los grandes temas comunes de horacio y ronsard

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LOS GRANDES TEMAS COMUNES
DE HORACIO Y RONSARD
La esencial asimilación de Ronsard con respecto a
Horacio, la he agrupado, dentro de lo convencional de
cualquier clasificación, en cinco apartados para tener desde ahí
acceso a la imitación y a la originalidad del poeta renacenticta.
Ya hemos visto, al filo de otras consideraciones, el tema
de la edad o el de la confesión de los empréstitos, temas
menores en comparación con la importancia y extensión
concedidas a los que a continuación nombro y enumero:
1. Terra amata.
2. Tempus transit.
3. Carpe diem.
4. Ipsa mors,semper eadem.
5. Immortalis poesis.
1. Terra amata.
El tema del amor a la tierra y más concretamente al
terruño natal es hondamente sentido por el poeta que
nunca olvidará su Vend6rnois natal, e n dos ocasiones
citado:
Mon terroir Vendomois.
O terre fortunée,
Des Muses le sejour,
Que le cours de 1' année
Serene d'un beau j ~ u r . ~ ~
Tierra en la que desea le sorprenda la hora postrera:
La, je veux que la Parque
Tranche mon fatal fil,
Et m'envoye en la barque
Du perdurable exil.
(11,13,~~.4-8
y 57-60).70
Cuando aparezca otra vez el nombre de su amado
país natal l o asociará a la añoranza, a la "saudade" o
"morriña" que le produce la prolongada ausencia:
Quand je suis vingt ou trente mois
Sans retourner en Vandomois,
Plein de pensées vagabondes,
Plein d'un remors et d'un souci,
Aux rochers je me plains ainsi,
Aux bois,aux antres et aux ondes.
(IV,1 0 , ~1-6).71
~.
69 Trad. Terruño mío de Vend6mois.l iOh tierra afortunada,/ de las
Musas estancia1que el curso del año/ serena con un hermoso día.
70 Trad. Allí quiero yo que la Parca/ corte mi fatal hilo,/ y me envíe en
la barcal del perdurable exilio.
7 1 Trad. Cuando estoy veinte o treinta meses/ sin v o l v e r a
Vend6mois.l lleno de pensamiento vagabundos,/ lleno de remordimiento y
de preocupaci6n,l a las peñas me quejo así,/ a los bosques, a los antros y a
las ondas.
Bien podemos rastrear en Horacio un amor hacia su
heredad y una estima apreciable hacia la campiña:
di me tuentur, dis pietas mea
et musa cordi est. hic tibi copia
manabit ad plenum benigno
ruris honorum opulenta cornu:
hic in reducta valle Caniculae
vitabis aestus et fide Teia
dices laborantis in uno
Penelopen vitreamque Circen.
(C./,17,VV.13-20).72
E igualmente en las odas XVlll de los libros II y III se
deleita con su finca de Sabina o habla así a Fauno:
Faune, Nympharum fugentium amator,
per meos finis et aprica rura
lenis incedas abeasque parvis
aequus alumnis,
(C.///,1 8 , ~1-4).73
~.
Lo más importante es ver cómo Horacio y Ronsard
son d o s poetas c o n e l e m e n t o s comunes, m a s c ó m o
t a m b i é n e l poeta francés se inspira e n la naturaleza
conocida, en los parajes que le son caros, así el caso de la
bellísima composición A la forest Gastine (oda XV del
72 Trad. Los dioses me guardan y gustan de m i piedad y m i canto.
Aquí, la Abundancia derramará para tí de su fecundo cuerno hasta la
saciedad la riqueza de los frutos con que nos honra el campo. Aquí, en
este valle apartado, evitarás los ardores de la Canícula y, acompañándote
con la lira de Teos, cantarás a Pen6lope y a la marina Circe.
73 Trad. Fauno, enamorado de las ninfas que te huyen, ven a pasear,
propicio, por mis fincas y mis campos soleados; y márchate otorgando t u
protección a mis crías pequeñas.
l i b r o II) d o n d e e n t r e m e z c l a a l u s i o n e s m i t o l ó g i c a s y
topográficas de la Grecia clásica con el verdor refrescante
d e l suelo d e Francia. De ella h a n d i c h o Bogaert e t
Passeron:
Des echos atténués dlHomere, d'Horace,
de Virgile et des neo-latins se devinent a peine
a travers la sincérité de I'émotion."
Pero la oda justamente más célebre en el dominio de
la influencia horaciana s o b r e la i n s p i r a c i ó n n a t u r a l e n
Ronsard es la primera de las dos (11, 9 y 111, 8) dedicadas A
la fontaine Bellerie, por el eco amplificado que suponen
con relación al Carmen horaciano a la Fons Bandusiae,
alejadas de todo plagio, m u y en la línea de la imitación que
transmiten las poéticas renacentistas, y la primera de ellas
de una gracia y lozanía típicamente ronsardianas. Háblase
en ella de u n cabrito, decorativo, y del refugio que ofrece
ante los ardores caniculares:
Voy ton Poete qui t'orne
D'un petit chevreau de lait,
A qui I'une et I'autre corne
Sortent du front nouvelet.
L..) L'ardeur de la Canicule
Ton verd rivage ne brule,
Tellement qu'en toutes pars
Ton ombre est espaisse et drue
Aux pasteurs venans des parcs,
Aux boeufs las de la charrue,
74 BOGAERT, J. et PASSERON, J., Les Lettres Francaises. Seizieme
sihcle. Editions Magnard. Paris, 1958. Cit. p. 158.
Trad. Ecos atenuados de Hornero, de Horacio, de Virgilio y de los
neolatinos apenas se adivinan a través de la sinceridad de la emoción.
Et au bestial espars.
///,~,vv.11- 14 y 22-28).75
El cordero había sido sacrificial en el modelo latino y
la inevitable referencia al tópico del "locus amoenus" era
presentada también bajo las especies umbrosas durante el
estío:
cras donaberis haedo,
cui frons turgida cornibus
primis et venerem et proelia destinat;
L..)
te flagrantis atrox hora Caniculae
nescit tangere,tu frigus amabile
fessis vomere tauris
praebes et pecori vago.
(C.///,
13,vv.3-5 y 9- 12).76
2. Tempus transit.
La idea y el sentimiento íntimo, profundo, de la
brevedad de la vida, del instante fugitivo son inherentes
prácticamente a todo ser humano, al menos desde que se
75 Trad. Mira a tu poeta que te adorna/ con un cabritillo de leche/ al
que uno y otro cuerno/ salen de su frente nuevecita. L..) El ardor de la
canícula/ a tu verde ribera no quema,/ así que en todas partes/ t u sombra
es espesa y tupida/ a los pastores que vienen de los parques,/ a los bueyes
cansados del arado,/ y a las reses esparcidas.
