TEMA. ESPAÑA DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO Después de una larga Guerra Civil, que había desolado el país y lo había dividido profundamente, se consolidó en España un régimen dictatorial que sumiría al país en un largo letargo del que tardaría cuarenta años en salir. En todo este tiempo el franquismo se mantuvo como una fuerte dictadura que podemos dividir en dos etapas, la primera (1939-1959), que se caracterizó por el intento de establecer un estado totalitario inspirado en la Italia y la Alemania fascistas, además de dotar al país de una autarquía económica. La segunda etapa (1959-1975), se caracterizó por la necesidad de modernización económica y social, debido al fracaso de la autarquía impuesta en la primera etapa, pero sin cambiar el sistema de política dictatorial. 1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS 1.1 Los principios ideológicos del régimen El franquismo instituyó un Estado caracterizado por un autoritarismo extremo, inicialmente inspirado en la Italia y la Alemania fascistas, con unas características muy definidas. • El totalitarismo, se suprimió la Constitución de 1931, se clausuró el parlamento, sólo se permitió la existencia de un único partido político y un único sindicato. • El caudillismo, Franco adoptó el título de "Caudillo" de España, es decir, jefe de Estado y Generalísimo de todos los ejércitos y jefe nacional del partido. • La concepción unitarista y centralista del Estado, abolió todos los estatutos de autonomía y fomentó la españolización de la población. ("Una, Grande y Libre") • La represión de la oposición, primero persiguió de una manera constante y planificada a todos los republicanos y después a los movimientos democráticos. • El control de los medios de comunicación, que adquirieron una rígida censura y eran un medio de propaganda franquista. • El nacional-catolicismo, el régimen estaba estrechamente ligado a la Iglesia, que sirvió de soporte ideológico. • El tradicionalismo, fue un aspecto importante de este período pues era constante la comparación de la victoria en la Guerra Civil con las antiguas cruzadas para conquistar Tierra Santa, además se exaltaba como época dorada el reinado de los Reyes Católicos. Aunque, como ya hemos citado antes, el franquismo tomara como modelo las potencias fascistas, también se diferenciaba con ellas en varios aspectos, por ejemplo, no tenía el fuerte carácter racista que si albergaba el nazismo alemán, con el fascismo italiano difiere en menos aspectos pero si que podemos afirmar que la dictadura de Franco es de un carácter menos totalitario y más conservador. Entre la nueva legislación podemos destacar el Fuero del Trabajo de 1938, de clara inspiración fascista, el Fuero de los Españoles de 1945 (que aparentaba ser una Constitución con ciertas libertades), La ley de Sucesión de 1947 (Franco designará a su sucesor "a título de rey"). 1.2 Las bases sociales y políticas del franquismo La estructura política se sustentaba en los grupos que habían mostrado su apoyo al Caudillo, e integraban el Movimiento Nacional. Los primeros en formar parte del Estado fueron los falangistas, carlistas, tradicionalistas, católicos y monárquicos, que apoyaron el golpe de 1936. El régimen se caracterizaba por tener tres grandes apoyos, el ejército, el partido único y la Iglesia católica. El ejército fue el más destacado y participó activamente en el poder, pues muchos de los cargos políticos los ostentaban militares de primer orden, en especial al inicio. El partido único (Falange Española Tradicionalista y de las JONS), se encargó de dotar al régimen de sus bases ideológicas y de controlar la sociedad y los medios de comunicación. Así pues para hacer más fácil esta tarea y conseguir el apoyo social, se crearon cuatro asociaciones afines al régimen, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario y la Central Nacional Sindicalista. La iglesia católica, tuvo una gran importancia pues el estado se definía como un Estado confesional católico, además la Iglesia obtuvo una financiación económica generosa y ostentaba casi todo el control del sistema educativo. Las actitudes sociales respecto al franquismo podemos dividirlas en tres grupos, el apoyo al régimen, la pasividad y el rechazo. La dictadura contó con el apoyo de terratenientes, empresarios, financieros, comerciantes, pequeños agrícolas del norte de España, etc. Éstos encontraron en el apoyo al régimen la posibilidad de recuperar el poder económico, social y político. La clase media se mantuvo pasiva y apolítica, aunque algunos sectores manifestaran su rechazo político e ideológico. Por último los sectores populares manifestaron su rechazo, pero como ya hemos citado sufrieron una fuerte represión. 2. