Rev. sec. tech. Off. int. Epiz., 1986, 5 (4), 859-867. Rinoneumonía equina viral J.T. BRYANS y G.P. ALLEN* Resumen : La infección de los caballos por el herpesvirus equino de tipo 1 (EHV-1) puede engendrar rinoneumonía, abortos o trastornos nerviosos. Dos subtipos de este virus, emparentados a nivel antigénico, tienen una distribución mundial. La virulencia de cada subtipo se expresa de modo distinto : la infección por el subtipo 1 (S-l) se manifiesta en la mayoría de los casos por abortos y trastornos nerviosos, la infección por el subtipo 2 (S-2) sobre todo mediante una enfermedad respiratoria en los caballos jóvenes. Se debe la supervivencia de los virus a las infecciones latentes que producen, y a su capacidad bien sea de reinfectar caballos ya inmunizados, o bien de infectar caballos inmunológicamente libres de la enfermedad en el momento de su incorporación a los rebaños. Según las observaciones efectuadas en Australia y Japón en las poblaciones de caballos pura sangre, se pueden provocar considerables pérdidas económicas al introducir el virus S-l en poblaciones equinas en las que el virus S-2 era la cepa única o predominante. Al no existir ningún método aplicable en la práctica para identificar a los animales infectados latentes, no se dispone de una base fiable para que se pueda aplicar una reglamentación de cuarentena eficaz. Al llegar a las explotaciones destinatarias, los caballos deberán ser sometidos a una cuarentena de 21 días por lo menos antes de incorporarlos al resto del rebaño. Se deberán separar las yeguas de vientre de las otras preñadas hasta que paran. Para evitar los abortos, las medidas de control más eficaces consisten en aplicar métodos de cría en los que se minimicen las oportunidades de stress, practicando al mismo tiempo un sistemático programa de vacunación. P A L A B R A S CLAVE : Aborto - Control - Enfermedades caballares - Enfermeda­ des del sistema nervioso - Enfermedades víricas - Epidemiología - Herpesviridae Infección latente - Legislación - Serotipos - Técnicas de diagnóstico - Trastornos respiratorios - Virus de la rinoneumonía equina. INTRODUCCIÓN La rinoneumonía equina viral es un resultado de la infección de los equinos por el herpesvirus equino 1 (EHV-1). Esta enfermedad fue descrita por vez primera por investigadores de nuestros laboratorios hace cincuenta años como una causa de abortos (12). En la actualidad, se la reconoce también como causa de una enferme­ dad respiratoria (16) y de una mieloencefalopatía cuya patología es característistica (25, 29, 39). Los caballos son infectados en general por el EHV-1 durante su primer año de vida. Su infección inicial provoca una enfermedad respiratoria aguda, febril (16). * Department of Veterinary Science, College of Agriculture, University of Kentucky, Lexington, Kentucky 40546-0076, Estados Unidos. — 860 — La infección viral provoca una necrosis de los tejidos linforeticulares y una vesiculación y una descamación de la mucosa respiratoria. La enfermedad se acompaña con fiebre, falta de apetito, temperaturas de 39,5° hasta 41,5°C, neutropenia, faringitis y traqueo-bronquitis. A menudo se complica con una infección bacte­ riana. El nivel de morbilidad en los grupos de potros recién destetados es usualmente de 100% ; la mortalidad es prácticamente desdeñable. Cuando ocurren muer­ tes es lo más comúnmente resultado de una neumonía viral complicada con una infección bacteriana. Las yeguas preñadas infectadas por el EHV-1 pueden abortar. Por lo general el aborto se produce en los últimos tres meses de la preñez (21). Aunque es posible que el aborto provocado por una inoculación experimental se produzca antes, no se ha observado ningún aborto provocado por esta infección viral antes del quinto mes de preñez ; los abortos durante el sexto y séptimo mes son muy poco frecuentes. La mayor parte de los abortos ocurren dentro de un período de tres semanas después de que las yeguas hayan sido infectadas, pero también se han observado períodos prolongados de incubación entre la infección y el aborto (17). La infección de equinos de toda edad por el EHV-1 puede provocar una vasculi­ tis diseminada (Bryans, observaciones no publicadas ; 25). La lesión primaria de esta enfermedad parece ser el resultado de una reacción de Arthus provocada por complejos virales antígenos-anticuerpos en las células endoteliales (25, 34, 46). Las lesiones endoteliales y la necrosis