.ti'^^plenaenlo al N73. da T. ^^ 1^'.•> 1925 Julio. SERVICIO DE PUBLICACIONES ACR[COLAS ANO XIX Estas nHojase se remiten gratis a quien las pide. NÚttlel'0 14^. ^,^ Hojas divulgadoras ^ a^ MINItiTER10 DH I'oMFNTO DIRECCI6N GENERAL DE AGRICULTURA Y MONTES El vacuno corno anin3al de trabajo('), n<,r sa^TOS :^Rn^, i^,>I,^^t„r dc Higienc }+ Smiidad Pecuariai Los motores animados.->^1 buei_^ rinde mncho manejado como capital colo^ado a interé, mi^to. Pruporcic.na producto en tanto traba;a ^• e( capit^il, más al;;túi interé^, cuanclo sale de la mano del ^n.^tarife para alia,tecer al púhlico. L;t. mttchas re^iones encuentra resistenci<ts inju^stificadas, pordt:e nil;^tíu precepto hi^iéni^co ni zootécnico se op^ne a que cl ganaéln ^acnno trai)ajc. 1 ^ práctica clemttestra que en los bueves jóvenes somctict^,s <t un trabajo proporcional a su desarrollo, se faverece la evolución y estínniln de todas ^las fuuciones, para Ilega^r a los cinco, seis o sieto atios en eticelentes condiciones d^c cebo. Los países c^ue poseen e^uberantes í^orestas, cuvas pr^tcticas a,^rícolas se reducen al apro^^echalniento de la hierba, necesitan ^^nado r•a^uno de grau potencia di^estiva y cle desarrollo estra^ordinario, con preilotninio de las re^iones que propor:ionan carne de primera categoría. ^onde el buey deba trabajai• ^etiistirán condicione^s para alime;ltarlo económicamente, como son prados naturales o artificiales, cultivo <le raíces alimenticias y residuos inciustriales de fácil adquisición. L7na de las ventajas del buey sobre el ^caballo y el mulo estriba precisamente en que éstos demandan alimentos concentrados, 5ranos. v heno cle buena caliclad, es decir, productos de alta cotización en ^I ' n.e ^-^ ado. La razón suprema de que los labradores prefieren e] mulo al buey no es otra que la resistencia de aquél para soportar el hambre si se durmió el criado, e para consumir tres raciones de una vez, si tier.e (r) Fregmento de la otira Ganado e^acrwi. 4 8o págs. (s2 x r5)• 2 que pasar la noche de claro en claro. Además, los labradores, al intentar sustituir la mula por el buey, tienen que luchar contra la aversión que sienten los criados para gobernar las yuntas de bueye^, pues ^e cor.sidera, en aigunas regiones, de muy pocos arrestos al mozo que descie^tde a seguirlas. );ien pr onto, : i se le obliga, imita al criollo o al aventurero napoli+,ano, que allá en América trata brutalmente la yunta, sin duda por ia iuciliúad con que la sustituye. Aunque la marcha del buey es lenta, por su teiiacidad incomparable vence todos los obstáculos, dando el esfuerzo que se le pide. La agri^ul^tura, en terrenos resistentes, tiene en el buey el más poderoso auxiliar. Como animal de tiro es de gran seguridad, pudiendo caminar por lugares accidentados, inaccesibles para los otres motores, transportando grandes pesos, o pequetios, hechos grandes por las malas condicienes de los caminos. Se invoca en favor del caballlo v del mulo su marcha más rápida ; pero exoepción hecha quizá de la trilla, las demás faenas requieren pc^ca velocidad, pudiendo aplicar en este caso la ley de mecánica: "Lo que se picrde en velocidad se gana en fuerza." En España existen hermosos ejemplares, y algunas regiones explotan con éxito el buey, efecto de una práctica secular; pero lo retienen muchos años, originando esto alguna pérdida. Ln España, algunas provincias, como Avila, Salamanca, Zamora, i^Zurcia, Santander, ehc., y también la región andaluza, paseen hermosos ejemplares, cuya extensióiz a otras comarcas de la Península sería indudablemente ventajosa para la agricultura y para la ganadería. Los bueyes españoles de más peso son los de Avila, Salamanca, Extremadura y Andalucía. 