76 Trad. Mañana tendrhs la oblación de un cabrito, al que su frente
abultada, con los cuernos que ya le apuntan, al amor y a los combates lo
destina; L..) A tí la hora implacable de la bochornosa Canícula no sabe
tocarte; t ú ofreces el frescor placentero a los toros, fatigados del arado, y
al ganado errante.
rebasa la frontera, p r o n t o alcanzada, de la primera
juventud. En el centro del pensamiento humano ha
estado presente desde siempre el tiempo, esa ((forma a
priori de nuestra sensibilidad)) junto al espacio, en la
acertada definición kantiana, en el sentido de que nada
podemos pensar fuera de las coordenadas t e m p o espaciales.
Desde luego que en el siglo XX, a raiz de la filosofía
de Bergson (con sus fundamentales aportes sobre la
intuición y la duración) y de la novelística de Marcel Proust,
esta preocupación, consubstancial al hombre, por el
problema de la temporalidad ha adquirido una relevancia
inusitada así como un replanteamiento fundamental que se
ha visto influido desde supuestos teoréticos -la obra Sein
und Zeit de Heidegger- hasta las investigaciones físicomatemáticas de Einstein sobre la relatividad, y que ha
repercutido no poco incluso en la propia estructuración de
la novela y sus aledaños estudios críticos.
Este tema, pues,o mnipresente en tantos escritores
a través de lo ancho y lo largo de la Historia, va a ser
quizá y s i n quizá e l más frecuente en las odas
ronsardianas. Se va a mostrar bajo las imágenes más
diversas para dejar traslucir mejor esa fluencia incesante,
abismal, inexorable de la temporalidad infinita en la que la
vida del hombre se inserta como un destello luminoso,
cual chispa centelleante que pronto conoce el apagón
súbito de aquel fulgor primero que nos resistíamos a creer
extinguible.
Nos puede aparecer en las odas presagiando el gusto
barroco, digamos que sub specie vanitatis:
Homme chetif et miserable,
Pauvre abuse, ne sqais-tu pas,
Que la jeunesse est peu durable,
Et que la mort guide nos pas,
Et que nostre fangeuse masse
Si tost s'esvanouit en rien?
(11,12,~~.25-30)."
O bien muestra el t i e m p o asociado a la i m a g e n
marina del incesante flujo y reflujo de las olas:
L'incertaine vie de I'homme
De jour en jour se roule, comme
Aux rives se roulent les flos,
Puis apres nostre heure derniere
Rien de nous ne reste en la biere
Qu'une vieille carcasse d'os.
(11,17,VV. 7-12).78
Tal símil viene repetido en la tercera oda del último
libro (V, 3, VV. 57-64).
Tampoco está ausente el lugar común del ubi sunt
Villes et forts royaumes perissent
Par le temps tout expres,
Et donnent Iieu aux nouveaux qui fleurissent
Pour remourir apres.
(111,20,~~.
13-16).79
77 Cf. en este sentido 11, 27. Y además de los textos a continuación
citados se puede rastrear la idea de este epígrafe en 111, 13; IV, 39; V, 16.
Trad. Hombre enfermizo y desdichado,/ pobre engañado, j n o
sabes,/ que la juventud es poco duradera,/ y que la muerte guía nuestros
pasos,/ y que nuestra fangosa masa/ tan pronto se desvanece en nada?
78 Trad. La incierta vida del hombre/ de día en día rueda, como/ en
las orillas ruedan las olas/ luego tras nuestra hora Última/ nada de
nosotros queda en el ataúd/ más que un viejo armazón de huesos.
79 Trad. Ciudades y fuertes reinos perecen/ p o r el t i e m p o
expresamente,/ y dan lugar a los nuevos que florecen/ para volver a morir
después.
No podía estar exento en este tema el motivo, tan
manriqueño, del fluir del agua:
Ouy, noz meilleurs ans coulent
Comme les eaux qui roulent
D'un cours sempiternel;
(IV,S,vv. 1-3).'O
Cuantos ejemplos pudiese agregar sólo abundarían
en lo anteriormente expuesto. Por ello prefiero concitar la
lectura de u n texto tan inteligente c o m o bello de San
Agustín en que contrapone la inmutabilidad del tiempo
d i v i n o f r e n t e a l carácter h u i d i z o y d e l e z n a b l e d e la
temporalidad del hombre. Helo aquí:
Tus años n i van n i vienen, al contrario de
estos nuestros, que van y vienen, para que
todos puedan ser. Tus años existen todos
juntos, porque s o n estables; y n o s o n
excluidos los que van por l o s que vienen,
porque n o pasan; en cambio, los nuestros
llegan a ser todos cuando ninguno de ellos
e x i s t e ya. l...) Yo, e n cambio, m e h e
desvanecido en el suceder de un tiempo cuyo
orden ignoro, y m i s pensamientos -las
entrañas í n t i m a s de m i alma- s o n
despedazados por tumultuosas mudanzas,
hasta que, purificado y derretido en el fuego
de t u amor, sea fundido en tí.''
80 Trad. Sí, nuestros mejores aiios fluyen/ como las aguas que
ruedan/ en un curso sempiterno.
81 SAN AGUST~N, Confesiones. E.D.A.F., Ediciones-Distribuciones,
S.A. Madrid, 1969.
Por supuesto la vivencia del tiempo en el llamado
"saber vulgar" es bastante menos conceptualizada, como
alude en su obra L ' i m a g i n a i r e d e l a R e n a i s s a n c e
Claude-Gilbert Dubois:
Dans la vie quotidienne, le temps n'est
pas pergu en termes quantitatifs abstraits, il
est vécu en termes qualitatifs concrets. La
metaphore qui en vitalise la représentation est
celle du corps charnel, de sa vie biologique,
interférant avec les rythmes de la vegétation,
suivant une fotte ponctuation marquee par les
fetes. (...) Le cycle annuel des saisons est mis
en rappott avec les «&ges» de la vie: enfance,
jeunesse, maturite, ~ i e i l l e s s e . ~ ~
Forzando esta máquina del tiempo a un nuevo efecto
retrospectivo, nos podemos situar directamente en
Horacio.
En Horacio en efecto el tránsito del tiempo suele estar
unido a la visión lastimera de los estragos que causa, de los
daños irreparables que inflige al cuerpo:
Eheu fugaces, Postume,
Postume, labuntur anni nec pietas moram
rugis et instanti senectae
82 DUBOIS, Claude-Gilbert, L'imaginaire de la Renaissance. Coll.
"Ecriturel. P.U.F. Paris, 1985. Cit. pp. 126-127.