de las paredes de los vasos conducen a una trom­ bosis que, a su vez, provoca una lesión isquémica. Cuando esas lesiones afectan un número suficiente de sectores funcionalmente críticos del sistema nervioso central, se revelan a través del desarrollo de síntomas de lesiones de las vías tanto sensoria­ les como motoras. La enfermedad neurológica se revela dentro de los 7 a 10 días de infección y se desarrolla hasta su fase más severa en pocas horas. La índole y severi­ dad de sus síntomas, que incluyen la repugnancia a moverse, edemas dependientes, déficits sensoriales proprioceptivos y localizados, parálisis de la vejiga urinaria y de la cola, anomalías de la marcha y parálisis de los miembros, limitadas por lo gene­ ral a los miembros pélvicos, depende de la severidad y de la ubicación de las lesio­ nes que varían según los individuos. El índice de mortalidad es bajo en los caballos que no se ven obligados a acostarse ; la mayor parte parece recuperarse por com­ pleto. La enfermedad puede aparecer en un único caballo, como brote explosivo en una manada o establo, o también es posible que muchos casos se produzcan a lo largo de un período de varias semanas. Cuando ello ocurre en grupos de yeguas reproductoras, es posible que se observen a la vez trastornos respiratorios y abortos en estos animales (Bryans, observaciones no publicadas ; 24, 39). La muerte por lo general se debe a complicaciones relacionadas en forma indirecta con la lesión pri­ maria. EPIDEMIOLOGÍA El virus está presente en todo el mundo, donde haya caballos domésticos, y se le ha identificado como agente patógeno de los équidos encerrados en zoológicos (33). Se han descrito las tres formas de la enfermedad en la mayor parte de los países en los que se ha identificado la infección. Se ha comprobado que dos subtipos antigénicamente próximos (S-l y S-2) infectan a los caballos (2, 8, 27, 32, 36). Aunque el ADN de los virus presenta menos del 20% de bases apareadas homólogas (4), éstos están antigénicamente emparentados a través de por lo menos cuatro de sus seis — 861 — principales glicoproteínas de envoltura (44) que son las proteínas virales críticas en relación con la infección y también la respuesta inmunitaria del huésped. La infec­ ción primaria por cualquier virus provoca una inmunidad post infecciosa breve ante una nueva infección provocada por un virus homólogo. La inmunidad cruzada puede derivar de infecciones múltiples provocadas por uno u otro virus (3). La infección primaria de individuos inmunológicamente no protegidos, que por lo general son animales que se acaba de destetar, por cualquiera de estos virus provoca la aparición de la forma respiratoria de la enfermedad. La reinfección de las vías respiratorias que lleva al aborto o a la encefalomielitis muestra en muy pocos casos signos visibles. Ambos subtipos de virus (Allen, observaciones no publicadas) pro­ vocan una viremia asociada a la presencia de leucocitos (5) y abortos. En compara­ ción con el virus S-2, el virus S-l parece ser sumamente virulento (10). Se lo consi­ dera responsable de la gran mayoría de las infecciones que provocan abortos y se trata del único tipo aislado en caballos con trastornos neurológicos (3). Además de diferencias antigénicas que pueden demostrarse a través de un cierto número de téc­ nicas, infecta una amplia variedad de cultivos celulares (9), es adaptable a hamsters (Cricetus auratus) (14), se ha señalado que presenta un tropismo para las células endoteliales (32) y, de acuerdo con los resultados del análisis del perfil después de un tratamiento con endonucleasis de restricción (2), es más estable genéticamente que S-2. Además de su mayor variabilidad genética, el virus S-2 es responsable de la mayor parte de los casos de la enfermedad respiratoria y de un número comparati­ vamente reducido de abortos (3). Su espectro de cultivos celulares huéspedes se limita aparentemente a células de origen equino y porcino ; se duplica con menor eficacia que S-l en los cultivos orgánicos preparados a partir de la tráquea equina, en la nasofaringe de caballos inmunológicamente intactos o en los órganos de fetos infectados (10). Aún no es posible determinar si esta asociación de subtipos virales predominan­ temente con uno o más de los síndromes de la enfermedad provocados por EHV-1 es controlada por propiedades biológicas que no se ha podido definir todavía y que pueden ser