1. LA SOCIEDAD Y LA MUERTE LAS ACTITUDES DE DOS SOCIEDADES SOCIEDAD TRADICIONAL Y RURAL SOCIEDAD MODERNA Y URBANA a) ¿Cómo se sale a la muerte? El hombre vive su propia muerte y se prepara a ella. Se le oculta su propia muerte y se le frustra de ella. b) ¿En dónde muere a menudo? Muere solo en un hospital rodeado de aparatos, en ocasiones asistido. En casa rodeado de sus familiares y en la mediada de posible asistido con los sacramentos. c) Después de la muerte ¿dónde permanece? No regresa a casa, no hay espacio. En un velatorio. En su casa entre 24 horas y hasta dos días. d) La procesión o cortejo fúnebre Se buscaba honrar al difunto, en medio de oraciones y cantos. En el siglo de la velocidad no se permite la lentitud del cortejo fúnebre y el recogimiento. e) El luto familiar Se guarda por un tiempo y se manifiesta en vestidura o signos. Se esta desapareciendo de la sociedad. a) El Rito: Cuando el cristiano está para morir, recibe la eucaristía que para él es prenda de resurrección. Luego un presbítero o un diácono lee la narración de la Pasión seguida inmediatamente del canto del salmo 113, que es el salmo pascual de la liberación y del ingreso en la tierra prometida. Una vez llegado el deceso y ultimada la composición del cadáver, se canta el salmo 96. El cuerpo del difunto es llevado a la Iglesia donde no se celebra la Eucaristía sino un oficio que prevé la recitación de algunos salmos y responsorios y algunas lecturas del libro de Job. En particular se canta el salmo 41 que expresa el deseo de ser admitido a la presencia de Dios y el salmo 4 que es una plegaria colmada de fe en la protección del Señor. Después, el difunto es acompañado, siempre en procesión, al lugar de la sepultura: durante el trayecto se canta el salmo 14 y el salmo 50. b)Puntos teológicos del ritual 1º Tiene un carácter evidentemente pascual 2º La comunidad cristiana acompaña todo el hombre – cuerpo y almaen su último viaje. Es una celebración difícil por la intervención de múltiples factores, así como por el desconocimiento o la no comprensión, en su verdadero sentido, del Ritual de las Exequias (RE). b) Dos consecuencias 1ª Nuestro destino son las manos del Padre celestial. 2ª El cristiano muere rodeado de la comunidad. El difunto: • Por el bautismo fue marcado por la Santísima Trinidad y se convirtió en templo del Espíritu Santo, por lo que se debe de respetar el cuerpo y sitio donde se descansa. • Es muy expresivo el que la comunidad terrenal se reúna en torno a cuerpo del difunto, acompañándolo y orando por él. Pudiéramos decir que, es su último derecho como bautizado. La comunidad: • La comunidad a la que pertenece lo coloca en un lugar preferente, ante el altar, ora por él y celebra, si es posible, la Eucaristía y lo encomienda a la Iglesia celeste. • Los sacerdotes deben guiar a la comunidad para que ésta tome conciencia de su papel en el ministerio del consuelo y conozca el sentido de la muerte de la persona cristiana. • La fe de la comunidad cristiana en la resurrección de los muertos dará apoyo y fuerzas a los que sufren la perdida de una persona. • El principal compromiso de la comunidad en el misterio del consuelo se expresa en su participación activa en la celebración de los ritos exequiales. • Durante la celebración, tanto los cantos y las oraciones, las lectura y las explicaciones, nos conducen a una visión profunda del la muerte cristiana. Las campanas: Cuando “tocan a muerto” “o dobles” nos comunica el dolor de una familia o de una parroquia que pide oración y convoca a la comunidad. La cruz: Es el símbolo cristiano por excelencia, al recordarnos la muerte salvadora de Cristo, en la que el difunto participa. El cirio pascual: dirige la atención hacia la Resurrección del Señor. El vestido: Es oportuno colocar algún signo cristiano sobre el féretro. Las flores: Preséntense con discreción, expresión