UN DESEO Cuando era pequeña, mis abuelos, me contaban historias de tierras lejanas, extrañas. En ese mundo infantil me han enseñado a querer estas tierras, su historia y sus leyendas. Crecí soñando conocer el viejo continente algún día. Ese lugar añorado por mis antepasados, ese que nombraron hasta en los últimos instantes de sus vidas. Viaje más que mis abuelos, viene por aire ellos se fueron por mar. He tenido la fortuna de estar en muchos lugares de la geografía española, pero como esta, entre el mar y la tierra, ninguno, no existe nada igual a este paisaje tan enigmático. Tierra salvaje y agreste, tapizada de distintas tonalidades de verdes, que van desde el más claro y alegre, hasta el más oscuro y severo. La ría abraza como una joven intrépida, atrevida a la exultante San Vicente de la Barquera. La imaginación vuela. Recuerdo leyendas de dragones en cuevas, enanucos juguetones y traviesos en los bosques. Según la situación atmosférica, cambia totalmente el paisaje, la neblina sube, se arremolina entre las montañas y valles. Alguna anjana debe merodear por lugares recónditos, entre rías y bosques. Al entrar por una de las carreteras, desde el mirador se ve como baja la marea, las barcas quedan encalladas, parecen barquillos de juguete. Caprichosa naturaleza, cada día engalana la ciudad de diferentes aspectos, verdadera obra de arte creada solo por ella. Estamos recorriendo sus callejuelas, llenas de encanto de historia, tocando sus muros, oliendo el salitre del mar. Es que a San Vicente ¡hay que sentirla no solo verla! ¡Cuánta historia!... ¿Qué secretos guardan estos muros, estas calles?... Ya entramos en el punto neurálgico de la villa, el Castillo, la muralla que bordea la ribera llega hasta la Iglesia, al frente el Palacio de la familia de Corro, hoy sede del ayuntamiento. En su momento tanto el castillo como la muralla formaron una barrera inexpugnable, contra turbulencias e incursiones foráneas. El castillo nos acoge, mostrando las reliquias de un pasado lejano, pero presente en sus estancias, en cada piedra, en cada objeto. Aquí entramos en la historia de una civilización aguerrida, valiente, que supo mantener su singular identidad a lo largo de los siglos, no quisieron doblegarse y poco pudieron hacer sus invasores. El Castillo data del siglo VIII, es reconstruido en el siglo XIII, presenta tres cuerpos: uno rectangular, otro pentagonal y un tercero cuadrado, tiene dos torres, seguramente serían defensivas como la muralla que lo rodeaba. Está situado en la sima de una colina. La muralla, según ciertas investigaciones, se ha comenzado a construir a inicios de la fundación de la villa, parece que al siglo siguiente ya se había terminado. La muralla constaba de cuatro puertas orientadas norte, sur, este y oeste. La Puerta de Asturias al oeste, detrás de la iglesia de Santa María, la de la Mar al este, cerca del castillo, por donde se seguía la ruta a Asturias pasando la ría del Peral por un puente de igual nombre, al sur la puerta de Santander conectándose con la Villa por el istmo de tierra que a su vez dividía los barrios: en el corro de arriba y corro de abajo. Lo novedoso es que pronto San Vicente se pobló extramuros, llamándose arrabales de la ribera uno, y otro de la s tenerías. Cantabria y Asturias tomaran caminos diferentes marcando un futuro histórico nuevo, esta dicotomía estará formada: Asturias como inicio con el reino de León y por otra parte Cantabria con el reino de Castilla. Dando comienzo a un verdadero abanico de oportunidades y profundas consecuencias de gran alcance, modificando jurídica, económica y socio-culturalmente la región. El período más próspero de la historia de San Vicente, comienza en el siglo XIII, cuando Alfonso VIII le otorga fueros (privilegios e inmunidades) indicando en ellos: fomentar el comercio marítimo y derechos sobre la pesca, teniendo una franja pesquera exclusiva, la villa se vio desbordada con la captura de ballenas y otros productos del mar, desarrollando un poder económico inusitado, de gran relevancia en esa época. Hoy entramos en una ciudad donde la pesca, la agricultura, la ganadería y el turismo están en pleno auge, sin dejar de tener en cuenta los valores medioambientales. ¡Las batallas y amenazas que han tenido que soportar sus antiguos habitantes!... Los cañones nos revelan destrucción y muerte, las murallas protección, bien resguardado por su entorno geográfico difícil de penetrar y persuasivo para los invasores. Parece que solo fue utilizado para fines militares. El cerebro, segrega de forma natural, sustancias que producen sentimientos de euforia y exaltación, eso es lo que siento en estos momentos, debido al entorno y atmósfera de este recinto… Pero continuemos en el castillo. Entre los siglos XI y XII toda la región estaba controlada por dominios monásticos, (a grandes rasgos) hasta que el Rey de Castilla ya mencionado incorpora a su reino, pacíficamente lo que se denominaría más tarde Las Cuatro Villas. Desde la terraza del castillo por un lado entra la ría suave y amable, nos giramos y allí está la ciudad gozosa y juvenil, que asoma al mar abierto cruzando la bahía. Como toda villa marinera se jacta de tener buenos frutos de mar y los tiene, mariscos, pescados, carnes, quesos, hortalizas una gran variedad de delicias de la cocina autóctona del lugar, cuyo plato estrella es el marmitako, típico menú de los pescadores. Una caminata por el paseo marítimo, después de una buena comida viene muy bien. Llegamos al muelle, donde atracan grandes, medianos y pequeños barcos, que zarpan con marea alta a faenar. Desde aquí seguramente, han salido hombres y barcos para participar en la reconquista de Sevilla y ciudades adyacentes, como a otras innumerables hazañas. Admirable proezas y valentía inquebrantable de un pueblo marinero, que se enfrentaba a un mar feroz con una climatología incierta. El sol se está poniendo, sopla una brisa suave, es hora de encontrar un lugar para descansar. Problema eso no es hay hoteles, pensiones, hostales, bien acondicionados y confortables, como