'Los de más sangre, más ligeros, aunque de menos peso, son los ^ tudancos y campurrianos, en San^tander, y los murcianas. Los bueyes arrastran ^el 25 por ioo m"as ^ue ios caballos, y^caminan el 28,5o por roo m^enos. ' Considerando el caso de transporte de estiércol, operación muy frecuente en agricultura, tenemos que dos caballos llevarán a un kilómetro de distancia 4.00o kilegramos en catorce minutos, invirtiendo, por consiguiente, veintiacho minutas entre la ida y la vuelta, más cuarenta y cinco minutos para la carga y descarga, o sea un total de setenta y tres para el viaje comple^to. Una yunta de bueyes llevará 6.ooct kilogramas a la misma distancia en veinticuatro minutos. Ida y vuelta, cuarenta y ocho. Tiempo para carga y descarga, treirnta y quince minutas, respectivamente, o sean noventa y tres para un viaje completo. Ln las ocho horas de jornada (cuatrocientos ochenta minutos) la pareja de caballos hará seis viajes y arrastrará a4.ooo kilos. Los bue- 3 yes efectuarán cinco vi,ajes, transportando un total de 30.00o kilogramas. En resumen : tenemos que los bueyes, en diez horas de marcha, pueden transportar unos 35.00o kilos y recorrer 25 kilómetros; y los ^caballos, en ocho horas de trabajo, transportarán a4.ooo kilo^s, recorriendo 35 kilómetros. La diferencia es de ri.ooo kilegramos de peso en más para los bueyes y io kilón^etros de mayor recorrido para los caballos. Calculando el precio de las raciones, resulta que, para arrastrar con dos caballos a4.ooo kilogramos, hay que gastar, pur lo tnenos, cuatro pesetas en alimentas, y para alimentar do^s Uueyes que arrastren 35.00o kilogramos, de 3,46 a 3,5o pesetas. La diferencia en favor de los bueyes es de o,5o pesetas. lle modo que, cuando los dos factores del problema, velocidad y fuerza, clomine el primero, la ventaja será para el caballo; cuando el segundo, para el buey. Aquellc^s que seleccionan y cuentan con recursos alimenticios, producen ejemplares soberbios por su uniformidad y peso. Son varios los propietarios a quienes hemos oído referirse al trabajo comparado d^e una yunta de bueyes y de mulos bien alimentados, pucliendo establec.er esta fórmula: Costo clel trabajo total para los bueyes, tnenos que 6,z^ pesetas, mientras que el de las mulas es ma^-or que 6,^^ ; las oscilaciones son por causas accidentales, y^el trabajo .;lnálcgo, con poca diferencia, y si fuera menos, véase si consisic en las prefcrencias de los gatianes por los mulos. Caracteres del buey de traba^o.-llebe ser de conformación acle^uacla para producir carne, por ser ésta su finaliclad, aunqtte sin elagerar la especialización. La relación entre el perímetro torácico y el cle la c^lita, adecuado, para que no resulte demasiado fno a^e extremidade^s. Así, po^r ejernplo, un buey con dos m^etros de perím^^etro torácico tendrá, como mínimunt o,22 metros de perímetro de caíia y bueuos aplomos o dirección de las extremidades. lle lo contrario, son de te.^ier accidentes, taras, etc. La cabeza, peqttetia, provista cle esca.sa cornamenta. Los cuernos tienen l^oca importancia, porque se eonceptíta más racicnal ^el tiro co^tt colle^ra. lle tenerlos, fuertes en su base, y por su dirección, algo corni;acl^os, Piel fina, fle^ible y suelta ; articu^laciones potentes y amplias, delataudo inserciones tnusculares sólidas. Todo ha de contribuir a que, al poco ti^empo de abandonar el yug^o, puedan ser presentados a] ccnsumo en buen estado de carnes. Atalajes.