de afecto y de esperanza. Libro I. Es de gran utilidad pastoral Es un elenco de propuestas y momentos de encuentros de oración que se pueden ofrecer a la familia, o a una comunidad, alrededor de una persona que ha muerto. Esquema: En el momento de expirar. Al colocar el cadáver en el ataúd. Oraciones para antes de las exequias con cinco formularios distintos La vigilia comunitaria de oración por el difunto (es una celebración de la Palabra). Indicaciones para la Liturgia de las Horas en el día de la muerte y del entierro con su Lectura breve y Preces o Intercesiones apropiadas. Finalmente, el traslado y recepción de un difunto en la iglesia Libro II Este libro presenta el rito de las exequias cuando en las mismas participa una asamblea que puede intervenir con canto, porque es la manera más expresiva y tradicional de celebrar la muerte cristiana Esquema: Estación en la casa del difunto. Procesión a la iglesia. Estación en la iglesia. Misa exequial o Liturgia de la Palabra. Procesión al cementerio. Y el último adiós al cuerpo del difunto. Apéndices Textos diversos: Salmos y respuestas, Responsorios, Oraciones, Formularios para la plegaria universal, etc. Ordinario de la Misa. Bendición del agua. Preces en el cementerio y bendición del sepulcro. Esquema de lecturas. Leccionario de las Misas de difuntos adultos, niños bautizados y no bautizados. Cinco guías de homilías exequiales. Cantos para las exequias. Tres signos: Las procesiones: Ojala que en los pueblos y comunidades religiosas esto pueda conservarse, ya que en las ciudades es muy difícil o imposible. La aspersión: es un recuerdo expresivo del Bautismo. Este cristiano que ha fallecido inició su vida en Cristo siendo bautizado en la iglesia. Allí empezó su historia de salvación. Ahora termina su camino terreno y empieza el definitivo, para el que estaba destinado desde el Bautismo. La incensación: se hace después de la aspersión, dando una segunda vuelta en torno al féretro, con la que se honra el cuerpo del difunto, templo del Espíritu Santo. Nuestros fieles conservan la buena costumbre, después de haber dado sepultura o incinerado a su difunto, de hacer nueve o al menos, un triduo de actos de culto. Terminan el novenario y recogen la cruz que trazaron con ceniza o cal en la habitación del difunto y la llevan al cementerio. En agradecimiento a las personas que los acompañaron les ofrecen un convivio. Es notable la veneración de los difuntos mediante la visita a los cementerios o a las criptas de la iglesia sobre todo el 10 de mayo (día de las madres) y en los días 1 y 2 de noviembre: celebraciones de la Solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos. La inhumación. Inhumar significa convertir, enterrar, introducir bajo tierra (de “humus”, tierra). Es el rito cristiano que, tradicionalmente, se ha considerado más conforme con la fe en la resurrección de los cuerpos. Enterrar a un difunto tiene el digno significado de volver a la tierra, en sintonía con Cristo en el sepulcro, como signo del descanso final, para esperar la resurrección, signo del triunfo pleno en el Señor Resucitado. La incineración. Incinerar significa convertir en cenizas, quemar, y se aplica, oportunamente, a la cremación de los cadáveres. En el caso de la cremación, si se entierra la urna con las cenizas o se coloca en los pequeños nichos o columbarios, se manifiestan también los valores del regreso a la tierra, del descanso, de la espera de la resurrección, que son como punto de referencia para la familia. Conclusiones: Conclusiones Conclusiones Para compartir en grupos Como agentes de la Psa. ¿Qué necesitamos nosotros para celebrar y vivir mejor las exequias? ¿Qué podemos hacer para ayudar a los que están en duelo a aprovechar la riqueza que ofrecen las exequias? ¿Qué dificultares encuentra el sacerdote principalmente en las celebraciones de las exequias?