Cuando llegué a Granada lo que menos me apetecía era quedarme en casa dibujando. Esa es la verdad. Lo que pasa es que tenía la exposición en unos meses, con aquellos dibujos a medio hacer que llevaban tantas horas. Dibujé lo justo y necesario. Acabé la expo. Se llamó Catalizar. En cuanto terminé con ello me pasé cerca de un mes sin sentarme con los bolis. Me bajaba a los bares y las plazas y dejaba a los dibujos dibujándose, sólos en casa. […] Un mediodía, en el comedor universitario, le comentaba a Isa el fracaso del reloj. Soldé la mina aquella al segundero porque pensé que trazaría un polígono de 60 caras. Pero no, lógicamente el reloj es un compás. Le dije que era una pena que no se pueda manipular el tiempo y, súbitamente, el tío que tenía al lado, concentrado en sus lentejas, dijo: ¡a no ser que sobrepases la velocidad de la luz! La carretera de circunvalación, sin embargo, se dibuja sobre la forma ideal de círculo. En el caso de Madrid, el trazado de la M-30 es considerablemente anguloso; un polígono demasiado irregular para asemejarse al de infinitas caras. Lo que sí expusimos fue el registro de aquella acción, la primera que hicimos Héctor y yo en Elgatoconmoscas. Recorrimos los 33 km de cuneta y a las 9 de la mañana estábamos en el mismo punto donde empezamos, sin importarnos tampoco mucho que el camino recorrido fuera un círculo o un dodecágono ni dónde estaría el centro de aquel compás tan raro. […] Vistas de exposición “Catalizar”, en la Galería José Robles. Madrid, 2009.