hospedaje para peregrinos. Elegimos uno en el mismo casco antiguo de la ciudad, encantadora fachada de dos plantas, con grandes paredes de piedra interrumpidas por ventanas pequeñas, en cada una de ellas maceteros rústicos de madera cubiertos de flores, entramos al rellano de la escalera por un portal, dentro tan señorial como sobrio. Me recordó a las típicas casas medievales, aunque había una gran variedad en las Asturias de Santillana. Esta denominación se debe a hechos que fueron sucediendo en la región, de los cuales merecen ser mencionados sucintamente: entre los siglos XI y XII monásticos absorberán territorios. Sus posesiones se extendían por Liébana, Asturias, norte de León y Palencia. Del monasterio de Santa Juliana es de donde tomará el nombre Santillana, más adelante se extenderá por Asturias de Santillana y Campoo. A partir del siglo XIII se dividirá en distintas administraciones y la denominación de Asturias de Santillana se ha de extender desde San Vicente de la Barquera, Santillana de Mar y Santander adosándose otras regiones más tarde. Despejada las dudas de la denominación continuemos con las casas de dicha región. Unas eran llanas, de una sola planta y las de dos plantas tenían la característica solana en la parte superior. Las puertas y ventanas se hacía pequeñas para protegerse mejor de las inclemencias del clima. La hilera de casas entre muros cortavientos llanas , otras de dos plantas serían las típicas casas de la costa marinera. Ya estamos en la habitación, exquisitamente amueblada. Pensar que para los habitantes de aquellas remotas épocas lo que era muy importante incluso pasaban como herencia, era la cama, entre otras muchas cosas por supuesto. Como lo fue para los antiguos habitantes de épocas remotas, hoy la cama es también para nosotros lo más importante. Con tanto devaneo, no he abierto la ventana ni me he fijado a través de ella … ¡que belleza! calles empedradas, angostas, las casas, todo parece haberse detenido en aquellos tiempos, como si nos hubiésemos introducido dentro de una antigua pintura medieval… Aquí el tiempo parece no transcurrir. El viaje desde Barcelona, el paseo por una parte de la puebla nos ha dejado exhaustos. Estoy fascinada con esta villa. ¡Cómo desearía vivir aquí o en las inmediaciones!... Tiene un encanto enigmático, es sencilla, elegante, con un aire señorial , nos acoge sin prejuicios, como baluarte su gente amable, abierta es el sello emblemático de la ciudad. Llegamos no por casualidad, José María viene desde hace más de treinta años, siempre me hablaba de Cantabria, en particular de San Vicente de la Barquera, de la amabilidad de sus gentes de los amigos, los paisajes, el mar y sus rías, del contraste de verdes, sus colinas y valles, como red casi irreal sugestiva los Picos de Europa de fondo, produciendo en el visitante un espectáculo alucinante, que altera los sentidos embriagando la razón. No puedo conciliar el sueño, debe ser por el mismo agotamiento. Los recuerdos afloran en mi memoria y una tierna sensación de añoranza me invade el corazón. Los cuentos de hadas, las anjanas, eran las hadas buenas que merodeaban por las montañas y ríos, se presentaban ante cualquier persona que lo necesitara, si estaba herido lo curaba con su barita mágica o con hierbas o plantas acuáticas. De figura delgada ejercía sus poderes mágicamente, proporcionando protección, alegría y felicidad. Una vez al año las hadas de toda Cantabria, se dirigían a Fuente De para adquirir más poderes de la diosa Deba, río que tiene origen en ese lugar y lleva igual nombre. Por estas zonas se han practicado religiones naturistas y los dioses habitaban en los ríos montañas y bosques. Se veneraban otros dioses paganos, en el mar a Neptuno, en los ríos lamias. Como se pudo investigar la vida de la gente estaba estrechamente ligada con la naturaleza. Las festividades de origen pagano, algunas, luego serán absorbidas por el cristianismo. Por ejemplo las fiestas de San Juan son celebradas desde esas épocas, festejando la entrada del solsticio de verano. Existen escritos interesantes de eclesiásticos que nos ilustran de tales temas y ritos. En el Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, tuvimos la ocasión de ver unas piedras labradas llamadas estelas funerarias, donde se apreciaban tallados un jinete a caballo, en otra un ciervo, representando la cabalgata hacia el más allá dónde descansarían las almas. Hay referencias que tanto celtas como germanos practicaban similares rituales, como el culto al sol. En época romana Cantabria es citada por Plinio el Viejo, el puerto de aquí de San Vicente de la Barquera tenía la denominación de Vereasuecae, se tiene constancia que se han encontrado algunas monedas de época romana, como así también restos de ánforas y cerámicas de aquella época. Casi toda la costa Cántabra más el interior se encuentra salpicada por restos de presencia romana, como vestigios de yacimientos minerales, que transportarían por los puertos de la costa. ¡Es tan tarde! será mejor dormir algo, mañana nos espera otro asombroso día. Un profesor en clase de filosofía, siempre nos decía que jamás debemos perder la capacidad de asombro, es lo que nos da ilusión, sin ilusión no hay esperanza, sin esperanza es difícil encontrar momentos de felicidad. Debemos ser como los niños que tienen capacidad de asombro y curiosidad por todo… __Se oye un ruido __seguro que es hora de levantarse__ ¡Ho, sí!