específicas de los subtipos de virus, o si se trata de un modelo de enfer­ medad influido por la inmunidad desarrollada como resultado de la distribución relativa de subtipos entre las poblaciones. Aunque el virus S-2 parece menos viru­ lento que el S-l, es posible, de todos modos, que ambos subtipos posean inherente­ mente potenciales patogénicos similares y que las diferencias observadas en los tipos de enfermedad producidos sean influidas por una inmunidad más efectiva contra manifestaciones secundarias de la infección, por ejemplo aborto o trastor­ nos neurológicos, que lo que los datos de los que se dispone en la actualidad permi­ ten definir. Tal como ocurre en la mayor parte de los herpesvirus, existen pruebas (3, 11, 23) de que la existencia de infecciones latentes por EHV-1 constituye un mecanismo importante de supervivencia del virus. La inmunidad, definida como resistencia de los caballos a infecciones deliberadas por el mismo subtipo viral y cepa por los que han sido previamente infectados, sólo persiste durante un período relativamente breve (15, 18, 19, 20). Ello puede demostrarse por la imposibilidad de recuperar virus del sistema respiratorio superior o leucocitos de caballos inoculados a través de las vías respiratorias y la inexistencia de una respuesta inmuno-humoral secunda­ ria. Es imposible predecir si las infecciones susceptibles de provocar abortos del feto o trastornos neurológicos se observarán en caballos en los que se pueda demostrar — 862 — la presencia de infecciones del sistema respiratorio superior. Tanto sobre el terreno como en investigaciones en las que se exponía en forma deliberada y repetida a yeguas preñadas (15) se ha observado que, aunque es posible que se produzcan abor­ tos en años sucesivos en yeguas de las mismas explotaciones, es muy poco frecuente que las infecciones que llevan a abortos se produzcan en más de una oportunidad en el mismo individuo (7, 18). Los mecanismos inmunes que condicionan el nivel supuestamente más alto de resistencia a esa enfermedad secundaria en esos anima­ les que contraen infecciones de las vías respiratorias superiores pero que escapan a la infección del feto o a una enfermedad clínicamente evidente del sistema nervioso central, no han sido esclarecidos. Además de dos cepas de vacunas de virus vivos manipuladas en laboratorio, el análisis mediante el método de las endonucleasis de restricción de más de 300 mues­ tras (2) de subtipos EHV-1 aislados en fetos abortados y en caballos con trastornos respiratorios y neurológicos en Kentucky durante un período de 22 años ha permi­ tido identificar 14 genotipos de virus S-l. Entre estos, dos, designados como P (prototipo) y B (variante) representan la causa de más del 90% de los abortos. La variante B del virus fue detectada por primera vez en virus S-l aislados durante el período 1970-74 ; posteriormente, en los años 1981 y 1982, se convirtió en el geno­ tipo aislado dominante, pero luego su incidencia disminuyó, lo que determinó que el genotipo P se convierta nuevamente en la cepa viral dominante (1 ; Allen, obser­ vaciones no publicadas). Existen diferencias fundamentales en los perfiles electroforéticos de las proteínas estructurales de los subtipos de virus ; por otra parte, se puede distinguir rápidamente los virus a través de la utilización de antisueros policlonales en pruebas de neutralización recíproca o cinética. Esas pruebas no permi­ ten distinguir diferencias antigénicas entre los subtipos en cepas virales cuyo ADN puede distinguirse rápidamente mediante la tipificación a través de la electroforesis. La utilización de anticuerpos monoclonales ha permitido demostrar la existencia de esas diferencias (47). La significación epidemiológica de esta variación antigénica o sus efectos posibles sobre las propiedades biológicas del virus que controlan propie­ dades tan importantes como la virulencia y el poder antigénico no son aún conoci­ das. Las primeras indicaciones de diversidad antigénica en cepas de EHV-1 provinie­ ron de observaciones realizadas en Japón en 1959 (40). Los datos señalaron que dos cepas de virus aislados en fetos abortados en Hokkaido diferían antigénicamente de la cepa Kentucky D. Seis años más tarde, los resultados de una investigación serológica que utilizaba una de las cepas japonesas del virus, no identificada aún como S2, y una cepa Kentucky no identificada aún como S-l, señalaron al