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA 2.1 La etapa azul. El régimen totalitario (1939-1945) La denominación de "etapa azul" viene dada por la gran importancia que tuvieron los falangistas en los primeros años del régimen y se caracteriza principalmente por la fuerte represión ejercida sobre los derrotados. La represión a la oposición en los primeros años del régimen tuvo un carácter muy agresivo y se utilizaron todo tipo de métodos (detenciones, palizas públicas, fusilamientos...). Al finalizar la guerra la represión se institucionalizó, se elaboraron varias leyes con esta finalidad, como la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y Ley de Represión del Comunismo y la Masonería (1940). El ejército se encargó de realizar estas tareas hasta que se creó el Tribunal de Orden Público (1962). En 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial y el franquismo mostró su apoyo a las potencias del Eje, pero España no se hallaba en condiciones de involucrarse en un nuevo conflicto bélico, motivo por el cual Franco declaró la neutralidad de España. En 1940, España pasó de ser un país neutral al estado de no beligerancia, situación que implicaba un claro apoyo diplomático y económico a las potencias del Eje. Alemania e Italia se plantearon la posibilidad de integrar a España en el conflicto bélico, y Franco se entrevistó con Hitler y con Mussolini. Franco planteó una serie de compensaciones económicas y territoriales que los dirigentes fascistas consideraron exageradas y finalmente España no entró en guerra. Aún con todo, España mandó wolframio y una unidad de voluntarios a la URSS ("División Azul"). En 1943, cuando la situación fue desfavorable a las potencias fascistas, los gobiernos británico y americano presionaron a Franco para que se alejara del Eje, fruto de esto fue la retirada de la División Azul y el regreso a la neutralidad. Cuando la guerra acabó, Franco se alejó del fascismo y suprimió rasgos típicos de este movimiento, como el saludo con el brazo en alto. 2.2 El nacional catolicismo (1945-1957) Después de la segunda guerra mundial se inició una campaña internacional que dejó aislada a España del mundo exterior. Los motivos no eran solamente la posición española en la segunda guerra mundial, sino también la propia guerra civil y, sobre todo, el régimen autoritario que existía en España. Se retiraron los embajadores (permaneciendo los de Argentina, Portugal y el Vaticano entre otros), España quedó fuera del Plan Marshall, de la ONU y Francia cerró la frontera con España. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y al comienzo de la Guerra Fría, Franco asumió la dura tarea de hacer perdurar un régimen totalitario conservador en una época en la que las democracias y el comunismo se habían desarrollado con fuerza. Así pues, en 1951 Franco decidió remodelar el gobierno para facilitar el acercamiento a las potencias occidentales, por lo que esta etapa estuvo caracterizada por el predominio del nacionalcatolicismo, una corriente política en la cual la Iglesia y el Estado mantienen una relación muy estrecha, y otorga una mayor importancia a los católicos en vez de a los falangistas, al contrario que en la "etapa azul". Por otra parte EEUU necesitaba de un buen aliado para luchar contra el comunismo, punto que tenía en común con el gobierno de Franco. Así pues el catolicismo y el anticomunismo del régimen franquista le valieron para salir de ese aislamiento y en 1953 firmaron un acuerdo, el llamado Pacto de Madrid y contenía tres acuerdos, de defensa mutua, de cooperación económica y de asistencia técnica. Este pacto junto con el Concordato con la iglesia del mismo año supusieron un doble reconocimiento internacional para el Régimen. Espaá consigue entrar en la ONU (1955). En 1959, el presidente norteamericano Eisenhower visita España. En los años 40, el catolicismo experimentó una vuelta clave a muchos aspectos de la vida social más tradicional. El número de personas asistentes a misa aumentó considerablemente y además se construyeron muchos edificios religiosos. La moral católica fue la predominante en la época. En 1942 las misiones de cristianización masiva estaban en pleno apogeo. También tuvo importancia en esta época el Opus Dei, organización fundada en 1928 por Jose María Escrivá de Balaguer, que en 1950 recibió la aprobación definitiva de la Santa Sede. 3. EL DESARROLLO SOCIOECONÓMICO 3.1 La autarquía de posguerra (1939-1959) Tras la guerra el país estaba destrozado, por lo que no pudo aprovechar su situación de neutralidad durante la II Guerra Mundial para mejorar su economía.Las infraestructuras no fueron las más dañadas, pero sí la población, ya que entre víctimas y exiliados quedó sin gente para trabajar. La vida en las ciudades era difícil y la gente volvió al campo, ruralizándose la economía. Uno de los principales objetivos de la primera etapa del franquismo fue conseguir la autosuficiencia económica (autarquía). Para ello se fomentó una política económica que propugnó el aislamiento del exterior y la sustitución del libre mercado por la intervención del Estado en la economía, justificando esta política con un discurso patriótico. El Estado franquista intervino en la economía con afán controlador: fijó de manera arbitraria los precios, sin tener en cuenta la oferta y la demanda; racionó el consumo, estableció cupos de producción y determinó los salarios. El modelo económico que los jerarcas franquistas querían aplicar en España se inspiraba en el fascismo italiano: autosuficiencia económica e intervencionismo estatal que asegurase una economía nacional desligada de toda dependencia extranjera. Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, el aislamiento internacional de España obligó a intensificar esta política autárquica. La política de autarquía de Franco se había planteado como una forma deseable de alcanzar la autosuficiencia, pero en plena posguerra se convirtió en una necesidad vital. La política económica favorecía el sector industrial en detrimento de la agricultura. En 1941, se creó el INI (Instituto Nacional de Industria) para crear empresas públicas en los principales sectores como la siderurgia, la química y las industrias navales vinculadas a la defensa. La escasez de capitales y tecnología creó una industria obsoleta y poco ambiciosa, cuyas deficiencias fueron cubiertas por el INI. El comercio interior se vio alterado por la escasez de productos y la regulación de precios por parte del Estado, el cual intervino en el mercado y el racionamiento de productos de primera necesidad se extremó. Paralelamente, proliferó un mercado negro -el “estraperlo”-, donde se vendían alimentos y otros productos fuera del control estatal, en un mercado ilegal, donde sí regía la ley de la oferta y la demanda, de manera que los precios duplicaban o triplicaban los del mercado oficial. Para muchos fue una forma de supervivencia, para otros, el origen de fortunas considerables. 4. LA OPOSICIÓN POLÍTICA DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO La extrema dureza de la represión que siguió a la Guerra Civil hizo muy difícil la actividad opositora a la dictadura entre los vencidos, porque una parte había partido al exilio y otra quedó desmantelada, en la cárcel o en el silencio para evitar la fuerte represión franquista. 4.1 La oposición en los años cuarenta. Finalizada la Guerra Civil, la represión llevada a cabo por el régimen fue tan dura que la oposición en el interior prácticamente desapareció. En el exterior, el exilio inició su reorganización sobre todo desde 1945 ante la esperanza de que los Aliados intervinieran para restablecer la democracia. Así, se volvieron a reunir las instituciones republicanas en México, pero su división interna y la falta de contacto con la Península fueron las principales causas de su debilidad. Eliminada de esta forma la oposición, prohibidos los partidos y sindicatos, la única resistencia durante estos años estuvo representada por fuerzas guerrilleras, los llamados "maquis", desde 1944, promovidas por el PCE (Partido Comunista de España). Entre 1944 y 1950 intervinieron en varias zonas, y su acción más espectacular fue la ocupación del valler de Arán. Les faltó apoyo suficiente en la población y la guardia civil acabó con ellos en 1949. Toda actividad política fuera del partido único (FET y de las JONS) estaba prohibida, de modo que cualquier otro partido quedaba en situación de clandestinidad. En el interior permanecieron activos pequeños grupos del PCE, el PSOE y la CNT pues, a pesar de la prohibición de difundir noticias sobre sus actividades en la prensa nacional, se conocieron detenciones y ejecuciones de sus componentes durante los años cuarenta. También se planteaba la oposición monárquica. En marzo de 1945 desde Lausana (Suiza), don Juan de Borbón publicó un manifiesto en el que, tras hablar del fracaso del régimen de Franco, proponía como alternativa para España la monarquía tradicional. El manifiesto complicó más las relaciones entre don Juan y el dictador, que fueron tensas hasta la muerte de éste. Sin embargo, y a pesar de que el futuro de la monarquía seguía siendo incierto, en 1948 Juan de Borbón aceptó enviar a su hijo Juan Carlos de España para acabar su formación, bajo la supervisión de Franco, para mantener abierta la vía del restablecimiento de la monarquía en España. 4.2 La oposición en los cincuenta. El reconocimiento internacional de la España de Franco, dificultó la actuación de la oposición. La oposición monárquica es la que parecía tener mayores posibilidades, aunque su peso real era mínimo, al igual que era mínimo el de las otras organizaciones liberales y democristianas. Por lo que respecta a parte de las izquierdas se formó en 1958 el Frente de Liberación Popular de carácter revolucionario. El PSOE y la UGT prácticamente no existían. Y el PCE se renovó en el exilio, teniendo como nuevo dirigente desde 1956 a Santiago Carrillo y ofreciendo la llamada política de Reconciliación Nacional. Esta consistía en intentar mirar al futuro y cerrar las heridas abiertas por la Guerra Civil entre los españoles. Las acciones más frecuentes de la oposición eran las convocatorias de huelga, aunque eran ilegales, en las que se reivindicaban mejoras económicas. La huelga que tuvo más eco fue la de los usuarios de los tranvías, en Barcelona, en 1951. Frente a estas acciones el régimen franquista reaccionó de dos maneras: de una parte, endureció la represión mediante la Ley contra el Bandidaje y el Terrorismo (1958) y la Ley de Orden Público (1959), y, de otra, aceptó cierta flexibilidad respecto a las demandas salariales con la Ley de Convenios Colectivos (1958).