__José María me trae el desayuno. __ ¡Qué hermosa flor!... Gracias mi amor. Esto me trae a la memoria las palabras de un gran poeta Jalil Gilbran que decía: “En el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra su alborada y se refresca”… ¡Un detalle tan bonito! de ellos se nutre nuestra existencia. __Qué deliciosos pasteles ¿qué son?... __Se conocen como corbatas, se hacen en Unquera que es la frontera con Asturias, son apreciados en la zona, generalmente se llevan de obsequio. __Una ducha y salimos ¡a la aventura muchacho!... El día está un poco nublado, bajamos las escaleras hacia la calle empedrada, cruzamos la plaza arbolada, nos detenemos, vemos el mar al fondo del paseo marítimo ¡es una maravilla! expresamos a dúo… Llegamos al auto, nos alejamos por el puente de los treinta y dos ojos o arcos, llamado puente de la Maza, la construcción es de 1495, ordenada por los Reyes Católicos . Aunque parece ser que en el siglo VI se habría construido uno totalmente de madera. Más adelante nos desviamos por una carretera secundaria, bordeando la costa, entramos en la playa de tostadero, continuamos llegamos a la de Merón y luego Oyambre, aquí la geografía ha esculpido con esmero esta verdadera maravilla, las palabras sobran para explicar algo tan bello. Ahora el mar está calmo, entra suavemente, besa la playa y se aleja como acariciando la arena, está cariñoso, pero cuando la furia se apodera de él , ruge, gime, golpea contra los acantilados, moldeando las piedras, pareciera querer tragarse la costa. Estamos presenciando una verdadera pintura, las dunas dominan el entorno, como gigantes adormilados descansando en los valles y praderas costeras. Nos encontramos en el Parque Natural de Oyambre, abarca una considerable extensión, es una zona protegida donde anidan infinidad de aves. Llegamos al límite entre San Vicente de la Barquera y Valdáliga , aquí nos deslumbra otra maravilla la playa de la Rabia, donde dos rías la capitán y la Rabia se unen para salir juntas a desembocar en el mar que las espera ansioso. Retrocedemos, para volver por el interior, sorprendiéndonos pero más sosegadamente. Estas tierras serían dominios de los Condes de Castañeda, de los Manrique, de los marqueses de Aguilar. Ciertos investigadores hablan que a partir del siglo XIII aparecen vinculados a los Castañeda poderosos personajes extendiendo su señorío por los valles de la región. Ilustres genealogistas confirman que Rodrigo Muñoz de Asturias (de Santillana ) casado con Doña Sancha hija del rey Alfonso VI se le atribuye la construcción de la Santa Cruz sus descendientes gozarían de la Colegiata y señorío de Castañeda. Hijo de este sería Gómez Muñoz de Castañeda en tiempos de Alfonso VII, cooperó en las guerras de esos tiempos, sucesor sería Pedro Díaz de Castañeda, Almirante de Castilla muerto en 1290 así aparecen Nuño Díaz de Castañeda caballero al servicio de Alfonso XI, Pedro y Nuño se beneficiarían de las rentas del puerto de San Vicente de la Barquera, hasta 1292 cuando lo venden por la suma de 3500 maravedis. Vamos entrando por El Tejo, Cavíedes, Roiz aquí está la torre de Vélez de las Cuevas, en las inmediaciones había una ferrería que sería del padre del futuro arquitecto de Feli- pe II, Juan de Herrera. Anteriormente las colinas estaban cubiertas de exuberante vegetación, los ,árboles eran de hayas y robles. La construcción de galeones, naves, contribuyo a la deforestación junto con la necesidad de madera para carbón para alimentar tanto las fraguas como las ferrerías extendidas por toda la zona. José María me comentó, que hace unos treinta años atrás cuando venía por estas zonas, tenía unos amigos en El Tejo y otro en La Revilla, con los que iba a pescar a los acantilados del lugar el famoso camarón, percebes hasta centollos. Se ve en sus ojos cierto atisbo de tristeza, mezclado con nostalgia, pasamos por El Tejo y por la Revilla recibimos la mala noticia de que sus amigos habían fallecido. No nos preparan para morir, sin embargo los años pasan inexorablemente para todos. Con esta situación, quedamos como desconcertados. Cada uno sumergido en sus pensamientos. Quizá ambos pensábamos en la vida, en lo efímera que es… ¿Cómo romper el silencio?... Tan merecido, por sus amigos. Continuamos por la carretera secundaria, mucho tiempo; yo leía nombres de pueblos que pasábamos lentamente, Villanueva, Labarces, Bielva, tomamos la carretera 181, giramos a la derecha por el Puente del Arrudo. Hasta el tiempo acompañaba nuestra melancolía, comenzó a llover muy fino. __Lo llaman chirimiri, me dice José María. El lugar se hacía cada vez más bonito, el chirimiri formaba una bruma casi irreal, sentí una sensación de paz, el verde de los valles parecía más intenso, baje un poco la ventanilla, para que el aire entrara y la lluvia mojara un poco mi rostro, así pude salir de ese letargo en el que me había sumido. Ya con la voz más normal, pregunté__¿entramos en los pueblos?... __Parece que lees los pensamientos, estamos por llegar a Abanillas. Está situada junto a la Cordillera de Cábana, con prados escalonados, hay una bolera este deporte cántabro por excelencia, hasta hoy se juega en toda la región, existen varios barrios, una plaza, el palacio de Abanillas y la iglesia de Nuestra Señora de la Aunción. Llegamos a Estrada, señorío en la Edad Media, la torre de Estrada está ubicada al lado de un camino romano, parece ser una táctica de defensa del reino del Norte. Hay una casona del siglo XVI que perteneció al duque de Estrada, una Capilla parece haber sido del siglo XIII y restaurada en el XV. De pronto me llamó la atención un nombre, el de una posada, Fuente de las Anjanas. Al ver ese nombre, me di cuenta que no por casualidad habíamos llegado a ese sitio. Súbitamente exclamé ¡Nos acompaña la magia! Cuando chocamos con la cruda realidad, es bueno que la mente se despeje y hagamos volar nuestra imaginación. Comenzamos a reír, es que cada lugar que visitamos, siempre me informo sobre la cultura e historias de sus gentes, hablo con José María de ello, en realidad lo vuelvo loco con mis fantasías, información algo distorsionada debido al entusiasmo por conocer, saber y la imaginación por la que me dejo llevar. El viaje no tendría sentido, sin impregnarse de la historia y leyendas de los lugares que visitamos y está presente en la memoria colectiva de sus gentes. De repente hemos comprobado que estas hadas, transforman la tristeza en alegría. La posada Fuente de Anjanas está cerca de la torre de los Estrada, quienes ampliaron su señorío hacia el siglo XIII, cuando Rodrigo Álvarez de Asturias se casa con Doña Sancha Fernández de Estrada, extendiendo su poderío hasta Asturias, hoy Llanes la cual