parecer que, aunque los caballos de muchos países aparecían como infectados por ambos serotipos, en otros países otros fueron infectados predominantemente por uno de ellos (30). Tres de los cuatro países en los que se observaron predominantemente reaccio­ nes S-2 son países del Lejano Oriente, y el cuarto era Nueva Zelanda. Aunque no se incluyó en el estudio a caballos australianos, el análisis de la historia de la enferme­ dad EHV-1 en Australia, en el mismo área geográfica, presenta un punto de vista especialmente interesante ; a partir de ello, es posible desarrollar una mejor com­ prensión de la significación de subtipos virales en la evolución de la enfermedad herpesviral del caballo. Aunque se aisló EHV-1 en las vías respiratorias de caballos australianos enfermos ya en 1962 (22), hasta 1975 no se señalaron abortos herpesvi­ rales (38) y hasta 1977 no se observaron casos de enfermedades que llevasen al aborto. En ese momento, en Nueva Gales del Sur se señalaron múltiples casos de abortos, de muertes neonatales y de infección de potrillos recién nacidos (13). Aun- — 863 — que el subtipo aislado en 1975 es desconocido, se comprobó que los virus aislados en la "tormenta" de abortos de 1977 eran virus S-l (37) ; por otra parte, también se comprobó que la mayor parte (42) de los virus descubiertos en fetos abortados y examinados ulteriormente eran de cepas S-l. Estos datos parecen señalar que los caballos australianos no habían sido infectados por otros virus aparte del virus S-2 antes de la introducción de un virus S-l que provocó una forma más virulenta de enfermedad en 1977. También advierten la posibilidad de que estas condiciones ecológicas existan en otros países, lo que podría determinar que sus poblaciones corran riesgos de serias pérdidas en caso de introducción del virus S-l. DIAGNÓSTICO La enfermedad respiratoria provocada por EHV-1 no presenta signos patognomónicos y es posible que sea difícil distinguirla, a través de un examen físico, de otras enfermedades infecciosas que afectan el sistema respiratorio de los caballos. El diagnóstico definitivo requiere el aislamiento del virus, lo que puede lograrse a través de la toma de muestras de la nasofaringe durante las etapas agudas de la infección. Se pueden obtener muestras satisfactorias con facilidad utilizando una escobilla de gasa sostenida con un instrumento flexible que puede construirse con un cable de acero inoxidable. Se debe sumergir las muestras tomadas de ese modo en un medio de transporte estéril refrigerado y se las debe procesar en un laborato­ rio en un lapso de pocas horas. Si el período entre la toma de muestras y el examen de laboratorio se prolonga más allá de unas pocas horas, se debe congelar las mues­ tras. También se puede aislar el virus en los leucocitos de la sangre. Para tal fin, se debe refrigerar y enviar al laboratorio una muestra estéril de sangre venosa, utili­ zando citrato como anticoagulante. Si es necesario congelar la muestra, los leucoci­ tos deben en primer lugar ser concentrados a partir de una cantidad reducida del plasma y luego ser suspendidos en ella. Es posible obtener un diagnóstico retrospectivo de la enfermedad respiratoria herpesviral a través de diversas pruebas serológicas que utilicen sueros de caballos en fases agudas y convalecientes. Los resultados de estas pruebas pueden interpre­ tarse con mayor facilidad en el caso de animales que experimentan su infección ini­ cial. Debido a la duración del período de incubación entre la infección y la apari­ ción de la enfermedad, los sueros tomados en las yeguas que han abortado o en los caballos durante las etapas agudas de la enfermedad neurológica, suelen poseer cantidades máximas de anticuerpos. Es difícil interpretar los resultados de las prue­ bas que utilizan esos sueros, a menos que se tomen muestras de otros animales del rebaño no afectados tan pronto como se observa la presencia de la enfermedad y que se pueda demostrar la presencia de un incremento de los títulos del anticuerpo en muestras sucesivas de los mismos animales en un momento ulterior de una epide­ mia. Los fetos que han abortado como consecuencia de una infección por parte del EHV-1 presentan en el diagnóstico lesiones considerables y típicas. El feto abortado muere como resultado de una sofocación inmediatamente antes o durante el pro­ ceso del parto. Sus patas presentan manchas de meconio y no manifiesta cambios