Trad. En la vida diaria, el tiempo no es percibido en términos
cuantitativos abstractos, es vivido en términos cualitativos concretos. La
metáfora que vitaliza su representación es la del cuerpo carnal, la de su
vida biológica, que se interfiere con los ritmos de la vegetación, siguiendo
una fuerte puntuación marcada por las fiestas. L..) El ciclo anual de las
estaciones es puesto en relación con las «edades» de la vida: infancia,
juventud, madurez, vejez.
adferet indomitaeque morti.
(C.11, 74,vv. 7-4).B3
Llega incluso al efecto escénico, teatral, de considerar
la cara reflejada en el espejo. Si el tiempo es u n juez
inapelable, el espejo hace el oficio de fiscal acusador:
nunc et qui color est puniceae flore prior rosae,
mutatus Ligurinum in faciem verterit hispidam,
dices "heu" quotiens te speculo videris alterum,
(C.lV,lO,v~.4-6).~~
El elegíaco arcaico Teognis de Mégara se lamenta en
más de una ocasión de lo efímero que resulta la edad
juvenil del hombre:
pues pasa rauda como una visión la vivaz juventud;
Insensatos y necios los hombres que lloran a los
[muertos
y no a la flor de la juventud que se va marchitando.
(Vv.985 y 7.069- 7.070).
Hacen referencia al tema tres versos incompletos del
epinicio III de Baquílides que, pese a su carácter
fragmentario, o quizás precisamente por él, resultan
enormemente evocadores:
... en otro tiempo...
... al efímero goce...
...atiendes. Breve es la vida.
83 Trad. ¡Ay!, fugaces, Póstumo, Póstumo, se deslizan los años y t u
piedad no añadirá demora a las arrugas, a la apremiante vejez, n i a la n o
domeñada muerte.
84 Trad. ... y el color que ahora aventaje a la flor del bermejo rosal,
transformándose, haya convertido a Ligurino en u n rostro áspero, dirás
«¡ay!» -siempre que te veas distinto en el espejo-.
Desde una perspectiva mucho más moderna
Baudelaire ha tratado la fugacidad del tiempo en un poema
titulado L'Horloge, donde es capaz de traducir a palabras
esa sensación vertiginosa del instante huidizo. Empieza
como sigue:
Horloge!, dieu sinistre, effrayant, impassible,
Dont le doigt nous menace et nous dit:
«Souviens-toi!»
Mas sus mejores estrofas son aquellas en que el
poema adquiere un ritmo martilleante, jadeante, escogido
por el poeta para acompañar su pensamiento:
Remember! Souviens-toi! prodigue! Esto memor!
(Mon gosier de métal parle toutes les langues.)
Les minutes, mortel folatre, sont des gangues
Qu'il ne faut pas Iacher sans en extraire I'or!
Souviens-toi que le Temps est un joueur avide
Qui gagne sans tricher, a tout coup! c'est la lo¡.
Le jour décroit; la nuit augmente; souviens-toi!
Le gouffre a toujours soif; la clepsydre se vide.85
Un aspecto colateral y vinculado al tema lo constituye
el tratamiento de las estaciones del año. Horacio las emplea
como marco introductorio a una reflexión inmediata ora
sobre la muerte (1, 4), ora sobre la caducidad de los bienes
85 BAUDELAIRE: op. cit.
Trad. Reloj, dios sinestro, espantoso, impasible,/ cuyo dedo nos
amenaza y nos dice: Acuérdate.
Remember! Souviens-toi! ¡pródigo! Esto menor!/ (Mi gaznate de
metal habla todas las lenguas.) ¡LOSminutos, mortal juguetón, son
gangas/ que no hay que soltar sin extraer su oro!
Acuérdate que el Tiempo es un jugador ávido/ que gana sin hacer
trampas, ¡en todas las manos!, es la ley./ El día decrece, la noche
aumenta; jacuérdate!/ La sima siempre está con sed; la clepsidra se vacía.
terrenos (IV, 7), ora como u n pretexto para gozar d e algún
bien (IV, 12). Son siempre pasajes bellísimos del m e j o r
lirismo y aquellos q u e más sutilmente emparentan a
Horacio con Virgilio, el Virgilio de Las Geórgicas y de Las
Bucólicas, claro está.
Otro tanto sucede al aparecer como ornato inicial la
sucesión de días y d e estaciones en la oda A Cupidon e n
Ronsard para quejarse d e ese ardor, q u e l e resulta y a
molesto, de la llama de amor, según hemos visto de igual
modo en Horacio IV, 1, así como en la poetisa d e la isla de
Lesbos, Safo d e Mitilene. El poeta renacentista aunará
ambos motivos, de m o d o que las dos primeras estrofas son
el marco:
Le jour pousse la nuit,
Et la nuit sombre
Pousse le jour qui luit
D'une obscure ombre.
(111,17,VV. 1-4).86
Marco al que sigue la adversativa con que se inicia la
tercera estrofa que comporta el viraje temático:
Mais la fievre d'amours
Qui me tourmente,
Demeure en moy tousjours,
Et ne s'alente.
Ce n'estoit pas moy, Dieu,
Qu'il fallait poindre,
Ta fleche en autre Iieu
Se devoit joindre.
Poursuy les paresseux
86 Trad. El día empuja a la noche,/ y la noche sombría1 empuja al día
que luce/ con una oscura sombra.
Et les amuse,
Mais non pas moy, ne ceux
Qu'aime la Muse.
(111,17, ~ v . 9 - 2 0 ) . ~ '
Pero me interesa resaltar aquí y ahora dos cosas: la
p r i m e r a de ellas -puesta de m a n i f i e s t o p o r l o s
comentaristas- es el paralelismo entre la vida que pasa
veloz y ligera y las estaciones que se suceden c o n n o
menor vértigo, y la segunda el carácter ambiguo o dual de
esa función, pues vamos ahora a leer cómo también el
sucederse los días y los años con sus ciclos periódicos y
regulares ofrece un contrapunto de estabilidad, de vida que
siempre se reinicia, cual ave Fénix vegetal y sideral, frente a
la p e r e n t o r i e d a d d e l a v i d a a n i m a l , o d i c h o m á s
plásticamente: la vida de la Tierra se desarrolla en u n
tiempo cíclico o circular, mientras que la vida del hombre
transcurre en un tiempo lineal y por tanto finito.
Diffugere nives, redeunt iam gramina campis
arborisque comae;
mutat terra vices, et decrescentia ripas
flumina praetereunt;
L..)
frigora mitescunt Zephyns, ver proterit aestas
interitura simul
pomifer Autumnus fruges effuderit, et mox
bruma recurrit iners.
damna temen celeres reparant caelestia lunae:
nos ubi decidimus
87 Trad. Mas la fiebre de amores1 que me atormenta,/ permanece en
m í siempre,/ y no se calma./ No era a mí, Dios,/ a quien había que punzar,/
t u flecha e n o t r o lugar1 debía tocar./ Persigue a l o s perezosos1 y
diviértelos,/ mas no, no a mí, no a los/ que ama la Musa.
quo pater Aeneas, quo Tullus dives et Ancus,
pulvis et umbra sumus.