obtiene sus fueros a mediados del siglo XIII, antigua puebla de Aguilar. Alguno de los Estrada ha sido relacionado con la construcción del Castillo de San Vicente. También han tenido grandes problemas con la villa por los derechos de la pesca sobre los ríos Nansa y Deva. Las torres erigidas como guardianes, cumplían con la finalidad de proteger el territorio conquistado por los señores laicos. Como los linajes de Velasco, de la Vega, Manrique en las Asturias de Santillana, los Rubín de Celis con la torre de Obeso, también las poseían en Rábago y Piñedo, la casa Vélez en Roiz. Las construidas en los castillos para protección de enemigos externos. Generalmente en el siglo XIII en las zonas costeras de Castro Urdiales, Santander, San Vicente de la Barquera , aquí en San Vicente la torre que controlaba la entrada y salida de la Villa por la puerta de Asturias, pasará a ser reutilizada como torre de la Iglesia. Fieles testigos de las guerras de banderías, entre las casas de los nobles de Cantabria. Se presentan como emblema de dominación territorial por esas épocas. Seguimos por la carretera secundaria, pasamos Serdio, está situado entre suaves colinas. Todas estas zonas parecen tener una tradición, la de tener los huertos junto a las casas y en la depresión o ladera de las colinas los animales pastando. Lo normal para la gente rural era trabajar de sol a sol, aprovechando los días de climato- logía más benigna, primavera, verano, otoño. En invierno debido al clima tan inhóspito, lo hacían dentro de la casas. Las mujeres tejían o cosían, los hombres trabajaban la madera, materia prima que abunda por estas regiones. Fabricaban arados, aperos, carros, trineos para desplazar hierbas y diversos productos por las pendientes o subidas pronunciadas. Las actividades de la ciudad a veces se complementaban con las agrarias. Muchas de las tierras pertenecían a los monasterios e iglesias y otras a las clases privilegiadas. Para su normal funcionamiento necesitaban mano de obra, ahora aparece la figura del jornalero. Era esencial también para el arreglo de los caminos, explotación de ferrerías viñas etc. La voz de José María me saca de mis intrincados pensamientos. Llegamos a la N 634, parece que volvemos a la Villa. __Te llevaré a un lugar a comer, donde iba con mis amigos, el Boga-Boga está a la izquierda del paseo marítimo, donde están los arcos que tanto te gustan. __ ¡Qué bien! desearía comer unos buenos mariscos, según dicen son los mejores. Coincide que sus amigos fueron a vivir a Barcelona, se conocieron por razones de trabajo, siendo empleados de su empresa, congeniaron muy bien. En vacaciones o fines de semanas largos, venían todos juntos a disfrutar de San Vicente de la Barquera. Con el transcurrir de los años cada uno se fue independizando, continuaban en contacto pero ahora hacía arios años que no sabía nada de ellos. Después de contar todas las aventuras que habían pasado juntos, en la playa del golf, en la barca de pesca, en los acantilados. Recordarlos a ellos hizo el ambiente más alegre y nos fuimos sintiendo mejor. La comida excelente, el sitio guarda su elegancia, la atención que decir estupenda. __A descansar, que nos queda mucho San Vicente por recorrer. Un beso, una caricia, nos abrazamos muy fuerte, así nos quedamos dormidos. Al despertar era tarde, estaba oscuro, rápidamente nos vestimos, al salir del hotel las luces de la ciudad marinera, esperaba nuestro paseo para lucirse. __Mira el Castillo está muy iluminado. Nos dirigimos hacia allí, encontramos una feria medieval, que maravilla, infinidad de puestos donde exhibían todo tipo de objetos, antiguos, modernos, recuerdos para llevar. Me llamo la atención el calzado de madera llamado abarcas o amadreñas lo utilizan los montañeses. __Si me pongo este calzado me mato de un golpe__pensé. Estos mercados se originan en épocas medievales para venta y compra de diversos productos. __ Te haré probar algo muy rico, ven. ___Me toma de la mano… Nos alejamos del tumulto de la gente, llegando a la galería que remata con arcos de medio punto, se encuentra a la derecha del paseo marítimo, al llegar al final un lugar muy acogedor, como no hacía ni calor ni frío, nos sentamos en una mesita afuera. __Ahora probarás algo, verás te encantará. No pasa mucho tiempo, nos sirven dos copas de vino blanco y una fuente de anchoas, realmente tenía razón, en mi vida había comido algo tan rico. __Las famosas anchoas de Cantabria y célebres de Santoña. __Me comenta. La noche estaba estrellada, las nubes se habían alejado. Paulatinamente volvíamos a estar mejor. Si nuestros pensamientos son positivos el sentimiento es armónico y placentero. Por la noche la villa tiene un encanto singular. Con marea alta se veían los barcos como se alejaban, otros llegaban. La luna en cuarto creciente nos ofrecía un espectáculo asombroso a nuestros sentidos, y esa brisa especial de San Vicente… Otro día comienza, pensé __ ¿Vamos a la iglesia?... __Bueno, después podremos ir hasta comillas, deseo que conozcas a unos amigos. En lo alto como vigía de almas y con todos sus años encima, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Su construcción se inicia en el siglo XIII y finaliza en el siglo XVI, se caracteriza por su esbeltez y amplitud, Alfonso VIII la envía a construir, especificándolo en los fueros que otorgó a la Villa en 1210. Aunque ha sido ampliada y reformada en siglos posteriores. En 1521 se construye la capilla de San Antonio por la familia del Corro, donde yacen los padres de Antonio del Corro y él mismo dejó testado que lo sepultaran allí y se erigiera una escultura en su honor. La escultura es atribuida al escultor Juan Bautista Vázquez y diseñada por Hernán Ruiz. Se trata de una estatua en la que el eclesiástico, está recostado con un libro en una mano y la otra apoyada en su cabeza. Es una maravillosa obra renacentista, donde el diseñador y el escultor se han empeñado en dar un reflejo de naturalidad al momento, quitando cualquier dramatismo a la situación trascendental del viaje a la eternidad. Entrar en la iglesia