autolíticos postmortem. Los pulmones son edematosos y la cavidad pleural con­ tiene a menudo una cantidad excesiva de trasudado claro. Es posible que el hígado contenga pequeñas áreas de necrosis y con frecuencia el timo es sumamente necrótico y sobre las superficies serosas se observa la presencia de hemorragias equimóticas — 864 — y petequias. La lesión patognomónica, es decir las inclusiones intranucleares típicas de la infección por herpes, suele observarse con frecuencia en el epitelio de los pequeños bronquios y en las células hepáticas en la periferia de las zonas de necrosis que se suelen presentar, por lo general, cerca de los vasos portales y hepáticos. El virus puede ser aislado con facilidad a partir del pulmón, timo, hígado y bazo. El cultivo de la muestra tomada en la yegua no constituye un diagnóstico confiable. Si el feto se presenta normalmente, es poco habitual que el aparato reproductor de la yegua se encuentre dañado. Las yeguas que abortan se recuperan igualmente bien que de un parto normal y su capacidad reproductora futura no se ve afectada. Los signos iniciales de la enfermedad neurológica provocada por EHV-1 están representados por una repugnancia de los caballos afectados a moverse. Ello se debe a la presencia de insuficiencias proprioceptivas consecuentes al desarrollo de múltiples lesiones en la médula espinal. Como lo hemos señalado, la severidad de la enfermedad depende de la extensión y de la distribución de las lesiones. Aunque la presencia de abortos juntamente con la enfermedad neurológica en rebaños de yeguas preñadas proporciona un indicio sobre la etiología de la enfermedad mencio­ nada en último término, es posible que el feto de las yeguas preñadas afectadas por la enfermedad neurológica herpesviral no se vea afectado por la infección. La enfermedad neurológica herpesviral suele afectar a más de un caballo de un rebaño y se suele considerar erróneamente al primer caso como un resultado de un trauma o atribuirlo a causas tales como el envenenamiento del alimento, la mielitis segmental provocada por un protozoario o al síndrome de ataxia medular. En muchos casos el diagnóstico antemortem puede lograrse a través del aislamiento del virus a partir de la nasofaringe o del coágulo blanco de la sangre. Las lesiones que pueden demos­ trarse en la necropsia consisten en un número variable de pequeñas áreas de color de ciruela de degeneración de la médula espinal. Microscópicamente se puede demos­ trar una vascularitis con una inflamación endotelial, una necrosis de las paredes de los vasos, presencia de envolturas perivasculares y una inflamación axonal pronun­ ciada. Las lesiones vasculares no se limitan al sistema nervioso central sino que también pueden observarse en otros órganos. No se encuentran en general cuerpos de inclusión, pero es posible que la aplicación de técnicas de anticuerpos fluorescen­ tes permitan comprobar la presencia del antígeno viral en las células epiteliales, como así también en las células endoteliales de diferentes órganos, incluyendo la vascularización de la médula espinal (34). Los intentos de aislar el virus en el mate­ rial de la autopsia suelen ser vanos. Debido a que la identificación del potencial patogénico del subtipo de virus per­ mite una útil prognosis epidemiológica y permite adaptar los métodos de control de la propagación de la infección, en particular en los casos de enfermedades respira­ torias, de los potrillos a las yeguas preñadas, es importante que se identifiquen subti­ pos cuando se aislan virus. Ello puede lograrse a través de la utilización de anticuer­ pos tanto monoclonales como policlonales (47), como así también de las técnicas de identificación del perfil de los ADN (2, 36). PROFILAXIS Al parecer, el herpesvirus equino existe en todos los lugares en los que hay equi­ nos. El virus persiste en la naturaleza como resultado de su capacidad de provocar infecciones latentes que pueden llevar en muchos casos a una multiplicación y a una excreción virales, como resultado de su capacidad de volver a infectar caballos que — 865 — han experimentado la infección, y como consecuencia de una infección primaria de nuevos animales que llegan al rebaño y que nunca han sido infectados. Por el momento no existen métodos prácticos que permitan identificar la presencia de una infección latente. En el contexto de esta situación epidemiológica, la profilaxis de