Del 17 de julio al 8 de noviembre, la Sala Pere Daura acoge la muestra Remembranza, con un centenar de piezas que abarcan todos los géneros y épocas del artista barcelonés del Poblenou Montserrat expone una antológica de la trayectoria de la vida y la obra del pintor Ramon Calsina Todos los críticos que han escrito sobre Calsina han reconocido su excelencia técnica; destaca por su pintura de lo cotidiano, cercana, pero a la vez fantasiosa y muy conectada con el mundo literario Montserrat, julio de 2015. La Sala Daura del Museo de Montserrat presenta, hasta el 8 de noviembre, la exposición Remembranza, una antológica que muestra toda la trayectoria de la vida y la obra del pintor, dibujante y grabador catalán Ramon Calsina Baró (Barcelona, 1901-1992). En Remembranza se pueden ver un centenar de obras, la mayoría propiedad de la Fundación Ramon Calsina -que ha coproducido la muestra con el MDM-, de coleccionistas particulares y tres obras del MNAC y del Fondo de Arte de la Generalitat de Cataluña. La exposición Remembranza es una revisión muy completa de todos los géneros y épocas del pintor. Se va abriendo por etapas, desde la infancia, estudios, primeros trabajos, primeras exposiciones, las estancias del pintor becado en Granada, Madrid y París, la tragedia de la guerra y sus consecuencias personales, con la difícil reanudación en los grises años de la dictadura y un lento y parcial reconocimiento. Se puede observar su mundo más íntimo, objetos que lo acompañan y herramientas de su oficio. Una aproximación a la familia, los amigos, su pensamiento sobre la vida, cómo entendía el arte, y su comportamiento estrechamente ligado a sus principios, a pesar de que en ocasiones eso quisiera decir ir contracorriente. La trayectoria artística de Ramon Calsina fue larga, lo que permite ir mostrando obras por años y diferentes técnicas empleadas, dibujo, litografía, aceite e incluso ilustración de libros, como los cuentos de Poe o el Quijote de Cervantes. La exposición acaba con obras del mismo año de la muerte de Calsina, que llega fiel a su esencia y con el mismo espíritu libre. La primera exposición individual de Ramon Calsina fue en 1934 en la Sala Parés. Hizo decorados y carteles para obras de teatro, y también ejerció de profesor en la Escuela de Bellas Artes. Con el estallido de la Guerra Civil pasó a Francia para volver poco después a un largo exilio interior. Poco reconocido en vida, Calsina destaca por su pintura de lo cotidiano, cercana, pero a la vez fantasiosa y muy conectada con el mundo literario. Bajo una apariencia de dureza y de sátira, hay ternura y amor; y, más aún, el deseo de encontrar respuestas trascendentes. Ramon Calsina casi no se movió de Cataluña, salvo una estancia en París. Hizo una cincuentena de exposiciones, la gran mayoría de ellas en Barcelona, pero, aún así, su presencia mediática fue más bien discreta. La obra de Calsina sorprende por su gran diversidad e imaginación así como por su fuerza. El título Remembranza hace referencia a un cuadro que evoca las largas estancias que el pequeño Calsina pasaba en casa de los abuelos. La abuela, el niño y el perfil de Montserrat están presentes con generosidad en su obra. Calsina se sentía espiritualmente muy próximo a Montserrat como catalán y como cristiano que buscaba en su fe las respuestas que anhelaba. Ramon Calsina Baró (1901-1992) Ramon Calsina nació el 26 de febrero de 1901 en el barrio de Poblenou de Barcelona, un suburbio nacido de la industrialización que hervía de reivindicaciones sociales, caracterizado por un marcado dinamismo cultural y asociativo. El ambiente de aquel barrio marcó profundamente la sensibilidad artística y humana de Calsina que, en su precoz vocación artística, encontró el instrumento para comprender y juzgar un mundo que le parecía injusto y donde buscaba respuestas. Para dar salida a su extraordinaria imaginación, necesitaba dominar el oficio, que aprendió en la Academia Baixas y después en la Lonja. Todos los críticos que han escrito sobre este artista han reconocido su excelencia técnica. Casi no se movió de Cataluña, salvo una estancia en París. Hizo una cincuentena de exposiciones, la gran mayoría de ellas en Barcelona, pero su presencia mediática fue más bien discreta. El escritor Joan Perucho llegó a decir que Calsina era un pintor que no había estado nunca de moda. A pesar de todo, con el paso del tiempo, Calsina se fue consolidando cada vez más como un artista con una personalidad propia que sorprende a todos. Calsina dibuja y pinta estados de ánimo, sabe captar los sentimientos, retrata el alma humana con sus defectos y vivencias, y lo hace siempre desde la empatía y la proximidad. Esta forma de explicarse, que puede tener detrás un fondo literario, podría ser el motivo por el que muchos escritores fueron admiradores y amigos suyos. La obra de Ramon Calsina sorprende por su tremenda variedad, imaginación y fuerza. A veces, de entrada, puede parecer poco amable o bonita, pero esta primera impresión se transforma con una mirada más profunda. Su mundo nos es cercano, cotidiano, donde puede entrar todo el mundo sin demasiadas explicaciones ni guías y sentirse identificado, porque, bajo una apariencia de dureza y de sátira, hay ternura y amor y, más aún, el deseo de encontrar respuestas trascendentes. Ramon Calsina Remembranza Del 17 de julio al 8 de noviembre de 2015 Sala Pere Daura Coproducción con la Fundación Ramon Calsina Departamento de Prensa y Comunicación de Montserrat