trae paz y sosiego al espíritu, se produce un fenómeno íntimo, personal impregnado de cierta subjetividad difícil de explicar. El proceso de repoblación además de traer gran innovación cultural en la región, se fusionan arquitectónicamente el arte asturiano, visigodo, denotando connotaciones de influencia mozárabe. Llegaban muchos cristianos que venían del sur de la península y se asentaban en el norte refugiándose de los invasores islámicos. Traían su cultura. También llega el Beato de Liébana con otros que como él huían del Islán, en el siglo VIII dando a conocer la cultura latina y visigoda. Traen por esa época de Astorga el trozo de cruz de Jesucristo, para preservarla de la posible destrucción o saqueo de los musulmanes. El cristianismo en Cantabria tarda en instalarse, debido entre otros factores, a la inaccesibilidad al territorio, la cultura naturista arraigada, la resistencia a los invasores, se dan sobradas evidencias en la guerra contra los romanos que se prolongarían diez años, antes de ser sometidos. La insumisión caracterizaba a sus habitantes. Después Cantabros y Satures se unen contra el gobierno musulmán de Córdoba. Resistiéndose con ahínco, primero contra Roma y luego contra el reino Musulmán. Corría el siglo VIII, el reino de Asturias se encontraba amenazado por musulmanes, esto traerá aparejada una verdadera revolución socio-cultural. Se quiere dar a los guerreros del norte poderes sobrenaturales para alcanzar la victoria. Aquí aparece la idea del Beato de Liébana de acogerse a un patrono, un apóstol que comparta la lucha con Cántabros y Astures. Que los acompañe a vencer. Debía dar confianza y seguridad a los soldados para ganar la batalla. Existe una tradición europea, conocida en el siglo VII llamada el Brevario de los Apóstoles, donde se dice que cada uno de los apóstoles recibió un lugar para predicar en el mundo, por ejemplo en Roma Pedro, en Jerusalén Santiago el Menor, en la India Santo Tomás, en Asia San Juan hasta as Galias con San Felipe, en España sería Santiago el Mayor, así continúan dándole una zona a cada Apóstol . Consistían en zonas conocidas hasta ese momento. Remitiéndose a estos escritos el Beato toma como Patrono de España a Santiago el Mayor. Esto va a traer aparejado infinidad de conflictos, hasta decir que existían dos iglesias una clásica y otra adopcionista o del norte. Cantabria se da a conocer por toda Europa y el Beato es defendido por varios eruditos de la época. La discusión llega al siglo XIII, el arzobispo de Toledo, Elipanto, gran opositor de aceptar a Santiago como Apóstol de España, la cuestión se extiende en los siglos, llegando al siglo XVIII hasta que Francisco de Quevedo y Villegas, mediante di- versas diligencias, logra que se continuara con la larga tradición difundida por el Beato de Liébana. He hablado de una revolución socio-cultural porque se introduce una religión, una arquitectura común a toda Europa cristiana, gente que trae innovación, al llegar a un territorio casi incomunicado rodeado de altas montañas, con un mar bravío, exuberante e impenetrable vegetación. En la iglesia se puede apreciar una hermosa talla de Santiago, cerca del edificio eclesiástico, están las ruinas del hospital de la Misericordia del siglo XV o XVI, albergue de peregrinos que pasaban a curar sus heridas y descansar. __Antes de ir a Comillas, me gustaría conocer Santillana de Mar__ comenté. Tomamos la ruta 131 a Santillana de Mar, capital de la Merindad, entre los siglos VIII y IX, se funda el monasterio que guardaría los restos de Santa Juliana de Bitinia. En el año 1045 Fernando I y Doña Sancha otorgarían el primer fuero al monasterio que se convertiría en Colegiata, dependerían posteriormente de la casa de la Vega y marqueses de Santillana. La torre de Don Borja se nos presenta como una exquisita reliquia en la plaza del mercado, hoy plaza Ramón Pelayo y que decir de la Torre del Merino. Las Cuatro Villas son similares en su distribución arquitectónica. Cuando se forma el Reino de Castilla, se sustituye el nombre de Cantabria por el de Asturias como otros Liébana, Trasmiera etc. formarán un poderoso bloque territorial, manteniendo cada región su propia identidad, cuyas consecuencias alcanzarían importantes dimensiones. Creando nuevas jurisdicciones llamadas Merindades. L denobinación Asturias de Santillana se extenderá desde San Vicente de la Barquera, Santillana de Mar, Santander y a partir de 1396 se integran Liébana, Campoo, Pernia y el Valle de Toranzo. En el siglo XIII los Reyes de Castilla otorgarán privilegios a los hombres que participaban en las guerras. Esos privilegios territoriales, fiscales y jurisdiccionales darán comienzo a las relaciones señoriales, se refuerza la religiosidad popular y la solidaridad. En el conocido libro de las Merindades, documento que data del siglo XII, existe una copia en la biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo, en Santander. En él está detallado el Becerro de las BEHETRÍAS, se llamó así a la zona territorial con derecho propio de la misma, becerro porque estaba escrito en piel de becerro, en el se plasmaron normas: cómo elegir libremente el señor que mejor le convenía al vasallo, existían varias, como las de mar a mar, más numerosas parecen ser las de linaje, debían contribuir con el yantar: dar de comer al señor, otro sería el de mañería ( mañero significa estéril) si el vasallo moría sin dejar descendencia sus bienes volverían al señor. Las relaciones entre unos y otros individuos, han ido estableciendo derechos, deberes, prestaciones y obligaciones, verdaderas implicaciones jurídicas que irán perfilando un nuevo poder dentro de una estructura social renovada, cuya cristalización se irá forjando según la realidad de cada región. Debido a los fueros otorgados surge una actividad económica inusitada hasta la época. Se dividirá la región en Cuatro Villas de la Costa, Castro Urdiales, Santander, Laredo y en 1210 San Vicente de la Barquera con un fuero que tomará como modelo el de San Sebastián. Los Fueros han sido la simiente impulsora