EL CONSUMO SIRVE PARA PENSAR Néstor García Canclini Presentado por: MPI. Gisela Ignacio Díaz ¿Quién es Néstor García Canclini? Filósofo e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana de México y con trabajos en el campo de la cultura y la comunicación, Néstor García Canclini, argentino, es uno de los científicos sociales más reputados de América Latina. Desde los años setenta empezó una copiosa producción bibliográfica sobre la "cultura popular" en el continente, sobre el tango, las telenovelas, el melodrama, la música, el cine masivo y sobre cómo estas manifestaciones "populares" se apropian del "arte culto" y viceversa en una continua pugna entre culturas subordinadas y hegemónicas. Extracto de En Defensa de La Lengua. Diario El Comercio. Nota periodística del domingo 17 de julio del 2005 en el Diario El . Comercio, en su edición impresa El Dominical Presentación del texto En este artículo Canclini hace una reflexión detallada acerca de lo que significa el consumo, mencionando que éste concepto ha sido manejado por diversas disciplinas de conocimiento pero que ninguna ha logrado presentarlo en toda su extensión, tal es el caso de la teoría económica, sociológica, psicoanalítica, psicosocial y antropológica. Menciona que el consumo es un lugar para reflexionar defendiendo la idea de que no es un acto irracional que el individuo lleve a cabo solo por satisfacer sus deseos o gustos. Así, el objetivo del texto es reunir las principales líneas de interpretación del término, señalando la coincidencia entre las mismas para construir un concepto global de consumo. Una teoría sociocultural del consumo Canclini define de manera global al consumo como: El conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos. Las perspectivas del consumo cultural Canclini presenta en seguida las diversas perspectivas desde las cuáles se ha concebido al consumo cultural, describiéndolas y haciendo una crítica a cada una de las mismas dejando ver su posición con respecto a éstas, las cuáles son: 1. El consumo como un momento del ciclo de la producción 2. El consumo como un lugar donde las clases y los grupos compiten por la apropiación del producto social. 3. El consumo como lugar de diferenciación social y distinción simbólica 4. El consumo como sistema de integración y comunicación 5. El consumo como escenario de objetivación de los deseos. 6. El consumo como proceso ritual. El consumo como un momento del ciclo de la producción Es el lugar en el que se completa el proceso iniciado al generar productos, se realiza la expansión de capital y se reproduce la fuerza de trabajo. En este sentido, son las necesidades las que determinan qué, cómo y quiénes consumen. El sistema económico “piensa “ cómo reproducir la fuerza de trabajo y aumentar ganancias; éste se apoya en la publicidad para incitar al consumo. El consumo como un lugar donde las clases y los grupos compiten por la apropiación del producto social La corriente antropológica y la sociología urbana revelan que el consumo manifiesta una racionalidad sociopolítica interactiva. Menciona que consumir es participar en un escenario de disputas por aquello que la sociedad produce y por las maneras de usarlo; en un espacio de interacción donde los productores no sólo deben seducir sino justificarse racionalmente. El consumo como lugar de diferenciación social y distinción simbólica Otra línea de trabajo acerca del consumo es la que estudia al consumo como lugar de diferenciación y distinción entre las clases y los grupos, misma que repara en los aspectos simbólicos y estéticos de la racionalidad consumidora: la lógica que rige la apropiación de bienes no es la satisfacción de necesidades sino la escasez de los bienes y la imposibilidad de que otros los tengan. El consumo como sistema de integración y comunicación Canclini afirma que los miembros de una sociedad comparten los significados de los bienes, ya que si sólo fueran comprensibles para una minoría no servirían como instrumento de diferenciación; así en el consumo se construye parte de la racionalidad integrativa y comunicativa de la sociedad. El consumo como escenario de objetivación de los deseos. Tocando las aportaciones de la posmodernidad, menciona cómo los autores posmodernos presentan al consumo como un lugar de crisis de la racionalidad moderna en donde prevalece el caos y la irrupción errática de los deseos: pero defiende el hecho de que ninguna sociedad soporta esto, ni la consiguiente incertidumbre de significados: “necesitamos estructuras en las que se piense y ordene aquello que deseamos”. El consumo como proceso ritual. Retomando estudios antropológicos vuelve a preguntarse si es posible que los gastos suntuarios de algunos grupos sociales son sólo un derroche sin sentido; ante lo cuál se contesta que no, puesto que tales grupos consagran una racionalidad que ordena y da seguridad y significado a los acontecimientos ante los cuáles se hace el gasto. El consumo es un proceso ritual cuya función primaria consiste en darle sentido al rudimentario flujo de los acontecimientos. Reflexionando acerca del consumo Los psicólogos relacionan al consumo con una insatisfacción profunda, pero para Canclini consumir tiene más que ver con hacer más comprensible un mundo donde lo sólido se evapora, por eso las mercancías además de expandir el mercado y reproducir la fuerza de trabajo, de diferenciarnos de los demás y comunicarnos con ellos, “sirven para pensar”; sirven para ordenar políticamente a la sociedad. Enfatiza en todo momento la racionalidad que implica en consumo. Comunidades transnacionales de consumidores Cada vez existe más heterogeneidad entre las naciones, pero surgen códigos que las unifican y permiten un entendimiento entre la diversidad que se da al interior de las mismas, Canclini expresa que una nación sobrevive como una comunidad interpretativa de consumidores cuyos hábitos les llevan a relacionarse con objetos e información de redes internacionales, lo auténtico cada vez es menos auténtico, pues lo “propio” es reinterpretado en procesos históricos que denomina “híbridos”. Una mezcla de ingredientes autóctonos y foráneos. Algunas conclusiones Los hombres intercambiamos objetos para satisfacer necesidades que hemos fijado culturalmente, para integrarnos con otros y para distinguirnos de ellos, para realizar deseos y para pensar nuestra situación en el mundo, para controlar el flujo errático de los deseos y darles seguridad en instituciones y ritos. El valor mercantil de los objetos no es algo implícito naturalmente en ellos sino resultante de las acciones socioculturales en que los hombres los usan.