(C./%~ , v v1-4
. y 9- l6)."
Polvo, sombra, sueño, palabras todas c o n que l o s
poetas han querido en metáfora traducir la evanescencia, la
delicuescencia d e la vida. El p r o p i o Ronsard: Nous, l e
songe d'une vie; (V,17,v.13) [nosotros, el sueño de una
vida]. Y después de él nuestros escritores del Siglo d e Oro,
desde Ouevedo o Calderón hasta los místicos, y antes y
después la oratoria sacra con Bossuet a la cabeza, pero tal
vez nunca se haya expresado esta idea d e manera m á s
bella, más concisa y precisa que al final de la Pítica Vlll de
Píndaro:
¡Seres de un día! ¿Qué es uno? ¿Qué no es7
El hombre es el sueño de una sombra.
3. Carpe diem.
Casi c o m o corolario d e la brevedad d e la vida se
colige este epígrafe.
Es m o t i v o éste m u y rastrable e n la poesía griega
desde los elegíacos arcaicos hasta la lírica monódica.
88 Trad. Licuáronse las nieves, vuelve ya el césped a las llanuras y a
los árboles sus cabelleras de hojas; cambia la tierra de aspecto y,
decreciendo los ríos, dejan secas sus riberas; L..)
Los fríos se templan al soplo de los Zéfiros, a la primavera la
arrolla el verano, que habrá de sucumbir, a su vez, tan pronto como el
pomífero otoíio haya derramado sus frutos, y viene corriendo más tarde el
invierno inactivo. aunque las rápidas lunas reparan sus menguas en el
cielo, nosotros, cuando descendemos allí donde moran el padre Eneas,
donde el rico Tulo y Anco, somos polvo y sombra.
Con respecto al primer grupo citemos a Semónides
de Amorgos cuando termina su poema con estos versos:
... Pero tú apréndelo, y hasta el fin de tu vida
atkvete a gozar de los bienes que el vivir te depare.
(29 D,vv. 72- 13).
E igualmente dentro de este m i s m o apartado
incluimos los versos de Teognis de Mégara:
Goza de tu juventud, corazón mío. Roirto serán obr#r
los hombres y, ya muerto, yo seré negra tierra.
(Vv.877-878).
En el ámbito de la lírica monódica podemos leer, por
ejemplo, en Alceo:
Mientras jóvenes seamos, más que nunca, ahora
importa gozar de todo aquello que un dios pueda
[ofrecernos.
(73 D,vv. 11-12).
Sin embargo el gran influjo de Horacio durante la
Edad Media ha hecho que sea a este poeta a quien
debamos el nombre de tal motivo convertido en lugar
común de la poesía renacentista y barroca.
Antes de ir a Ronsard, comencemos ahora por el
poeta latino y más concretamente por esos versos digamos
que «bautismales» del tema:
et spatio brevi
spem longam reseces. dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
(C.1,11,VV. 6-81.''
89 Trad. Y, siendo breve la vida, corta la esperanza larga. Mientras
estamos hablando, habrá escapado envidiosa la edad: aprovecha el día,
fiando lo menos posible en el que ha de venir.
Y esa idea de lo efímero de la existencia que se repite
como ritornello en tantísimos versos de Horacio nunca está
ausente al tratar este consejo de raigambre epicúrea:
quid sit futurum cras fuge quaerere et
quem Fors dierum cumque dabit lucro
appone nec dulcis amores
sperne puer neque t u choreas,
donec virenti canities abest
morosa. nunc et campus et areae
lenesque sub noctem susurri
composita repetantur hora,
(C./,9,
73-20).90
Pues así como la semilla de Heráclito no fructificó
hasta Hegel, así también esta idea no florecería hasta que el
ansia de vivir renacentista eclosionara en un estarcido de
vivencias. M e parecen oportunas en este sentido las
palabras de CI.-G. Dubois:
La richesse polyphonique des sensations,
des pensées et des souvenirs, rassemblée et
harmonisée dans I'instant, constitue un art de
vivre dont la conception et I'élaboration sont
une marque distinctive de la Renaissance. Ces
variations sur le cccarpe diemn, methode de
cueillaison pour vivre le jour, sont ce que les
90 Trad. Huye de preguntarme qué va a ser del mañana, y ten como
ganancia el día, cualquiera que sea, que la Fortuna te dé; no desprecies, t ú
que eres joven, los dulces amores y los bailes en corro, en tanto que la
tarda vejez se mantiene lejos de tu vigor.
Ahora debes frecuentar, a la hora prevista, la palestra y las plazas
públicas, donde se escuchan callados susurros a la caída de la tarde.
hommes de la Renaissance nous ont apporte
de plus ~riginal.~'
En Ronsard este tema tiene importancia capital desde
el doble punto de vista extensivo e intensivo, pues no en
vano la más popular de sus poesías, la famosísima "Ode a
Cassandre" finaliza con la versión más genuinamente
francesa del Collige, virgo, rosas que debe su nombre al
poema «De rosisn atribuído a V i r g i l i o o c o n más
fundamento a Ausonio, ya que en el catálogo de las obras
menores de Virgilio de Suetonio Donato y Servio n o
aparece. Aunque la hermosura de la composición proviene
del encanto de su conjunto, como siempre -y en este caso
más que en otros- sucede, a efectos probatorios, me
circunscribiré a su final:
Cueillez, cueillez vostre jeunesse:
Comme a ceste fleur la vieillesse
Fera ternir vostre beauté.
(I,7 ~ , v v76. 78).92
De esta oda, la mejor y más estudiada, de Ronsard
comenta Vianey:
L'«Ode a Cassandrem a cette importance
indéniable qu'elle est le premier chef-d'oeuvre
produit dans notre poésie par une association
DUBOIS, C1.-G., op. cit. p. 152.
Trad. La riqueza polifónica de las sensaciones, d e l o s
pensamientos y de los recuerdos, agrupada y armonizada en el instnte,
constituye un arte de vivir cuya concepción y elaboración son una marca
distintiva del Renacimiento. Estas variaciones sobre el «carpe diem»,
método de recolección para vivir el día, son lo que de más original los
hombres del Renacimiento nos han aportado.