de las Villas. El desplazamiento de la población a estas zonas más prósperas, traerá aparejado el urbanismo trayendo consigo la creación en San Vicente de la Barquera, de nuevos asentamientos llamados arrabales, como e derecho de practicar el comercio libre en todos su espectro, dando a la actividad pesquera su primacía, impulsando la construcción de astilleros, fabricando navíos no solo para a pesca sino también para la guerra, se abriría a la exportación e importación. Convirtiendo a las Cuatro Villas en las principales salidas al mar de Cantabria. Se comercializaría la lana hacia el norte de Europa, importando productos manufacturados, muchos iban a Castilla y de allí enviaban cereales y otras mercancías regionales. Se llegaron a hacer tratados internacionales, transformándose en un poder naval autónomo. Todas estas actividades convertirían a las Cuatro Villas en unas de realengo como San Vicente: cuya autoridad sería un mandante jurisdiccional, otras de abadengo como Santander o Santillana atribuida su autoridad a los abades de San Hemeterio y Santa Juliana La célula institucional ya estaba multiplicándose, mermando las diferencias, facilitando el comercio, posibilitando la igualdad entre habitantes, enmarcando un nuevo conjunto territorial sin precedentes. En 1296 se creará la llamada Hermandad de las Marismas, para defender los intereses comunes de las Cuatro Villas incluyendo las vascas. Los pescadores formarían una organización gremial similar en toda Cantabria. Lo más importante era la destreza y habilidad innata del marinero, el maestre no solo ocupaba el primer puesto, también era el responsable de la tripulación, para ello era menester una habida experiencia en el mar y en la climatología de la zona. De la pesca costera la más prolífera era la del besugo, ocupaba entre cinco o diez millas de la franja costera, se lanzaban al mar el día de San Martín o San Andrés, en noviembre. Esta modalidad de pesca se hacía en barcos de unos doce metros de eslora, las tan nombradas pinazas. Llevando entre veinte o treinta marinos, que realizaban la pesca por medio de un aparejo, como si fuese un espinel, al que llamaban cuerdas de besugo. Finalizando en febrero, la captura se repartía en partes iguales entre los tripulantes de la embarcación. Otra pesca de importancia era la sardina en verano, con redes llamadas trainas sardineras o redes de güeldar. En época de cuaresma era costumbre la pesca llamada de valor, consistía en el congrio, el mero y la merluza, se utilizaban las barcas llamadas chalupas, similares a las traineras o pinazas pero más pequeñas, embarcando diez hombres o pocos más. En las rías o en la bahía se pescaba en embarcaciones más chicas, llamadas barquillas o bateles. En la pesca Atlántica se utilizaban barcos mucho más grandes: las zabras y galeones. Las salidas al mar de estas embarcaciones era más programada, debían llevar todo lo necesario para pasar meses en el mar, además tenían que ir armados con ballestas, picas espadas etc. para protegerse de piratas y corsarios. Vale destacar el coraje y valor de estos marineros, que además de enfrentarse a un bravío y salvaje mar del Atlántico debían cuidarse de los piratas y corsarios que estaban al asecho. Los pescadores de San Vicente de la Barquera se dedicaban también a la pesca en África, salían en setiembre, volvían en abril, pasaban por el puerto de Santa María en Cádiz. Comercializando los productos también en Sevilla. Para Irlanda partían en abril o mayo, regresando en agosto, junto con lo pescado traían cueros para curtir, este tipo de industria lo llamaban de las tenerías. Cuando se producía la migración de ballenas, aprovechaban la ida y la vuelta de estas, salían primero en abril volviendo en octubre y después en junio regresando en noviembre. Más fluida era la pesca del bacalao por esas regiones, también salían más barcos en marzo o abril, llegando a los caladeros en Junio y volvían en octubre. Después de todo este periplo, llegamos a casa de los amigos de José María, una pareja encantadora, vivían en Barcelona, se han enamorado de la costa Cantabra y decidieron venir a vivir aquí a Comillas. Nos invitaron a cenar, insistieron en que nos quedáramos a dormir, como era tan tarde decidimos ir a tomar algo con ellos y quedarnos. Fuimos a caminar por la ciudad, las casas barrocas daban un toque de distinción bien complementado con la con la avasallante modernidad. Símbolo de la exquisitez de sus arquitectos son el Capricho de Gaudí, la Universidad Pontificia, el Palacio Sobrellano, introduciendo atisbos catalanes en la costa cántabra. Llegamos al cementerio me comentaron que una parte era utilizada para niños de corta edad, miré el ángel, el mismo que me causó impresión horas antes, al pasar con el auto, imponía aún más por la noche, no se sentí como un escalofrío, una verdadera sensación de temor, quedé como absorta mirándolo, las risas de nuestros amigos me volvieron a la realidad. Comentaron que era obra del escultor Llimona y le llamaban el ángel exterminador o guardián. __Será que estoy cansada__ me dije… Miré el cielo, estaba nublado ni una estrella, recordé que algunos nuberos, genios maliciosos, (según la leyenda popular ) montados en grandes nubes provocan tormentas eléctricas y de granizo, asustando a los marineros y destruyendo las cosechas de los campesinos de la región. Se está levantando algo de viento ¡espero que los nuberos no hagan de las suyas!... A pesar de habernos dormido muy tarde nos hemos levantado temprano, para volver a San Vicente de la Barquera. Pasamos por el puerto de Comillas, una belleza en miniatura. Allá por el siglo XV, el poderoso marques de Santillana, cuando comienza a construirse este puerto, va a tener conflictos con San Vicente, debido a que los comillanos se apoderan de una parte de la zona de pesca, sin embargo el pleito será favorable a ellos. __El tiempo como buen tirano pasa rápidamente, es hora de almorzar, hay un restaurante frente al paseo marítimo, se llama Dulcinea ¿Qué te parece?... __Bien, pero luego a caminar que ya debo