudable, si bien debe dotarla de
personalidad propia y huir de lo políticamente correcto, aunque eso siempre sea difícil en un partido
político estructurado bajo las expectativas del poder a toda costa. En línea con su juventud y con su
sentido del humor, Teodoro ha logrado ser hasta campeón del mundo de lanzamiento de huesos de
oliva con la boca y sin canute. Lo será hasta el año que viene, ya que logró el divertido e intrascendente
galardón en la última edición del campeonato, en Agosto pasado. Le queda casi un año de reinado.
Desde la Concejalía de Juventud ha reiterado propuestas que ya existían, revitalizándolas, y ha
planteado otras de cierta enjundia como la Liga Juvenil de Debates, que no todo va a ser escupir
huesos, o jugar al futbolín y a la play. Ha planteado hasta una Lan Party para Cieza. Él sabe que los
jóvenes también piensan, al menos de vez en cuando, o al menos bastantes jóvenes, que no siempre se
atreven a manifestar que son capaces de hacerlo (pensar). Nuestro joven concejal de Juventud no creo
que quiera quedarse en la política local para siempre, ni, por supuesto, limitar su trayectoria a una simple
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concejalía., o a dos, que hasta ahora eran de esas que siempre se conocieron como “marías”, y a las
que él está confiriendo entidad y relieve. Utiliza el Ayuntamiento como lanzadera- no es mal picadero
para curtirse- y seguiremos oyendo hablar mucho de él. Teodoro es listo y aplicado, inteligente, astuto,
diplomático y sagaz…algo lanzado en demasía aún, por su juventud, porque todas esas cualidades se le
notan demasiado y debe aprender a disimularlas. Además, tiene “imagen”. Me viene a la memoria ahora
el caso de otro político ciezano, de signo ideológico contrario (aunque ya he dicho que eso de la
ideología es muy relativo), que empezó muy joven y que pasó en política por casi todo: Ramón Ortiz
Molina, que fue alcalde de Cieza (no sería impensable que Teodoro llegara a serlo), que fue director
general de no sé cuántas cosas, secretario general de su partido, el PSRM-PSOE, diputado regional y
nacional, y hasta vicepresidente del Gobierno Regional. Pues bien., Teodoro puede llegar a eso…y
más. Teodoro puede hablar con chicos y mayores, y hasta con niños…discursea bien. Teodoro García
Egea, hijo de Teodorico, si calcula bien sus pasos y no da ningún resbalón, está llamado a ser
Teodorico el Grande…más grande que el gran Ramón Luis (Valcárcel), un rey de una de las taifas
españolas que acabará pasando a la historia por su solo nombre de pila sin necesidad de su apellido,
como los grandes, como los reyes…como Ataulfo, Sigerico y Walia… Chindasvinto, Recesvinto,
Wamba o Don Rodrigo, aquellos integrantes de la lista de los Reyes Godos que nos hacían memorizar
los malhadadados maestros de aquel nefasto sistema educativo basado en la memorieta- dicen- frente al
avanzado sistema de enseñanza que preconiza la inútil, o por lo menos evidentemente insuficiente,
tecnología educativa y el infumable fárrago pedagogista. Teodoro, el concejal de Juventud y Nuevas
Tecnologías, es un JASP, esas siglas que se pusieron de moda hace unos años –Joven Aunque
Sobradamente Preparado-, que lleva camino de comerse el mundo, aunque el mundo, tal y como están
las cosas, tampoco sea precisamente un agradable bocado.
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