92 Trad. Coged, coged vuestra juventud:/ como a esta flor la vejez1
hará empañar vuestra belleza.
qui combine I'influence des anciens avec les
habitudes du génie francab. Car, convenonsen
franchement: jusqu'a cette piece il n'y en a pas
une seule, ni chez Ronsard ni chez Du Bellay qui
mérite vraiment le titre de chefd'oeuvm. Cette
fois, le titre s ' i m p ~ s e . ~ ~
Sobre ella se han escrito tantas cosas que se podría
elaborar u n e s t u d i o s o l a m e n t e c o t e j a n d o c o m e n t a r i o s .
Empieza el poeta diciendo a su amiga:
Mignonne, allons voir si la rose
Qui ce matin avoit desclose
Sa robe de pourpre au Soleil,
A point perdu ceste vesprée
Les plis de sa robe pourprée,
Et son teint au vostre pareil.
(/,I~,VV.
1-6).g4
iAh, la rosa, siempre la rosa!: flor inmarcesible de la
poesía y l a f l o r e f í m e r a d e l a s e n s u a l i d a d f e m í n e a o
metáfora d e sus labios, d e sus m e j i l l a s ... S u a r o m a ha
evocado el de la fragancia de la mujer, su tacto suave y
aterciopelado el de la joven piel femenina.
Rosa de la sabiduría, c o m o la del Roman de l a Rose,
93 VIANEY, J., op. cit. p. 86.
Trad. La (coda a Casandra)) tiene la importancia innegable de ser
la primera obra maestra producida en nuestra poesía por una asociación
que combina la influencia de los antiguos con los hábitos del genio
francés. Pues, convengamos francamente: hasta esta obra no ha habido
una sola, ni en Ronsard ni en Du Bellay que merezca verdaderamente el
título de obra maestra. Esta vez, el título se impone.
94 Trad. Graciosa, vamos a ver si la rosal que esta mañana había
abierto su vestido de púrpura al sol/ no ha perdido esta tarde1 los pliegues
de su vestido purpúreo1y su tez a la vuestra semejante.
rosa de los vientos, rosa musical de tantas canciones, rosa
s i n e s t é s i c a d e l a n o v e l a a m o r o s a , r o s a b é l i c a d e la
Inglaterra medieval, rosa heráldica de innúmeros blasones,
o rosas evocadoras d e Alejandría, y rosas trepadoras d e
pitiminí... L'important, c'est l a rose I'important!
Para m í e l e n c a n t o d e e s t a o d a e s t r i b a e n esa
superposición d e planos e n l o s q u e el poeta habla a la
mujer de la rosa, pero al mismo tiempo le habla como si
fuera una rosa, y es que sólo es capaz d e dirigirse a una
mujer como si fuera una rosa quien es capaz d e hablar a la
rosa cual si se tratase de una mujer.
Henri Weber ha comentado de esta suerte la "odelette":
On peut en effet retrouver chacun des
détails, chacune des images évoquées dans
I'ode ~ M i g n o n n eallons voir si la rosen, dans
I'un des multiples poemes consacrés a cette
fleur ou a la fuite de la jeunesse, qu'il s'agisse
des épigrammmes de I'ccAnthologie grecquen,
dlHorace, dlAusone, de Laurent de Médicis, du
Politien o u de Serafino. Mais Ronsard a su
joindre a la rapidité, a la concentration du
symbole, l a f r a i c h e u r e t l a p r é c i s i o n de
I'évocation de la rose.
Tout d'abord Ronsard t r a n s f o r m e l e
récit, qui est une forme généralement adoptée
par les poetes de la Renaissance, en une
i n v i t a t i o n a la promenade; l a jeune f i l l e
acquiert ainsi une sorte de réalité familibe et
vi~ante.~~
95
WEBER, H., op. cit. p. 345.
Trad. Se puede encontrar en efecto cada uno de los detalles, cada
una de las imágenes evocadas en la oda ~Mignonne,allons voir su la
rase)), en uno de los múltiples poemas consagrados a esta flor o a la huida
Ahora bien, mientras que en este primer libro, el
imperativo del carpe diem se coloca al final, como colofón
de todo lo anterior, según la estructura del soneto de este
motivo, tan brillantemente puesta al descubierto por los
estudios del Profesor García Berrio, en otras composiciones
roncardianas es de destacar que no tiene u n carácter
exhortativo, sino de p r i m e r a persona d e l singular, y
además que ocupa posiciones mediales, como sucede en
dos odas contiguas del libro 11 (17, 18), o en IV, 23.
Una variante roncardiana radica no sólo en aplicarse
la máxima sino en implicarse con la ninfa cuyos favores
solicita (uso del imperativo en primera persona del plural) y
en colocar una estrofa con el tema a la mitad y otra como
envio al final:
Ainsi, ma Maistresse, vivons
Tandis que le temps nous avons.
L..)
Donq ce-pendant que I'age nous convie
De nous esbatre esgayons nostre vie:
Ne vois-tu le temps qui s'enfuit,
Et la vieillesse qui nous suit?
(IV, 7 7,vv.9-72 y 29-32).''
Como último caso de variatio valga una estrofa en
de la juventud, ya se trate de los epigramas de la "Antología griega", de
Horacio, de Ausonio, de Lorenzo de MAdicis, de Policiano o de Serafino.
Pero Ronsard ha sabido unir a la rapidez, a la concentración del símbolo,
el frescor y la precisión de la evocación de la rosa.
En primer lugar Ronsard transforma el relato, que es una forma
generalmente adoptada por los poetas del Renacimiento, en una invitación
al paseo; la joven adquiere así una suerte de realidad familiar y viva.
96 Trad. Así, querida mía, vivamos/ mientras que tiempo tengamos.
L..) Pues entre tanto que la edad nos convida/ a divertirnos, alegremos
nuestra vida:/ jno ves el tiempo que huye,/ y la vejez que nos sigue?
tercera persona, por tanto de carácter más genérico, donde
estación, rosa y fugacidad del tiempo se aúnan:
La belle Rose du Printemps,
Aubert, admoneste les hommes
Passer joyeusement le temps,
Et pendant que jeunes nous sommes,
Esbatre la fleur de nos ans.
(IV,38, VV.6- 1O).''
Permítaseme c o n c l u i r este t e m a c o n u n a cita d e
W y n d h a m Lewis q u e sintetiza y expresa c o n p u l c r i t u d
formal impecable alguna d e las ideas q u e acabamos de
sistematizar:
El consabido «carpe diemn de su
idolatrado Horacio, es sabia advertencia que
forma como la perpetua canción subterránea de
toda la poesía amorosa. Parece obsesionado,
todavía mas que l o estuviera Horacio con las
rosas, su fragancia y belleza, su efímera vida, su
rápida e inevitable decadencia, su parecido a la
suave carne de la mujer.%
4. lpsa mors, semper eadem.