la enfermedad provocada por EHV-1 puede concentrarse en la prevención de la introducción del virus S-l en una población en la que sólo esté presente el virus S-2. En la actualidad es posible, como puede haber ocurrido en Australia (37) y quizás Japón (26), identi­ ficar la ausencia de virus S-l en una población si se supervisan regularmente desde el punto de vista virológico en la población interesada las infecciones respiratorias, los abortos y los casos de enfermedad neurológica. Desgraciadamente, sin embargo, si se siguen realizando competiciones y prosigue el comercio internacional de caballos, parece prácticamente imposible resolver el problema de la prevención de la introducción de virus S-l en las poblaciones susceptibles. Los medios actuales más eficaces para luchar contra las enfermedades provoca­ das por EHV-1 son los que pueden aplicarse a nivel de cada rebaño. Ello incluye la utilización de métodos de trato que eviten el stress en toda la medida de lo posible : la separación de las yeguas preñadas en grupos lo antes posible, métodos suaves de destete y de separación de las madres de los potrillos y de los caballos de cualquier edad. Las epidemias de aborto herpesviral y de enfermedad neurológica suelen ocurrir en condiciones de exceso de población, en las manadas de caballos de los que se retiran y añaden constantemente animales y en los grupos de yeguas preñadas en los que se suele introducir nuevos animales preñados provenientes de ventas. Aunque es imposible que las autoridades gubernamentales impongan cuarentenas a yeguas preñadas importadas durante períodos prolongados, las explotaciones que reciben esas yeguas deberían separarlas de las otras yeguas preñadas hasta tanto hayan parido. Se debería mantener en una cuarentena de no menos de 21 días a los caballos cualquier sea su edad, que se introduzcan en las granjas de cría, antes de que se permita su contacto con los animales de esa explotación. Las disposiciones a nivel internacional que intentan controlar la importación de la rinoneumonía equina exigiendo que los caballos destinados a la importación no hayan presentado signos de rinoneumonía equina viral ni hayan estado en recintos en los que esta infección haya aparecido durante los tres meses anteriores a la exportación, salvo en los casos en los que se puede identificar a la enfermedad a través de la aparición de abortos o de síntomas nerviosos, son ineficaces para la prevención de la introducción de la enfermedad si no se acompañan a nivel de los rebaños de destino con las medidas de aislamiento sugeridas anteriormente. Toda forma de lucha contra la mayor parte de las enfermedades virales depende en gran medida del desarrollo de un método de vacunación seguro e inmunológica­ mente eficaz. Aunque es posible que el aborto o la enfermedad neurológica provo­ cada por EHV-1 pueda originarse en la difusión sistémica de un virus endógeno en un individuo infectado a nivel latente, nada permite afirmar que la enfermedad epi­ démica provocada por este virus se difunda por otras vías a parte de las respirato­ rias. Los caballos que contraen esta enfermedad han estado ya infectados una o más veces por los virus que, salvo durante un breve período, no les han otorgado ni la resistencia a una nueva infección de las vías respiratorias a partir de las cuales el virus puede extenderse al feto susceptible, ni tampoco la capacidad de prevenir la serie de acontecimientos por el momento poco claros que conducen a la forma espe­ cífica de enfermedad neurológica que podría originarse en su infección por el EHV-1. — 866 — Es entonces evidente que la clave para la prevención de la enfermedad provocada por el EHV-1 reside en proporcionar los medios que permitan estimular y mantener la calidad de la inmunidad que previene la infección o la reinfección de las vías res­ piratorias. En los últimos treinta años ha habido diferentes tentativas de producir vacunas para lograr este propósito. Se han producido vacunas químicamente inactivadas a partir de virus obtenidos de tejidos fetales equinos infectados, y de virus S-l culti­ vados en hamsters (18) y en cultivos celulares de origen equino (6). Se han produ­ cido también vacunas de virus vivos modificados a partir de tejidos de hamsters infectados, de virus atenuados por pasajes sucesivos en cultivos de células porcinas, como así también de virus cultivados en cultivos celulares provenientes