-hn esta materia impera el más lamenta.hle abandono, pues no creemos que se haya progresaclo murho en relación con lo usado en los tienroos más remotos. La aplicación más frecuente del vacuno es ]a de servir ^como motor arrastrando arados o tirando de la carreta v del malacate. 4 1v o creemos necesario extendernos en largas consideraciones relacionadas ^con las molestias y sufrimientos que los malos atalajes ocasionan al vacuno de trabajo. Los prácticos los conocen bien, porque saben el agotamiento que se apadera de los pobres animales : el cal^or que se acumula en el testuz, el enrojecimiento que se nota en la base de los cuernos, etc., etc. Y todavía 11ay desalmados que, después de una tarea penosísima, por no quitar las coyundas o correas y el yttg^o, los dejan tmcidos durante los ratos de descanso. Realmente, se ha hecho muy poco en favor del buey de trabajo. Setialemos los requisitos que debe reunir un atalaje para bueyes. • En primer lugar, el punto de aplicación de la potencia, ^es decir, el punto en que vienen a converger los enganches para hacer y h•ansmitir la fuerza, debe de encontrarse lo más cerca de ia cruz o en la cruz misn^l. Colocado el yugo en la ^cabeza, la presión ejercida en el punto de aplicación de la potencia d^ete^rmina un esfuerzo constante y oneroso de los músculos y ligamentos de la cerviz y de la articulación que une la cabeza al ^cuello. Dicho lo que antecede, debe proclamarse en absoluto la superioridad de la collera, que, por fortuna, ya se difunde muclio, y de no ser esto, los yugos individuales o los articulados; toda, menos esos yugos enteros, rígidos, que son un to^rmento que debe evitarse. Cada animal debe hacer la fuerza libremente, sin soportar reacciones violentas, ni choques, ni los efectos de la mayor o menor fuerza del compañero. Precisamente con el yugo enterizo acontece todo esto. El buey ^camina molesto, soporta intensas sacudidas ; cuando, como acontece frecuentemente, por los caminos hay mttclzos baches y lo^s bueyes marchan por distinto plano, es decir, uno más en alto que otro, es penosísima la marcha y grande el sufrimiento. Por esto, repetimos, hoy se tiende en muchas regiones a uncir los bueyes de modo idénti^co a los caballos. Condenado el yugo enterizo, se recomiendan el yugo articulado y el individttaL El primero es un yugo como el ^enterizo, pero dividido por la mitad y articulado mediante un eslabón o doble gancho ; también suelen articularse, y es más perfecto, por intermedio de tm paralelogramo articulado deformable. Los yugos individuales se colocan o en la frente (yugos frontales) o en el oc^cipucio (yugos de nuca), y los tirantes se sostienen convenientemente por medio de cinchas. Educación.-Conviene habituarlos poco a poco al trabajo, lo cual, dadas sus especiales condiciones y sus servicias, es fácil. Desde luego, procede tener en cuenta las ap,titudes del animal y ]as del dueño o erncargado de su dirección, eligiendo individuos dóciles y recurriendo a la paciencia y sagacidad, en vez de poner en práctica procedimientos brutales. Puede iniciarse el buey en el trabajo a los quinoe, diez y acho 0 5 ^^einte meses, según su desarrollo, empezand^o por hacer que sopc^rte unas días los arneses, y- cuando ya no intenta desprenderse de ellos, se une a otro perfectamente eclucado. Se les obliga a Inarchar uniclos algunas horas duiante varios días, y después se les hace trabajar con nloderación. Poco a peco puede autnentar la dura^ción clel