Los dos temas anteriores, la fugacidad de la vida y su
consiguiente disfrute eran c o m o las emergencias d e la
realidad última que les subyace: la muerte.
97 Trad. La hermosa Rosa de la Primavera,/ Aubert, amonesta a los
hombres/ a pasar alegremente el tiempo,/ y mientras que jóvenes somos,/
a distraer la flor de nuestros años.
98 WYNDHAM LEWIS, D. B., op. cit. p. 50.
Actitud epicúrea ante la vida, estoicismo frente a la
muerte: ésa es la lección de Horacio pronto aprendida por
su discípulo lejano en el tiempo, Ronsard.
El i n t e r é s p o r el t i e m p o es e m i n e n t e m e n t e
especulativo, la preocupación por la muerte será de índole
esencialmente moral.
Estación final del breve viaje de la vida, la muerte es
tema donde resulta poco menos que imposible aplicar el
escalpelo de la separación temática, debido a la implicación
recíproca entre ambas realidades, la brevedad de la vida y
la inminencia de su fin o, si se quiere, al nexo de causalidad
que las imbrica.
Una de las ópticas favoritas con que se contempla a
la muerte suele ser la de igualadora de las clases sociales.
Recordemos el allegados son iguales los que viven
por sus manos y los ricos de Jorge Manrique, que una
vez más Horacio con su amplísimo saber poético y honda
experiencia h u m a n a p l a s m ó e n la c o n o c i d a f r a s e o
fórmula:
pallida Mors aequo pulsat pede paupemm tabernas
regumque tums. o beate Sesti,
vitae summa brevis spem nos vetat incdrate longam.
(C.1,4, VV. 73-15)."
Una vez más es preciso q u e h a b l e m o s d e l g r a n
temple poético horaciano, mas no de su originalidad, dado
que en la lírica coral griega, y en concreto en Simónides de
Ceos está escrito y descrito con mayor concisión el mismo
pensamiento:
99 Trad. La pAlida Muerte golpea con pie igualitario las cabañas de
los pobres y las torres de los ricos, iOh Sestio afortunado! La breve suma
de la vida nos prohíbe poner cimientos a una esperanza larga.
Porque todo llega a la misma devoradora Caribdis.
las grandes excelencias y la riqueza.
( 8 D, VV. 1-2).
Muy probablemente debido a su humilde extracción
social, incluso a una vida humillante de sus antepasados
por ser hijo de un liberto, Horacio nunca abandonó esta
perspectiva:
divesne prisco natus ab lnacho
ni1 interest an pauper et infima
de gente sub vino moreris.
victima ni1 miserantis Orci.
omnes eodem cogimur. omnium
versatur urna serius ocius
sors exitura et nos i n aeternum
exsilium impositura cumbae.
(C. 11,3, V V . 7-28).
~
'O0
Y en esta trilogía de ejemplos horacianos acabemos
por uno breve:
sed omnis una manet nox
et calcanda semel via leti.
(C. 1 , 2 8 , ~ 15~ . 16).'01
El prisma de una muerte inapelable, inexorable, ante
la que nada valen los valores que el mundo tanto aprecia y
100 Trad. Nada importa si rico, descendiente del antiguo Inaco, o
pobre y del linaje más humilde, te demoras bajo el cielo, víctima del Orco
que no tiene compasión ninguna: todos somos empujados al mismo sitio,
y de todos en la urna se agita la suerte que más tarde o más temprano ha
de salir y embarcarnos para el destierro perpetuo.
lol Trad. Pero a todos nos espera una noche única y el camino de la
muerte que sólo una vez habremos de pisar.
a l o s q u e se apega f i g u r a i g u a l m e n t e e n l a s o d a s d e
Ronsard, aunque sea estadísticamente irrelevante:
Ne flechiront la croche ne I'audace
Du nautonnier. si bien qu'il nous repasse
Du nautonnier qui n'a souci
De pauvre. ne de riche aussi.
(IV,Xl, vv.25-28).lo2
En t o d o c a s o la u n i v e r s a l i d a d d e la m u e r t e s i n
alusiones a la estratificación social es más frecuente:
Et soin dessus soin accroistre
A nous. qui serons peut estre
Ou ce matin ou ce soir
Victime de I'Orque noir?
De I'Orque qui ne pardonne.
Tant il est fier.a personne.
(11,78,7 7- I6).'O3
Está ahí Ronsard próximo al espíritu y a la letra del
aludido Simónides, cuando se expresa d e esta suerte:
En la breve vida hay pena tras pena.
Y la muerte ineluctable siempre espera.
(9 D,vv.~-4).
Trad. No doblegarán el bichero ni la audacia/ del barquero, de
modo que nos vuelva a pasar,*/ del barquero que no tiene cuidado1 del
pobre ni del rico tampoco.
Scilicet a la otra orilla.
103 Trad. ¿Y cuita tras cuita aumentar1 en nosotros, que seremos tal
vez, o esta mañana o esta tarde/ víctimas del Orco negro?/ del Orco que no
perdona,/ tan orgulloso es, a nadie.
En todo caso el verso 14 está muy cercano al ya citado 24 (11, 3)
de Horacio: victima ni1 miserantis Orci.
Así y todo la novedad ronsardiana radica en un
tratamiento de la muerte que presagia el sentimiento
barroco; sería ese elemento "pre-" a que alude Elliot por el
que hablamos de autores protorrománticos o prerrománticos y prerrenacentistas, valga el ejemplo. Es una
consideración acerca de la mortalidad del cuerpo frente a la
inmortalidad del alma, y un detenerse en el aspecto más
macabro de la descomposición corporal. Leámoslo en dos
odas seguidas del libro 111:
Or I'ame, selon le bien-fait
Qu'hostesse du corps elle a fait,
Monte au Ciei, sa maison natale;
Mais le corps nourriture a vers,
Dissoult de veines et de nerfs,
N'est plus qu'une ombre sepulcrale.
(111,25,VV. 73-78) .'O4
Nos es lícito recordar esos cuadros de Valdés Leal en
que se presentan los míseros despojos de quien fue en vida
importante y vivió con fasto, y leyendas como F i n i s
gloriae rnundi o In i c t u oculi, aunque nos encontremos
lejos de la recreación en lo macabro de un Espronceda,
pongamos por caso. Pienso más bien en Quevedo cuando
cito los siguientes versos:
L'ame volant d'un plein saut,
A Dieu s'en-ira la haut
Avecque luy se resoudre;
Mais ce mien corps enterré,
104 Trad. Ahora bien, el alma segun la buena acción/ que, hu6sped
del cuerpo, haya hecho,/ sube al cielo, su casa natal;/ pero el cuerpo,
alimento de gusanos,/ disueltas venas y nervios,/ ya no es sino sombra
sepulcral.