de simios (35). Se ha autorizado la utilización de cuatro de estas vacunas por parte de los veterinarios y dos ya no están disponibles. Entre estas últimas, una fue retirada debido a que su utilización fue asociada con la aparición de síntomas nerviosos de la enfermedad (41) y la segunda fue reemplazada mediante una vacuna química­ mente inactivada producida en cultivos celulares de origen equino (6, 7). Entre las vacunas actualmente disponibles en varios países, dos son vacunas de virus vivos que contienen una cepa S-l genéticamente única (3) de un virus modificado por numerosos pasajes en células de origen porcino y en células de conejos. Un pro­ ducto, comercializado en Europa, contiene, además del EHV-1 (S-l), dos tipos de virus de gripe equina como así también otros virus considerados como causas importantes de enfermedades respiratorias equinas (43). Ninguna de las vacunas actualmente autorizadas y distribuidas contiene otras cepas aparte de la cepa S-l de EHV-1. Se ha comprobado a través de la caracteriza­ ción de los tipos de sus ADN — mediante electroforesis después de un tratamiento con endonucleasis de restricción — que tanto el componente viral de la vacuna de virus vivo modificado autorizada en Estados Unidos para la prevención de la enfer­ medad respiratoria como el virus con el que se prepara la vacuna inactivada con medios químicos y comercializada para la prevención tanto de la enfermedad respi­ ratoria como del aborto, son virus S-l genéticamente únicos. La vacuna inactivada es la única que ha sido sometida a una prueba de eficacia mediante una vacunación y a una prueba viral controladas ambas en yeguas servidas. Se trata también de la única vacuna actualmente disponible cuya eficacia puede evaluarse gracias a su uti­ lización sobre el terreno en una población significativamente amplia de caballos en la que se han controlado minuciosamente todas las causas de aborto mediante exá­ menes necrópsicos y exámenes virológicos (3, 7). La utilización de esta vacuna en aproximadamente 65% de la población de las yeguas de pura sangre servidas de la región central de Kentucky ha llevado a una disminución de los abortos debidos a EHV-1 a un nivel inferior a menos de la mitad del nivel más bajo observado en el pasado en esta población estrictamente controlada (2). Se ha demostrado que su utilización no plantea problemas en los caballos de ninguna edad y es posible acon­ sejarla como ayuda para la prevención de la difusión de la enfermedad provocada por EHV-1. Cuando entre los caballos de un rebaño o de un establo se observan abortos o síntomas neurológicos provocados por EHV-1 se plantea el interrogante de saber si los miembros del rebaño no afectados deben ser desplazados para prevenir su infec­ ción. En algunos casos el virus ya se ha propagado y ha infectado a la mayor parte de los animales del rebaño cuando se produce el primer caso de la enfermedad neu­ rológica o el primer aborto. En esos casos la "suerte está echada" y de nada serviría — 867 — desplazar a los caballos. Sin embargo, como no es posible saber si la enfermedad ya se ha difundido, si es posible desplazar los animales aún no afectados de las cerca­ nías de un animal que sí lo está y mantenerlos en cuarentena alejados de otros caballos susceptibles, se debe efectivamente hacerlo. La infección que provoca el aborto se transmite más fácilmente a las otras yeguas del rebaño en el momento del aborto si éste se produce en un potrero o en un prado que si occurre en un momento en el que la yegua está en un box. Si los caballos en contacto con un ani­ mal infectado no han sido vacunados, es aconsejable vacunar inmediatamente des­ pués de la identificación de la enfermedad no sólo a los animales que han estado en contacto inmediato con él sino también a todos los otros caballos de los locales vecinos. Cuando no se los somete a un estudio diagnóstico de laboratorio, se deben incinerar los fetos infectados juntamente con toda la cama de paja y el alimento del compartimiento. El compartimiento debe ser limpiado y desinfectado con esmero y permanecer sin ocupantes durante un período de por lo menos tres semanas. AGRADECIMIENTOS Este artículo de síntesis fue escrito en el marco de los proyectos de la Estación de Agricultura Experimental de Kentucky, y está publicado bajo el número 86-4-130 con la autorización del Director de dicha Estación. * * * BIBLIOGRAFÍA (véase pág. 844)