esfuer^o. A1 poco tiempo, los animales obedecen ^erfectatnente y trabajan con soltura. I)aclo el interés que tiene la eclucación de motores, se han verifi^cacío en al^utws países concursos para premiar a los conductores de ]as ^•uutas quc Inejor evalucionan. Son de beneficiosa influencia.. Los índices de diferenciación en la apreciación de ganados en las cruzas, por PIrD$I2IC0 BAJO BIATIyOS, Ingenicro agxúnomo, Secrctario de la Juuta Provincia] dc ^anadccos dc Tolcdo (c). (ianado caballar. há^cil sería detallar las condiciones del caballo abríco^la, lo u^isnlo que del de aptitud para silla, si bien las de éste ofI-ecen alguuos Inás inconvenientes por las diferentes modalidad^es qtte pued^e adoptar como consecuencia tle las razas o sangr^es que ifrterv^en^an en su obtención o mejora, y traducirse tocío ello en apreciaciones o^ ^ustos distintos. I?I prim^ero, obteniclo mccliantc ^el eruzanliento del Norfolk-^bretón y mejo^ aún clcl postier-bretón, ^con la 5re^ua del país, segíul henlos Inanilestad^o ya en inás d^e tuia ocasi^ón, y tal cual lo ^describió el Capitán Cabanyes en inter^esante Mem^oria, y el Capitán C^arpy en e^ce]ente trataclc, atnbos trabajos reprodttciclos con muv acertado criterio por el com^petentísimo Inge^ni^ero agróuon7o, mi distinguido^ con^paiiero y amigo, ll. Rafael Janini, en su reciente y írti^l publi^cación tittilada "Selección de estudios de cría caba'llar". Ll de silla, por reshonder a un Inistno conjunto o resuitado armónico, no^ oustante las ^'ariaciones cle cletalle en stt coníormación (según sea el ptu-a sangre, áratbe o an^lo-árabe la In^ejorante), especifi^cadas ^en e^studio y tratados tan notables como los de Van ^^Zeldert, Gasté, L,esbre, Montané y otros ^-arios. P^ero siendo muchos ^los qu^e al ver tolnar medidas en Concursos y T^xposiciones preguntan qué datos independiefitentente <lc los cle apreciación ^^isual sirven cle norma general, no sólo Ilara clíEerenciar ttno u^otro tipo d^e ^anado, sino para juzgar de su mejor (i) I'úrrafos entresacados de 1a Memotia redactada por el aufor sobre el Coucurso Ptovincial de Gaiarlos }^ )~xposiciGn de Iudust_ias derivad.^^, celebrado cu Toledo en agosto de z9z;, bajo los auspicios de la Cámara Oficial Agrícola y de ]a Juuta Proviucial dc Gauaderos.-(No1'a nsL S. nE P. AJ 6 aparente uti]idad, concretaremos con el ^carácter de divulgación en algunas cifras lo que a lo^s d^enominados índi.ces se refiere, por ser éstos los de más fácil comprensión y aplicación por los interesados. Tomada la alzada a la cruz, son este dato y el pesa del ejemplar los dos factores que determinan el dominante índice de capacidad o de aptitud digamas específica; se obtiene dividiendo el peso en lcilogramos por el ntímero de centímetros que excede del metro la aizada a la cruz. Para el caballo de silla el índice más favorable se halla comprendido entre 7 y 8, si bien el primero puede descender hasta 6 y medio, pero no mucho más, ni es ta^tnpoco obstáculo qtte c^l se,f:nclo il:^,>t;e a g, para qtte conserve aún cierta velocidad requ^erida por el caballo de silla que pueda soportar bastante peso, segítn indica, entre o^tros, Diffloth, y ítltimamente Prauvoschenslci en estudio hecho. Admitida para caballos de tres atios en adelante la alzada de r,,^8 a i,óo tnztros, el peso proporcional corresponcliente pwede, por tanto, variar de 3ra a 54o kilos, para que el índi^oe esté compren ^lido entre los límites dichos ; el promedio de los indicados pesos es de .Iag kilos, cantidá'd aceptable para el caballo de silla en buen