Sille d'un somme ferré,
Ne sera plus rien que poudre.
(111,26,~~.19-24).lo5
Es muy de destacar que Ronsard no sólo pulió su
obra sino que siguió escribiendo hasta el fin de sus días,
llegando incluso a dejarnos el verdadero documento de
valor literario, autobiográfico y testimonial de los días que
precedieron a su muerte en sus Derniers Vers de 1586, en
cuyos versos iniciales del soneto VI confiesa:
C'est fait! j'ai devidé le cours de mes destins.
J'ai vecu. j'ai rendu mon nom assez insigne.lffi
En los dos primeros versos de los tercetos finales cae
en un nihilismo, como el que invadió el espíritu de Teognis
de Mégara empujándole a escribir tales versos:
De todas las cosas la mejor es no haber nacido
ni ver como humano los rayos fugaces del sol.
y una vez nacido cruzar cuanto antes las puertas del
Hades. y yacer bajo una espesa capa de tierram
tumbado.
(VV. 425-428).
En Ronsard no obstante este instante de nihilismo
pesimista se resuelve a renglón seguido en una esperanza
y deseo de la bienaventuranza:
Heureux qui ne fut onc, plus heureux qui retoume
'O5 Trad. El alma volando en gran salto,/ con Dios se irá allá a lo alto1
a venir a parar en El;/ mas este cuerpo mío enterrado,/ con sueño férreo
surcado,/ polvo será nada más.
lo6 Trad. ¡Hecho está! he vaciado el curso de m i destino,/ he vivido,
a m i nombre lo he hecho muy insigne.
En rien comme ilétait,plus heureux qui séjourne,
D'homme fait nouvel ange, aupres de Jésus[Christ 'O7
5. lmmortalis poesis.
Parecería q u e la muerte fuera c o n su absolutez y
universalidad u n f i n destructivo, corrosivo e irreversible.
Sin embargo, u n hecho de experiencia atestigua y
corrobora que la cadena de la vida sigue subsistiendo por
generaciones y generaciones que en su continua sucesión
se t r a n s m i t e n n o s ó l o la v i d a s i n o t a m b i é n e l a c e r v o
cultural de que son depositarias, c o m o precioso
legado.Después de todo, ya Homero se pronunció bella y
poéticamente e n a q u e l s í m i l del c a n t o VI d e la l l i a d a
(w.146 y SS.):
Cual la generación de las hojas, así la de
los hombres. Esparce el viento las hojas por el
suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras
al llegar la primavera: de igual suerte, una
generación humana nace y otra perece.lo8
N o hay m e d i o d e escapar a la muerte, p e r o sí d e
hacerlo al olvido de los hombres: es mediante la obra bien
hecha, mediante el arte, las ciencias o las letras. Es una
infinitud concedida a unos pocos -pauci sed electi-, pero
lo7 Trad. Feliz quien nunca fue, más feliz quien retorna/ a la nada
como era, más feliz quien permanece,/ de hombre hecho nuevo ángel,
junto a Jesucristo.
lo* Traducción de Luis Segalá Estalella en Editorial Bruguera, 1967.
al mismo tiempo una oportunidad que pocos (entre ellos
son excepciones eminentes Sócrates y Saussure) quieren
perderse.
Tanto Horacio como Ronsard han repetido hasta la
saciedad que pervivirán en la memoria de los hombres por
su poesía. En m i opinión tales asertos no responden a un
narcisismo o una egolatría, sino al ansia de eternidad
inscrita en el corazón del hombre; es la conciencia del valor
transcendente y religioso de los versos.
Afirma Dassonville a este respecto:
Unique moyen offert a I'homme qui veut
vaincre la mort, la gloire sera désormais la
raison d'6tre de I'oeuvre de Ronsard e t le
principe fondamental de sa poétique: Aucun
poi3te francais n'avait encore avoué u n te1
souci;aucun d u m o i n s ne l ' a v a i t éprouv6
comme une révolte de la chair, une fii3vre du
sang. L'immortalité chrétienne leur suffisait, et
la vision béatifique.Lui voulait vivre,survivre
sur cette terre, dans la mémoire des hommes,
a I'exemple d'Horace.log
Por tanto procedamos cronológicamente en el orden
expositivo.
Ya Teognis de Mégara se dirige a Cirno en términos
DASSONVILLE, Michel, op. cit. p. 158.
Trad. Unico medio ofrecido al hombre que quiere vencer a la
muerte, la gloria serh en lo sucesivo la razón de ser de la obra de Ronsard
y el principio fundamental de su po6tica: ningún poeta francés había
confesado hasta entonces tal preocupación; ninguno al menos la había
experimentado como una revuelta de la carne, una fiebre de la sangre. La
inmortalidad cristiana les bastaba, y la visión beatifica. El quería vivir,
sobrevivir en esta tierra, en la memoria de los hombres, a ejemplo de
Horacio.
lo9
parecidos a los que escogen Horacio y Ronsard para hablar de
sí mismos y del destino inmarcesible de la poesía de ambos:
...
Y cuando a las cavernas de la oscura tierra
desciendas. a las lamentables mansiones del Hades.
ni siquiera entonces. muriendo. t e ha de faltar
[tu gloria.
sino que conservarás entre la gente t u nombre
[inmortal.
Cimo;
Y para todos aquellos. incluso del mañana. que
[aprecien el canto.
tú vivirás por igual. en tanto existan la tierra y el sol.
(Vv.243-246 y 251-252).
...
Horacio va a concluir los libros II y III de sus Carmina
con composiciones que tienen como tema precisamente el
de la inmortalidad de su poesía. Dejaremos para más
adelante la oda final del tercer libro y veamos ahora el
arranque inicial de la última oda del segundo libro:
Non usitata nec tenui ferar
penna biformis per liquidum aethera
vates. neque i n terris morabor
longius. invidiaque maior
urbis relinquam. non ego pauperum
sanguis parentum, non ego quem vocas,
dilecte Maecenas, obibo
nec Stygia cohibebor unda.
(C.11,20,VV. 1-8).'1°
11° Trad. Con ala no estrenada n i endeble seré llevado por el aire
limpido, poeta de forma doble; no detendré por más tiempo en la tierra y,
superior a la envidia, dejaré atrás las ciudades.
Yo, sangre d e p a d r e s pobres, yo, a q u i e n tú, m i q u e r i d o
Mecenas, invitas, no moriré, no; n i la corriente estigia m e tendrá cercado.
Y luego va a proseguir con su metamorfosis post
mortem en un cisne.
Otrosí encontramos dos odas a continuación una de
la otra en el IV l i b r o donde se expresa en parecidos
términos:
Dignum laude virum Musa vetat mori:
caelo Musa beat.