haber engordado un kilo al día. Entramos en el restaurante, ¡estaba tan delicioso todo! el ambiente excelente. Los nuberos parece que se han ido, el día invitaba a recorrer las calles de la Villa. Bajamos hacia el mar, al continuar nos encontramos con un edificio que se utiliza para subastar el pescado, es la lonja. Vemos que están subastando, entramos para curiosear. Es interesante pensar que en el siglo XIII, no había ni cámaras frigoríficas, no existía el hielo, lo que utilizaban para conservar el pescado era la sal. Por ello cuando se facilita el comercio de la sal, la conservación del pescado para vender y para consumo propio toma más impulso. Las actividades de la pesca serán cada vez más rentables, como hemos podido saber, y con ello los trabajos aleatorios como el escabechado, las conservas. Como también el trabajo que daba el mantenimiento de barcos, redes, carpinteros, herreros, además vendían en las poblaciones de los alrededores, actuando los mercaderes,trajineros e infinidad de personas dependían de esta floreciente industria. Nos alejamos hacia el espigón, el mar casi lo podemos tocar, hay viento y las olas golpean contra el murallón __ ¡Que sensación de pequeñez e insignificancia!... Un marinero nos comento no hace mucho: las grandes olas del Cantábrico me liberan de las cosas más pequeñas, el mar es como un vicio, aunque sabemos que en él podemos perder la vida, sin el no podemos vivir… Escucho una cálida voz, que me dice. __Ven tomemos algo caliente con una corbata. Las palabras del hombre de mar me han hecho reflexionar… ¿Quizá el mar o la simple invitación a comer una corbata?... ¡Lo estamos pasando genial! aunque falta poco para terminar nuestras mini-vacaciones y se hace difícil, más bien imposible dejar este lugar lleno de encanto. ¡Necesito pedir un deseo!... Nada mejor que ir al santuario de Nuestra Señora de la Barquera, donde los marineros siempre pasaban por él para partir más protegidos al mar. Está a la entrada del puerto, es la patrona de la ciudad, ¡seguro atenderá un deseo! La peregrinación ha contribuido a dar un gran impulso económico y cultural en la zona . El mar ruge, las olas golpean contra el murallón, nos acercamos al paseo marítimo y en un momento observando la bahía recordé que cuando tenía dieciocho años, mirando este mar pero desde otro continente escribí algo así: Cuando el mar peina suavemente la larga cabellera de las olas, el sol calienta, inútilmente con desesperación me siento sola. ¿Porqué has querido señor del infinito? que en mi alma crezca incierto este dolor. ¿Porqué has querido que por este amor? lata mi corazón si es despreciado. Si yo en brazos de otro ser amado, feliz podría ser con tal destino… Más he de hallar respuesta a mis preguntas, cuando en las frías noches me de amparo. ¡Cuándo sienta el calor de su cuerpo enamorado!... ¡Cuando al fin y por mi bien comprenda que ha llegado a amarme!... La melancolía se produce quizá por el día, o tal vez el cansancio… ¿Quién podría imaginar? que sobre este lugar, entre la calle del Mar y la plaza, hace unos cuantos siglos se construían barcos. Sí, esto era todo una gran playa, donde se construían barcos, era el lugar más apropiado, pues debía satisfacer ciertos requisitos, como tener pendiente para botar más fácilmente el barco al mar, la climatología adecuada, como los vientos favorables, esta era la zona que reunía tales elementos. Con hombres experimentados en el oficio, en pocos años se convertiría en una organizada especialización de dimensiones insospechables. Transportándonos a aquellos siglos, no había motores, existía el ingenio de los hombres, su audacia, el remo, las velas y el viento constituían el engranaje de un motor que era el hombre mismo. Deberían construir en un principio barcos ágiles de fácil maniobra. Con el perfeccionamiento del oficio carpinteros, herreros, etc. ya construirían barcos mayores para realizar las travesías hacia Irlanda, África incluso hasta Terranova. Imaginarme tales logros y hablar de ello me reconforta. Hasta que José María me dice: __bueno ya está bien, mañana continuas contándome__ entonces reacciono, vuelvo a la realidad y me lamento porqué esta región con toda su historia se hizo para soñar. En un lugar donde la población es rural en los valles, pesquera en el litoral, con la evangelización la gente se fue asentando alrededor de las iglesias, con una organización de carácter feudal. Despojada de toda insumisión se transforma en cristiana. La peregrinación a Santiago, tuvo mucha influencia en cuanto a la introducción de nuevos estilos transmitidos por los peregrinos que pasaban y algunos se asentaban en la región, llegaban de todas partes de Europa y del sur de la península. El Beato de Liébana también ha aportado sus ideas, introduciéndolas de una forma muy peculiar. Como él llegaron otros y comienza la proliferación de iglesias. Desde el siglo VIII las polémicas de las dos iglesias, la llegada de los monjes Clunienses desde la Borgoña Francesa, el cambio de la liturgia por la romana, apartando la intromisión del poder laico dentro de la iglesia, promulgando el modelo benedictino de humildad y pobreza, esto ha dado como resultado una región monástica. La asociación del románico y el gótico está plasmado en la iglesia de San Vicente de la Barquera, en los monasterios como el de San Luis e innumerables ermitas, hospitales, iglesias, capillas de las que han sido restauradas o se tiene constancia de su existencia anterior. El gótico aparece como un sustituto del románico, dando toques más estilizados, incluyendo las vidrieras, introduciendo la luz en contraposición del románico más oscuro, cerrado y austero. Pero nos quedamos en el camino, como bien dijo un escritor inglés: lo importante del camino es ir. Para ir a Santiago había varias formas: una era el camino francés, entraba más al sur de Cantabria por Castilla y León, la ruta fluvial que se hacía en barco, algunos entraban en los puertos más importantes, bajaban y continuaban su camino por tierra. Pero cuando más se difunde la peregrinación a