estado. E^1 caballo d^e ^ aptitudes agrícolas, equiparado al de tiro ligero artillero, tiene que ser de más peso para pader realizar mayores trabajos y esfuerzos; de aquí el que el índice más conveniente varíe de 8 y medio a g y medio, pudien<lo bajar a 8 v llcgar a to, sin rlue por esto deje de rettnir también las condiciones apet:ecidas. Tolerables las alzadas de r,5o a r,6z metros, el peso proporcional puede estar comprendido entre 40o y 620 lcilegramos, lo que da un promedio de 5 io kilogramos, el más aceptable para el animal de trabajo. • Comparados los límites fija ^los para uno y otro tipo de ganado, vemos, sin embargo, que hay algunos comunes a los dos, y éstos son, precisamente, los que corresponden a gran parte del ganado que convi^ene y puede producir esta provincia ( z) por sus múltiples aplicaciones, mediante los cruzamientos con el tipo tigero setialado. El ívrwir,e corj^oyad es otro de los datos de algim interés; se determina dividiendo la longitud del tronco (tomada desde la punta de la espalcla a la extremidad de la nalga), por el perímctro torácico (paso cle cincha). En el ^caballo de silla, la mencionada relación o cociente oscil^ de 0,86 a o,ga, y en el de aptitudes agrícolas, de o,84 a o,8^, demostrando los datos del segundo, que requiere este tipo, a igual longitud de tronco que el primero, mayor perímetro torácico, cosa necesaria para favorecer el desarrollo de masas musculares, la anchur^ de los aplomos y para que el centro de gravedad tenga la estabilidad ^exig^ida por el trabajo. S^e hace atín más patente la necesidad de un amplio perímetro torácico para el ganado de trabajo, al expresar que (r) Se refierc a la de Toledo. 7 para una misma al!zada a la cruz, conviene ^tenga alguna mayor longitud de tronco el animal de trabajo que ^el de silla, lo cual supone proporcionalmente siempre un desarrollo de pecho mucho más elevado en el primero que en el segtmdo. La relación de la arvchura del pecho a su altura, tomadas ambas por el paso de cincha, es conocid'a por el índice torácico. Distinto para el ganado de silla y trabajo, sirve también para es^tablecer contparaciones entre los animales de tm mismo tipo y para asegurarse de las paco apareutes diferencias que se observen en unos y en otros. 1^os límites convenientes para el de silla varían de o,58 a o,65, considerándosc desfavorables los inferiores al primero y admisibles^ los superiores al segundo, por aproximarse al de aptitudes agrícolas, el cual requiere nn índice mínimo cercano de o,66 y Ilegar a o,74, sin entrar en la ca^tegoría de ]os de tiro^ pesado. Gtro de los índices, el denominado ír^adice pelvi^rao, es la re^lación de la arrchura cle la grupa a su langitud, tomada la primera en la parte ntás saliente de las anc.ls. i.TO puede tomarse como norma para la apreciación de una y otra clase de ganado ; sin ^embargo, convi^ene a^d'vertir qtte es algo inferior a la tmidad en el caballo tipo de silla y se aproxima a i en el de aptitudes agrícolas. Favorable una grupa larga para la mayor velocidad y rapidez en los movimientos, no hay para qué clecir debe procurarse sea, por lo menos, igttal a un tercio de la lonnitucl del tronco en los dos tipos, con lo cual lo mistno se cumple el adagio árabe de que "una grupa cuya longitud sea igual a la de^l dorso y riiión, llena los ojos cerrados, es una bendición", que satis tace el ideal del apto para el tiro ligero, como el Norfolk-bretón, por ejetnp^lo. D^eterminada esta ^condición, la anchura d^e la grupa tiene tambic:n que ser, como mínimutn, superior a la del pecho. Con lo expuesto ci-eemos detallados los caracteres más esenciales de diferenciación de los caballos de silla y agrícola, pues aunque el cotnplemento sería reseñar proporciones, inclinaciones y ángulos que forman las pa^lancas principales en las tercios anterior y posterior, por ejemplo, de cada tipo de ganado, todo ello, además de hacer esta iníormación demasiado extensa, se saldría ya d^el carácter qu^e hemos de darla. Ganado asnal y tnular. !