2.11.- PROBLEMAS ORTOPEDICOS En este capítulo repasaremos algunas de los Problemas ortopédicos más comunes que originan consultas frecuentes al pediatra. Para facilitar su lectura se han agrupado por zonas, según la consulta se refiera a los pies, piernas, espalda, etc. También existe un apartado para la “Pronación dolorosa” - un accidente doméstico frecuente -, los “Dolores de crecimiento”, así como unos consejos generales para la elección de unos zapatos apropiados. 1.- ALTERACIONES EN LOS PIES. • Pies plano: consiste en la disminución o ausencia de arco plantar (“puente”) es un motivo muy frecuente de consulta, apreciable desde que el niño empieza a andar. • En los 2-4 primeros años de vida muchos niños tienen una almohadilla de grasa que oculta dicho arco, y que va desapareciendo espontáneamente. • Más adelante también es frecuente encontrar el denominado “pie plano flexible” que suele aparecer con mayor frecuencia en algunas familias y no precisa tratamiento alguno, únicamente se les recomienda andar descalzos por terrenos irregulares (por ejemplo, por la arena). Solo en los casos en que el pie plano sea doloroso o rígido es conveniente el tratamiento por un Ortopeda. • Pies cavo o con puente muy marcado: es el caso contrario al anterior: existe un puente excesivamente alto. También es frecuente que haya otros casos en la familia. La mayoría son casos leves, que no ocasionan ningún problema especial, salvo dificultades para encontrar un zapato cómodo. Pero los casos severos, pueden deformar progresivamente el pie, alterar la marcha y ocasionar dolor. Estos casos severos requerirán calzado especial y, a veces cirugía correctora. • Pies “hacia dentro”: meter los pies hacia dentro puede ser debido a diversas circunstancias. • Una causa muy frecuente apreciable al nacimiento y en los primeros meses de vida es el llamado “metatarso varo”. Por problemas de espacio en el útero, la parte delantera del pie se inclina o se mete hacia dentro, adquiriendo la planta un aspecto “de riñón”. Este pie es flexible, puede flexionarse hacia arriba y puede recuperar el aspecto normal cuando se lo endereza con la mano. Gracias a estos ejercicios de estiramiento realizados diariamente la postura del pie va mejorando progresivamente en los 2-4 primeros meses. • Los pies zambos presentes al nacimiento pueden parecer similares, pero se diferencian por su rigidez: no pueden doblarse hacia arriba, y no pueden enderezarse. Estos pies zambos necesitan valoración y tratamiento urgente (enyesado correctivo) por parte de un ortopeda. • Cuando los niños son mayores suelen “meter los pies”. La mayoría de estas posiciones son leves y transitorias, sin requerir ningún tratamiento. En cualquier caso necesitarán valoración por el pediatra. • Pies “hacia fuera”: suele indicar la existencia de un pie plano-flexible. Como antes se ha comentado, suele ser un rasgo familiar y en la mayoría de los casos no será precisa ninguna medida. Se debe consultar si estos pies son dolorosos. • Pies talos “hacia arriba”: debido a posturas dentro del útero algunos recién nacidos nacen con los pies “hacia arriba”, dirigiéndose los dedos hacia la pierna y el talón hacia abajo. La mayoría de los casos son leves, siendo el pie flexible. Es decir, se puede corregir esa postura al extenderle sin forzar el pie. Estos casos suelen mejorar espontáneamente en unos meses, sobre todo si se realizan ejercicios de estiramiento. Solo los casos de pies talos rígidos, que no se pueden reducir, van a necesitar seguimiento por un Ortopeda. • Marcha de puntillas: suele ser muy frecuente en los 3 primeros años de vida, sin requerir ninguna intervención. Si persiste más allá de esa edad merece valoración pediátrica para descartar otros problemas. • Alteraciones en los dedos: • Polidactilia: el aumento del número de dedos de pies (suelen ser en la parte externa) tiene un fuerte carácter familiar. El dedo extra se suele extirpar en el primer año de vida. • Sindactilia: consiste en que varios dedos están unidos por una membrana. No suele ser necesario ningún tipo de intervención, pues no suele afectar a la marcha. • Dedos “superpuestos”, “en garra” o “en martillo”: consiste en posiciones anómalas de los dedos (montados y encogidos). Se puede intentar el tratamiento con vendajes u otros materiales ortopédicos, pero en ocasiones, si son dolorosos, hay que recurrir a la cirugía. • Hallux valgus o “juanetes”: es una alteración frecuente en adolescentes. El primer dedo está “metido hacia dentro”, sobresaliendo hacia fuera su base, en donde parece haber un “bulto”, duro, rojo y doloroso. Suele haber antecedentes familiares. Es recomendable en estos casos utilizar zapatos bien ajustados con puntera ancha, y en ocasiones algunos dispositivos ortopédicos. Si no mejora así y persiste el dolor, se puede intentar realinear el dedo de forma quirúrgica. 