(C.IK8, vv.Z8-Z9)."'
Y la oda novena comienza:
Ne forte credas interitura, quae
longe sonantem natus ad Aufidum
non ante vulgatas per artis
verba loquor socianda chordis.
(C.IK9,vv. 1-4)."'
Al leer a Ronsard nos encontramos con que,con la
salvedad de una oda, en las demás el tema está esparcido
en versos de distintas poesías y libros sin que constituya en
sí un tema. Pero es muy de destacar el que aparezca en dos
versos de 1,1:
Mais les beaux vers tousjours demeurent
Opiniastres sur les ans.
(Vv.366-367).'13
El espíritu siempre muy apasionado de Ronsard nos
I l 1 Trad. La Musa impide que muera el varón digno de alabanza, y
lo premia con el cielo.
l2 Trad. No vayas a creer perecederas las palabras que, en ritmos
no divulgados todavía, dignas de ser acompañadas con las cuerdas,
pregono yo, el nacido junto al Aufido que resueña de lejos.
l I 3 Trad. Mas los bellos versos siempre permanecen1 pertinaces
sobre los años.
dirá por dos veces que la poesía lírica lo coloca en una
categoría próxima a los dioses:
Voila pourquoy Euterpe la sacrée
M'a de mortel fait compagnon des Dieux.
(111,19, VV. 5 1-!Z).ll'
Y en términos similares se pronuncia en lugar tan
significado como la estrofa final de una pieza:
La Muse I'Enfer desfie
Seule nous eleve aux Cieux,
Seule nous donne la vie
Et nous met au rang des Dieux.
(1V, 17, vv.6 1-64J.ll5
La inmortalidad de la Iírica también aparece en un
pareado del libro V:
Mais les beaux vers ne changent pas
qui durent contre le trespas.
f V,32, vv.2526)."'
No es un fenómeno de influencia sino una analogía
pura y simple el hecho de que Horacio escribiese sus tres
primeros libros de odas y al cabo de los años el cuarto, así
como Ronsard publica sus cuatro primeros libros en 1550 y
el quinto lo añade en 1552. Lo que sí podemos tipificar
como una intencionada concomitancia es la manera en que
ambos terminan sus libros de odas.
1 1 4 Trad. He aquí por qué la sagrada Euterpel de mortal me ha
hecho compariero de los dioses.
1 1 5 Trad. La Musa al infierno desafía1 sola nos eleva a los cielos,/
sola nos da la vida1y nos pone en el rango de los dioses.
l6
Mas los bellos versos no cambian1duran mas allá del óbito.
Horacio elige para cadenciar el libro III el c a r m e n
cuyos p r i m e r o s versos m e p e r m i t o reproducir, h a r t o
significativos para el aspecto que estamos desarrollando:
Exegi monumentum aere perennius
regalique situ pyramidum altius,
quod non imber edax, non Aquilo impotens
possit diruere aut innumerabilis
annorum series et fuga temporum.
non omnis moriar, multaque pars me¡
vitabit Libitinam.
(C.111,30,W . 1-7).'17
Creo percibir el eco lejano en el tiempo, proximo en
la forma, del siguiente canto coral de Simónides de Ceos:
De quienes en las Termópilas murieron,
gloriosa fue la suerte, hermoso su final.
Un altar es su tumba, su planto es alabanza,
y en lugar de los llantos les rodea la fama.
Semejante epitafio n i el viento del Este
n i el tiempo que todo l o doma a borrarlo van.
Este recinto sagrado el buen renombre en Grecia
adquirió por tales guerreros. También lo atestigua
[Leónidas,
rey de Esparta, que ha dejado aquí de su valor
un gran monumento y una gloria inmortal
(5DI.
l7 Trad. He levantado un monumento más perenne que el bronce y
más alto que la regia construcción de las pirámides, que n i la lluvia voraz,
n i el Aquilón desenfrenado podrán derruir, n i la innumerable sucesión de
años y la fuga de las generaciones.
N o morir6 por completo y mucha parte d e m í se librará d e
Libitina.
Por su parte Ronsard había colocado al final del libro
IV una oda, la cual dispondrá como broche de oro del libro
V, cuando andando el tiempo revise y se ocupe de la
edicion completa de su obra. No diré ya la imitación, sino el
remedo del modelo horaciano es tan manifiesto que salta a
la vista a su sola lectura:
Plus dur que fer j'ay finy cest ouvrage,
Que I'an dispos a demener les pas,
Que I'eau rongearde, ou des freres la rage,
Qui rompent tout, ne ru'ront point a bas.
Le mesme jour que le dernier trespas
M'assoupira d'un somme dur, a I'heure
Sous le tombeau tout Ronsard n'ira pas,
Restant de luy la part qui est meilleure.
Tousjours, tousjours, sans que jamais je
[meure,
(V,36,VV. 1-9).l18
Hoy en día es frecuente que el orden de sucesión de
las poesías de u n p o e m a r i o se corresponda c o n la
cronología de su composición, pero Ronsard c u i d ó
grandemente de la sucesividad en el ordenamiento de las
odas, según criterios temáticos o de variedad. Ni en el caso
de Horacio ni en el de Ronsard se le ocurriría a cualquier
crítico o persona mínimamente entendida pensar que era
debido a un azar fortuito el lugar estratégico que ocupaban
estas odas al final de los libros.
118 Trad. Más dura que el hierro he terminado esta obra,/ que el año
dispuesto a mudar sus pasos,/ que el agua roedora, o de los hermanos la
rabia,/ que todo lo rompen no echarán a bajo./ El mismo día en que la
muerte última/ me adormezca en duro sueño, en esa hora/ bajo la tumba
todo Ronsard no irá; quedando de él la mejor parte./ Siempre, siempre, sin
que jamás yo muera.
Ambos poetas han hablado de la inmortalidad de su
obra lírica, y por ende de algo íntimo de su ser, a través del
tiempo y a tal efecto han dado una ubicación epilogal al
tema, peraltado por la calidad que el lector podía ya haber
apreciado a lo largo del conjunto de odas.
En el edificio de la memoria las ultima verba de una
composición literaria ocupan su frontispicio, es como la
cadencia en la frase musical, siempre bien cuidada porque
determina la tonalidad y el fraseo.
La fugacidad del tiempo, la brevedad de la vida, la
ineludible muerte, elementos éstos todos de una armonía
conclusiva, por arte y gracia de las plumas de ambos
poetas podrán ser trocados en una armonía suspensiva y
todo ello sin conculcar el orden universal, sino añadiendo a
las múltiples bellezas y armonías del mundo y de la vida la
armonía y belleza que ellos mismos fueron capaces de
generar.
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