Santiago se va a utilizar otro camino llamado del Norte, entraba por Francia, por Irún, por Cantabria se accedía por Castro Urdiales, Laredo, Santoña, Santander se veneraba a San Hemeterio y San Caledonio y se proseguía a Santillana aquí se encontraba Santa Juliana continuando a San Vicente de la Barquera. Nos detenemos en esta zona, porque el peregrino debía sortear varios obstáculos naturales. La gran ría, las marismas de Rubín y Pombo, un istmo, los que querían evitar el agua cruzaban por Abaño, otros entraban por la Revilla descendían por la ribera de Riboria hasta el Boceo y la Maza donde tomaban una barca y llegaban al santuario de la Barquera. Aquí podían quedarse en el hospital de la Misericordia, donde existía una capilla dedicada ala Magdalena, los cofrades y pescadores dejaban ofrendas para su conservación. Había varios itinerarios que pasaban por San Vicente de la Barquera, incluso los que iban a Liébana. En el siglo XIII se multiplicaron las cofradías y hospitales. En San Vicente la orden de Lazerados Malatos atendían a los leprosos. Muchos hospitales estaban estrechamente ligados a las cofradías, por la actividad pesquera en toda la costa cántabra, formarán una auténtica simbiosis entre lo celestial: lo sagrado, religioso y lo terrenal, atendiendo a pobres, enfermos, viudas etc. Tomando un gran protagonismo, asumiendo el papel de controladores y reguladores, proyectando una disciplina moral y social entre la población bajo-medieval. Este siglo se ve envuelto en la exaltación del culto mariano, acompañado por la aparición de de órdenes religiosas y un enorme fervor espiritual en su población. Es hora de cenar en algún lugar de la Villa y dormir, mañana salimos por la tarde hacia Barcelona. __ ¡Qué día tan bonito! el sol parece saber que nos vamos. __ ¿Quieres aprovechar el día? iremos a la playa. Allí estaba la extensa playa… El agua lucía su característico color esmeralda, estaba calmo como nunca, el cielo totalmente despejado, meré hacia el horizonte donde se confunde lo finito con lo infinito, hubiese detenido el tiempo en ese instante. __Volveremos, cambia esa cara, todavía nos quedan unas cuantas horas… José María me quería complacer, con sus palabras. Me quedé mirando ese mar y ese cielo, pensando en ti San Vicente de la Barquera y se me ocurrieron estos humildes versos: He recorrido tus calles y conocido tú gente. Tu historia quedará grabada en mi memoria, cual antorcha incandescente, iluminando la razón enclavándose en el corazón tus tradiciones yacentes. ¡Si hasta la Virgen se apareció en tus aguas!... Bendiciendo este paisaje y a los hombres de coraje, que defendieron tus tierras invadidas por vikingos y romanos. Con espadas y blasones, cañones y navíos e hidalgos aguerridos. conquistaron nuevamente el territorio, audazmente y con empeño, realizando su gran sueño de libertad e igualdad. Con su manto la Virgen los protegió en tal empresa. De norte a sur se conocieron sus inigualables proezas. Marineros incansables, si tenían que luchar ¡así lo hacían!... Anteponían su vida ¡Por ésta su patria querida!... Y la Virgencita Barquereña, que viajo por mar y tierra, a bendecir el sendero de los muchos peregrinos que surcaron tus caminos. Hasta la geografía te ha dado un merecido legado. Bosques, marismas, rías, engalanan tu bahía. La cordillera rodea tan majestuoso espectáculo. Como si esto fuera poco un muro infranqueable es tu castillo amurallado. Y la iglesia erguida como vigía constante, es testigo de un pasado, que ha forjado a esta Villa en una verdadera maravilla. De las cuatro eres la princesa, que conquistas con tibieza, embelezas con tu historia, nos envuelven tus mágicas leyendas. Aquel que pisa estas tierras se enamora, el que se va te añora. Nos haz hechizado Señora con tu natural simpleza. Que te vieran yo quisiera ¡hay que sentirte, conocerte!... A nadie le serás indiferente, mi querida marinera ¡San Vicente de la Barquera! Este año se cumplen ochocientos años desde que el Rey Alfonso VIII supo ver el brillante futuro de una región de la costa cántabra. Ubicada en un lugar privilegiado de fácil defensa debido a su situación geográfica. Otorgándole en el siglo XIII Fueros, una serie de privilegios, inmunidades, entre estas normas contaba la planificación de límites territoriales, jurisdiccionales, marítimos entre las rías y el mar. San Vicente de la Barquera entre otros derechos contaba con una zona de pesca exclusiva. Estos beneficios ejercidos con responsabilidad por el grupo poblacional, fueron atractivos fundamentales para atraer el flujo de gente que se asentará en la región. Creando un entramado social, económico e institucional relevante. Siendo el mayor y principal resorte impulsor la pesca, se crearán cofradías de pescadores. Estas han sabido forjar con sabiduría e ingenio una regulación excepcional, controlando la seguridad y disciplina de los hombres de mar. Tenían las herramientas los Fueros, que han utilizado hábilmente y con destreza. Desde el nacimiento del mismo siglo XIII el comercio abre horizontes en las Cuatro Villas de la Costa. La actividad mercantil se expande no solo por las costas cántabras sino también por la atlántica y mediterránea. Tenemos que agradecer al Rey Alfonso VIII, pero sin su gente esta verdadera revolución social, económica, jurídica e institucional no se hubiese producido, debemos tener en cuenta a las organizaciones eclesiásticas, que transmitieron su cultura desde siglos anteriores, los cofrades devotos, los de oficio, los mareantes, fueron introduciendo valores morales y solidarios en la población. Un hito histórico de cántabros que han luchado como nadie por mantener su identidad y los hace merecedores del reconocimiento fundacional de su región , favorecida por las perspectivas futuristas del Rey y los derechos “jurisdiccionales” entre los ya mencionados, de gran atractivo para la industria pesquera de la que se beneficiará la región. ¡Mi deseo se ha cumplido! lo ha hecho posible la Virgencita de la Barquera, quizá alguna anjana o tal vez un tal cupido. Alison Laulet.