2.- ALTERACIONES EN LAS PIERNAS. • Genu varo o “piernas en O”: son niños con piernas arqueadas, “en paréntesis”, como los vaqueros. Es habitual apreciarlo entre el primer y segundo año de edad, corrigiéndose espontáneamente en la mayoría de los casos. Se debe consultar cuando persiste más allá de los 2 años y medio, soliendo precisar en estos casos seguimiento y tratamiento por un ortopeda (inicialmente con férulas correctoras). • Genu valgo o “piernas en X”: las piernas se juntan en las rodillas en su cara interna, separándose mucho los pies. Es frecuente apreciarlas entre los 3-4 años, corrigiéndose espontáneamente muchos de estos casos antes de los 6 años. Algunos de estos niños tienden a sentarse en el suelo “con las rodillas hacia fuera”, costumbre que hay que tratar de evitar. • Enfermedad de Osgood-Schlatter: aparece en adolescentes que se quejan de dolor en la rodilla. Se debe a esfuerzos musculares continuados. Mejora con el reposo y con la utilización de rodilleras. Desaparece al acabar la maduración ósea al final de la adolescencia. • Quiste poplíteo o de Baker: es un bulto de consistencia blanda que aparece en el hueco posterior de la rodilla. No suele originar ninguna molestia ni impedimento para realizar ejercicio, aunque en ocasiones pueda ser de gran tamaño. De origen desconocido, en la mayoría de los casos se reabsorbe y desaparece espontáneamente en unos meses. En los casos en los que se decide extirpar, con frecuencia reaparece posteriormente • Diferencia de longitud entre ambas piernas: Es la diferencia de longitud entre ambas piernas. Es relativamente frecuente encontrar diferencias menores de 1 cm. Cuando las diferencias son mayores puede deberse a diferentes causas. Si dicha diferencia es menor de 2 cm no se requiere ningún tratamiento. Necesitan valoración y seguimiento ortopédico cuando la diferencia sea mayor, ya que, aunque por debajo de los 3 cm. no suelen producir alteraciones en la columna vertebral, en diferencias mayores sí puede hacerlo, precisando en esos casos alzas en el talón o tratamiento quirúrgico. 3.– ALTERACIONES EN LA ESPALDA. • Escoliosis: se llama así a las desviaciones o curvas de la columna vertebral: es decir, los dos lados de la espalda no son iguales respecto a la columna. Suele provocar que los hombros, las clavículas, las mamas, las escápulas o los pliegues de la cintura estén a distinta altura. Los padres suelen decir que los niños andan desgarbados y suelen insistirles para que se pongan rectos. Se desconoce la causa de la escoliosis, aunque hasta en un 20% de los casos hay otros casos en la familia. Puede empezar a manifestarse a cualquier edad, desde el nacimiento, aunque es más frecuente que lo haga en la adolescencia. Salvo los grados severos no suele producir dolor importante, por lo que si aparece hay que estudiar otras causas. El tratamiento de la escoliosis depende de la gravedad de la misma, que se mide en grados, variando desde la mera observación de la evolución, hasta la utilización de corsés o realización de cirugía. Hay que tener en cuenta que algunas escoliosis son progresivas con la edad, siendo el riesgo de progresión mayor en las niñas, y cuanto antes aparece. • Cifosis o “giba”: es la deformidad de la espalda, con redondeo de la misma al mirarla de perfil, apareciendo una giba, principalmente en su parte superior. Muchas de ellas son producidas por malas posturas, pudiendo el niño corregir espontáneamente la joroba. Aunque originan gran preocupación en los padres, no es necesario ningún tratamiento excepto enseñar a modificar su postura. Existen otras gibas producidas por enfermedades de la columna vertebral que suelen provocar dolor y que el pediatra diagnosticará con una radiografía. El tratamiento, al igual que la escoliosis, va a depender de la severidad de la misma, precisando observación, corsés, yesos y, excepcionalmente, cirugía. 4.