`, falta de normas para apreciar una y otra clase de ganado, eapondremos los índices y fundamentos que pueden servir de guía. a lus que a ello se vean precisados, resultantes todos de la cíoble aptitud comu animales de carga y trabajo, También la descripción de propc^rciui^es, inclinación y ángulos más favorables de las principales palancas podría aquí tener lugar ; pero ^como muy bien dice Porcherel, en interesante estudio hecho sobre el particular, "no hay que exagerar las cnsas dándoles un va'lor mayor que el de la realidad''. El índice de capacidad más conveniente, deducido de igual modo que para el caballar, puede os^cilar entre ^ y S,5 para el ganado asnal, y de 8 a g,5 para el mular, por ser los que expresan una buena relación entre la alzada y el peso del ejemplar. Las mejores condiciones como animal de ^carga se encuentran teóricamente satisfechas ccm un índice corporal de o,86 a o,93 para el asnal y de o,83 a o,88 el mular; como éstos son también favorables para el trabajo, a tener tales cifras ^ha de tenderse. 1^:1 índi^cc torácico se aproxima al del caballo de silla, si bie'n éste tiene Ias costillas, e^n general, más arqueadas que los híbridos; se consic(cra tanto mejor cuanto más se aproxime al de aptitudes agrícolas. La robustez de los mieti^bros a apoyos, neeesaria para soportar carga, tiene también importancia en esta clase de ganacios, y de ella puede dar id^ea el denominad'o índice dactilo-torácico o, m^ejor aún, la proporción de perímetro de catia por cada ioo kilos de peso de^l ejemplar. Se expresa el referido índice por una fr^zcción, cuyo numerador ^es l^a unidad, y su den^eunina^dor el co^ciente d^^e ^dividir el perímetro torácico por el de la caña; así, por ejemplo, para un perímetro toráci^co ^de r,76 m. y caña d^e o,r8 i^n., el índice sería '^/^,,. Pára el ganado asnal el índice mejor varía de 1/$ a 1/^ y de 1/^ a 1/lo en el mular. En cuanto a la proporción de perímetro de caña a peso vivo, se indica como favorabl^,e en el asnal la de 5 a 6 centímetros d^e eaña por cacla zoo kilogramos, y la de 4,5 a 5 centímetros, también por roo kiiogramos, en el mular, ^cantidades superiores a^las equivalentes para el ganaclo caballar. Segíui lo anterior, a un garañón con peso medio aproximaclo a 35o ki^logramos, debe correspc^nder un per^uietro de caña de unos ig ^centímetros, para que la relación sea cle á,5 centímetros, aproximadamente, por Too kilogramos de peso, y a tana mula de 40o kilogramos, el perímetro también de ig eentímetros, lo que daría la proparción media d^e 4,j5 centímetros por roo kilogramos de peso vivo. ^^lgunos lian pretendido buscar ci^ertas relaciones entre el perímetro cie caña y la carga que puecle soportar el animal, comprendida aquélia entre 1/3 Y'/5 del peso vivo ; y aunque a ningún nesnzltado ^concreto se ha llegado, sí puede asegurarse que las proporciones establecidas. dan en la práctica la suficiente garantía, aparte, claro es, de otras circunstancias, para el trabajo no forzado. Sucesores de Rivadeneyra (S. A.^-Paseo de 8an Vicente, n8m. `L0.-MADRID