- LUXACION CONGENITA DE CADERAS. Actualmente se prefiere utilizar el término “Displasia del desarrollo de la cadera”, para referirse a aquellas caderas que se pueden luxar (salir de su lugar habitual) con facilidad. No se sabe la causa exacta del problema, aunque son bien conocidos algunos factores que aumentan su frecuencia: presencia de otros casos en la familia, sexo femenino, ser el primer hijo, ciertas posturas dentro del útero (partos de nalgas), escasez de líquido amniótico, y malas posturas dentro del útero materno que producen además otros problemas como tortícolis congénita (detectada al nacimiento) o metatarso varo Estos niños suelen tener pliegues asimétricos en nalgas y muslo (muchos niños sin luxacion congénita de caderas también los tienen), así como las rodillas a distinta altura. Su pediatra lo sospechará tras practicarle al niño ciertos movimientos con la cadera. El diagnóstico se confirmará tras realización de radiografía de caderas. Si no se detecta puede dar problemas cuando empiezan a andar, por mal desarrollo de la cadera y de la cabeza del fémur. El tratamiento va a depender del grado de afectación y de la edad. Inicialmente se suele recomendar mantener al niño los 2-3 primeros meses con las caderas flexionadas y separadas (“postura de rana”). Esto se puede conseguir con una toalla o con los llamados “doble” o “triple pañal”. Por encima de esa edad y en casos más importantes se suele utilizar un arnés, reservándose el tratamiento quirúrgico para los casos más severos o tardíamente diagnosticados. 5.- TORTICOLIS CONGENITA Debido a problemas en la posición del feto en el útero durante el embarazo pueden producirse contracturas musculares a nivel del cuello que originan que, cuando nace, el niño tenga una postura fija, o casi fija, inclinando la cabeza siempre hacia un lado. En dicho lado en ocasiones se palpa un bulto duro. Puede dar lugar a asimetrías en la forma de la cara y cabeza. Suelen mejorar con ejercicios de estiramiento del músculo afectado, aunque la deformidad de cara y cráneo puede tardar hasta 18 meses en desaparecer. Algunos casos van a precisar tratamiento quirúrgico. Tienen que ser valorados por un pediatra para averiguar si los problemas de espacio dentro del útero han podido afectar también a los pies o caderas. 6.–PRONACION DOLOROSA O “CODO DE NIÑERA”. Es un “accidente doméstico” que se produce con frecuencia en niños entre 2 y 5 años, al ser levantados de forma brusca por las muñecas, produciéndose una luxación salida del codo. El niño se queda súbitamente con el brazo inmóvil, extendido, pegado al cuerpo, con la palma hacia detrás, sin querer moverlo ni coger nada con esa mano. Es conveniente realizar con prontitud las maniobras de reducción de la luxación. Tras ellas el niño recupera rápidamente la movilidad del brazo sin necesitar ningún otro tratamiento. Una vez que se ha producido un episodio de éstos hay mayor propensión a sufrir otros. Para prevenirlo se deben limitar los movimientos y juegos de alzado por las muñecas en los niños de estas edades. El problema va mejorando espontáneamente con la edad. 7.- DOLORES DE CRECIMIENTO O “CRECEDERAS” Son dolores que se presentan entre los 3 y los 12 años de edad, que tienen una evolución intermitente, preferentemente al final del día, a nivel de piernas, muslos, pantorrillas o detrás de las rodillas. No se acompaña de cojera ni limitación de la actividad. Se piensa que se producen por estiramiento de los músculos y tendones durante las fases de crecimiento de los huesos largos (fémur, tibia, peroné). Desaparecen espontáneamente sin necesidad de tratamiento. RECUERDE QUE… • Durante los 2 primeros años de edad es habitual que los niños anden con los pies para afuera para sujetarse mejor. Hay que consultar si sus pies son rígidos, poco flexibles y dolorosos. • Hasta los 4 años de edad es muy frecuente que los niños tengan poco arco plantar. Se llama pie plano flexible o fisiológico, y no necesita ningún tratamiento. Debe consultar si “ese pie plano” le origina dolor. • En los 2 primeros años también es frecuente el “genu varo”: las piernas están arqueadas, “como los vaqueros”, normalizándose espontáneamente. Si persiste más allá de esa edad debe consultarlo con el pediatra. • Debe consultar al pediatra si nota que su hijo no tiene la espalda recta, o que los hombros o las escápulas no están al mismo nivel. Aunque la mayoría de las escoliosis no necesitan ningún tratamiento, salvo ejercicios de gimnasia, es importante seguir su evolución.